En este ultimo mes, no me puedo quejar de nada...
Carla, mi esposa,como siempre, me ha prodigado las mejores calenturas y polvos posibles. Majo, mi cuñadita, que todavía sigue en casa; aunque se engancho con un flaco, sigue de vez en cuando, dejándome disfrutar de su cuerpo. Y ni hablar de Gladys, es fija que una vez por semana, no importa el día u hora que sea, nos encontramos, aunque mas no sea para darnos una buena mamada mutua... Si , si... a veces es solo sexo oral... Pero que buenos momentos.
O sea que si me quejo es de lleno, como dicen.
Jamas habría pensado pasar por esta situación, ni siquiera en mis mas afiebrados delirios juveniles hubiera imaginado estar a la vez con tres mujeres que me ofrecen distintas y variadas formas de goce. Puedo jactarme que si pido algo, alguna de las tres me lo da... caricias, besos, lamidas, mordiscos, posiciones, todo.. o casi todo... Suena hasta irreal, pero eso estoy viviendo y aprovechando, obviamente.
Ya pase por épocas de sequía, donde me mataba a pajas porque ni los perros me daban bola. Ahora que me toco y bueno..., vamos para adelante nomas...
Con Gladys, solemos charlar bastante, antes o después de cada encuentro. Sabe cuando tuve sexo con mi mujer o mi cuñada, que hice o deje de hacer y que me gustaría haber hecho. Con ella complementamos todos nuestros deseos inconclusos, hasta los mas perversos. Y quizás sea por esto que nos atraemos, ya que Gladys también intenta cumplir sus deseos inconclusos.
Tal fue lo sucedido ayer, después del trabajo.
Eran las 20,15 horas cuando recibí un llamado de Gladys, preguntado si podía ir a su casa, ya que estaba sola. (es divorciada, pero vive con su hijo de 23 años).
- Si, corazón! - dije - ya voy para allá, dame un toque, así aviso en casa que me surgió algo - culminé
- Dale, te espero - respondió
Habiendo avisado a Carla que iba a llegar mas tarde, raudamente me dirigí a lo de Gladys.
No hubo necesidad de golpear a la puerta ya que me estaba esperando.
Al entrar la bese suavemente en los labios, cosa que hemos adoptado como costumbre. Si bien después todo, a veces, resulta frenético y hasta furibundo, la ternura tiene que estar presente.
Como era de esperar, un cafecito me espera para acompañar nuestra charla previa. Hablamos de su encuentro con Carla en casa el día anterior, por la tarde. De lo bien que la pasaron y de los chimentos que cruzaron.
Lo sustancioso fue cuando comenzó a contarme que había estado imaginando y ratoneandose con la posibilidad de someterme a una pseudo tortura sexual.
- Sabes que estoy dispuesto - dije -... pero con algunos reparos, no sea cosa que me queden marcas - acoté.
- No nada de eso, bebe... quiero atarte desnudo y calentarte hasta mas no poder - dijo
- Quiero ver tu cara cuando estas caliente - agrego parándose y tomándome la mano.
Me guió hasta el futon del living (cómplice de nuestro primer encuentro), y me pidió que me sentara. Allí comenzó a desabrocharme la camisa , a besar tiernamente mis labios y seguir bajando hasta llegar a mis tetillas.
Mientras mordía mi pecho, sus manos hábiles me retiraban el pantalón y bóxer a la vez.
Ya totalmente en bolas, ató mis muñecas y tobillos a cada uno de los extremos del futon.
Debo confesar que tal estado de indefensión comenzó a provocarme un grado de cachondez que jamas hubiera imaginado.
Mi verga estaba dura y ni siquiera había recibido caricia alguna.
Podía ver en la cara de Gladys, una clara mueca de satisfacción y lujuria al verme en tal estado.
Sin mas, esa bella mujer, empezó a sacarse la ropa muy delicadamente..., así... simplemente, sin música, palabras o cualquier otra cosa que entorpeciera o distrajera la atención; mi atención hacia su cuerpo...
Primero fue su blusa, después su pollera, una remerita que llevaba bajo la blusa salio despedida terminando en un rincón. Sus grandes y hermosos pechos fueron liberados de la opresión de ese corpiño que los contenía a duras penas.
Se acercó y con sus tetas rozo mi pija erecta... Jugó con ella un rato y sin quitarme la vista de encima, se irguió para luego darme la espalda y llenarme los ojos con ese magnifico culo que mas de una vez extrajo sendos chorros de semen de mi verga.
