El lunes, cuando Mateo llegó a casa al medio día, enseguida notó tensión en el ambiente. Su mujer y su hijo estaban serios. En cuanto estuvo a solas con María, le preguntó.
-¿Qué pasa?
-Nada - contestó, seca.
-¿Cómo que nada?
-Te he dicho que nada. Ahora no tengo ganas de hablar.
Mateo iba a insistir, pero al ver la cara de su mujer, decidió callarse. La tensión seguía presente cuando volvió a la oficina. Y también cuando regresó.
María seguía sin querer decir nada. Cuando se acostaron, Mateo ya no podía más.
-¿Me vas a decir qué coño pasa?
Ella se echó a llorar. Mateo a abrazó, tratando de calmarla.
-Ya te dije que no estaba bien lo que hicimos. Que la cosa se nos iría de las manos.
-Tranquilízate y dime que ha pasado.
-Oh.,..dios mío....
-Tranquila, María.
Ella tomo aire.
-Esta mañana, me vestí con un traje normalito, nada llamativo. Pero él siguió mirándome. Siguió tocándose por debajo de la mesa. Y rozándose conmigo. Esta vez más descaradamente. Me pegó la polla al culo y se quedó unos segundos. Incluso apretó.
Mateo escuchaba con atención
-Me di la vuelta, encarándolo. Le dije que no estaba bien lo que estaba haciendo, que era su madre y que tenía que respetarme. Y...entonces.
María se tapó los ojos con las manos, sollozando.
-¿Qué pasó?
-Mi amor...me dijo que yo era una zorra, una calientapollas. Mi hijo me llamó zorra.
-Joder, joder, joder. Se ha pasado. Voy a decirle un par de cosas al mocoso ese - dijo Mateo, levantándose de la cama.
María lo detuvo, agarrándolo del brazo.
-No, no. No le digas nada. Él tiene razón. Me he portado como él dice. He sido una... calientapollas. Fuimos demasiado lejos, Mateo.
-Tienes razón. Nosotros lo provocamos. Pero no tiene derecho a hablarte así. Voy a hablar con él. Le exigiré que te pida perdón.
-Por favor... no le digas nada. Hablaré yo con él.
-¿Estás segura? -Sí, lo estoy. Iré ahora mismo.
-De acuerdo.
Ella se levantó, se puso una bata sobre el corto pijama y se fue hacia el cuarto de su hijo
Mateo se quedó en la cama, esperando. Y pensando.
Su mujer tenía razón. Lo ponía tan caliente saber que Juan la deseaba, que la animó a que siguiera. Para luego calentarse al oírlo y echar unos estupendos polvos. Los mejores que recordaba. Pero se olvidó de Juan, de sus sentimientos. Esperaba que María lo arreglase todo y que las cosas volvieran a la normalidad.
Esperó a que María regresara. Esperó... Esperó....Y esperó. El tiempo pasaba y ella no regresaba. Se empezó a poner nervioso. Habían pasado cerca de 20 minutos. Estaba a punto de levantarse para ir a buscarla, cuando ella volvió.
La miró de arriba a abajo. La bata agarrada con las manos. El pelo alborotado. Las mejillas sonrosadas.
-¿Qué pasó? ¿Por qué tardaste tanto?
-Mateo...Juan...acaba de ...cogerme.
-¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?
-Que Juan, tu hijo, me acaba de coger bien cogida.
Mateo se quedó mirándola, con la boca abierta.
-Fui dispuesta a hablar con él, arreglar las cosas. Estaba es su cama. Le pedí permiso para entrar. Me dijo que pasara. Estaba serio. Me acerque a su cama y me senté, como cuando era pequeño.
Mateo la miraba con la boca aún abierta, incrédulo.
-Él se incorporó en la cama. La sábana cayó hasta sus caderas. Su torso estaba desnudo. No sabía que era tan...musculoso. Es...hermoso.
-¡María! - consiguió articular Mateo.
