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Es lindo reir último ( final)

Pero a medida que se acercaba la hora, los pensamientos de Carina se confundían más y mas. Era cierto que Ramón no había demostrado ningún interés en ella , pero ¿ Por qué? ¿ No era lo suficientemente atractiva para él? Ni siquiera la había mirado. Ningún hombre, cuando ella pasaba resistía el desnudarla con la mirada. ¿ Porqué Ramón era la excepción? ¿ Sería cierto que no tenía éxito con las mujeres o era que no le interesaban?
Sin darse cuenta, a las 2 de la tarde se bañó y aprovechando que tenía que ir al gimnasio, se vistió con unos pantalones cortos y ajustados que apenas cubrían sus nalgas, y una sudadera corta que dejaba su ombligo al aire y bajo la cual no se puso sostén. La punta de sus pezones presionaban la tela, y máxime cuando se dio cuenta que estaba mojada y excitada. Sus pezones estaban duros como piedras. Miraba el reloj y los minutos no pasaban. Pasaron las 3 y por un segundo pensó que no iba a venir, lo que la desilusionó. Pero 3 y 10 sonó el timbre de la puerta. Se dominó para no correr hacia la puerta y tranquilizarse. Llegó, tomó el picaporte, respiró profundo y abrió. Ramón, impecablemente vestido con un traje de marca, atravesó el umbral.
- Carina, disculpa que te moleste, pero necesito mis documentos. Me dijo Carlos que tenías que salir, así que no te robo tu tiempo, dijo mientras la besaba en la mejilla. El temblor ahora fue evidente en ella. Solo Ramón parecía no haberlo notado.
- Pasa, pasa, y no le hagas caso a mi marido. Tengo tiempo todavía. Toma asiento que voy a buscarlos.
Mientras Ramón se sentaba en el sofá, Carina subió las escaleras, intencionalmente muy despacio. Quería que el observara en detalle su cuerpo. Cuando llegó arriba se dio vuelta y vio con sorpresa que Ramón estaba hojeando una revista. No la había mirado. Confusa y despechada, tomó los documentos y bajó furiosa.
- Aquí tienes, le dijo conteniéndose.
- Bueno, gracias, dijo Ramón, dejando la revista. Así que te vas al gimnasio, por lo que veo.
- Si, tres días a la semana me ejercito para mantenerme en forma.
- Eso es bueno, y aparte te favorece, dijo, Carina trató de interpretar algún mensaje oculto en esa frase pero la inocencia que reflejaban los ojos de Ramón la desarmaron.
- ¿ te parece? Dijo poniéndose de pie. Mi marido me dice que me mantengo en forma, pero no puede decir otra cosa. Una opinión de otro hombre puede ser importante, dijo dando unos pasos y girando sobre sí misma. ¿ Te parece que se nota?, repitió sonriendo.
- Por supuesto, mujer, eres muy hermosa, no tengas cuidado. Eres el tipo de mujer que siempre le gustó a Carlos, dijo atento.
- ¿ Y cuál es el tuyo? Le preguntó Carina.
- No tengo tanta experiencia como para tener un tipo. Uno se conforma con lo que consigue, la mayoría de las veces, dijo con una media sonrisa.
- No puedo creer que te falten mujeres, dijo ella.
- Las mujeres nunca han sido mi fuerte.
- Si, Carlos me comentó, pero no se, me pareces muy atractivo, no lo tomes a mal.
- Te agradezco Carina, y se que tu comentario es amable, pero, por ejemplo, nunca soñaría con conseguir una mujer como tú. Eso es para tipos como Carlos.
- Me parece que tienes la autoestima un poco baja. No tienes nada que envidiarle a Carlos y estoy segura que si te lo propones la tendrías. ¿ Quieres tomar algo?
- No quiero incomodarte
- Para nada. ¿ Que prefieres?
- Un café, si no es molestia, pero si me permites ayudarte a prepararlo, dijo Ramón mirándola fijamente a los ojos.
- No hay problemas , dijo Carina, y se levantó mientras Ramón se puso de pie y rápidamente se quitó el saco y la corbata quedando en mangas de camisa. El aroma de su cuerpo, llegó a Carina quien se sintió mareada y excitada.
