Siempre me pregunte como seria ver a mi mujer con otro.
El tema me inquietaba y sentía que también me hacia volar la cabeza.
No sabia bien que era lo que me pasaba, pero esa idea sobrevolaba firme y rápidamente.
Una noche después de cenar en un restaurant, caminamos esa avenida que siempre nos había visto pasar.
Entramos a un bar y nos sentamos frente a frente.
Por estar en esa posición ella no veía lo que yo miraba y yo tampoco miraba lo que ella veía.
Pero note algo…
Percibi que la vista de ella se perdia por arriba de mis hombros, como tratando de alcanzar algo con los ojos.
Pasaron varios minutos y esa situación persistía.
Mi curiosidad hizo que me diera vuelta y veo que en línea de sus ojos, a unos pocoa metros nuestros, había un hombre joven sentado solo en su mesa.
Que era lo que le llamaba la atención a mi mujer de ese hombre?, no pude mas y pregunte.
Me dijo que la miraba intensamente provocándole una suerte de incomodidad y excitación .
Y a mi también comenzaron a transitarme sentimientos encontrados.
Por un lado eso me provocaba celos y por otro lado placer.
Y ahí vino a mi mente la frase del comienzo: “como seria ver a mi mujer con otro”.
Lo que pensé me lo guarde y le propuse inmediatamente si no seria interesante conocer a esa persona.
No espere respuesta, me levante y me acerque.
Le dije que si estaba solo y no esperaba a nadie podríamos compartir nuestro tiempo con el suyo en nuestra mesa.
También compartíamos mi mujer y yo, el mismo nerviosismo cuando ese hombre se sento junto a nosotros.
Fue una larga charl de una hora, y ahora ee hombre nos proponía seguirla en su casa en la zona norte.
Nos miramos y con la vista asentimos.
Había algo extraño en nosotros que nos impulsaba a aceptar la invitación
Su auto devoro la Panamericana, traspuso el ingreso de un country y allí estaba su casa, sencillamente esplendida.
Seguimos hablando los tres pero en voz baja, casi como en susurro.
Note en la mirada de ellos algo como de deseo. La hora, la noche y el lugar invitaban a lo secretísimo.
Me levante para mirar el jardín y cuando retorne mis ojos vieron como ella tenia su mano rozándole levemente la pierna.
Al verme hubo un pequeño movimiento delator en sus caras y ahí me di cuenta que ella estaba pensando, lo que yo tantas veces me había preguntado, como seria estar con otro.
Como decirles que consentia, como decirle que eso hacia subir mi temperatura y hacia elevar la tela de mi pantalón.
No dije nada…
Simplemente comencé a entrecerrar los ojos en el sillón en el que estaba, fingiendo sueño y que en realidad lo tenia.
Comencé a oir como ese hombre le hablaba en voz baja al oído y ella le respondia en el mismo tono.
No podía comprender lo que decían pero esa cadencia del hablar de ambos remitia directamente a la seducción.
Luego de un rato, entreabro los ojos…
Veo que ese hombre la estaba besando en el cuello y que ella sentía esa lengua tibia y humeda en su cuerpo.
Nadie noto ese ligero movimiento en mi cara.
Segui observado como su mano se metia dentro de su blusa y le acariciba sus pechos.
Esa blusa ya marcaba dos bultitos en la zona de los senos que denotaban excitación.
No entiendo porque pero de pronto quería estar despierto y no podía y el sueño gano la batalla.
No se cuanto tiempo habrá pasado, solo se que desperté y que ellos ya no estaban allí.
Empece a recorrer la casa en su búsqueda, con un ligero dolor de cabeza y un extraño mareo.
Aho entendí que ese hombre había puesto algo en mi bebida, como para mantenerme inofensivo.
Si supiera él que en realidad eso era lo que yo estaba esperando, verla con otro.
Recorri habitación por habitación y no podía dar con ellos, hasta que vi una luz en el fondo de ese largo pasillo.
Me parecía oir voces en la lejanía.
A medida que avanzaba, ese murmullo ininteligible se transformo en jadeos y al llegar al lugar, no pude creer lo que estaba viendo.
Mi mujer desnuda, atada sus muñecas al respaldo de la cama, y tres hombres, dos de ellos de piel negra, estaban penetrándola fuertemente.
Al verme, de los hombres solo recibo un seco Callate, no intentes nada y mira.
El que conocíamos me dice: No la juzgues, nada de culpa tiene de lo que esta pasando.
