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Joven descubre placeres por una amiga de sus padres (3)

Aquí comienzo con la tercera parte.. iré subiendo mas por que el relato es largo y ya lo tengo escrito desde hace algún tiempo


La apreté fuertemente contra mi para que no se cayera y me puse de pie. Entendió lo que iba a hacer y me abrazó con sus piernas con todas sus fuerzas, casi haciéndome daño.

No pesaba mucho, pero lo suficientes como para que me costase andar, así que a medio camino me paré y la apoyé contra la pared.


-“Uy, está fría”.

-“Bueno, espera un momento, ya entrarás en calor”.

Empecé moverme suavemente, entrando y saliendo con delicadeza. Pude notar en sus ojos que le estaba encantando hacerlo de aquella manera pero mis piernas empezaron pronto a flaquear y pensé que lo mejor era terminar el camino hasta la cama.

Me senté en la cama con mucho cuidado, intentado no salirme para tenerla contenta y me tumbé.

Al principio continuó muy suavemente pero di un golpecito de cintura hacia un lado para cambiar de posición y ponerme yo encima y empecé a moverme con mucha fuerza y velocidad. Necesitaba hacerlo un poco a lo animal y creo que a ella también le gustó.

Estaba yo a punto de acabar y me dijo:


-“No te vengas dentro. Échamelo por encima. Quiero sentirlo esparcido por mi vientre”

Como yo estaba en una postura parecida a la de hacer flexiones al sacarla de dentro suyo no podía continuar con la mano y subí un poco para que ella llegara con más facilidad. Por suerte entendió lo que yo pretendía y continuó por mi, me hubiera podido volver loco si no hubiese hecho.

Todo cayó por encima de él y casi lo hago yo detrás pero reuní suficientes fuerzas para ladearme y caer a su lado.

La miré y estaba realmente guarreada por mi leche. No voy a negar que me gustó esa imagen, es más me encantó. Alguien diría que era asqueroso pero os aseguro que verla con ese aspecto y saber que toda esa leche era mía me proporcionaba una enorme satisfacción.

No hace falta que os diga que para esas alturas de la historia yo ya tenía el ego por las nubes. Me veía capaz de conquistar el mundo si fuese una mujer. Es cierto que empezaba a estar obsesionado con el tema y me pasaba el día con mujeres en la cabeza, pero me sentía capaz de cualquier cosa que se me pasaba por la cabeza y empecé a pensar que no existía hembra que se resistiese a mis encantos.


-“Bueno, juraría que has cumplido, así que ya puedes irte si quieres”.

-“Eso voy a hacer.¿Me puedo dar una duchita antes?”
-“Claro que sí”.

-“Entonces me ducho y me voy”.

-“Venga cielo, pero dame un beso”.

Besar ya significaba bien poco para mi así que la besé apasionadamente. Se lo merecía e incluso me apetecía.

La ducha fue rápida, de las más rápidas que recuerdo, y aún así llegué a mi casa casi a las doce. En principio no había prisa, tenía tres días para hacer lo que me viniese en gana con aquella trupe de mujeres. Y si no había mucha suertecita seguro que conseguiría que Nuria me entretuviese un poco y si ni eso funcionaba tenía un plan simple, pedirle a mi hermana ayuda para pillar a Nuria a cambio de dejarla mirar. Seguro que ella lo conseguiría antes que yo.

Llegué y empecé a buscarlas desesperadamente. No se porqué lo hice, estaba clarísimo que estarían en la piscina. No cabía otra posibilidad y todo y eso recorrí la casa entera hasta que oí risas y me sorprendí de lo tonto que era, pero en fin, no se lo contaremos a nadie.


-“Buenos días chicas, ¿Qué tal está el agua?”
-“Muy buena. ¿Quién eres?”
-“Es mi hermano Arnau”.

-“Hola Arnau, soy Eva”
-“Yo soy Cristina, mucho gusto”.

-“Yo soy Bárbara”.

-“Y yo soy Nuria, por si se te había olvidado”.

