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Venganza Cómplice ( 1ra. parte)

Este relato es en cuatro partes. Espero que no se aburran y pasen un buen fin de semana.

Sofía preparaba el desayuno. Morena, alta, con un cuerpo acorde a sus 40 años bien llevados, con muchas horas de gimnasio y caminatas.
Vicente, su esposo, dormía un rato más. Tenía unos años más que su esposa, canoso, atractivo y muy mujeriego. Como subgerente de una empresa, disponía de horarios flexibles y buenas posibilidades con las jóvenes empleadas del trabajo. El hecho de ser casado parecía un atractivo mas para que algunas de sus compañeras le prestarán atención. Y sin embargo, la situación estaba a punto de desmadrarse.
Jorge Hernández, su jefe, de unos 50 años, separado, compartía con Vicente su afición por las mujeres. Pero todo cambió cuando Raquel comenzó a trabajar. 30 años, separada, rubia, con un cuerpo exuberante y muy simpática, era la amante del jefe. El la había hecho contratar, pero sin que nadie supiera la relación que tenían. Todos ignoraban que entre ellos había algo, y ellos se cuidaban muy bien en mantener las formas. Todos, menos Vicente que era el confidente del jefe, pero apenas la vio se prendó de ella y trataba por todos los medios de conseguirla, siempre cuidando de que Jorge no sospechara. A los demás no les llamaba la atención porque era el comportamiento habitual de Vicente con toda mujer nueva. A Jorge le decía que con ese interés fingido desviaba la atención y así nadie sospechaba que en realidad era la hembra del Jefe.
Pero todo se derrumbó, cuando un día, que Jorge tuvo que quedarse trabajando hasta tarde, por la ventana, la vio muy alegre subir al auto de Vicente y partir con rumbo desconocido. La furia lo encegueció. Raquel era una puta barata, y su empleado era un miserable. Le haría pagar esta decepción. Y contra todos sus principios, donde jamás mezclaba sus deseos con el trabajo, decidió que esta vez le haría saber a Vicente quien mandaba. Pero volvamos a la mañana siguiente.
Sofía terminó de acomodar la mesa y fue a despertar a su esposo, quien dormido recordaba el extraordinario rato que había pasado en un hotel con Raquel. Era toda una mujer. Habían hecho de todo y había disfrutado como muy pocas veces. Aclaremos que amaba a su esposa, pero estos encuentros lo mantenían joven y le daban seguridad.
Cuando la mujer entró al dormitorio a llamarlo para desayunar, notó un bulto muy conocido que se marcaba debajo de las sábanas, y mirando el reloj calculó que tenían tiempo para un rapidito.
Corrió la sabana y tomó la verga con su mano, comenzando a masturbarla, para luego metersela en la boca.
Vicente soñaba que Raquel se la estaba chupando y por casualidad no se le escapó el nombre de su última amante, lo que hubiera sido un desastre. Entre dormido se dio cuenta que no era un sueño y al abrir los ojos vio a su esposa haciendo una fellatio en toda regla. Su excitación no era con su mujer pero a falta de pan, buenas son tortas, y metiendo una de sus manos entre las piernas de su esposa que solo tenía un camisón corto puesto, comenzó a acariciarla, consiguiendo que ella gimiera de placer.
En cosa de minutos la tenía acostada en la cama boca arriba y con su verga profundamente enterrada en su sexo. En cosa de 10 minutos se corrió dentro de ella, llevándola hasta el borde del orgasmo pero sin que llegara a alcanzarlo como pasaba muchas veces. A Sofía no le importaba demasiado. Estaba acostumbrada y el solo placer de tirar le alcanzaba para sentirse amada .
Luego se bañaron, se vistieron y desayunaron con prisa. Su esposo se despidió y salió para el trabajo. Sofía terminó de lavar los platos y se preparó para salir de compras. En ese momento sonó el timbre.
Al abrir la puerta se encontró con Jorge, el jefe de su esposo. Se sorprendió.
- Hola Jorge, Vicente acaba de irse. Está un poco demorado porque se durmió un ratito pero debe estar llegando.
- Hola Sofía, ¿ Puedo pasar?, dijo sonriendo
- Si, por favor, pasa, dijo franqueándole el acceso.
Entraron y Jorge se sentó en el sofá.
- Disculpa, pero se que Vicente ya se fue. En realidad estuve esperando que se fuera, pues quería hablar contigo.
