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Nuestras fantasías II

Fantasías con mi esposa II

Roxana se encuentra con Daniel (CUCKOLD)

Hola poringueros y poringueras. Hoy les doy una sorpresa, el relato lo escribo yo, Roxana. Mi marido absorto no da lugar al asombro. Hasta creo que se divertirían al verlo leyendo el borrador de mi relato. Sus ojos no dan lugar a tamaña historia de infidelidades pero su mano refriega su bulto como si estuviera frotando la lámpara para que salga el genio. Aun pareciera no entender nada...
Fabián, mi marido, es un tipazo que no cabe en su inmenso cuerpo. Generoso, buen marido y mejor padre; todo su esfuerzo está dedicado para nosotros. En el plano sexual es muy dulce, sus mimos, besos, su lengüita recorriendo mi conchita estimulando mi clítoris me arranca prematuramente más de un orgasmo, su pene, proporcional a su cuerpo, grande y grueso es la debilidad de esta boquita que feliz lo paladea.
Lo único que criticaría es que nos falta más diálogo en la cama. Por ejemplo, cuando nos pusimos de novios, le dije que no me gustaba el sexo anal, eso porque tuve una experiencia traumática con un novio anterior. Pero, con el tiempo y casi de casualidad, descubrí que amo que me invadan mi culito. Cuando Fabián me mete sus dedos gruesos y largos me vuelvo loca, grito alocadamente cada vez que, con paciencia, lo hace. Él me hizo el culo alguna vez pero...
Pero, como dice mi marido, nosotras las mujeres somos animales difíciles de entender (que bruto!!!!); tanta dulzura en la cama me agrada pero no me llena; quiero sentir un macho salvaje sacudirme el culo hasta el hartazgo, con violencia, con brusquedad, sin tantos preámbulos. Quiero que me digan "puta", "reventada"; y no "te amo". Quiero que me den una buena cojida, quiero un animal en la cama, no un "osito cariñoso"!!!!!
Impaciente, invadida en pensamientos por la calentura de sentir un macho dentro de mí busqué la manera de ser infiel a mi marido y por supuesto el candidato. Y así como quien no quiere la cosa me acordé de Daniel, un ex compañero de trabajo. Recuerdo, ahora con gracia, como se le notaba el bulto sobre su pantalón de vestir, pero más recuerdo sus lances y piropos, por lo general groseros.
Reaccioné llevada por la calentura, levanté el teléfono en el trabajo y lo llamé al suyo.
- Textil G., buenos días...
- Hola. Daniel?
- Si, con él habla. Con quién tengo el gusto? -me respondió.
Tanta formalidad, tanta amabilidad me hicieron dudar si era el Daniel auténtico que más de una vez halagó mi "pan dulce" con un sin fin de groserías y propuestas indecentes.
- Daniel A. sos vos? Soy Roxana M. - respondí invadida por las dudas.
-Hola Roxana!!!! Tanto tiempo!!!! -me dijo invadido sorprendido y eufórico.
Charlamos un rato, nos pasamos nuestros facebook y quedamos en vernos a las 20 hs. en un bar en Retiro.
El primer paso lo di, ahora debía evadir la curiosidad de mi marido y no se me ocurrió mejor idea que hacer cómplice a una amiga para inventar una de esas cenas de ex compañeras del colegio o algo parecido. Y finalmente el más importante, como ir vestida y arreglada sin que se diera cuenta el grandote.
Casi me fui de entrecasa, con zapatillas y todo... Menos mal que no me revisó la mochila, ahí estaba todo.
Y para colmo mi marido que se ofrece llevarme con el auto hasta la casa de mi amiga en Palermo, casi me invade la culpa pero mi calentura superaba todo prejuicio.
En la casa de mi amiga empecé a producirme, me encerré en el cuarto de mi amiga, me quité la camisa, el jeans clásico y las zapatillas busqué lo que traje en la mochila. Con la ayuda de mi amiga me puse un corset negro, una minúscula tanga y además me puse un jeans elastizado bien ajustado y unos zapatos con tacos bien altos que tomé prestado de mi amiga. Con una chaquetita clara cubrí parcialmente el corset dejando al descubierto un buen e insinuante escote. Estaba bien puta. Y claro, quería que me cojiera con la mirada, quería cazar a mi macho...
Cuando me vio Daniel se sorprendió pero reaccionó tal como quería. En el medio de la peatonal, entre las mesas de aquel bar me sujetó firme de mi cola, me abrazó y me dio un beso de lengua apasionado. De fondo la gente, algo ebria, festejaba el encuentro con gritos y aplausos.
- Putita, viniste a buscar pija. No? -me susurró al oído
- No te olvides que soy una mujer casada... - le dije casi sin siquiera creerme a mi misma.
Con la misma brusquedad con la que me arrancó el beso, se separó de mí, abrió mi chaquetita descubriendo parcialmente el corset y se dirigió a la gente del lugar.
- Les parece que esto es una mujer casada? jajajaja!!!!
Las carcajadas de todos festejaron la ocurrencia y con mi humillación pública no podía más de calentura.
