Buenas a toda la gente linda que pulula por P!. Hace rato laaaargo que vengo disfrutando con el material que la comunidad crea y comparte, pero recién ahora vi la necesidad de formar parte activa de la misma.
Mientras consigo valor y herramientas para compartir primeros planos de mi cuerpo, comienzo con un relato propio. Propio porque no es copiado de ningún lado, siendo las fuentes mis experiencias y lo que imagine mi cabeza. Voy a intentar variar de estilos para poder gustarle a la mayor parte de ustedes, ya que lo mejor del placer es que lo retroalimentemos 😉.
"Ay querido, sos divino, sos un ser de luz" Me dijo alguna vez la profe, LA profe, la primera de mi vida. Con el tiempo perdí cualquier tapujo y le dediqué paja tras paja en su recuerdo.
Recordando cuando nos daba clases a todos, pero sus ojos me prestaban "demasiada" atención. Cuando comenzaba la primavera y mientras todos se volvían locos con las chicas que sacaban pecho o un prometedor culito, yo me babeaba en las clases por cómo vestía más ligeramente la profe.
Es bastante común tenerle ganas a las/los profes, eso lo tenemos claro. Cualquiera que se haya pajeado bastante precozmente le dedicó buena cantidad a una o varias de ellas, yo no soy la excepción. Pero el pajero de antes terminó conociendo las delicias del sexo puro y duro, y tenía ganas de cumplir la fantasía.
Para que se imaginen, soy un pibe bastante delgado, con una buena altura (metro noventa), pelo castaño oscuro y algo crecido, además de barbita candado. Sacando mis ojos verdes, bastante preciosos, el resto de mi fisionomía no es para nada descollante.
Ella era un poco más baja que yo, de buen porte y de pelo negro y bastante largo. De unos 40 años supongo, no eran sus pechos o su cola lo que más llamaba la atención, sino una boca que pedía a gritos ser penetrada hasta el hartazgo. Por lo demás, tenía una forma de ser encantadora, de esas personas que "no puede ser tan buenas y felices todo el tiempo". De esas personas que de tan puras, dan ganas de corromper.
La llamé. Una vez de tantas que me la crucé volviendo de la facu, me terminó pasando el teléfono con la excusa de que si algún día escribía algo se lo diera a leer y me lo criticara. Teléfono que guardé cuidadosamente más por fantasía que por realmente haber pensado que alguna vez, luego de tantos años, la iba a llamar para hacerla mía.
"Neneee! ¿Qué hacés tanto tiempo? ¿Cómo está esa cabecita?" Dijo apenas le dije que era yo, Victor, su ex alumno.
Tenía ganas de decirle que mi cabeza estaba fuera de mi boxer y estallaba mientras hablábamos, pero me aguanté las ganas. Si salían las cosas bien, ya me iba a desquitar con esa boquita petera que recordaba tan bien.
"Ahí ando profe. Todo bien."
No pude seguir. Me quedé mudo. La mano que tenía masturbándome tambien se detuvo. ¿Qué carajos estaba haciendo? Era un pajero que no tenía ni puta idea de nada. Había pasado mucho tiempo y seguro más de un ex alumno se la quiso voltear, ¿por qué iba a aceptar mi invitación?
De repente recordé cuando estábamos entre bastante gente y la tenía parada al mango. Me olvidé de todo y cuando se descuidó me la apoyé sin asco en su colita preciosa. Cuando se dio vuelta yo ya estaba a mil kilómetros de distancia por la vergüenza.
Esa noche le dediqué varias pajas a esa proeza.
Volviendo al asunto, con ese recuerdo la pija que se me había puesto flácida recuperó el vigor y ya sentía en mis huevos que estaba cerca de explotar. Por alguna razón supe bien qué decir de repente:
"¿Usted cómo anda profe?"
"Ando bien por suerte. Vos? Escribiste algo para mí?"
"Si, por eso la llamaba. Son boludeces pero quizá les guste, pero son bastante romanticonas la verdad para mi gusto."
"Ay si, esa cabecita. Siempre fuiste divino y cariñoso!"
"Ah si? no me acordaba que fui cariñoso con usted nunca"
Silencio.
Si, había tirado eso a ver qué reacción tomaba. Yo ya había eyaculado y me había quedado quieto, con toda la leche bajando por mi abdomen y el boxer sin acomodar, esperando la respuesta de mi profe. LA profe.
