Este relato es ciento real y lo vivi en el 2003, deseo compartirlo con uds.
Por mi parte, jamás pensé que me detendría a contar algo que me viene
ocurriendo con una mujer rubia y de ojos verdes, de 42 años,
digamos 1,67m, 54 kg, muy mona ella. Les gusta? A mi me encanta!!!!!
Yo tengo 31 años, pisciano, fogoso, 1,71m, 74 kgr, soñador,
abogado recién recibido, cuerpo normal, de barba, adicto a jugar
al futbol.
A ella la conocí por chat, yo "Lover" , ella "Sol" .
Chateamos dos veces y ella me dió tu fono. Se acaba ella de separar
y tiene un hijo adolescente.
Cuando nos vimos por vez primera nos citamos en un bar de Palermo. Debo
dejar en claro que somos ambos tímidos, y como eso lo habíamos
hablado ya, nos tuvimos paciencia. Las dos primeras citas no hubo besos,
fue todo amistoso, cine, tragos sanos – té – y nada
mas.
Pero en la tercera cita la llevé a una cervecería que
los porteños deben conocer El Bolson , en San Telmo.
La onda entre ella y yo no era de trampa, ni de sexo, no. La onda era
romántica, la busqueda de su otro yo, de mi amada inmortal, por
eso creo todo resultó y resulta tan especial.
Era viernes a la noche, estaba lleno. Y allí le propiné
el primer beso, con consentimiento femenino.
Sus labios finos no hacían sospechar que se trataba de una excelente
besadora, me sorprendió gratamente. Nos dabamos besos por demas
vigorosos, nos lamiamos las comisuras, los contornos de manera felina
a la vista de todos los clientes de aquel bar, pero qué nos importaba
entonces.
Nos besamos descaradamente, pero nuestras manos fueron discretas y no
tocaron zonas pudendas. Es que ella me parecía toda una dama
y no quería yo parecer un libidinoso, quería ser un Romeo
con todas las letras. Y creo que lo fuí, al menos ella dijo eso
más tarde.
La cita siguiente en cambio fue de pasión, y fue al día
siguiente.
Fue así que caminando con Sol por Avda. Santa Fe un domingo a
las 4 de la madrugada, nos empezamos a calentar, mis manos llegaron
a sus caderas y mi miembro empezó a despertarse. Así que
le dije ahora que siento tu cola, tengo ganas de plantar bandera .
Ahora no se puede, la naturaleza nos jugó una mala pasada .
Tenía el período ella. Me sentí un ser poco afortunado.
Seguimos caminando y cada tanto la detenía para besarla con besos
cada vez mas largos, y luego bajaba hasta su cuello, o lamía
el lóbulo de alguna de sus orejas. Volví a sugerir mi
interés por juntar los cuerpos a la vez que lamentaba que ella
estuviera con sus días, hasta que ella respondió bueno,
podríamos de todas formas hacer algo . Por mi interior
mi mente decía dale campeón. . .negro campeón
del mundo . Subimos a un taxi, al tachero le di la altura de un
telo por calle Paraguay y luego me dediqué a besar la boca de
esa rubia mayor que mi y que me estaba moviendo el piso. Le rozaba las
piernas, apretaba sus manos fuertemente. De a poco esta bella mujer,
algo reprimida por enseñanzas de la infancia, por moral autoimpuesta,
por el qué dirán o qué se yo, se iba soltando poco
a poco y yo era el hombre más afortunado de estar con semejante
hembrón.
Ya en el telo ella seguía tímida, la entrega evidentemente
no sería tan fácil. Basta con decir que salió ella
toda vestida del toilette, como entró.
Desde el vamos acordamos que no la penetraría pues a ella le
parecía poco decoroso que lo hiciera estando con el período,
opinión que no compartía pero ni siquiera lo mencioné.
A pesar de semejante condición que respeté a rajatabla
creo que viví algo inexplicablemente hermoso.
Sucede que esa mujer bella de 42 años parecía una mujer
virgen. Todo lo hacía con tanto recato y dulzura que parecía
no haber vivido el fuego en cuatro paredes ni en ningún edén.
