Diego y yo ya llevábamos casi un año de novios y yo sabía que él era swinger pero esa idea me aterraba al tiempo que me atraía mucho pero me costaba mucho trabajo pensar en meter a gente desconocida en nuestra cama y yo tener sexo con hombre desconocido o ver a Diego haciendo el amor con otra mujer.
Diego nunca me ponía el tema, siempre era yo la que, picada de curiosidad, le hacía preguntas entonces hablábamos del tema entonces yo le exponía mis temores y Diego siempre ha logrado hacerme sentir segura, de tal manera que cada vez me sentí más atraída con la idea hasta que un día me resolví y le dije a Diego que quería experimentar pero que no me sentía lo suficientemente segura para hacer intercambio de parejas y verlo a él con otra mujer, entonces le propuse que hiciéramos un trío con otro hombre y Diego estuvo de acuerdo.
Diego se encargó de mover sus contactos swinger y rápidamente consiguió varios candidatos pero yo no quise ver fotos ni elegir con quién porque el asunto me tenía muy nerviosa y, más que físico, lo importante para mí era que fuera con un tipo agradable, decente y pulcro entonces le pedí que él se encargara de todo y que solamente me dijera cuando y en donde sería el encuentro.
Llegó el día y fuimos muy puntuales al restaurante donde quedamos de encontrarnos para conocernos con ese hombre anónimo, un tal Carlos que respondió un clasificado nuestro que pusimos en internet y el que respondió manifestando que quería compartir la cama con nosotros.
Diego estaba muy tranquilo pero yo estaba nerviosa y bastante ansiosa y tenía la sensación de que todos los comensales nos miraban y que sabían porque estábamos ahí, pero también sentía que todos los hombres solos que estaban en el restaurante eran nuestro ”amigo” Carlos.
Por fin apareció, Carlos nos reconoció fácilmente por que le habíamos descrito la ropa que llevaríamos puesta para el encuentro entonces se acercó y se presentó y sentí que mi corazón se me iba a salir del pecho ¡Ya estaba dado el primer paso! Posiblemente tendría sexo con ese desconocido que acaba de llegar y la sola idea de lo que estábamos a punto de hacer hizo que mi cosita se humedeciera e inmediatamente sentí esas cosquillitas en mi entrepierna que yo conocía tan bien.
Lo invitamos a sentarse con nosotros y comenzamos a hablar y noté que Carlos estaba tan nervioso como yo, pero Diego, que tiene tanta experiencia en estas lides, logró manejar la charla de tal manera que Carlos y yo fuimos entrando en confianza rápidamente.
No me fijé en su físico porque no podía dejar de pensar que, fuera quién fuera, yo estaba decida a hacer realidad mi fantasía de estar con Diego y con un desconocido al mismo tiempo… ¡Claro! Lo importante era que el candidato me infundiera confianza, que fuera decente y que me pareciera que era una persona pulcra… Esas fueron siempre mis únicas condiciones y, hasta el punto en el que estábamos, Carlos las cumplía sobradamente.
Carlos me hizo sentir tan cómoda que una hora más tarde estábamos entrando al cuarto del motel y una vez que serramos la puerta de la habitación, la atmósfera se llenó de lujuria.
Diego comenzó a besarme, a manosearme las tetas y el trasero delante de Carlos pero él se limitaba a mirarnos algo confundido sin saber qué hacer.
Diego comenzó a quitarme la ropa ante la mirada atónita de Carlos pero repentinamente se apartó de mí y comentó que tenía ganas de ir al baño, entonces pícaramente le dijo a Carlos que me terminara de desnudar.
Carlos esperó a que Diego cerrara la puerta del baño entonces se acercó a mí y comenzamos a besarnos; cuando Diego salió del baño, Carlos y yo ya estábamos tendidos en la cama besándonos y manoseándonos pero continuábamos vestidos, entonces Diego se desnudó y se nos unió y comenzó a quitarme la ropa a lo que Carlos reaccionó y rápidamente se despojó de sus propias prendas y finalmente los tres quedamos desnudos.
