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Mi novia me desmostró que es exageradamente ardiente

Mi novia me desmostró que es exageradamente ardiente

Era viernes y sin lugar a dudas los dos estábamos con ganas de portarnos mal, mi novia ya me había demostrado que era sumamente permisiva en la cama, incluso ya habíamos hecho un par de de veces intercambio de pareja con unos amigos, pero lo que estaba apunto de suceder ni de lejos estaba planeado.

Quedamos de vernos en mi apartamento, que iríamos algunos amigos, compraríamos algunas cervezas, con el plan de escuchar algo de música y compartir historias y chistes.

Cuando llegamos al apartamento mi novia, a la que en este relato llamaré Gabriela, ya había llegado desde hacía un rato: Lucía su vestidito negro corto y entallado al cuerpo, con sus zapatos negros altos hacia resaltar todos sus atributos: Su redondo trasero, sus despampanantes piernas, que se apreciaban casi por completo ya que el vestido terminaba justo donde empiezan las piernas.

Mis amigos al igual que yo quedamos deslumbrados (Puedo decir que más bien excitados) Sin más destapamos algunas cervezas y empezamos a tomar como si el licor se acabara mañana. Gabriela se sentó en una silla alta en el desayunador, cruzó las piernas y su vestido era tan corto que por muy poco casi casi se le veían las nalgas, era difícil no quedarse mirándola, yo notaba como mis amigos hacían chistes con ella y no dejaban de verle las piernas, cuidando según ellos que yo no me enterara.

A eso de las diez de la noche ya estábamos bastante golpeados, no me cuidé y la verdad me costaba un poco caminar, como era cerveza lo que bebíamos a cada rato tocaba ir al baño, Gabriela no tomaba nada, por que no le ha gustado nunca eso de la bebida, pero tiene el espíritu muy alegre y festejaba con nosotros tan normal y como si nada. Cada vez que pasaba cerca de ella y mis amigos no veían, ella me agarraba todo y dejaba que yo le tocara su hermoso y redondo trasero.

En una de esas idas al baño, sin percatarme dejé la puerta abierta. Esa fue mi primera sorpresa, cuando me di cuenta Gabriela entró al baño y me preguntó:

- ¿Te ayudo?

Yo estaba en lo mejor y no pude detener lo que hacía, pero me sobresalté al verla, era contrastante verla ahí, con su carita maquillada, elegante y perfecta, sus aretes de lujo, su pelo bien aplanchado, sus labios brillantes con ese labial rosa que me volvía loco, se colocó justo detrás mio, no dejaba de mirar mi miembro asombrada, observando como orinaba y ansiosa de tomarlo con la mano. Yo como era normal en mi quedé como un estúpido, sin habla, ella se colocó justo detrás mio, con cuidado sostuvo mi pene con su mano derecha, reemplazando la mía y apuntando con certeza sin fallar su objetivo,

- Que rica que está - Me dijo

Y sin dudarlo metió su mano en pleno chorro y me mormuró al oido con una sonrisa:

- Está calentita...

Cuando terminé me la sacudió como una experta, y mientras yo empezaba a guardarlo en mi pantalón ella se lavaba la mano con agua y jabón, ella al notar que yo estaba cerrando el zipper me dijo ¡espera! se secó la mano, jaló la cadena, se arrodilló, sacó mi pene y lo metió todo en su boca, chupándolo suavemente, lo sacó de su boca después de lamerlo bien, lo besó en la punta y me dijo:

- Para que quede bien limpìto. - Se echó una risita, bajó su vestido que se le había subido hasta dejar descubiertas sus nalgas y salió del baño advirtiéndome: - Estoy excitada...

Gabriela tenía un defecto (Según decía ella misma) que a mi me fascinaba: Le encantaba el miembro masculino, y hacer el sexo oral la trastornaba, pero no así nada más, era sin lugar a dudas su punto débil, era muy fácil metérselo en la boca, sencillamente había que sacarlo del pantalón y mostrárselo, ella no podía evitar empezar a chupar sin más ni más, y si uno no se percataba no se detenía hasta no haber escurrido hasta la última gota.

Esa experiencia en el baño hizo despertar en mi todo el instinto animal que llevo dentro, ya estando en la sala de nuevo con mis amigos empecé a notar como descaradamente se sentó sin cruzar las piernas, dejando divisar entre sus muslos un pequeño triangulito blanco de su hilo dental, cuando se cercioró que yo lo había visto bien, cruzo nuevamente sus piernas hasta casi mostrar sus nalgas de nuevo.

