Gracias a la gente de P! que leyeron mi relato anterior y lo recomendaron, como dije continuaremos con la historia de Antonio y Yanina, aunque es algo largo espero les guste
Soy Antonio, ya me describí anteriormente y no me gusta andar repitiendo, de lo único que no me canso nunca es de Yanina, mi amada inquilina de habitación, mi musa para los días nublados y todo lo bello que me ha pasado en estos años. Días después de que se mudara a mi casa, después de ir a buscar sus escasas pertenencia, una valija como de 100 kg en ropa, un bolso de mano que según ella tenía su maquillaje, un mueble viejo que trajo de su provincia y un retrato de ella con sus padres y alguien más, un muchacho que al momento de preguntarle quien era ella me dijo que ya no importaba, no quiso darme más explicaciones, eso me quedo picando. Esos días no nos dio mucho tiempo para conocernos, ella se mudó conmigo un día lunes feriado, y los dos terminamos muy cansados debido a la mudanza, el resto de la semana, con el trabajo y otros temas, no tuvimos mucho tiempo para conocernos, yo llegaba a casa cansado al anochecer, ella hacia los quehaceres y estudiaba, cocina como fuera una chef profesional, y sus platos son deliciosos, cenábamos y conversábamos contándonos nuestras vidas y nos quedábamos viendo tele sentados en el único sillón que tenemos, hasta casi quedarnos dormidos, y finalmente nos íbamos a dormir, y si dirán ustedes este viejo se la partió una vez y con eso se compró una sirvienta, pues no señores cada día que pasaba me estaba matando lentamente el verla y no besarla, el no poder tomarla en mis brazos y llevarla a mi cama para hacerle el amor, pero soy un tipo así medio hecho a la antigua.
El día sábado siguiente como es costumbre mía me levanté temprano y salí a dar una vuelta en bicicleta, todo tranqui, al volver a eso de las 10 de la mañana, ella continuaba durmiendo, le prepare un desayuno rápido, un café con leche, un vaso de jugo de naranja natural, unas medialunas que había comprado cuando volvía en la bici, y una flor robada a los vecinos, preparado todo se lo lleve a la cama para despertarla, al abrir la puerta despacio me quede en el marco para apreciar aquella belleza que tenía dormida ante mí, era el arte en carne viva, me acerqué hasta el borde de la cama, ella dormía destapada con una remera liviana de color rosa y una bombachita de esas que te tapan la cola del mismo tono, nada parecida a aquel hilo dental con que la vi por primera vez, pero así como estaba era bella, toda desparramada, boca arriba sobre la cama, como quien hace tiempo que duerme solo aprovechando cada rincón para poner el cuerpo, su cabello desparramado sobre la cama daba la sensación de ser un agujero debajo de ella, también note ciertas manchas sospechosas en las sabanas. La desperté con un:
- Buen día a levantarse que ya es tarde – parezco padre ya lo sé pero me crié así
Ella comenzando a desperezarse abre sus ojos y los dirige lentamente hacia mí, una ráfaga de calor me recorrió el cuerpo mientras ella depositaba sus ojos en los míos,
- Buen día - me contesta – Que hora es? No es sábado?
- Sí, pero hoy es el primer sábado que estas en mi casa y quiero que lo aprovechemos el mayor tiempo posible para conocernos mejor,
- Y por eso el desayuno
- Por eso y porque sos una excelente inquilina que mantiene la casa en orden, te aseguro que esta casa nunca estuvo tan limpia
- Gracias, y la flor?
- La flor? Es por nosotros y más que nada por tu hermosura, que le gana con mucha ventaja a esta pobre flor.
- Ha bueno gracias - me dijo con una sonrisa que me paralizo el corazón - nunca me han traído el desayuno a la cama y no me esperaba tampoco que sea de parte de alguien a quien apenas conozco con una flor y todo.
- Pero eso lo estamos arreglando, ya te conté casi toda mi vida en estos días y creo que vos me contaste por lo menos lo más necesario pero tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos en profundidad.
Dicho esto y algunos comentarios de que el café se iba a enfriar y otras cosas, le pase la bandeja para que desayunara, terminado el desayuno al cual yo me quede para aprovechar y conversar, le retiré la bandeja y me pidió que la excusara para ella poder vestirse
- Por mi podes andar así acá adentro si quieres
- No está bien, ya sabemos cómo termino la última vez
- Y acaso no te gustó?
- Claro que sí, pero primero tenemos que conocernos mejor
La verdad no entiendo a las mujeres, si fue ella la que me provoco esa vez y apenas nos habíamos dicho algo, pero bueno así se van dando las cosas.
