Es la primera vez que escribo un relato. Tal vez no lo hice antes porque no me llamaba la atención, por una cuestión de tiempo o simplemente porque pensé que a ustedes no les importaría, pero a través del mismo me voy a descargar y a contarles un episodio que todavía no puedo creer que haya sido real.
Yo tengo 23 años y estoy de novio, pero hace aproximadamente dos meses tuvimos el cumpleaños de uno de mis mejores amigos y ex compañero de colegio. Yo fui a la misma escuela (no importa el nombre) desde los cinco años, y desde ahí que formamos un grupo de amigos que sigue latente hasta ahora.
(Los nombres que aparecerán en este relato van a estar distorsionados por tema de privacidad hacia ellos y hacia mí).
El tema es que tuvimos el cumpleaños Nro 23 de Agustín, quien tenía la casa sola e invitó a los más íntimos para hacer algo “tranqui”. Cómo era algo “tranqui” ninguno llevó a sus novias ni otros amigos, total era una juntada y punto.
Llegué con Cristian y Emiliano, y ya se encontraban Ignacio, Lucas y Miguel. Faltaban llegar Joaquín, Fernando y las seis chicas: Victoria, Florencia, Ana Clara, Mariela, Sofía y Jésica.
Mariela, Sofía y Jésica eran mis amigas desde jardín, con quienes compartíamos tardes de merienda y salidas con nuestros padres. Nunca, pero nunca en mi vida, les toqué un pelo (capaz que algún piquito jugando al semáforo). Con Victoria tenía una buena relación y con Florencia y Ana Clara ni me llevaba. En cambio, entre todos los hombres éramos del mismo grupo de amigos.
Florencia fue la primera en llegar, pero al instante arribaron, también, Mariela, Sofía y Jésica. Media hora después se hicieron presentes Florencia y Ana Clara, quienes llegaron juntas.
Empezamos a tomar cerveza, fernet con coca y vino con fanta, mientras charlábamos de las anécdotas del colegio y nos cagábamos de risa de Facundo, un ex compañero que era el hazmerreír del curso.
Antes que nada, voy a describir a las chicas así se imaginan mejor la situación:
Victoria es flaca, medirá alrededor de 1,70, tiene rulos definidos por toda su cabellera, un culito chiquito pero redondito y unas lindas tetas. Está de novio hace seis años y tiene un carácter muy fuerte. Además, es muy divertida, pero eso poco (les) importa.
Florencia es de contextura mediana, medirá alrededor de 1,73, tiene anteojos y de cara no es muy linda. Tampoco tiene mucho culo pero tiene unas tetas que tenían pinta de estar buenas (nunca la vi en escote pero se notaba el bulto). Es la más ortiva de todas, pero estaba soltera.
Ana Clara era flaca pero muy caderona. Su culo grande y gordo era lo más llamativo de ella, ya que no tenía tetas y de cara era un seis. Nunca me cayó bien pero era una cuestión personal. Había cortado con el novio hace dos o tres meses.
Y ahora es el turno de presentar a mis mejores amigas, las más lindas para mí, pero, a su vez, las más “vírgenes”:
Mariela medirá alrededor de 1,65 pero es grandota de cuerpo. Tiene las tetas más grandes que todas y siempre anda escotada. Ojo, esto no la hace puta ya que aclaré que no lo son, pero es la que más se muestra de las tres. Además, tiene un culo bastante paradito y gordo, ya que hace patín. Nunca tuvo novio y había estado con un solo pibe en toda su vida.
Sofía tiene ojos verdes y unas tetas preciosas (la medida justa). Siempre estuvo enamorada de mí de chiquita y yo nunca le di bola. De cara es muy linda y no tiene mucho culo. Tiene novio y fue con el único pibe que estuvo.
Por último, Jésica es la más linda de todas. De cara es perfecta y tiene las mejores tetas que pueden existir. Fue la que más me calentó durante toda mi vida pero nunca me atreví a decirle nada, no quería arruinar toda una vida de relación. Es más, es modelo. Igualmente, está de novio hace cinco años y, también, fue con el único pibe que garchó.
Bueno, ya presenté a todas. Así que ahora les voy a contar la anécdota, que es por lo que me están leyendo.
Resulta que eran alrededor de las dos de la mañana, y ya estábamos medio en pedo. Entonces decidímos jugar al “Rey Manda”, un juego dónde vos tenés una carta, y si te toca el rey decidís que tiene que hacer la otra carta que elegís. Por ejemplo: Decís que el tres de basto haga fondo blanco de fernet. Entonces, la persona que tiene el tres de basto lo tiene que hacer.
