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Encuentro imaginario con usuaria de P [MxtroniKa] [1]

Hace unos días le mandé un mensaje a MxtroniKa contándole que me había gustado lo que escribí y diciéndole si le molestaba que escriba algo pensando en ella. Con toda la onda dijo que no así que lo hice. Hay dos partes por ahora. En esta, la primera, aún no sabía nada de ella. En la segunda, que publicaré mañana, sabía unas pocas cosas más. En ambos casos, apuesto a un párrafo extenso, sin puntos y a parte, porque creo que un poco todo se trata de respiración y con este tipo de relatos, mejor una gran respiración sin pausas. ¡Espero que les guste!

A ella no la conozco. De hecho, decir que no la conozco es poco: jamás la vi. No sé el color de su pelo, ni el de su piel, ni el de sus ojos. No sé cómo es su cuerpo, cómo camina, cómo habla, cómo se ríe. No sé dónde vive, qué le divierte, qué música escucha. No sé qué desea. No sé su nombre. Si tengo que pensar qué es lo que sé, puedo remitirme sólo a una forma, a una idea vaga que es más el resultado de una lectura que el de una experiencia, como cuando un chico imagina un lugar donde le están hablando. Y de la misma forma, por no conocerla, puedo hacer de ella, en mi mente, lo que quiero. Puedo verla ahora, suponer que después de un mensaje quedamos en encontrarnos en un bar, y que el juego de ese encuentro consistía en que sólo nos teníamos que saludar si nos reconocíamos por un gesto de complicidad entre los desconocidos. No había pacto de señas, de palabras ni de ropa. Entre la multitud tenía que acercarnos una sonrisa casual, un encuentro simultáneo en la barra pidiendo una bebida parecida, o una forma de mirar a la muchedumbre caminando y sentándose en las mesas. Y si elijo ese encuentro, ella puede ser morocha, tener el pelo largo y estar usando una musculosa negra y una pollera de jean, ajustada. Y yo puedo verla caminar entre la gente, levantando la cabeza, acomodándose el pelo, poniéndose la mano en los bolsillos, tomando un vaso de verveza, nerviosa, buscando algo. Porque no la conozco pero leí sus palabras y cuando alguien escribe siempre dice más de si mismo de lo que imagina. Y se le nota, a ella se le nota que es de las personas que buscan, que no se conforman con repetir la misma experiencia una y otra vez, sino que siempre tiene la mente y el cuerpo listos para descubrir algo nuevo que la movilice, que le de placer, que le haga sentir el mundo y sentirse a ella misma de una forma distinta a la de los momentos cotidianos. Aunque también creo que le gusta esa idea, la de llevar esas sensaciones a lo común del día a día, pienso que la palabra adecuada en el momento de la merienda puede hacerle sentir súbitamente el calor en su piel y creo que nunca se escaparía ella de ese calor, al contrario, lo incitaría, lo provocaría más hasta que la intensidad de ese calor se desborde del lenguaje y tenga que llevarse a ese otro idioma que es el de los cuerpos. Por eso, si la imagino ahora en ese bar, si te imagino a vos, Mxtronika, con ese alias tan indescifrable, tan misterioso, ¿te tendré que llamar verónica? ¿o sólo estarás en ese nombre haciendo eco de un ritmo que te gusta? Poco importa, porque entonces, ahora, me acerco a vos, o a quien imagino que sos vos, que ya dejaste de caminar y estás apoyada en la barra, mirando al barman preparando un trago para alguien, y parado atrás tuyo pongo mi mano en tu cintura, rozándote apenas, para que sientas la presencia de alguien nomás, y cerca de la nuca susurro tu nombre, convencido de que sos vos. Entonces te das vuelta, me mirás y sonreís. Tu boca es grande, roja. Nos saludamos con inocencia pero yo no puedo dejar de mirarla. Me atrapa. Me llena de ganas de saltear todo un momento para estar inmediatamene besándola, sintiéndola, mordiéndola. Pero estamos tomando un trago, un whisky yo, un destornillador vos, y charlamos y me contás de los tipos del bar que pensaste que podrían haber sido yo. Nos reímos de algunos. Yo te digo que te reconocí de inmediato, que vi tu cuerpo, tu forma de apoyarte sobre la barra y sentí algo que me llamaba a gritos desde vos. Sospechás que un poco te miento, que debo haber estado dando vueltas un rato largo, y por ahí tenés razón pero me seguís el juego, y me doy cuenta y me gusta eso, porque me gusta jugar y me gusta que la gente se deje llevar por juegos. Nos sentamos en un silloncito blanco, uno al lado del otro, un poco alejados todavía, y mientas te miro las piernas vamos dejando que las palabras vayan subiendo el tono, vayan enlazándose entre ellas, vayan buscando llegar al cuerpo del otro. Porque estamos ahí para hablar no con cualquier palabra, sino con palabras que tocan. Y te lo digo así, acercándome a tu oído, quiero decirte palabras que te toquen, quiero decirte palabras que sientas en el cuerpo, quiero decirte palabras que te den ganas de sentir un cuerpo persiguiéndote, buscándote, recorriéndote. Me preguntás qué me gustaría hacerte. Me acerco un poco, te pongo la mano en la pierna y la dejo ahí, quieta, mientras te hablo y te cuento que me gustaría ahí, en ese bar, entre toda esa gente, subir con la mano despacio, sin besarte siquiera aún, casi como si lo hiciera a escondidas, y llevarla por el muslo, del lado de adentro, y que mientras voy subiéndola vos vayas abriendo de a poco las piernas, mientras te