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Cuernos en el trabajo. Real

Hola Poringueros. Les traigo un caso real. Los nombres fueron cambiados para no deschavar a nadie.
Cuando Miguel se casó con Ivana pensó que podía quedarse tranquilo. Es una chica humilde, trabajadora, que solo conocía su ciudad. El, en cambio, viene de una familia de clase media que pudo pagarle la universidad hasta recibirse de ingeniero. Viajó por trabajo a varios puntos del país, y las puertas de la vida se le abrían a nuevas experiencias continuamente. A veces la diferencia era abismal. El un profesional, ella una obrera. El con todo servido, ella luchando para conseguir cada cosa. El con mucha instrucción, ella muy básica. A raíz de esto, la entusiasmó para que terminara sus estudios y se graduara en una carrera terciaria. Cuando se recibió, movió influencias en su trabajo para que ella ingresara y pudiera ganarse sus pesos, hacer los primeros pasos en su profesión y, de paso, tenerla cerca por las dudas. Porque mas allá de todo, Ivana está muy buena. Tiene una cara naturalmente linda y simpática, dos tetas enormes y perfectas que despiertan la lujuria a cualquier hombre, una panza chata en una cintura de avispa, y un culo enorme y carnoso .
Durante un tiempo las cosas fueron bien, dentro de una normalidad calma. Ivana es una chica muy sociable, sin que eso de lugar a segundas intenciones. Su cuerpo despertaba pasiones y deseo por donde iba, pero ella sabia mantener a raya a los tipos. En el sector que trabaja tiene que estar en contacto con muchas personas y nadie pudo desviar su atención.
Pero un buen día apareció Emilio, un licenciado que iba a ser su compañero de sector. Ella con 27 años, creía que había encontrado en Miguel, de 35, a su hombre. Pero Emilio, con 43 años, le cambió la vida. Era mas alto, mas corpulento y mas fachero que Miguel. Cuando conversaban temas del trabajo, se limitaba a escuchar porque la superaba ampliamente en experiencia. Además, los ojos verdes de Emilio la deslumbraban. De a poco empezó a sentirse cada vez mas atraída. Pero a poco de ingresar al sector, Emilio fue trasladado a un edificio distinto al de Ivana, entonces todo parecía esfumarse.
Con el paso del tiempo, por necesidad económica, Ivana y Miguel empezaron a trabajar los sábados. Siempre iban y volvían juntos. En uno de esos sábados, la llamaron a Ivana por un tema a resolver en el edificio donde trabajaba su compañero. Sabiendo que debía estar alguien más, llamó al interno para encontrarse con la sorpresa de que estaba Emilio, que siempre hacia horas extras. Al saber esto, Ivana se sobresaltó y su corazón empezó a golpear con fuerza. Durante la semana, al planificar lo que sería el sábado, volvió a hablar con su compañero, y se preocupó especialmente por confirmar que debían ir a trabajar. Y no perdió la oportunidad de invitarlo para que fuera a verla a la oficina a charlar.
Ese sábado luego de resolver unas tareas, su compañero llegó. La charla paso rápidamente por la cuestión laboral, las rivalidades dentro del sector y las cuestiones económicas. Ella no perdió el tiempo en empezar a indagar a Emilio sobre su vida, sus gustos y sus proyectos. Este, acostumbrado al juego del gato y el ratón, le daba las palabras justas; le decía que nada lo ataba, que si se tenia que ir a otro país y dejar a su mujer, nada lo frenaba; que sabia que había mujeres que lo deseaban pero el elegía con quien salir. Ivana, estaba perpleja. Era lo contrario a Miguel. Su esposo, flaco, de corta estatura, morocho, previsible, calmo, imperturbable era lo contrario a su compañero de trabajo que era robusto, alto, de tez blanca bronceada y ojos verdes, imprevisible, temperamental, apasionado, libre. Sin darse cuenta, empezaba a caer, y cada vez que miraba a su compañero de trabajo, sentía que la calentura le iba ganando.
