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Simplemente Rosa

Simplemente Rosa.

(Como perdí mi virginidad)

Mi primer novio fue Alejandro hijo de panadero que tenía el negocio, a cinco cuadras de mi casa.
Realmente era inexperto con el trato sexual a una mujer y yo después de pasar varias horas en el coche del padre, tocándonos como locos, realmente quedaba exhausta y a medida que avanzábamos en esos manoseos en el coche, descubría de él, nuevos modos de excitarme fue su cumbre una noche cuando llegó a desnudarme casi por completo
Alejandro nuca atinó a penetrarme; solo me dejaba recaliente me hacía que se la chupara y acaba escupiendo su leche por la ventanilla. Luego me llevaba a casa.
La conclusión de esa calentura en el coche era que: terminaba a la noche sola en mi cama masturbándome, solía pasar largo tiempo en esa operación e innumerables veces solía acabar en ese resto de esa noche. Cuando me alejé de Alejandro, supe por una amiga que trabajaba en la panadería con él y el padre, a los cinco meses y por casualidad que Alejandro, le había dicho que si yo quedaba embarazada su padre lo echaba de su casa, y tendría que irse a vivir a una pensión o de últimas: en mi casa. Yo empezaba mi vida sexual muy de mayor cumpliendo mis veinte dos años, antes los bailes y los amoríos solo de mano en pasillos, terrenos desocupados o simplemente en el último asiento de un colectivo eran mis actos más alocados habían ocupados mi experiencias en los amoríos. También supe definirme yo no era de esas chicas que la belleza no armonizaba en mi cuerpo, simplemente la naturaleza había entregado mi belleza en la cama y no en mi cuerpo
Era una mujer caliente y simplote era mi mayor virtud, con el tiempo y con el pasar de los años eso hizo de mi una mujer completa
Pero siempre era así, cuando me levantaba después de una noche de mucha acción con ese idiota, de mi ex y después que me dejaba en casa solitariamente me solía hacer como dos o tres pajas en la noche, llegando un noche a cinco y amanecí con ello, pero al levantarme a eso de las dos o tres de la tarde del domingo, solía molestarme mucho mi clítoris pues ahí siempre fui muy sensible, más que el común de las mujeres y yo en la noche, lo había perturbado bastante entonces hacia lo de siempre, solía ponerme una pollera sin bombacha y de esa manera aliviaba a las horas, el molestar mientras me calentaba la comida que mi madre, me había dejado antes de que ella, saliese al centro con una amiga a ventilarse.
Muchos años después casi quince años, supe que esa amiga no existía y que era una excusa para salir con un tipo que vivía en Ado Bonzi donde en una casa prestada por dinero a un amigo, por el amante de mi madre, mantenía sexo hasta casi las diez de la noche, cuando finalizaban las carreras de caballo.
El amante de mi madre, era casado y solía decirle a su esposa que iba a San Isidro a jugar a los burros. Mi madre era como yo de esas que parecen santas, con todo el mundo, pero cuando se calentaba hacia lo que todas las otras mujeres no le daban al marido, de ahí que yo siempre supe de donde me salió la calentura.
Nunca conocí a mi padre, solo supe que él se había retirado de Buenos Aires y que vivía en Rio Gallegos, hasta que un día supimos que había fallecido. Vivíamos en la casa que él nos había dejado, cuando mi madre le dijo que yo nacía. Un día un abogado le dejó a mi madre un poder en donde de por vida de ella y yo la casa nos quedaba.
