Para comenzar esta historia comentaré que mi nombre es Alberto y estoy casado hace más de veinticinco años con Monica.
MarÃa se habÃa separado de Lucas hace un año y medio, siempre fue amiga de mi esposa pero a partir de su separación esa relación se hizo más estrecha. Ella vivió muchos años de casada bastante oprimida por su marido y la separación le abrió las puertas a una nueva vida donde ella tuvo que aprender a moverse con total libertad. Su separación después de tantos años de casada le trajo algo de depresión y solo el tiempo y horas y horas de charla con sus amigas le devolvieron cierta alegrÃa y también algunos kilos que no le vienen nada mal ya que estaba demasiado delgada.
Ese sábado al regresar del club al atardecer me encontré en casa con MarÃa y Monica tomando mate y bastante alegres, al punto que no paraban de decir tonterÃas y reÃrse como adolescentes. MarÃame dice: -Te estábamos esperando para que hagas unas pizzas para la noche….
- Aaaaha! Porque Uds. no tienen manos?
Monica: Es que MarÃa quiere que le enseñes a amasar… (Con un tono algo pÃcaro).
Yo: Bueno si quiere le enseño… El tema es que no hay muzzarella quién va a ir a comprar? A esta hora solo está abierto el supermercado.
Monica: Bueno yo voy mientras ustedes hacen la masa y la dejan levar.
Asà resueltas las cosas se fue Monica al super y nos quedamos MarÃa y yo solos. Tengo que aclarar que siempre me resultó una mujer atractiva y pensaba que detrás de sus finos y elegantes modales podrÃa esconderse una perra muy caliente. Sin embargo nunca me animé a intentar comprobarlo.
Puse la harina en la mesada y le fui explicando paso a paso como hacer para obtener una buena masa. Me pregunto donde habÃa más harina y le dije que en la alacena justo frente a ella.
-Lo que pasa es que no llego- me dijo mirando el paquete que estaba bastante alto
- Yo te lo alcanzo- Me acerque notando que ella no se separaba de la alacena y que para alcanzar la harina debÃa parame detrás de ella. Asà lo hice diciéndole en tono gracioso -de paso te apoyo un poquito-
-dale, con la falta que tengo de alguien que me apoye…. Me responde siguiendo el tono de broma. Estiré mi brazo por encima de su hombro y me puse en puntas de pié para alcanzar el paquete, me animé y me apoyé levemente contra su culo, tome la harina y baje sobre mis talones frotándole suavemente mi bulto. Me separé le entregué la harina y me dice continuando con el tono de broma
–que rápido que la alcanzaste! Lástima que no estaba más atrasen el estante!-
Yo:-bueno si querés te ayudo a amasar….
M: -a ver ayudame un poco que hay que hacer mucha fuerza!-
Me coloque por detrás de ella, le puse mis manos sobre las suyas que estaban sobre la masa y comenzamos a amasar entre los dos. Por supuesto se me fue endureciendo el miembro y ella lo tenÃa que sentir fregándose contra su culo.
Estuvimos asà unos instantes y ella dijo –va ser mejor que paremos porque va a llegar Monica y nos va a encontrar cogiendo sobre la mesada-
Yo: -tenes razón, paremos ahora que podemos. Otra vez será…-
M: -lo dejamos para otra vez….-
Yo estaba caliente y sorprendido. No podÃa pensar en dejar todo ahÃ, asà que dà vuelta su cara y bese sus labios primero con suavidad y después con frenesÃ. Ella metÃa su lengua en mi boca desesperadamente y apretaba su cuerpo contra el mÃo. Estábamos asà cuando escuche que mi esposa estaba estacionando frete a la puerta de casa. No separamos inmediatamente, ella retorno a su amasado y yo salà corriendo al baño. ¡Esta vez aplica perfectamente aquello de que casi nos agarra con las manos en la masa!
Mientras la pizza levaba tomamos un aperitivo y charlábamos sobre cosas triviales. Cuando la pizza estuvo lista nos sentamos en el living para comer encendimos la televisión para ver fotos que tengo guardadas en la consola de juegos. Para beber mi mujer trajo champagne diciendo que hacÃa dÃas que tenÃa ganas de tomar esas botellas que quedaban de las fiestas.