Su ropa interior era blanca, su colita era de una flaquita adolescente,
delgadita, blanquita y sus pechitos eran normales, mas bien chicos pero
con un agregado extra: sus pezones no eran comunes pues se veían
siempre erguidos de forma natural, a lo que ella respondió que
eso le trajo aparejado toda clase de groserías cuando hacía
calor o se iba de vacaciones a la costa.
La abracé, la volqué encima mio, le lameé el cuello,
sus orejas, desabroché su corpiño, realicé circulos
en el perimetro que bordea sus pezones. Mi lengua rozaba esos pezones
que eran como dados duros. No tiene panza ella, así que mi lengua
bajaba facilmente hasta el monte de venus naturalmente forestado, sin
podar. Su vello pubico era rubio, hermoso matorral y entonces fui bajando
para realizar una de mis especialidades: el cunnilingus. Me puse sobre
ella, poniendo mi cara un poco mas abajo de su sexo, lamiendo el lado
interior de sus muslos, los que me parecían suaves como cola
de bebé. Mi lengua me gusta usarla como un rodillo que sube y
baja y alterna la mojadura con los besos que le pido a ella y que ella
gustosamente me propina. Luego vuelvo a la entrepierna y lamo los laterales,
los pliegues o surcos de la entrepierna, sin siquiera lamer su vello
pubico. Eso la pone recontra loca. Le beso toda la zona, pero su vagina
la paso por alto. Apenas sí se acaricio el pubis con mi mano.
Sol, por favor, te darías vuelta? , a lo que ella
obedece sin decir ni mu. Mi lengua comienza a rodar desde
la nuca rubia hasta el nacimiento de la raja de su cola. y cómo
se siente que se estremece mi compañera!!.
Su respiración no es la misma.
Sigo lamiendo esa espalda delgada que me enloquece, haciendo trazos
verticales de lengua desde sus hombros – qué piel tan suave
tiene allí hasta sus glúteos y viceversa. No me canso
de hacer eso, parezco un felino lamiendo su liquido vital. Soy un adorador
de la cola y Sol tiene un culo para un concurso, aunque ella dice que
exagero. Se lo masajeo, se lo abro, me quedo jugando con su cola, le
doy besos largos, algún chupón ruidoso, y me preparo a
meter mi lengua en su ano, pasando previamente mi lengua por su cachete
en la zona de la raja, que también está velludo. Debo
reconocer que su peinado natural me calienta mas así,
parece sexo salvaje lo que se avecina. Hasta que mi lengua planta bandera
en su ano y lo escarbo con mi lengua y le doy, le doy. Noto que empieza
a sentir sumo placer ella y que mi lengua va teniendo lugar. Ayyyyyyy,
cómo le comería el culo y se la metería, pero no,
todavía no, prefiero que esto parezca sexo tantrico por ahora.
Su culo bien lamido a lo largo de la noche fue bien visitado por mí.
Ahora dejame a mí , me dice. Acostate, quiero
darte unos mimos . Se viene lo mejor, pienso. Ella se pone arriba
mío. Su temperatura supera a la mía ahora.
Cierro los ojos, ella me besa la boca, besos largos, me besa las tetillas,
el cuello, mordisquea mis tetillas, toca mis fuertes gambas y siente
que mi pene le toca los pechos. Se sube a mi altura y me choca el pecho
con sus tetas. Qué loco que me pone la rubia. Hasta que por fin
toca mi sexo, más bien tangencialmente me realiza caricias y
esa es la palabra exacta, pues nunca una mujer me acarició de
manera tan suave el pene. Todo lo hace suave.
Se lo lleva por fin, después de tantas vueltas, a la boca, lo
toma con tanta delicadeza que parece frágil, lo besa, lo roza
con la lengua, con los labios, lo chupa de a sorbos tomando mi pene
como si fuera un empuñadura, . . ayyyyyyy!!!!me mata de placer!!!!!!!.
Comelo,. comelo , le digo. me estás matando,
Sol . Mi pija estaba a mil. De a ratos volvía a mi pecho,
a mi pija, y me volvía a besar la boca, propinándonos
besos extra large, o XL, como digo yo.
Ahora yo voy a moverme , le digo, mientras la acomodo con
dulzura para que se dé vuelta ella.