Me acerco a mi mujer…en su cara hay placer y una expresión como diciendo no lo busqué pero me encanta.
Veo que de su boca entra y sale ese miembro enorme y que de sus comisuras brota semen blanco y denso, mientras los otros dos hombres continúan vejandola.
La acarician, la tocan, la besan, la muerden y ahora ella esta gimiendo y les dice mas…mas…mas…
Me desplomo en un sillón y sigo viendo como la someten.
Ahora colocan tres sillas y los hombres se sientan, ella va hacia ellos y comienza a lamerlos.
Recorre con sus labios y su lengua toda la extensión de sus penes a punto de estallar.
La toman de sus cabellos, mientras ella les besa los testículos, uno por uno, incansablemente.
Le dicen cosas al oído que la hacen arquear.
La llevan nuevamente a la cama, y ahora ellos ponen sus lenguas entre sus piernas, en lo profundo de sus nalgas y en sus senos.
Ella empieza a retorcer su cuerpo y sus ojos quedan en blanco de placer..
Acaba tres veces mas, una por cada lugar en la que es visitada húmedamente.
Otra vez la penetran, primero uno, luego otro y el tercero le vuelve a poner en su boca eso que a ella tanto le gusta, y que lame hasta lo profundo de su garganta.
Ya los tres hombres al mismo tiempo la toman por delante y por detrás.
Vuelven a sus sillas, cada uno ocupa su lugar y ella se les sube encima, la toman de la cintura y en esa posición cabalga unos minutos con cada uno.
Ello ven como sus senos se mueven rápidamente y en cada pasada sus pezones rozan la boca de los hombres.
Nunca vi esas tetas dan duras y tan firmes como esa vez.
Arriba de ellos dice no dar mas y que sus fuerzas se debilitan, pero que no puede dejar de moverse.
Me miro y mi bulto se agranda instante tras instante y es como si lo que ella esta sintiendo,en mi provocara una transferencia de placer.
Tratan de que recupere fuerzas y la hacen arrodilar en un sillón y comienzan a visitar su culo.
Ahora son ellos los que hacen el gasto de energía sobre su cuerpo.
Veo como esas enormes pijas oscuras ingresan y salen de ella.
Debo confesar que también nunca antes había visto tanta dilatación en ese culo.
Ese orificio ya tenia el tamaño de un circulo de un pocillo de café y era como que ella necesitara mas.
Fue en ese momento cuando uno de ellos untó su mano con algo resbaladizo y comenzó a intentar meter su puño.
Primero fueron tres dedos, luego cuatro y finalmente entraron los cinco.
Era un vaivén que ella también acompañaba con sus quejidos.
Es sorprendente ver como esa cola devoraba esa mano hasta la muñeca.
Los movimientos se repetían en medio de ligeros jadeos, mientras los restantes se masturbaban para no perder la erección.
Ahora el que no da mas soy yo, quiero terminar también.
Quiero acabarle en la boca, mientras veo que la cogen con ganas esos hombres.
Me desvisto, me acerco y ellos me detienen con la mano.
Me toman de los brazo y me arrastra hacia ella.
Tapan mi cara con una capucha y siento que me la empiezan a chupar.
Por la fuerza que pone me doy cuenta que no es mi mujer…son ellos…
Se turnan para chupármela, me resisto no soy gay, pero me gusta, me da un inmenso placer esas bocas calientes en mi.
Otro que no se quien es, empieza a cariciarme, me excito aun mas cuando su lengua penetra en mi culo y estallo en semen.
Luego silencio…siento pasos que se alejan y nuevamente silencio…
Ahora percibo una respiración, una profunda respiración de mujer…de mi mujer.
Saco de mi cara lo que me impide ver y la veo a ella, extenuada y bañada en transpiración.
No se que decirle, ni ella sabe tampoco que decirme…
Solo nos quedamos callados, los hombres se han ido, tal cual como vinieron de la nada.
En la sala de esa casa un reloj marca las seis de la mañana y sobre la mesa hay una carta.
La abro y dice : fue una noche de fuego, donde todos ardimos, seremos para ustedes un recuerdo secreto. Vendrá un taxi a buscarlos, la guardia esta en aviso, Muchas gracias.
Nos cambiamos rápidamente y seguimos en silencio hasta que una frenada de un auto nos indico que el taxi había llegado.
Nunca mas comentamos el hecho, hasta que después de un largo tiempo , una noche tras comer en un restaurant, mi mujer me dice:
“Que te parece si volvemos a tomar un café, en aquel barcito de las avenida”……………
El tema me inquietaba y sentía que también me hacia volar la cabeza.