Ya eran dos y media, y de tantos fondos blancos que tomamos no queríamos saber más nada. Estábamos todos en pedo (algunos en mayor medida que otros) y el juego se desvirtuó totalmente.
Acuérdense, éramos todos amigos y ninguno había estado con ninguna de las pibas que se situaban allí.
De repente, le toca el Rey a Cristian, quien era el más sarpado de todos. Y decide que el cuatro de copa le toque el culo al seis de espada. Coincidieron en que el cuatro de copas era Agustín, el cumpleañero, y Sofía, quien, aunque al principio no quería, terminó accediendo si era una palmada corta. Luego me tocó a mí y dije que el dos de oro le bese el cuello a ancho de espada, y el resultado fue que Ana Clara le bese el cuello a Jésica. Juro que me acuerdo de ese acto y me caliento.
Transcurría el juego de esta manera (sin pasar a mayores) hasta que otra vez Cristian, con el Rey en su mando, dijo que el ancho de espadas se trance al tres de espadas. ¿Saben quien era? Florencia y Victoria. Las dos se negaron rápidamente, pero a una mujer en pedo es más fácil de convencerla que a un nene de seis años. Ambas se dieron un chupón, y nos miramos todos diciendo “es nuestra noche”.
En la próxima mano tocó tranzarse a Emiliano con Sofía, quienes ya se tenían ganas desde más chicos pero que Sofía hacía caso omiso por su relación.
Luego me toca a mí con Ana Clara, a quien le daba pero odiaba al mismo tiempo. Obviamente que accedimos. No nos importaba nada.
A eso de las tres y media (ya nos habíamos besado todos con todos), Jésica paró el juego porque decía que no daba para más. Se ve que sintió culpa porque tenía novio.
Entonces, nos dispersamos: algunos se fueron a fumar al patio, otros a la computadora y otros se quedaron en el comedor escaviando.
Ana Clara era la más puta de todas (no había que ser mucho mérito porque todas eran unas santas), y se enganchó al cumpleañero. Terminaron en su habitación y nosotros nos quedamos hablando sobre esa situación.
La casa tiene dos baños: uno abajo, que era al que íbamos todos, y el otro arriba, al lado de la pieza de Agustín. Cómo en el baño de abajo estaba Florencia, se me da por ir al de arriba, porque no me aguantaba el meo (perdón por la sutileza). Y cuándo llego al baño escucho los gritos de Ana Clara:
- ¡Hijo de puta! Cómo me estás haciendo gozar.
- ¿Te gusta puta de mierda?
- Me encanta. Dame más. Oh Oh siii me encanta.
Esto era algo de lo que se podía escuchar.
Obviamente la situación me calentó mucho y terminé meando con la verga re parada. Cuándo me la estoy acomodando (mirando hacia la puerta) entra Jésica y (creo, nunca le pregunté) me la llegó a ver. Les cuento que mi verga mide 19 x 5, no creo que se haya asombrado por lo grande ni cagado de risa por lo chico. Es normal, tirando para arriba.
- Uy disculpá, pensé que no había nadie – Aclaró, entre risas.
- Jajaj, no pasa nada – Contesté.
- Aii, por favor, se escuchá todo lo que hacen estos.
- Sí, mal. Cuentan plata delante de los pobres.
Cuando salgo del baño, me doy cuenta de que la puerta no está cerrada del todo y digo:
- ¡Estos giles ni se gastaron en cerrar la puerta!
- Mal! Cerra que quiero ir al baño. – Me corta en seco.
La curiosidad me mató. Entonces abro apenas la puerta y sin hacer ruido puedo mirar mientras Ana Clara cabalga encima de Agustín.
Yo estaba terriblemente al palo (y eso que había escaviado banda) y de repente sale Jésica. Me ve mirando la situación y también, por curiosidad, se suma a la causa.
Los gritos de Ana Clara ya se oían por toda la casa más o menos. Y en esa, Jésica se me pone adelante mío para ver mejor y me comenta:
- Ah, pero la está haciendo mierda!
No comenté nada. No tenía explicación a la calentura que tenía. A Jésica seguro que le pasaba lo mismo porque no despegaba los ojos de la situación.
- Ah, ah, hijo de puta la pija que tenés! – Comentaba Ana Clara en su máximo estado de exitación.
De repente, Jésica da un paso para atrás y me apoya el orto contra mi verga (creo que fue sin querer) y rápidamente se corre al darse cuenta de eso.
Eso fue lo que me terminó de enloquecer: la agarré a Jésica de la cintura, la apoyé de atrás y le dije:
- No doy más!
- Ay, Mariano, tenés novia.
Ignoré lo que dijo y le agarre la mano a la fuerza y la puse en mi verga:
¿Qué haces? – Me dijo sacando rápidamente su mano.
