Buenas tardes poringueros. Antes que nada me presento, soy un chico de 26 años que juego al futbol. Por razones obvias voy a omitir nombres y algunos detalles, ya que no quiero perjudicarme ni perjudicar a nadie. Cuento esto porque me encanta leer los relatos y queria contarles algunas de mis historias.
Tenía 24 años y acababa de firmar un contrato con un club importante de Buenos Aires. En aquel momento me aconsejaron que contara con la ayuda de algún compañero para que me indique como llegar, buscarme un departamento y esas cosas, mi representante, que se encargaba de formalizar mis contratos y velar por mis intereses era también el representante de dos de mis compañeros. Contacté con uno de mis compañeros que durante estos años se convirtió en uno de mis mejores amigos y entre otras cosas me empezó a mostrar la noche porteña.
El fue quien me dio un par de invitaciones para una fiesta de un conocido boliche de la zona de Palermo. Yo, que ni siquiera conocía la zona le pedí que me acompañe. En cierto modo estaba nervioso, si bien venía del interior y suele haber fiestas interesantes, era mi estreno en la noche porteña y quería dejar una buena impresión.
Por la tarde quedó en venir a casa, así que mate de por medio le mostré lo que me iba a poner y me tiró un consejo: ” Siempre llevá un par de forros en la billetera que nunca se sabe cuando terminás cogiendo”.
Llegamos al boliche, y yo estaba en la barra con mi amigo, y vimos que en unos sofás a pocos metros de nosotros, había un grupo de seis chicas. Concretamente seis modelos, entre ellas dos bastante conocidas, y las otras 4 se fueron haciendo conocidas durante el transcurso de estos años. Dos de ellas extranjeras. Ellas nos miraban y nosotros sonreíamos y viceversa. Mi amigo se encontró con un ex compañero de equipo y fue a saludarlo, por lo que quedé solo en la barra, así que me puse a boludear con mi blackberry mientras esperaba. Mientras tanto relojeaba a las chicas que me seguían mirando.
- Hola (dijo una voz masculina)
Alcé la vista y me encontré a unos centímetros de mí a un conocido representante de modelos.
- ¿Qué tal lo estás pasando?
- Muy bien. Es la primera vez que vengo a una fiesta le dije
- Son geniales. – respondió. Y luego agregó: “represento a las chicas que están allá sentadas, la verdad es que sos un lindo chico. Si querés ir a tomar algo con ellas te van a estar esperando”.
No me dio tiempo a contestar ni a hacer algún comentario (cosa que agradezco porque en ese momento no sabía que decir, más allá de que me moria de ganas por ir). Me fui hacia los sillones donde estaban las chicas. En cuanto me acerco, una rubia se para para saludarme y le dije: “Creo que podría decirte tu apellido y a que te dedicas, soy adivino”. Ella se rió. “Miedo me das” dijo bromeando. En medio de la conversación apareció mi amigo que no daba crédito a la situación que se encontró. Los presenté. Y rápidamente dijo con su sonrisa: “Vamos al VIP y tomamos algo allá mas tranquilos?” Las chicas aceptaron enseguida, asi que camino al VIP con mi amigo ibamos atrás de ellas y el me dijo, es tu oportunidad de estrenarte, elegí la que más te guste. Y al fin llegamos a los sofás. La otra rubia menos conocida en ese momento, se me acercó sentándose al lado mío. Me preguntaba mil cosas y eso me encantaba, porque me hizo sentir que quería algo más que tomar unos drinks conmigo. Estuvimos hablando de millones de cosas, y teníamos una gran afinidad desde el principio. Sus compañeras empezaban a marcharse y nos levantamos para despedirnos de ellas. Ella se quedó más tiempo de pie charlando con ellas mientras yo me senté en el sofá para escribir un mensaje a mi amigo para saber donde se había metido. Ella volvió al sofá, se sentó y me miraba mientras escribía. Subí la vista, nos miramos como bobos. Se acercó más a mí, le corrí el pelo y le comí la boca. No me soltó y apenas separó su boca de la mía, como esperando mi reacción. A esta altura yo ya estaba encendiéndome, y en ese momento me hubiera lanzado sobre ella sin importarme nada más. Obviamente seguimos besándonos por un buen rato. Los besos iban más allá y ya hubo manos que recorrían nuestros cuerpos. Estuvimos así un buen rato más hasta que mi amigo me dijo que teníamos que irnos ya que al día siguiente entrenábamos temprano. “¿Me das tú número?”. Se lo escribí y se encargo de guardarlo en la agenda. Yo le pedí el de ella y me hizo una llamada perdida para que quede mi número registrado.
