Link a la parte 1: http://www.poringa.net/posts/relatos/2370496/Mi-Profe-1-3-Debutando-en-P.html
Otra vez, espero que la siguiente parte les guste, porque falta lo mejor, como siempre 😉.
Todavía no sabía qué contestar al mensaje. Ya había pasado más de una hora, calculo, más que nada por el tiempo que estuve imaginándome encima de la profe. Tenía miedo, y no sé por qué, ahora que lo pienso. Había sido directo y ella tambien, no había mucho que resolver.
Pero soy un PendejodeP, no hay con qué darle, y antes de escribir cualquier cosa le dediqué una paja más, de esas que ya te descubren seco y sólo eyaculás ganas de eyacular...
"Prométame que cuando todo esté listo no me va a cortar a la mitad"
Sí, tenía que vengarme. Cuando lo pienso bien, creo que es la tendencia de cada uno el quedar como dominante o dominado. Esa noche quería dominar, quería dejar claro que la que había reculado era ella y le iba a costar recuperar la iniciativa perdida.
Luego de mandar el mensaje esperé unos minutos, eternos, con la garganta atorada y sin hacer nada más que respirar. Ni siquiera parpadeaba mientras miraba el reloj.
Cuando pasaron unos minutos me decidí a ducharme. Estaba todo transpirado y manchado de placer, además de recalentado. Debía aclarar las cosas, porque todavía faltaba mucho para cogerme a LA profe.
En la ducha no pasó nada sexual más que ideas por mi mente. Típico: Pensás qué le podría gustar, deseás que le guste hacerte y dejarse hacer lo que a vos te gusta (y que al gustarte termina siendo las cosas que mejor sabés hacer). Proyectás.
Lo que más tenía ganas es de que no le inhiba recibir sexo oral, cosa que me fascina hacer. La delgadez y la altura me dieron a cambio unos dedos interesantes, que sirven bastante para rotar con la pija cuando está reposando. Por la edad uno tiene bastante resistencia, pero todos tenemos un límite.
En el medio de todo ésto escucho un ruido. Cierro la ducha y con el agua chorreando por todo el cuerpo voy a ver si realmente era la respuesta de la profe.
De más está decir que en el medio del camino casi me parto la cabeza patinándome en el piso.
Había un mensaje.
"¿Nos vemos a las 14 en XX XX. Te acordás dónde queda, no?"
"Por supuesto, allá nos vemos profe. Me muero por ser cariñoso de nuevo con usted."
"Te espero allá."
Releyendo lo que acabo de escribir me doy cuenta de lo desubicado de mi respuesta. Obviamente ya los dos estábamos pensando en cogernos al otro, pero quizá no fue la mejor frase para cerrar la "previa". Uno será neurótico, pero al menos en lo que son encuentros que pintan terminar en cogidas violentas, servidor quiere que cada momento sea perfecto.
Porque cuando está todo hecho, cuando estás en esos segundos que por suerte una buena cogedora nos ayuda a tener de placer, todos los escalofríos, todas las ganas reprimidas, las erecciones disimuladas, todo suma. Todo potencia. Todo se acumula hasta el momento que se consuma y se evapora el placer.
Y entonces buscamos otro reto.
Volviendo a esa noche, yo ya me había puesto ropa limpia y me sentía totalmente relajado. Esa noche dormí bastante bien, de esos sueños largos y profundos que no querés perder.
Claro, sin haber visto a la profe ya me había costado unos buenos polvos en su honor, y las piernas no me daban más. Como nos íbamos a ver a la tarde, no le di importancia a mi cansancio.
Al otro día desperté.
Eran las 14:30. Y tenía un mensaje en el teléfono.
Otra vez, espero que la siguiente parte les guste, porque falta lo mejor, como siempre 😉.
LA PROFE (2/3)
Todavía no sabía qué contestar al mensaje. Ya había pasado más de una hora, calculo, más que nada por el tiempo que estuve imaginándome encima de la profe. Tenía miedo, y no sé por qué, ahora que lo pienso. Había sido directo y ella tambien, no había mucho que resolver.
Pero soy un PendejodeP, no hay con qué darle, y antes de escribir cualquier cosa le dediqué una paja más, de esas que ya te descubren seco y sólo eyaculás ganas de eyacular...
"Prométame que cuando todo esté listo no me va a cortar a la mitad"
Sí, tenía que vengarme. Cuando lo pienso bien, creo que es la tendencia de cada uno el quedar como dominante o dominado. Esa noche quería dominar, quería dejar claro que la que había reculado era ella y le iba a costar recuperar la iniciativa perdida.
Luego de mandar el mensaje esperé unos minutos, eternos, con la garganta atorada y sin hacer nada más que respirar. Ni siquiera parpadeaba mientras miraba el reloj.
Cuando pasaron unos minutos me decidí a ducharme. Estaba todo transpirado y manchado de placer, además de recalentado. Debía aclarar las cosas, porque todavía faltaba mucho para cogerme a LA profe.
En la ducha no pasó nada sexual más que ideas por mi mente. Típico: Pensás qué le podría gustar, deseás que le guste hacerte y dejarse hacer lo que a vos te gusta (y que al gustarte termina siendo las cosas que mejor sabés hacer). Proyectás.
Lo que más tenía ganas es de que no le inhiba recibir sexo oral, cosa que me fascina hacer. La delgadez y la altura me dieron a cambio unos dedos interesantes, que sirven bastante para rotar con la pija cuando está reposando. Por la edad uno tiene bastante resistencia, pero todos tenemos un límite.
En el medio de todo ésto escucho un ruido. Cierro la ducha y con el agua chorreando por todo el cuerpo voy a ver si realmente era la respuesta de la profe.
De más está decir que en el medio del camino casi me parto la cabeza patinándome en el piso.
Había un mensaje.
"¿Nos vemos a las 14 en XX XX. Te acordás dónde queda, no?"
"Por supuesto, allá nos vemos profe. Me muero por ser cariñoso de nuevo con usted."
"Te espero allá."
Releyendo lo que acabo de escribir me doy cuenta de lo desubicado de mi respuesta. Obviamente ya los dos estábamos pensando en cogernos al otro, pero quizá no fue la mejor frase para cerrar la "previa". Uno será neurótico, pero al menos en lo que son encuentros que pintan terminar en cogidas violentas, servidor quiere que cada momento sea perfecto.
Porque cuando está todo hecho, cuando estás en esos segundos que por suerte una buena cogedora nos ayuda a tener de placer, todos los escalofríos, todas las ganas reprimidas, las erecciones disimuladas, todo suma. Todo potencia. Todo se acumula hasta el momento que se consuma y se evapora el placer.
Y entonces buscamos otro reto.
Volviendo a esa noche, yo ya me había puesto ropa limpia y me sentía totalmente relajado. Esa noche dormí bastante bien, de esos sueños largos y profundos que no querés perder.
Claro, sin haber visto a la profe ya me había costado unos buenos polvos en su honor, y las piernas no me daban más. Como nos íbamos a ver a la tarde, no le di importancia a mi cansancio.
Al otro día desperté.
Eran las 14:30. Y tenía un mensaje en el teléfono.
(Continuará)
1 comentarios - Mi Profe (2/3)