La jugosa
En mis tiempo de estudiante, me tocó una prueba de dibujo técnico. Por las características de la prueba, no tenía que estudiar, pero ya habíamos terminados las clases y solo estábamos en los exámenes finales. Al no ser de esa ciudad. , sin amistades, siendo de provincia, me aburría terriblemente en el pequeño departamento que mi padre me había arrendado. Esa tarde, sin dar mas de aburrimiento, tome un micro y me dirigí al centro de la ciudad a ver como mataba el tiempo.
Al pasar por un cine, de no muy buena calidad. Observé que daban cuatro películas porno, por un valor extremadamente barato. No lo dude ni un segundo y me metí en el.
El cine era en extremo oscuro, y solo cuando prendían las luces entre película y película, pude ver que casi la totalidad eran hombres, solo uno que otro travestí rondaba el lugar, buscando algún hombre que incentivado por la película, pagase algunos pesos por su trabajo oral.
Justamente, un hombre que estaba a dos asientos del mío, comenzó a conversar con uno y al poco rato, en la oscuridad, se veía como el travestí le hacía su trabajo oral. La imagen me calentó más que las imágenes que salían en pantalla.
Salí del cine, y ya la noche había caído. La ciudad se notaba completamente distinta y mucha gente parada en los paraderos de micro, esperaba locomoción para volver a su hogar. Me imaginaba tener la suerte de encontrar alguna mujer para llevarla a mi departamento para saciar mis ganas acumuladas luego de haber estado casi toda la tarde viendo esa clase de películas, mas el show que tuve a pocos metros de mi, pero nada. Al fin pasó la micro que me servía y entre mucha gente, conseguí subir. Obviamente todos los asientos se llenaron y me quedé de pie.
Una mujer de unos 45 años quedó delante de mí. Se notaba que era de clase baja, seguramente una asesora de hogar que volvía de su trabajo. La verdad no era muy atractiva, pero usaba una falda negra y tenía unas caderas increíblemente anchas. Mi vista no dejaba de mirar hacía abajo e imaginar ese grueso cuerpo desnudo, que a esa altura me llevaba completamente excitado. La micro siguió parando y mucha más gente subió, obligándonos a juntarnos mas y mas.
Habilidosamente logre acomodarme detrás de esa mujer y con mi verga completamente erecta dentro de mis pantalones, aprovechándome de los movimientos y frenadas, le apoyaba disimuladamente mi sexo en su generoso trasero. Siempre traté de ser muy disimulado para que ella no se diera cuenta ero aprovechando una buna frenada, al parecer no fui tan disimulado y recibí una mirada de esta mujer. Pensé en detenerme, pensando que ella podía hacer un escándalo dentro del bus, pero fue ella misma la que al sentir que yo ya trataba de no apoyarme contra ella, es echo mas hacia atrás buscando mi miembro para apoyarlo nuevamente contra sus nalgas. Al juntarnos nuevamente sentí como ella se movía hacia atrás. Yo solo me quedaba quieto, pensando que era solo ideas mías, pero un buen movimiento de su culo hacia atrás, y una coqueta mirada que me dio , me di cuenta que a ella no le molestaba mi contacto, y que al contrario, también lo deseaba. Nuevamente volví al ataque y nuestros movimientos eran completamente descarados. Ambos sabíamos que no era casualidad que su culo y mi verga se frotaran.
Ya prácticamente no necesitábamos ninguna frenada o movimiento del resto de los pasajeros, para que nuestros cuerpos se juntaran. Ambos tomamos el ritmo del otro, y cuando su culo iba hacia atrás, mi pelvis iba hacia delante. Lamentablemente mi parada ya estaba por llegar, y no sabía como decirle que me acompañara a mi departamento, donde podríamos dar rienda suelta a nuestros deseos.
- Me das la pasada, que me tengo que bajar en la próxima parada
Eso fue lo único que se me ocurrió decir, sin embargo , ella cuando pasaba por su lado, casi al oído, sin que el resto de los pasajeros escuchara, me dice :
- Que pena
- Lo mismo digo … a no ser que me quieras acompañar
- ¿Tienes lugar?
