Me convertí en una perrita calentona (mis inicios):
Antes que nada me presento, me llamo Luna, tengo 21 añitos y soy nuevita en esto de los relatos, así que por favor sepan entender mis limitaciones a la hora de escribir. Dicho esto, pasó a resumirles un poco mi vida, porque lo que les voy a contar son anécdotas, reales, que me pasaron.
Desde siempre fui una chica curiosa, juguetona y bastante putita. Reconozco que me encanta provocar y calentar a los hombres, son mis juguetes preferidos, y creo que es mutuo, porque a los tipos les encanta jugar conmigo. Ya en el colegio, mi corta pollerita escocesa y mi camisa blanca entallada cosechaba suspiros, no solo entre mis compañeros, sino entre los profesores y algún papi. Mi victima preferida era el profe de matemáticas, un gordito panzón con anteojos que vivía mirándome las piernas. Aunque también me gustaba jugar con mis compañeros. Recuerdo que solía ponerme de rodillas en la silla y apoyar mis codos en el pupitre, procurando parar bien mi colita. Los pibes que se sentaban atrás mío se deberían matar a pajas pensando en mí. Pero en ese momento solo era una nena traviesa, y no pasaba más que esto. Imaginándome esos acontecimientos hoy en día, estoy segura que me hubiese cogido al profe, y hubiera hecho alguna fiestita con mis compañeritos. Porque reconozco que con el tiempo me volví bastante putita, y esto se lo debo (un poco) a mi primer novio; bah, novio es un decir, porque estaba casado. Recuerdo haberlo conocido en un gimnasio en mi barrio, soy de Ramos Mejia, aclaro porque no lo dije. Tenía 18 años cuando me encaro, -Disculpa que te moleste, pero no puedo dejar de mirarte, te puedo invitar a tomar algo después del GYM, me dijo. Su frase de levante me sorprendió, estaba acostumbrada a las groserías o piropos zarpados cuando estaba con la ropa del gimnasio. Su propuesta me gusto. Igual no se la iba hacer tan fácil; el primer día lo rechace, pero con buena onda; ya después siempre nos saludábamos con un beso. Yo ya le había visto el anillo de casado, pero la verdad que ni me importo. A la semana me volvió a invitar a salir y yo acepte. Salimos del Gym, me subí a su auto y nos fuimos. -¿Adonde me llevas? Le pregunte con voz de putita (tendrían que escucharme, me sale muy bien). –A un lugar tranqui a tomar algo, me dijo. ¿A que no se imaginan directamente adonde me llevo el HDP?. A un Telo. Lejos de ofenderme o enojarme, me calentó que fuera tan decidido. Entramos con el auto, pidió una habitación y subimos. Lo que hicimos después se lo imaginan. Solo les voy a contar que me cogió como nadie, además tenía una pija hermosa de unos 17 o 18 centímetros (la más grande que había visto…hasta ese momento). Era una hermosura; creo que me enamore de su pija. Fue por eso que nuestros encuentros se hicieron frecuentes. Solía pasarme a buscar por la puerta del gimnasio y nos íbamos a coger por horas. Nuestra relación duro varios meses, en los que teníamos entre dos o tres citas por semana donde nos matábamos cogiendo. Teníamos sexo en todas las poses que se puedan imaginar. Bueno, en todas no; en ese momento, y pese a que él siempre me lo pedía y me lo rogaba, no lo dejaba hacerme la colita. Era mi forma de sentirme la dominadora, solo por la conchita y por la boca, por la cola no, le decía siempre. Me acuerdo que se hacia el enojado y el ofendido, pero siempre terminaba aceptando mis condiciones. Así fue y seguimos hasta que en un momento dejo de ir al gimnasio; algo preocupada (y necesitada) lo llame. Me conto que su mujer estaba embarazada e iba a ser por tercera vez padre. También me dijo que había decidido tratar de serle fiel a su esposa, y por ende dejar de verse conmigo. Obvio que lo entendí; era un tipo de 37 años que no quería tirar por la borda su familia por una calentura con una pendeja como yo.
Lo que vino después es tal vez el inicio de todo. Después de haber estado cogiendo y cogiendo casi día por medio, mi cuerpo me pedía sexo. Estaba re caliente como una perrita en celo. Quería una pija para atragantarme y no me costó mucho conseguirla. Bueno, pero eso lo dejo para el próximo relato…
Antes que nada me presento, me llamo Luna, tengo 21 añitos y soy nuevita en esto de los relatos, así que por favor sepan entender mis limitaciones a la hora de escribir. Dicho esto, pasó a resumirles un poco mi vida, porque lo que les voy a contar son anécdotas, reales, que me pasaron.