Mientras charlaban animados llegó Miguel. Ivana los presentó, se dieron la mano, pero su marido quedó mudo, respondió con algunos monosílabos y se fue. Mientras se iba, pensaba intrigado sobre lo que pasaría entre su mujer y su compañero. Nunca se había sentido intranquilo, pero Miguel percibió algún cambio en su mujer que le resultó llamativo.
Trató de analizar la situación en detalle: se veían solo en el ámbito laboral; Emilio vivía en otra ciudad, no compartía cenas ni reuniones con compañeros de trabajo y era un poco altanero, cosa que molestaba bastante a Ivana. Trataba de pensar que no tendrían oportunidad pero se siguió sintiendo intranquilo. Decidió volver y entrar a la oficia sin hacer ruido. Por ser sábado era fácil pasar desapercibido, ya que no había nadie en el edificio y en los pasillos.
Al llegar, casi se cae al suelo por la sorpresa. Su mujer, a la que siempre consideró una inocente chica de pueblo, estaba apoyada en los codos sobre el escritorio, dejándole todo el culo a Emilio para que la embistiera arrancándole gemidos sordos. Para colmo, cada vez que retrocedía, le sacaba la verga hasta dejarle solo la cabeza y volvía a enterrarla hasta el fondo, enloqueciendo a Ivana. Miguel se quedó duro, paralizado. No podía reaccionar. Cada estocada desarmaba de placer a su mujer.
Escucho a Ivana pidiéndole que le haga lo que quiera, la escucho acabar a los gritos, la escucho pidiendo que se la ponga en el culo. Pero cuando Ivana le dijo a Emilio que la tenía mucho más grande que su marido, Miguel no aguantó y decidió mostrarse para terminarles la fiesta. Cuando Ivana lo vio le dijo:
- Ayyy, Negro, disculpame pero no me puedo resistir. Nunca me cogieron así!!!! Ahhhh!!!!!
Miguel le dijo:
- Hija de puta, te voy a dejar en la calle, te voy a sacar todo!!!!!!
Emilio lo freno y le dijo:
Mirá Cornudo, las cosas van a ser así como las ves. Yo me voy a seguir cogiendo a tu mujer y vos te vas a ir a seguir trabajando calladito la boca. A la hora de salida, se van los dos a tu casa y siguen con su vida. Si te haces el héroe, te fajo. Y si la querés perjudicar a ella, te hago quedar como un cornudo conciente acá adentro y no vas a poder ni entrar, porque todos te van a señalar como el gran cornudo que sos. Así que ya sabes, andante a trabajar. Yo le voy a hacer la cola a tu mujer.
Dicho esto, Miguel retrocedió viendo como Emilio sacaba su enorme poronga y se la iba poniendo en el culo a Ivana que pedía más. Estaba devastado, y al mismo tiempo no entendía porque aceptaba que un tipo se coja a su mujer delante de el y no reaccionara. A pesar que se iba alejando, los gemidos de placer de su esposa se escuchaban cada vez más fuerte. Lo último que le escucho decir fue:
- Hijo de puta, me desvirgaste la cola!!!!! Ahhhhhh, que placer, aaaaahhhhhhhhhhh!!!!!!
Cuando terminó el día, subió al transporte y un rato después subió Ivana. Pensó que iba a poder reprocharle todo y pedirle la separación. Pero la cara sonriente, los ojos brillosos y la voz de felicidad de ella lo petrificaron. Ella lo saludó normalmente, le dio un beso, se sentó a su lado, y antes que el ómnibus arranque, se durmió. El totalmente confundido, no durmió en todo el viaje, y se limitó a escuchar cuando su mujer decía entre sueños:
- Si Emi, soy tuya, soy tu puta!!!!!!.

1 comentarios - Cuernos en el trabajo. Real

martineugin
buenisimo!!! muy perverso.me encanto