"Ay Victor! Si parece que fue ayer cuando te ibas corriendo para que no te pueda retar por tu travesura!"
¡La hija de puta se acordaba! No sólo eso, sino que sabía que yo había sido el que le había clavado la pija en ese culito que sólo estaba protegido por una pollera azul que nunca me voy a olvidar. Tenía que responder algo urgente mientras me volvía a tocar.
"Era un pendejo todavía profe, no sabía lo que hacía. Ahora me puse más grande y sé que soldado que huye sirve para otra guerra. La llamé porque me acordé de usted y le dediqué una paja en su honor. Es más, mientras hablábamos me estaba pajeando y me acabé todo encima escuchándola a usted. Le parece que nos-"
El sonido indicaba que la conversación se había caído. Al toque imaginé que me había zarpado y ella no tuvo otra que cortar de una vez. Había hecho cualquiera, era un gil.
Si hubiera sido más paciente...
Si no hubiera sido tan pajero, en vez de acabarme encima hubiera podido acabar encima de ella.
Llegando a la noche, todavía me sentía un pelotudo. Cierto es que nunca hubo mucha chance de que suceda algo con ella, pero me había dado un pie (al menos yo lo entendía así) y había cagado todo. Eso pasa por hablar por teléfono con la pija en la otra mano.
Suena el celular. Mensaje.
"Si nos vemos, ¿prometés que no te vas a ir corriendo?. Tu Profe"
Esa noche, antes de responder cualquier cosa. Me toqué y acabé tres veces, lo recuerdo bien. Llegué al punto en que te empieza a doler de tantas pajas acumuladas y comenzás a jugar con el ardor de la punta, y recordás las veces que lo hicieron las minas con vos.
PD: Tenía ganas de debutar y espero que cuando les cuente el resto de lo que pasó me cueste menos contarles los detalles. La vergüenza no se me quita todavía del todo. Espero que a alguien le haya gustado.
Mientras consigo valor y herramientas para compartir primeros planos de mi cuerpo, comienzo con un relato propio. Propio porque no es copiado de ningún lado, siendo las fuentes mis experiencias y lo que imagine mi cabeza. Voy a intentar variar de estilos para poder gustarle a la mayor parte de ustedes, ya que lo mejor del placer es que lo retroalimentemos 😉.
LA PROFE (1/3)
"Ay querido, sos divino, sos un ser de luz" Me dijo alguna vez la profe, LA profe, la primera de mi vida. Con el tiempo perdí cualquier tapujo y le dediqué paja tras paja en su recuerdo.
Recordando cuando nos daba clases a todos, pero sus ojos me prestaban "demasiada" atención. Cuando comenzaba la primavera y mientras todos se volvían locos con las chicas que sacaban pecho o un prometedor culito, yo me babeaba en las clases por cómo vestía más ligeramente la profe.
Es bastante común tenerle ganas a las/los profes, eso lo tenemos claro. Cualquiera que se haya pajeado bastante precozmente le dedicó buena cantidad a una o varias de ellas, yo no soy la excepción. Pero el pajero de antes terminó conociendo las delicias del sexo puro y duro, y tenía ganas de cumplir la fantasía.
Para que se imaginen, soy un pibe bastante delgado, con una buena altura (metro noventa), pelo castaño oscuro y algo crecido, además de barbita candado. Sacando mis ojos verdes, bastante preciosos, el resto de mi fisionomía no es para nada descollante.
Ella era un poco más baja que yo, de buen porte y de pelo negro y bastante largo. De unos 40 años supongo, no eran sus pechos o su cola lo que más llamaba la atención, sino una boca que pedía a gritos ser penetrada hasta el hartazgo. Por lo demás, tenía una forma de ser encantadora, de esas personas que "no puede ser tan buenas y felices todo el tiempo". De esas personas que de tan puras, dan ganas de corromper.
La llamé. Una vez de tantas que me la crucé volviendo de la facu, me terminó pasando el teléfono con la excusa de que si algún día escribía algo se lo diera a leer y me lo criticara. Teléfono que guardé cuidadosamente más por fantasía que por realmente haber pensado que alguna vez, luego de tantos años, la iba a llamar para hacerla mía.