- No quiero ensuciar mi ropa, si no te molesta, dijo, mientras la seguía a la cocina.
- Haz de cuentas que es tu casa.
Cuando entraron a la cocina, sonó el teléfono en la sala. Carina volvió sobre sus pasos. Ramón se quedó cerca de la puerta escuchando.
- Hola Carlos, dijo Carina mirando furtivamente a la cocina. Si, ya vino Ramón por sus documentos. Si, ya se fue, y yo estaba saliendo para el gimnasio. Si, te llamo cuando regreso, un beso mi amor. Y colgó. ¿ Porqué había mentido? No tenía nada de malo decirle a Carlos que Ramón se quedaría a tomar un café, pero prefirió ocultar que él aún estaba allí. Ramón desde la cocina disfrutaba el momento. Todo estaba preparado. Su venganza había encontrado el día. Rápidamente se dirigió a la mesada y comenzó a trastear con los utensilios.
Carina volvió y se puso a su lado.
- No conozco la cocina y me faltan algunas cosas, por ejemplo el café, dijo Ramón sonriendo. Carina se agachó sin flexionar las rodillas y de la alacena tomó un frasco. Ramón pudo ver de cerca el trasero de ella y ayudó a confirmar su calentura. Era impresionante. Y sería suyo.
Con el café en la mano, paso delante de él y sus cuerpos se rozaron.
- Perdona, dijo Carina
- Yo soy el que estoy fuera de lugar, no tú, dijo Ramón sonriendo. Mejor me siento.
Y se sentó en la mesa de la cocina de frente a ella. Carina ahora sentía los ojos del macho que la recorrían completa. Sentía como agujas que se clavaban en su cuerpo. Sentía que tenía calor y que transpiraba. Sentía como sus pezones se endurecían amenazando con reventar la sudadera. Hacía años que no tenía esa sensación. Se sentía una presa próxima a ser cazada.
Ramón recorría su cuerpo, sabiendo que ella lo notaba. Despacio se iba empalmando, y el bulto se notaba en su pantalón.
Carina vino con los cafés, y de inmediato su mirada fue atraída por ese bulto que se marcaba. Era temible. Dejó los pocillos en la mesa y se sentó. Se la veía acalorada.
- Te hice transpirar, dijo Ramón clavándole la mirada.
- Es que hace calor aquí.
- Si, tienes razón, yo también tengo calor, pero ya me saqué el saco, dijo Ramón.
- Puedes sacarte la camisa, no me molesta, dijo Carina sonrojándose.
Ramón se puso de pie, y lentamente comenzó a desabrocharse la camisa, hasta terminar por quitársela y ponerla en el respaldo de la silla. Luego se colocó detrás de la silla de Carina y apoyó sus manos en sus hombros.
- Tu, en cambio, no estás en condiciones de quitarte demasiada ropa, le dijo comenzando un suave masaje en sus hombros.
Carina cerró los ojos.
- Si, realmente si me sacara algo sería un problema, dijo casi susurrando.
- Yo no tendría problemas, Carina, y eres la mujer de mi mejor amigo, así que es como si fuéramos hermanos, dijo Ramón intensificando su masaje. Despacio sus manos descendieron por los costados del cuerpo de ella, y tomando la sudadera por los bordes la llevó hacia arriba. Carina sin abrir los ojos, levantó sus brazos y la prenda salió fácilmente, quedando desnuda de la cintura para arriba. Ramón volvió a los masajes en los hombros, y de a poco fue avanzando hasta el cuello, rodeandolo con sus manos. Una de sus manos quedó allí y la otra comenzó a bajar hasta llegar a los pezones de Carina, comenzando a pellizcarlos sensualmente. Carina respondío con un suspiro.
- ¿ Estás mas fresca? Preguntó Ramón acercando su boca al oído de ella.
- La verdad que no, contestó Carina.
- Es que todavía tienes mucha ropa. Ponte de pie, le ordenó y ella sin titubear le hizo caso.