Noté que Carlos continuaba nervioso entonces me le pegué y le di un beso muy intenso pero quedé dándole la espalda a Diego quien no desaprovechó la oportunidad para darme besitos y lamidas en la nuca y después comenzó a bajar recorriendo mi espinazo hasta que llegó a mi trasero, entonces me separó las nalgas y comenzó a darme lambetazos en el culo y yo comencé a gemir de gusto de tal manera que mis gemidos hicieron de Carlos se desinhibiera por completo y me metiera la mano en la entrepierna.
De ahí en adelante todo fue un torbellino de pasiones: Carlos por delante y Diego por detrás, manoseándome, besándome y recorriendo todo mi cuerpo “a cuatro manos”. No imaginé que tener dos vergas, una en cada mano, me fuera a producir semejante sensación; el morbo fue subiendo hasta que los tres llegamos a un nivel de excitación absoluta entonces Diego me preguntó:
- ¿Quieres que te clavemos ya una verga?
Yo estaba enloquecida de placer y sin dudarlo le respondí que sí, entonces me coloqué boca arriba esperando que alguno de los dos me cabalgara e inmediatamente Diego le pasó a Carlos un condón con lo que le dio a entender que lo invitaba a hacerlo de primero, entonces Carlos se puso el condón a toda velocidad y se me montó.
Carlos me lo metió de un solo golpe y me hundió toda su verga fácilmente porque yo estaba emparamada, entonces Diego comenzó a meterme los dedos por el trasero y todas esas sensaciones juntas en medio de las piernas me pusieron a las puerta de un orgasmo con una rapidez absurda, de tal forma que Carlos no alcanzó a bombearme mucho tiempo cuando yo estallé con mi primer orgasmo.
Aún sintiendo los últimos espasmos orgásmicos , escuché que Diego le decía a Carlos:
- Espera, no termines porque quiero que juntos le demos por el culo.
Carlos sonrió maliciosamente y me desensartó, rápidamente entre ambos me voltearon hasta que yo quedé en cuatro patas esperando que alguno de ellos se colocara detrás de mí.
Murmuraron algo que no entendí y sentí que uno de ellos se acomodaba en medio de mis piernas al tiempo que el otro me separó las nalgas haciendo que el ojete quedara totalmente expuesto. Sin saber cuál de los dos me lo iba a meter, sentí que una cosota caliente se acomodaba frente a mi ano, entonces sentí que la verga se encajaba en la entrada y avanzaba un poquito y me gustó muchísimo, entonces me desplacé un poco contra ella e inmediatamente sentí como la verga se abría paso lentamente dilatándome el culo. Me quedé quieta y la verga se fue abriendo camino lenta pero con firmeza hasta que se enfundó toda deliciosamente y ambos hombres comenzaron a hacer comentarios obscenos y sentí envidia de no poder ver lo que ellos dos veían.
El macho que estaba adentro de mi culo se quedó quieto y el que estaba a nuestro lado me metió una mano entre las pierna y escarbó entre los pliegues hasta que ubicó mi clítoris y comenzó a estimularme tan sabrosamente que involuntariamente mi cuerpo se comenzó a mecerse haciendo que se iniciara el mete y saca de la verga en mi culo.
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Comencé a sentir manos por todo mi cuerpo, en mis senos, en mi entrepierna, ¡En todas partes! Eran cuatro manos que parecían multiplicarse por 100 y lograban manosearme todos mis rincones, entonces el macho que me la tenía adentro comenzó a bombear, lento al principio pero cada vez más rápido, hasta que envistió con tanta fuerza que me hizo agarrarme de la cama para que mi cuerpo no se desplazara.
Por momentos aminoraba el ritmo metiendo y sacando leeeentamente, pero de repente me metía toda la verga con un solo golpe contundente y seguí bombeándome el culo con ferocidad.
El que me tenía calvada se retiró y le cedió el puesto al otro y este bruto me la enterró hasta el fondo haciendo que yo gritara pero de puro gusto, entonces me dio coba durante un rato y le cedió el lugar al otro y así continuaron intercambiándose pero yo estaba tan absorta en mi placer que nunca supe ni me interesó saber cuál de los dos era el de turno me la estaba enterrando su verga… Nada mi importaba, ¡yo estaba volando de placer!
