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En todas las familias se cuecen habas 19º

En todas las familias se cuecen habas 19º
El hombre, observo por largo rato las escenas sexuales que la mujer tenía con su joven hijo, bah, el hijo de su nuera, su nieto. Se sintió más que decepcionado por aquello. El había venido desde la casa de su familia, al ver a su hijo Bruno desconsolado, decidido a afrontar un grave error, que no quería confesar, por lo menos con ellos, sus padres. Bruno, se había sentido tan mal por su proceder, que su padre, en varios momentos del transcurso de esa jornada, había pensado seriamente que tal vez, su hijo quisiera quitarse la vida. Así de preocupante y conflictivo parecía todo.
Ahora todo lo que veía, lo confundía aún más, el había imaginado otra cosa, sin embargo esto, en vez de serenarlo, lo ponía en una posición peor, era evidentemente un idiota, tanto él, como su hijo y toda la familia paterna.
Él haciéndose tanto drama, y esto parecía ser una moneda corriente en ese lugar. La familiaridad con que cojían Leo (su nieto) junto a su nuera Angélica (la esposa de su hijo) no era algo menor, como sin querer, como que había sucedido de manera "natural" onda se dio, y una cosa llevó a la otra, no esto parecía rutinario, había cierta práctica clara, que se divisaba evidentemente en actitudes, formas, etc. Sin dudas tenían mucha práctica.
El abuelo, había perdido la noción del tiempo, se percató de ello, por el dolor de cintura, por permanecer tanto tiempo parado, inmóvil, inclinado, sin hacer ruido, quieto, mirando esos eventos enfermizos.
De pronto algo lo sobresaltó, una presencia detrás de él lo atemorizó.
hermano
Se dio vuelta lentamente y encontró a Felina, su nieta, y como era su costumbre (la de la joven) con poca ropa, específicamente, tenía como única vestimenta, una diminuta tanga, eso era toda su indumentaria, las tetas turgentes, paradas, desnudas, lo apuntaban.
¡Epa! Dijo el sexagenario, sorprendido doblemente, espiando, y por encontrarse con su nieta prácticamente en bolas.
¡Qué hacés, viejito pervertido! Exclamó su nieta sonriendo
Él, le hizo un ademán con la mano como de guardar silencio, que acompañó con un sonido ¡Shhhhhhh! en voz absolutamente baja.
Felina, su nieta, lo tomó de la mano y lo llevó hacia su cuarto, de forma sigilosa. Santiago, su abuelo, se dejó llevar por su nieta lentamente. Ya en el dormitorio y manteniendo la puerta de entrada al cuarto, entornada, para observar si salían (la pareja de amantes) conversaron.
¡Abue, que garrón lo que descubriste! Aclaró la nieta
¡Qué mal momento para venir de visita! Afirmó Felina
¡No vine de visita! Respondió Santiago
¡Vine hablar con tu madre, para saber que pasó con Bruno! Indicó el hombre
Felina no interpretó el motivo y continuó preguntando ¿Cómo que paso con papá? Bruno el hijo de ese hombre, era el padre de Felina y Leo y marido de la madre de ambos.
¡Si, mi hijo está en casa y se lo ve muy mal, muy consternado! Aseguró el abuelo
Recién allí, a Felina le cayeron las fichas, a el bobo de su padre le había afectado el encuentro sexual ocasional y equivocado que habían protagonizado ellos dos (padre e hija).
Felina, no tenía una estrategia, no había pensado una cuartada, ya que nunca pensó que su padre lo iba a afectar tanto. Así que mientras que el abuelo hablaba ella, pensaba como manejar la situación.
Santiago, de todos modos, estaba confundiendo el análisis.
¡Haber abuelo, creo que estás mezclando todo! Aseguró la nieta
¿Cómo? Preguntó el hombre desorientado como chupete en el culo, ja
¡Papá, no sabe nada de esto!
¡Lo que vos viste, el lo desconoce!
¡Más aún, a mi, que no se me escapa nada, también lo ignoraba! Mintió Felina
¿Y entonces, por qué está tan alienado mi hijo, tu padre? Preguntó el abuelo perplejo
La joven, llevó sus manos a la parte baja de su vientre, y deslizó la diminuta prenda (la tanga) hacia abajo, dejando ver en el incipiente nacimiento de su vulva (monte de venus) un tatuaje en inglés, que traducido decía algo así como "Mi padre te asesinará"
Don Santiago, el hombre, su abuelo, se sonrojó ante la desfachatés de su nieta.
De hecho, lo turbaba la sola presencia de esta casi desnuda, en "top less" máximo aún con la cadencia sugestiva que la joven había corrido la prenda íntima, parecía una striper, una copera, una bataclana, una atorranta, una cualquiera.
El hombre, sobrellevó calores, rubores y excitaciones. Para evitar confusiones, la tomó del brazo, sacándola del cuarto o dormitorio y accediendo a la cocina, un ámbito más seguro, no tan privado y menos confuso, por lo menos para él.
madre
Ya en la cocina, la chica, abrió la heladera y se sirvió un postre, un pedazo de torta, le preguntó al abuelo si deseaba probar.
El hombre, volvió a sonrojarse, y la joven le indicó con un gesto irónico, el plato de dulce.
Don Santiago, serio, y muy nervioso respondió negativamente.
Felina con absoluta parsimonia, se sentó y disfrutó del plato mientras inventaba una historia con alguna credibilidad para su abuelito.
Luego del relato pormenorizado de la nieta, el abuelo reflexionó críticamente y mencionó:
