Un postre de carne femenina
Primera parte
Ya habíamos terminado de cenar, sábado a la noche, nuestra hija se había dormido.
Volvió del dormitorio desnuda preparada para entregarse, mientras limpiaba la mesa y la cubría con un mantel se quedo parada mirando lo que yo hacia, el solo hecho de verla ahí paradita, desnudita, esperando a ver que hacia con ella, me excito haciendo que ni corazón empezara a latir mas rápido. Le pedí que se acostara sobre la mesa, atando sus manos y pies a las patas de esta, quedo bien extendida y abierta de brazos y piernas, su cabeza caída hacia atrás extendía su cuello, sus grandes pechos sobresalían en toda su lindura empujados por su cuello y brazos abiertos.
Así en esa posición sobre un mantel blanco me daba la impresión de una victima preparada para ser sacrificada en el altar de mis perversiones.
Como siempre que la ato, me sobrevino un intenso deseo de abusar de ese cuerpo indefenso, usarlo como una cosa, vejarlo, exhibirlo como una pieza de caza, haciendo que tuviese una tremenda erección. Se la metí en la boca. No aguante la calentura y le acabe en la cara.
Me fui a la cocina, a tomar un café y reponerme, tranquilamente me puse a ver la tv.
Vuelto al ruedo, con un pañuelo le limpie la cara, metiéndoselo después en la boca, me molesta que me hable cuando estoy ocupado abusando de ella.
Le unte distintas partes del cuerpo con mermelada para que tenga mas rico gusto, los pies, la cara interna de los muslos, la vagina, el ombligo, los pechos, axilas, cuello; comenzando por los pies la lamí toda, con delicadeza, saboreando su cuerpo como si fuese un manjar; al llegar por los muslos a la entrepierna la sentí retorcerse y gemir, parecía poseída por un espíritu de lujuria; esta vez no gemía de dolor o intentando zafarse, si no de placer, esta vez ella gozaba con la entrega de su propio cuerpo.
Después de lamerle el ombligo me acosté sobre ella, comencé a penetrarla, su vagina se me ofreció abierta, mojada, caliente. Mientras entraba y salía rítmicamente de dentro de ella , le lamia el pecho y la axila de un lado y después del otro .Sentí su cuerpo estremecerse al llegar al orgasmo, sus manos se abrieron con fuerza, levanto la cabeza todo lo que pudo y no pudiendo moverse se descargo a través de un grito ahogado por el trapo en su boca. Llegue al orgasmo poco después de ella quedándome acostado sobre su cuerpo. Sin levantarme me entregue al chupado y lamido de su cuello, la mordí, quedándome prendido a su cuello como si fuese un vampiro.
Primera parte
Ya habíamos terminado de cenar, sábado a la noche, nuestra hija se había dormido.
Volvió del dormitorio desnuda preparada para entregarse, mientras limpiaba la mesa y la cubría con un mantel se quedo parada mirando lo que yo hacia, el solo hecho de verla ahí paradita, desnudita, esperando a ver que hacia con ella, me excito haciendo que ni corazón empezara a latir mas rápido. Le pedí que se acostara sobre la mesa, atando sus manos y pies a las patas de esta, quedo bien extendida y abierta de brazos y piernas, su cabeza caída hacia atrás extendía su cuello, sus grandes pechos sobresalían en toda su lindura empujados por su cuello y brazos abiertos.
Así en esa posición sobre un mantel blanco me daba la impresión de una victima preparada para ser sacrificada en el altar de mis perversiones.
Como siempre que la ato, me sobrevino un intenso deseo de abusar de ese cuerpo indefenso, usarlo como una cosa, vejarlo, exhibirlo como una pieza de caza, haciendo que tuviese una tremenda erección. Se la metí en la boca. No aguante la calentura y le acabe en la cara.
Me fui a la cocina, a tomar un café y reponerme, tranquilamente me puse a ver la tv.
Vuelto al ruedo, con un pañuelo le limpie la cara, metiéndoselo después en la boca, me molesta que me hable cuando estoy ocupado abusando de ella.
Le unte distintas partes del cuerpo con mermelada para que tenga mas rico gusto, los pies, la cara interna de los muslos, la vagina, el ombligo, los pechos, axilas, cuello; comenzando por los pies la lamí toda, con delicadeza, saboreando su cuerpo como si fuese un manjar; al llegar por los muslos a la entrepierna la sentí retorcerse y gemir, parecía poseída por un espíritu de lujuria; esta vez no gemía de dolor o intentando zafarse, si no de placer, esta vez ella gozaba con la entrega de su propio cuerpo.
Después de lamerle el ombligo me acosté sobre ella, comencé a penetrarla, su vagina se me ofreció abierta, mojada, caliente. Mientras entraba y salía rítmicamente de dentro de ella , le lamia el pecho y la axila de un lado y después del otro .Sentí su cuerpo estremecerse al llegar al orgasmo, sus manos se abrieron con fuerza, levanto la cabeza todo lo que pudo y no pudiendo moverse se descargo a través de un grito ahogado por el trapo en su boca. Llegue al orgasmo poco después de ella quedándome acostado sobre su cuerpo. Sin levantarme me entregue al chupado y lamido de su cuello, la mordí, quedándome prendido a su cuello como si fuese un vampiro.
1 comentarios - degustando a mi esposa