No lo planee, tan solo quería vestirme de niña y salir por primera vez a la calle por la noche
Era una noche fresca, de luna llena, una noche tranquila en esa colonia popular de la Ciudad de México en dónde vivía, yo era apenas tenia 22 años, no recuerdo bien, lo que sí recuerdo es que desde hace tiempo ya que mi gusto por vestir como una princesa llevaba ya muchos años, poco a poco me había hecho de un poco de lencería y medias, mi pasión, no lo negaré, muchísimas veces me conformaba con ponerme unas deliciosas pantimedias debajo de mi pantalón de niño, que excitante era sentir la tersura de esa deliciosa prenda combinada con los nervios de ser descubierta.
Tenía mi bolsa bien escondida debajo de mi cama, los días previos había tomado prestadas algunas prendas de mi hermana y unas plataformas que se pusieron mucho de moda en esos tiempos, en encantaba que eran altas y de correa de pulsera, además de que no tenía que batallar con el tacón, y que en ese entonces no sabía caminar con tacones; mi hermana es menor que yo así que las ropas me quedaban súper ajustadas y un poco “rabonas”, no sé qué hora era pero ya era bastante noche, toda la familia estaba dormida y procurando no hacer ruido, me levanté de la cama y busqué mis cosas en mi escondite secreto, convenientemente sólo me había acostado en calzoncillos así que no me sería complicado hacer mi transformación, salí al patio cobijado por las sombras de la noche y me escondí detrás de el carro que mi tío guardaba ahí, con calma comencé a sacar de la bolsa mis tesoros, tenía varios pares de medias y pantimedias, un par de ternos de bra y panties que me había comprado tiempo atrás, una blusa blanca con franjas de colores a la altura del pecho y una falda que mi hermana, arrimé un banquito y me senté, me puse el bra y la blusa ya que me estaba dando frío, después me comencé a poner unas medias color natural, lentamente las fui enrollando y la fui colocando en mis piernas, lento, muy lento, sintiendo como esa deliciosa prensa poco a poco cubría mis piernas, me levanté y me acomodé mi bultito para poder acomodarlo entre la pantimedia y quedara fijo, sin moverse, bien escondidito, luego me coloqué el calzoncito, era de esos bikinis cacheteros, me los subí lo más que pude para que me dejara el vientre planito y se me hiciera la rallita simulando labios vaginales, después unas pantimedias blancas, siempre me ha gustado usar media sobre media, me puse la faldita que me llegaba un poco más arriba de medio muslo y las plataformas, me quedaban chicas pero bien valía la pena el sufrimiento, con las pantimedias que no usé me hice unos rellenos para el bra y después guardé todo lo que no usé, preocupada me percaté que había olvidado mis cosméticos y no podía maquillarme, así que en un acto temerario, con mucho sigilo, me fui otra vez a mi cuarto y saqué mi maquillaje, al pasar frente a un ropero que tenía, me pude contemplar en el espejo y me encantó la imagen que en el espejo se reflejaba, osadamente me maquillé muy ligeramente frente al espejo, un poco de maquillaje, rubor, sombra de ojos y lipstick, como usaba el cabello un poco largo, me saqué un flequillo y sólo lo cepillé dándole un poco de forma femenina y me puse unos aretes de broche, wooow!!! Yo misma no me reconocía, contenta con el resultado salí nuevamente al patio.
Nunca había estado como niña al “aire libre” me encantó la sensación de sentir el fresco de la noche en mi cuerpo y un desconocido temblor se apoderó de mí, no sabía qué hacer, caminaba solamente de un lado a otro del patio y aunque me gustaba, yo quería más, así que abrí la puerta de la calle y me asomé, de principio solo la cabeza, no parecía que hubiera nadie así que me paré completa en la puerta, no sé cuánto tiempo estuve así, pero me encantó, después se me ocurrió dar unos pasos a la acera frente a la puerta y lo hice, me sentía soñada, ¡!Estaba caminando por la calle vestida de niña!!, en mi euforia casi se me cierra la puerta y apunto estuve de quedarme afuera, ¡qué susto! Así que me regresé a mi cuarto y tome mis llaves, estaba decidida a caminar por toda la calle y lo hice.
Ya en la calle me dispuse a caminar hacia la esquina, al principio lo hice temerosa pero muy emocionada, sentía el aire que acariciaba mis piernas y a su vez metiéndose debajo de mi falda, caminaba pegada a los carros que se estacionaban en la calle para poder sentirme protegida y tener un lugar dónde esconderme si es que se llegara a necesitar, estaba muy nerviosa, caminaba a paso lento con mi mejor versión de andar femenino, sin contoneos exagerados, lo más natural posible, pegaba mus muslos a cada paso y sentía el roce de las medias en mis piernas y me emocionaba, pasitos cortos, sin prisas, disfrutando cada momento, abstraída en esa sublime sensación estaba que no me percaté que un auto doblaba la esquina, demasiado tarde para esconderme, nerviosa seguí caminando procurando una calma que no tenía, el auto pasó pero yo no voltee a verlos, sólo seguí mi camino hasta que se siguió.