No sabia bien que era lo que me pasaba, pero esa idea sobrevolaba firme y rápidamente.
Una noche después de cenar en un restaurant, caminamos esa avenida que siempre nos había visto pasar.
Entramos a un bar y nos sentamos frente a frente.
Por estar en esa posición ella no veía lo que yo miraba y yo tampoco miraba lo que ella veía.
Pero note algo…
Percibi que la vista de ella se perdia por arriba de mis hombros, como tratando de alcanzar algo con los ojos.
Pasaron varios minutos y esa situación persistía.
Mi curiosidad hizo que me diera vuelta y veo que en línea de sus ojos, a unos pocoa metros nuestros, había un hombre joven sentado solo en su mesa.
Que era lo que le llamaba la atención a mi mujer de ese hombre?, no pude mas y pregunte.
Me dijo que la miraba intensamente provocándole una suerte de incomodidad y excitación .
Y a mi también comenzaron a transitarme sentimientos encontrados.
Por un lado eso me provocaba celos y por otro lado placer.
Y ahí vino a mi mente la frase del comienzo: “como seria ver a mi mujer con otro”.
Lo que pensé me lo guarde y le propuse inmediatamente si no seria interesante conocer a esa persona.
No espere respuesta, me levante y me acerque.
Le dije que si estaba solo y no esperaba a nadie podríamos compartir nuestro tiempo con el suyo en nuestra mesa.
También compartíamos mi mujer y yo, el mismo nerviosismo cuando ese hombre se sento junto a nosotros.
Fue una larga charl de una hora, y ahora ee hombre nos proponía seguirla en su casa en la zona norte.
Nos miramos y con la vista asentimos.
Había algo extraño en nosotros que nos impulsaba a aceptar la invitación
Su auto devoro la Panamericana, traspuso el ingreso de un country y allí estaba su casa, sencillamente esplendida.
Seguimos hablando los tres pero en voz baja, casi como en susurro.
Note en la mirada de ellos algo como de deseo. La hora, la noche y el lugar invitaban a lo secretísimo.
Me levante para mirar el jardín y cuando retorne mis ojos vieron como ella tenia su mano rozándole levemente la pierna.
Al verme hubo un pequeño movimiento delator en sus caras y ahí me di cuenta que ella estaba pensando, lo que yo tantas veces me había preguntado, como seria estar con otro.
Como decirles que consentia, como decirle que eso hacia subir mi temperatura y hacia elevar la tela de mi pantalón.
No dije nada…
Simplemente comencé a entrecerrar los ojos en el sillón en el que estaba, fingiendo sueño y que en realidad lo tenia.
Comencé a oir como ese hombre le hablaba en voz baja al oído y ella le respondia en el mismo tono.
No podía comprender lo que decían pero esa cadencia del hablar de ambos remitia directamente a la seducción.
Luego de un rato, entreabro los ojos…
Veo que ese hombre la estaba besando en el cuello y que ella sentía esa lengua tibia y humeda en su cuerpo.
Nadie noto ese ligero movimiento en mi cara.
Segui observado como su mano se metia dentro de su blusa y le acariciba sus pechos.
Esa blusa ya marcaba dos bultitos en la zona de los senos que denotaban excitación.
No entiendo porque pero de pronto quería estar despierto y no podía y el sueño gano la batalla.
No se cuanto tiempo habrá pasado, solo se que desperté y que ellos ya no estaban allí.
Empece a recorrer la casa en su búsqueda, con un ligero dolor de cabeza y un extraño mareo.
Aho entendí que ese hombre había puesto algo en mi bebida, como para mantenerme inofensivo.
Si supiera él que en realidad eso era lo que yo estaba esperando, verla con otro.
Recorri habitación por habitación y no podía dar con ellos, hasta que vi una luz en el fondo de ese largo pasillo.
Me parecía oir voces en la lejanía.
A medida que avanzaba, ese murmullo ininteligible se transformo en jadeos y al llegar al lugar, no pude creer lo que estaba viendo.
Mi mujer desnuda, atada sus muñecas al respaldo de la cama, y tres hombres, dos de ellos de piel negra, estaban penetrándola fuertemente.
Al verme, de los hombres solo recibo un seco Callate, no intentes nada y mira.
El que conocíamos me dice: No la juzgues, nada de culpa tiene de lo que esta pasando.
Me acerco a mi mujer…en su cara hay placer y una expresión como diciendo no lo busqué pero me encanta.