Cenamos, continuábamos mirando fotos y comentándolas. Monica trajo otra botella de champagne y dijo que esta era para disfrutarla lentamente.
MarÃa comento que le sorprendÃa eso de ver fotos en un televisor y me pregunta -que mas temes grabado en esa máquina? Tenes alguna porno?-
Yo: Si, si quieren ver, alguna tengo….-
Monica: -pone esa de la chica en el gimnasio con los dos muchachos….-
Pensé que tomando champagne y mirando porno esto terminarÃa de fiesta. Con una nueva erección en proceso de formación busque la pelÃcula que sugirió Monica le di play y apague la luz.
A los cinco minutos de empezar ya estaba la protagonista chupándose una pija negra mientras un rubio musculoso le lamia la concha.
MarÃa: -cuanto hace que no tengo una pija en la boca….
Monica: -siempre tuve fantasÃas de estar con dos tipos. Esta pelÃcula me calienta muy rápido-
Ellas continuaban haciendo comentarios sobre las escenas que parecÃan en pantalla, riéndose y comentando lo musculoso de los tipos y las enormes pijas que tienen. Yo la tenÃa dura como un palo, y miraba de reojo a MarÃa que estaba en el sillón de mi izquierda. Pensaba que después de lo que habÃa pasado en la cocina debÃa estar muy mojada. Vi que Monica tenÃa las piernas abiertas y con una mano por debajo de la pollera se debÃa estar tocando la concha. DebÃa estar muy excitada ya que no le gustaba que la viese masturbándose.
Cuando se veÃa un primer plano del negro penetrando a la chica y esta frotándose el clÃtoris frenéticamente, MarÃa dijo: -que calentura que tengo!! Voy a acabar sin tocarme siquiera!!!!-
Monica se levanto la pollera, se corrió la bombacha y vi como se acariciaba la concha suavemente, sin ningún pudor, una concha que por el brillo de la pantalla del televisor se veÃa bastante mojada. Dijo –MarÃa no te reprimas, disfruta de tu cuerpo que la vida es corta!!!-
No entendÃa bien adonde querÃa llegar mi mujer. Nunca habÃamos hablado de tener sexo los dos con un tercero, si bien suponÃa que debÃa ser una fantasÃa de ella (ya que es una de las mas corrientes), no pensé que estuviese dispuesta a llevarlo a cabo. Por otro lado ya habÃa llegado demasiado lejos, tal vez por el efecto del champagne y la ocurrencia de ponernos a mirar una pelÃcula porno, la cuestión es que ahà estaba masturbándose frente a mi y a su amiga. No pensarÃa que todo terminarÃa en una masturbación grupal y nada mas. Tampoco era momento para conversarlo. Se me cruzo por un instante la idea de que tal vez esto lo habÃan arreglado entre ellas antes de que yo llegue, y que quizá el dejarme solo con MarÃa no fue tan casual como yo suponÃa. No se, pero la escena que tenÃa ante mis ojos era de lo mas caliente. Asà que deje de acariciarme la pija por sobre la ropa y desabroche mi pantalón, saque la pija, me levanté y me arrime a MarÃa. Ella me saco el pantalón y el calzoncillo, agarro mi pija con una mano y con la otra me acariciaba los huevos, después se la metió en la boca y comenzó a chupármela. Le dijo a mi mujer –venà Monica, no me dejes sola- Mi esposa se levantó, se saco el vestido, la ropa interior y se acerco a nosotros, se paso la mano por la concha y luego me la metió en la boca, tenÃa los dedos empapados con sus jugos. Estaba caliente como pocas veces al habÃa visto. Como disfrutaba de verla tan caliente y deshinibida!.