-Sí, hermoso. No pude evitar mirarle. Pero empecé a hablar. Le dije que lo que me dijo estaba mal, pero que comprendía que había sido por mi culpa. Que tenía que haberlo cortado todo desde que empezó. Entonces me dijo que...
-¿Qué te dijo?
-Que era muy hermosa. Que le gustaba mucho. Que me deseaba. Yo le dije que no podía ser, que era su madre. Que debía buscar una mujer adecuada.
-¿Y?
-Me dijo que no le importaba quien era. Que lo ponía caliente. Que le gustaban mis tetas, mi culo, que..que...
-¿QUÉ?
-Que le ponía la polla dura. Que se mataba a pajas pensando en mí.
-Coño.
-Mateo...intenté decirle que eso no era correcto. Pero él me miraba a los ojos. Sonrió y me dijo "Mamá, estoy caliente sólo de tenerse sentada en mi cama".
-Coño.
-Y....uf..Mateo. Entonces tiró de la sábana. Estaba desnudo, y ...ummmm su pija..dura...y era...muy..grande..preciosa.
-¿Más grande que la mía?
-Sí, más.
-¡COÑO!
-Se quedó mirándome, sonriendo, con su enorme polla tiesa. Yo no sabía qué hacer, que decir. Me quedé embobada, mirándole la verga. Me dijo "¿Te gusta mi pija, mamá?"
-¿Y tú que dijiste?
-Nada. No podía hablar, mi amor. El corazón me latía con fuerza. Y el coño se me mojó en el acto. Me dijo después : "Agarrame la pija, mami. Mira lo dura que me la pones".
-COÑO, COÑO, COÑO..¿Se la cogiste? - preguntó Mateo, cada vez más ansioso.
-No...no pude. Estaba como petrificada. Casi ni respiraba. Sólo mirara aquella polla que daba saltitos sola mientras sentía como el pijama se me mojaba cada vez más. Fue él el que cogió una de mis manos y la llevó hasta su pija. Ummmmmm que dura, que caliente, que suave.
-Uf...María...Le agaraste la pija a Juan.
-No sólo eso, mi amor. Me empezó a mover la mano, para que le hiciera una paja. Cuando retiró su mano, yo seguí sola. Moviendo arriba y abajo la mía, apretando su polla. Estaba ardiendo Mateo. Creo que nunca había estado tan caliente. Él empezó a gemir. Le gustaba lo que le estaba haciendo.
-No me extraña. Sigue, sigue, por el amor de dios. No pares.
-¿Estás caliente?
-Como una moto. Mira - respondió Mateo, sacándose la pija.
María la cogió con la misma mano que había cogido la polla de Juan, y lo empezó a masturbar.
-Así se la meneaba. Despacito, apretando. Mi mano casi no abarcaba su grosor. Él se recostó sobre cama y me miraba mientras yo lo pajeaba. Me decía que le encantaba como le tocaba la polla. Que lo deseaba desde hacía tiempo. Y...entonces...
-¿Qué pasó?
-Me miró fijamente a los ojos, y me dijo "Chúpame la pija, zorra". Ummmmm en ese momento me sentía así. Como una zorra, haciéndole una paja a su hijo y con el coño empapado. Casi me corro sin tocarme.
-¿Lo hiciste? ¿Le chupaste la polla?
-Ummmmm, claro que se la chupé. Me agaché - dijo, agachándose sobre su marido - y le di un besito en la punta - dijo, dándole un beso en la punta de la polla de Mateo- Saqué mi lengua, lamiendo toda su cabezota. Y después, me la metí en la boca. Me metí la polla de mi hijo en la boca y se la chupé así.
María empezó a chuparle la pija a su Marido como había hecho con Juan. Le miraba a los ojos, subiendo y bajando la cabeza, mamando con fuerza.
-Aggg María, mi amor...¿Así se la chupaste?
-Ummmmm - respondió ella, sin sacarse la polla de la boca.