Veo que de su boca entra y sale ese miembro enorme y que de sus comisuras brota semen blanco y denso, mientras los otros dos hombres continúan vejandola.
La acarician, la tocan, la besan, la muerden y ahora ella esta gimiendo y les dice mas…mas…mas…
Me desplomo en un sillón y sigo viendo como la someten.
Ahora colocan tres sillas y los hombres se sientan, ella va hacia ellos y comienza a lamerlos.
Recorre con sus labios y su lengua toda la extensión de sus penes a punto de estallar.
La toman de sus cabellos, mientras ella les besa los testículos, uno por uno, incansablemente.
Le dicen cosas al oído que la hacen arquear.
La llevan nuevamente a la cama, y ahora ellos ponen sus lenguas entre sus piernas, en lo profundo de sus nalgas y en sus senos.
Ella empieza a retorcer su cuerpo y sus ojos quedan en blanco de placer..
Acaba tres veces mas, una por cada lugar en la que es visitada húmedamente.
Otra vez la penetran, primero uno, luego otro y el tercero le vuelve a poner en su boca eso que a ella tanto le gusta, y que lame hasta lo profundo de su garganta.
Ya los tres hombres al mismo tiempo la toman por delante y por detrás.
Vuelven a sus sillas, cada uno ocupa su lugar y ella se les sube encima, la toman de la cintura y en esa posición cabalga unos minutos con cada uno.
Ello ven como sus senos se mueven rápidamente y en cada pasada sus pezones rozan la boca de los hombres.
Nunca vi esas tetas dan duras y tan firmes como esa vez.
Arriba de ellos dice no dar mas y que sus fuerzas se debilitan, pero que no puede dejar de moverse.
Me miro y mi bulto se agranda instante tras instante y es como si lo que ella esta sintiendo,en mi provocara una transferencia de placer.
Tratan de que recupere fuerzas y la hacen arrodilar en un sillón y comienzan a visitar su culo.
Ahora son ellos los que hacen el gasto de energía sobre su cuerpo.
Veo como esas enormes pijas oscuras ingresan y salen de ella.
Debo confesar que también nunca antes había visto tanta dilatación en ese culo.
Ese orificio ya tenia el tamaño de un circulo de un pocillo de café y era como que ella necesitara mas.
Fue en ese momento cuando uno de ellos untó su mano con algo resbaladizo y comenzó a intentar meter su puño.
Primero fueron tres dedos, luego cuatro y finalmente entraron los cinco.
Era un vaivén que ella también acompañaba con sus quejidos.
Es sorprendente ver como esa cola devoraba esa mano hasta la muñeca.
Los movimientos se repetían en medio de ligeros jadeos, mientras los restantes se masturbaban para no perder la erección.
Ahora el que no da mas soy yo, quiero terminar también.
Quiero acabarle en la boca, mientras veo que la cogen con ganas esos hombres.
Me desvisto, me acerco y ellos me detienen con la mano.
Me toman de los brazo y me arrastra hacia ella.
Tapan mi cara con una capucha y siento que me la empiezan a chupar.
Por la fuerza que pone me doy cuenta que no es mi mujer…son ellos…
Se turnan para chupármela, me resisto no soy gay, pero me gusta, me da un inmenso placer esas bocas calientes en mi.
Otro que no se quien es, empieza a cariciarme, me excito aun mas cuando su lengua penetra en mi culo y estallo en semen.
Luego silencio…siento pasos que se alejan y nuevamente silencio…
Ahora percibo una respiración, una profunda respiración de mujer…de mi mujer.
Saco de mi cara lo que me impide ver y la veo a ella, extenuada y bañada en transpiración.
No se que decirle, ni ella sabe tampoco que decirme…
Solo nos quedamos callados, los hombres se han ido, tal cual como vinieron de la nada.
En la sala de esa casa un reloj marca las seis de la mañana y sobre la mesa hay una carta.
La abro y dice : fue una noche de fuego, donde todos ardimos, seremos para ustedes un recuerdo secreto. Vendrá un taxi a buscarlos, la guardia esta en aviso, Muchas gracias.
Nos cambiamos rápidamente y seguimos en silencio hasta que una frenada de un auto nos indico que el taxi había llegado.
Nunca mas comentamos el hecho, hasta que después de un largo tiempo , una noche tras comer en un restaurant, mi mujer me dice:
“Que te parece si volvemos a tomar un café, en aquel barcito de las avenida”……………
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