Se arrodillo y compartÃa con Maria las lamidas a mi pija. Me saque la remera al tiempo que MarÃa hacia lo mismo con todas sus ropas. Le dije que se sentara en el sillón, me arrodillé entre sus piernas y sorprendido por encontrarla totalmente depilada me puse a lamerle el clÃtoris y meterle la lengua en la puerta de la vagina. Ella con los dedo de una mano abrìa bien sus labios vaginales y con la otra mano se tocaba las pequeñas tetas. Monica se tiro en el piso y me chupaba la pija mientras con su mano izquierda se masturbaba. Chupé esa concha poco tiempo ya que Maria rápidamente exploto en un orgasmo fenomenal. Continué lamiendo disfrutando al ver que con cada lamida se estremecÃa y levantaba su pubis gimiendo como loca. Me detuve cuando Monica me dijo –ahora me toca a mÃ- y se tiró en el sillón en el que tantas veces se la chupe, apoyando su cola cerca del borde del asiento y colocando sus piernas abiertas una sobre cada apoyabrazos y asà se acariciaba la concha y me miraba con unos ojos llenos de lujuria. Me recosté en el piso y hundà mis labios en esa concha al tiempo que MarÃa me la chupaba con ganas. No hizo falta trabajar mucho para que mi mujer llegase a su orgasmo. Me aparte de su sexo y busque la boca de MarÃa para besarla con mis labios totalmente mojados con los jugos de mi mujer. Me beso frenéticamente mientras me hacÃa una paja bien apretada. Me levante, para sentarme en el sillón individual y le dije que viniese encima. Se sentó de espaldas y sentà como mi pija entraba lentamente en esa concha totalmente mojada!! Empezó a cabalgar violentamente! Yo la acariciaba de los hombros a las caderas aumentando asà su excitación! Pronto tuvo otro orgasmo interminable. Monica estaba parada a mi lado mirándonos, con un pie apoyado en el apoyabrazos, acariciándose la concha y las tetas.
MarÃa se levanto y Monica se sentó sobre mi pija también de espaldas a mÃ. MarÃa en el piso me lamia los huevos. Yo ya no iba a aguantar mucho mas sin acabar, la situación era demasiado caliente. Mi mujer cabalgó unas pocas veces y también tuvo su orgasmo, cuando esta caliente no hace falta trabajar mucho para que acabe. Se recostó sobre mi pecho y pude ver que MarÃa le pasaba la lengua por el clÃtoris. Mi mujer se retorcÃa de placer me apretaba las manos sobre sus tetas. Con sus manos movÃa las mÃas haciendo cÃrculos alrededor de sus pezones. Les dije que ya no aguantaba más que iba a acabar!
-venà acabame en la boca, llename de leche….- Me dijo MarÃa.
Monica se levanto, se puso a un costado y me metÃa la lengua en la boca. MarÃa me la chupaba al tiempo que con la mano me pajeaba. Estalle en su boca y ella continuaba subiendo y bajando con sus labios que chorreaban leche. Fue una acabada increÃble!! Monica me pasaba las tetas por la cara, mientras yo iba cayendo en ese placentero sopor que devienes después del orgasmo. MarÃa se limpiaba la leche de su boca con la mano y con ella untaba sus tetas, recostada contra el otro sillón.
-que bueno que estuvo!!!!- dijo Monica que estaba acostada cruzada sobre mi y seguÃa tocándose la concha.
-si. BuenÃsimo. TenÃa tantas ganas de coger!!!!- dijo MarÃa –nunca lo habÃa hecho de a tres….-
-yo tampoco- dijo Monica –y me encanto que me pasases la lengua. Nunca me imagine que me podrÃa gustar que otra mujer lo haga-
-a mi siempre me pareció asqueroso. Pero tenÃa tal calentura que me salió asÃ- dijo MarÃa
Servà tres copas de champagne y brindamos por el excelente momento que pasamos. Sentados los tres en el sillón grande veÃamos como en la pantalla del televisor la chica estaba cogiendo montada encima del muchacho blanco y el el negro le lubricaba el culo de la chica mientras le iba metiendo esa enorme pija. La chica parecÃa gozar de la doble penetración ya que jadeaba gustosa.
MarÃa fue al baño y Monica me dice al oido –sigo muy caliente!! Quiero seguir cogiendo-. Al tiempo que me acariciaba los huevos.
Cuando MarÃa regresó del baño fui yo. Al regresar encontré que mi mujer estaba acostada en la alfombra con los pies sobre los apoyabrazos de sillón y con las piernas abiertas se pasaba los cuatro dedos de la mano derecha sobre los labios mojados de su concha. Miré el reloj y và que eran las doce y media de la noche. De una noche que aún no terminaba.