Dale, no se entera nadie – Le contesté tirándole la boca para darle un beso que finalmente se concretó.
Empezamos a besarnos a dos mil por hora en la puerta de la habitación de Agustín, y tal fue el ruido que hicimos que se dieron cuenta ellos.
El “no se entera nadie” ya había quedado atrás y Agustín, que paró su situación con Ana Clara, nos prestó la pieza de sus papas.
¿Vamos? – Le pregunté a Jésica.
Bueno – Me contestó tímidamente.
Empezamos a besarnos, a acariciarnos y a tocarnos. Le saque la remera y quedó en corpiño. Esas tetas si se veían perfectas con una remera arriba, no se imaginan lo que eran en corpiño.
La empecé a acariciar por arriba, y le metí mano por adentro. Le llegué a acariciar un pezón que eso a ella la volvió loca. En ese instante puso su mano en mi pija y me quitó el cinto. Le desabroché el corpiño y comencé a chuparle las tetas: eso a ella la volvía loca porque lanzaba gemidos suaves, pero gemidos al fin.
Me sacó la remera y el jean al mismo tiempo. Quedé en bóxer y metió su mano por adentro y comenzó a hacerme una paja. Mientras yo le desabrochaba su jean y le veía su hermoso culote.
Me quitó el bóxer y me dijo:
- ¿Así que este es el nene que conocí en jardín? Mirá como creció.
- La nena también creció, y mucho – Respondí.
Me la empezó a chupar en el momento que la tenía dura como un garrote.
- La tenés más grande que mi novio. Quiero que lo sepas – Me tiró.
En ese momento ya tenía ganas de acabar, pero me contuve.
Sólo le había chupado la concha a mi novia hasta el momento, porque no soy muy partidario de eso. Pero tal era mi exitación que le saque su boca de mi verga, y me bajé hasta su clítoris.
- Ahh, pero mirá que atrevido – Me llegó a decir.
No contesté.
Empezó a gemir suavamente y con el correr de los segundos aumentaba su volumen. Su concha era riquísima y cuando comencé a chuparla ya estaba toda mojadita.
Los huevos me iban a estallar si no la penetraba. Entonces, saqué mi boca de su concha, me subí encima de ella y la empecé a bombear con muchas ganas.
- Ah, AHHHH, AYYY BOLUDO COMO LA SIENTO! – Me dijo completamente excitada.
- ¿Te gusta? No podés estar tan buena hija de puta! – Le contesté, completamente excitado.
De repente ocurrió lo que menos quería que ocurrá: alguien abrió la puerta.
Eran Agustín y Ana Clara, que se ve que habían terminado con lo suyo y tenían ganas de molestar. Eso pensé.
- ¿Qué mierda hacen? – Les pregunté cuando prendieron la luz.
- Nada, vinimos a buscar una cosa – Contestó Agustín, entre risas con Ana Clara.
- Dale tómenselas – Le retruqué.
Pará boludo – Ya nos vamos.
En eso apagan la luz, y cierran la puerta. Pero supuse que no se habían ido porque oía sus respiraciones.
En eso da unos pasos Agustín y prende el velador (qué no lo habíamos hecho antes simplemente porque no nos dimos cuenta que estaba).
- ¡Vamos a garchar todos! – tira Agustín.
Obvio que yo estaba de acuerdo con su decisión, pero para no molestar a Jésica no emití ninguna opinión.
Mi verga seguía en su estado erecto pero no tan dura como antes: la situación me había desconcertado un poco.
- Dale sigan – Dice Agustín.
Jésica no dijo nada, pero se ve que estaba de acuerdo de hacerlo con ellos adelante porque tampoco se negó. Comenzamos a besarnos de nuevo y mi pija se puso dura en cuestión de milésimas.
Creí que ella se había secado, pero cuando le colé los dedos para comprobarlo (sí, la primera vez que lo hacía), me di cuenta que seguía tan mojada como antes.
La penetré nuevamente, mientras Ana Clara le hacía un pete a Agustín.
- ¿Qué carajo estarán haciendo los demás? – Pensé.
- Qué mierda me importa en este momento - Me contesté enseguida.
Le daba con todas las ganas del mundo a Jésica, mientras ella disfrutada pero conteniéndose en los gémidos. Tal vez la presencia de los otros dos la inhibía un poco.
Pasaron unos tres minutos y Agustín logra penetrar a Ana Clara. Agustín tenía un buen trozo, que se destacaba por lo gordo que era.
Ana Clara gritaba como una condenada. Y se movía como una experta. Eso me calentó aún más.
Le empecé a dar más duro a Jésica por lo excitado que estaba. Las ganas de acabar estaban latentes pero me contenía en ese placer sexual que estaba viviendo.
