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Una historia para contar (parte IV)

Después de aquel día tan tormentoso para Yanina, reviviendo aquellos trágicos recuerdos, y el hecho de que haya tenido la confianza para desahogarse conmigo, hacia que no la abandonara ni a sol ni a sombra. Estaba conmigo casi todo el tiempo, y el que no, nos llamábamos a cada rato para preguntar como estábamos, yo no estaba tranquilo sabiendo que ella estaba sola y corría peligro a manos de ese infeliz que la trato tan mal, además estoy tan enamorado de ella que la necesitaba, tenía que saber de ella. Mi amada Yanina, la reina de mi corazón, a pesar que los días habían pasado no podía comprender, ni olvidar, como la habían lastimado, tratándola como a lo peor, siendo que es una mujer hermosa tanto de cuerpo como de alma a pesar de tener solo 22 años, en sus ojos celestes como el cielo del campo en un día con buen sol ahora se nota otro brillo, hay algo que los hace resplandecer más, o quizás soy yo el que los ve así, no sé, tuvimos muchos encuentros en mi cama y en la suya, en la cocina y el baño y en cada rincón de la casa donde se puede hacer el amor con imaginación, yo también estoy muy cambiado según me dicen quienes me conocían antes de encontrar a mi ángel de piel blanca llegara, ando más alegre y con más energía, en el bar las cosas andan mejor desde hace unas semanas, para no dejar a Yanina sola en casa, la contraté como mi nueva y primer mesera, su entusiasmo era tal que me pidió si ella podía diseñar su propio uniforme, a lo cual accedí.

Por la tarde de aquel primer día de trabajo, después de un sábado tranquilo, mientras veíamos tele, le recordé que hoy era su primer día,

- Sí, estoy muy emocionada, mirá mi uniforme
- Creo que lo apreciaría mejor si te lo pones en vez de verlo así nada más
- Tenes razón, espérame me cambio y así me ves

Al cabo de un rato, aparece con una remera negra que dejaba sus hombros libres con un escote muy pronunciado que mostraba su sostén negro traslucido, una pollerita que llegaba un poco más abajo que la cola, unas medias de red largas enganchadas a un portaligas y unos tacos altos. Yo me empalme en el acto, me estaba parando estupefacto para ir a su encuentro.

- No para – adivinando mis intenciones – primero me tenes que hacer una prueba a ver si soy apta para el trabajo
- Está bien, quiero una cerveza personal bien fría, por favor

Fue hasta la cocina contorneando sus caderas, agarró la bandeja metálica, abrió la heladera, sacó una cerveza, tomó un vaso y lo puso todo en la bandeja, también tomo un platito y le puso maní salado, como yo les hacía cuando iba con sus amigas al bar, tomó la bandeja con ambas manos y se la coloco en una, cuando se dirigía hacia donde yo estaba se giró y fue hasta el equipo de música, busco entre los cd y puso el rock del gato, entonces me llevo la bandeja y la puso en la mesa ratona parando bien la cola sin doblar las rodillas, con lo cual yo le veía todo a través de escote, parecía también ella estaba excitada, podía ver sus pezones parados a través del corpiño casa transparente, se enderezo y puso cara de gata en celo, le dio la vuelta a la mesa con lo cual quedo muy junto a mí, y volvió a agacharse para poner las cosas de la bandeja sobre la mesa, yo disfrutaba viendo como la pollera se le subía hasta la mitad de la cola, revelando un tanga negra que apenas le cubría su vagina, dejando su cola a la intemperie, moví mis manos para tocarlo, ella se enderezo apenas sintió mi mano y me miro con cara enfadada