"Neneee! ¿Qué hacés tanto tiempo? ¿Cómo está esa cabecita?" Dijo apenas le dije que era yo, Victor, su ex alumno.
Tenía ganas de decirle que mi cabeza estaba fuera de mi boxer y estallaba mientras hablábamos, pero me aguanté las ganas. Si salían las cosas bien, ya me iba a desquitar con esa boquita petera que recordaba tan bien.
"Ahí ando profe. Todo bien."
No pude seguir. Me quedé mudo. La mano que tenía masturbándome tambien se detuvo. ¿Qué carajos estaba haciendo? Era un pajero que no tenía ni puta idea de nada. Había pasado mucho tiempo y seguro más de un ex alumno se la quiso voltear, ¿por qué iba a aceptar mi invitación?
De repente recordé cuando estábamos entre bastante gente y la tenía parada al mango. Me olvidé de todo y cuando se descuidó me la apoyé sin asco en su colita preciosa. Cuando se dio vuelta yo ya estaba a mil kilómetros de distancia por la vergüenza.
Esa noche le dediqué varias pajas a esa proeza.
Volviendo al asunto, con ese recuerdo la pija que se me había puesto flácida recuperó el vigor y ya sentía en mis huevos que estaba cerca de explotar. Por alguna razón supe bien qué decir de repente:
"¿Usted cómo anda profe?"
"Ando bien por suerte. Vos? Escribiste algo para mí?"
"Si, por eso la llamaba. Son boludeces pero quizá les guste, pero son bastante romanticonas la verdad para mi gusto."
"Ay si, esa cabecita. Siempre fuiste divino y cariñoso!"
"Ah si? no me acordaba que fui cariñoso con usted nunca"
Silencio.
Si, había tirado eso a ver qué reacción tomaba. Yo ya había eyaculado y me había quedado quieto, con toda la leche bajando por mi abdomen y el boxer sin acomodar, esperando la respuesta de mi profe. LA profe.
"Ay Victor! Si parece que fue ayer cuando te ibas corriendo para que no te pueda retar por tu travesura!"
¡La hija de puta se acordaba! No sólo eso, sino que sabía que yo había sido el que le había clavado la pija en ese culito que sólo estaba protegido por una pollera azul que nunca me voy a olvidar. Tenía que responder algo urgente mientras me volvía a tocar.
"Era un pendejo todavía profe, no sabía lo que hacía. Ahora me puse más grande y sé que soldado que huye sirve para otra guerra. La llamé porque me acordé de usted y le dediqué una paja en su honor. Es más, mientras hablábamos me estaba pajeando y me acabé todo encima escuchándola a usted. Le parece que nos-"
El sonido indicaba que la conversación se había caído. Al toque imaginé que me había zarpado y ella no tuvo otra que cortar de una vez. Había hecho cualquiera, era un gil.
Si hubiera sido más paciente...
Si no hubiera sido tan pajero, en vez de acabarme encima hubiera podido acabar encima de ella.
Llegando a la noche, todavía me sentía un pelotudo. Cierto es que nunca hubo mucha chance de que suceda algo con ella, pero me había dado un pie (al menos yo lo entendía así) y había cagado todo. Eso pasa por hablar por teléfono con la pija en la otra mano.
Suena el celular. Mensaje.
"Si nos vemos, ¿prometés que no te vas a ir corriendo?. Tu Profe"
Esa noche, antes de responder cualquier cosa. Me toqué y acabé tres veces, lo recuerdo bien. Llegué al punto en que te empieza a doler de tantas pajas acumuladas y comenzás a jugar con el ardor de la punta, y recordás las veces que lo hicieron las minas con vos.
(Continuará)
PD: Tenía ganas de debutar y espero que cuando les cuente el resto de lo que pasó me cueste menos contarles los detalles. La vergüenza no se me quita todavía del todo. Espero que a alguien le haya gustado.
4 comentarios - Mi Profe (1/3) (Debutando en P!)
Fuera de eso, muy bueno el relato, me calento al toque pensando en una profe jajaja +3 porque no puedo mas, suerte! te sigo para esperar el siguiente!
Gracias 😉.
Y por las dudas, otro relato nuevito: http://www.poringa.net/posts/relatos/2372266/El-Precio-de-Dominar-I.html
Y por las dudas, otro relato nuevito: http://www.poringa.net/posts/relatos/2372266/El-Precio-de-Dominar-I.html