- Bueno, es bastante raro. ¿ Pasa algo grave? Preguntó asustada.
- No te asustes, solo quería compartir contigo algo que me da vueltas en la cabeza hace tiempo.
- Bueno ¿ Quieres un café?
_ Si no es molestia, dijo Jorge, poniéndose más cómodo.
Sofía fue a la cocina a preparar el café, intrigada por la razón de la visita del jefe de su esposo. Temió que hubiera problemas en el trabajo. Había reducción de personal en todas las empresas y si su marido quedaba sin trabajo estarían en problemas.
Volvió con el café , lo sirvió y se sentó.
- Te escucho Jorge.
- Pues, mira Sofía. Hace mucho que nos conocemos . Tu sabes como te aprecio.
- Si Jorge y es mutuo, dijo ella condescendiente.
- Bueno, el caso es que como sabes estoy separado desde hace mucho tiempo
- Si Jorge, siempre comentamos con Vicente que es una pena que no hayas vuelto a formar pareja.
- Tuve muchas oportunidades, la verdad, pero no es mi intención atarme a nadie en forma definitiva.
- Seguramente un hombre con tus virtudes no tendrá problemas con las mujeres dijo Sofía sonriendo.
- Justamente de eso te quería hablar. Como dices, no tengo problemas con las mujeres, salvo con una que no consigo conquistar, dijo mientras tomaba un sorbo de café.
- ¿ Quién es? ¿ La conozco? Preguntó Sofía con total inocencia sin saber adonde conducía la conversación.
-Por supuesto. Esa mujer eres tú, dijo sonriendo sin cambiar el tono de su voz.
Sofía se quedó muda. Sus ojos se abrieron por la sorpresa. Masticó un segundo las palabras, sin saber como tomarlas ni como actuar. Hubiera querido echarlo de su casa, pero era el jefe de Vicente, por lo que decidió actuar con tacto.
- Te agradezco el aprecio, Jorge, pero como sabes estoy casada, y mi marido es tu empleado. Es imposible lo que piensas. Además somos un matrimonio feliz y son sumamente fiel. Gracias por tu interés de todos modos, dijo tratando de ser lo mas cortante posible.
- Si, conozco tu historia Sofía, y jamás me hubiera atrevido a hacerte este planteo si no fuera por las cosas que veo en el trabajo. Disculpa, pero pensé que tu relación con Vicente estaba bastante deteriorada. Haz de cuentas que no dije nada, y ahora me voy, dijo comenzando a levantarse. Había sembrado la duda que necesitaba.
- Espera Jorge. ¿ Porqué pensaste que iba a acceder a tu proposición? ¿ Qué es eso de que mi matrimonio va mal ? Casualmente mi marido salió tarde hoy porque nos entretuvimos en la cama, para que sepas, dijo enojada.
- No me hagas caso, dejalo así, dijo dirigiéndose a la puerta. Pero Sofía agilmente le cortó el paso.
- Estoy esperando tus razones, y espero que sean buenas porque le contaré a mi esposo de tu visita, dijo furiosa.
- Ya está, haz de cuentas que no vine, insistió aumentado la curiosidad.
- Vienes aquí a proponerme que me acueste contigo y ahora te vas como si nada. De aquí no sales hasta que hables, y es mejor que empieces o llamo ya a mi esposo, dijo tomando el celular.
Jorge la miró con una falsa cara de derrota, y volvió a sentarse en el sofá.
- Esta bien, tu ganas, pero recuerda que tu lo pediste.
- Te escucho y espero que no mientas.
- Mirá Sofía, la verdad es que Vicente no pierde ninguna oportunidad que se le presenta de meterse en la cama de otras mujeres, dijo serio.
- Vas a tener que esforzarte más para que te crea.
- Se que no vas a creerme, si hasta ahora no habías dudado. Puedo probártelo, pero si te lo pruebo , que harás?
- Separarme de inmediato, dijo enfurecida.
- Eso no me sirve, dijo el estudiándola con la mirada.
El gesto de Jorge era evidente y la luz se hizo en la mente de Sofía.
- Está bien, si me pruebas que mi marido me engañó alguna vez, aceptaré tu propuesta.
- Perdón, me gustaría que fueras más clara, insistió Jorge disfrutando el momento.
- Si pruebas que mi marido me engaña, me acostaré contigo, dijo Sofía de un tirón.
- Y no le dirás nada a Vicente de lo que yo te conté, además.
- Hecho.
- Bien. Haremos lo siguiente. Voy al trabajo y cuando haga su jugada te llamo para que vengas. Lo seguirás y te convencerás por tí misma.
- Ok. Espero tu llamada, dijo Sofía con altanería. Sabía que nada era cierto. No tenía miedo.