Me pongo en posición de lameconchas, poniéndola a ella
boca arriba y colocando un almohadón debajo de su cola para que
su vagina me quede cómodo a la lengua mía. Ella siente
pudor, vergüenza por su sangrado natural, lo noto en su rostro,
así que mi lamida por esta vez se limita al clítoris,
mi capullo más querido. Mi lengua es un ventilador de películas
de bares del far west, gira lentamente, como si lamiera dormido. Cómo
me calentas, seguí. ..seguí me dice ella. Pero
yo ya no respondo, hago la mía, me como ese clitoris como la
vida me enseñó. Lo empiezo a erguir, le hago vientitos,
por momentos se lo chupo impulsivamente, como si se lo quisiera poner
de pie. Y vuelvo al roce lenguistico, suave, círculos, pero ahora
más rápido. Se pone tan cachonda Sol!!. Luego pongo mi
lengua ya no como pala de punta sino como pala ancha y apoyo desde el
medio mi lengua pala sobre su clitoris y hago presión sobre ese
conejito, dando lambidas lentas y fuertes, haciendo presión.
Y Sol empieza a hacer temblar sus piernas!! Así paso decenas
de minutos, quedo mojado de placer, de sus jugos y de transpiración,
contento, feliz de mimar a mi amada.
Luego volvemos a los besos, los masajes en su espalda, sus gluteos,
su cabecita rubia, su carita de ángel y más besos XL.
Ella me masajea la espalda, el pene, me besa el pecho, el cuello, . en
fin. quedamos exhaustos.
Así pasamos nueve horas, durmiendo solo dos. El resto fue todo
mimos, masajes, besos animales, caricias.
Y créanme que sin darnos cuenta resultó que vivimos un
sexo increíble, sin duda varias veces superior a lo que uno puede
sentir con una penetración y una pronta acabada.
Por suerte esa no fue la única noche, hubo más, pero en
honor a uds y por sobre todo a ella y a mí, merece un relato
aparte para ser contada la manera en que la penetré con toda
la dulzura y la pasión que tiene un Romeo como el que suscribe.
Esta mujer que me mueve el piso la conocí personalmente en julio
de 2003, hace pocos días, así que si andan por Palermo
o por San Telmo y ven a una pareja que se besa con pasión y con
nuestra descripción, somos nosotros, no lo duden.
Gavilan
Por mi parte, jamás pensé que me detendría a contar algo que me viene
ocurriendo con una mujer rubia y de ojos verdes, de 42 años,
digamos 1,67m, 54 kg, muy mona ella. Les gusta? A mi me encanta!!!!!
Yo tengo 31 años, pisciano, fogoso, 1,71m, 74 kgr, soñador,
abogado recién recibido, cuerpo normal, de barba, adicto a jugar
al futbol.
A ella la conocí por chat, yo "Lover" , ella "Sol" .
Chateamos dos veces y ella me dió tu fono. Se acaba ella de separar
y tiene un hijo adolescente.
Cuando nos vimos por vez primera nos citamos en un bar de Palermo. Debo
dejar en claro que somos ambos tímidos, y como eso lo habíamos
hablado ya, nos tuvimos paciencia. Las dos primeras citas no hubo besos,
fue todo amistoso, cine, tragos sanos – té – y nada
mas.
Pero en la tercera cita la llevé a una cervecería que
los porteños deben conocer El Bolson , en San Telmo.
La onda entre ella y yo no era de trampa, ni de sexo, no. La onda era
romántica, la busqueda de su otro yo, de mi amada inmortal, por
eso creo todo resultó y resulta tan especial.
Era viernes a la noche, estaba lleno. Y allí le propiné
el primer beso, con consentimiento femenino.
Sus labios finos no hacían sospechar que se trataba de una excelente
besadora, me sorprendió gratamente. Nos dabamos besos por demas
vigorosos, nos lamiamos las comisuras, los contornos de manera felina
a la vista de todos los clientes de aquel bar, pero qué nos importaba
entonces.
Nos besamos descaradamente, pero nuestras manos fueron discretas y no
tocaron zonas pudendas. Es que ella me parecía toda una dama
y no quería yo parecer un libidinoso, quería ser un Romeo
con todas las letras. Y creo que lo fuí, al menos ella dijo eso
más tarde.
La cita siguiente en cambio fue de pasión, y fue al día
siguiente.