-¿Se la chupaste hasta el final?
-Ummmmm
-Aggggg ¿Se ..corrió...en.....tu boca?
-Ummmmmmm
-María....ah..ah...¿Te tragaste toda su leche?
-Ummmmmmm
Aquello fue demasiado para Mateo. Se corrió a mares dentro de la boca de su mujer, que sin dejar de mirarlo, tragaba a medida que la polla disparaba. Mateo disfrutó de su intenso y arrollador orgasmo, imaginando la escena de María tragándose la corrida de Juan, mientras éste gemía. .
Después de beberse con gusto todo el semen de Mateo, María siguió chupando un poco más la polla, lamiéndola, buscando cualquier rastro de la rica leche. Él la miraba, casi babeando.
-Joder María. Como me has puesto de caliente. Uf, ha sido fantástico. Ahora dime que pasó de verdad.
-Pasó tal y como te he dicho.
-Jajaja, venga ya.
-¿No te lo crees?
-No.
Mateo pensó que todo había sido sólo una manera de calentarlo. Una fantasía como la de los días anteriores.
María se quitó la bata. Estaba completamente desnuda debajo. Mateo la miró.
-Jeje, seguro que te desnudaste antes de venir.
Ella se tumbó en la cama. Abrió las piernas, acercó las manos a su coño y se lo abrió.
-¿También eso es mentira?
Mateo miró el coño de su mujer. Mojado, rojo...y rezumando. Un flujo salía de la vagina. Era un flujo blancuzco. Mezcla de sus jugos y del semen de su hijo.
-Mira como la leche de Juan me gotea del coño.
-¿Pero..? Te ha follado de verdad.
-Ummmmmm y de qué manera.
Se metió un dedo en el coño y lo sacó mojado, manchado de semen. Se lo llevó a la boca y lo chupó.
-Que rico, mi amor. Lechita de mi niño.
Volvió a meterse el dedo, sacándolo, nuevamente, manchado. Se lo ofreció a Mateo.
-¿Quieres probar? Jajaja.
Él la miraba, con la boca abierta. Y cuando se dio cuenta, tenía el dedo en su boca, y lo chupaba. María también se sorprendió que Mateo lo hiciera.
-En mi coño hay más.
No tuvo que repetirlo. Matero se acostó entre sus piernas y empezó a comerle el coño. Su sabroso coño recién follado, lleno de la leche de su hijo. María apretó su cabeza contra su coño.
-Aggggg, sí mi amor. Cómeme el coño.... Trágate la leche de tu hijo, como hice yo...
-Sí, te lo voy a dejar limpito, pero cuéntamelo todo. Dime como te folló.
Mientras Mateo le comía el coño, María le relató el polvazo que Juan le echó.
-Después de tragarme toda su corrida, seguí chupándole la polla. Seguía dura, mi amor, muy dura..
Entonces, se abalanzó sobre mí y me besó. Ummm, sus labios me quemaban y todo mi cuerpo se estremeció. Me empezó a quitar la bata, y después me acarició las tetas.
Mateo lamía y lamía. Su polla, dura otra vez, se aplastaba contras la cama. Él se movía. Era como si se follase el colchón mientras se comía aquel sabroso coño.
-No tengo pijama porque me lo rompió. Me lo arrancó y se lanzo a por mis tetas. Me las sobó, las agarró entres sus manos y luego...ummmm me las chupó. Enteritas. Y me mordió los pezones. Con fuerza. Estaba como poseído.
Mateo metía dos dedos a fondo en el coño y los sacaba, para chuparlos. Atrapaba el clítoris entres sus labios, lo chupaba. María apretaba su cabeza contra ella, restregándole el coño por toda la cara
-Por fin me tenía desnuda. Me acarició el coño. Mi amor... en cuanto sentí como mi hijo me tocaba el coño me corrí. Me agarré a él con fuerza y mordí su hombro para no gritar. Mientras me corría, el me frotaba y frotaba. ¿Sabes lo que hizo?