Ramón la giró hasta tenerla de frente y tomando los bordes del pantaloncito se agachó llevándoselos hacia abajo. Ella levantó sus pies para facilitar que los retirara. Luego la sentó en la mesa y la obligó a recostar su espalda sobre ella.
Levantó sus piernas colocando sus brazos detrás de sus rodillas, y subiéndolas sobre sus hombros y su cara se hundió en su sexo. Notaba su tanga húmeda, y olía su excitación. Su nariz rozaba sus labios vaginales y Carina contestaba a cada maniobra con un gemido de placer. Una de sus manos separó su tanga y entonces su lengua pudo introducirse en su húmedo sexo. Durante un buen rato su lengua la recorrió lentamente, mientras ella gozaba y gemía. Estaba al borde del orgasmo, pero la experiencia de Ramón servía para impedir que ella llegar al clímax. Y es que la necesitaba totalmente descontrolada.
Por fin, cuando la tuvo al borde del orgasmo se separó de ella, y lentamente comenzó a desnudarse.
Carina abrió los ojos y lo miró, instintivamente su lengua recorrió sus labios, mientras observaba a ese macho que iba descubriendo su cuerpo. Cuando por fin se sacó todo, Carina quedó embelesada de la vara que tenía delante. Era gruesa y larga. Mas que la de su marido que estaba bastante bien equipado. No pudo menos que pensar en lo que sentiría cuando esa herramienta la taladrara, porque sabía que ese era el final de la historia. La iban a coger como había mucho que no la cogían, y ella estaba preparada.
Ramón la tomó de la mano y la llevó escaleras arriba hasta el dormitorio matrimonial. Al entrar Carina intentó resistirse, pero la fuerza del macho la hizo entrar y la arrojó sobre la cama. Luego avanzó sobre su cuerpo y ubicándose sobre sus tetas, le ofreció su verga. Vista de cerca y desde abajo parecía aún mas grande, y casi imposible de abarcar, pero Carina abrió su boca y trató de hacer su mejor esfuerzo, comenzando a chuparla.
- Hace mucho que sueño con este momento, dijo Ramón, y Carina en su calentura no interpretó lo que él decía. No pensó que hacía solo horas que se conocían, y siguió chupando.
Luego de un rato el retrocedió y se ubicó entre sus piernas. Las separó y apoyó su verga entre los labios del sexo de Carina. Ella se quedó tensa, esperando que la penetrara, pero él no tenía apuro.
- ¿ Te ha contado Carlos nuestras épocas de estudiantes? Le dijo mientras frotaba su verga en su cuerpo.
- Siiii, siiiii, pero no hables de Carlos ahora, métemela por favor métemela.
- Ya va, no te preocupes que te la vas a comer toda. Lo que seguramente no te contó es lo que pasó con una de mis novias, no?
- No se de que hablas pero dale avanzá con esa verga, por favor, rogaba Carina.
- Carlitos se cogía a mi novia, sabes?, y en ese momento avanzó unos centímetros clavando firmemente la cabeza de su verga en el sexo de Carina que gimió al sentirse traspasada.
- No sabía, contestó ella más pendiente de lo que sentía allí abajo que de lo que decía Ramón.
- Y ahora yo me voy a coger a su mujercita, dijo avanzando hasta meterle la mitad de su verga. Cuando Carina intentó volver a gemir, Ramón empujó hasta meterle toda la herramienta. El gemido se transformó en un aullido.
- Ahhhhhhh, me partes, me partes, decía Carina, y de inmediato Ramón se adueñó de su boca metiéndole la lengua hasta la garganta mientras comenzaba a bombearla como una máquina bien aceitada.
Durante 10 minutos la serruchó sin parar, lentamente pero de manera profunda, saliendo casi por completo y entrando hasta el fondo, hasta que Carina comenzó a acabar desesperadamente, no una sino varias veces,encadenándose esos orgasmos unos con otros. Nunca la habían cogido así. Nunca se sintió tan mujer. Nunca se sintió tan usada.
- ¿ Te cuidas? Le preguntó a Carina.
- No, porque Carlos no puede tener hijos, le dijo entre orgasmo y orgasmo.