- Por favor señor cliente no sea grosero
Una carcajada me salió en ese momento, ella sonrió,
- Son 50 pesos
- 50 pesos? Por una cerveza y unos maníes?
- Si así es, es que esta todo muy caro – me dijo con su sonrisa encandiladora
- Por lo menos el personal vale la pena – le conteste
- Bueno si desea algo mas solo me llama
- Ok no te hagas drama, aunque tal vez si haya otra cosa
- Dígame – se sienta junto a mí en el sillón poniendo una de sus piernas debajo de su cuerpo
- Es que tengo una terrible erección y no quiero hacerme la paja, además no me quiero ensuciar las manos
- De eso no se preocupe DON Antonio, yo le puedo ayudar y si es de mi agrado incluso no le cobro el servicio – a lo que largo un jijiji suave

Puso su mano sobre mi pantalón,

- Se nota bien durito - me dijo apretando suavemente

Recorría con su mano todo el largo de mi pene lo apretaba suavemente y lo soltaba, me soltó el cinturón y desabrocho el pantalón y corrió el cansoncillo. Mi pene con solo sentir su cercanía ya quería salir disparado, esperando por ella, lo tomo suavemente con sus manos, lo pajeo un rato y se relamía mientras lo miraba,

- Creo que no tendría que haber dicho que no le cobraba si me gustaba

Acerco su cara a mi pene y sacó lentamente su lengua, con la que lamió dulcemente la cabeza de mi pene, yo me estaba enloqueciendo, viendo a Yanina con esa ropa, puesta como perrita en el sillón con la pollera a la mitad de la cola, y su lengua jugueteando con mi pene, estiré mi mano hasta llegar a su cola, ella detuvo su lamidita y me miro con cara de enojada

- No se propase señor por favor
- Perdón - le dije pero no saque mi mano de su cola acariciándola suavemente

Un estremecimiento la recorrió entera, y continuo con su lengua en mi pene, lentamente abría su boca y sacaba un poco más su lengua empezando a recorrer un poco más de mi pija, con delicadeza se metió la cabeza en su boca succionando suavemente, aprovechando el momento con mi otra mano, comencé a sobarle el cuello, y a deslizar mi mano hacia sus pechos, en un momento creí sentir que gemía suavemente, sus pezones estaban duros bien parados, sus pechos me esperaban debajo del sostén que se desprendía por adelante, y saltaron al soltarlos quedando colgando pero seguros, los tocaba suavemente le apretaba un poco en los pezones, los tomaba como podía con mi mano y los movía, ella mas excitada comenzó con un subir y bajar más rítmico, comiéndose todo mi pene con voracidad, así estábamos ella de perrito sobre el sofá chupándome el pene y yo tocándola entera con mis manos en su cola y sus pechos, mi mano sobre sus pechos subió suavemente, sintiendo la suavidad y el calor que su blanca piel le entregaba, hasta llegar a su cuello al que acaricie con ternura, la música se detuvo, el silencio se apoderó de la sala, luego subí un poco más hasta sus mejillas donde con amor le levante la cara para detener su mamada, ella dejándose llevar solo por el roce de mi mano, la acompañó lentamente hasta mi cara, donde nuestros alientos se encontraron y nuestros labios se fundieron en un apasionado beso, ningún sonido más que la de nuestra respiración se escuchaba, ella lentamente se subió sobre mí, ayudada por mis manos, parecía no tener peso, que flotaba en mis manos, sus piernas abiertas, sintiendo mi pene en su vientre, y mis manos recorriendo todo su cuerpo, tomándola dulcemente, se levantó un poco y yo corrí su pequeña tanga para que su húmeda vagina tenga contacto con mi duro pene, ella se movía de manera que todo mi miembro rosara sus labios, lentamente, yo sentía como sus fluidos comenzaban a salir recorriendo en finos hilos mi pija, su boca busco la mía y un beso húmedo y cargado de deseo fue la respuesta que encontró, lentamente su cuerpo fue bajando como en cámara lenta, ella se separó un poco de mi dejándome ver todo su cuerpo con sus blancos y duros pechos al aire, su cara de ángel estaba serena disfrutando cada milímetro de mi pene en su descenso, al llegar al final cuando su vagina estaba llena de mi pene, nuestros fluidos mezclados todos en su interior le provocaron un intenso orgasmo, pero ella no grito se mordió fuerte los labios y sus piernas se tensaron, sus manos se aferraron fuerte a mi cuerpo terminando por desplomarse sobre mí, ni una palabra solo nos amábamos, se quedó allí con mi pene enterrado hasta el fondo hasta que pudo recobrar el aliento, manteniendo sus ojos fijos en los míos, comenzó con su cabalgata se movía hacia arriba y bajaba todo lentamente gimiendo en silencio, arrancándome a mí también silenciosos gemidos, al cabo de un rato ya no aguanté más y me vine en su interior yo también me mordí los labios para evitar romper el silencio con lo cual me provocó una ola de éxtasis que me desarmo por dentro, ella recibió todo mi semen dentro suyo, y continuo moviéndose, mirándome, dándome suaves besos, apenas la había llenado ella también se vino y nuevamente callo rendida en mis brazos, así estuvimos un buen rato ella sobre mí con su cabeza en mi pecho y mi mano en su pelo, ninguno de los dos dijo nada.