.
-No. ¿Qué hizo? - respondió el lamedor levantando un segunda la brillante cara.
-Me enseñó su mano, llena de mis jugos, se la llevó a la boca y se chupó los dedos, relamiéndose. Me dijo "Ummm, mami, que rica estás. Me voy a hartar de comerte el coño". Eso hizo que siguiera cachonda.
-¿Te lo comió?
-No... me tumbó en la cama, me hizo abrirme bien de piernas y...
-¿Y queeeeeeeeeee?
-Me clavó su pollón en el coño, hasta el fondo. Jamás me había sentido tan llena, mi amor. Creo que me he enamorado de su polla.
Mateo escuchaba el relato de la soberbia follada a que sometió Juan a su madre. Como le metía y sacaba la polla con fuerza, a fondo, golpeando el fondo de su coño. Como le chupaba y le apretaba las tetas. Como la besaba, con pasión, buscando su lengua, sin dejar ni un solo momento de follarla. Y lo que le decía. Las cosas que le susurraba al oído "¿Te gusta mi polla, mami? ¿Te gusta cómo te folla tu hijo, zorrita?".
-¿Y tú que le decías?
-Que sí. Que gustaba...agggg que siguiera follándome así. Que era su zorrita. Le dije que era su zorritaaaaaaaaaa.
Recordándolo todo y sintiendo la lengua de Mateo en su coño, María estalló en un intenso orgasmo que la obligó a arquear la espalda sobre la cama y quedarse unos segundos sin respiración. En su mente, el placer que sintió cuando la polla de Juan estalló en lo más profundo de su coño, llenándoselo del incestuoso semen. Mateo, que tampoco podía más, abandonó el coño de su mujer, se tiró sobre ella y le metió la polla en le palpitante coño. Se corrió en el acto.
Minutos después, los dos estaban sobre la cama, boca arriba. No decían nada. Mateo acercó una mano a la mano de María. Se agarraron.
-Joder - dijo Mateo.
-Uf - respondió María.
Al día siguiente, Mateo regresó al medio día ansioso por saber que había pasado. La casa estaba en silencio. Fue a la cocina a buscar a su mujer. No estaba. Se fijó en que no había comida preparada, como siempre. Buscó y la encontró en su cama, desnuda. El pelo alborotado.
-María!
-Ummm hola mi amor.
-¿Qué pasa?
-Nada... Será mejor que pidas comida al chino. No he preparado nada.
-¿Y eso?
-Es que Juan ha estado toda la mañana cogiéndome. Ese chico es...incansable. No puedo ni moverme. Pero jamás me había corrido tantas y tantas veces.
-¿Dónde está?
-Ha salido. ¿Sabes una cosa? Ya no tengo nada virgen.
-¿No querrás decir que....?
-Sí, me ha follado el culito. Al principio me dolió horrores, pero luego fue fantástico. Ummmmm lo que me he perdido.
-Cabrona. Mira que te lo he pedido veces y siempre me lo negaste. Y a él, a la primera, le das tu culazo - dijo, sacándose la polla y acercándose a su mujer.
-No le puedo negar nada a mi niño.
-Pues ahora te voy a dar yo por ese culito tan lindo que tienes.
-Mi amor, déjame descansar. No puedo ni con mi alma. Necesito dormir.
-Joder, María. Al menos chúpamela.
Ella estaba acurrucada en la cama. Mateo se arrodilló al lado de su cabeza y le acercó la polla a la boca. Más que una mamada, fue una follada de boca. María se limitó a dejar que Mateo usara su boca hasta que se la llenó de semen, el cual se tragó... y se durmió.
Después de cenar, estaban los tres en el salón. María se sentó entre los dos. Al poco, llevó sus manos a cada una de las pollas, empezando a acariciarlas. Giró su cabeza a la derecha y besó a su marido. Giró su cabeza a la izquierda y besó a su hijo.
-¿Quién va a ser el primero en follarse a mami?