Le puse sus piernas sobre mis hombros y le empece a dar.
- Uy como la siento así. AH, AHHHH, AYYY SÍ ME ENCANTAAA! – Se desinhibió Jésica.
- Qué fiestita, papá! – me tiró Agustín.
Estaba desaforado. Le saqué sus piernas sobre mis hombros, y la puse en cuatro. La empecé a bombear de tal manera, que mis huevos chocaban contra sus cachetes del culo y hacían un ruido estremecedor.
Mientras la bombeaba, ella miraba a la otra parejita y parecía que eso la calentaba aún más. Sus gemidos eran cada vez más fuertes y sentía que su concha estaba completamente mojada.
Por el otro lado, Agustín también bombeaba en cuatro a Ana Clara y se veía que le dolía porque agarraba la almohada con fuerza.
De repente, Agustín me hace un gesto para cambiar. La verdad es que yo estaba totalmente delirado con garcharme a esa pendeja, pero no podía negármele a la persona que me prestó la pieza de sus padres.
Sin decir nada, deje de cogerme a Jésica y cambiamos rápidamente de posición. Jésica alzó la mirada para ver que estaba pasando, pero Agustín se la puso tan rápido que no le dio tiempo a decir nada.
- AHHHHHHH, AHHH, OOOOH AYYY QUE EXCITADA QUE ESTOY, QUE LINDOS SON MIS AMIGOS! – llegó a decir Jésica, mientras Ana Clara me hacía un terrible pete.
Nunca me habían chupado la pija tan bien, o se ve que estaba tan caliente que cualquier cosa me parecía extraordinario.
Estaba cogiendo con dos compañeras de colegio de toda la vida, de las cuales una era una de mis mejores amigas, con mi mejor amigo en la casa de sus padres. Era todo tan loco pero placentero al mismo tiempo.
Jésica, como dije, había estado con el novio nada más. Y en esa noche ya estaba garchando con dos pibes.
Saqué mi pija de la boca de Ana Clara y me acosté para que ella se suba arriba. Apenas hice ese movimiento Agustín agarró con fuerzas a Jésica e hizo lo mismo. Las dos nos cabalgaban y gemían del placer.
De repente, Ana Clara le agarra la cara a Jésica y le da un beso a la fuerza. Esos nos puso al palo mal y empezamos a darles con todo el ímpetu.
Jésica era hermosa de cara, y cuando gozaba era más aún. Me calentaba mucho más que Ana Clara pero no podía negarme a cambiar.
Jésica empieza a cabalgar con furia sobre la verga gorda de Agustín:
- AH, AH, AH, ME ESTÁS MATANDO HIJO DE PUTA! AH AH AYYYYYYY QUÉ LINDO ESSS – Gemió y suspiró al acabar.
Terminé de ver esa secuencia y no me pude aguantar las ganas de acabar. Saqué mi verga e instantáneamente Ana Clara puso la boca, mientras, del otro lado, Agustín seguía dándole a Jésica que gritaba como una condenada.
Le chorree en la boca a Ana Clara y a Agustín le dieron ganas también. Pero Jésica tiró un “ni loca” cuando Agustín le dio a entender que haga lo mismo que Ana Clara.
Entonces, el cumpleañero se acercó a Ana Clara y hizo lo propio también, quedando esta toda enlechada por la cara y el cuerpo.
Prendimos la luz y fuimos al baño. Ana Clara abrió la ducha y se enjuagó allí. Agustín y yo lo hicimos en pileta del baño mientras Jésica se quedó en la pieza cambiándose.
Nos cambiamos y bajamos los cuatro al mismo tiempo. Estaba completamente desconcertado y Jésica creo que también porque no emitió ninguna palabra. Estábamos los dos de novios y la culpa nos remordió.
Eran las cuatro y media. Sofía, Florencia, Emiliano y Cristian estaban durmiendo en los dos sillones que había. El resto, charlando en la mesa. Nos sumamos a la charla y no se habló del tema hasta el otro día, donde por el grupo del whatsapp, Ignacio preguntó y Agustín contó todo. Con Jésica hablé una vez sola desde ese día y ni tocamos el tema.
Fue la mejor experiencia sexual que viví en mi vida: pude cogerme a la chica que me calentó durante mis 23 años, y verla como gozaba en la verga de otro. También, pude entrarle a una persona que detestaba, y eso te hace entrarle con odio y produce un morbo especial. Todo eso, compartido con mi mejor amigo. En su casa. Nada tiene comparación.
Ya sé que me sarpé escribiendo, pero me descargué con una experiencia que viví que sólo sabían mis amigos. Espero que les haya gustado y calentado como a mí, que al escribir y recordar todo lo que pasó quedé completamente al palo de nuevo.