Uf! Qué emoción sentí, pero eso solo alimentó mi deseo de seguir caminando, llegué a la esquina, que es la avenida principal de la colonia, obviamente era una calle más amplia y con menos autos estacionados, me quedé unos minutos en la esquina, caminando solo de un lado para otro sin atreverme a seguir caminando por la avenida o a regresar a casa, cuando venía un carro por la avenida, yo hacía como que caminaba hacia la calle rumbo a mi casa, en cuanto pasaba me regresaba a la avenida, así estuve “jugando” varias veces, hasta que uno de los autos que pasaban disminuyó la velocidad sólo para chiflarme y gritarme el clásico “adiós mamacita” y siguió su marcha, wooow! Eso fue mucho para mí, era obviamente la primera vez que me había piropeado!! Entre mis piernas podía sentir cómo me estaba empapando!! Sentía esa consistencia espesita y babosa me mojaba las medias y provocaba esa exquisita sensación, no sé si así sea en todas, pero yo puedo “mojarme” sin tener una erección, así que me es sencillo mantenerlo escondido entre las piernas y disfruto como me mojo de esa manera. Ese fue el detonante para decidirme caminar por la avenida, con mucho miedo pero con más emoción.
Caminé como 3 o 4 calles y un tanto más relajada al ver pasar los autos y no pasaba nada, hasta que llegue a la secundaria de la colonia, apenas me di cuenta que estaba ahí cuando me entró el pánico, en la esquina siguiente había una base de “peseros” (transporte público) y los choferes que estaban esperando pasaje ya me habían visto y no quitaban su mirada de mí, me detuve en seco y disimuladamente di media vuelta, en cuanto lo hice los choferes comenzaron a gritarme que a donde iba, que no tuviera miedo, que no mordían o que no me iban a violar, ya saben lo pelados que son esos tipos, así me sin voltear a verlos comencé a caminar en sentido contrario a ellos, con calma para que no se me notara el pánico, escuchando sólo sus chiflidos y sus piropos picantes, no había caminado ni 20 metros cuando escuché que alguien se aproximaba corriendo, oh cielos!!! Que hago, que hago? No supe que hacer así que sólo seguí caminando como iba, lo más tranquila que podía, hasta que me alcanzó un muchacho como de unos 25 años, al llegar a mi espalda me dijo: “¿a dónde tan solita mamacita, no tienes miedo a que te roben?” Yo muerta de miedo solo pude decir con un hilo de voz que reforcé con el clásico movimiento afirmativo de la cabeza un tímido “sí” , el rió y me dijo: “Pues no te preocupes, yo te cuido, a dónde vas o a dónde ibas?” con un hilo de voz le respondí: “Vine a ver si todavía había servicio porque mi hermano no ha llegado y ya me voy para la casa” el insistió: “¿Te acompaño a tu casa?” y yo le dije “No”, el ya iba caminando a mi lado, por unos pasos no dijo nada, pero de pronto, acercando su cara a mi oído me dijo: “estás bien rica!! ¿Cómo te llamas?, casi llorando le respondí: Sandy, lindo nombre dijo él y en una de esas, me tapó el paso con su brazo y me acorraló en la pared, yo sólo agaché la cabeza y temblaba de miedo, el acarició mi mejilla y dijo: “estás bien chula Sandy, no me regalas un beso? Yo negué con la cabeza y él me volvió a acariciar la mejilla y la oreja, acercó su cara a mi oreja y casi besándomela me dijo: “ándale, sólo uno, no seas malita”, mis lagrimas ya resbalaban por mis mejillas, él se dio cuenta y me dijo: “No llores Sandy, si no te estoy haciendo nada, sólo te estoy pidiendo un beso y nada más”, yo le dije: “¿y me dejas ir?” es respondió que sí, “¿sólo un beso y me dejas?”, nuevamente sólo dijo que sí, muerta de miedo por la situación y por el hecho de que nunca había besado a nadie, alcé un poco mi cara, él la tomó entre sus manos y me hizo alzarla un poco más, me miró a los ojos y se fue acercando a mí, de una manera tierna pegó sus labios a los míos y me besó tiernamente sólo los labios, un beso corto y dulce, una descarga recorrió mi espalda e hizo mis piernas de gelatina, la verdad no lo esperaba así, me miró a los ojos y me dijo: ““me das otro?”, yo sólo afirmé con la cabeza y nuevamente pegó sus labios a los míos, no sé por qué ni como, pero mis manos ya se estaban abrazando a su cuello mientras me besaba los labios una y otra vez, besos tiernos, sólo roce de labios, la humedad entre mis piernas era ya exagerada, un calor me quemaba en el vientre, en mi pecho y en mis mejillas, no sé en qué momento él me había abrazado por la cintura y me había repegado a él, entonces fue cuando sentí su lengua tratando de entrar en mi boca y yo sólo separé mis labios entregándome a sus besos, estaba en las nubes!!! Me besó hasta dejarme sin respiración, tuve que “pelear” por separarme de él y poder tomar un poco de aire, cuando recobré el aliento sólo pude decir con un suspiro que me ya me dejara ir, no dijo nada, sólo me miró a los ojos y pretendió darme otro beso, yo voltee la cabeza y me besó en la mejilla… y luego en mi cuello, ¡cielos! Me estaba poniendo a mil!!!