Nunca mi madre me dejó ir a verlo y nunca aceptó el nombre que él me había designado Liliana simplemente, me puso Rosa que en mí me molestó, de por vida
Cuando desoyendo las órdenes de i madre, me animé a ir a ver a mi padre, llegó el telegrama de su muerte. Un accidente en la mina le había costado su vida y juntando los pocos pesos ahorrados fuimos donde trabajaba en un viaje de casi veinte y dos horas donde nos dieron algunas cosas de él que mamá, al tiempo vendió, más un auxiliar y delegado laboral nos dio la plata de una colecta realizados por los compañeros y la parte de la empresa un premio por producción adelantado y su seguro de vida, más otras cosas que correspondían por ley
Con esa plata cobrada, a los dos meses, nos mudamos a la capital en Lugano, donde así mi madre pude emplearse en casas particulares y hacer comida para terceros y dos negocios de la zona. Yo tenía ya veinte años y trabajaba para una contadora que llevaba las expensas de varios edificios y lo hacía tres veces por semana
Que ironía que la muerte de mi padre nos afirmó en todo concepto de la vida. Yo tenía en ese tiempo veinte y dos años, donde ahí comenzó, mi vida sexual.
Aldo fue una aventura increíble, que me marcó la vida futura mía y quien me convirtió durante dos años en su amante.
Fue un suceso increíble, la segunda vez que salía ya con un hombre en serio, antes no salía mucho de casa porque a veces, no había mucho dinero y yo no tenía amigas, ni plata
Aldo me gustaba, era un buen tipo y gentil hacia míi (eso lo hacía porque quería seguramente cogerme), y por decir algo, lo consiguió y también me enamoré. Era, bastante apuesto, delgado, tenía un prolijo cabello bien armonizado con su cara y poseía cierto encanto (quizás era su simpatía) Siempre atento y amable, era un tipo interesante, que no dejaba de mirarme con lujuria, cada vez que me veía pasar al salir del supermercado e ir a casa.
Era un encargado de la zona, a cinco cuadras de mi casa de unos veinte y nueve años casado hacia poco, y de una forma irrisoria para mí, se fueron dando los sucesos casi sin querer, terminé desvirgada por él.
El vivía con su esposa en el último, piso de doce, en un apartamento solitario que era rodeado de una escalera a la terraza, en el horario laboral lo pasaba en una pieza dónde tenía sus herramientas, una pequeña mesa, un televisor quizás en desuso y una cama con un colchón que siempre estaba parada, quizás era de un propietario que la había descartado… y una silla. Él desde las ventanas de esa pieza podía observar las entradas y salidas de los vecinos. Un cartel a la entrada de esa pieza decía descanso laboral de quince a diecisiete
Un tarde, él me paró mas entre cosas y notas me dio a entender que, de tres a las cinco él estaba solo ahí, donde cerrando una puerta de una pieza se hacía invisible al edifico y podíamos así como charlar y bueno…
Ah me dijo ven un día lo pasaremos bien.
Como respuesta fue un sí está claro, pero y si aparece tu mujer (yo sabía que era casado) que pasa; a lo cual me respondió:
No te preocupes, ella trabaja de administrativa en un colegio de Ciudad Evita y siempre regresa a las 18.3, así que jamás llegaría sin que yo lo sepa
Una mañana de marzo cuando fui al súper, para buscarle a mi madre las cosas para realizar a la noche (sus encargos, era viernes) y me dijo que a la tarde saldría, me encontré con Aldo, estaba, aun con su ropa de trabajo y sencillamente al terminar de saludarme, sin preámbulos me dijo:
Cariño, llegó el momento que estábamos los dos esperando desde tanto tiempo.
Tarde más tiempo en bañarme, ya mi madre se había ido, hacia como dos horas, me puse dos toallitas higiénicas, por si al desvirgarme a la salida del edificio aun dejaba manchas en mi ropa mi madre siempre solía indirectamente revisar mi ropa, me depilé toda las piernas y mi parte correspondiente al sexo cosa que siempre usé desde el primer periodo. Mientras realizaba todas las operaciones de vestirme y perfumarme, pensé que desde ese día ya no sería virgen, y si me dolería y miles de cosas que toda mujer se pregunta… pero mi calentura por comerme a Aldo era mayor que ese temor.
Llegué al departamento, al verme Aldo me abrió llevándome a esa, su pieza, abriéndola apurado me dijo: espérame a ver si no hay problemas, solo serán segundos, saliendo indigentemente con una cara de idiota genial...