FIN .....o la vida continua !!!!
-¿Qué pasa?
-Nada - contestó, seca.
-¿Cómo que nada?
-Te he dicho que nada. Ahora no tengo ganas de hablar.
Mateo iba a insistir, pero al ver la cara de su mujer, decidió callarse. La tensión seguía presente cuando volvió a la oficina. Y también cuando regresó.
María seguía sin querer decir nada. Cuando se acostaron, Mateo ya no podía más.
-¿Me vas a decir qué coño pasa?
Ella se echó a llorar. Mateo a abrazó, tratando de calmarla.
-Ya te dije que no estaba bien lo que hicimos. Que la cosa se nos iría de las manos.
-Tranquilízate y dime que ha pasado.
-Oh.,..dios mío....
-Tranquila, María.
Ella tomo aire.
-Esta mañana, me vestí con un traje normalito, nada llamativo. Pero él siguió mirándome. Siguió tocándose por debajo de la mesa. Y rozándose conmigo. Esta vez más descaradamente. Me pegó la polla al culo y se quedó unos segundos. Incluso apretó.
Mateo escuchaba con atención
-Me di la vuelta, encarándolo. Le dije que no estaba bien lo que estaba haciendo, que era su madre y que tenía que respetarme. Y...entonces.
María se tapó los ojos con las manos, sollozando.
-¿Qué pasó?
-Mi amor...me dijo que yo era una zorra, una calientapollas. Mi hijo me llamó zorra.
-Joder, joder, joder. Se ha pasado. Voy a decirle un par de cosas al mocoso ese - dijo Mateo, levantándose de la cama.
María lo detuvo, agarrándolo del brazo.
-No, no. No le digas nada. Él tiene razón. Me he portado como él dice. He sido una... calientapollas. Fuimos demasiado lejos, Mateo.
-Tienes razón. Nosotros lo provocamos. Pero no tiene derecho a hablarte así. Voy a hablar con él. Le exigiré que te pida perdón.
-Por favor... no le digas nada. Hablaré yo con él.
-¿Estás segura? -Sí, lo estoy. Iré ahora mismo.
-De acuerdo.
Ella se levantó, se puso una bata sobre el corto pijama y se fue hacia el cuarto de su hijo
Mateo se quedó en la cama, esperando. Y pensando.
Su mujer tenía razón. Lo ponía tan caliente saber que Juan la deseaba, que la animó a que siguiera. Para luego calentarse al oírlo y echar unos estupendos polvos. Los mejores que recordaba. Pero se olvidó de Juan, de sus sentimientos. Esperaba que María lo arreglase todo y que las cosas volvieran a la normalidad.
Esperó a que María regresara. Esperó... Esperó....Y esperó. El tiempo pasaba y ella no regresaba. Se empezó a poner nervioso. Habían pasado cerca de 20 minutos. Estaba a punto de levantarse para ir a buscarla, cuando ella volvió.
La miró de arriba a abajo. La bata agarrada con las manos. El pelo alborotado. Las mejillas sonrosadas.
-¿Qué pasó? ¿Por qué tardaste tanto?
-Mateo...Juan...acaba de ...cogerme.
-¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?
-Que Juan, tu hijo, me acaba de coger bien cogida.
Mateo se quedó mirándola, con la boca abierta.
-Fui dispuesta a hablar con él, arreglar las cosas. Estaba es su cama. Le pedí permiso para entrar. Me dijo que pasara. Estaba serio. Me acerque a su cama y me senté, como cuando era pequeño.
Mateo la miraba con la boca aún abierta, incrédulo.
-Él se incorporó en la cama. La sábana cayó hasta sus caderas. Su torso estaba desnudo. No sabía que era tan...musculoso. Es...hermoso.
-¡María! - consiguió articular Mateo.
-Sí, hermoso. No pude evitar mirarle. Pero empecé a hablar. Le dije que lo que me dijo estaba mal, pero que comprendía que había sido por mi culpa. Que tenía que haberlo cortado todo desde que empezó. Entonces me dijo que...