Sus manos comenzaron a recorrer mi cintura y mi espalda y poco a poco comenzó a acariciar mis nalguitas, yo tímidamente lo separé y él, contra lo que yo hubiera pensado, se separaba conforme yo le empujaba tímidamente por el pecho, tomó mis manos, las besó, cosa que me sorprendió y luego las puso de nuevo en su pecho y las fue bajando poco a poco, yo no reaccioné hasta que hizo que mis manos tocaron el bulto entre sus pantalones y en cuanto fui consciente de ello, las retiré como si las estuviera metiendo en lumbre, es se rio y me dijo: “no te espantes, sólo quería que vieras cómo me pusiste ¿tú estás igual?, y no bien dijo eso, metió la mano entre mis piernas, afortunadamente lo hizo sobre mi falda y no pudo sentir mucho. Yo asustada le dije: ¿qué haces? Ya déjame ir por favor!!! El insistió y yo le pude tomar su mano antes de que me tocara de nuevo, con los ojos y con la cabeza le decía que no y el preguntó: ¿Por qué no? y no sé de dónde se me ocurrió decirle: “es que ando en mis días” y me soltó.
Hice el intento por caminar pero en no se hizo a un lado, le dije llorando: “ya déjame ir, ya hice lo que me pediste”, él solo se hizo a un lado y yo comencé a caminar, pero él comenzó a caminar junto a mí, asustada yo seguí caminando rumbo a mi casa pensando que en unos pasos más me dejaría ir, pero no fue así, ya que faltaba media calle para mi casa, me detuve y le dije: “ya, por favor no me sigas” y él me dijo: Ok, pero dame el último beso, yo me negué y seguí caminando, ya en la esquina de mi calle le dije nuevamente que no me siguiera más y me dijo que le diera su beso entonces, yo di la vuelta a la esquina y caminé unos metros más. Cómo no dejaba de seguirme me detuve, me recargué en un coche y le dije que le daría su beso, en repegó su cuerpo al mío obligándome a casi a sentarme en el coche, me abrazó y acercó su cara a la mía, pero no me besó, me miró a los ojos y sin decir palabra bajó me tomó de la cintura, me sentó en bien en el auto y comenzó a acariciarme los muslos, yo luchaba con sus manos y le amenacé con gritar, y le dije: “Mira, están despiertos ahí”, él volteó y miró a la casa que yo le señalaba, la cual tenía luces encendidas, dejó de luchar pero no quito las manos de mis piernas, luego me tomó por la cintura con una de sus manos y me comenzó a besar la mejilla, con la otra intentaba separarme las rodillas y me decía: “sólo ábrelas, no te va a pasar nada, traes tus medias y tus calzones, no te puedo coger así, además la neta no me gusta hacerla al vampiro, pero ya me tienes bien caliente, no seas malita, sólo déjame bajar la calentura, si?”
Sus palabras me pusieron a mil y sin decir palabra, abrí mis piernas y él se colocó entre ellas y se repegó a mí, quiso subirme la falda, pero como yo estaba sentada en el coche no pudo hacerlo completamente, solo dejó al descubierto mis muslos, los cuales comenzó a acariciar lentamente, yo me dejé llevar, sus manos me estaban enloqueciendo, sus labios comenzaban a besar los míos con esos besos tiernos, dulces, deliciosos, tomó una de mis manos y la puso sobre su bulto, el cual luchaba por salir de sus prisión, yo lo sobaba por encima guiado por su mano primero y después por mí misma, el desabrochó su pantalón y lo sacó para ponerlo entre mis manos, al sentir ese inmenso trozo de carne caliente y palpitante entre mis manos, comencé a jugar con él, estaba chorreante, lo colocó en una de mis piernas y con su líquido preseminal comenzó a empapar mis medias, yo lo acariciaba con una de mis manos y entre mi pierna y mi mano comenzó a moverse, empapádome más y más las piernas con su babita, quiso acariciar mis pechos pero alcancé a reaccionar antes de que me los tocara y le dije que cuando estaba en mis días me dolían mucho y no soportaba que ni yo misma me los tocara, se conformó con mi excusa y me tomó de la cintura, se despegó un poco de mi pero me jaló y me bajó del coche donde estaba sentada y luego se repegó nuevamente a mi colocando su miembro entre mis piernas, por debajo de mi falda, quedo a medio muslo, yo ni tarda ni perezosa lo aprisioné entre mis piernas al tiempo que no permitía que sus manos subieran mi falda más de lo que ya estaba, dejó de luchar, pero me tomó de los hombros y tiró suavemente de mi hacia abajo, comprendiendo lo que quería le susurré que no sabía cómo hacerlo, el sólo me dijo que no importara, que la naturaleza era sabia y mis propios instintos me guarían y así fue, me dejé llevar hasta ponerme en cunclillas y tenerlo al alcance de mi boca, lo tomé entre mis manos y lo comencé a masturbar lentamente, no dejaba de chorrear de la misma manera que yo lo estaba o más, saqué mi lengua para probar eso con un poco de asco la verdad, caramba, no esperaba ese agradable sabor, me encantó!!