Vicente llegó al trabajo unos minutos tarde, pero afortunadamente su jefe no estaba. Se cruzó con Raquel y ambos simularon un saludo como si solo fueran compañeros de trabajo. Nadie sabía lo que estaba pasando entre ellos y nadie debía saberlo.
En su correo tenía un mensaje de ella, anónimo, con un nombre de fantasía que habían elegido, donde le decía lo bien que lo había pasado y preguntándole cuando lo repetirían. Vicente contestó que tal vez mañana o pasado, cuando pudiera evitar las sospechas.
Jorge llegó y se enfrascó en el trabajo, sin perderle pisada a los tortolitos. Nadie notaba nada sospechoso, porque no sabían lo que ocurría entre ellos, pero Jorge, en cambio, notaba cada mirada, cada gesto. Esta vez no se le escaparían .
Pasaron varios días. Nada cambiaba en la rutina de Sofía. La visita de Jorge la había alterado esa mañana, pero de a poco recuperó la calma. La insolencia del hombre primero le había sorprendido, pero luego debía reconocer que le había halagado. Jorge, era realmente atractivo, y que se interesara en ella no dejaba de ser un orgullo, por mas que ella jamás pensara en engañar a su esposo. Vicente era muy bueno y tierno, y ella lo amaba.
Vicente, en cambio sufría al no poder concretar el segundo encuentro con Raquel. El trabajo no le dejaba respiro y Jorge parecía empecinado en que todo el trabajo pasara por el. Por fin, el viernes su jefe lo llamó a la oficina.
- Vicente, disculpa que esta semana te he tenido a mal traer, pero te compensaré. Hoy puedes irte cuando quieras, le dijo sonriendo.
- Pues, sabes, hoy justamente tengo que volver a casa temprano porque saldremos a cenar con Sofía.
- Bueno, perfecto, llegarás con mucho tiempo.
- Si, te lo agradezco, y se retiró de la oficina. Jorge se quedó esperando que el plan diera resultado, no tuvo que esperar mucho.
Raquel entró a su oficina.
- Jorgito, tengo que pedirte un favor, dijo muy mimosa.
- Lo que quieras mi vida, disimuló Jorge.
- Me voy a encontrar con unas amigas del secundario y saldremos a tomar algo. Necesitaría irme más temprano.
- No hay ningún problema, a eso de las 4 puedes retirarte.
Ella se acercó y lo besó, dańdole las gracias.
Fue salir del despacho Vicente y Jorge tomar el celular.
- Hola Sofía, te habla Jorge.
- Hola Jorge, dijo cortante.
- Hoy es el día. Estate a las 4 en la puerta de la empresa preparada para seguirlos. La muchacha es rubia, muy hermosa. La verás salir a esa hora. Síguela y aprenderás a confiar más en mí. Un beso y acuérdate de tu promesa, le dijo, y colgó.
Sofía quedó congelada. No podía ser cierto. No podía. Ella no se lo merecía. Miró el reloj. La una de la tarde. Rápidamente se cambió y preparó para el seguimiento. Antes de salir llamó a su esposo para que no sospechara.
- Hola mi amor, dijo mordiéndose los labios, quería saber si vas a llegar a tiempo para que salgamos.
- Si mi amor, como siempre. Salgo a las 7 así que antes de las 8 estoy en casa. Me ducho y saldremos a cenar.
- Bueno, te espero entonces. Voy a ir un rato de Marisa. Hace rato que no conversamos. Me podrás encontrar en el móvil, mi amor.
- Perfecto, que te diviertas. Nos vemos a la noche. Un beso.
Sofía colgó y pidió un taxi. Cuando llegó subió y le indicó la dirección de la empresa.
15,30 hizo que el taxi estacionara unos cuantos metros antes de la entrada, y le dijo que esperara.
El tiempo pasaba muy lentamente.
16,05 una muchacha rubia que coincidía con la descripción de Jorge, salió, se detuvo en la puerta y miró para todos lados. Un auto que estaba estacionado cerca de la esquina tocó bocina, la muchacha saludó con la mano y se dirigió rápidamente hacia ese lugar. Cuando el auto con la nueva pasajera arrancó, ella vio que era el auto de su esposo. El mundo se le cayó encima. Le ordenó al taxista que siguiera ese vehículo.
El viaje no fue muy largo. A unas 10 cuadras de la partida, detuvo su marcha, giró e ingresó a un hotel para parejas. No necesitó ver mas nada. Ordenó al taxista que la llevara de vuelta a su casa.

