Mi pequeño morbo...

No sabía dónde me metía.

Pero la intriga podría más…

Ese ser morboso me había llevado a lugares insospechados. Había deseado y querido cada una de esas experiencias… pero esta no era una más. Definitivamente no sería una más.

Él ocupa en mi cabeza una gran parte del tiempo. Sus movimientos son letales para mis pupilas.

Cada acción era contemplada a la distancia, pero lo sentía en mí, como si sucediera en ese preciso instante.

Comía mi cerebro pero no tanto como yo el suyo.

Los dos extremos son divertidos. Pero uno llamaba más la atención que otro. Tal vez por ser prohibido? Tal vez por miedo a probar nuevas cosas? Puede ser… pero hay momentos en esta vida donde uno tiene que hacer “tripa y corazón”, hacerse de valor y probar.

Una tarde de invierno salí con la expectativa de juntarnos… los tres.

Si iba a recorrer este camino, no habría otra persona con quien recorrerlo. Su sensualidad brota por sus poros. De a poco fui metiéndome en su vida. Conociendo sus gustos, reído con ella, con sus locuras. Él no hace más que despertar pequeños morbos escondidos en el cajón de la mesita de luz.

Desde que tenemos contacto, los tres nos hemos histeriqueando bastante y con mucho humor, pero no voy a negar que me llama la atención la complicidad de los comentarios entre ellos, de este hombre morboso que me come el cerebro diariamente y de ella, mujer picara, lujuriosa, con mucha sensualidad de la cual solo sé que compartimos gustos y nos encantan ciertas cositas particulares que no todas las mujeres se animan a probar y encima, contarlas.

Todo surgió como un juego y una apuesta de la cual ninguno de nosotros quería perder, pero a la vez si, porque nos encanta ese jueguito de desafíos. Las conversaciones y relatos fueron ayudando a aumentar la tensión, el morbo y las ganas de que todo eso se hiciera realidad, cuanto antes.

Al llegar la pregunta clave: Cuando? Supimos de inmediato que todo lo que habíamos fantaseado pronto se convertiría en realidad.

Entonces así fue, me vestí, me puse el perfume que sé que a él le encanta y me dirigí a la dirección que coordinamos. Los nervios hacían travesuras por mi mente y mi cuerpo, no podía negar que estaba intrigada y un tanto excitada por la situación “Sera linda ella?” “Me gustará?” “Seré de su agrado?”miles de preguntan inundaban mi mente.

Llegue al lugar al mismo instante que él, me esperaba en su auto para dirigirnos a una dirección donde nos esperaba ella, lugar? Su casa.

Al llegar ella nos esperaba en la puerta, él ya se había adelantado a avisarle que estábamos pronto a llegar. Al verla finalmente, pude ponerle un rostro, hermoso, un cuerpo curvilíneo y una voz a esas palabras morbosas escritas en los shouts. A él lo recibió con un beso profundo en intenso en la boca y a mi… me hizo pasar, me arrinconó suavemente contra la pared y mientras apoyaba suavemente sus labios contra los míos, pude sentir una de sus manos acariciar mi cintura, sin dudas, sabía que la íbamos a pasar muy bien.

Entramos en ese departamento chico pero confortable, nos sentamos en uno de los sillones y ella nos sirvió un café, delicioso. Todavía sentía su perfume en mi ropa y pelo, que linda que es, movimientos gatunos al caminar y manejarse, unas manos muy lindas, las imagino recorriendo el cuerpo de él, mi hombre, puedo sentir como se le eriza la piel cuando ella roza sus piernas contra las de él y mi excitación aumenta, la quiero mía, lo quiero mío, nos quiero nuestros.



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