Esa consistencia, ese calor, ese sabor indescriptible me enloqueció, besé la punta de su pene una y otra vez sin decidirme a meterlo a mi boca, pero no esperé mucho, él me tomó de la cabeza y de una me lo metió hasta el fondo, eso si no me gustó ya que casi me hizo vomitar de lo profundo que me lo había metido, me separé y le dije que así no, el no dijo nada y sólo me volvió a tomar con una mano y con la otra me lo puso en la boca, la cual abrí y comencé a meterlo, luchando un poco con su mano, pero no por mucho, comencé a mamarlo, como un caramelito y escuché que él comenzaba a suspirar y a decirme: ¡Si Sandy, así, así, que rico! Con eso me calentó más y comencé a subir el ritmo, acompasándolo con sus embestidas, cada vez más frenéticas, era una delicia, la primer mamada que daba y estaba haciendo gozar a mi chico!!! Lo metía a mi boca, lo aprisionaba con mi lengua en el paladar, me lo sacaba, lo besaba, me lo metía y lo succionaba para luego volver a aprisionarlo con mi lengua a cada embestida suya, no sé cuánto tiempo le estuve mamando, pero en una de esas le dije que no se fuera a venir en mi boca, el sólo dijo: “No te preocupes mi amor, tu sigue que me haces gozar mucho, yo te aviso cuando me vaya a venir”, con esa confianza seguí con lo mío, disimuladamente con una de mis manos me tocaba entre las piernas, me acariciaba, sobaba mis muslos y creo que él se dio cuenta porque cuando sintió que se iba a venir me dijo: “Sandy, déjame venir entre tus piernas”, yo le dije: “No, ya te dije que ando en mi mes y además soy virgen aún”, él respondió: “No te preocupes, déjame venir entre tus piernas, por encima de tu ropa para que no desconfíes”; yo ni tarda ni perezosa me levanté, dejé que él me sentara de nuevo en el coche, sorpresivamente me levantó las piernas hasta pegarlas a su pecho, puso su miembro entre mis piernas y me dijo: “Apriétalo lo mas que puedas” y así lo hice, sentía su carne palpitante en mi entrepierna, comenzó a besar mis piernas y al mismo tiempo me comenzó a “coger”.
Lo que yo sentía no lo puedo describir, mi primera vez como nena en la calle, mi primer beso, mi primera mamada y, si se puede decir, mi primera cogida!!! Más de lo que pude haber imaginado o soñado en el mejor de mis sueños, él seguía besando mis piernas, me empapaba las medias con su saliva y con su pene, hasta que de pronto sentí en mi vientre un líquido caliente que me llenaba, un “gruñido” o no sé como describirlo acompañando su venida y un cuerpo que se dejaba caer hacia mí para buscar mis labios y besarme, beso al que correspondí gustosa y que retuve lo más que pude, después, él se separó un poco de mi, sacudió su miembro en mis piernas mojando mis medias con las últimas gotas de semen, yo bajé mis piernas, me puse de pie, me acuclillé y se lo besé al tiempo que se lo guardaba y abrochaba su pantalón, el me tomó de los hombros, me levantó, me besó de nuevo y me dijo: “Gracias Sandy, espero que lo hayas disfrutado como yo”. Yo no respondí nada, sólo una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro, lo besé tiernamente, me separé de él y le dije: “Adiós y gracias” me di la vuelta y caminé despacio por la calle, apretando mis piernas, sintiendo aún el semen caliente en mis medias empapadas de él, me abracé a mi misma porque sentí un rico escalofrío que acarició mi cuerpo, voltee para verlo nuevamente, pero ya no estaba, se había ido, mi sonrisa se acentuó más, llegué a mi casa, abrí la puerta, me metí al baño a desmaquillarme solamente y así, vestida de Sandy, con las piernas empapadas del semen de mi chofer, fui conciliando el sueño, dándome cuenta de que nunca le pregunté su nombre me dormí plácidamente...