Fue así que caminando con Sol por Avda. Santa Fe un domingo a
las 4 de la madrugada, nos empezamos a calentar, mis manos llegaron
a sus caderas y mi miembro empezó a despertarse. Así que
le dije ahora que siento tu cola, tengo ganas de plantar bandera .
Ahora no se puede, la naturaleza nos jugó una mala pasada .
Tenía el período ella. Me sentí un ser poco afortunado.
Seguimos caminando y cada tanto la detenía para besarla con besos
cada vez mas largos, y luego bajaba hasta su cuello, o lamía
el lóbulo de alguna de sus orejas. Volví a sugerir mi
interés por juntar los cuerpos a la vez que lamentaba que ella
estuviera con sus días, hasta que ella respondió bueno,
podríamos de todas formas hacer algo . Por mi interior
mi mente decía dale campeón. . .negro campeón
del mundo . Subimos a un taxi, al tachero le di la altura de un
telo por calle Paraguay y luego me dediqué a besar la boca de
esa rubia mayor que mi y que me estaba moviendo el piso. Le rozaba las
piernas, apretaba sus manos fuertemente. De a poco esta bella mujer,
algo reprimida por enseñanzas de la infancia, por moral autoimpuesta,
por el qué dirán o qué se yo, se iba soltando poco
a poco y yo era el hombre más afortunado de estar con semejante
hembrón.
Ya en el telo ella seguía tímida, la entrega evidentemente
no sería tan fácil. Basta con decir que salió ella
toda vestida del toilette, como entró.
Desde el vamos acordamos que no la penetraría pues a ella le
parecía poco decoroso que lo hiciera estando con el período,
opinión que no compartía pero ni siquiera lo mencioné.
A pesar de semejante condición que respeté a rajatabla
creo que viví algo inexplicablemente hermoso.
Sucede que esa mujer bella de 42 años parecía una mujer
virgen. Todo lo hacía con tanto recato y dulzura que parecía
no haber vivido el fuego en cuatro paredes ni en ningún edén.
Su ropa interior era blanca, su colita era de una flaquita adolescente,
delgadita, blanquita y sus pechitos eran normales, mas bien chicos pero
con un agregado extra: sus pezones no eran comunes pues se veían
siempre erguidos de forma natural, a lo que ella respondió que
eso le trajo aparejado toda clase de groserías cuando hacía
calor o se iba de vacaciones a la costa.
La abracé, la volqué encima mio, le lameé el cuello,
sus orejas, desabroché su corpiño, realicé circulos
en el perimetro que bordea sus pezones. Mi lengua rozaba esos pezones
que eran como dados duros. No tiene panza ella, así que mi lengua
bajaba facilmente hasta el monte de venus naturalmente forestado, sin
podar. Su vello pubico era rubio, hermoso matorral y entonces fui bajando
para realizar una de mis especialidades: el cunnilingus. Me puse sobre
ella, poniendo mi cara un poco mas abajo de su sexo, lamiendo el lado
interior de sus muslos, los que me parecían suaves como cola
de bebé. Mi lengua me gusta usarla como un rodillo que sube y
baja y alterna la mojadura con los besos que le pido a ella y que ella
gustosamente me propina. Luego vuelvo a la entrepierna y lamo los laterales,
los pliegues o surcos de la entrepierna, sin siquiera lamer su vello
pubico. Eso la pone recontra loca. Le beso toda la zona, pero su vagina
la paso por alto. Apenas sí se acaricio el pubis con mi mano.
Sol, por favor, te darías vuelta? , a lo que ella
obedece sin decir ni mu. Mi lengua comienza a rodar desde
la nuca rubia hasta el nacimiento de la raja de su cola. y cómo
se siente que se estremece mi compañera!!.
Su respiración no es la misma.
Sigo lamiendo esa espalda delgada que me enloquece, haciendo trazos
verticales de lengua desde sus hombros – qué piel tan suave
tiene allí hasta sus glúteos y viceversa. No me canso
de hacer eso, parezco un felino lamiendo su liquido vital. Soy un adorador
de la cola y Sol tiene un culo para un concurso, aunque ella dice que
exagero. Se lo masajeo, se lo abro, me quedo jugando con su cola, le
doy besos largos, algún chupón ruidoso, y me preparo a
meter mi lengua en su ano, pasando previamente mi lengua por su cachete
en la zona de la raja, que también está velludo. Debo
reconocer que su peinado natural me calienta mas así,
parece sexo salvaje lo que se avecina. Hasta que mi lengua planta bandera
en su ano y lo escarbo con mi lengua y le doy, le doy. Noto que empieza
a sentir sumo placer ella y que mi lengua va teniendo lugar. Ayyyyyyy,
cómo le comería el culo y se la metería, pero no,
todavía no, prefiero que esto parezca sexo tantrico por ahora.