-“No se me olvidaba. Tranquila, no te preocupes por eso”.

-“Por si acaso, je je je”.

-“Bueno, Arnau, nos acabamos de conocer, pero siento decirte que no te puedes quedar aquí”.

-“¿Cómo que no?”
-“Estamos celebrando una especie de camping nudista y estamos todas desnuditas bajo el agua”.

-“Eva tiene razón. No es justo”.

-“¿Y me vais a echar de mi propia casa?”
-“No hermanito. No te estamos echando. Solo te decimos que si quieres estar aquí tienes que hacer lo que nosotras hagamos y lógicamente desnudarte como nosotras y no vestirte durante tres días”.

-“Bueno”.

-“Antes debes saber que hay algunas reglas en este “camping”.

-“Cristina ¿no?-esperé a que asintiese-“¿Qué reglas son?”
-“La primera es que tu hermana manda”.

-“¿Cómo?”
-“Yo tampoco la entiendo. La puso ella y la aceptamos”.

-“Mujeres…”
-“La segunda es que no hay puertas durante tres días”.

-“¿A que te refieres?”
-“No te puedes encerrar en ningún lugar durante tres días, ni siquiera en el lavabo”.

-“Esa norma también es de mi hermana, ¿No?”
-“Sí. La tercera es ser mujer”.

-“Joder, lo tengo chungo”.

-“Lo se, pero no tanto. A lo que me refiero es que si todas nos ponemos a cotillear, tu cotilleas, si nos ponemos a tomar el sol, tu tomas el sol, y si miramos una película de lloriqueos, la miras con nosotras”.

-“Que chungo”.

-“Lo se, pero no queremos que la presencia de un tío nos fastidie la semana”.

-“Bueno, las acepto”.

-“Oye Cristina, te has olvidado la cuatro y la cinco”.

Todos se miraron a Bárbara muy extrañadas y le pedí que me explicaran cuales eran:


-“La cuarta”-dijo Bárbara-“Es que no puedes intentar nada con nosotras”-lo dijo despertando una gran sorpresa entre sus amigas. Supongo que ellas ya sabía por donde iba la cosa.

-“¿Qué?”
-“No puedes intentar aprovecharte de nosotras. Nada de sexo”.

-“Uffffffff, no quiero saber la quinta”.

-“Pues la vas a saber. Si no eres suficientemente hombre para romper la cuarta la romperemos nosotras”.

Todas rieron de una manera salvaje y me uní a sus risas aunque no me gustó que se quedasen conmigo de aquella manera.


-“Venga hermanito, a desnudarse”.

-“Es que…”
-“¿Qué pasa? ¿No querrás que le diga a mi hermana que eres un cobarde?”- dijo Nuria.

-“¿Está saliendo con tu hermana?”
-“Todavía no”-dijo la mía.

-“No seas vergonzoso”-dijo Cristina mirándome-“Ya sabemos que no tienes de que tener vergüenza, je je je je”.

-“Es que…Me da reparo. Me estáis clavando la mirada como buitres, esto es peor que el cañón del colorado”.

-“¿No te gusta despertar esta expectación?”
-“Supongo que sí. ¿Pero yo como se que estáis desnudas?”
-“Chicas, las muertas”

Yo no sabía que quería decir Eva, pero lo entendí en seguida. Se pusieron a hacer el muerto unos segundos y pude comprobar, sin poder tomar nota de detalles, que estaban desnudas.


-“Está bien, pero disimular un poco esas caras de sedientas. Me avergüenzan”.

-“Oye, no pidas tanto”.

-“Allá va”.

Empecé a desabrocharme los pantalones y ellas empezaron a aplaudir juntas. Era humillante pero me gustaba y sin saber porqué continué desnudándome bailando un poco, para darle algo de gracia al asunto. Eso las animó y empezaron a silbar y a chillar como locas.