By: Rulo_de_fuego
Era una noche fresca, de luna llena, una noche tranquila en esa colonia popular de la Ciudad de México en dónde vivía, yo era apenas tenia 22 años, no recuerdo bien, lo que sí recuerdo es que desde hace tiempo ya que mi gusto por vestir como una princesa llevaba ya muchos años, poco a poco me había hecho de un poco de lencería y medias, mi pasión, no lo negaré, muchísimas veces me conformaba con ponerme unas deliciosas pantimedias debajo de mi pantalón de niño, que excitante era sentir la tersura de esa deliciosa prenda combinada con los nervios de ser descubierta.
Tenía mi bolsa bien escondida debajo de mi cama, los días previos había tomado prestadas algunas prendas de mi hermana y unas plataformas que se pusieron mucho de moda en esos tiempos, en encantaba que eran altas y de correa de pulsera, además de que no tenía que batallar con el tacón, y que en ese entonces no sabía caminar con tacones; mi hermana es menor que yo así que las ropas me quedaban súper ajustadas y un poco “rabonas”, no sé qué hora era pero ya era bastante noche, toda la familia estaba dormida y procurando no hacer ruido, me levanté de la cama y busqué mis cosas en mi escondite secreto, convenientemente sólo me había acostado en calzoncillos así que no me sería complicado hacer mi transformación, salí al patio cobijado por las sombras de la noche y me escondí detrás de el carro que mi tío guardaba ahí, con calma comencé a sacar de la bolsa mis tesoros, tenía varios pares de medias y pantimedias, un par de ternos de bra y panties que me había comprado tiempo atrás, una blusa blanca con franjas de colores a la altura del pecho y una falda que mi hermana, arrimé un banquito y me senté, me puse el bra y la blusa ya que me estaba dando frío, después me comencé a poner unas medias color natural, lentamente las fui enrollando y la fui colocando en mis piernas, lento, muy lento, sintiendo como esa deliciosa prensa poco a poco cubría mis piernas, me levanté y me acomodé mi bultito para poder acomodarlo entre la pantimedia y quedara fijo, sin moverse, bien escondidito, luego me coloqué el calzoncito, era de esos bikinis cacheteros, me los subí lo más que pude para que me dejara el vientre planito y se me hiciera la rallita simulando labios vaginales, después unas pantimedias blancas, siempre me ha gustado usar media sobre media, me puse la faldita que me llegaba un poco más arriba de medio muslo y las plataformas, me quedaban chicas pero bien valía la pena el sufrimiento, con las pantimedias que no usé me hice unos rellenos para el bra y después guardé todo lo que no usé, preocupada me percaté que había olvidado mis cosméticos y no podía maquillarme, así que en un acto temerario, con mucho sigilo, me fui otra vez a mi cuarto y saqué mi maquillaje, al pasar frente a un ropero que tenía, me pude contemplar en el espejo y me encantó la imagen que en el espejo se reflejaba, osadamente me maquillé muy ligeramente frente al espejo, un poco de maquillaje, rubor, sombra de ojos y lipstick, como usaba el cabello un poco largo, me saqué un flequillo y sólo lo cepillé dándole un poco de forma femenina y me puse unos aretes de broche, wooow!!! Yo misma no me reconocía, contenta con el resultado salí nuevamente al patio.
Nunca había estado como niña al “aire libre” me encantó la sensación de sentir el fresco de la noche en mi cuerpo y un desconocido temblor se apoderó de mí, no sabía qué hacer, caminaba solamente de un lado a otro del patio y aunque me gustaba, yo quería más, así que abrí la puerta de la calle y me asomé, de principio solo la cabeza, no parecía que hubiera nadie así que me paré completa en la puerta, no sé cuánto tiempo estuve así, pero me encantó, después se me ocurrió dar unos pasos a la acera frente a la puerta y lo hice, me sentía soñada, ¡!Estaba caminando por la calle vestida de niña!!, en mi euforia casi se me cierra la puerta y apunto estuve de quedarme afuera, ¡qué susto! Así que me regresé a mi cuarto y tome mis llaves, estaba decidida a caminar por toda la calle y lo hice.
Ya en la calle me dispuse a caminar hacia la esquina, al principio lo hice temerosa pero muy emocionada, sentía el aire que acariciaba mis piernas y a su vez metiéndose debajo de mi falda, caminaba pegada a los carros que se estacionaban en la calle para poder sentirme protegida y tener un lugar dónde esconderme si es que se llegara a necesitar, estaba muy nerviosa, caminaba a paso lento con mi mejor versión de andar femenino, sin contoneos exagerados, lo más natural posible, pegaba mus muslos a cada paso y sentía el roce de las medias en mis piernas y me emocionaba, pasitos cortos, sin prisas, disfrutando cada momento, abstraída en esa sublime sensación estaba que no me percaté que un auto doblaba la esquina, demasiado tarde para esconderme, nerviosa seguí caminando procurando una calma que no tenía, el auto pasó pero yo no voltee a verlos, sólo seguí mi camino hasta que se siguió.