Pasamos todo el día conociéndonos y preguntándonos cosas, con más de un roce, una tocadita, o algún comentario en doble y hasta en un solo sentido, el sentido del amor claro. Llegada la tarde yo ya estaba totalmente perdido con esos ojos color del cielo del campo en un día de pleno sol, más enamorado en un día en que solo había hablado con ella como no estuve sumando todos los días antes de conocerla. Después de unos mates mientras conversábamos de ya no sé qué cosa, me levante a poner agua, sentía como sus ojos me pegaban en la nuca, eso debe significar algo pensé, me voltee y fue como si un relámpago estallara en el momento que nuestras miradas se encontraron, el comedor parecía haberse detenido en el tiempo y ni siquiera el aire fuera capaz de moverse, me devolví, me arrodille ante ella, sin que nuestras miradas se separaran ni un instante, le tome las manos, que estaban sudando casi igual que las mías, fui llevando mis manos por sus suaves brazos lentamente hasta su cuello, que acaricie levemente, luego tome su cara con dulzura a la llevé hasta que nuestras narices se tocaran, sus ojos fijos en los míos y mis ojos fijos en los de ella. Ella inclino un poco su cabeza y llevo sus labios hasta tocar los míos, el mejor beso de toda mi vida fue aquel que tuvimos con Yanina el día que teníamos para conocernos, fue de sos que no podes explicar con palabras, ese que se siente en los labios recorre toda tu cabeza y te estremece el cuerpo, yo sentía que Yanina lo sentía igual, sentía como su cuerpo temblaba suavemente entre mis manos que había bajado inconscientemente hasta sus hombros, no sé cuánto duro ese beso, para mí fue toda una eternidad, cuando terminó, sentí como una parte de mí se iba con Yanina, y algo de ella estaba conmigo, nos quedamos mirando otro instante sin decir nada, sin mover un musculo. La tome de la mano y la levante del sillón, puse mis manos en su cintura y la acerque lentamente, ella dejándose llevar y nuestras miradas encontradas en todo momento, otro beso apasionado y nuestra respiración detenida durante todo el beso, comencé a correr mi boca, bese sus mejillas y fui bajando hasta su cuello dando pequeños besos sin abrir mucho mi boca, ella levanto su mano de mi cintura y la llevo hasta mi cabeza comenzando a revolver mi pelo, estaba excitada, lista para mí, como lo estaba la vez anterior, pero esta vez no iba a ser solo una cogida, no sería algo especial, que demostrara como me había enamorado de ella en tan poco tiempo, iba hacerle el amor como nunca lo había hecho a nadie y de forma que seguro a ella nunca se lo habían hecho, mi boca se abrió un poco más para dar besos más apasionados a aquel cuello que tenía un aroma delicioso como a flor de manzana y perfume de flores, al sentir mis besos más apasionados en su cuello comenzó a temblar de manera más perceptible
- Estas bien? – pregunte cerca de su oído
- Si, nunca me sentí mejor – respondió con la respiración entrecortada
Continúe saboreando su cuello. Lentamente subí una de mis manos de su cintura, y sin separarla ni un momento de su cuerpo, fui corriendo su remera tomando contacto con su suave y tersa piel, acaricie su espalda que respondía a cada una de mis caricias, volví a juntar mis labios con los suyos y mi mano en su cintura la rodeo para apretarla todavía más a mi cuero si es que se podía, sus pezones se sentían duros a pesar de tener la remera y el corpiño, lentamente mi mano fue subiendo por su espalda, mientras nuestras bocas pasaban del beso a comerse entre ellas, nuestra respiración era muy cortada pasando a ser suaves gemidos de placer, solté su corpiño prendido por detrás con mucha facilidad, y deslicé mi mano hasta sus pechos listos para ser tocados y acariciados por mis manos, un largo gemido salió de su boca cuando mis dedos tocaron su pezón y lo apretaron un poco, separé mi boca solo el tiempo necesario para sacar su remera con corpiño y todo, volví a comerme su boca sin darle tregua y mi mano volvía a acariciar sus pechos, desabroche su pantalón con la mano que tenía libre y lo deje caer, dejándola con una bombacha blanca ya húmeda por los momentos que estábamos pasando, mi mano se movía hacia arriba y abajo lentamente por encima de su mojada bombacha, ella estaba como entregada a mis manos, su mano derecha agarraba fuertemente mis pelos mientras nos comíamos a besos, su mano izquierda en mi cintura no hacia más que seguir el movimiento de mi cuerpo, detuve todo un instante, puse mis manos en sus hombros separándola de mi un paso y contemple esa imagen, el vivo reflejo de la lujuria y la hermosura estaba frente a mis ojos, la hermosura de Yanina en ese momento era incomparable, ella casi toda desnuda con aquella bombacha casi transparente que casi dejaba ver su entrepierna con esos vellitos sobre su conchita, tan deliciosa que me la hubiera comido solo con mi boca, su cara me miraba casi sin entender porque la sujetaba y no continuaba, su boca semiabierta con la lengua casi queriendo salir me llamaba para que continuara, sus ojos azules me rogaban mirándome con una mezcla de locura y deseo, sus brazos caídos a sus costados parecían no saber que sucedía ni cómo reaccionar, su cabello negro caído hacia atrás totalmente suelto la hacía ver mucho más preciosa como si estuviera encuadrada sobre un fondo negro lo que resaltaba su piel blanca, apreté un poco más mis manos y la volví a apretarla contra mi cuerpo, nuestras bocas se reencontraron en un beso por demás apasionado, mis manos retomaron su posición anterior una sobre sus pechos más duros todavía, y la otra a su entrepierna sobre la bombacha blanca toda mojada, con mi boca empecé a bajar por su cuello y sus pechos deleitándome con sus pezones dándole pequeñas mordidas, besándolos, lamiéndolos, sacando de su boca gemidos de placer, mientras con mi mano lentamente deslizaba su bombacha por sus piernas acariciando también sus muslos con el movimiento, continúe bajando con mis besos por su plano estomago en el que sentía suave y delicioso, llegué a su mojada vagina con un beso justo donde comienza, luego baje hasta sus muslos y comencé a besarlos, todo mientras estábamos todavía de pie, con mi lengua saboreaba algo de sus fluidos que empezaban a bajar por su pierna derecha, tomé su cola con mis manos y con un rápido movimiento lleve su concha a mi boca donde mi lengua saboreo su más íntimo ser, su cuerpo se convulsionó y un gemido largo y profundo salió de su boca con su mano en mi cabeza apretando fuertemente mis pelos, sus ojos miraron al cielo y al volver se encontraron con los míos con lo que pude ver su cara de complacida con aquel orgasmo que había provocado mi lengua.