Era como las doce de la noche y mis amigos empezaron a despedirse, uno de ellos (Al que llamaré Rolando) me preguntó:

- Amigo, no quiero ser mal tercio, pero es muy tarde y sabes que vivo algo lejos ¿Me prestas el sillón para dormir e irme mañana?

Realmente Rolando era uno de mis amigos más cercanos, no podía dejar que se fuera siendo la hora que era, sabía que el taxi saldría muy caro, al mismo tiempo tenía el plan de darle muy duro a Gabriela, así que me quedé pensando un poco, al final le dije: - Si claro, no hay problema.

Ingresamos de nuevo al apartamento, Gabriela me esperaba recostada en el sillón, y completamente abierta ya que esperaba que solo subiera yo, y se asustó al ver que Rolando subía conmigo, recogió su hilo dental blanco que había tirado en media sala y dejó escapar un "¡Ay disculpen!" y se fue rápidamente a la habitación a ponerse su ropa intima de nuevo. Rolando quedó con la boca abierta, - "Que pena" - me dijo, - "No te preocupes" le contesté - Hasta mañana - y me subí directo a la habitación, estaba sumamente excitado.

Entré al cuarto, tomé a Gabriela le subí el vestido, la coloqué de cuatro patitas abrí sus nalgas bellas y pesadas de lo grandes que son y empecé a chupar todo su trasero y su vagina con suma pasión. Cuando terminé de devorarla, ella me ayudó a quitarle su diminuto vestido, le quité su famoso hilo dental blanco dejándola completamente desnuda, tan solo usando sus zapatos altos.

Ella me abrió desesperadamente el pantalón, sacó mi miembro que estaba durísimo y lo introdujo con ansias en su boca, haciéndome ese sexo oral que solo ella sabía hacer, introducía mi glande dentro de su boca, chupando agitada, mientras me masturbaba con su mano derecha mientras que con la izquierda acariciaba mis testículos, de cuando en cuando se lo sacaba de la boca, y lo lamía desde los testículos hasta la punta mientras me miraba fijamente, para de nuevo metérselo de nuevo en su boquita chupando magistralmente, teniendome casi al borde de acabar dentro de ella. Me percaté a tiempo, así que le quité mi pene. la acosté en la cama, abrió sus piernas y la penetré suavemente (No podía darle muy duro, por que fijo terminaba de lo excitado que estaba) Sin pensarlo y mientras la penetraba y le acariciaba su trasero y sus piernas que me habían torturado tanto durante la noche, le dije:

- Rolando quedó muy excitado

Ella me miró y me dijo:

- ¿De verdad? que desperdicio
- ¿Te duele que un pene duro se esté desperdiciando en la sala?

Ella se me quedó mirando, sin contestar, previniendo si yo me iba a poner celoso, como no notó celos en mi, sino excitación me confesó:

- Sí, me preocupa.

Se la metí con más fuerza, ella estaba muy excitada, le saqué mi pené y empecé a acariciarla y besarla con mucho deseo, Gabriela respiraba agitadamente.

- Entonces si te preocupa tanto ve a calmarlo... - Le propuse

Ella se sorprendió con mi propuesta, no me contestó. Yo sabía muy bien como manipularla: Me desnudé por completo yo también, llevé mi pene hasta su cara estando ella acostada y se lo introduje una y otra vez en su boca, Gabriela lo saboreaba como si estuviera comiendo algo sumamente delicioso, y entre más lo chupaba más se excitaba.

- ¿Vas a ir a consolarlo? - pregunté de nuevo, y nuevamente no me contestó, bajé a su hermosa y humeda vagina y la chupe con mucho deseo, prestando vital atención a su clitoris que por lo excitada que estaba se encontraba endurecido, y entre más lo chupaba, mas húmedo se ponía.

- ¿Vas a ir? le dije finalmente
- Si - me contestó.

Se puso en pie, seguía manteniendo puestos sus zapatos altos , y así desnuda y perfecta tal como estaba salió de la habitación y bajo las escaleras hasta la sala.

Yo bajé lentamente después de ella, dispuesto a ver discretamente el espetáculo, mientras yo bajaba prestaba atención a lo que ocurría. Escuché claramente cuando Gabriela, desnuda se detuvo frente a Rolando y sin mucho tapujo le dijo:

- Vengo a que me des tu semen en mi cara

¿Y que hubiera hecho cualquiera al ver ese pedazo de mujer con dicha propuesta y totalmente desnuda en frente suyo?