Me quedé sola en una pieza que sería testigo de cómo me acariciaría a un hombre, que a los tres minutos abriendo la puerta, llegó. Me paré frente él y caminé para quedarme al lado de él, Aldo quiero que me lo hagas despacio, aún soy virgen, lo que desdibujó la cara de Aldo entre alegría y sorpresa.
No te preocupes lo haremos lentamente, fue una respuesta idiota apurado por la calentura… (Años después me arrepentí de ser tan idiota y confiar mi secreto a un tipo sin haberlo preparado)
Sólo nos separaba nuestra ropa entre uno al otro mientras, mis brazos envolvían su cuello, a un tiempo breve nos besamos por primera vez en donde mis manos se precipitaran en su pelo pasaba mi lengua por su labio superior y luego inferior para después morderlo y meter mi lengua en su interior.
Mientras él respondía a mi beso, sus manos friccionaban mis nalgas. Mi lengua jugaba con la suya en el interior de nuestras bocas, yo necesitaba probarlo, chupaba su lengua, sus labios para luego mi lengua jugar en el interior de su boca y así probar, la de él. Era un beso apasionado, desesperado por querer todo de él. Mis manos bajaron a su camisa, mientras seguía merodeando su boca, se la saqué, mientras estimulaba mi sexo con el suyo por arriba del pantalón. Sentía su dureza y yo cada vez me mojaba más. Saqué mi lengua de su boca para chupar su labio superior y después morderlo. Mi boca jugó con el contorno de su oreja, la chupaba, la mordía…para luego meter mi lengua en el interior y lamerla…gemía es que, yo quería que me escuchará (y no sintiera) mi calentura, mi concha ya era un rio que vertía olas de líquido mojando en mi bombacha, adema quería que se diese cuenta lo que se iba a comerse ese tipo
A Aldo sé le erizaron los pelos del brazo…seguí con ese roce mientras mi boca jugaba con su oreja. Mientras tanto las manos de él ya me habían desabrochado la pollera, ahora estaban en mis pechos, masajeándolos por arriba de mi blusa y corpiño
Sentir sus manos ahí me desesperó, interrumpí mi juego en su oreja para mirarlo, y le dije muy cerca de su oreja…
Aldo dale hacelo…desnúdame.
A lo cual él me empezó a desabrochar la blusa para luego tirarla al suelo. Dejé caer mi falda ya desabrochada por mis piernas, quedando con ropa interior y mis zapatillas Adidas, de color blanco todo a juego con mi pollera, en el suelo.
Aquí le haré pagar todas y cada una de las rabietas que pasé, con él otro boludo, el hijo del panadero, pensé al ver como Aldo con su mirada me comía. Tomé sus manos puse las mías arriba de las de él, lo guíe… a mis caderas, a mis nalgas, las apreté contra ellas para luego moverlas a mi pelvis, noté caliente su mano tocando mi piel y la mía encima de la de él, guiándolo. Haciéndolo tocar la suavidad de mi sexo depilado, pasé su mano por arriba de mis labios vaginales aún cerrados, para luego abrirlos con dedo índice y que de esa manera se diera cuenta que estoy mojada, de abajo hacia arriba, hasta tocar mi clítoris, al sentir su dedo en él, cerré los ojos y gemí. Lo hice por primera vez, jamás me había pasado, fue el lamento de una hembra caliente segundos antes de ser penetrada.