Me llevó al auto sin preguntarme nada, casi con prisa. Con dificultad por los tacos trataba de seguirle el ritmo, subimos a su auto y fuimos a un telo. En la suite (una de las más caras) me empujó, se sacó el cinturón y pegando contra un mármol empieza a gritarme.
- Dale puta de mierda!!! Sacate todo!!!
Al fin me trataban como una cualquiera, no como una esposa. Empecé quitándome con dificultad el jeans y la tanguita, la chaquetita hacía rato yacía en el suelo. Luego le pido ayuda para sacarme el corset pero me respondió con una negativa.
- Arreglátela puta!!! Dale que quiero cojer!!! -fue su agresiva respuesta.
Ese trato no hacía más que estimularme, olvidarme que soy una esposa devota de mi marido (a quien amo) y madre de mis hijos para convertirme en una puta a merced del capricho de mi amante.
Busco desabrocharle el pantalón para tirarme de cabeza contra su enorme pija pero el prefiere empujarme contra la mesada de granito que hay en la entrada, me empuja apoyando mis pechos en el granito y empieza a meterme sus dedos a mí vagina mojada.
Ensimismada, vencida mi voluntad empiezo a agitar mi pelvis de adelante para atrás, permitiendo que aquellos dedos entren en lo más hondo de mi ser.
De los pelos me lleva a la cama, me pone en cuatro y sin tantas caricias me mete su enorme pija. No se si es la calentura, pero me da la impresión de ser más dura y gruesa que la de mi marido (y eso que el grandote tiene un lindo pene).
- Viniste a buscar esto puta?
- Si, y la quiero toda adentro... -respondí embriagada de calentura.
Arremetió contra mi pobre vagina sin contemplaciones, tal como espero me trate un hombre, tal como espero de un macho. Su ritmo era desenfrenado y mis orgasmos se sucedían uno tras otro en medio de gritos de placer.
Al cabo de un rato sacó su pene y me dejó boca abajo esperando que me siga cargando a toda marcha, sin embargo el tenía otros planes.
- Dale puta, metete tus dedos en la conchita!!!! - me ordenaba Daniel.
Aún estaba caliente, aun quería que me zarandeen, por eso mis dedos entraron hasta completar los cinco de la mano.
- Sabía que te iba a cojer alguna vez. Sabés puta? Te estoy filmando para que lo vean los compañeros de la textil. Se van a cansar de pajearse los negros esos.
Imaginarme a los "negros esos", los obreros de la textil pajeándose me calentó aun más y con mi mano entrando y saliendo frenéticamente tuve un orgasmo más.
Estoy cansada, transpirada, exhausta tirada en la cama pero con la necesidad de más.
- Vení y empezá a chuparme la pija, puta!!! - me ordenó Daniel.
Sin pensarlo empiezo a degustar ese pedazo de carne hermoso con el gusto de mis jugos como una golosa. Daniel, disfrutando de mi mamada, no me permite desprenderme sujetándome firme de la cabeza. Su pene pareciera latir dentro de mi boca y en un suspiro recibo un manantial de semen que me provoca cierto ahogo.
Después de un rato que nos quedamos recostados me desprende del corset para relajarnos en el jacuzzi. Allí nos dedicamos mutuos besos, nos comemos nuestras lenguas y degustamos nuestra saliva como el mejor néctar. Estábamos acaramelados, pero al poco tiempo mi macho se transformó de nuevo en ese amante que deseo. Me tomo de los pelos bruscamente y casi arrastrándome me saca del yacuzzi, me pone en cuatro y empieza a jugar con mi colita ansiosa. Con un poco de saliva lubricó mi ano y sin esperar mucho arremetió con su pene tieso a mi colita. Mis gritos de dolor invadieron la suite y mis lágrimas brotaron del dolor recorriendo mis pómulos hasta caer sin remedio. Me dolía pero era lo que buscaba, que me rompan el culo como un salvaje para, de la misma manera, disfrutar como una hembrita en celo, cansada de recibir muchos buenos tratos en la cama. Minutos más tarde no sabía si gritaba de dolor o de placer, a esa altura confundía las sensaciones pero quería prolongar mucho tiempo esa sensación. Al cabo de un rato, como un tropel siento la fuerza de su esperma dentro de mí.
Lo veo a Fabi leer mi relato una vez más mientras de su pene, que frotó sin cesar, sale un espeso chorro de esperma. Estoy más tranquila, leemos nuevamente le borrador juntos para corregirlo hasta que, de un empujón me arranca el camisón y me empieza a someter.
-Así te gusta que te traten puta!!!!
Mi hermoso y cariñoso marido se transforma en un ser salvaje y despiadado con mi pobre conchita. No necesito más de Daniel, tengo mi verdadero macho en casa.
Pero no lo descarto...

Este relato pertenece a una trilogía publicada en @garrote2373 que iremos publicando con este usuario. Pronto la tercera parte, la continuación de esta historia se dará por nuestro usuario actual.

2 comentarios - Nuestras fantasías II

jagger206 +1
Excelente relato!!!!

Sigan así
juampi841 +1
esperando la tercer parte... muy bueno