La tome de la mano la bese sin compasión y la lleve a mi cuarto, la acosté sobre mi cama y comencé a desnudarme, ella me miraba desvestirme y yo sentía como me deseaba, al quedar completamente desnudo me recosté junto a ella, ella de un rápido movimiento se colocó sobre mí, me beso apasionadamente y sin restricción llevó su mano hacia mi pene, que estaba más que listo para darle placer a esa hermosa mujer que estaba sobre mí, solo lo manoseo un ratito y luego agachándose y poniendo su cola sobre mis rodillas se curvo y le dio una deliciosa lamida a mi pene comenzando primero por la raíz y deslizando suavemente hasta la punta, ahí se puso a jugar con la punta y su lengua, la lamia le daba besos y de repente de un saque se metió la punta en la boca, sin dejar que su lengua parara de lamerla, era una verdadera experta en el arte de chupar debo confesar, lentamente comenzó a meterse todo mi pene en la boca metiéndosela casi hasta la garganta, yo por mi parte gemía y disfrutaba de aquel espectáculo, cuando se sacó mi pija de su boca en lo que logré abrir mis ojos mire hacia ella y hay estaban sus enormes ojos celeste como 2 luces, nuestras miradas se encontraron nuevamente y el mundo se detuvo nuevamente, ella sin quitar la mirada se metió mi pija nuevamente la boca y yo sentí que me crecía mas todavía en el contacto con su boca y nuestras miradas, ella se ahogó se la saco de la boca y escupió la mezcla de su saliva y mi liquido preseminal, la tome de la cintura y la lleve hasta que su sexo se encontró con el mío, le comí la boca, mientras ella tomaba mi pija y la ponía en la puerta de su vagina, sus labios inferiores estaban totalmente mojados y calientes, los sentía latir con la cabeza de mi pene, se fueron abriendo y engullendo la cabeza, su gemido ahogado por nuestro beso le hizo temblar todo el cuerpo, con suaves movimientos de mis manos yo la subía y bajaba enterrando un poco más a medida que bajaba, ella se enderezó, detuvo el ensarte, nuestras miradas siempre encontradas, con la mitad del tronco aun sin entrar, solo mirándonos, y de repente se soltó de mis manos que la mantenían sujetas, enterrándose de una todo el pedazo de poronga que aún no entraba, fue como mandarme a la luna y traerme devuelta, el grito que pego ella unido a mi gemido de placer al sentir como toda ella se entregaba a mí fue algo maravilloso, toda ella temblaba y yo la sentía, pasado ese instante comenzó a montarme como a un caballito moviéndose hacia adelante, subiendo un poco y bajando nuevamente al retroceder, era la gloria misma sin tener más palabras para agregar, mi boca busco sus pechos recibiéndome sus pezones duros como con alegría que mi lengua los enfriara un poco en aquel ambiente caldeado de sexo, un nuevo orgasmo sacudió su cuerpo y escapo por su boca, derrumbándose sobre mí, jadeando de placer y con todo mi pene en su interior
- Hum… que rico… no me… la saques… nunca… la quiero… adentro… para… siempre – me decía mientras nuestras bocas se comían sin tregua
Cuando se hubo recuperado un poco pero tampoco mucho, la agarre con una mano en la cintura y la otra en su espalda y nos dimos una media vuelta en la cama para quedar yo encima de ella y poder darle yo ahora el placer que aquella hermosura merecía y se había ganado, me levante y separe sus piernas de modo que quedaran en forma de M, acto seguido introduje la punta de mi pene en su más que muy mojada concha, la cual me recibió bien abierta, y como ella había hecho antes la enterré de una y sin compasión
- Haaa… despacio me vas a romper
- Si queres que la saque la saco – decía mientras comenzaba a moverme
- No no la saques, seguí no pares
- No pienso parar
Comencé a moverme lentamente hacia adelante y atrás rítmicamente y con dulzura, sus gemidos eran casi imperceptibles, luego comencé a aumentar la velocidad penetrándola con más ímpetu en cada embestida, sus gemidos aumentaron de tono hasta casi convertirlos en gritos cuando mis enviones para penetrarla fueron de mayor fuerza, me incline sobre ella y la bese como si fuera la última vez que lo fuera a hacer, me comí su boca sin ningún reparo y ella contestaba a mis besos y con su lengua jugaba con la mía, nos mordíamos los labios, las lenguas; éramos más dos animales devorando a su presa que dos personas besándose.
La tome de la cintura y con mi pene a medio meter la di vuelta para que su cola estuviera a mi vista, con mis manos la recorría entera, tomaba sus pechos por entre su cuerpo y la cama y los apretaba con fuerza sacando de su boca fuertes gritos de placer, las llevaba a su cola la que acariciaba con deseo, mis arremetidas contra su vagina hacían sonar nuestros cuerpos al encontrarse, no había sentido tanto placer en mucho muchísimo tiempo, y que aquella hermosa criatura de pelo negro, ojos celestes y piel tersa y blanca, fuera quien me lo daba para mí era lo más bello de todo, la tome de la cintura y con más ímpetu arremetía contra su conchita por demás mojada, tanto que las sabanas de mi cama quedaron todas mojadas de fluido, ya estaba al borde de acabar
- Dios es hermoso, voy a acabar
- Acaba, dale lléname
Así fue que me vine dentro de ella con dos gritos que debieron de escuchar a diez cuadras, uno mío al sentir aquella hermosa sensación en la que el mundo desaparece debido al placer y otro de ella que acabó al sentir mis fluidos llenándola toda por dentro
Me desplome sobre ella con mi pene enterrado y todavía parado en su conchita, sentía como esta latía apretando a mi pene y soltándolo repetidamente, mi semen y sus fluidos corrían entre mi pene y las paredes de su vagina. Al sacar mi pene la mezcla comenzó a correr sin trabas hasta las sabanas por su blanco cuerpo. Nuestras bocas se volvieron a encontrar y nuestras miradas llenas de alegría y deseo consumado quedaron nuevamente encontradas durante unos momentos.