Desde siempre fui una chica curiosa, juguetona y bastante putita. Reconozco que me encanta provocar y calentar a los hombres, son mis juguetes preferidos, y creo que es mutuo, porque a los tipos les encanta jugar conmigo. Ya en el colegio, mi corta pollerita escocesa y mi camisa blanca entallada cosechaba suspiros, no solo entre mis compañeros, sino entre los profesores y algún papi. Mi victima preferida era el profe de matemáticas, un gordito panzón con anteojos que vivía mirándome las piernas. Aunque también me gustaba jugar con mis compañeros. Recuerdo que solía ponerme de rodillas en la silla y apoyar mis codos en el pupitre, procurando parar bien mi colita. Los pibes que se sentaban atrás mío se deberían matar a pajas pensando en mí. Pero en ese momento solo era una nena traviesa, y no pasaba más que esto. Imaginándome esos acontecimientos hoy en día, estoy segura que me hubiese cogido al profe, y hubiera hecho alguna fiestita con mis compañeritos. Porque reconozco que con el tiempo me volví bastante putita, y esto se lo debo (un poco) a mi primer novio; bah, novio es un decir, porque estaba casado. Recuerdo haberlo conocido en un gimnasio en mi barrio, soy de Ramos Mejia, aclaro porque no lo dije. Tenía 18 años cuando me encaro, -Disculpa que te moleste, pero no puedo dejar de mirarte, te puedo invitar a tomar algo después del GYM, me dijo. Su frase de levante me sorprendió, estaba acostumbrada a las groserías o piropos zarpados cuando estaba con la ropa del gimnasio. Su propuesta me gusto. Igual no se la iba hacer tan fácil; el primer día lo rechace, pero con buena onda; ya después siempre nos saludábamos con un beso. Yo ya le había visto el anillo de casado, pero la verdad que ni me importo. A la semana me volvió a invitar a salir y yo acepte. Salimos del Gym, me subí a su auto y nos fuimos. -¿Adonde me llevas? Le pregunte con voz de putita (tendrían que escucharme, me sale muy bien). –A un lugar tranqui a tomar algo, me dijo. ¿A que no se imaginan directamente adonde me llevo el HDP?. A un Telo. Lejos de ofenderme o enojarme, me calentó que fuera tan decidido. Entramos con el auto, pidió una habitación y subimos. Lo que hicimos después se lo imaginan. Solo les voy a contar que me cogió como nadie, además tenía una pija hermosa de unos 17 o 18 centímetros (la más grande que había visto…hasta ese momento). Era una hermosura; creo que me enamore de su pija. Fue por eso que nuestros encuentros se hicieron frecuentes. Solía pasarme a buscar por la puerta del gimnasio y nos íbamos a coger por horas. Nuestra relación duro varios meses, en los que teníamos entre dos o tres citas por semana donde nos matábamos cogiendo. Teníamos sexo en todas las poses que se puedan imaginar. Bueno, en todas no; en ese momento, y pese a que él siempre me lo pedía y me lo rogaba, no lo dejaba hacerme la colita. Era mi forma de sentirme la dominadora, solo por la conchita y por la boca, por la cola no, le decía siempre. Me acuerdo que se hacia el enojado y el ofendido, pero siempre terminaba aceptando mis condiciones. Así fue y seguimos hasta que en un momento dejo de ir al gimnasio; algo preocupada (y necesitada) lo llame. Me conto que su mujer estaba embarazada e iba a ser por tercera vez padre. También me dijo que había decidido tratar de serle fiel a su esposa, y por ende dejar de verse conmigo. Obvio que lo entendí; era un tipo de 37 años que no quería tirar por la borda su familia por una calentura con una pendeja como yo.
Lo que vino después es tal vez el inicio de todo. Después de haber estado cogiendo y cogiendo casi día por medio, mi cuerpo me pedía sexo. Estaba re caliente como una perrita en celo. Quería una pija para atragantarme y no me costó mucho conseguirla. Bueno, pero eso lo dejo para el próximo relato…
72 comentarios - Me converti en una perrita calentona (mis inicios)
Animate a más de las dos cosas!
Se ve muy prometedor lo que sigue...
Me gustaria un poco mas de detalles en el relato,
Seguia si
Gracias por compartir
espero mas
Espero por los proximos
te dejo puntos y besos Misko
besos!
Por otro lado, me hiciste acordar a algunas compañeras del secundario, con ese tema de la faldita. Recuerdo que todas comenzaban 1º Año con la falda hasta las rodillas, y luego se iba acortando casi hasta ser minifalda en 4to. y 5to. (muchas la iban enrrollando en la cintura). Esas faldas y las medias hasta las rodillas, dejaban al descubierto los muslos. También padecí el sadismo y cierta histeria... aaahh, ¡si esos años los hubiera vivido con mi experiencia de hoy!!