- Si, tengo
- Si me das la plata para tomar otra micro, voy contigo
- ¿En serio?
- En serio
- OK, vamos
Comenzamos a avanzar a la puerta de la micro, hasta que esta se abre, y bajamos. Me pareció que uno de los pasajeros se había dado cuenta a donde íbamos, pero ya no me importaba, estaba ahí, a una cuadra de mi departamento, con esa mujer mucho mayor que yo, y con ganas de estar conmigo.
Con una conversación muy corta, comenzamos a caminar, mientras ella me llenaba de preguntas, como donde vivía, si vivía solo, que edad tenía etc. También me preguntó por que le interesaba ella ,. Y le confesé que como a cualquier joven, estar con una mujer mucho mayor que yo, era un sueño, una fantasía. Ella se rió de mi respuesta y me dijo al oído, mientras entrábamos al edificio, que haría todo lo posible por hacer realidad mi fantasía.
Apenas se cerró la puerta del ascensor, ella se abalanzó sobre mi y me metió su mano en los pantalones, apretándome fuertemente la verga por sobre el pantalón. YO ya descaradamente me apoderé de sus nalgas apretándoselas fuertemente, no hallando la hora de estar dentro de mi departamento para desnudarla completamente. Llegamos a mi piso. De todas formas, aunque no conocía a mis vecinos, me hubiese dado vergüenza que uno de ellos me viera entrar con una mujer así, pero afortunadamente nadie salió. Apenas cerré la puerta de mi departamento, ella nuevamente se abalanzó sobre mí y me metió la lengua en la boca. La verdad yo no quería besarla, pero con la calentura del momento no me di ni cuenta cuando nos fundíamos en un caliente beso, forcejeando con nuestras lenguas.
Ella se quejaba y movía todo su cuerpo, frotándose contra el mío. Me bajó el cierre del pantalón y sacando mi verga de ahí, se arrodillo y comenzó a chupármela desesperadamente, en medio del pasillo. Yo me quedé de pié, con mi s pantalones en las rodillas sintiendo como esa vieja mujer, bueno, al menos para mi, me hacía una de las mejores mamadas de mi vida.
Aunque la mamada estaba fabulosa, la levante y le dije que fuéramos a mi cuarto. Ahí, con la cama aun si hacer, nos fuimos desnudando mutuamente, casi sacándonos a tirones la ropa.
Ya al minuto, ambos estábamos completamente desnudos sobre mi cama, tocándonos por todos lados. Sus pechos eran grandes, pero largo y flácidos, sin embargo estaban ideales para mi calentura, mientras que sus nalgas, también grandes y sueltas eran abordadas por mis manos, apretándoselas fuertemente.
No éramos dos amantes, éramos solo dos personas de distinto sexo, tocando y sintiendo las caricias de un completo desconocido, con una diferencia de edad muy notoria, pero con unas ganas de sexo, que casi nos quemaban.
Por lo general me dedico a excitar a mi pareja con besos en el pecho, caricias, incluso un previo sexo oral, pero con ella, que incluso a esa hora ni sabía como se llamaba, era distinto. Era seguramente una mujer casada, que estaba aprovechando la oportunidad de tener sexo con un desconocido, mucho mas joven que ella y seguramente con mucha más vitalidad que su marido.
Solo la monte sobre mi y ella misma me tomo la verga y la dirigió a la entrada de su mojado sexo. Mi verga entro sin ningún problema, más bien dicho entró hasta el fondo, por una abertura muy grande y más encima en extremo lubricada.
Una y otra vez mi verga entraba y salía de esa desconocida, sintiendo como me abrazaba fuertemente, y me mordía y gemía en la oreja.