- Creo que llegue al cielo
- Yo también, nunca me habían cogido tan bien
- No va a ser la última vez, eso te lo aseguro
- Lo voy a estar esperando
Los dos largamos unas carcajadas y nos volvimos a besar, creo que de su boca no me canso nunca. Después me fui a bañar para ir al bar, cuando estaba en eso ella entra al baño totalmente desnuda y se mete a la ducha conmigo, nos besamos nuevamente con locura nos tocamos en todas las partes de nuestro cuerpo como si los exploráramos por primera vez, yo la masturbe hasta que alcanzo el orgasmo ahí parada y bajo la lluvia de la ducha, ella se arrodillo y se comió mi pene hasta que su boca se llenó de leche en casi igual cantidad que en la cama, la cual se tragó sin dejar ni una gota, la levante y continuamos besándonos y acariciando nuestro cuerpos sin mediar palabra alguna.
Al salir de la ducha su celular sonaba, era una de sus amigas que la invitaba a salir
- Mis amigas van a juntarse a tomar algo, puede ir con ellas?
- Y porque me preguntas a mí? Si sos vos a la que invitan?
- Y no se creí que tenía que preguntar
- Ha… entonces no, no te dejo salir – dije con una sonrisa y en tono de ironía
- U que malo que sos - me dice con un puchero en esos deliciosos labios
- He no me hagas esos pucheros que me derrito
- Entonces si voy?
- Bueno dale pero volves temprano
- Hu bueno
Al rato ya listo para irnos sale de su habitación con unos jeans elastizados bien apretados a su muy bien moldeado cuerpo, dejando notar que llevaba una tanga que se perdía en su más que llamativa cola, una remerita, aun mas apretada que hacia saltar sus pechos y marcar el diminuto sostén que los sujetaba. El maquillaje hacia resaltar más sus celestes ojos cielo profundo y su boca de rojo parecía saltar buscando una boca donde posarse
- Dios así vas a darle un infarto a todo el que te mire, te van a mirar desde una cuadra
- No seas exagerado
- No enserio, si seguro provocas un accidente cuando se den vuelta a mirarte
- Mirarme qué? Este culo? – dándose una media vuelta mostrando todo el esplendor de esa cola y mirándome con picardía
- Si ese mismo que si me lo dejas así más tiempo te lo como entero
- Hay no, mejor vamos que es tarde
Nos fuimos al bar, lo abrí como siempre y como siempre la misma clientela cayó casi como siempre a la misma hora. Y como siempre a las 11 llegó el grupito de chicas entre 20 y 25 amigas de Yanina, y cuando llegaron ella se fue con ellas a la misma mesa que se sentaron aquella ocasión en que empezó todo, al fijarme en ellas pude apreciar que si bien Yanina es un ángel y la más hermosa de ellas y no es solo porque esté con ella, ninguna de las otras tres era para despreciar, todas con unos buenos pechos , unas colas bien llamativas con minis o pantalones que lo demostraban, pelo lacio y carita para poner de portarretrato, una de ellas destacaba un poco más que las otras dos, rubia, con ojos de almendra y boca de labios gruesos, todo un gato, tenía pinta que le gustaba la joda, sus pechos más grandes que los de Yanina peleaban por salir de un top negro sin sostén, con un poco menos de cola que Yanina, el pantalón blanco que llevaba y su tanga roja que traslucía anunciaban que tenía varias andadas, era la que le gritaba cosas a los muchachos que pasaban y le decían cosas o se paraban a preguntarles algo. Al llevarles una cerveza la cual fue cortesía de la casa:
- Don Antonio la deja ir a Yanina con nosotras? – pregunta la rubia
- Y porque me preguntan a mí?
- Y porque como ella vive en su casa a lo mejor le molesta que salga
- No para nada, si no soy el dueño de ella solo de la casa y ella tiene llave, y no me digan don que no soy tan viejo
- Si pero así suena más lindo – me dice con un guiño de ojo
- Si me espera vengo cuando cierre el bar y nos vamos juntos así no tengo que andar en remis - me dice Yanina
- Dale vos sabes que cierro tarde y me quedo adentro un rato mas
- Listo entonces esta perra se va con nosotras – termina la conversación la rubia
Al rato de terminar la cerveza se van a bailar, al rato llega un mensaje de texto a mi celular de Yanina:
- No serás mi dueño pero yo soy tuya en cuerpo y alma
Eso me erizo más que el bello de la piel, y toda la noche que transcurrió sin nada que contar la pase con una sonrisa de oreja a oreja y regalando algunos tragos a la clientela.
Al cerrar abrí la cerveza como todas la noches y me senté a tomarla en la barra esperando a que mi ángel de ojos celestes acudiera a mí. Al llegar ella no me miraba tenía la cabeza media gacha y los ojos rojos al parecer de llorar
- Que pasa estas bien?
- Nada, solo me quiero ir, vamos
- Está bien si no me queres contar ahora, pero algo te pasa
- No nada enserio, quiero irme a dormir
Nos fuimos, en el auto tenía la mirada ausente hacia el costado del camino y no dijo palabra alguna hasta nuestra casa
- Hasta mañana – fue todo lo que dijo
- Para, algo te pasa ven hablemos
- No, no quiero hablar y menos con vos
Sentí como un puñal que me corto al medio no pude dormir esa noche pensando en que lo malo que le podría haber hecho.
