Hoy les traigo otro relato hot, para que se vayan entreteniendo mientras llegan las próximas imgenes... Lean, imaginen, dejen volar las fantasías...
Fantasía
Estabas sentado frente a la mesa, mirando televisión. Yo acababa de bañarme. Salí de la habitación que estaba a tus espaldas. Tenía puesta una tanguita blanca y una bata transparente muy corta del mismo color. Como hacía calor, tenías puesto nada más que un short.
Me acerqué lentamente , me detuve detrás tuyo y puse mis manos en tus hombros musculosos. Comencé a bajar las manos por tu pecho hasta tus tetillas... Las pellizqué. Ambos comenzamos a excitarnos. Apoyé mi vientre contra tu cabeza y al ir bajando besaba tu mejilla, hasta llegar a tu boca. Mis pechos ahora hacían contacto con tu espalda. Los podías sentir excitados. También sentías el roce sensual de la gasa. Tus manos acariciaron mis brazos. Mis manos siguieron bajando hasta el elástico del pantalón se colaron por debajo de tus shorts, fui bajando poco a poco, podía sentir como tu vientre se ponía tenso mientras mi lengua provocaba a la tuya sin darte respiro. El deseo aumentaba. Seguíamos devorándonos. Acaricié tu sexo erecto, fui precisa en mis movimientos y te arranqué un sonido de placer. Entonces te solté y me paré delante tuyo. Finalmente podías verme. Tu sonrisa confirmó que te gustaba cómo se translucía la bata.
Me observaste con toda la lujuria del mundo y sin levantarte de la silla, delicadamente pusiste tus manos en mis hombros haciendo que la fina gasa se deslizara y cayera al suelo. Mis pechos quedaron desnudos, expectantes. A tu merced. Delineaste mis pechos con tus pulgares. Lentamente. Impacientándome. Si, así me gustaba. Lento. Me hacías desearte aún más. Rodeaste mi cintura con un brazo y me acercaste a vos. Te erguiste en la silla y estiraste la lengua hasta rozar uno de mis pezones. Delicioso. Pasé mis dedos por tu cabello. Solo debía esperar. Continuaste saboreando mis senos. Uno a la vez. Pero cada vez con más fuerza. Tus manos te ayudaban.
Tus manos comenzaron a bajar hacia mi vientre. Delineaste mi cintura con la yema de los dedos. Ese delicado contacto era sublime para mí… Me empujaste suavemente contra vos y pasaste tu lengua por mi ombligo primero, besaste mi vientre, bajaste hasta mi pubis. Podía observar tu hombría encendida, bogando por ser libre. Me moría del deseo por verte descubierto.
Mi ropa interior se deslizó por mis piernas hasta el suelo. Pasaste tu lengua por mi pubis y seguiste avanzando. Separé las piernas para darte más lugar, pero no era suficiente. Entonces me sentaste en el borde de la mesa. Me arqueé de placer al sentir tu lengua tibia explorando mi intimidad. Una de tus manos se dedicaba a acariciar frenéticamente mi punto más sensible, logrando que gimiera involuntariamente. Pero yo quería más. Levanté mis piernas y apoyé los talones en la mesa. Me ofrecí por completo. Podías ver, oler y saborear la reacción natural de mi cuerpo ante el enorme placer que me estabas brindando. Fue entonces cuando, casi agonizando de deseo te pedí que terminaras con esa maravillosa tortura. Obediente, te levantaste de la silla, y te quitaste la única prenda que llevabas. Tu masculinidad completamente erecta quedó a la vista. Se apoderó de mí una pasíón tan profunda que me urgió que me penetraras. Te acercaste a mí, restregaste tu sexo contra el mío, me mordiste ferozmente la boca. Susurraste algo que no oí, pero el instinto sabe, y te seguí cuando volviste a sentarte. Quedé encima de ti. Abrazándote con mi cuerpo entero. Al fin podía sentirte dentro.
Pusiste tus manos en mi cola para mecerme a tu parecer. Al principio lentamente, luego con más ahínco y más y más fuerza. Mí clítoris castigándose contra tu pubis. Las bocas estallando una contra otra. Las lenguas rozándose. Podíamos sentir los sonidos de nuestros cuerpos brindándose el uno al otro por completo. Tus manos también recorrían mis senos hinchados. Nuestros vientres estaban tensos. Nuestros cuerpos enteros estaban húmedos. Pronto mi cadera comenzó a cambiar de movimiento, se convirtió en un simple balanceo hacia delante y atrás, con mucha energía, casi violentamente, haciendo que el placer de ese contacto me tomara en cada movimiento. Me quejé ... Me quejé porque sabía que eso te excitaba más todavía.
Te detuviste y ,no sé con qué fuerzas, me levantaste por la cintura y me hiciste girar. Mi cola, la que tanto deseabas, estaba justo frente a tu cara, entonces besaste mis nalgas, las mordisqueaste suavemente y me obligaste a bajar. Yo sabía lo que me esperaba.. Estás muy bien dotado, y es demasiado para mí. Me ibas a lastimar. Lentamente bajé para sentarme sobre tu sexo agigantado. Pude sentir un dolor agudo, pero placentero. Me quejé, pero a vos te encendió más. Temerosa, seguí bajando. Pero tu excitación era mucho más poderosa y repentinamente te levantaste de la silla penetrándome de una a la vez que me empujabas hacia delante. Fue hermoso. El dolor era algo lejano. Te pude sentir otra vez. Entrando y saliendo con locura. Gozando. Casi gruñías. Yo disfrutaba. Apoyé las manos en la mesa ofreciéndolo todo sin reservas. Estaba en trance. Te necesitaba tanto.. Me conocías tan bien… Tus manos, mientras tanto, obraban milagros entre mis piernas. El placer era insoportable. Mi corazón latía desbocado. Seguías moviéndote sin piedad. Entrabas y salías tan excitado y con tal frenesí que no sé cómo aguantaba las embestidas. Eras salvaje. Te gustaba verme así: completamente entregada a vos. Pronto terminaría. Pude sentirte venir. La cadencia de tus caderas cambió... Vos también te estabas entregando a mí de alguna forma. Pude sentir cómo te desbordabas en mi interior. Estábamos transpirados y agitados. Volviste a besarme la boca. Me abrazaste. Lo único que podíamos hacer era sonreír. Nos miramos a los ojos y empezamos a besarnos otra vez….
Espero que les haya gustado.. Espero sus comentarios!
Aquí podrás ver mis otros post.
5 comentarios - Ayata146 te cuenta una de sus fantasías...
Gran aporte!
Gracias por compartir