Uf! Qué emoción sentí, pero eso solo alimentó mi deseo de seguir caminando, llegué a la esquina, que es la avenida principal de la colonia, obviamente era una calle más amplia y con menos autos estacionados, me quedé unos minutos en la esquina, caminando solo de un lado para otro sin atreverme a seguir caminando por la avenida o a regresar a casa, cuando venía un carro por la avenida, yo hacía como que caminaba hacia la calle rumbo a mi casa, en cuanto pasaba me regresaba a la avenida, así estuve “jugando” varias veces, hasta que uno de los autos que pasaban disminuyó la velocidad sólo para chiflarme y gritarme el clásico “adiós mamacita” y siguió su marcha, wooow! Eso fue mucho para mí, era obviamente la primera vez que me había piropeado!! Entre mis piernas podía sentir cómo me estaba empapando!! Sentía esa consistencia espesita y babosa me mojaba las medias y provocaba esa exquisita sensación, no sé si así sea en todas, pero yo puedo “mojarme” sin tener una erección, así que me es sencillo mantenerlo escondido entre las piernas y disfruto como me mojo de esa manera. Ese fue el detonante para decidirme caminar por la avenida, con mucho miedo pero con más emoción.
Caminé como 3 o 4 calles y un tanto más relajada al ver pasar los autos y no pasaba nada, hasta que llegue a la secundaria de la colonia, apenas me di cuenta que estaba ahí cuando me entró el pánico, en la esquina siguiente había una base de “peseros” (transporte público) y los choferes que estaban esperando pasaje ya me habían visto y no quitaban su mirada de mí, me detuve en seco y disimuladamente di media vuelta, en cuanto lo hice los choferes comenzaron a gritarme que a donde iba, que no tuviera miedo, que no mordían o que no me iban a violar, ya saben lo pelados que son esos tipos, así me sin voltear a verlos comencé a caminar en sentido contrario a ellos, con calma para que no se me notara el pánico, escuchando sólo sus chiflidos y sus piropos picantes, no había caminado ni 20 metros cuando escuché que alguien se aproximaba corriendo, oh cielos!!! Que hago, que hago? No supe que hacer así que sólo seguí caminando como iba, lo más tranquila que podía, hasta que me alcanzó un muchacho como de unos 25 años, al llegar a mi espalda me dijo: “¿a dónde tan solita mamacita, no tienes miedo a que te roben?” Yo muerta de miedo solo pude decir con un hilo de voz que reforcé con el clásico movimiento afirmativo de la cabeza un tímido “sí” , el rió y me dijo: “Pues no te preocupes, yo te cuido, a dónde vas o a dónde ibas?” con un hilo de voz le respondí: “Vine a ver si todavía había servicio porque mi hermano no ha llegado y ya me voy para la casa” el insistió: “¿Te acompaño a tu casa?” y yo le dije “No”, el ya iba caminando a mi lado, por unos pasos no dijo nada, pero de pronto, acercando su cara a mi oído me dijo: “estás bien rica!! ¿Cómo te llamas?, casi llorando le respondí: Sandy, lindo nombre dijo él y en una de esas, me tapó el paso con su brazo y me acorraló en la pared, yo sólo agaché la cabeza y temblaba de miedo, el acarició mi mejilla y dijo: “estás bien chula Sandy, no me regalas un beso? Yo negué con la cabeza y él me volvió a acariciar la mejilla y la oreja, acercó su cara a mi oreja y casi besándomela me dijo: “ándale, sólo uno, no seas malita”, mis lagrimas ya resbalaban por mis mejillas, él se dio cuenta y me dijo: “No llores Sandy, si no te estoy haciendo nada, sólo te estoy pidiendo un beso y nada más”, yo le dije: “¿y me dejas ir?” es respondió que sí, “¿sólo un beso y me dejas?”, nuevamente sólo dijo que sí, muerta de miedo por la situación y por el hecho de que nunca había besado a nadie, alcé un poco mi cara, él la tomó entre sus manos y me hizo alzarla un poco más, me miró a los ojos y se fue acercando a mí, de una manera tierna pegó sus labios a los míos y me besó tiernamente sólo los labios, un beso corto y dulce, una descarga recorrió mi espalda e hizo mis piernas de gelatina, la verdad no lo esperaba así, me miró a los ojos y me dijo: ““me das otro?”, yo sólo afirmé con la cabeza y nuevamente pegó sus labios a los míos, no sé por qué ni como, pero mis manos ya se estaban abrazando a su cuello mientras me besaba los labios una y otra vez, besos tiernos, sólo roce de labios, la humedad entre mis piernas era ya exagerada, un calor me quemaba en el vientre, en mi pecho y en mis mejillas, no sé en qué momento él me había abrazado por la cintura y me había repegado a él, entonces fue cuando sentí su lengua tratando de entrar en mi boca y yo sólo separé mis labios entregándome a sus besos, estaba en las nubes!!! Me besó hasta dejarme sin respiración, tuve que “pelear” por separarme de él y poder tomar un poco de aire, cuando recobré el aliento sólo pude decir con un suspiro que me ya me dejara ir, no dijo nada, sólo me miró a los ojos y pretendió darme otro beso, yo voltee la cabeza y me besó en la mejilla… y luego en mi cuello, ¡cielos! Me estaba poniendo a mil!!!