Soy Antonio, ya me describí anteriormente y no me gusta andar repitiendo, de lo único que no me canso nunca es de Yanina, mi amada inquilina de habitación, mi musa para los días nublados y todo lo bello que me ha pasado en estos años. Días después de que se mudara a mi casa, después de ir a buscar sus escasas pertenencia, una valija como de 100 kg en ropa, un bolso de mano que según ella tenía su maquillaje, un mueble viejo que trajo de su provincia y un retrato de ella con sus padres y alguien más, un muchacho que al momento de preguntarle quien era ella me dijo que ya no importaba, no quiso darme más explicaciones, eso me quedo picando. Esos días no nos dio mucho tiempo para conocernos, ella se mudó conmigo un día lunes feriado, y los dos terminamos muy cansados debido a la mudanza, el resto de la semana, con el trabajo y otros temas, no tuvimos mucho tiempo para conocernos, yo llegaba a casa cansado al anochecer, ella hacia los quehaceres y estudiaba, cocina como fuera una chef profesional, y sus platos son deliciosos, cenábamos y conversábamos contándonos nuestras vidas y nos quedábamos viendo tele sentados en el único sillón que tenemos, hasta casi quedarnos dormidos, y finalmente nos íbamos a dormir, y si dirán ustedes este viejo se la partió una vez y con eso se compró una sirvienta, pues no señores cada día que pasaba me estaba matando lentamente el verla y no besarla, el no poder tomarla en mis brazos y llevarla a mi cama para hacerle el amor, pero soy un tipo así medio hecho a la antigua.
El día sábado siguiente como es costumbre mía me levanté temprano y salí a dar una vuelta en bicicleta, todo tranqui, al volver a eso de las 10 de la mañana, ella continuaba durmiendo, le prepare un desayuno rápido, un café con leche, un vaso de jugo de naranja natural, unas medialunas que había comprado cuando volvía en la bici, y una flor robada a los vecinos, preparado todo se lo lleve a la cama para despertarla, al abrir la puerta despacio me quede en el marco para apreciar aquella belleza que tenía dormida ante mí, era el arte en carne viva, me acerqué hasta el borde de la cama, ella dormía destapada con una remera liviana de color rosa y una bombachita de esas que te tapan la cola del mismo tono, nada parecida a aquel hilo dental con que la vi por primera vez, pero así como estaba era bella, toda desparramada, boca arriba sobre la cama, como quien hace tiempo que duerme solo aprovechando cada rincón para poner el cuerpo, su cabello desparramado sobre la cama daba la sensación de ser un agujero debajo de ella, también note ciertas manchas sospechosas en las sabanas. La desperté con un:
- Buen día a levantarse que ya es tarde – parezco padre ya lo sé pero me crié así
Ella comenzando a desperezarse abre sus ojos y los dirige lentamente hacia mí, una ráfaga de calor me recorrió el cuerpo mientras ella depositaba sus ojos en los míos,
- Buen día - me contesta – Que hora es? No es sábado?
- Sí, pero hoy es el primer sábado que estas en mi casa y quiero que lo aprovechemos el mayor tiempo posible para conocernos mejor,
- Y por eso el desayuno
- Por eso y porque sos una excelente inquilina que mantiene la casa en orden, te aseguro que esta casa nunca estuvo tan limpia
- Gracias, y la flor?
- La flor? Es por nosotros y más que nada por tu hermosura, que le gana con mucha ventaja a esta pobre flor.
- Ha bueno gracias - me dijo con una sonrisa que me paralizo el corazón - nunca me han traído el desayuno a la cama y no me esperaba tampoco que sea de parte de alguien a quien apenas conozco con una flor y todo.
- Pero eso lo estamos arreglando, ya te conté casi toda mi vida en estos días y creo que vos me contaste por lo menos lo más necesario pero tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos en profundidad.
Dicho esto y algunos comentarios de que el café se iba a enfriar y otras cosas, le pase la bandeja para que desayunara, terminado el desayuno al cual yo me quede para aprovechar y conversar, le retiré la bandeja y me pidió que la excusara para ella poder vestirse
- Por mi podes andar así acá adentro si quieres
- No está bien, ya sabemos cómo termino la última vez
- Y acaso no te gustó?
- Claro que sí, pero primero tenemos que conocernos mejor
La verdad no entiendo a las mujeres, si fue ella la que me provoco esa vez y apenas nos habíamos dicho algo, pero bueno así se van dando las cosas.