Gracias por leerme...
Yo tengo 23 años y estoy de novio, pero hace aproximadamente dos meses tuvimos el cumpleaños de uno de mis mejores amigos y ex compañero de colegio. Yo fui a la misma escuela (no importa el nombre) desde los cinco años, y desde ahí que formamos un grupo de amigos que sigue latente hasta ahora.
(Los nombres que aparecerán en este relato van a estar distorsionados por tema de privacidad hacia ellos y hacia mí).
El tema es que tuvimos el cumpleaños Nro 23 de Agustín, quien tenía la casa sola e invitó a los más íntimos para hacer algo “tranqui”. Cómo era algo “tranqui” ninguno llevó a sus novias ni otros amigos, total era una juntada y punto.
Llegué con Cristian y Emiliano, y ya se encontraban Ignacio, Lucas y Miguel. Faltaban llegar Joaquín, Fernando y las seis chicas: Victoria, Florencia, Ana Clara, Mariela, Sofía y Jésica.
Mariela, Sofía y Jésica eran mis amigas desde jardín, con quienes compartíamos tardes de merienda y salidas con nuestros padres. Nunca, pero nunca en mi vida, les toqué un pelo (capaz que algún piquito jugando al semáforo). Con Victoria tenía una buena relación y con Florencia y Ana Clara ni me llevaba. En cambio, entre todos los hombres éramos del mismo grupo de amigos.
Florencia fue la primera en llegar, pero al instante arribaron, también, Mariela, Sofía y Jésica. Media hora después se hicieron presentes Florencia y Ana Clara, quienes llegaron juntas.
Empezamos a tomar cerveza, fernet con coca y vino con fanta, mientras charlábamos de las anécdotas del colegio y nos cagábamos de risa de Facundo, un ex compañero que era el hazmerreír del curso.
Antes que nada, voy a describir a las chicas así se imaginan mejor la situación:
Victoria es flaca, medirá alrededor de 1,70, tiene rulos definidos por toda su cabellera, un culito chiquito pero redondito y unas lindas tetas. Está de novio hace seis años y tiene un carácter muy fuerte. Además, es muy divertida, pero eso poco (les) importa.
Florencia es de contextura mediana, medirá alrededor de 1,73, tiene anteojos y de cara no es muy linda. Tampoco tiene mucho culo pero tiene unas tetas que tenían pinta de estar buenas (nunca la vi en escote pero se notaba el bulto). Es la más ortiva de todas, pero estaba soltera.
Ana Clara era flaca pero muy caderona. Su culo grande y gordo era lo más llamativo de ella, ya que no tenía tetas y de cara era un seis. Nunca me cayó bien pero era una cuestión personal. Había cortado con el novio hace dos o tres meses.
Y ahora es el turno de presentar a mis mejores amigas, las más lindas para mí, pero, a su vez, las más “vírgenes”:
Mariela medirá alrededor de 1,65 pero es grandota de cuerpo. Tiene las tetas más grandes que todas y siempre anda escotada. Ojo, esto no la hace puta ya que aclaré que no lo son, pero es la que más se muestra de las tres. Además, tiene un culo bastante paradito y gordo, ya que hace patín. Nunca tuvo novio y había estado con un solo pibe en toda su vida.
Sofía tiene ojos verdes y unas tetas preciosas (la medida justa). Siempre estuvo enamorada de mí de chiquita y yo nunca le di bola. De cara es muy linda y no tiene mucho culo. Tiene novio y fue con el único pibe que estuvo.
Por último, Jésica es la más linda de todas. De cara es perfecta y tiene las mejores tetas que pueden existir. Fue la que más me calentó durante toda mi vida pero nunca me atreví a decirle nada, no quería arruinar toda una vida de relación. Es más, es modelo. Igualmente, está de novio hace cinco años y, también, fue con el único pibe que garchó.
Bueno, ya presenté a todas. Así que ahora les voy a contar la anécdota, que es por lo que me están leyendo.
Resulta que eran alrededor de las dos de la mañana, y ya estábamos medio en pedo. Entonces decidímos jugar al “Rey Manda”, un juego dónde vos tenés una carta, y si te toca el rey decidís que tiene que hacer la otra carta que elegís. Por ejemplo: Decís que el tres de basto haga fondo blanco de fernet. Entonces, la persona que tiene el tres de basto lo tiene que hacer.
Ya eran dos y media, y de tantos fondos blancos que tomamos no queríamos saber más nada. Estábamos todos en pedo (algunos en mayor medida que otros) y el juego se desvirtuó totalmente.
Acuérdense, éramos todos amigos y ninguno había estado con ninguna de las pibas que se situaban allí.