Su concha estilaba en jugos y mi verga entraba y salía sin ningún problema. Ella misma me dijo que cambiáramos de posición, pero antes de que la volviera a penetrar, ella me pidió un segundo, para tomar sus calzones y abriendo las piernas se seco su sexo. Me dijo que ella se lubricaba muchísimo y que mientras más seco tenia ella su sexo, más sentía. Me monté sobre ella, y mientras la penetraba, me dedique a chuparle las tetas con una gran devoción. Pero, al poco rato nuevamente su concha estilaba de jugos.
Yo mismo le separé las piernas y tomando su mismo calzón le fui secando su concha. Al verla ahí con sus piernas completamente abiertas, con su peludo sexo y sus rosados labios vaginales, no me resistí y me metí entre sus piernas para darle una buena lamida a su coño.
Ella se retorcía de placer al sentir la lengua de ese completo desconocido, entregándole placer entre sus piernas. Y al cabo de pocos minutos avisó que ya no aguantaba mas y que se corría.
Nunca había sentido acabar a una mujer en mi boca, y entregado al morbo, en vez de sacarle mi boca de ahí, aumente la intensidad de mis lamidas, obteniendo un gran chorro de jugos en mi boca. Ella gritaba de placer y me jalaba fuertemente de los cabellos restregándome la cara contra su sexo, que no paraba de botar grandes cantidades de jugos.
Ya cuando su sexo al fin dejó de botar jugos, ella me boto de espalda y me dijo que quería que yo también acabara en su boca, reanudando la mamada del pasillo. No me falto mucho rato, para acabar toda mi leche en su boca.
Se recostó unos minutos a mi lado y luego de preguntarme la hora, se dio cuenta que ya era demasiado tarde y rápidamente se comenzó a vestir, diciéndome lo rico que había estado el encuentro. Ahí nos dijimos nuestros nombres, y mientras la acompañaba a la puerta, le pase dinero para la locomoción. Me dio un número de teléfono, para que la llamara a la casa donde ella hacía el aseo, eso si en la mañana, cuando estuviese sola, y que estaría encantada de venir a mi departamento a atenderme en mis necesidades.
Bueno, para el que le interese … al otro día , aprobé mi examen.
En mis tiempo de estudiante, me tocó una prueba de dibujo técnico. Por las características de la prueba, no tenía que estudiar, pero ya habíamos terminados las clases y solo estábamos en los exámenes finales. Al no ser de esa ciudad. , sin amistades, siendo de provincia, me aburría terriblemente en el pequeño departamento que mi padre me había arrendado. Esa tarde, sin dar mas de aburrimiento, tome un micro y me dirigí al centro de la ciudad a ver como mataba el tiempo.
Al pasar por un cine, de no muy buena calidad. Observé que daban cuatro películas porno, por un valor extremadamente barato. No lo dude ni un segundo y me metí en el.
El cine era en extremo oscuro, y solo cuando prendían las luces entre película y película, pude ver que casi la totalidad eran hombres, solo uno que otro travestí rondaba el lugar, buscando algún hombre que incentivado por la película, pagase algunos pesos por su trabajo oral.
Justamente, un hombre que estaba a dos asientos del mío, comenzó a conversar con uno y al poco rato, en la oscuridad, se veía como el travestí le hacía su trabajo oral. La imagen me calentó más que las imágenes que salían en pantalla.
Salí del cine, y ya la noche había caído. La ciudad se notaba completamente distinta y mucha gente parada en los paraderos de micro, esperaba locomoción para volver a su hogar. Me imaginaba tener la suerte de encontrar alguna mujer para llevarla a mi departamento para saciar mis ganas acumuladas luego de haber estado casi toda la tarde viendo esa clase de películas, mas el show que tuve a pocos metros de mi, pero nada. Al fin pasó la micro que me servía y entre mucha gente, conseguí subir. Obviamente todos los asientos se llenaron y me quedé de pie.
Una mujer de unos 45 años quedó delante de mí. Se notaba que era de clase baja, seguramente una asesora de hogar que volvía de su trabajo. La verdad no era muy atractiva, pero usaba una falda negra y tenía unas caderas increíblemente anchas. Mi vista no dejaba de mirar hacía abajo e imaginar ese grueso cuerpo desnudo, que a esa altura me llevaba completamente excitado. La micro siguió parando y mucha más gente subió, obligándonos a juntarnos mas y mas.