MarÃa se habÃa separado de Lucas hace un año y medio, siempre fue amiga de mi esposa pero a partir de su separación esa relación se hizo más estrecha. Ella vivió muchos años de casada bastante oprimida por su marido y la separación le abrió las puertas a una nueva vida donde ella tuvo que aprender a moverse con total libertad. Su separación después de tantos años de casada le trajo algo de depresión y solo el tiempo y horas y horas de charla con sus amigas le devolvieron cierta alegrÃa y también algunos kilos que no le vienen nada mal ya que estaba demasiado delgada.
Ese sábado al regresar del club al atardecer me encontré en casa con MarÃa y Monica tomando mate y bastante alegres, al punto que no paraban de decir tonterÃas y reÃrse como adolescentes. MarÃame dice: -Te estábamos esperando para que hagas unas pizzas para la noche….
- Aaaaha! Porque Uds. no tienen manos?
Monica: Es que MarÃa quiere que le enseñes a amasar… (Con un tono algo pÃcaro).
Yo: Bueno si quiere le enseño… El tema es que no hay muzzarella quién va a ir a comprar? A esta hora solo está abierto el supermercado.
Monica: Bueno yo voy mientras ustedes hacen la masa y la dejan levar.
Asà resueltas las cosas se fue Monica al super y nos quedamos MarÃa y yo solos. Tengo que aclarar que siempre me resultó una mujer atractiva y pensaba que detrás de sus finos y elegantes modales podrÃa esconderse una perra muy caliente. Sin embargo nunca me animé a intentar comprobarlo.
Puse la harina en la mesada y le fui explicando paso a paso como hacer para obtener una buena masa. Me pregunto donde habÃa más harina y le dije que en la alacena justo frente a ella.
-Lo que pasa es que no llego- me dijo mirando el paquete que estaba bastante alto
- Yo te lo alcanzo- Me acerque notando que ella no se separaba de la alacena y que para alcanzar la harina debÃa parame detrás de ella. Asà lo hice diciéndole en tono gracioso -de paso te apoyo un poquito-
-dale, con la falta que tengo de alguien que me apoye…. Me responde siguiendo el tono de broma. Estiré mi brazo por encima de su hombro y me puse en puntas de pié para alcanzar el paquete, me animé y me apoyé levemente contra su culo, tome la harina y baje sobre mis talones frotándole suavemente mi bulto. Me separé le entregué la harina y me dice continuando con el tono de broma
–que rápido que la alcanzaste! Lástima que no estaba más atrasen el estante!-
Yo:-bueno si querés te ayudo a amasar….
M: -a ver ayudame un poco que hay que hacer mucha fuerza!-
Me coloque por detrás de ella, le puse mis manos sobre las suyas que estaban sobre la masa y comenzamos a amasar entre los dos. Por supuesto se me fue endureciendo el miembro y ella lo tenÃa que sentir fregándose contra su culo.
Estuvimos asà unos instantes y ella dijo –va ser mejor que paremos porque va a llegar Monica y nos va a encontrar cogiendo sobre la mesada-
Yo: -tenes razón, paremos ahora que podemos. Otra vez será…-
M: -lo dejamos para otra vez….-
Yo estaba caliente y sorprendido. No podÃa pensar en dejar todo ahÃ, asà que dà vuelta su cara y bese sus labios primero con suavidad y después con frenesÃ. Ella metÃa su lengua en mi boca desesperadamente y apretaba su cuerpo contra el mÃo. Estábamos asà cuando escuche que mi esposa estaba estacionando frete a la puerta de casa. No separamos inmediatamente, ella retorno a su amasado y yo salà corriendo al baño. ¡Esta vez aplica perfectamente aquello de que casi nos agarra con las manos en la masa!
Mientras la pizza levaba tomamos un aperitivo y charlábamos sobre cosas triviales. Cuando la pizza estuvo lista nos sentamos en el living para comer encendimos la televisión para ver fotos que tengo guardadas en la consola de juegos. Para beber mi mujer trajo champagne diciendo que hacÃa dÃas que tenÃa ganas de tomar esas botellas que quedaban de las fiestas.