Sus manos comenzaron a recorrer mi cintura y mi espalda y poco a poco comenzó a acariciar mis nalguitas, yo tímidamente lo separé y él, contra lo que yo hubiera pensado, se separaba conforme yo le empujaba tímidamente por el pecho, tomó mis manos, las besó, cosa que me sorprendió y luego las puso de nuevo en su pecho y las fue bajando poco a poco, yo no reaccioné hasta que hizo que mis manos tocaron el bulto entre sus pantalones y en cuanto fui consciente de ello, las retiré como si las estuviera metiendo en lumbre, es se rio y me dijo: “no te espantes, sólo quería que vieras cómo me pusiste ¿tú estás igual?, y no bien dijo eso, metió la mano entre mis piernas, afortunadamente lo hizo sobre mi falda y no pudo sentir mucho. Yo asustada le dije: ¿qué haces? Ya déjame ir por favor!!! El insistió y yo le pude tomar su mano antes de que me tocara de nuevo, con los ojos y con la cabeza le decía que no y el preguntó: ¿Por qué no? y no sé de dónde se me ocurrió decirle: “es que ando en mis días” y me soltó.
Hice el intento por caminar pero en no se hizo a un lado, le dije llorando: “ya déjame ir, ya hice lo que me pediste”, él solo se hizo a un lado y yo comencé a caminar, pero él comenzó a caminar junto a mí, asustada yo seguí caminando rumbo a mi casa pensando que en unos pasos más me dejaría ir, pero no fue así, ya que faltaba media calle para mi casa, me detuve y le dije: “ya, por favor no me sigas” y él me dijo: Ok, pero dame el último beso, yo me negué y seguí caminando, ya en la esquina de mi calle le dije nuevamente que no me siguiera más y me dijo que le diera su beso entonces, yo di la vuelta a la esquina y caminé unos metros más. Cómo no dejaba de seguirme me detuve, me recargué en un coche y le dije que le daría su beso, en repegó su cuerpo al mío obligándome a casi a sentarme en el coche, me abrazó y acercó su cara a la mía, pero no me besó, me miró a los ojos y sin decir palabra bajó me tomó de la cintura, me sentó en bien en el auto y comenzó a acariciarme los muslos, yo luchaba con sus manos y le amenacé con gritar, y le dije: “Mira, están despiertos ahí”, él volteó y miró a la casa que yo le señalaba, la cual tenía luces encendidas, dejó de luchar pero no quito las manos de mis piernas, luego me tomó por la cintura con una de sus manos y me comenzó a besar la mejilla, con la otra intentaba separarme las rodillas y me decía: “sólo ábrelas, no te va a pasar nada, traes tus medias y tus calzones, no te puedo coger así, además la neta no me gusta hacerla al vampiro, pero ya me tienes bien caliente, no seas malita, sólo déjame bajar la calentura, si?”
Sus palabras me pusieron a mil y sin decir palabra, abrí mis piernas y él se colocó entre ellas y se repegó a mí, quiso subirme la falda, pero como yo estaba sentada en el coche no pudo hacerlo completamente, solo dejó al descubierto mis muslos, los cuales comenzó a acariciar lentamente, yo me dejé llevar, sus manos me estaban enloqueciendo, sus labios comenzaban a besar los míos con esos besos tiernos, dulces, deliciosos, tomó una de mis manos y la puso sobre su bulto, el cual luchaba por salir de sus prisión, yo lo sobaba por encima guiado por su mano primero y después por mí misma, el desabrochó su pantalón y lo sacó para ponerlo entre mis manos, al sentir ese inmenso trozo de carne caliente y palpitante entre mis manos, comencé a jugar con él, estaba chorreante, lo colocó en una de mis piernas y con su líquido preseminal comenzó a empapar mis medias, yo lo acariciaba con una de mis manos y entre mi pierna y mi mano comenzó a moverse, empapádome más y más las piernas con su babita, quiso acariciar mis pechos pero alcancé a reaccionar antes de que me los tocara y le dije que cuando estaba en mis días me dolían mucho y no soportaba que ni yo misma me los tocara, se conformó con mi excusa y me tomó de la cintura, se despegó un poco de mi pero me jaló y me bajó del coche donde estaba sentada y luego se repegó nuevamente a mi colocando su miembro entre mis piernas, por debajo de mi falda, quedo a medio muslo, yo ni tarda ni perezosa lo aprisioné entre mis piernas al tiempo que no permitía que sus manos subieran mi falda más de lo que ya estaba, dejó de luchar, pero me tomó de los hombros y tiró suavemente de mi hacia abajo, comprendiendo lo que quería le susurré que no sabía cómo hacerlo, el sólo me dijo que no importara, que la naturaleza era sabia y mis propios instintos me guarían y así fue, me dejé llevar hasta ponerme en cunclillas y tenerlo al alcance de mi boca, lo tomé entre mis manos y lo comencé a masturbar lentamente, no dejaba de chorrear de la misma manera que yo lo estaba o más, saqué mi lengua para probar eso con un poco de asco la verdad, caramba, no esperaba ese agradable sabor, me encantó!!