Vicente conducía y mientras acariciaba las piernas de Raquel. Era realmente hermosa y lo calentaba mucho.
- Espera que vamos a chocar, decía la joven riendo.
- No te preocupes que miro el tránsito, contestó sonriendo mientras pensaba en el rato que iban a pasar.
Ingresó con el auto y pidió una habitación. Mientras esperaba se besaron con desesperación. Les interrumpió una voz que les indicaba el número de habitación que les correspondía.
Con el auto en la cochera de la habitación comenzaron a besarse y acariciarse . Un largo rato permanecieron en el auto, hasta que Vicente bajó y dando la vuelta abrió la puerta del acompañante para que Carmen descendiera.

En el taxi, Sofía hacia fuerza para no llorar, pero al llegar a su casa se arrojó sobre la cama y no pudo contener su furia y desilusión.
Una hora después su móvil sonó. Era Jorge. Dudó en atenderlo, pero al fin, respondió.
- Hola Jorge
- Hola Sofi, perdona que te moleste. Me imagino que no lo estás pasando nada bien, pero ya te vas a acostumbrar. Te llamaba para pedirte que no hagas ninguna locura con tu marido. El no tiene que saber que tú estás enterada y mucho menos que el dato salió de la oficina. Su trabajo correría peligro.
- Gracias por el consejo, Jorge, pero no se todavía que voy a hacer.
- Pégate una ducha, tranquilízate y verás como puedes llegar a vengarte y disfrutarlo. Solo tienes que hacerme caso, y entre los dos podemos darle una dósis de su propia medicina, y disfrutar como locos en el interín, dijo Jorge tratando de asegurar la maniobra.
- No lo se, Jorge. No esperaba esto. Trataré de sobreponerme, por supuesto, soy lo bastante fuerte. Y no te preocupes, cumpliré mi promesa, pero a mi manera. Esto no va a ser tan simple.
- ¿ En qué estás pensando? Dijo Jorge alarmado.
- El lunes, pasa por aquí luego de que se vaya mi esposo, y tendré listo el plan que estoy trabajando.
- El lunes estaré en tu casa, entonces. Me da la sensación de que va a ser muy interesante. Un beso Sofi, dijo Jorge y colgó satisfecho de la manera en que se había encarrilado la historia.
Sentado en su oficina, evaluó los hechos. Vicente le había ganado de mano con Raquel, que era solo una más de las muchas que iban a entrar por la puerta de esa empresa en los próximos años. Seguramente habría mejores también, y no todas serían de Vicente. Por otro lado, la puerta que había abierto para acercarse a Sofía era incomparablemente más interesante. Una mujer refinada, culta, esposa fiel de uno de sus empleados, estaba ahora a su entera disposición. Si jugaba bien sus cartas, podía llegar a tener una fiel amante por mucho tiempo, y además muy apetecible.

