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Una fantasìa hay que bancarsela

Desde hace un tiempo vengo tratando de lograr una fiesta con dos mujeres. Debo admitir que para algunos resultara fácil, para otros no. A mí me costó, pero debo ser sincero como los disfrute.
Está bien que algunos pequeños detalles no fueron de mi agrado ya que tengo 27 años y dificultades para acercarme a las chicas de mi edad, aunque sean un poco mayores.
Pero cuando apareció Ana y me conto que con una amiga querían hacer una fiesta, mis dudas se disiparon rápidamente y me decidí.
Cuando las vi desnudas, juro, que me costó un poco que se me parara la pija, pero cuando la amiga de Ana, Rosalía me la empezó a chupar cerré los ojos y me deje fluir.
La verdad fui pasivo, ya que, me deje llevar por la actividad efusiva de ambas que en realidad veía sus lenguas peleando por mis mieles que salían de a poco por la pija.
En un momento y me di cuenta que ellas jugaban entre sí, vi como Rosa dejo que el puño de Rosalía entre en su concha, cuando yo le metía mis dedos reunidos por el pulgar para hacer un cono en su orto. Realmente jadeo y con sus uñas casi más me lastima el tronco de la verga.
A mi queja, que creyeron que era de placer se volvieron como efusivas. Rosalía coloco mi glande en la punta de su culo con la mano de Ana empezó a pujar mientras levantaba sus piernas para que entrara firme y bien adentro de su ano.
Ana no dejaba de pedirme la leche y ya creo que era necesario para ella, aunque yo no entraba en clímax mirando lo que pasaba.
En realidad me termine pajeando ambas frente a mi esperaban su leche en la boca, un chorro salto hasta la lengua de Rosalía y le erre a la boca de Ana y graciosamente la beso pasándole semen mientras con sus dedos juntaba de su pelo la acabada.
Lo miraba como un bien durable y sutil mientras lo estiraba entre el dedo pulgar y el índice.
Ambas quería más, para mí ya había sido demasiado.

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