Habilidosamente logre acomodarme detrás de esa mujer y con mi verga completamente erecta dentro de mis pantalones, aprovechándome de los movimientos y frenadas, le apoyaba disimuladamente mi sexo en su generoso trasero. Siempre traté de ser muy disimulado para que ella no se diera cuenta ero aprovechando una buna frenada, al parecer no fui tan disimulado y recibí una mirada de esta mujer. Pensé en detenerme, pensando que ella podía hacer un escándalo dentro del bus, pero fue ella misma la que al sentir que yo ya trataba de no apoyarme contra ella, es echo mas hacia atrás buscando mi miembro para apoyarlo nuevamente contra sus nalgas. Al juntarnos nuevamente sentí como ella se movía hacia atrás. Yo solo me quedaba quieto, pensando que era solo ideas mías, pero un buen movimiento de su culo hacia atrás, y una coqueta mirada que me dio , me di cuenta que a ella no le molestaba mi contacto, y que al contrario, también lo deseaba. Nuevamente volví al ataque y nuestros movimientos eran completamente descarados. Ambos sabíamos que no era casualidad que su culo y mi verga se frotaran.
Ya prácticamente no necesitábamos ninguna frenada o movimiento del resto de los pasajeros, para que nuestros cuerpos se juntaran. Ambos tomamos el ritmo del otro, y cuando su culo iba hacia atrás, mi pelvis iba hacia delante. Lamentablemente mi parada ya estaba por llegar, y no sabía como decirle que me acompañara a mi departamento, donde podríamos dar rienda suelta a nuestros deseos.
- Me das la pasada, que me tengo que bajar en la próxima parada
Eso fue lo único que se me ocurrió decir, sin embargo , ella cuando pasaba por su lado, casi al oído, sin que el resto de los pasajeros escuchara, me dice :
- Que pena
- Lo mismo digo … a no ser que me quieras acompañar
- ¿Tienes lugar?
- Si, tengo
- Si me das la plata para tomar otra micro, voy contigo
- ¿En serio?
- En serio
- OK, vamos
Comenzamos a avanzar a la puerta de la micro, hasta que esta se abre, y bajamos. Me pareció que uno de los pasajeros se había dado cuenta a donde íbamos, pero ya no me importaba, estaba ahí, a una cuadra de mi departamento, con esa mujer mucho mayor que yo, y con ganas de estar conmigo.
Con una conversación muy corta, comenzamos a caminar, mientras ella me llenaba de preguntas, como donde vivía, si vivía solo, que edad tenía etc. También me preguntó por que le interesaba ella ,. Y le confesé que como a cualquier joven, estar con una mujer mucho mayor que yo, era un sueño, una fantasía. Ella se rió de mi respuesta y me dijo al oído, mientras entrábamos al edificio, que haría todo lo posible por hacer realidad mi fantasía.
Apenas se cerró la puerta del ascensor, ella se abalanzó sobre mi y me metió su mano en los pantalones, apretándome fuertemente la verga por sobre el pantalón. YO ya descaradamente me apoderé de sus nalgas apretándoselas fuertemente, no hallando la hora de estar dentro de mi departamento para desnudarla completamente. Llegamos a mi piso. De todas formas, aunque no conocía a mis vecinos, me hubiese dado vergüenza que uno de ellos me viera entrar con una mujer así, pero afortunadamente nadie salió. Apenas cerré la puerta de mi departamento, ella nuevamente se abalanzó sobre mí y me metió la lengua en la boca. La verdad yo no quería besarla, pero con la calentura del momento no me di ni cuenta cuando nos fundíamos en un caliente beso, forcejeando con nuestras lenguas.