cuento qué cosas me gustaría hacerte en la cama, y subir un poco más, y apoyar la mano en tu bombacha, y apoyar ahí los dedos con firmeza, pero sin mover nada demasiado, sólo para que sientas que hay algo buscándote, y empieces a fantasear, y yo empiece a sentir cómo de a poco te vas mojando. Y mientras te cuento eso me interrumpís, me decís, mirá esos viejos en frente. Y ahí están, un viejo y una vieja que nos están mirando, juzgándonos, dándose cuenta que nos estamos calentando y pensando que eso no hay que hacerlo ahí. Hagamos que se vuelvan locos te digo. Avancemos a ver hasta cuanto aguantan ver. Entonces te reís y me decís hacé lo que tenías ganas. Y abrís un poco las piernas, y no les sacás la vista de encima a los viejos mientras yo subo y ya estoy tocándote encima de la bombacha. Me decís que frene, que se va a notar mucho, que se van a dar cuenta. Es lo divertido te digo, te voy a tocar más, te va a encantar y vos vas a tener que aguantarte, poner cara de nada, aguantarlo en silencio. Y te sigo tocando entonces, con un poco más de intensidad, y siento cómo tu bombacha se moja, y cómo se mojan mis dedos, y entonces te la corro un poquito, te acaricio ahí, directamente, y empieza a cambiar tu respiración, empieza a ser más acelerada, y me decís bancátela vos también entonces, y me ponés la mano encima del pantalón, y sentís toda mi excitación, todas mis ganas de agarrarte ahí mismo, arrancarte la ropa y meterme adentro tuyo para llenarte de goce. Pero nos aguantamos mientras nos miran y me pedís que me baje la bragueta del pantalón. Te hago caso. Me agarrás con fuerza y empezás a mover tu mano mientras yo sigo tocándote, sintiéndote cada vez más mojada, más caliente, y me animo entonces a meterte un dedo, y vos movés la mano con más fuerza y te miro a la cara y te estás mordiendo los labios, cerrando los ojos, y te pregunto querés que te coja. Sí, me decís, quiero que me cojas ahora. Y yo te digo sabés qué, me muero de ganas de cogerte pero vas a tener que aguantar un rato más, y ya sin estar atento al juego con los viejos me acerco a tu cuello y te lo empiezo a besar mientras con una mano te agarro por la nuca y te tironeo un poco el pelo. Y te muerdo un poco el cuello, y te susurro al oído que te quiero morder todo el cuerpo, y girás la cabeza, y nos besamos, nos mordemos, jugamos con nuestras lenguas mientras no paramos de tocarnos abajo. Me decís que tenés que ir al baño y te digo si vos vas al baño yo entro con vos. Y cuando vemos que no hay nadie nos metemos en el baño de mujeres y nos encerramos en un locker y de espaldas contra la puerta te empiezo a besar de nuevo el cuello, acariciándotelo, agarrándote con fuerza la cara, apoyándote abajocontra esa pollera que me vuelve loco y sintiendo una cola que cuando vi en la barra me dieron ganas de dejarme llevar en todo por la excitación que me provocaba. Y te agarro también de la cola, y te das vuelta y nos besamos con furia, llenos de deseo, de calentura, de ganas de sentir entero al otro. Y meto mi mano abajo de tu remera, y te recorro entera y me doy cuenta que estás sin corpiño, y te apreto un poco, con cuidado, porque me decís que te gusta, y después de besarnos y tocarnos como locos me bajo el pantalón, me bajo el calzoncillo, y vos bajás y sentís toda mi calentura con tu boca, y sentís cómo aumenta cada vez más, porque me estás volviendo loco, y te digo que quiero cogerte, que quiero llenarte entera, pero cuando frenás y te sacás la bombacha, y me agarrás para empezar te digo no, todavía no. Y entonces te empiezo a tocar y a besarte de nuevo, y te saco la remera y bajo por todo tu cuerpo con mi boca y te empiezo a chupar, y te digo avisame cuando querés que te la meta, y te chupo un rato, sintiendo lo mojada que estás hasta que me decís ahora, por favor, y te digo no, todavía no, y sigo chupandote, pasándote la lengua por encima. Después freno. Te llevo otra vez de espaldas a la puerta, te agachás un poco y te penetro. Y aunque nos morimos de ganas de rompernos con toda la fuerza empezamos despacio, porque nos gusta jugar a controlar el placer a los dos, y de a poco subimos el ritmo, cada vez más fuerte, y te pego con la mano en la cola, y nos olvidamos que estamos en el baño de un bar. Después cambiamos de posición, te ponés de frente a mi y te levanto una pierna y la sostengo en el aire. Ahora te penetro directamente con más fuerza, y te escucho gemir despacio, conteniéndote el grito. Entonces te levanto y te sostengo encima mío, como si estuvieras a upa, y te empezás a mover con fuerza de arriba a abajo y me decís que más fuerte, que querés acabar, que querés que te rompa toda en ese baño. Y te hago caso, te digo que sos mi puta, que me encanta cogerte, que me calienta mucho cómo te movés. Entonces acabás y empezás a moverte más despacio, a respirar más tranquila, y me decís que querés que termine yo, que te termine en la boca. Y bajás de nuevo y lo hacemos, y nos quedamos tirados un rato en el piso. Salís del locker cuando no hay nadie, te limpiás rápido y volvés. Quiero coger más te digo. Yo también me decís. Entonces te digo vayamos a un hotel, ahora te quiero escuchar gritar sin que te aguantes nada.

3 comentarios - Encuentro imaginario con usuaria de P [MxtroniKa] [1]

MxtroniKa
Sin palabras me encanto!!!! Van puntines, reco y a favoritos, gracias!
PorcaRex
Muy bueno! Me encantó!