De repente, le toca el Rey a Cristian, quien era el más sarpado de todos. Y decide que el cuatro de copa le toque el culo al seis de espada. Coincidieron en que el cuatro de copas era Agustín, el cumpleañero, y Sofía, quien, aunque al principio no quería, terminó accediendo si era una palmada corta. Luego me tocó a mí y dije que el dos de oro le bese el cuello a ancho de espada, y el resultado fue que Ana Clara le bese el cuello a Jésica. Juro que me acuerdo de ese acto y me caliento.
Transcurría el juego de esta manera (sin pasar a mayores) hasta que otra vez Cristian, con el Rey en su mando, dijo que el ancho de espadas se trance al tres de espadas. ¿Saben quien era? Florencia y Victoria. Las dos se negaron rápidamente, pero a una mujer en pedo es más fácil de convencerla que a un nene de seis años. Ambas se dieron un chupón, y nos miramos todos diciendo “es nuestra noche”.
En la próxima mano tocó tranzarse a Emiliano con Sofía, quienes ya se tenían ganas desde más chicos pero que Sofía hacía caso omiso por su relación.
Luego me toca a mí con Ana Clara, a quien le daba pero odiaba al mismo tiempo. Obviamente que accedimos. No nos importaba nada.
A eso de las tres y media (ya nos habíamos besado todos con todos), Jésica paró el juego porque decía que no daba para más. Se ve que sintió culpa porque tenía novio.
Entonces, nos dispersamos: algunos se fueron a fumar al patio, otros a la computadora y otros se quedaron en el comedor escaviando.
Ana Clara era la más puta de todas (no había que ser mucho mérito porque todas eran unas santas), y se enganchó al cumpleañero. Terminaron en su habitación y nosotros nos quedamos hablando sobre esa situación.
La casa tiene dos baños: uno abajo, que era al que íbamos todos, y el otro arriba, al lado de la pieza de Agustín. Cómo en el baño de abajo estaba Florencia, se me da por ir al de arriba, porque no me aguantaba el meo (perdón por la sutileza). Y cuándo llego al baño escucho los gritos de Ana Clara:
- ¡Hijo de puta! Cómo me estás haciendo gozar.
- ¿Te gusta puta de mierda?
- Me encanta. Dame más. Oh Oh siii me encanta.
Esto era algo de lo que se podía escuchar.
Obviamente la situación me calentó mucho y terminé meando con la verga re parada. Cuándo me la estoy acomodando (mirando hacia la puerta) entra Jésica y (creo, nunca le pregunté) me la llegó a ver. Les cuento que mi verga mide 19 x 5, no creo que se haya asombrado por lo grande ni cagado de risa por lo chico. Es normal, tirando para arriba.
- Uy disculpá, pensé que no había nadie – Aclaró, entre risas.
- Jajaj, no pasa nada – Contesté.
- Aii, por favor, se escuchá todo lo que hacen estos.
- Sí, mal. Cuentan plata delante de los pobres.
Cuando salgo del baño, me doy cuenta de que la puerta no está cerrada del todo y digo:
- ¡Estos giles ni se gastaron en cerrar la puerta!
- Mal! Cerra que quiero ir al baño. – Me corta en seco.
La curiosidad me mató. Entonces abro apenas la puerta y sin hacer ruido puedo mirar mientras Ana Clara cabalga encima de Agustín.
Yo estaba terriblemente al palo (y eso que había escaviado banda) y de repente sale Jésica. Me ve mirando la situación y también, por curiosidad, se suma a la causa.
Los gritos de Ana Clara ya se oían por toda la casa más o menos. Y en esa, Jésica se me pone adelante mío para ver mejor y me comenta:
- Ah, pero la está haciendo mierda!
No comenté nada. No tenía explicación a la calentura que tenía. A Jésica seguro que le pasaba lo mismo porque no despegaba los ojos de la situación.
- Ah, ah, hijo de puta la pija que tenés! – Comentaba Ana Clara en su máximo estado de exitación.
De repente, Jésica da un paso para atrás y me apoya el orto contra mi verga (creo que fue sin querer) y rápidamente se corre al darse cuenta de eso.
Eso fue lo que me terminó de enloquecer: la agarré a Jésica de la cintura, la apoyé de atrás y le dije:
- No doy más!
- Ay, Mariano, tenés novia.
Ignoré lo que dijo y le agarre la mano a la fuerza y la puse en mi verga:
¿Qué haces? – Me dijo sacando rápidamente su mano.
Dale, no se entera nadie – Le contesté tirándole la boca para darle un beso que finalmente se concretó.
Empezamos a besarnos a dos mil por hora en la puerta de la habitación de Agustín, y tal fue el ruido que hicimos que se dieron cuenta ellos.
