You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

El marido de mi amiga...

En su momento les conté sobre Hugo, el marido de mi amiga Carmen. Al final les dejo el link del relato, pero si no lo leyeron y están ansiosos, les hago un pequeño resumen. En ese tiempo tenía un modesto Blog, en el que publicaba mis experiencias, como lo hago ahora acá en Poringa, y entre los muchos lectores había una tal “anónima” que me echaba en cara que ella se había acostado con todos los maridos de sus amigas. Fue así que se planteó una especie de amistosa rivalidad y empecé por mi parte a cogerme no solo a los maridos, sino también a los novios, amantes o amigos con derechos de mis mejores amigas… y Hugo fue uno de los cayó en la volteada. Pero para hacer más interesante el relato, no es que fui y le dije de entrada que quería coger con él. Algo así ni merece contarse. Sino que armé todo un montaje para acercármele y hacerle sentir que me tenía en su poder, y que podría hacer conmigo lo que quisiera. Él siempre me había tirado los galgos, casi siempre medio en “broma”, claro, por lo que no era difícil suponer que de tener la chance correcta sabría aprovecharse bien de ella. Como es bancario, fui a la sucursal del banco en el que trabaja, y con la excusa de que necesitaba un préstamo con urgencia, le hice saber, muy claramente, que estaba dispuesta a todo con tal de conseguir ese dinero. Por supuesto al saberse en ventaja, me pidió demostrar con hechos mis palabras, y bueno… el resto lo podrán leer en el correspondiente relato.
El asunto es que después de esa vez, Hugo me siguió mandando mensajes, tanto al celular como al mail, diciéndome que la había pasado genial conmigo y que quería repetir. Al haber estado con él solamente para tener material para escribir un relato, mi interés verdaderamente no se correspondía con el suyo. Yo también había disfrutado, sí, disfruto todas mis cogidas, pero ya no me parecía apropiado reincidir. Desde el primer momento tuve en claro que sería una única vez y nunca más, sin embargo los acosos de su parte se intensificaban y no tuve más remedio que encontrarme un par de veces más con él para ir a un telo y ver si de una vez por todas me lo podía sacar de encima. Creí que lo había logrado, hasta que nació Rodrigo, él y Carmen fueron a verme a la clínica y de nuevo pude sentir esa mirada lasciva e insidiosa sobre mí, sobre todo porque llegaron justo cuándo le daba el pecho a mi bebé… me dio algo de vergüenza que me viera, en general soy pudorosa cuando hay alguien más de por medio y el sexo no forma parte del acontecer inmediato, por lo que me cubrí con una toallita. Igual él me seguía mirando de esa forma que me hacía poner incómoda y la pelotuda de Carmen que no se daba cuenta.
El tiempo pasó y pensé que todo había quedado en eso, en unas simples miradas, pero hace unos días vinieron a casa. Cayeron de sorpresa a la tarde con facturas para tomar mate. Hugo había pedido permiso en el banco para acompañar a su esposa. ¿Por qué sería, no? La cosa es que desde que me saludó al entrar (con un beso muy cerca de la comisura de los labios), que no me sacaba los ojos de encima, y para colmo, cuando Carmen se distraía con Rodrigo, me hacía algún gesto obsceno que me hacía poner colorada. Digo, la situación era por demás bizarra, con el tipo haciéndome saber por todas las señas posibles que me quería garchar, estando su esposa ahí presente. En eso, luego de unas cuantas rondas de mate, escucho el goteo del agua sobre el cristal del la ventana... empezaba a llover, y yo que tenía ropa colgada en la terraza.
-¡Uy!, voy a levantar la ropa antes que se moje toda- digo de repente.
-Ay gordo, acompañala que yo me quedo con el Ro- le dice Carmen a su marido.
-Si, como no- asiente él, echándome una de esas miradas con las que me garchaba sin necesidad de tocarme.
-No, deja, no hace falta, quedate, yo me arreglo sola- traté de zafar.
-No seas tonta Mari, dale gordo, andá, ayudala- insistió ella, y ya no pude zafar.
Agarre el canasto, los broches y salimos. Ya en el ascensor, ni bien cerró la puerta, empezó con el acoso.
-Por fin te tengo para mí solo, como te haces de rogar, eh- me dijo arrinconándome contra una de las estrechas paredes –Sentí como la tengo, sentíla…- me dice agarrándome una mano para ponerla sobre su bragueta.
La verdad que sí la sentí, estaba que explotaba.
-¡Pará! No podemos hacer esto, no me gusta cagar así a Carmen- traté de decirle.
-No pensaste en eso las otras veces que cogimos, y a mí me pareció que la pasaste muy bien- me recordó.
-Sí, la pasé bien, pero ahora es distinto, soy mamá, ustedes tienen hijos, ya no es como antes- insistí.
Trataba de hablar lo más bajo que me fuera posible, para evitar ser escuchados por algún vecino indiscreto.
Llegamos al último piso, salimos del ascensor, subimos la escalera que conduce a la terraza, y antes que abriera la puerta de la misma, me agarro una mano, me giró hacia él y me dijo:
-Tenés razón, ya no es lo mismo…- creí que lo había convencido, hasta que agregó: -Pero por lo menos haceme un pete, no me dejes así-
Viendo que ya tenía la batalla perdida, le dije:
-Vení, vamos afuera-
Salimos a la terraza, cerré la puerta con llave y lo conduje hacia una parte en donde estaríamos a resguardo de cualquier mirada indiscreta, justo debajo del tanque de agua, protegiéndonos al mismo tiempo de la lluvia. Deje el canasto de la ropa a un costado, me puse en cuclillas frente a él y le desabroché el pantalón, no del todo, solo le bajé el cierre, considerando que estábamos en una situación medio riesgosa. Metí la mano dentro de la bragueta, y rebuscando en el interior del calzoncillo, le pelé la pija, ya la tenía dura, por lo que no fue necesario trabajársela demasiado, así que empecé con el pete que me había pedido. Se la chupé como para dejarlo satisfecho, pero… a medida que la iba sintiendo palpitar entre mis labios, segregando cada vez mas espesamente ese fluido preseminal entre amargo y dulzón, me fui calentando yo también. Sin dejar de chupársela entre a tocarme la entrepierna, provocando en cuestión de segundos una reacción acorde a lo que tenía en ese momento en mi boca. El clítoris se me disparó hacia adelante, poniéndose del tamaño de un dedo meñique… y entonces perdí el poco sentido común que me quedaba.
-¿Tenés forros?- le pregunté al levantarme y relamerme gustosamente los labios.
-Si Carmen me agarra con un forro encima me la corta con un cuchillo oxidado- me dice.
-Entonces ponémela por el culo… por la concha no puedo porque todavía no me estoy cuidando, ¿sabés?- le dije a la vez que me daba vuelta, me levantaba la falda del vestido e inclinándome hacia adelante, hasta apoyarme contra una de las columnas del tanque de agua, le ofrecía toda mi retaguardia para que se despachara a su antojo. Enseguida me bajó la bombacha, me metió un par de dedos humedecidos en saliva para tantear ese terreno ya conocido por él, y lo siguiente que sentí fue la punta de su pija haciendo presión en ese hueco que yo me esforzaba por abrir. Uno, dos, tres empujones y me la mete casi hasta la mitad, cierro los ojos y suelto un ahogado sollozo al sentir como me va llenando de a poco los intestinos. Cuatro, cinco, seis empujones y me mete todo el resto, hasta golpear sus huevos contra mis nalgas, se queda un momento ahí, como amoldándose a mi interior, y comienza a moverse con un ritmo lento y pausado, a la vez que yo vuelvo a tocarme el clítoris, sintiéndolo tan inflamado como antes, crepitando de placer, latiendo como si tuviera vida propia.
El morbo de estar culeando en la terraza de mi casa, con el marido de mi amiga, mientras ella está abajo, cuidando a mi hijo, es mucho más fuerte y me entrego por completo a esa incitante perforación, empujando yo también hacia atrás, provocando entre ambos unos golpes por demás impactantes y estruendosos. No… no eran truenos… eran nuestros cuerpos que chocaban. Cada golpe me revienta, me estremece. Bien aferrado de mi cintura Hugo fluye rítmicamente a través de mi esfínter, metiéndomela lo más profundo posible, haciéndome saltar cada vez que me llega al fondo.
-¡Acabo… acabo…!- me anuncia entre vítores y fanfarrias.
-No me la saques, acabame adentro- le digo, sin dejar de estimularme el clítoris, acelerando los movimientos para acabar con él. Me la mete y saca unas cuantas veces más, y al final, dejándomela clavada, atravesada, bien adentro del culo, por fin se libera (nos liberamos) y acaba (acabamos) con una violencia incontenible. Los chorros, chorrazos de leche se licúan en mi interior, inundándome con esa deleitable efusividad por la que soy capaz… de cagar a mi mejor amiga.
Ni bien me la saca, me levanto la bombacha, me bajo la falda del vestido y empiezo a levantar la ropa. Él se guarda la pija, ya notoriamente satisfecha, y me presta su ayuda. La lluvia se había intensificado sin que nos hayamos dado cuenta.
-Esto fue lo último, no creas que me vas a tener cada vez que quieras- le advertí ya arriba del ascensor.
-Pero estuvo bueno, ¿no?- expresó.
-Sí, estuvo bueno- asentí con una gratificante sonrisa, y tras darle un pico, salimos del ascensor. Al entrar al departamento, Carmen seguía jugando con el Ro.
-¿Y que les pasó a ustedes?- preguntó poniendo cara de sospecha –Si no fueras mi mejor amiga me pondría celosa-
-No seas boluda, es que nos agarró la lluvia y tu maridito no quería mojarse, así que tuvimos que esperar que parara un poco- le dije.
Lleve el canasto al lavadero y volví a echar todo al lavarropa, ya que mientras culeábamos se había mojado toda la ropa. No me quedaba otra que volver a lavarla. Pase rápido por el baño, para limpiarme la cola y cambiarme de bombacha, ya que ni bien me senté en el inodoro comencé a expulsar del culito toda la leche que Hugo me había inyectado. Me salió una cantidad impresionante, por lo visto mi amiga no atendía bien a su marido. Parecía que estaba meando por el culo… jaja… meando semen… me puse una bombachita limpia y volví con mis amigos.