Cuando puse las manos en la goma de los calzoncillos se hizo el silencio. Me los bajé muy rápido y extendí los brazos mirándolas y esperando su aprobación. Los aplausos eran ensordecedores y exagerados. Recuerdo que me sonrojé como no lo había echo nunca y me tiré al agua intentando escapar de sus miradas.

Ellas volvieron a reírse de mi y de mis vergüenzas, pero me vengaría de aquello.


-“Te ha salido un hermanito tímido”.

-“La verdad es que sí. Pero parece…, no se…, simpático. Je, je, je”.

Vinieron una a una a darme dos besos para saludarme formalmente y me pude fijar más en sus caras que no en sus cuerpos. Cristina era la más guapa sin lugar a dudas. Era una chica con aspecto muy dulce, rubia y con unos preciosos ojos azules. Tenía la piel muy suave, sin una sola peca, grano o mancha. Pocas caras hay como esas, os lo aseguro. No pude ver nada de su cuerpo, solo comprobé que no tenía mucho pecho, aunque se aseguró que los notara cuando me dio los dos besos.

Eva era la pelirroja. Menos bonita que Cristina pero con un atractivo muy especial. No sabía que era, pero al mirarla me estremecía, como si me intimidase en cierto modo. Todo y la claridad, casi palidez de su piel adornada con alguna peca, tenía unos ojos marrones preciosos. Siempre creí que estas mujeres de aspecto inglés tenían los ojos azules o verdes pero se ve que no es así. Los ojos de Eva eran marrones muy claros, casi color pino y al ser tan…, nítidos daban una sensación de profundidad que daba vértigo.

También se cercioró de que notara sus pechos. Por el tacto, comprobé que eran enormes, bastante más que los de mi hermana. Eran como dos colchonetas. No estaban lógicamente tan duros como los de Cristina pero como no había tocado nunca unos pechos tan grandes me gustaron mucho.

Luego vino Bárbara. No se como haceros entender como era Bárbara. Era una morenaza. Pero morenaza de verdad no como mi hermana. Tenía rasgos indios. Realmente guapa de cara y con la piel muy, pero que muy morena. No como Laura que tenía el pelo negro pero era de piel clarita. Bárbara era realmente morena y tenía unos ojos negros como el azabache. Me fijé que con el maquillaje intentaba acentuar el color de sus ojos pero tuve que alejarme de esos pensamientos cuando se apretó a mi para darme los dos besos.

Tenía los pechos del tamaño de Eva, eso al menos, pero increíblemente duros. Demasiado incluso. No pude evitar la tentación de echar una mano a una teta. Ella sonrió y no se movió. Yo estuve palpando un momento y el tacto era extraño. Comprendí que eran operadas. Siempre he dicho que me gusta más lo natural, pero me dio mucho morbo y me alegró que hubiese tanta diversidad.


-“Bueno, deja de tocarle las tetas que yo también te quiero saludar”-era la voz de Nuria incordiando.

-“Venga, ven que te de dos besos”.

-“Yo no quiero dos besos. Quiero uno”.

Y se echó encima de mí besándome muy apasionadamente. Parecía querer recorrer toda mi boca con su lengua. Estaba disfrutando de ese beso y más aún cuando empezó a tocarme el paquete. Al principio me sentí muy raro, pero comprendí que era a eso a lo que había ido esa mañana.


-“Nuria, para ya. Hemos dicho que lo haríamos con cierto orden. Además, yo mando”.

-“Está bien, perdona por acelerarme”.

-“No pasa nada. Pero suéltale la polla al pobre. Parece que lo hayas rescatado”.

-“Uy, no me había dado cuenta”.

-“A mi no me molesta”.

-“Arnau. Tu ni pinchas ni cortas”- yo me quedé algo cortado y mi hermana continuó.-“Bueno, pinchar ya pincharás”.

Todos nos reímos por el comentario pero Eva no tardó en romper las risas:


-“¿Y ahora que hacemos? No me voy a poner a tomar el sol. Estoy como una moto”.

-“¿Porqué no jugamos a algún jueguecito de esos?”
-“A ver Cristina. Somos grandecitas…”
-“Grandecitos”-interrumpí a mi hermana.