Lentamente y con las piernas entreabiertas, fue agachándose mientras sus manos acariciaban y abrían sus nalgas. Por un momento pensé que no podría aguantar tal espectáculo sin poder hacer absolutamente nada. Pero Gladys, sabiamente o quizás atenta a lo que me pasaba, se sentó en mi falda para refregar su cola en toda mi caliente, colorada y dura pija. Casi sin darme cuenta, su hilo dental había desaparecido, y la verdad poco importaba a estas alturas... Su vulva peludita, por sugerencia mía, estaba mojada. Un delgado hilo de flujo comenzaba a recorrer su pierna derecha.
- Dejame chuparte la concha - pedí desesperado.
- No papito, hoy vos no haces nada... - me dijo imperativamente.
Acto seguido, dos de sus dedos se perdieron en su concha, mientras que el resto de su palma estimulaba su ya hinchado clítoris.
El orgasmo no tardó en llegar... Estertores y gemidos de placer se escucharon por toda la casa. Ver como gozaba sin prurito alguno..., como sus largas , torneadas y blancas piernas temblaban casi sin control, como su mano bañada totalmente aun dentro, seguía estrujando y ordeñando su propia concha y sus pechos vibrando al compás... me llevaba a suplicar que me soltara.
Quería penetrarla, sentir su calentura, su olor a sexo, a sudor...
Nada de eso ocurrió... Solo atino a mirarme y sin mas intermedios, se arrodillo entre mis piernas, aun sufriendo algunos espasmos.
Con su mano bañada por sus elixires, tomo mi pija y comenzó muy lentamente a pajearme. Con tanta delicadeza y parsimonia me acariciaba, que llego un punto que era exasperante. Sentía que podía acabar allí mismo, pero ella no me lo impedía, apretando fuertemente la base de mi pene.
Al fin y al cabo, ahora que lo pienso, era el propósito de Gladys. Pero en ese momento, que mierda iba a ponerme a pensar eso...
Así me tuvo por minutos, hasta que imprevistamente se trago toda mi pija con su boca... Sus labios llegaron a rozar mis testículos. Hilos de saliva y liquido seminal se colaban por su boca, bañando paulatinamente mis huevos.
No podía aguantar mas..., y Gladys lo sabia. Me tenia como ella lo había imaginado e ideado; y no solo lo disfrutaba, sino que se aprovechaba de ello.
Volvía a presionar mi verga y evitaba que de una vez por todas acabara. Cuando lo conseguía, me besaba animadamente y comenzaba a succionar o a pajearme suavemente...
Gladys, seguía hurgando en su concha, frotando sus dedos, cada tanto, por todo el contorno de sus labios vaginales. Su culo también era merecedor de implacables embates de su manos. Un rojo consolador entraba y salia de su negro agujero, como si ese lugar estuviera hecho para él. Me mostraba como su sexo se amoldaba a cuanto objeto tuviera a mano. Todo esto sin desatender un instante mi desprotegida pija. Esta mujer gozaba dándome y dándose placer a la vez, se regocijaba haciéndolo y eso la arder en deseos aun mas.
Perdí la noción del tiempo... mi excitación era tal, que realmente sentía que era una tortura..., hermosa... pero tortura al fin.
Hasta que, a punto de lograr su segundo orgasmo, producto del estimulo que le provocaba jugar conmigo; dejó que un enérgico e intespectivo chorro de semen saliera de mi engarrotada verga.
Por favor...!!! Que sensación!!!... Cuanto había deseado ese momento... No fue una acabada mas, fue un verdadero clímax.
Me fui diluyendo en cada una de las contracciones eyaculatorias hasta quedar rendido. Gladys por su parte, sin perder la oportunidad, y caliente como estaba, montó mi verga todavía dura y cabalgo apasionadamente hasta llegar ella también. Sentí como sus jugos inundaban su vagina y mi pija desfalleciente, escurriéndose en mis piernas.
Un intenso, suave y profundo beso, nos unió por minutos. Casi no hubo palabras mientras era liberado de mi aprisionamiento.
Me higienice y vestí en el baño. Al salir otra taza de café caliente me esperaba. Charlamos de lo sucedido, de como nos habíamos sentido, de lo mucho que había temido por mi respuesta previa al respecto y de la fascinación que le causo verme atado.
Otro tierno beso fue la despedida...
Así que..., que mas se puede pedir.
Hoy todavía tengo la sensación que estoy casi en un sueño...Sueño que estoy aprovechando y del que extrañare cuando despierte...
HASTA LA PRÓXIMA...!!!
