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Arrodillarme y besarte ahí

Me invitaste a tu casa. Dijiste que habían unas cosas que trajiste del viaje que querías mostrarme. No me importó qué. Fui a tomar el café o el mate que seguro después me invitarías, supongo que las cosas del viaje eran una excusa para sentarse a charlar. Entonces preguntaste: ¿mate o café? Y te fuiste a la cocina a preparar. Yo ahora estoy en el living, solo, mirando alrededor algunas fotos japonesas, unos libros que no me animo a abrir para que no me encuentres revisando. Así que mejor voy a la cocina a buscarte.
Te encuentro de espaldas. Estás con las manos ocupadas, la pava, el agua caliente. No me importa mirar: miro el jean. Siempre me gustó cómo te calza el jean. Y me gusta que lo uses con botas. Me acerco y te agarro desde atrás. Te sorprendés. No, mentira: fingís sorpresa. Qué hacés, preguntas. No me ocupo de tu pregunta, me ocupo de tu cintura. Yo, atrás tuyo, una mano en tu abdomen y bajando, la otra en tu espalda.
Acerco la boca a tu cuello, sin besarlo, sólo para recorrerlo con los labios y distraerte de mi mano que baja por tu abdomen. Llego al cinturón. Lo desabrocho. Desabrocho el jean. Abro la bragueta. Ronroneas. Estás más pendiente del cuello que de la bragueta y por eso te contorneas para que sea tu cuello el que recorre mis labios. Mejor así. Distraete.
El jean cae. No me imaginé que usarás tanga. No me imaginé que fueras tan blanca. Me imagino que debes quedar muy marcada cuando te palmean. Bajo la mano del abdomen, que entra en la bombacha. Acaricio los pelos, sólo los pelos. Bajo la mano de la espalda, que la recorre de arriba hacia abajo. Y bajo también los labios.
Tu espalda es larga, demasiado larga para ser besada. Mejor con la lengua. Te corro el pelo y parto desde la nuca, recorro el espinazo y eso te da escalofrío. La lengua arriba y abajo. Mi mano en tu tanga. La corro. Tu piel es suave. Tu concha es peluda, mejor así, pero atrás, donde continúa, es lampiña, como si cualquier rastro de pelo hubiera sido borrado a fuerza de lengua.
Pajeame, decís. No te respondo. Bajas tu mano hasta ahí. Yo te la saco. El que hace soy, no vos. Llevas tu mano atrás, buscas mi pija. Te dije que no, sólo yo voy a hacer. Entonces me arrodillo. Tu bombacha queda a la altura de tus rodillas, justo por encima del jean, como una adolescente en una paja apurada.
Te paso la lengua por todo el contorno de la nalga. Estoy por hacer lo único que en este momento quiero hacer. Pero antes: me alejo, te miro. El culo es blanco, redondo, chiquito, perfecto. Ahora sí. Te abro con una mano; te doblo la espalda con la otra. Te cara queda sobre la mesada de la cocina. La mía queda adentro de tu culo.
Te escucho decir “no” y sólo eso. Supongo que hubieras querido pasar por el baño antes, lavarte. ¿Cómo te digo que no me importa, y que no es por apuro que no quiero que vayas? Estás transpirada, ese jean ajustaba demasiado. Así que al principio sos salada. Después no sé, me olvido. Los sabores y los olores ahora son texturas. Dos texturas: rugosa y opaca por fuera; sedosa y brillante por dentro.
La punta de mi lengua en la punta de tu culo. Empujo. Se abre. Aunque no es suficiente. Arrastro con un dedo la humedad de tu concha hasta ahí atrás. Mi lengua se abre paso. No alcanza. Me alejo. Te separo las nalgas y te escupo ahí adentro. Ahora sí. Abro un poco con el dedo y mi lengua alcanza la parte brillante y sedosa de tu culo. Mi lengua es una pija y tu culo una boca que lo traga. Entro y salgo. Te abro más con el dedo.
Y hacés trampa: siento tu dedo que juega con el clítoris. Pero no puedo decirte nada. Estoy en el éxtasis de hacer lo que más quería hacer y puedo dejar que rompas las reglas con tal de no salir de ahí. Ya no ronroneás. Gemís. Te separo más las nalgas. Mucho. Tanto que el culo se dilata, como si esperara la llegada de una pija. Pero vos ya gemís. No prestas atención a mi mano sobre la pija. Habrá que esperar otra ocasión, porque no te quedan más gemidos, sólo querés descansar, tu cara sobre la mesada, dos cafés a medio hacer, el jean por los tobillos.

1 comentarios - Arrodillarme y besarte ahí

morochadel84 +1
Hummm... Gran preliminar. Y digo preliminar porque seguro después de eso viene mucho más... Seguro.

Un placer leerlo nuevamente.

Besos.