Pues justo lo que hizo Rolando, se fue hasta ella, Gabriela instintivamente se arrodillo frente a él, esperando a que Rolando sacara su miembro y se lo metiera en su boca, yo escuchaba como ella le hacía el sexo oral a mi amigo, por que Gabriela acostumbraba a quejarse mientras se lo metían en la boca, justo como si le hicieran el amor, y también hacía mucho ruido cuando lo ensalivaba, al meterlo tan frenéticamente. Yo al escuchar como se quejaba, me ponía mucho más duro.

Rolando, que sin dudar quería aprovechar esa ocasión por completo, la llevó hasta el sillón poniéndola de cuatro patas y se la introdujo salvajemente en la vagina, dándole muy duro, mientras y a como podía, la nalgueba fuertemente y acaraciaba y apretaba sus bellos senos.

Gabriela presintió que Gonzalo estaba pronto a acabar, y ese era su segunda obsesión: El sabor y el olor del semen según ella misma me confesaba, la volvía loca. Le gustaba el semen en la cara y en la boca y aveces se enfadaba si uno terminaba en la vagina, si su deseo era bañarse en leche, así que le dijo:

- Recuerda que lo quiero en la cara

El inmediatamente le sacó el pene, ella se levantó y se incó frente a él, empezó a chupar y a masturbarlo rápidamente, chupandolo de cuando en cuando. Su objetivo sin lugar a dudas era hacerlo acabar cuanto antes.

Gonzalo empezó a eyacular abundantemente, Gabriela justo en el momento que sintió que empezaba la lluvia de leche, abrió mucho la boca, las gotas de semen le caían en las mejillas, la boca y su pelo. Cuando dejó de salir leche se introdujo el pene sensible dentro de su boca hasta donde pudo, luego lo lamió por todos lados incluyendo sus testículos.

Subí rápidamente a la habitación, para que ella no me descubriera mirándolos. Poco después ingresó ella al cuarto.

- Ya lo calmé - me dijo

Mientras me miraba, recogía con sus deditos las gotas de semen que tenía en la mejilla y se las llevaba a la boca, fui hasta la puerta con mi pene muy pero muy erecto, ella se arrodilló para esperarme ¡No se cansaba de mamar! mi glande estaba humedo por la excitación, y justo así Gabriela se lo introdujo en su boca, quejándose igual que como lo hizo anteriormente mientras se lo introducía y lo mamaba a mi amigo. Realmente el de Gabriela era el mejor sexo oral del mundo.

No podía permitir terminar yo y dejar a esa esclava del sexo ardiendo de pasión, la llevé a la cama, ella se acostó y abrió mucho sus piernas, fui directo a su vagina deliciosamente ultra húmeda y mientras le lamia su clitoris la masturbaba muy suavemente, debido a su excitación no tardó mucho en regalarme un fuerte orgasmo que la hizo estremecerse como si descargas de electricidad sacudieran su cuerpo. Inmediatamente me acosté sobre ella introduciéndole mi pene en su vagina, esto la hacía estremecerse aún más, ella se detuvo un poco preocupada si yo iba a terminar dentro de ella para decirme:

- Lo quiero en mi boca

Se levantó de la cama, arrodillándose en la alfombra, le llevé el pene hasta su boca y inició nuevamente su labor de escurrido: masturbándome muy rápido con su mano derecha, acariciándome los testículos con su mano izquierda muy delicadamente, y chupándome tanto como podía. Me estremecí por completo, mientras ella tenía todo mi miembro dentro de su boca, cada chorro de semen iba a parar a su garganta. Ella se quedó muy quieta, esperando a que yo acabara. Yo la sostenía de la cabeza empujándole mi pene hasta dentro y moviéndome mientras descargaba.

Gabriela se tragó hasta la última gota, cuando se dio cuenta que yo no me estremecía más, sacó mi pene de su boquita, lo besó por todos lados. Yo la besé en la frente, nos duchamos juntos, cuidando el uno del otro y luego dormimos tranquilamente, no les niego que con un poco de pena por lo ocurrido. Por la mañana al desayuno hicimos como si nada hubiera pasado, le dije a Rolando que no se asustara, que aquello había sido una experiencia tipo swinger, el tipo super agradecido (Luego tendríamos otras aventuras, pero eso será en otro relato)

Gracias a los que leyeron.

4 comentarios - Mi novia me desmostró que es exageradamente ardiente

Federongo
Muy bueno!!
heroe2054
Gracias @Federongo, por leer. Esto sucedió hace unos años, creí conveniente escribirlo. Que bueno que lo disfrutaste.
papato19
Muy buen relato!!, partiendo de una situación común, como lo es quedarse a dormir en casa de un amigo.
POUALI
m mmmm papi me tube que tocar pensando q era yo ellas tu mirando a q rico amor puntitos
alerodbor
Buenas tetas, labios carnosos