-“Grandecitos. Esos juegos para niños que empiezan a descubrir su sexualidad. No son para nosotras, digo, para nosotros”.

-“Yo tengo una idea”.

-“A ver, dila Nuria”.

-“Para mostrar nuestra gratitud con Arnau, le dejamos que escoja a una de nosotras y que se la tire aquí mismo en la piscina. Más que nada para empezar bien, y como la idea a sido mía que me escoja a mi, je je je je”.

-“Oye, de eso ni hablar. A mi primero. Je je je je je”.

-“Me parece bien. Pero tendrá que hacerlo en una toalla en medio del jardín y las demás nos pondremos tan cerca como queramos. Es más, para que no sea tan injusto para las demás. No podrán hacer nada que no se mete saca, ni besos ni toqueteos ni nada. Yo diré después en que postura lo harán”-dijo mi hermana mirándolas a todas para que asintieran.

-“Así pues”-continuó Nuria-“Escogeme, digo escoge a una para el primer polvo”.

-“Comprenderás que es una decisión difícil”.

-“Lo sabemos”.

-“Está bien”. Salir todas de la piscina y poneros juntitas a ver que decido”.

Salieron de la piscina y se pusieron de pie en la piedra blanca del borde mirándome.

Era una imagen para la posteridad. Por un lado hubiese escogido a Eva, tan blanquita de piel y con esa mirada que aunque ahora no debería tener importancia me resultaban tremendamente atractivos y quería tirármela mirándola a los ojos.

Pero claro, estaba Cristina. Tenía la impresión que tirármela sería como estar con Meg Ryan y me encantó ese pensamiento. Al fin y al cabo era tan dulce...Y porque no iba a decirlo, tenía ganas de pillar un chochete rubio.

También estaba Bárbara. Era la más imponente de todas. Una morenaza de película con los pechos definitivamente operados. No se porqué me dio la impresión de ser la que tenía más experiencia además de tener el que para mi era el chumino perfecto. Recortadito en forma de triangulo por la parte superior de su entradita, y con la concha completamente limpia de pelo. Me acerqué para fijarme y pude incluso observar que se le asomaba un labio mínimamente. Me gustó esa imagen.

Creía que no tomaría nunca la decisión. Estaban toda serias y nerviosas, como esperando ganar un concurso de miss. Luego miré a mi hermana y la descaré en seguida. Con la misma facilidad con que decidí que sería Nuria nada más mirarla.

Era perfecta. Ya la había visto desnuda antes y no tenía el aliciente de la sorpresa, pero es que estaba tremenda. De arriba abajo era la mujer diez. Sin ningún tipo de imperfección o mácula. No se podía poner ningún “pero” a su cuerpo.

La decisión estaba tomada pero la alargaría. Así que dije mientras salía:


-“Solo mirado me cuesta tomar una decisión. Os tocaré a todas y os besaré, quien me guste más será la afortunada”.

Se pusieron en fila esperándome y yo me acerqué. La primera era Eva y no me hice de rogar. Puse una mano sobre su pecho mientras con la otra empecé a masturbarla. Se quedó medio petrificada, abriendo ligeramente las piernas. Cuando la besé simplemente se dejó hacer. En todo momento tubo los ojos cerrados y me dio la impresión de ser una amante pasiva, de aquella que les va todo bien mientras se lo hagan.

Cristina fue diferente. Me sonrió en todo momento. Y aunque se quedó bastante quieta me cogía las manos para que no la soltara. No pude besarla a penas cuando Bárbara ya la estaba apartando impaciente.

Con ella fue diferente. Fue ella quien me cogió las manos. Separó las piernas bien y cogió un par de dedos míos y después de pasearlos por los pelitos que adornaban su cueva se los metió poco a poco y teniéndome así se abalanzó y empezó a besarme abrazada a mi cuello. Se soltó a los segundos y me susurró “escógeme a mi”. Pareció tomarse muy en serio el juego y tenía ganas de ser la ganadora.