Carla, mi esposa,como siempre, me ha prodigado las mejores calenturas y polvos posibles. Majo, mi cuñadita, que todavía sigue en casa; aunque se engancho con un flaco, sigue de vez en cuando, dejándome disfrutar de su cuerpo. Y ni hablar de Gladys, es fija que una vez por semana, no importa el día u hora que sea, nos encontramos, aunque mas no sea para darnos una buena mamada mutua... Si , si... a veces es solo sexo oral... Pero que buenos momentos.
O sea que si me quejo es de lleno, como dicen.
Jamas habría pensado pasar por esta situación, ni siquiera en mis mas afiebrados delirios juveniles hubiera imaginado estar a la vez con tres mujeres que me ofrecen distintas y variadas formas de goce. Puedo jactarme que si pido algo, alguna de las tres me lo da... caricias, besos, lamidas, mordiscos, posiciones, todo.. o casi todo... Suena hasta irreal, pero eso estoy viviendo y aprovechando, obviamente.
Ya pase por épocas de sequía, donde me mataba a pajas porque ni los perros me daban bola. Ahora que me toco y bueno..., vamos para adelante nomas...
Con Gladys, solemos charlar bastante, antes o después de cada encuentro. Sabe cuando tuve sexo con mi mujer o mi cuñada, que hice o deje de hacer y que me gustaría haber hecho. Con ella complementamos todos nuestros deseos inconclusos, hasta los mas perversos. Y quizás sea por esto que nos atraemos, ya que Gladys también intenta cumplir sus deseos inconclusos.
Tal fue lo sucedido ayer, después del trabajo.
Eran las 20,15 horas cuando recibí un llamado de Gladys, preguntado si podía ir a su casa, ya que estaba sola. (es divorciada, pero vive con su hijo de 23 años).
- Si, corazón! - dije - ya voy para allá, dame un toque, así aviso en casa que me surgió algo - culminé
- Dale, te espero - respondió
Habiendo avisado a Carla que iba a llegar mas tarde, raudamente me dirigí a lo de Gladys.
No hubo necesidad de golpear a la puerta ya que me estaba esperando.
Al entrar la bese suavemente en los labios, cosa que hemos adoptado como costumbre. Si bien después todo, a veces, resulta frenético y hasta furibundo, la ternura tiene que estar presente.
Como era de esperar, un cafecito me espera para acompañar nuestra charla previa. Hablamos de su encuentro con Carla en casa el día anterior, por la tarde. De lo bien que la pasaron y de los chimentos que cruzaron.
Lo sustancioso fue cuando comenzó a contarme que había estado imaginando y ratoneandose con la posibilidad de someterme a una pseudo tortura sexual.
- Sabes que estoy dispuesto - dije -... pero con algunos reparos, no sea cosa que me queden marcas - acoté.
- No nada de eso, bebe... quiero atarte desnudo y calentarte hasta mas no poder - dijo
- Quiero ver tu cara cuando estas caliente - agrego parándose y tomándome la mano.
Me guió hasta el futon del living (cómplice de nuestro primer encuentro), y me pidió que me sentara. Allí comenzó a desabrocharme la camisa , a besar tiernamente mis labios y seguir bajando hasta llegar a mis tetillas.
Mientras mordía mi pecho, sus manos hábiles me retiraban el pantalón y bóxer a la vez.
Ya totalmente en bolas, ató mis muñecas y tobillos a cada uno de los extremos del futon.
Debo confesar que tal estado de indefensión comenzó a provocarme un grado de cachondez que jamas hubiera imaginado.
Mi verga estaba dura y ni siquiera había recibido caricia alguna.
Podía ver en la cara de Gladys, una clara mueca de satisfacción y lujuria al verme en tal estado.
Sin mas, esa bella mujer, empezó a sacarse la ropa muy delicadamente..., así... simplemente, sin música, palabras o cualquier otra cosa que entorpeciera o distrajera la atención; mi atención hacia su cuerpo...
Primero fue su blusa, después su pollera, una remerita que llevaba bajo la blusa salio despedida terminando en un rincón. Sus grandes y hermosos pechos fueron liberados de la opresión de ese corpiño que los contenía a duras penas.
Se acercó y con sus tetas rozo mi pija erecta... Jugó con ella un rato y sin quitarme la vista de encima, se irguió para luego darme la espalda y llenarme los ojos con ese magnifico culo que mas de una vez extrajo sendos chorros de semen de mi verga.