Perdí la noción de todo y me sumí en una cadena de orgasmos cada vez más intensos… Uno tras otro, cada vez más fuertes y cada vez más seguidos pero llegó el momento en que no pude más y me desgoncé, entonces ambos murmuraron algo que no entendí y entre ambos manipularon mi cuerpo para hacerme tender boca arriba, entonces vi que ambos se quitaban los condones y los reemplazaron por nuevos y, mientras Carlos comenzó a acomodarse sobre mí, alcancé a ver que Diego sacó su cámara de fotografía.
Carlos me abrió las piernas, me metió la verga por delante y comenzó a follarme brutalmente mientras que Diego buscaba los mejores ángulos para tomarnos fotos en pleno ajetreo.
De nuevo me sentí en la antesala de un orgasmo y comencé a gemir como una perra herida entonces Diego dejó la cámara en la mesa de noche y se acomodó a nuestro lado para acariciarme las tetas, besarme y meterme los dedos por el culo. Carlos me hizo el amor hasta que eyaculó y siguió bombeándome hasta que estuvo seguro de que yo también terminara, pero quedó tan extenuado que se tendió a mi lado e inmediatamente Diego ocupó su lugar y ¡Zaz! Me la metió tan duro que me hizo gritar de dolor y comenzó a martillarme sin compasión, entonces Carlos se levantó y agarró la cámara para tomar algunas fotos hasta que Diego terminó.
Pero Carlos se estimuló viéndonos follar y tomándonos las fotos y, una vez que Diego terminó, Carlos se me montó y me pegó otra follada pero esta vez se tomó su tiempo pero yo ya no tenía fuerzas y todo el cuerpo me dolía y comencé a rezar para que terminara rápido pero se demoró una eternidad y yo quería que terminara rápido porque estaba agotada y me dolía mi cosita.
Pero ¡Oh sorpresa! Cuando Carlos terminó, Diego ya estaba recuperado y me volvió a montar, entonces traté de sintonizarme con él y procuré buscar un nuevo orgasmo y lo logré, pero Diego terminó y Carlos me volvió a montar y así los hicieron varias veces y en diferentes posiciones, unas veces me hicieron folladas vaginales, otras por el culo hasta que me tocó rogarles que se detuvieran porque mi cuota de placer había llegado a su tope y ambos orificios me dolían mucho.
Yo sabía que los hombres se excitaban mucho viendo pero jamás me imaginé que fueran TAAAN VISUALES y que se excitaran tanto mirando al punto que recuperaran fuerzas de un manera tan rápida y tan seguida.
No sé si fue porque se compadecieron de mi o porque se les acabaron las fuerzas pero ¡Por fin! Dejaron de darme verga y me permitieron descansar y, lo más sabroso de mi descanso, fue que ambos se dedicaron a consentirme por largo tiempo hasta que miré el reloj y vi que ya se acercaba la hora de irme a trabajar, entonces le dije a Diego que debíamos arreglarnos e irnos.
Pero casi me caigo de la cama cuando vi que nuevamente ambos tenían sus vergotas paradotas y tenían la intención de darme el polvo de la despedida y casi que rogándoles traté de persuadirlos de que dejáramos las cosas así y nos fuéramos, pero no fue posible convencerlos entonces pensé que era mejor no perder tiempo discutiendo y que lo mejor era dejarlos hacer lo que querían pero les pedí que lo hicieran rapidito y accedí a que cada uno me volviera a follar… No sé de donde me salieron alientos pero ¡Logré tener dos orgasmos más!
Nos bañamos rápidamente y salimos del motel rumbo a mi trabajo y, en el camino, Carlos nos dijo que había pasado un rato tan maravilloso que sentía un deseo enorme de volver a reunirnos asunto en el que los tres estuvimos de acuerdo entonces Diego y Carlos hablaron de un nuevo encuentro para que me hicieran mi primera doble penetración y, al pensar en eso, volví a quedar con la entrepierna emparamada y con muchas ganas de seguir follando… Pero así, toda mojadita y "ganocita" me tocó ir a trabajar muy juiciosa.
Fuente: http://claudiaydiego.galeon.com/aficiones2165114.html
5 comentarios - --Mi primer trío HMH--