Esa consistencia, ese calor, ese sabor indescriptible me enloqueció, besé la punta de su pene una y otra vez sin decidirme a meterlo a mi boca, pero no esperé mucho, él me tomó de la cabeza y de una me lo metió hasta el fondo, eso si no me gustó ya que casi me hizo vomitar de lo profundo que me lo había metido, me separé y le dije que así no, el no dijo nada y sólo me volvió a tomar con una mano y con la otra me lo puso en la boca, la cual abrí y comencé a meterlo, luchando un poco con su mano, pero no por mucho, comencé a mamarlo, como un caramelito y escuché que él comenzaba a suspirar y a decirme: ¡Si Sandy, así, así, que rico! Con eso me calentó más y comencé a subir el ritmo, acompasándolo con sus embestidas, cada vez más frenéticas, era una delicia, la primer mamada que daba y estaba haciendo gozar a mi chico!!! Lo metía a mi boca, lo aprisionaba con mi lengua en el paladar, me lo sacaba, lo besaba, me lo metía y lo succionaba para luego volver a aprisionarlo con mi lengua a cada embestida suya, no sé cuánto tiempo le estuve mamando, pero en una de esas le dije que no se fuera a venir en mi boca, el sólo dijo: “No te preocupes mi amor, tu sigue que me haces gozar mucho, yo te aviso cuando me vaya a venir”, con esa confianza seguí con lo mío, disimuladamente con una de mis manos me tocaba entre las piernas, me acariciaba, sobaba mis muslos y creo que él se dio cuenta porque cuando sintió que se iba a venir me dijo: “Sandy, déjame venir entre tus piernas”, yo le dije: “No, ya te dije que ando en mi mes y además soy virgen aún”, él respondió: “No te preocupes, déjame venir entre tus piernas, por encima de tu ropa para que no desconfíes”; yo ni tarda ni perezosa me levanté, dejé que él me sentara de nuevo en el coche, sorpresivamente me levantó las piernas hasta pegarlas a su pecho, puso su miembro entre mis piernas y me dijo: “Apriétalo lo mas que puedas” y así lo hice, sentía su carne palpitante en mi entrepierna, comenzó a besar mis piernas y al mismo tiempo me comenzó a “coger”.
Lo que yo sentía no lo puedo describir, mi primera vez como nena en la calle, mi primer beso, mi primera mamada y, si se puede decir, mi primera cogida!!! Más de lo que pude haber imaginado o soñado en el mejor de mis sueños, él seguía besando mis piernas, me empapaba las medias con su saliva y con su pene, hasta que de pronto sentí en mi vientre un líquido caliente que me llenaba, un “gruñido” o no sé como describirlo acompañando su venida y un cuerpo que se dejaba caer hacia mí para buscar mis labios y besarme, beso al que correspondí gustosa y que retuve lo más que pude, después, él se separó un poco de mi, sacudió su miembro en mis piernas mojando mis medias con las últimas gotas de semen, yo bajé mis piernas, me puse de pie, me acuclillé y se lo besé al tiempo que se lo guardaba y abrochaba su pantalón, el me tomó de los hombros, me levantó, me besó de nuevo y me dijo: “Gracias Sandy, espero que lo hayas disfrutado como yo”. Yo no respondí nada, sólo una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro, lo besé tiernamente, me separé de él y le dije: “Adiós y gracias” me di la vuelta y caminé despacio por la calle, apretando mis piernas, sintiendo aún el semen caliente en mis medias empapadas de él, me abracé a mi misma porque sentí un rico escalofrío que acarició mi cuerpo, voltee para verlo nuevamente, pero ya no estaba, se había ido, mi sonrisa se acentuó más, llegué a mi casa, abrí la puerta, me metí al baño a desmaquillarme solamente y así, vestida de Sandy, con las piernas empapadas del semen de mi chofer, fui conciliando el sueño, dándome cuenta de que nunca le pregunté su nombre me dormí plácidamente...
By: Rulo_de_fuego
1 comentarios - Sandy y el chofer
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