Lentamente y con las piernas entreabiertas, fue agachándose mientras sus manos acariciaban y abrían sus nalgas. Por un momento pensé que no podría aguantar tal espectáculo sin poder hacer absolutamente nada. Pero Gladys, sabiamente o quizás atenta a lo que me pasaba, se sentó en mi falda para refregar su cola en toda mi caliente, colorada y dura pija. Casi sin darme cuenta, su hilo dental había desaparecido, y la verdad poco importaba a estas alturas... Su vulva peludita, por sugerencia mía, estaba mojada. Un delgado hilo de flujo comenzaba a recorrer su pierna derecha.
- Dejame chuparte la concha - pedí desesperado.
- No papito, hoy vos no haces nada... - me dijo imperativamente.
Acto seguido, dos de sus dedos se perdieron en su concha, mientras que el resto de su palma estimulaba su ya hinchado clítoris.
El orgasmo no tardó en llegar... Estertores y gemidos de placer se escucharon por toda la casa. Ver como gozaba sin prurito alguno..., como sus largas , torneadas y blancas piernas temblaban casi sin control, como su mano bañada totalmente aun dentro, seguía estrujando y ordeñando su propia concha y sus pechos vibrando al compás... me llevaba a suplicar que me soltara.
Quería penetrarla, sentir su calentura, su olor a sexo, a sudor...
Nada de eso ocurrió... Solo atino a mirarme y sin mas intermedios, se arrodillo entre mis piernas, aun sufriendo algunos espasmos.
Con su mano bañada por sus elixires, tomo mi pija y comenzó muy lentamente a pajearme. Con tanta delicadeza y parsimonia me acariciaba, que llego un punto que era exasperante. Sentía que podía acabar allí mismo, pero ella no me lo impedía, apretando fuertemente la base de mi pene.
Al fin y al cabo, ahora que lo pienso, era el propósito de Gladys. Pero en ese momento, que mierda iba a ponerme a pensar eso...
Así me tuvo por minutos, hasta que imprevistamente se trago toda mi pija con su boca... Sus labios llegaron a rozar mis testículos. Hilos de saliva y liquido seminal se colaban por su boca, bañando paulatinamente mis huevos.
No podía aguantar mas..., y Gladys lo sabia. Me tenia como ella lo había imaginado e ideado; y no solo lo disfrutaba, sino que se aprovechaba de ello.
Volvía a presionar mi verga y evitaba que de una vez por todas acabara. Cuando lo conseguía, me besaba animadamente y comenzaba a succionar o a pajearme suavemente...
Gladys, seguía hurgando en su concha, frotando sus dedos, cada tanto, por todo el contorno de sus labios vaginales. Su culo también era merecedor de implacables embates de su manos. Un rojo consolador entraba y salia de su negro agujero, como si ese lugar estuviera hecho para él. Me mostraba como su sexo se amoldaba a cuanto objeto tuviera a mano. Todo esto sin desatender un instante mi desprotegida pija. Esta mujer gozaba dándome y dándose placer a la vez, se regocijaba haciéndolo y eso la arder en deseos aun mas.
Perdí la noción del tiempo... mi excitación era tal, que realmente sentía que era una tortura..., hermosa... pero tortura al fin.
Hasta que, a punto de lograr su segundo orgasmo, producto del estimulo que le provocaba jugar conmigo; dejó que un enérgico e intespectivo chorro de semen saliera de mi engarrotada verga.
Por favor...!!! Que sensación!!!... Cuanto había deseado ese momento... No fue una acabada mas, fue un verdadero clímax.
Me fui diluyendo en cada una de las contracciones eyaculatorias hasta quedar rendido. Gladys por su parte, sin perder la oportunidad, y caliente como estaba, montó mi verga todavía dura y cabalgo apasionadamente hasta llegar ella también. Sentí como sus jugos inundaban su vagina y mi pija desfalleciente, escurriéndose en mis piernas.
Un intenso, suave y profundo beso, nos unió por minutos. Casi no hubo palabras mientras era liberado de mi aprisionamiento.
Me higienice y vestí en el baño. Al salir otra taza de café caliente me esperaba. Charlamos de lo sucedido, de como nos habíamos sentido, de lo mucho que había temido por mi respuesta previa al respecto y de la fascinación que le causo verme atado.
Otro tierno beso fue la despedida...
Así que..., que mas se puede pedir.
Hoy todavía tengo la sensación que estoy casi en un sueño...Sueño que estoy aprovechando y del que extrañare cuando despierte...
HASTA LA PRÓXIMA...!!!
4 comentarios - Gladys y su fantasia
escribis muy bien y logras mantener atrapado en la historia al lector!
Excelente!
Yo fui "Gladys" me encanto de principio a fin...
Gracias
Que buena manera de relatar!