Su culo bien lamido a lo largo de la noche fue bien visitado por mí.
Ahora dejame a mí , me dice. Acostate, quiero
darte unos mimos . Se viene lo mejor, pienso. Ella se pone arriba
mío. Su temperatura supera a la mía ahora.
Cierro los ojos, ella me besa la boca, besos largos, me besa las tetillas,
el cuello, mordisquea mis tetillas, toca mis fuertes gambas y siente
que mi pene le toca los pechos. Se sube a mi altura y me choca el pecho
con sus tetas. Qué loco que me pone la rubia. Hasta que por fin
toca mi sexo, más bien tangencialmente me realiza caricias y
esa es la palabra exacta, pues nunca una mujer me acarició de
manera tan suave el pene. Todo lo hace suave.
Se lo lleva por fin, después de tantas vueltas, a la boca, lo
toma con tanta delicadeza que parece frágil, lo besa, lo roza
con la lengua, con los labios, lo chupa de a sorbos tomando mi pene
como si fuera un empuñadura, . . ayyyyyyy!!!!me mata de placer!!!!!!!.
Comelo,. comelo , le digo. me estás matando,
Sol . Mi pija estaba a mil. De a ratos volvía a mi pecho,
a mi pija, y me volvía a besar la boca, propinándonos
besos extra large, o XL, como digo yo.
Ahora yo voy a moverme , le digo, mientras la acomodo con
dulzura para que se dé vuelta ella.
Me pongo en posición de lameconchas, poniéndola a ella
boca arriba y colocando un almohadón debajo de su cola para que
su vagina me quede cómodo a la lengua mía. Ella siente
pudor, vergüenza por su sangrado natural, lo noto en su rostro,
así que mi lamida por esta vez se limita al clítoris,
mi capullo más querido. Mi lengua es un ventilador de películas
de bares del far west, gira lentamente, como si lamiera dormido. Cómo
me calentas, seguí. ..seguí me dice ella. Pero
yo ya no respondo, hago la mía, me como ese clitoris como la
vida me enseñó. Lo empiezo a erguir, le hago vientitos,
por momentos se lo chupo impulsivamente, como si se lo quisiera poner
de pie. Y vuelvo al roce lenguistico, suave, círculos, pero ahora
más rápido. Se pone tan cachonda Sol!!. Luego pongo mi
lengua ya no como pala de punta sino como pala ancha y apoyo desde el
medio mi lengua pala sobre su clitoris y hago presión sobre ese
conejito, dando lambidas lentas y fuertes, haciendo presión.
Y Sol empieza a hacer temblar sus piernas!! Así paso decenas
de minutos, quedo mojado de placer, de sus jugos y de transpiración,
contento, feliz de mimar a mi amada.
Luego volvemos a los besos, los masajes en su espalda, sus gluteos,
su cabecita rubia, su carita de ángel y más besos XL.
Ella me masajea la espalda, el pene, me besa el pecho, el cuello, . en
fin. quedamos exhaustos.
Así pasamos nueve horas, durmiendo solo dos. El resto fue todo
mimos, masajes, besos animales, caricias.
Y créanme que sin darnos cuenta resultó que vivimos un
sexo increíble, sin duda varias veces superior a lo que uno puede
sentir con una penetración y una pronta acabada.
Por suerte esa no fue la única noche, hubo más, pero en
honor a uds y por sobre todo a ella y a mí, merece un relato
aparte para ser contada la manera en que la penetré con toda
la dulzura y la pasión que tiene un Romeo como el que suscribe.
Esta mujer que me mueve el piso la conocí personalmente en julio
de 2003, hace pocos días, así que si andan por Palermo
o por San Telmo y ven a una pareja que se besa con pasión y con
nuestra descripción, somos nosotros, no lo duden.
Gavilan
2 comentarios - Cogiendo a madurita separada
Que venga pronto la 2ª parte!
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