Me había desnudado, pero aun él no lo había hecho, me acostó en la cama y se desnudó, era la primera vez que no en una revista había visto a un hombre desnudo, me impresiono esa cosa que colgaba al aire dura y relajamente mediada, aun no estaba parada del todo, pero grueso y esa cabeza notándose rojiza, con el tiempo comprobé que la de él era perfecta ni grande ni corta pero si, gruesa
Púsose a los segundos junto a mí, no montado solo a un costado, yo ya estaba en bolas ante él, y el estaba en bolas pero de costado, sintiendo algo duro en mi cachete( el más alejado de la cama), me miraba gozoso mis pechos duros y en puta en donde mis pezones negros estaban durísimos, estaba caliente era ahora una hembra que había obedecido a la preparación de un macho para cogerla, mi clítoris y mi cuerpo en general estaba muy perceptivo, muy sensible, mi clítoris se endureció tan solo, al mínimo roce de sus dedos, su dureza me dolía pero en él había, un exquisito olor, con la otra mano me apoyé en el escritorio para no quedar acostada en un colchón barato y muy usado, quería que observara mi cuerpo en su totalidad, quería que viera como disfrutaba de ello, como mi cara gesticulaba el placer que sentía y como mi cuerpo se contraía por la excitación que me estaba causando (el solo hecho de estimularme y de saber que él estaba mirándome hacerlo) me hacía sentir una puta ofreciéndole al hombre que la quería .
Aldo con su dedo, índice rozaba mi clítoris para luego pasar por el interior de mis labios externos e internos, mojando así nuevamente mi concha de manera abundante para que a un tiempo y después de besarme los senos continúe con su juego en mi clítoris, con su boca (era la primera vez que un hombre me lo hacía) mi vagina brillaba por mis fluidos míos y de su saliva de su boca, me estimulaba ahora, mientras el índice y anular abrían mis labios para tener más accesibilidad a mi estimulación, y a la vez, para que él pudiera ver cómo me mojaba en cada roce que me daba, preparaba hábilmente el momento de penetrarme.
Lo miraba y podía ver como él se estaba satisfaciendo, ahora había tomado con su mano, el pene y lo pasaba por mi boca, mis tetas mi nalga, era experto en eso conocí toda su longitud, de abajo hacia arriba y viceversa, verlo masturbarse levemente y ver esa cosa roja de su cabeza desafiándome
Yo ya sentía el deseo y él lo reflejaba en sus ojos, en su cuerpo y en como pasaba su lengua por sus labios me incitaba a más, hacia unos minutos sus dos dedos habían entrado en mi virgen vagina más de lo necesario quizás lo que frenaba mi tela de virginidad en mi vagina, estaba a punto de acabar no lo quería yo, inexpertamente le miré diciéndole:
Ahora.
Dicho esto, saqué sus dedos de mi interior y me los llevé a la boca, lamí y chupé uno, para luego hacerlo con el otro, posteriormente me metí los dos dedos en mi boca, para que mi lengua, en su interior, los saboree. Mientras hacía eso, Aldo había cambiado su cara, estaba enceguecido por su propia calentura
Me alargué completamente en la cama abriendo mis piernas lo más que puede, cerré los ojos y entre cortadamente le dije:
Dale, pero se suave amor, sé suave aun no me han cogido.
A un tiempo (me parecieron siglos), me alzó las piernas, se colocó el condón, y empezó a penetrarme lentamente, sentí como se iba introduciendo dentro de mí, cuando de un solo golpe lo metió todo, di un gemido, la verdad eso me excitó locamente, además de dolerme y en ese momento lo abracé con cariño, saber que era mi primer hombre que entraba en mi, sentí un sabor particular
Ahora tenía su pija en mi interior me dolía pero no fue como para pegar un grito alarmante, él seguía moviéndose dentro de mí, y yo apretándolo desesperadamente, a un tiempo el justo sentí como él acababa lo sospeché porque su reparación se agitó y note los espasmos, de su pene, y ahí yo también hice lo propio….
Nunca más volveré ser la mujer que había sido, pensé al salir de la habitación.
Sencillamente, y espaciadamente salí al pasillo central del edificio, enfrente sola la puerta; él la había operado la abertura desde el interior, y se abrió
Aldo aún estaba desnudo, eran como las cinco y aun no había mucha gente en la calle.
Salí a la calzada que siempre había recorrido y pensé, ya no soy virgen soy ya una mujer completa, sonreía en ello y emprendí un paso normal aun sentía la molestia de esa pija en mi sexo pero pensé:
Amo a ese tipo.
ggc

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