Esa noche apenas pude dormir. Me moría de ganas por verla de nuevo. No sería sincero si no confesara que me quedé con ganas de mucho más. Me la imaginaba desnuda sobre mí, besándonos, yendo más allá. Así que tuve que dedicarle una hermosa paja para poder conciliar mi sueño.
Al día siguiente, mientras merendaba, ya quedándome en la concentración me decidí a llamarla. Le dije que me había quedado toda la noche pensando en ella y que quería verla, pero que hasta el sábado en la noche no podía ya que me quedaba concentrando porque al día siguiente jugábamos a las 20. Así que la invité a cenar, no sabía si mi departamento era un buen lugar, pero luego de pensarlo me decidí por invitarla a mi casa.
Esa mañana la llamé para preguntarle su dirección para ir a buscarla. Así que quedamos que después del partido, la pasaba a buscar. A las 23.50 estaba esperándola en la puerta de su departamento. Estaba hermosa, se había puesto un vestido corto negro y unas sandalias que le quedaban hermosas, el pelo suelto y una cartera en la mano. Yo me puse una camisa y unos jeans. Cuando la vi no pude dejar de decirle lo hermosa que estaba, Subió a mi auto y le comí la boca, luego fui bajando lentamente hasta su cuello y la situación comenzó a calentarse. Así que decidimos marcharnos antes que alguien nos vea.
Ya que yo no había tenido tiempo de cocinar y la idea era cenar algo como para hacer una previa, decidimos buscar un lugar para comer. Llegamos al restaurante. Nos guiaron hasta nuestra mesa. No es un restaurante, estábamos en una especie de pequeño reservado, con el fin de tener algo más de intimidad. Y nuestra mesa se situaba en uno de esos rincones. Una vez sentados me dio la mano y la besé. “Tenía ganas de verte” me dijo ella. “Yo también” dije sonriendo. Durante toda la cena no paramos de besarnos y esas cosas. Estábamos tan relajados juntos que parecía que nos conociéramos de hace mucho tiempo. Terminamos de cenar y nos fuimos a un patio externo, una zona tipo chill out con sofás y luces muy tenues. Nos sirvieron las bebidas, dimos un paseo por el jardín y nos sentamos. Dejamos los cócteles encima de una pequeña mesa y nos acercamos. Empezamos a besarnos. Me besaba despacio, como calculando cada movimiento, y cada caricia. Me mordisqueaba el labio. Sabía lo que hacía. Y sabía cómo hacer que acabara suplicándole si hacía falta que fuéramos directamente a un hotel o a mi departamento. . Comencé a acariciarle el pelo, suave, justo al ritmo que el marcaba cuando me besaba y me tocaba. Entre beso y beso le dije “¿Que te parece si vamos a un lugar con menos gente?” me mordió el labio y me dijo “Creo que me va encantar…” y esta vez le mordí yo.