Pasamos todo el día conociéndonos y preguntándonos cosas, con más de un roce, una tocadita, o algún comentario en doble y hasta en un solo sentido, el sentido del amor claro. Llegada la tarde yo ya estaba totalmente perdido con esos ojos color del cielo del campo en un día de pleno sol, más enamorado en un día en que solo había hablado con ella como no estuve sumando todos los días antes de conocerla. Después de unos mates mientras conversábamos de ya no sé qué cosa, me levante a poner agua, sentía como sus ojos me pegaban en la nuca, eso debe significar algo pensé, me voltee y fue como si un relámpago estallara en el momento que nuestras miradas se encontraron, el comedor parecía haberse detenido en el tiempo y ni siquiera el aire fuera capaz de moverse, me devolví, me arrodille ante ella, sin que nuestras miradas se separaran ni un instante, le tome las manos, que estaban sudando casi igual que las mías, fui llevando mis manos por sus suaves brazos lentamente hasta su cuello, que acaricie levemente, luego tome su cara con dulzura a la llevé hasta que nuestras narices se tocaran, sus ojos fijos en los míos y mis ojos fijos en los de ella. Ella inclino un poco su cabeza y llevo sus labios hasta tocar los míos, el mejor beso de toda mi vida fue aquel que tuvimos con Yanina el día que teníamos para conocernos, fue de sos que no podes explicar con palabras, ese que se siente en los labios recorre toda tu cabeza y te estremece el cuerpo, yo sentía que Yanina lo sentía igual, sentía como su cuerpo temblaba suavemente entre mis manos que había bajado inconscientemente hasta sus hombros, no sé cuánto duro ese beso, para mí fue toda una eternidad, cuando terminó, sentí como una parte de mí se iba con Yanina, y algo de ella estaba conmigo, nos quedamos mirando otro instante sin decir nada, sin mover un musculo. La tome de la mano y la levante del sillón, puse mis manos en su cintura y la acerque lentamente, ella dejándose llevar y nuestras miradas encontradas en todo momento, otro beso apasionado y nuestra respiración detenida durante todo el beso, comencé a correr mi boca, bese sus mejillas y fui bajando hasta su cuello dando pequeños besos sin abrir mucho mi boca, ella levanto su mano de mi cintura y la llevo hasta mi cabeza comenzando a revolver mi pelo, estaba excitada, lista para mí, como lo estaba la vez anterior, pero esta vez no iba a ser solo una cogida, no sería algo especial, que demostrara como me había enamorado de ella en tan poco tiempo, iba hacerle el amor como nunca lo había hecho a nadie y de forma que seguro a ella nunca se lo habían hecho, mi boca se abrió un poco más para dar besos más apasionados a aquel cuello que tenía un aroma delicioso como a flor de manzana y perfume de flores, al sentir mis besos más apasionados en su cuello comenzó a temblar de manera más perceptible
- Estas bien? – pregunte cerca de su oído
- Si, nunca me sentí mejor – respondió con la respiración entrecortada
Continúe saboreando su cuello. Lentamente subí una de mis manos de su cintura, y sin separarla ni un momento de su cuerpo, fui corriendo su remera tomando contacto con su suave y tersa piel, acaricie su espalda que respondía a cada una de mis caricias, volví a juntar mis labios con los suyos y mi mano en su cintura la rodeo para apretarla todavía más a mi cuero si es que se podía, sus pezones se sentían duros a pesar de tener la remera y el corpiño, lentamente mi mano fue subiendo por su espalda, mientras nuestras bocas pasaban del beso a comerse entre ellas, nuestra respiración era muy cortada pasando a ser suaves gemidos de placer, solté su corpiño prendido por detrás con mucha facilidad, y deslicé mi mano hasta sus pechos listos para ser tocados y acariciados por mis manos, un largo gemido salió de su boca cuando mis dedos tocaron su pezón y lo apretaron un poco, separé mi boca solo el tiempo necesario para sacar su remera con corpiño y todo, volví a comerme su boca sin darle tregua y mi mano volvía a acariciar sus pechos, desabroche su pantalón con la mano que tenía libre y lo deje caer, dejándola con una bombacha blanca ya húmeda por los momentos que estábamos pasando, mi mano se movía hacia arriba y abajo lentamente por encima de su mojada bombacha, ella estaba como entregada a mis manos, su mano derecha agarraba fuertemente mis pelos mientras nos comíamos a besos, su mano izquierda en mi cintura no hacia más que seguir el movimiento de mi cuerpo, detuve todo un instante, puse mis manos en sus hombros separándola de mi un paso y contemple esa imagen, el vivo reflejo de la lujuria y la hermosura estaba frente a mis ojos, la hermosura de Yanina en ese momento era incomparable, ella casi toda desnuda con aquella bombacha casi transparente que casi dejaba ver su entrepierna con esos vellitos sobre su conchita, tan deliciosa que me la hubiera comido solo con mi boca, su cara me miraba casi sin entender porque la sujetaba y no continuaba, su boca semiabierta con la lengua casi queriendo salir me llamaba para que continuara, sus ojos azules me rogaban mirándome con una mezcla de locura y deseo, sus brazos caídos a sus costados parecían no saber que sucedía ni cómo reaccionar, su cabello negro caído hacia atrás totalmente suelto la hacía ver mucho más preciosa como si estuviera encuadrada sobre un fondo negro lo que resaltaba su piel blanca, apreté un poco más mis manos y la volví a apretarla contra mi cuerpo, nuestras bocas se reencontraron en un beso por demás apasionado, mis manos retomaron su posición anterior una sobre sus pechos más duros todavía, y la otra a su entrepierna sobre la bombacha blanca toda mojada, con mi boca empecé a bajar por su cuello y sus pechos deleitándome con sus pezones dándole pequeñas mordidas, besándolos, lamiéndolos, sacando de su boca gemidos de placer, mientras con mi mano lentamente deslizaba su bombacha por sus piernas acariciando también sus muslos con el movimiento, continúe bajando con mis besos por su plano estomago en el que sentía suave y delicioso, llegué a su mojada vagina con un beso justo donde comienza, luego baje hasta sus muslos y comencé a besarlos, todo mientras estábamos todavía de pie, con mi lengua saboreaba algo de sus fluidos que empezaban a bajar por su pierna derecha, tomé su cola con mis manos y con un rápido movimiento lleve su concha a mi boca donde mi lengua saboreo su más íntimo ser, su cuerpo se convulsionó y un gemido largo y profundo salió de su boca con su mano en mi cabeza apretando fuertemente mis pelos, sus ojos miraron al cielo y al volver se encontraron con los míos con lo que pude ver su cara de complacida con aquel orgasmo que había provocado mi lengua.
