La viuda de mi mejor amigo (Qepd) EP.3

-Sabés que?- preguntó enigmática

- Qué?

- Marcos me engañaba...

- Cómo?

-Sí..., cuando le dio el infarto estaba con una amiga mía, mi mejor amiga...vos podés creer?

-Cómo!!??- exageré intentando disimular, pero de Marcos me creía todo, era un terrible cogedor.

-Sí, se cogía a Fiamma, mi mejor amiga- el uso del verbo coger algo movió en mi....,- el muy hijo de puta se garchaba a esa trola desde hacía más de un año, y se ve que se pasó de rosca con vaya a saber qué cosas que habrá tomado...

- Qué tremendo - susurré - Fiamma era la morocha esa tetona no?

- Si, una puta barata, tetona y culona!- exclamó con una media sonrisa mientras le daba una pitada profunda al cigarro. De alguna manera noté que me miró diferente.

- En fin Bella, ahora no hay que pensar en eso... igual me imagino que a vos no te faltaba sexo con Marcos, no?

- Jajaja.... la verdad que no! era un animal en ese sentido.

- Sí, tenía fama entre sus amigos, terrible garchador, jajaja!!

- Jajajaaa, Poro! me hacés reir..., creo que me voy a acostar, no doy más...

- Claro, mañana cuando te despiertes charlamos un rato más.

Me quedé solo en el sofá meditando todo lo que había pasado en esos días, era un cúmulo de sensaciones y necesitaba procesarlas. Fumando pausadamente, repasé la amistad de tantos años con Marcos y caí en la cuenta de que no podía traicionar su memoria, aunque... pensándolo bien, él lo haría? Inmediatamente la respuesta fue. Claro que lo haría!. Más de una vez lo había sorprendido mirándole el orto a alguna de mis mujeres, y estoy seguro que si fuera yo el muerto, ese hijo de puta no dudaría en cogerse a la viudita alegre de turno.


Al día siguiente le llevé un café negro a Bella que a altas horas de la mañana seguía sin dar señales...

Al entrar a la habitación en penumbras, poco a poco fui divisando la silueta completamente desnuda de su cuerpo.

Recordé que siempre dormía desnuda y que más de una vez en que había ido a visitar a mi amigo, desde el comedor se podía ver su hermosa anatomía descansando en el lecho conyugal por la puerta entreabierta que Marcos se apuraba en cerrar.


- Buen día Bella...

- Mmm, qué hora es?- refunfuñó como una nena antes de ir al cole, mientras se desperezaba sentándose en la cama. Cuánta naturalidad y sensualidad a la vez. Sus pechos no eran grandes pero si perfectos, apetecibles, y sus caderas entre las sábanas invitaban al instinto de la reproducción...


- Es tarde, pero lo bueno es que pudiste dormir...

- Mmm si... ufff estaba muerta!, vení sentate, desayuná conmigo.... dale.


(Continuará...)