Cuando me di cuenta me había dormido y al despertar me di cuenta que ya era tarde, Yanina aun dormía sobre mi cuerpo, suavemente, la desperté con dulzura besando su pelo, ella adormilada me mira y sonríe,

- Buenas noches mi amor – le dije
- Hola mi vida, estoy entumecida por dormir así
- Si yo también
- Pero fue muy lindo, estar abrazada a vos
- Sí, pero ya es tarde, nos tenemos que ir
- Para que me arregle bien

Yo me fui a pegar una ducha, y cambiarme, ella también se bañó y cambió. Esta vez su ropa no era tan sugestiva: una cola tipo de caballo en el pelo, una remera también negra y con los hombros al aire pero no tan escotada, igual se le veía el comienzo del corpiño que esta vez era de color rojo. Un short negro corto y muy apretado y unas zapatillas de lona rojas

- Te gusta o voy con el otro uniforme
- Todavía estas muy provocativa
- Jaja, seguro dale vamos.

Esa noche en el bar la clientela masculina aumento bastante, los de costumbre bromeaban que de donde había encontrado a esa hermosura y yo les contestaba que me la había robado del cielo, la noche transcurría, Yanina me ayudaba a atender y todos la miraban hasta algunos le decían cosas, ella los miraba y sonreía si era lindo lo que le decían o pasaba sin prestarle atención, eso me empezó a poner de mal humor que estuvieran diciéndole cosas, me estaba poniendo celoso, pero ella se divertía y no les prestaba atención, de vez en cuando, y cuando se podía, nos escondíamos de los clientes y nos besábamos como niños escondidos de sus padres. La noche termino, ella estaba rendida y agotada, después de guardar las mesas de la vereda y apilarlas saque una cerveza, dos vasos y nos sentamos en una mesa
- Has trabajado mucho hoy
- Sí, estoy rendida, no sabía que venía tanta gente
- No viene, es por vos que empezaron a venir
- No mentira, seguro es por otra cosa
- Realmente, no viene nunca tanta gente, algunos según vi pasaban y cuando te vieron se paraban a tomar algo
- Jaja, te levante el negocio
- Más que eso me levantas
Terminamos la cerveza y nos fuimos, ella se durmió en el camino, al llegar no quería despertarla, así que la lleve en brazos hasta nuestra cama, le quite las zapatillas y me acosté junto a ella, sintiendo su respiración y disfrutando del olor de su piel.

4 comentarios - Una historia para contar (parte IV)

pablo31ro
excelente. esperamos la 5 parte y que os personajes ya sean reales o en ficcion hayan encontrado tanta paz
MrSinister
buen relato grax por compartir
masitasexxx
Buen relato...muy caliente!!!
van puntos.
princess_8
buenísimo el relato! Siga así don Antonio! Besos Una historia para contar (parte IV)