La tome de la mano la bese sin compasión y la lleve a mi cuarto, la acosté sobre mi cama y comencé a desnudarme, ella me miraba desvestirme y yo sentía como me deseaba, al quedar completamente desnudo me recosté junto a ella, ella de un rápido movimiento se colocó sobre mí, me beso apasionadamente y sin restricción llevó su mano hacia mi pene, que estaba más que listo para darle placer a esa hermosa mujer que estaba sobre mí, solo lo manoseo un ratito y luego agachándose y poniendo su cola sobre mis rodillas se curvo y le dio una deliciosa lamida a mi pene comenzando primero por la raíz y deslizando suavemente hasta la punta, ahí se puso a jugar con la punta y su lengua, la lamia le daba besos y de repente de un saque se metió la punta en la boca, sin dejar que su lengua parara de lamerla, era una verdadera experta en el arte de chupar debo confesar, lentamente comenzó a meterse todo mi pene en la boca metiéndosela casi hasta la garganta, yo por mi parte gemía y disfrutaba de aquel espectáculo, cuando se sacó mi pija de su boca en lo que logré abrir mis ojos mire hacia ella y hay estaban sus enormes ojos celeste como 2 luces, nuestras miradas se encontraron nuevamente y el mundo se detuvo nuevamente, ella sin quitar la mirada se metió mi pija nuevamente la boca y yo sentí que me crecía mas todavía en el contacto con su boca y nuestras miradas, ella se ahogó se la saco de la boca y escupió la mezcla de su saliva y mi liquido preseminal, la tome de la cintura y la lleve hasta que su sexo se encontró con el mío, le comí la boca, mientras ella tomaba mi pija y la ponía en la puerta de su vagina, sus labios inferiores estaban totalmente mojados y calientes, los sentía latir con la cabeza de mi pene, se fueron abriendo y engullendo la cabeza, su gemido ahogado por nuestro beso le hizo temblar todo el cuerpo, con suaves movimientos de mis manos yo la subía y bajaba enterrando un poco más a medida que bajaba, ella se enderezó, detuvo el ensarte, nuestras miradas siempre encontradas, con la mitad del tronco aun sin entrar, solo mirándonos, y de repente se soltó de mis manos que la mantenían sujetas, enterrándose de una todo el pedazo de poronga que aún no entraba, fue como mandarme a la luna y traerme devuelta, el grito que pego ella unido a mi gemido de placer al sentir como toda ella se entregaba a mí fue algo maravilloso, toda ella temblaba y yo la sentía, pasado ese instante comenzó a montarme como a un caballito moviéndose hacia adelante, subiendo un poco y bajando nuevamente al retroceder, era la gloria misma sin tener más palabras para agregar, mi boca busco sus pechos recibiéndome sus pezones duros como con alegría que mi lengua los enfriara un poco en aquel ambiente caldeado de sexo, un nuevo orgasmo sacudió su cuerpo y escapo por su boca, derrumbándose sobre mí, jadeando de placer y con todo mi pene en su interior
- Hum… que rico… no me… la saques… nunca… la quiero… adentro… para… siempre – me decía mientras nuestras bocas se comían sin tregua
Cuando se hubo recuperado un poco pero tampoco mucho, la agarre con una mano en la cintura y la otra en su espalda y nos dimos una media vuelta en la cama para quedar yo encima de ella y poder darle yo ahora el placer que aquella hermosura merecía y se había ganado, me levante y separe sus piernas de modo que quedaran en forma de M, acto seguido introduje la punta de mi pene en su más que muy mojada concha, la cual me recibió bien abierta, y como ella había hecho antes la enterré de una y sin compasión
- Haaa… despacio me vas a romper
- Si queres que la saque la saco – decía mientras comenzaba a moverme
- No no la saques, seguí no pares
- No pienso parar
Comencé a moverme lentamente hacia adelante y atrás rítmicamente y con dulzura, sus gemidos eran casi imperceptibles, luego comencé a aumentar la velocidad penetrándola con más ímpetu en cada embestida, sus gemidos aumentaron de tono hasta casi convertirlos en gritos cuando mis enviones para penetrarla fueron de mayor fuerza, me incline sobre ella y la bese como si fuera la última vez que lo fuera a hacer, me comí su boca sin ningún reparo y ella contestaba a mis besos y con su lengua jugaba con la mía, nos mordíamos los labios, las lenguas; éramos más dos animales devorando a su presa que dos personas besándose.
La tome de la cintura y con mi pene a medio meter la di vuelta para que su cola estuviera a mi vista, con mis manos la recorría entera, tomaba sus pechos por entre su cuerpo y la cama y los apretaba con fuerza sacando de su boca fuertes gritos de placer, las llevaba a su cola la que acariciaba con deseo, mis arremetidas contra su vagina hacían sonar nuestros cuerpos al encontrarse, no había sentido tanto placer en mucho muchísimo tiempo, y que aquella hermosa criatura de pelo negro, ojos celestes y piel tersa y blanca, fuera quien me lo daba para mí era lo más bello de todo, la tome de la cintura y con más ímpetu arremetía contra su conchita por demás mojada, tanto que las sabanas de mi cama quedaron todas mojadas de fluido, ya estaba al borde de acabar
- Dios es hermoso, voy a acabar
- Acaba, dale lléname
Así fue que me vine dentro de ella con dos gritos que debieron de escuchar a diez cuadras, uno mío al sentir aquella hermosa sensación en la que el mundo desaparece debido al placer y otro de ella que acabó al sentir mis fluidos llenándola toda por dentro
Me desplome sobre ella con mi pene enterrado y todavía parado en su conchita, sentía como esta latía apretando a mi pene y soltándolo repetidamente, mi semen y sus fluidos corrían entre mi pene y las paredes de su vagina. Al sacar mi pene la mezcla comenzó a correr sin trabas hasta las sabanas por su blanco cuerpo. Nuestras bocas se volvieron a encontrar y nuestras miradas llenas de alegría y deseo consumado quedaron nuevamente encontradas durante unos momentos.