¡Entonces, toda la aflicción de mi hijo, tu padre, es por un tatuaje! Exclamo con descreimiento
¡Qué mente abierta tenés abue, a vos no te incomoda! Destacó la nieta
¡No, no es que me incomoda o me deja de incomodar!
¡Es que me preocupó mucho el estado de tu padre! Aseguró el abuelo
¡Abuelito, lo que a papá lo trastornó, es que a su "pequeña nena" le tatúen "esa zona" según él, tan íntima, y sin permiso de nadie, nada más!
El abuelo, no estaba del todo convencido, pero ahora lo preocupaba otras cosas y se hizo el desentendido.
¡Y esto, lo que acabo de ver!
¿Qué explicación te cabe? Exploró buscando otra excusa, otro argumento falaz que quería comprar para tranquilizar su conciencia.
¡No se que decirte abue, yo creo que debe ser la abstinencia de mi hermano Leo en el servicio militar, el estado de ebriedad, producto del recibimiento y la "mini" fiesta de bienvenida! Continuó ¡Y mamá, tu nuera, con un estado similar (de ebriedad), tal vez, sumado a la menopausia, y de que tu hijo, mi padre, no la atiende! Aseveró la nieta y el abuelo compró.
Ambos sintieron ruidos desde el cuarto donde la pareja impúdica e incestuosa se faenaban.
¿Qué hacemos? Preguntó el abuelo a la nieta que se veía con tanto aplomo, tan segura y con todas las respuestas.
¡Andá a través de mi dormitorio hasta la sala y sentate, que no te vean y yo digo que te abrí y estás esperando para hablar con mamá!
¡Pero, tenés que prometerme, que lo que viste, morirá con vos!
¡En todas las familias se cuecen habas! Remató la nieta con idoneidad
El abuelo asintió, y ejecutó las normativas de Felina.
Angélica salió del cuarto semi desnuda y se encontró de lleno con su suegro.
El momento fue tenso, por un rato largo ambos permanecieron en silencio.
A su vez Leo, por el otro extremo de la casa, evitando pasar o salir junto a su madre (ya que ellos también escucharon ruidos y conversaciones, murmullos), como sabiendo de la presencia de alguien, esquivó el living y/o sala de estar y por el vestíbulo accedió a la cocina, encontrándose con su hermana Felina, con la que estaba peleado.
Angélica, no sabía, no estaba segura de como actuar en frente de su suegro, no decidía que actitud tomar, es decir, si presumir que este desconocía todo o hacerse cargo de algo, dudaba.
El viejo sentado la miraba fijamente, sabiéndolo todo, pero actuando de manera impávida, como un eximio jugador de poker.
Angélica en silencio, con lágrimas que corrían por sus mejillas, se acercó al anciano, le desabotonó la bragüeta y le practicó sexo oral a Don Santiago, todo esto sin mediar palabra, ni una explicación, el hombre miró hacia ambos lados y se reclinó en la silla hacia atrás, disfrutándolo. Resultaba que ambos eran una pareja ocasional en el sexo.
incesto
Leo, observó a su hermana, sentada en la cocina, deleitándose con un postre dulce.
¡Te agarró el bajón! Sentenció él.
Ella lo miró como si nada, sin festejarle la gracia, de manera indolente, suficiente, segura.
Él se acercó la levantó con sus brazos, la hizo incorporar y ya de pie, la besó tiernamente en los labios, de forma dulce y romántica, ella le correspondió
hermana
Un beso llevó a otro, y otro a otro, se olvidaron de todo, y de todos, y ambos se dirigieron a la habitación que hasta hoy compartían.
Leo se sentía pleno, el problema habitual con su hermana era que ella, era tan sexual para él, que este, no podía aguantarse, y tenía repetidos orgasmos, como un eyaculador precoz. Sin embargo, en ese momento, luego de haber brindado y recibido sexo, estaba vacío, y demoraba en eyacular, así que le demostró toda su destreza a su hermana, producto de sus nuevas experiencias con su madre.
abuelo
La puso de las más variadas formas, realizó todas las poses que conocía, y ninguna de ella, lo llevaba al frenesí acostumbrado que terminaba con su leche derramada fuera de tiempo y forma. esta vez se lució
hijo
En los distintos ambientes de la casa se practicaba sexo libidinoso, lujurioso, ninguno reparaba ni le importaba del otro, era un goce individual pero en parejas, voluptuosidad y lascivia.
nieta

51 comentarios - En todas las familias se cuecen habas 19º

Eljuaco28
me tienen engachado todo estos relatos. te dejo puntos y besos. como me tenes.
FreddySab +1
me sorprendiste con quien espiaba detras de la puerta, cada ves se pone mas interesante
tonyloco21
Sólo puedo decirte que eres la mejor en ésto, excelente y excitante historia. pero lo mejor y que admiro de ti son los agradecimientos personalizados, eso motiva a seguir comentando.
Saludos y abrazos.
DAGURA
gracias ati espero poderte conocer a tino se si se pueda ya por mp
PomelitoDulce
rápido el próximo post! lo leí todo en una tarde! jajaja mansas pajas me clave! Grax
crisalcomo94
hola himdami, me parece extraño que no se explique que paso luego que sonó el timbre(final parte 18) ya en esta parte esta el abuelo en el cuarto de felina??me explicas 🙂 😬 🙂 disculpa la molestia muy bueno tu relato... 🤘 😉 🤘
leninseb20
Otro excelente relato, me encantan, te dejo puntos y varios saludos, sigue asi, de verdad estos relatos me ponen a mil