Cenamos, continuábamos mirando fotos y comentándolas. Monica trajo otra botella de champagne y dijo que esta era para disfrutarla lentamente.
MarÃa comento que le sorprendÃa eso de ver fotos en un televisor y me pregunta -que mas temes grabado en esa máquina? Tenes alguna porno?-
Yo: Si, si quieren ver, alguna tengo….-
Monica: -pone esa de la chica en el gimnasio con los dos muchachos….-
Pensé que tomando champagne y mirando porno esto terminarÃa de fiesta. Con una nueva erección en proceso de formación busque la pelÃcula que sugirió Monica le di play y apague la luz.
A los cinco minutos de empezar ya estaba la protagonista chupándose una pija negra mientras un rubio musculoso le lamia la concha.
MarÃa: -cuanto hace que no tengo una pija en la boca….
Monica: -siempre tuve fantasÃas de estar con dos tipos. Esta pelÃcula me calienta muy rápido-
Ellas continuaban haciendo comentarios sobre las escenas que parecÃan en pantalla, riéndose y comentando lo musculoso de los tipos y las enormes pijas que tienen. Yo la tenÃa dura como un palo, y miraba de reojo a MarÃa que estaba en el sillón de mi izquierda. Pensaba que después de lo que habÃa pasado en la cocina debÃa estar muy mojada. Vi que Monica tenÃa las piernas abiertas y con una mano por debajo de la pollera se debÃa estar tocando la concha. DebÃa estar muy excitada ya que no le gustaba que la viese masturbándose.
Cuando se veÃa un primer plano del negro penetrando a la chica y esta frotándose el clÃtoris frenéticamente, MarÃa dijo: -que calentura que tengo!! Voy a acabar sin tocarme siquiera!!!!-
Monica se levanto la pollera, se corrió la bombacha y vi como se acariciaba la concha suavemente, sin ningún pudor, una concha que por el brillo de la pantalla del televisor se veÃa bastante mojada. Dijo –MarÃa no te reprimas, disfruta de tu cuerpo que la vida es corta!!!-
No entendÃa bien adonde querÃa llegar mi mujer. Nunca habÃamos hablado de tener sexo los dos con un tercero, si bien suponÃa que debÃa ser una fantasÃa de ella (ya que es una de las mas corrientes), no pensé que estuviese dispuesta a llevarlo a cabo. Por otro lado ya habÃa llegado demasiado lejos, tal vez por el efecto del champagne y la ocurrencia de ponernos a mirar una pelÃcula porno, la cuestión es que ahà estaba masturbándose frente a mi y a su amiga. No pensarÃa que todo terminarÃa en una masturbación grupal y nada mas. Tampoco era momento para conversarlo. Se me cruzo por un instante la idea de que tal vez esto lo habÃan arreglado entre ellas antes de que yo llegue, y que quizá el dejarme solo con MarÃa no fue tan casual como yo suponÃa. No se, pero la escena que tenÃa ante mis ojos era de lo mas caliente. Asà que deje de acariciarme la pija por sobre la ropa y desabroche mi pantalón, saque la pija, me levanté y me arrime a MarÃa. Ella me saco el pantalón y el calzoncillo, agarro mi pija con una mano y con la otra me acariciaba los huevos, después se la metió en la boca y comenzó a chupármela. Le dijo a mi mujer –venà Monica, no me dejes sola- Mi esposa se levantó, se saco el vestido, la ropa interior y se acerco a nosotros, se paso la mano por la concha y luego me la metió en la boca, tenÃa los dedos empapados con sus jugos. Estaba caliente como pocas veces al habÃa visto. Como disfrutaba de verla tan caliente y deshinibida!.