Nos fuimos a mi departamento, ya que no quería ir a un hotel. Empecé a acariciarla y baje hacia el culo mientras empezó a besarme el cuello. El viaje en ascensor se me estaba haciendo eterno. Necesitaba llegar a la cama. Yo buscaba en su espalda el cierre de su vestido y ella mientras me acariciaba el pecho iba desabotonando mi camisa. Por fin llegamos. Abrí la puerta. Ni siquiera nos fijamos si las cortinas estaban corridas o no, sólo miramos la cama. Entré y ella detrás de mí. Yo iba caminando hacia la cama, pero me agarró la mano y me llevó hacia ella. La llevé contra la pared y mientras nos besábamos como desesperados me bajó el cierre del jean. Deslicé suavemente los breteles de su vestido y su cuerpo quedó al descubierto, solo tapado por dos diminutas piezas de ropa interior.
Ella me miró de arriba abajo y se mordió el labio inferior. Acto seguido me agarró las piernas y empezó a sobar mi bulto por encima del boxer. Yo le acariciaba su pedo y su espalda mientras le mordía los hombros. La dejé caer suavemente y me tumbé encima de ella. Mientras iba recorriendo su vientre con besos y acariciaba sus tetas, eran pequeñas, pero bien firmes y estaban muy erguidas. Eso me ponía loco. Empecé a lamerle sus pezones mientras ella gemía suavemente, iba al ritmo de sus gemidos mientras con mis manos fui bajandole lentamente su bombacha y acariciando su conchita, Estaba bien depilada y muy mojada, tan mojada que mis dedos nadaban en sus jugos. Lentamente empecé a acariciarla y a explorarla con mis dedos. instintivamente ella empezo a moverse y a gemir cada vez más fuerte. Me acerqué a su cuello y empecé a besarla. Después lamí su oreja. Ella me tocaba el culo por debajo de mi Boxer y desesperadamente me lo arrancó de un tirón. Me tumbó a su lado. Mientras nos besábamos empezo a bajar dándome besos en el cuello, en la panza, y cuando creía que por fin llegaba a mi pija, se fue hacia mis piernas. La muy turra me tenía demasiado caliente, mi pija pedía por favor acción, estaba tan dura y gorda como nunca la había visto. Hasta que por fin llego a mi pija, La besaba, la chupaba, la mordía suavemente, Estaba en el cielo y no podía creer que semejante mina estuviera conmigo en la cama. Así que decidí tomar yo el control y me gire para quedar en 69. Después de unos minutos sentí su orgasmo y no pude evitar acabarle, se tomó todo, no dejo ni una gota de mi semen. En un silencio total solo escuche que me dijo por favor cogeme como mas te guste. Así que sin preambulos la penetré de una, bombeaba sin parar y ella no paraba de decirme que le encantaba, que le diera más que la coja sin parar toda la noche. Sus deseos fueron ordenes. A pesar de mi cansancio post partido, tenía un gran caudal de energía guardado para ella. Continuamos cogiendo, haciendo todo lo que ella quería, En un momento me pidió que me haga una paja mientras ella se tocaba y cuando estaba a punto de acabar, me puso sus tetas para que le acabe en ellas.
Cogimos unas 3 veces más durante la noche, en todas las posiciones posibles, me la chupaba como nunca antes nadie lo habia hecho y eso me tenía loco. Tan loco que a la mañana siguiente terminamos cogiendo dos veces más, una de ellas en el sillon del living y con las cortinas corridas entrando el sol por la ventana y expuestos a que los vecinos de enfrente disfrutaran de nuestro show. La otra fue en la cocina, en la mesada precisamente, La senté, abrí sus piernas y empecé a chuparle la concha hasta que me pidió que la coja. Le meti la pija y no se la saqué hasta acabar dentro de ella.
Nos bañamos y se despidió, tenía un evento por la tarde al que debía asistir si o si, Me hubiera encantado poder seguir cogiendo toda la tarde, pero no se pudo. Aunque durante unos 6 meses seguimos encontrándonos en su depto o en el mio para coger durante horas. Fue una gran etapa en mi vida. Aunque debo confesar que aun de novio en estos tiempos nos hemos encontrado para recordar esos meses donde eramos dos lujuriosos que disfrutabamos de cada tarde o noche libre.
Espero que les haya gustado mi historia, Tengo muchas mas que contar pero depende de ustedes para que siga contando.