Se apartó y apareció ante mi Laura. Dudé un rato y no sabía como salir de aquella situación. Hice un gesto de pasar de largo, pero me barró el paso y Eva dijo:


-“Si no la escoges a ella me parecerá bien, pero tienes que cumplir con tu propio juego así que tócala y bésala”.

Todas rieron. Incluso mi hermana que me dijo.


-“Venga hermanito, pórtate como un hombre”.

Me acerqué y le di un beso muy tímido que más que nada fue rozar mis labios con los suyos y le puse una mano encima de una teta.

Creyendo haber cumplido me alejé un poco cuando Cristina dijo:


-“La mierda de beso tiene un pase, pero de ahí no sales hasta que le metas un dedo”.

-“Oye que es mi hermana”.

-“Cristina tiene razón hermanito. Te lo pondré fácil”-susurró mientras se abría ligeramente de piernas.

Me daba mucho reparo pero acerqué y le metí un dedo con mucha delicadeza y cuando iba a sacarlo mi hermana me aguantó la mano:


-“¿No te gusta?”

Puse cara de tonto y no contesté, aunque cuando me agarró la polla ya no era cara de tonto, ni siquiera de sorpresa…, era auténtica cara de gilipollas.


-“Quieta”-dijo Bárbara-“Que de tocar no hemos dicho nada”.

-“Perdon”-dijo mi hermana soltándome-“Me dejé llevar.

Suelto, me miró a los ojos, y dándome un besito en la mejilla me dijo:


-“No te enfades conmigo que son solo juegos”.

-“Ya, eso lo dirás tu”.

Se apartó y me quedé mirando a Nuria. Estaba clarísimo que la escogería a ella aunque me daba vergüenza por tener una relación de amistad de años. No podía dejar escapar aquella oportunidad. En aquel momento prefería pasar con ella media hora antes que toda una noche con todas las demás. Me acerqué a ella muy despacio y antes de que llegara a tocarla me dijo:


-“Juraría que mi rival es Bárbara”.

Se acercó poco a poco y empezó a besarme. Creía que era yo quien la iba a besar, pero fue ella quien me besó y al igual que Laura no tardó en tocarme, eso sí, muy suavemente la polla. Me separé de ella unos centímetros y le dijo:


-“No tienes rival, vamos”.

-“Aquí ha habido tongo”-dijo alguna riéndose.

-“Vamos chicas, la ha escogido a ella justamente, ya tendremos tiempo el resto”.

Nos llevaron casi en bolandas hasta el centro del jardín y Laura empezó a explicarse:


-“Lo vamos a hacer así. Nuria cógete de mi cuello y del de Eva”-esperó a que lo hiciera-“Muy bien. Ahora levantarla del culo”-dijo mirando a Bárbara y a Cristina-“Muy bien hermanito, métesela, pero no puedes ayudarte con las manos ni tocarla”.

La postura era realmente complicada. La tenían levantada entre las cuatro con las piernas completamente abiertas. Me parecía muy humillante para ella, pero en vez de molestarse ponía cara de viciosa esperándome.

Me acerqué con mi hermanito en todo su esplendor y lo apoyé en Nuria que estaba completamente abierta de piernas. Se lo restregué un momento y cuando hice el gesto de meterla la apartaron un poco:


-“Coño, no hagáis eso”-chilló Nuria cabreada.

Yo, lejos de cabrearme, me reí y fui en busca de su chochito de nuevo. Y volvieron a apartarla. La estuvieron moviendo un buen rato, dificultándome el trabajo hasta que del mosqueo pegué un empujón fuerte y rápido y la empalé:


-“Ahhh”-chilló Nuria-“Ten cuidado. Espero que hagas que esto valga la pena”.

-“Haré lo que pueda”.

Empecé muy suavemente para no hacerla sufrir después de mi entrada triunfal aunque lo cierto es que no entraba con más fuerza por la dificultad de la postura. Se me ocurrió, por suerte una idea, apoyarme en Bárbara y Cristina.