Con su verga totalmente enterrada en el cuerpo de Raquel, Vicente estaba gozando como un niño. Hacía mucho que no tenía una perra tan hermosa y sensual. Ella respondía a todos sus deseos y se sometía a todo lo que el quisiera hacer. Giró de lado y metiéndose al medio de sus piernas, siguió en su tarea, mientras la besaba en la boca y acariciaba su culo y sus piernas.
Raquel, totalmente empalada, solo podía pensar en la vara que la poseía. Se sentía llena y caliente, y esas manos que parecían de fuego recorrían su cuerpo sin descanso. Se sentía muy satisfecha. Si bien Jorge era un buen amante, Vicente era más joven, mas cerca de su edad, y esto la calentaba. Debía reconocer que los 15 años de diferencia no se notaban en la cama. Vicente sabía como satisfacer a una mujer y ella podía dar fé.
En esa posición Vicente conseguía meterse adentro hasta que sus cuerpos se tocaban, para luego retirarse casi por completo y volver sin pausa a penetrarla sin compasión. Raquel gemía cada vez que su vagina se llenaba totalmente.
Cuando Vicente comenzó a acelerar, ella se descontroló y comenzó un vuelo sin final hasta lo profundo de un orgasmo arrasador. Tan arrasador que apenas notó cuando el macho le inyectó varios chorros de semen hasta vaciarse por completo dentro de ella.

Luego del baño, comenzó a arreglarse con detenimiento, consiguiendo calmarse mientras prestaba atención a esta tarea. La basura de su esposo vendría a casa para llevarla a cenar. Se iba a duchar, por supuesto, para sacarse el olor a hembra de encima, y luego sonreiría y se comportaría como el marido mas amante y fiel del mundo. Sus manos temblaron de furia controlada. No iba a decir palabra. Jorge tenía razón. La venganza es un plato que se come frío, y ella sentía mucho frío. El plan comenzaba a tomar forma y pensaba en todas las posibilidades para convertirlo en lo más perverso que pudiera .

- Quedémonos un rato más, Jorge no me espera hasta tarde, suplicaba Raquel.
- No puedo, mi mujer me espera en casa.
- Deja a la cornuda, y quédate conmigo que te vas a divertir, dijo Raquel mostrando toda su sensualidad.
- Ya se, y se también que me voy a arrepentir, pero lo nuestro va a funcionar mientras no nos descontrolemos. Si se nos va la mano, todos se enterarán y será el final, dijo Vicente, serio.
- Bueno, está bien, entiendo, pero ahora ya estamos aquí, y me imagino que no te irás tan pronto, dijo Raquel sonriendo.
Vicente giró hasta ponerse a su lado y acercando sus labios a sus oídos, le dio buenas noticias.
- No me voy todavía, sabes, siento que allá abajo, algo está empezando a endurecerse de nuevo. Prepárate por que voy a darte lo que tanto te gusta, dijo antes de besarla y meterle la lengua hasta el fondo de la garganta. Las manos de Raquel buscaron la herramienta de Vicente y comprobaron con deleite que empezaba a despertar del letargo post coito. Cuando pudo separarse, la buscó con su boca y se aseguró que en pocos minutos estuviera caliente y dura como ella la necesitaba.

Ya estaba casi lista, cuando a las 9 de la noche llegó su esposo. Se veía cansado. Sofía pensó que ya estaba viejo para esta doble vida, y que se le notaba. Saludándola de lejos, sin acercarse se metió en el baño.
- Perdona Sofía, pero es tarde. Me ducho y ya salimos, dijo mientras abría las canillas y el agua comenzaba a correr.
Sofía recordó con odio, las veces que el había actuado de la misma manera. Ya no dudaba que también esas veces llegaba con olor a otras mujeres y disimulaba con el baño. Su instinto de venganza tomo aún más fuerza. Solo era comparable al cinismo que había descubierto tener, y la capacidad para disimular y mentir. Era cierto. Las mujeres eran terriblemente perversas.

2 comentarios - Venganza Cómplice ( 1ra. parte)

kramalo
muy bueno....voy a seguir la zaga...