El futbol me ha dado las mejores cogidas de mi vida.
Tenía 24 años y acababa de firmar un contrato con un club importante de Buenos Aires. En aquel momento me aconsejaron que contara con la ayuda de algún compañero para que me indique como llegar, buscarme un departamento y esas cosas, mi representante, que se encargaba de formalizar mis contratos y velar por mis intereses era también el representante de dos de mis compañeros. Contacté con uno de mis compañeros que durante estos años se convirtió en uno de mis mejores amigos y entre otras cosas me empezó a mostrar la noche porteña.
El fue quien me dio un par de invitaciones para una fiesta de un conocido boliche de la zona de Palermo. Yo, que ni siquiera conocía la zona le pedí que me acompañe. En cierto modo estaba nervioso, si bien venía del interior y suele haber fiestas interesantes, era mi estreno en la noche porteña y quería dejar una buena impresión.
Por la tarde quedó en venir a casa, así que mate de por medio le mostré lo que me iba a poner y me tiró un consejo: ” Siempre llevá un par de forros en la billetera que nunca se sabe cuando terminás cogiendo”.
Llegamos al boliche, y yo estaba en la barra con mi amigo, y vimos que en unos sofás a pocos metros de nosotros, había un grupo de seis chicas. Concretamente seis modelos, entre ellas dos bastante conocidas, y las otras 4 se fueron haciendo conocidas durante el transcurso de estos años. Dos de ellas extranjeras. Ellas nos miraban y nosotros sonreíamos y viceversa. Mi amigo se encontró con un ex compañero de equipo y fue a saludarlo, por lo que quedé solo en la barra, así que me puse a boludear con mi blackberry mientras esperaba. Mientras tanto relojeaba a las chicas que me seguían mirando.
- Hola (dijo una voz masculina)
Alcé la vista y me encontré a unos centímetros de mí a un conocido representante de modelos.
- ¿Qué tal lo estás pasando?
- Muy bien. Es la primera vez que vengo a una fiesta le dije
- Son geniales. – respondió. Y luego agregó: “represento a las chicas que están allá sentadas, la verdad es que sos un lindo chico. Si querés ir a tomar algo con ellas te van a estar esperando”.
No me dio tiempo a contestar ni a hacer algún comentario (cosa que agradezco porque en ese momento no sabía que decir, más allá de que me moria de ganas por ir). Me fui hacia los sillones donde estaban las chicas. En cuanto me acerco, una rubia se para para saludarme y le dije: “Creo que podría decirte tu apellido y a que te dedicas, soy adivino”. Ella se rió. “Miedo me das” dijo bromeando. En medio de la conversación apareció mi amigo que no daba crédito a la situación que se encontró. Los presenté. Y rápidamente dijo con su sonrisa: “Vamos al VIP y tomamos algo allá mas tranquilos?” Las chicas aceptaron enseguida, asi que camino al VIP con mi amigo ibamos atrás de ellas y el me dijo, es tu oportunidad de estrenarte, elegí la que más te guste. Y al fin llegamos a los sofás. La otra rubia menos conocida en ese momento, se me acercó sentándose al lado mío. Me preguntaba mil cosas y eso me encantaba, porque me hizo sentir que quería algo más que tomar unos drinks conmigo. Estuvimos hablando de millones de cosas, y teníamos una gran afinidad desde el principio. Sus compañeras empezaban a marcharse y nos levantamos para despedirnos de ellas. Ella se quedó más tiempo de pie charlando con ellas mientras yo me senté en el sofá para escribir un mensaje a mi amigo para saber donde se había metido. Ella volvió al sofá, se sentó y me miraba mientras escribía. Subí la vista, nos miramos como bobos. Se acercó más a mí, le corrí el pelo y le comí la boca. No me soltó y apenas separó su boca de la mía, como esperando mi reacción. A esta altura yo ya estaba encendiéndome, y en ese momento me hubiera lanzado sobre ella sin importarme nada más. Obviamente seguimos besándonos por un buen rato. Los besos iban más allá y ya hubo manos que recorrían nuestros cuerpos. Estuvimos así un buen rato más hasta que mi amigo me dijo que teníamos que irnos ya que al día siguiente entrenábamos temprano. “¿Me das tú número?”. Se lo escribí y se encargo de guardarlo en la agenda. Yo le pedí el de ella y me hizo una llamada perdida para que quede mi número registrado.