Se arrodillo y compartÃa con Maria las lamidas a mi pija. Me saque la remera al tiempo que MarÃa hacia lo mismo con todas sus ropas. Le dije que se sentara en el sillón, me arrodillé entre sus piernas y sorprendido por encontrarla totalmente depilada me puse a lamerle el clÃtoris y meterle la lengua en la puerta de la vagina. Ella con los dedo de una mano abrìa bien sus labios vaginales y con la otra mano se tocaba las pequeñas tetas. Monica se tiro en el piso y me chupaba la pija mientras con su mano izquierda se masturbaba. Chupé esa concha poco tiempo ya que Maria rápidamente exploto en un orgasmo fenomenal. Continué lamiendo disfrutando al ver que con cada lamida se estremecÃa y levantaba su pubis gimiendo como loca. Me detuve cuando Monica me dijo –ahora me toca a mÃ- y se tiró en el sillón en el que tantas veces se la chupe, apoyando su cola cerca del borde del asiento y colocando sus piernas abiertas una sobre cada apoyabrazos y asà se acariciaba la concha y me miraba con unos ojos llenos de lujuria. Me recosté en el piso y hundà mis labios en esa concha al tiempo que MarÃa me la chupaba con ganas. No hizo falta trabajar mucho para que mi mujer llegase a su orgasmo. Me aparte de su sexo y busque la boca de MarÃa para besarla con mis labios totalmente mojados con los jugos de mi mujer. Me beso frenéticamente mientras me hacÃa una paja bien apretada. Me levante, para sentarme en el sillón individual y le dije que viniese encima. Se sentó de espaldas y sentà como mi pija entraba lentamente en esa concha totalmente mojada!! Empezó a cabalgar violentamente! Yo la acariciaba de los hombros a las caderas aumentando asà su excitación! Pronto tuvo otro orgasmo interminable. Monica estaba parada a mi lado mirándonos, con un pie apoyado en el apoyabrazos, acariciándose la concha y las tetas.
MarÃa se levanto y Monica se sentó sobre mi pija también de espaldas a mÃ. MarÃa en el piso me lamia los huevos. Yo ya no iba a aguantar mucho mas sin acabar, la situación era demasiado caliente. Mi mujer cabalgó unas pocas veces y también tuvo su orgasmo, cuando esta caliente no hace falta trabajar mucho para que acabe. Se recostó sobre mi pecho y pude ver que MarÃa le pasaba la lengua por el clÃtoris. Mi mujer se retorcÃa de placer me apretaba las manos sobre sus tetas. Con sus manos movÃa las mÃas haciendo cÃrculos alrededor de sus pezones. Les dije que ya no aguantaba más que iba a acabar!
-venà acabame en la boca, llename de leche….- Me dijo MarÃa.
Monica se levanto, se puso a un costado y me metÃa la lengua en la boca. MarÃa me la chupaba al tiempo que con la mano me pajeaba. Estalle en su boca y ella continuaba subiendo y bajando con sus labios que chorreaban leche. Fue una acabada increÃble!! Monica me pasaba las tetas por la cara, mientras yo iba cayendo en ese placentero sopor que devienes después del orgasmo. MarÃa se limpiaba la leche de su boca con la mano y con ella untaba sus tetas, recostada contra el otro sillón.
-que bueno que estuvo!!!!- dijo Monica que estaba acostada cruzada sobre mi y seguÃa tocándose la concha.
-si. BuenÃsimo. TenÃa tantas ganas de coger!!!!- dijo MarÃa –nunca lo habÃa hecho de a tres….-
-yo tampoco- dijo Monica –y me encanto que me pasases la lengua. Nunca me imagine que me podrÃa gustar que otra mujer lo haga-
-a mi siempre me pareció asqueroso. Pero tenÃa tal calentura que me salió asÃ- dijo MarÃa
Servà tres copas de champagne y brindamos por el excelente momento que pasamos. Sentados los tres en el sillón grande veÃamos como en la pantalla del televisor la chica estaba cogiendo montada encima del muchacho blanco y el el negro le lubricaba el culo de la chica mientras le iba metiendo esa enorme pija. La chica parecÃa gozar de la doble penetración ya que jadeaba gustosa.
MarÃa fue al baño y Monica me dice al oido –sigo muy caliente!! Quiero seguir cogiendo-. Al tiempo que me acariciaba los huevos.
Cuando MarÃa regresó del baño fui yo. Al regresar encontré que mi mujer estaba acostada en la alfombra con los pies sobre los apoyabrazos de sillón y con las piernas abiertas se pasaba los cuatro dedos de la mano derecha sobre los labios mojados de su concha. Miré el reloj y và que eran las doce y media de la noche. De una noche que aún no terminaba.
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