-¿Qué te dijo?
-Que era muy hermosa. Que le gustaba mucho. Que me deseaba. Yo le dije que no podía ser, que era su madre. Que debía buscar una mujer adecuada.
-¿Y?
-Me dijo que no le importaba quien era. Que lo ponía caliente. Que le gustaban mis tetas, mi culo, que..que...
-¿QUÉ?
-Que le ponía la polla dura. Que se mataba a pajas pensando en mí.
-Coño.
-Mateo...intenté decirle que eso no era correcto. Pero él me miraba a los ojos. Sonrió y me dijo "Mamá, estoy caliente sólo de tenerse sentada en mi cama".
-Coño.
-Y....uf..Mateo. Entonces tiró de la sábana. Estaba desnudo, y ...ummmm su pija..dura...y era...muy..grande..preciosa.
-¿Más grande que la mía?
-Sí, más.
-¡COÑO!
-Se quedó mirándome, sonriendo, con su enorme polla tiesa. Yo no sabía qué hacer, que decir. Me quedé embobada, mirándole la verga. Me dijo "¿Te gusta mi pija, mamá?"
-¿Y tú que dijiste?
-Nada. No podía hablar, mi amor. El corazón me latía con fuerza. Y el coño se me mojó en el acto. Me dijo después : "Agarrame la pija, mami. Mira lo dura que me la pones".
-COÑO, COÑO, COÑO..¿Se la cogiste? - preguntó Mateo, cada vez más ansioso.
-No...no pude. Estaba como petrificada. Casi ni respiraba. Sólo mirara aquella polla que daba saltitos sola mientras sentía como el pijama se me mojaba cada vez más. Fue él el que cogió una de mis manos y la llevó hasta su pija. Ummmmmm que dura, que caliente, que suave.
-Uf...María...Le agaraste la pija a Juan.
-No sólo eso, mi amor. Me empezó a mover la mano, para que le hiciera una paja. Cuando retiró su mano, yo seguí sola. Moviendo arriba y abajo la mía, apretando su polla. Estaba ardiendo Mateo. Creo que nunca había estado tan caliente. Él empezó a gemir. Le gustaba lo que le estaba haciendo.
-No me extraña. Sigue, sigue, por el amor de dios. No pares.
-¿Estás caliente?
-Como una moto. Mira - respondió Mateo, sacándose la pija.
María la cogió con la misma mano que había cogido la polla de Juan, y lo empezó a masturbar.
-Así se la meneaba. Despacito, apretando. Mi mano casi no abarcaba su grosor. Él se recostó sobre cama y me miraba mientras yo lo pajeaba. Me decía que le encantaba como le tocaba la polla. Que lo deseaba desde hacía tiempo. Y...entonces...
-¿Qué pasó?
-Me miró fijamente a los ojos, y me dijo "Chúpame la pija, zorra". Ummmmm en ese momento me sentía así. Como una zorra, haciéndole una paja a su hijo y con el coño empapado. Casi me corro sin tocarme.
-¿Lo hiciste? ¿Le chupaste la polla?
-Ummmmm, claro que se la chupé. Me agaché - dijo, agachándose sobre su marido - y le di un besito en la punta - dijo, dándole un beso en la punta de la polla de Mateo- Saqué mi lengua, lamiendo toda su cabezota. Y después, me la metí en la boca. Me metí la polla de mi hijo en la boca y se la chupé así.
María empezó a chuparle la pija a su Marido como había hecho con Juan. Le miraba a los ojos, subiendo y bajando la cabeza, mamando con fuerza.
-Aggg María, mi amor...¿Así se la chupaste?
-Ummmmm - respondió ella, sin sacarse la polla de la boca.
-¿Se la chupaste hasta el final?
-Ummmmm
-Aggggg ¿Se ..corrió...en.....tu boca?