- Creo que llegue al cielo
- Yo también, nunca me habían cogido tan bien
- No va a ser la última vez, eso te lo aseguro
- Lo voy a estar esperando
Los dos largamos unas carcajadas y nos volvimos a besar, creo que de su boca no me canso nunca. Después me fui a bañar para ir al bar, cuando estaba en eso ella entra al baño totalmente desnuda y se mete a la ducha conmigo, nos besamos nuevamente con locura nos tocamos en todas las partes de nuestro cuerpo como si los exploráramos por primera vez, yo la masturbe hasta que alcanzo el orgasmo ahí parada y bajo la lluvia de la ducha, ella se arrodillo y se comió mi pene hasta que su boca se llenó de leche en casi igual cantidad que en la cama, la cual se tragó sin dejar ni una gota, la levante y continuamos besándonos y acariciando nuestro cuerpos sin mediar palabra alguna.
Al salir de la ducha su celular sonaba, era una de sus amigas que la invitaba a salir
- Mis amigas van a juntarse a tomar algo, puede ir con ellas?
- Y porque me preguntas a mí? Si sos vos a la que invitan?
- Y no se creí que tenía que preguntar
- Ha… entonces no, no te dejo salir – dije con una sonrisa y en tono de ironía
- U que malo que sos - me dice con un puchero en esos deliciosos labios
- He no me hagas esos pucheros que me derrito
- Entonces si voy?
- Bueno dale pero volves temprano
- Hu bueno
Al rato ya listo para irnos sale de su habitación con unos jeans elastizados bien apretados a su muy bien moldeado cuerpo, dejando notar que llevaba una tanga que se perdía en su más que llamativa cola, una remerita, aun mas apretada que hacia saltar sus pechos y marcar el diminuto sostén que los sujetaba. El maquillaje hacia resaltar más sus celestes ojos cielo profundo y su boca de rojo parecía saltar buscando una boca donde posarse
- Dios así vas a darle un infarto a todo el que te mire, te van a mirar desde una cuadra
- No seas exagerado
- No enserio, si seguro provocas un accidente cuando se den vuelta a mirarte
- Mirarme qué? Este culo? – dándose una media vuelta mostrando todo el esplendor de esa cola y mirándome con picardía
- Si ese mismo que si me lo dejas así más tiempo te lo como entero
- Hay no, mejor vamos que es tarde
Nos fuimos al bar, lo abrí como siempre y como siempre la misma clientela cayó casi como siempre a la misma hora. Y como siempre a las 11 llegó el grupito de chicas entre 20 y 25 amigas de Yanina, y cuando llegaron ella se fue con ellas a la misma mesa que se sentaron aquella ocasión en que empezó todo, al fijarme en ellas pude apreciar que si bien Yanina es un ángel y la más hermosa de ellas y no es solo porque esté con ella, ninguna de las otras tres era para despreciar, todas con unos buenos pechos , unas colas bien llamativas con minis o pantalones que lo demostraban, pelo lacio y carita para poner de portarretrato, una de ellas destacaba un poco más que las otras dos, rubia, con ojos de almendra y boca de labios gruesos, todo un gato, tenía pinta que le gustaba la joda, sus pechos más grandes que los de Yanina peleaban por salir de un top negro sin sostén, con un poco menos de cola que Yanina, el pantalón blanco que llevaba y su tanga roja que traslucía anunciaban que tenía varias andadas, era la que le gritaba cosas a los muchachos que pasaban y le decían cosas o se paraban a preguntarles algo. Al llevarles una cerveza la cual fue cortesía de la casa:
- Don Antonio la deja ir a Yanina con nosotras? – pregunta la rubia
- Y porque me preguntan a mí?
- Y porque como ella vive en su casa a lo mejor le molesta que salga
- No para nada, si no soy el dueño de ella solo de la casa y ella tiene llave, y no me digan don que no soy tan viejo
- Si pero así suena más lindo – me dice con un guiño de ojo
- Si me espera vengo cuando cierre el bar y nos vamos juntos así no tengo que andar en remis - me dice Yanina
- Dale vos sabes que cierro tarde y me quedo adentro un rato mas
- Listo entonces esta perra se va con nosotras – termina la conversación la rubia
Al rato de terminar la cerveza se van a bailar, al rato llega un mensaje de texto a mi celular de Yanina:
- No serás mi dueño pero yo soy tuya en cuerpo y alma
Eso me erizo más que el bello de la piel, y toda la noche que transcurrió sin nada que contar la pase con una sonrisa de oreja a oreja y regalando algunos tragos a la clientela.
Al cerrar abrí la cerveza como todas la noches y me senté a tomarla en la barra esperando a que mi ángel de ojos celestes acudiera a mí. Al llegar ella no me miraba tenía la cabeza media gacha y los ojos rojos al parecer de llorar
- Que pasa estas bien?
- Nada, solo me quiero ir, vamos
- Está bien si no me queres contar ahora, pero algo te pasa
- No nada enserio, quiero irme a dormir
Nos fuimos, en el auto tenía la mirada ausente hacia el costado del camino y no dijo palabra alguna hasta nuestra casa
- Hasta mañana – fue todo lo que dijo
- Para, algo te pasa ven hablemos
- No, no quiero hablar y menos con vos
Sentí como un puñal que me corto al medio no pude dormir esa noche pensando en que lo malo que le podría haber hecho.
1 comentarios - uan historia para contar (parte II)