El “no se entera nadie” ya había quedado atrás y Agustín, que paró su situación con Ana Clara, nos prestó la pieza de sus papas.
¿Vamos? – Le pregunté a Jésica.
Bueno – Me contestó tímidamente.
Empezamos a besarnos, a acariciarnos y a tocarnos. Le saque la remera y quedó en corpiño. Esas tetas si se veían perfectas con una remera arriba, no se imaginan lo que eran en corpiño.
La empecé a acariciar por arriba, y le metí mano por adentro. Le llegué a acariciar un pezón que eso a ella la volvió loca. En ese instante puso su mano en mi pija y me quitó el cinto. Le desabroché el corpiño y comencé a chuparle las tetas: eso a ella la volvía loca porque lanzaba gemidos suaves, pero gemidos al fin.
Me sacó la remera y el jean al mismo tiempo. Quedé en bóxer y metió su mano por adentro y comenzó a hacerme una paja. Mientras yo le desabrochaba su jean y le veía su hermoso culote.
Me quitó el bóxer y me dijo:
- ¿Así que este es el nene que conocí en jardín? Mirá como creció.
- La nena también creció, y mucho – Respondí.
Me la empezó a chupar en el momento que la tenía dura como un garrote.
- La tenés más grande que mi novio. Quiero que lo sepas – Me tiró.
En ese momento ya tenía ganas de acabar, pero me contuve.
Sólo le había chupado la concha a mi novia hasta el momento, porque no soy muy partidario de eso. Pero tal era mi exitación que le saque su boca de mi verga, y me bajé hasta su clítoris.
- Ahh, pero mirá que atrevido – Me llegó a decir.
No contesté.
Empezó a gemir suavamente y con el correr de los segundos aumentaba su volumen. Su concha era riquísima y cuando comencé a chuparla ya estaba toda mojadita.
Los huevos me iban a estallar si no la penetraba. Entonces, saqué mi boca de su concha, me subí encima de ella y la empecé a bombear con muchas ganas.
- Ah, AHHHH, AYYY BOLUDO COMO LA SIENTO! – Me dijo completamente excitada.
- ¿Te gusta? No podés estar tan buena hija de puta! – Le contesté, completamente excitado.
De repente ocurrió lo que menos quería que ocurrá: alguien abrió la puerta.
Eran Agustín y Ana Clara, que se ve que habían terminado con lo suyo y tenían ganas de molestar. Eso pensé.
- ¿Qué mierda hacen? – Les pregunté cuando prendieron la luz.
- Nada, vinimos a buscar una cosa – Contestó Agustín, entre risas con Ana Clara.
- Dale tómenselas – Le retruqué.
Pará boludo – Ya nos vamos.
En eso apagan la luz, y cierran la puerta. Pero supuse que no se habían ido porque oía sus respiraciones.
En eso da unos pasos Agustín y prende el velador (qué no lo habíamos hecho antes simplemente porque no nos dimos cuenta que estaba).
- ¡Vamos a garchar todos! – tira Agustín.
Obvio que yo estaba de acuerdo con su decisión, pero para no molestar a Jésica no emití ninguna opinión.
Mi verga seguía en su estado erecto pero no tan dura como antes: la situación me había desconcertado un poco.
- Dale sigan – Dice Agustín.
Jésica no dijo nada, pero se ve que estaba de acuerdo de hacerlo con ellos adelante porque tampoco se negó. Comenzamos a besarnos de nuevo y mi pija se puso dura en cuestión de milésimas.
Creí que ella se había secado, pero cuando le colé los dedos para comprobarlo (sí, la primera vez que lo hacía), me di cuenta que seguía tan mojada como antes.
La penetré nuevamente, mientras Ana Clara le hacía un pete a Agustín.
- ¿Qué carajo estarán haciendo los demás? – Pensé.
- Qué mierda me importa en este momento - Me contesté enseguida.
Le daba con todas las ganas del mundo a Jésica, mientras ella disfrutada pero conteniéndose en los gémidos. Tal vez la presencia de los otros dos la inhibía un poco.
Pasaron unos tres minutos y Agustín logra penetrar a Ana Clara. Agustín tenía un buen trozo, que se destacaba por lo gordo que era.
Ana Clara gritaba como una condenada. Y se movía como una experta. Eso me calentó aún más.
Le empecé a dar más duro a Jésica por lo excitado que estaba. Las ganas de acabar estaban latentes pero me contenía en ese placer sexual que estaba viviendo.
Le puse sus piernas sobre mis hombros y le empece a dar.
- Uy como la siento así. AH, AHHHH, AYYY SÍ ME ENCANTAAA! – Se desinhibió Jésica.
- Qué fiestita, papá! – me tiró Agustín.