- Mejor entonces, y hundiéndose hasta el fondo comenzó a vaciarse entre gritos y alaridos. Cada grito indicaba un nuevo chorro de semen que la inundaba y ella que en un principio trató de escapar y evitar que la llenaran, con el calor del semen terminó teniendo un último orgasmo mas poderoso que los anteriores y se quedó allí a disposición del macho que se vació a voluntad.
- No, no que puedo quedar preñada, sollozaba
- No hay problema, Carlos comprenderá y va a disfrutar del niño, no te preocupes, dijo cayendo sobre ella totalmente agotado.
Quedaron los dos allí. Ramón salió del cuerpo de Carina y comenzó a besarla cariñosamente en la cara, el cuello, el rostro, las orejas y en la boca,manteniendo a la mujer excitada a pesar de que había acabado unas cuantas veces.
- Ahora te vas a poner en cuatro patas, le dijo
- ¿ Para qué?
- A Carlos le gusta la sodomía, así que me imagino que te encula seguido. Es hora de que sientas una verdadera verga en el culo, vamos hazme caso. Y Carina se colocó como le decía Ramón.
Este comenzó a jugar con su ano. Le introdujo un dedo, luego dos, después arrimó su verga ya dura, y la penetró por la vagina a fin de lubricarla, mientras sus dedos seguían ensanchando su entrada posterior. Por fin, sacó su verga del sexo de Carina y la colocó en posición.
- Vamos abre bien el culo, le ordenó y Carina con sus manos tomo sus cachetes y los separó. Ramón dirigió su herramienta y con un poco de esfuerzo consiguió que la cabeza traspasara el esfinter. Era evidente que la sodomía era habitual ya que el culito de Carina era bastante complaciente, pero las dimensiones de la verga convertían el trabajo en bastante esforzado, hasta que por fin toda la verga encontró su lugar dentro de Carina.
El pistoneo se inició lentamente para que ella se acostumbrara, pero luego de un rato fue tomando velocidad, y luego de unos minutos era un martillo neumático que la partía en mil pedazos. Carina pedía por favor, rogaba, lloraba, pero no había nada que detuviera las maniobras de Ramón quien luego de muchos años se cobraba la traición de Carlos. Para colmo, al ser su segundo polvo, iba a durar mucho, y así fue. Cuando por fin se vació, Carina quedó en posición fetal. Estaba totalmente destruída. Nunca la habían cogido de esa manera. Ramón terminada la tarea se levantó de la cama, se duchó y bajó a vestirse con total tranquilidad. Cuando ya estaba listo para irse, bajó Carina envuelta en una sábana.
- ¿ Volveré a verte? , preguntó
- Por supuesto, nena. Eres muy linda y muy sexy. Carina sonrió.
- Tengo miedo que Carlos se entere.
- No te preocupes. Si se entera y se enoja, te vienes a vivir conmigo, no te preocupes, le dijo, y dándole un beso se fue.
Esa noche Carlos, le preguntó a Carina que había pasado con Ramón. Ella le repitió lo que había dicho, que había pasado solo un minuto.
- A veces me da lástima. Tan buena persona y que sea incapaz de satisfacer a una mujer, dijo mientras comía.
Carina nada dijo.
Al día siguiente, fue Ramón el que invitó a Carlos a tomar un café. Y en esa charla comenzaron a recordar las épocas juveniles.
- Eramos muy buenos amigos, no Carlos?
- Si Ramón. De los mejores.
- Lo que me tenía mal era que tu tuvieras tanto éxito con las mujeres y yo ninguno, pero al menos podía confiar en tu sinceridad, no?, dijo tomando un sorbo de café y mirándolo de reojo.
Carlos empalideció y rápidamente tomó el pocillo y apuro su café.
- Por supuesto Ramón, dijo por fin.
- Y nunca supe si alguna vez te acostaste con mis novias, mientras salían conmigo. Aparte de Fiama, por supuesto, dijo tomando otro sorbo., y mirándolo fijamente
Carlos volvió a ponerse pálido.
- ¿ Fiama? ¿ De qué hablas?