Me apoyé en ellas mientras le tocaba las tetas y Nuria se quejó:


-“No puedes tocarlas”.

-“Egoísta”-replicó Bárbara.

-“Vamos a ver Nuria, no puede tocarte a ti, porque eres la afortunada, pero a las demás sí”.

-“Vaya mierda de polvo que he ganado. Lo quiero para mi sola un rato”.

-“Ya veremos, ya veremos”-dijo mi hermana haciéndose la jefa.

Mire a Nuria fijamente y le guiñé un ojo. Entendió enseguida que eso era una promesa de tenerme en algún momento para ella sola.

Seguí bombeando con fuerza, pero como no sabía si debía correrme fuera la saqué, y os aseguro que produjo un efecto sorprendente. Dejaron a Nuria en el suelo y las cuatro se abalanzaron sobre mi como posesas. Se arrodillaron en el suelo y Cristina gritó:


-“Réganos”.

¿Y que iba a hacer? Pues regarlas mientras miraba a Nuria que me devolvía el guiño justo antes de darme la espalda y dirigirse a la piscina.


-“Vamos a darnos un baño y luego comemos”- dijo mi hermana.

Nos tiramos al agua y después de darnos unos chapuzones dije:


-“Tengo hambre. ¿Qué vamos a comer?”
-“Como hoy es el primer día y no quiero que nos cansemos cocinando y limpiando vamos a pedir unas pizzas. ¿Os parece bien?”-preguntó Laura.

-“Sí”-contesté-“Pero quien saldrá a cogerlas desnudo. Yo no”.

-“Pues yo misma”-dijo Cristina-“me gustará ver la cara del pizzero”-y nos reímos todos.

El pizzero no tardó en llegar y nos pusimos todos a espiar la cara que se le quedaba al tío viendo a Cristina, una chica tan dulce, completamente desnuda. El tío era lo que se dice “un pringao”. Parecía el típico que ha sido el tonto de la clase toda su vida y encima Cristina decidió ponerle las cosas difíciles.

Abrió la puerta de par en par para que la viera bien y se quedó de pie frente a él con las piernas separadas y lamiéndose un dedo. El tío casi no la miraba, cogió el dinero y ya se iba, pero Cristina lo recompensó con un besito en la mejilla. Es que en el fondo era buena chica.

Nos sentamos a la mesa y aunque mi hermana avisó que no quería guarradas mientras comíamos hubo más de un toqueteo y besito mientras estuvimos sentados. Después apilamos los cartones y los vasos de plástico y nos tiramos al agua.


-“Bueno”-dije-“Tengo ganas de hacer algo”.

Fue como decir “¿a quien me tiro?”. Todas se acercaron a mi y me sonreían picaronas pero mi hermana tenía ganas de jugar.


-“Antes alguien ha dicho que podríamos jugar a uno de esos jueguecitos, pues vamos a jugar. Este juego se juega de muchas maneras distintas, cada un como quiere jugarlo y así lo vamos a jugar nosotros. Se escoge entre “beso, verdad, o acción” y se cumple lo que se diga de hacer y no se miente y se besa a quien se diga. No se repite opción hasta que no se hayan hecho las tres. No valen historias de eso no, o no soy lesbiana…, entendéis”.

-“No somos tontas, hemos jugado de crías”.

-“Bien, espero que esto sea algo más que un juego de crías”-continuó Bárbara.

-“¿Quien empieza?” –pregunté impaciente.

-“¿Que alguien me pida que quiero?”-ordenó mi hermana-“romperé el hielo”.

-“No. Mejor se tu quien empieza mandando, así marcarás el tono del juego”.

-“Está bien. Empezaremos por ti Nuria. ¿Qué quieres?”
-“Beso”.

-“Está bien. Bésame a mi”-dijo riendo-“No, es broma. El que está mandando no puede intervenir. Supongo que te haría feliz besar a mi hermano”-espero a que asintiera-“pues eso no tiene gracia. Besa a Bárbara, y que convenza. Largo y con lengua”.