Esa noche apenas pude dormir. Me moría de ganas por verla de nuevo. No sería sincero si no confesara que me quedé con ganas de mucho más. Me la imaginaba desnuda sobre mí, besándonos, yendo más allá. Así que tuve que dedicarle una hermosa paja para poder conciliar mi sueño.
Al día siguiente, mientras merendaba, ya quedándome en la concentración me decidí a llamarla. Le dije que me había quedado toda la noche pensando en ella y que quería verla, pero que hasta el sábado en la noche no podía ya que me quedaba concentrando porque al día siguiente jugábamos a las 20. Así que la invité a cenar, no sabía si mi departamento era un buen lugar, pero luego de pensarlo me decidí por invitarla a mi casa.
Esa mañana la llamé para preguntarle su dirección para ir a buscarla. Así que quedamos que después del partido, la pasaba a buscar. A las 23.50 estaba esperándola en la puerta de su departamento. Estaba hermosa, se había puesto un vestido corto negro y unas sandalias que le quedaban hermosas, el pelo suelto y una cartera en la mano. Yo me puse una camisa y unos jeans. Cuando la vi no pude dejar de decirle lo hermosa que estaba, Subió a mi auto y le comí la boca, luego fui bajando lentamente hasta su cuello y la situación comenzó a calentarse. Así que decidimos marcharnos antes que alguien nos vea.
Ya que yo no había tenido tiempo de cocinar y la idea era cenar algo como para hacer una previa, decidimos buscar un lugar para comer. Llegamos al restaurante. Nos guiaron hasta nuestra mesa. No es un restaurante, estábamos en una especie de pequeño reservado, con el fin de tener algo más de intimidad. Y nuestra mesa se situaba en uno de esos rincones. Una vez sentados me dio la mano y la besé. “Tenía ganas de verte” me dijo ella. “Yo también” dije sonriendo. Durante toda la cena no paramos de besarnos y esas cosas. Estábamos tan relajados juntos que parecía que nos conociéramos de hace mucho tiempo. Terminamos de cenar y nos fuimos a un patio externo, una zona tipo chill out con sofás y luces muy tenues. Nos sirvieron las bebidas, dimos un paseo por el jardín y nos sentamos. Dejamos los cócteles encima de una pequeña mesa y nos acercamos. Empezamos a besarnos. Me besaba despacio, como calculando cada movimiento, y cada caricia. Me mordisqueaba el labio. Sabía lo que hacía. Y sabía cómo hacer que acabara suplicándole si hacía falta que fuéramos directamente a un hotel o a mi departamento. . Comencé a acariciarle el pelo, suave, justo al ritmo que el marcaba cuando me besaba y me tocaba. Entre beso y beso le dije “¿Que te parece si vamos a un lugar con menos gente?” me mordió el labio y me dijo “Creo que me va encantar…” y esta vez le mordí yo.
Nos fuimos a mi departamento, ya que no quería ir a un hotel. Empecé a acariciarla y baje hacia el culo mientras empezó a besarme el cuello. El viaje en ascensor se me estaba haciendo eterno. Necesitaba llegar a la cama. Yo buscaba en su espalda el cierre de su vestido y ella mientras me acariciaba el pecho iba desabotonando mi camisa. Por fin llegamos. Abrí la puerta. Ni siquiera nos fijamos si las cortinas estaban corridas o no, sólo miramos la cama. Entré y ella detrás de mí. Yo iba caminando hacia la cama, pero me agarró la mano y me llevó hacia ella. La llevé contra la pared y mientras nos besábamos como desesperados me bajó el cierre del jean. Deslicé suavemente los breteles de su vestido y su cuerpo quedó al descubierto, solo tapado por dos diminutas piezas de ropa interior.