Estaba desaforado. Le saqué sus piernas sobre mis hombros, y la puse en cuatro. La empecé a bombear de tal manera, que mis huevos chocaban contra sus cachetes del culo y hacían un ruido estremecedor.
Mientras la bombeaba, ella miraba a la otra parejita y parecía que eso la calentaba aún más. Sus gemidos eran cada vez más fuertes y sentía que su concha estaba completamente mojada.
Por el otro lado, Agustín también bombeaba en cuatro a Ana Clara y se veía que le dolía porque agarraba la almohada con fuerza.
De repente, Agustín me hace un gesto para cambiar. La verdad es que yo estaba totalmente delirado con garcharme a esa pendeja, pero no podía negármele a la persona que me prestó la pieza de sus padres.
Sin decir nada, deje de cogerme a Jésica y cambiamos rápidamente de posición. Jésica alzó la mirada para ver que estaba pasando, pero Agustín se la puso tan rápido que no le dio tiempo a decir nada.
- AHHHHHHH, AHHH, OOOOH AYYY QUE EXCITADA QUE ESTOY, QUE LINDOS SON MIS AMIGOS! – llegó a decir Jésica, mientras Ana Clara me hacía un terrible pete.
Nunca me habían chupado la pija tan bien, o se ve que estaba tan caliente que cualquier cosa me parecía extraordinario.
Estaba cogiendo con dos compañeras de colegio de toda la vida, de las cuales una era una de mis mejores amigas, con mi mejor amigo en la casa de sus padres. Era todo tan loco pero placentero al mismo tiempo.
Jésica, como dije, había estado con el novio nada más. Y en esa noche ya estaba garchando con dos pibes.
Saqué mi pija de la boca de Ana Clara y me acosté para que ella se suba arriba. Apenas hice ese movimiento Agustín agarró con fuerzas a Jésica e hizo lo mismo. Las dos nos cabalgaban y gemían del placer.
De repente, Ana Clara le agarra la cara a Jésica y le da un beso a la fuerza. Esos nos puso al palo mal y empezamos a darles con todo el ímpetu.
Jésica era hermosa de cara, y cuando gozaba era más aún. Me calentaba mucho más que Ana Clara pero no podía negarme a cambiar.
Jésica empieza a cabalgar con furia sobre la verga gorda de Agustín:
- AH, AH, AH, ME ESTÁS MATANDO HIJO DE PUTA! AH AH AYYYYYYY QUÉ LINDO ESSS – Gemió y suspiró al acabar.
Terminé de ver esa secuencia y no me pude aguantar las ganas de acabar. Saqué mi verga e instantáneamente Ana Clara puso la boca, mientras, del otro lado, Agustín seguía dándole a Jésica que gritaba como una condenada.
Le chorree en la boca a Ana Clara y a Agustín le dieron ganas también. Pero Jésica tiró un “ni loca” cuando Agustín le dio a entender que haga lo mismo que Ana Clara.
Entonces, el cumpleañero se acercó a Ana Clara y hizo lo propio también, quedando esta toda enlechada por la cara y el cuerpo.
Prendimos la luz y fuimos al baño. Ana Clara abrió la ducha y se enjuagó allí. Agustín y yo lo hicimos en pileta del baño mientras Jésica se quedó en la pieza cambiándose.
Nos cambiamos y bajamos los cuatro al mismo tiempo. Estaba completamente desconcertado y Jésica creo que también porque no emitió ninguna palabra. Estábamos los dos de novios y la culpa nos remordió.
Eran las cuatro y media. Sofía, Florencia, Emiliano y Cristian estaban durmiendo en los dos sillones que había. El resto, charlando en la mesa. Nos sumamos a la charla y no se habló del tema hasta el otro día, donde por el grupo del whatsapp, Ignacio preguntó y Agustín contó todo. Con Jésica hablé una vez sola desde ese día y ni tocamos el tema.
Fue la mejor experiencia sexual que viví en mi vida: pude cogerme a la chica que me calentó durante mis 23 años, y verla como gozaba en la verga de otro. También, pude entrarle a una persona que detestaba, y eso te hace entrarle con odio y produce un morbo especial. Todo eso, compartido con mi mejor amigo. En su casa. Nada tiene comparación.
Ya sé que me sarpé escribiendo, pero me descargué con una experiencia que viví que sólo sabían mis amigos. Espero que les haya gustado y calentado como a mí, que al escribir y recordar todo lo que pasó quedé completamente al palo de nuevo.
Gracias por leerme...
2 comentarios - Mi primer relato: mejores amigos para siempre.
Me encanto...
No conocía ese juego de prendas...ya lo jugare alguna noche loca...jajaja
Te dejo puntitos y besitos...