-“Vale”-aceptó sin más.

Se acercó a Bárbara y empezó a darle besitos cortos en los labios como preparando el terreno. Después pudimos ver como sus lenguas jugueteaban entre ellas y Bárbara la abrazó con las piernas intentando que no se le escapase nunca.

Se acariciaban mutuamente y cuando Nuria fue a tocarle el pocholo a Bárbara mi hermana las paró:


-“Quietas. Era solo un beso. No corráis”.

-“Lástima”-dijo Nuria
-“Pues sí. Pero tranquila ya acabaremos”.

-“A ver, ahora tu tete. ¿Qué quieres?”
-“Verdad, me reservo lo bueno para después”.

-“Está bien. Recuerda que tienes que decir la verdad”.

-“Sí”
-“¿A que te pongo cachondo?
-“¿Esa es la pregunta?”
-“Sí”

Me quedé helado mientras todas reían.


-“Pues sí, a veces”- siguieron riendo todas menos mi hermana que me miró y me guiño un ojo. Luego me lanzó un beso al aire y me puso muy nervioso.

-“Está bien. Eva, que quieres”.

-“Yo beso. Me da cosa ser la primera en pedir acción”.

-“No tengas vergüenza”.

-“No la tengo. Beso y ya está”.

-“Está bien. Besa a mi hermanito. Pero con dulzura que me lo quiero mucho”.

El beso estuvo muy bien. No pude dejar de mirarla a los ojos. Esa mujer tenía una magia especial. Por un lado me sentía intimidado, asustado, pero no pude dejar de mirarla a los ojos mientras la besaba.


-“Bien, Cristina, ¿tu que quieres?”
-“Yo acción. No me ando por las ramas”.

-“Tienes que aceptar lo que te diga”
-“Sí, pero rápido que me muero de ganas”.

-“Está bien, por valiente un premio. Tienes que meterte la polla de mi hermano, pero no puedes moverte después hasta que uno de los dos entre de nuevo en la opción de otro. Eso significa que te la metes, pero no te lo follas, simplemente te la quedas dentro tuya”.

-“Joder, me voy a poner a cien”.

Se acercó a mi bastante seria, supongo que por los nervios y empezó a tocármela pero Bárbara la interrumpió riendo:


-“Oye para. No puedes hacer esto. Solo puedes metértela no tocarla”.

-“Cierto”-dijo Laura-“Así que alguien va tener que tocársela a Arnau para que se le ponga dura”.

-“Lo hago yo”-dijo Bárbara muy voluntariosa.

Y eso hizo, empezó a pajearme y como yo ya iba como una moto no costó mucho que se me pusiese marcando la una pero Bárbara no paraba:


-“Oye, que ahora es mío. Suéltalo”.

Me soltó y Cristina se la metió muy despacio. Me moría de ganas de empezar a bombear pero mi hermana me avisó que si lo hacía me descalificaría así que me aguanté como pude.


-“Vamos a ver Bárbara, ¿tu que pides?”

Cristina se las miraba como una perrita degollada para que no le hicieran apartarse de mi y lo consiguió.


-“Yo hago lo mismo que Arnau. Me reservo lo bueno para después. Pregunta”.

-“Contigo es más difícil. Así que te preguntaré una cosa nada morbosa pero que quiero que reconozcas abiertamente. ¿Tus tetas son de plástico?”
-“Pues sí. Ya se ve. Y bien bonitas que son. ¿A que sí Arny?”
-“Joder, y tanto”.

Reímos un rato porque vimos que Bárbara no se lo tomó mal. Nunca lo había negado porqué estaba clarísimo, pero tampoco lo había reconocido abiertamente.


Si os gusta.. y quereis que siga decirmeloooo 😛

4 comentarios - Joven descubre placeres por una amiga de sus padres (3)

ferchuliot
Excelente relato muy bueno mañana paso con puntos no puedo esperar la continuación