Acá esta el relato de mi primera vez con el marido de mi amiga por si lo quieren leer:

http://www.poringa.net/posts/relatos/1607093/El-marido-de-Carmen-maritainfiel.html

BESOS...

26 comentarios - El marido de mi amiga...

MxtroniKa +1
Me dejaste re calentita con este relato nena.... Encima llueve 😉
bigbrotherar
Te dejo mis últimos puntos de hoy! me encantó el relato.. me la dejaste dura como al del cuento! jajajajjaaj
james_hadley1
La reina del morbo, como siempre. Y respetás una máxima de la literatura porno: si no hay infidelidad, no hay relato...
ren6o
Que linda putita sos...
pepe132225 +1
Me encanto. Como me gustaria que mi esposa sea amiga tuya!!!!
seba_union
muy bueno
cocoderasta12 +1
-¿Tenés forros?- -Entonces ponémela por el culo...bravo !!!!!! sos la diosa del sexo marita !!!! te dejo mis humildes 10 cocos !
EL_PROFE25
Excelente!!
Muuy caliente!
Gracias por compartir
Blusero
Me encantó !!!

Excelente
garrote2373
Terriblemente excitante!!!!!!!!!!!!!!!! Con el tiempo @maritainfiel se convirtió en mi escritora favorita. GROSSA!!!!
bachamos
ufff que garrote entre las piernas me regalaste hermosa!

sale reco marita!

El marido de mi amiga...
danymaguna
muy buen relato 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥 🔥
MIsko-Jones
ay marita , tenes cerca una poronga y te perdes ,

sos una atorranta hermosaaaaaaaaaaa te mando un beso Misko
vergacorti
Che pasame un mail así te haces amiga de mi mujer 🙂
Besitos hermosa
glemur
ahhh este lo habia leido me calento mal
kramalo
hermoso....!!! esos polvos son impagables... por lo menos, te recontralleno el culo.... un abrazo... (de atras, jeje).
Flavio58
Escribir un comentario...
fumatingaa
lindo relato hermosa!!!! pasate por mi post, saludos!!
beyer
Escribes muy bien. Podía imaginar el olor a humedad de abajo del tanque de agua. Jajaja