Ella me miró de arriba abajo y se mordió el labio inferior. Acto seguido me agarró las piernas y empezó a sobar mi bulto por encima del boxer. Yo le acariciaba su pedo y su espalda mientras le mordía los hombros. La dejé caer suavemente y me tumbé encima de ella. Mientras iba recorriendo su vientre con besos y acariciaba sus tetas, eran pequeñas, pero bien firmes y estaban muy erguidas. Eso me ponía loco. Empecé a lamerle sus pezones mientras ella gemía suavemente, iba al ritmo de sus gemidos mientras con mis manos fui bajandole lentamente su bombacha y acariciando su conchita, Estaba bien depilada y muy mojada, tan mojada que mis dedos nadaban en sus jugos. Lentamente empecé a acariciarla y a explorarla con mis dedos. instintivamente ella empezo a moverse y a gemir cada vez más fuerte. Me acerqué a su cuello y empecé a besarla. Después lamí su oreja. Ella me tocaba el culo por debajo de mi Boxer y desesperadamente me lo arrancó de un tirón. Me tumbó a su lado. Mientras nos besábamos empezo a bajar dándome besos en el cuello, en la panza, y cuando creía que por fin llegaba a mi pija, se fue hacia mis piernas. La muy turra me tenía demasiado caliente, mi pija pedía por favor acción, estaba tan dura y gorda como nunca la había visto. Hasta que por fin llego a mi pija, La besaba, la chupaba, la mordía suavemente, Estaba en el cielo y no podía creer que semejante mina estuviera conmigo en la cama. Así que decidí tomar yo el control y me gire para quedar en 69. Después de unos minutos sentí su orgasmo y no pude evitar acabarle, se tomó todo, no dejo ni una gota de mi semen. En un silencio total solo escuche que me dijo por favor cogeme como mas te guste. Así que sin preambulos la penetré de una, bombeaba sin parar y ella no paraba de decirme que le encantaba, que le diera más que la coja sin parar toda la noche. Sus deseos fueron ordenes. A pesar de mi cansancio post partido, tenía un gran caudal de energía guardado para ella. Continuamos cogiendo, haciendo todo lo que ella quería, En un momento me pidió que me haga una paja mientras ella se tocaba y cuando estaba a punto de acabar, me puso sus tetas para que le acabe en ellas.
Cogimos unas 3 veces más durante la noche, en todas las posiciones posibles, me la chupaba como nunca antes nadie lo habia hecho y eso me tenía loco. Tan loco que a la mañana siguiente terminamos cogiendo dos veces más, una de ellas en el sillon del living y con las cortinas corridas entrando el sol por la ventana y expuestos a que los vecinos de enfrente disfrutaran de nuestro show. La otra fue en la cocina, en la mesada precisamente, La senté, abrí sus piernas y empecé a chuparle la concha hasta que me pidió que la coja. Le meti la pija y no se la saqué hasta acabar dentro de ella.
Nos bañamos y se despidió, tenía un evento por la tarde al que debía asistir si o si, Me hubiera encantado poder seguir cogiendo toda la tarde, pero no se pudo. Aunque durante unos 6 meses seguimos encontrándonos en su depto o en el mio para coger durante horas. Fue una gran etapa en mi vida. Aunque debo confesar que aun de novio en estos tiempos nos hemos encontrado para recordar esos meses donde eramos dos lujuriosos que disfrutabamos de cada tarde o noche libre.
Espero que les haya gustado mi historia, Tengo muchas mas que contar pero depende de ustedes para que siga contando.
El futbol me ha dado las mejores cogidas de mi vida.
2 comentarios - Mi primer cogida con una modelo
te dejo puntos y te sigo