-Ummmmmmm
-María....ah..ah...¿Te tragaste toda su leche?
-Ummmmmmm
Aquello fue demasiado para Mateo. Se corrió a mares dentro de la boca de su mujer, que sin dejar de mirarlo, tragaba a medida que la polla disparaba. Mateo disfrutó de su intenso y arrollador orgasmo, imaginando la escena de María tragándose la corrida de Juan, mientras éste gemía. .
Después de beberse con gusto todo el semen de Mateo, María siguió chupando un poco más la polla, lamiéndola, buscando cualquier rastro de la rica leche. Él la miraba, casi babeando.
-Joder María. Como me has puesto de caliente. Uf, ha sido fantástico. Ahora dime que pasó de verdad.
-Pasó tal y como te he dicho.
-Jajaja, venga ya.
-¿No te lo crees?
-No.
Mateo pensó que todo había sido sólo una manera de calentarlo. Una fantasía como la de los días anteriores.
María se quitó la bata. Estaba completamente desnuda debajo. Mateo la miró.
-Jeje, seguro que te desnudaste antes de venir.
Ella se tumbó en la cama. Abrió las piernas, acercó las manos a su coño y se lo abrió.
-¿También eso es mentira?
Mateo miró el coño de su mujer. Mojado, rojo...y rezumando. Un flujo salía de la vagina. Era un flujo blancuzco. Mezcla de sus jugos y del semen de su hijo.
-Mira como la leche de Juan me gotea del coño.
-¿Pero..? Te ha follado de verdad.
-Ummmmmm y de qué manera.
Se metió un dedo en el coño y lo sacó mojado, manchado de semen. Se lo llevó a la boca y lo chupó.
-Que rico, mi amor. Lechita de mi niño.
Volvió a meterse el dedo, sacándolo, nuevamente, manchado. Se lo ofreció a Mateo.
-¿Quieres probar? Jajaja.
Él la miraba, con la boca abierta. Y cuando se dio cuenta, tenía el dedo en su boca, y lo chupaba. María también se sorprendió que Mateo lo hiciera.
-En mi coño hay más.
No tuvo que repetirlo. Matero se acostó entre sus piernas y empezó a comerle el coño. Su sabroso coño recién follado, lleno de la leche de su hijo. María apretó su cabeza contra su coño.
-Aggggg, sí mi amor. Cómeme el coño.... Trágate la leche de tu hijo, como hice yo...
-Sí, te lo voy a dejar limpito, pero cuéntamelo todo. Dime como te folló.
Mientras Mateo le comía el coño, María le relató el polvazo que Juan le echó.
-Después de tragarme toda su corrida, seguí chupándole la polla. Seguía dura, mi amor, muy dura..
Entonces, se abalanzó sobre mí y me besó. Ummm, sus labios me quemaban y todo mi cuerpo se estremeció. Me empezó a quitar la bata, y después me acarició las tetas.
Mateo lamía y lamía. Su polla, dura otra vez, se aplastaba contras la cama. Él se movía. Era como si se follase el colchón mientras se comía aquel sabroso coño.
-No tengo pijama porque me lo rompió. Me lo arrancó y se lanzo a por mis tetas. Me las sobó, las agarró entres sus manos y luego...ummmm me las chupó. Enteritas. Y me mordió los pezones. Con fuerza. Estaba como poseído.
Mateo metía dos dedos a fondo en el coño y los sacaba, para chuparlos. Atrapaba el clítoris entres sus labios, lo chupaba. María apretaba su cabeza contra ella, restregándole el coño por toda la cara
-Por fin me tenía desnuda. Me acarició el coño. Mi amor... en cuanto sentí como mi hijo me tocaba el coño me corrí. Me agarré a él con fuerza y mordí su hombro para no gritar. Mientras me corría, el me frotaba y frotaba. ¿Sabes lo que hizo?
.
-No. ¿Qué hizo? - respondió el lamedor levantando un segunda la brillante cara.