- Los ví, Carlos, esa noche de lluvia, recuerdas? Olvidé mis documentos y tuve que ir a la casa de Fiama. Yo tenía llave, entré y allí estaban.
- No quise burlarme de tí, ni engañarte, simplemente se dio así.
- No Carlos tu te estabas acostando con ella. No fue casual que ella buscara ser mi pareja, y no dijiste nada.
- Pero éramos jóvenes, no pensé en lo que significaba, dijo Carlos tratando de defenderse.
- No eramos tan chicos Carlos, pero no me contestaste. ¿ Con cuántas de mis novias te acostaste?
- Ya pasó. No es importante, dijo Carlos casi en un susurro.
- Por eso mismo, porque no es importante ya, necesito saberlo, insistió Ramón. Y si realmente eres mi amigo, por una vez espero que seas sincero.
- Con varias, Ramón. Pero ellas me buscaban y se regalaban. Yo no podía negarme, te aseguro que más de una vez las rechacé pero volvían y volvían.
- Te entiendo perfectamente Carlos. En esa época no lo entendí, pero las cosas cambian. Sabes, desde hace unos cuantos años que comencé a entender a las mujeres y como conquistarlas y hoy, como a vos en aquella época, me cuesta poco conseguir cualquier mujer, y algunas veces tengo que rechazarlas también.
Carlos lo miró sorprendido.
- Pues me alegro por vos.
- Aparte tu ya estás retirado, no? Casado y enamorado de tu esposa, me imagino que no hay más aventuras, no?
- No, Ramón. Amo a Carina y le soy totalmente fiel.
- Te comprendo y me imaginé tus sentimientos. Por eso traté de rechazar sus insinuaciones, pero al final me dejé llevar, dijo mirándolo serio.
Si antes se había puesto pálido, ahora era un papel.
- No te entiendo, dijo lentamente.
- Que he sido muy bueno con tu mujercita, recordando lo bueno que vos habías sido con mis novias, a las que yo quería realmente, en aquella época. La verdad que la pasé muy bien. Al principio me dolió engañarte de esa manera, pero después pensé que nadie mejor que vos para comprender que hay cosas que son inevitables, dijo terminando su café.
Carlos quedó en silencio. Su mundo se había derrumbado.
- Desde mi punto de vista tienes dos posibilidades. Una, separarte de tu mujer, diciéndole lo que yo te conté, aunque yo también le voy a contar como te portaste conmigo y no creo que tu mujer se sienta demasiado culpable. Además le prometí que si te separas se vendría a vivir conmigo. Realmente es una hembra muy apetecible. Y dos, acostumbrarte a esta nueva situación que nunca tuviste que vivir en carne propia, y guardar silencio, hasta que tu esposa y yo nos cansemos de acostarnos juntos, pues sabes por experiencia que va a ocurrir, y a partir de allí tu vida volverá a su carril normal. Tú decides, y piensa que este es el vuelto de las cosas que hiciste en tu juventud. Crece, amigo, crece, como tuve que crecer yo cuando descubrí que no podía confiar en nadie.
Se levantó para irse.
- Ah, y decide rápido porque tu mujercita me invitó a cenar en tu casa mañana a la noche, para que recordemos juntos nuestra infancia. Si eres todo lo inteligente que yo pienso, nos veremos en esa cena. Y espero que después de cenar te vayas a dormir temprano, porque con tu mujercita tenemos cosas que charlar.
Dejó el dinero de los cafés sobre la mesa, y se fue lentamente sin darse vuelta. No necesitaba hacerlo para ver a Carlos derrotado sobre la mesa, pensando en como la justicia llega de la peor manera. El había engañado a su amigo y ahora su amigo lo engañaba junto con su mujer.
Afuera llovía, y Ramón se mojaba. Pero ni se daba cuenta. La sonrisa parecía protegerlo hasta de la inclemencia del tiempo.

6 comentarios - Es lindo reir último ( final)

goditicahot
lo dejo en favoritos para leerlo mas adelante, siempre me han gustado tus posts, beso
TATI2479
Gracias por compartir!!!!
alex_carrasco22
que pendejo el marido, es sencillo, mandas al carajo a la perra y consigues otra igual de puta