Ella se quejaba y movía todo su cuerpo, frotándose contra el mío. Me bajó el cierre del pantalón y sacando mi verga de ahí, se arrodillo y comenzó a chupármela desesperadamente, en medio del pasillo. Yo me quedé de pié, con mi s pantalones en las rodillas sintiendo como esa vieja mujer, bueno, al menos para mi, me hacía una de las mejores mamadas de mi vida.
Aunque la mamada estaba fabulosa, la levante y le dije que fuéramos a mi cuarto. Ahí, con la cama aun si hacer, nos fuimos desnudando mutuamente, casi sacándonos a tirones la ropa.
Ya al minuto, ambos estábamos completamente desnudos sobre mi cama, tocándonos por todos lados. Sus pechos eran grandes, pero largo y flácidos, sin embargo estaban ideales para mi calentura, mientras que sus nalgas, también grandes y sueltas eran abordadas por mis manos, apretándoselas fuertemente.
No éramos dos amantes, éramos solo dos personas de distinto sexo, tocando y sintiendo las caricias de un completo desconocido, con una diferencia de edad muy notoria, pero con unas ganas de sexo, que casi nos quemaban.
Por lo general me dedico a excitar a mi pareja con besos en el pecho, caricias, incluso un previo sexo oral, pero con ella, que incluso a esa hora ni sabía como se llamaba, era distinto. Era seguramente una mujer casada, que estaba aprovechando la oportunidad de tener sexo con un desconocido, mucho mas joven que ella y seguramente con mucha más vitalidad que su marido.
Solo la monte sobre mi y ella misma me tomo la verga y la dirigió a la entrada de su mojado sexo. Mi verga entro sin ningún problema, más bien dicho entró hasta el fondo, por una abertura muy grande y más encima en extremo lubricada.
Una y otra vez mi verga entraba y salía de esa desconocida, sintiendo como me abrazaba fuertemente, y me mordía y gemía en la oreja.
Su concha estilaba en jugos y mi verga entraba y salía sin ningún problema. Ella misma me dijo que cambiáramos de posición, pero antes de que la volviera a penetrar, ella me pidió un segundo, para tomar sus calzones y abriendo las piernas se seco su sexo. Me dijo que ella se lubricaba muchísimo y que mientras más seco tenia ella su sexo, más sentía. Me monté sobre ella, y mientras la penetraba, me dedique a chuparle las tetas con una gran devoción. Pero, al poco rato nuevamente su concha estilaba de jugos.
Yo mismo le separé las piernas y tomando su mismo calzón le fui secando su concha. Al verla ahí con sus piernas completamente abiertas, con su peludo sexo y sus rosados labios vaginales, no me resistí y me metí entre sus piernas para darle una buena lamida a su coño.
Ella se retorcía de placer al sentir la lengua de ese completo desconocido, entregándole placer entre sus piernas. Y al cabo de pocos minutos avisó que ya no aguantaba mas y que se corría.
Nunca había sentido acabar a una mujer en mi boca, y entregado al morbo, en vez de sacarle mi boca de ahí, aumente la intensidad de mis lamidas, obteniendo un gran chorro de jugos en mi boca. Ella gritaba de placer y me jalaba fuertemente de los cabellos restregándome la cara contra su sexo, que no paraba de botar grandes cantidades de jugos.
Ya cuando su sexo al fin dejó de botar jugos, ella me boto de espalda y me dijo que quería que yo también acabara en su boca, reanudando la mamada del pasillo. No me falto mucho rato, para acabar toda mi leche en su boca.
Se recostó unos minutos a mi lado y luego de preguntarme la hora, se dio cuenta que ya era demasiado tarde y rápidamente se comenzó a vestir, diciéndome lo rico que había estado el encuentro. Ahí nos dijimos nuestros nombres, y mientras la acompañaba a la puerta, le pase dinero para la locomoción. Me dio un número de teléfono, para que la llamara a la casa donde ella hacía el aseo, eso si en la mañana, cuando estuviese sola, y que estaría encantada de venir a mi departamento a atenderme en mis necesidades.
Bueno, para el que le interese … al otro día , aprobé mi examen.
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