-Me enseñó su mano, llena de mis jugos, se la llevó a la boca y se chupó los dedos, relamiéndose. Me dijo "Ummm, mami, que rica estás. Me voy a hartar de comerte el coño". Eso hizo que siguiera cachonda.
-¿Te lo comió?
-No... me tumbó en la cama, me hizo abrirme bien de piernas y...
-¿Y queeeeeeeeeee?
-Me clavó su pollón en el coño, hasta el fondo. Jamás me había sentido tan llena, mi amor. Creo que me he enamorado de su polla.
Mateo escuchaba el relato de la soberbia follada a que sometió Juan a su madre. Como le metía y sacaba la polla con fuerza, a fondo, golpeando el fondo de su coño. Como le chupaba y le apretaba las tetas. Como la besaba, con pasión, buscando su lengua, sin dejar ni un solo momento de follarla. Y lo que le decía. Las cosas que le susurraba al oído "¿Te gusta mi polla, mami? ¿Te gusta cómo te folla tu hijo, zorrita?".
-¿Y tú que le decías?
-Que sí. Que gustaba...agggg que siguiera follándome así. Que era su zorrita. Le dije que era su zorritaaaaaaaaaa.
Recordándolo todo y sintiendo la lengua de Mateo en su coño, María estalló en un intenso orgasmo que la obligó a arquear la espalda sobre la cama y quedarse unos segundos sin respiración. En su mente, el placer que sintió cuando la polla de Juan estalló en lo más profundo de su coño, llenándoselo del incestuoso semen. Mateo, que tampoco podía más, abandonó el coño de su mujer, se tiró sobre ella y le metió la polla en le palpitante coño. Se corrió en el acto.
Minutos después, los dos estaban sobre la cama, boca arriba. No decían nada. Mateo acercó una mano a la mano de María. Se agarraron.
-Joder - dijo Mateo.
-Uf - respondió María.
Al día siguiente, Mateo regresó al medio día ansioso por saber que había pasado. La casa estaba en silencio. Fue a la cocina a buscar a su mujer. No estaba. Se fijó en que no había comida preparada, como siempre. Buscó y la encontró en su cama, desnuda. El pelo alborotado.
-María!
-Ummm hola mi amor.
-¿Qué pasa?
-Nada... Será mejor que pidas comida al chino. No he preparado nada.
-¿Y eso?
-Es que Juan ha estado toda la mañana cogiéndome. Ese chico es...incansable. No puedo ni moverme. Pero jamás me había corrido tantas y tantas veces.
-¿Dónde está?
-Ha salido. ¿Sabes una cosa? Ya no tengo nada virgen.
-¿No querrás decir que....?
-Sí, me ha follado el culito. Al principio me dolió horrores, pero luego fue fantástico. Ummmmm lo que me he perdido.
-Cabrona. Mira que te lo he pedido veces y siempre me lo negaste. Y a él, a la primera, le das tu culazo - dijo, sacándose la polla y acercándose a su mujer.
-No le puedo negar nada a mi niño.
-Pues ahora te voy a dar yo por ese culito tan lindo que tienes.
-Mi amor, déjame descansar. No puedo ni con mi alma. Necesito dormir.
-Joder, María. Al menos chúpamela.
Ella estaba acurrucada en la cama. Mateo se arrodilló al lado de su cabeza y le acercó la polla a la boca. Más que una mamada, fue una follada de boca. María se limitó a dejar que Mateo usara su boca hasta que se la llenó de semen, el cual se tragó... y se durmió.
Después de cenar, estaban los tres en el salón. María se sentó entre los dos. Al poco, llevó sus manos a cada una de las pollas, empezando a acariciarlas. Giró su cabeza a la derecha y besó a su marido. Giró su cabeza a la izquierda y besó a su hijo.
-¿Quién va a ser el primero en follarse a mami?
FIN .....o la vida continua !!!!
3 comentarios - Papi, mamiy ..... el nene (final)