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en una fiesta buena

OTRO DE LOS RELATOS

Estaba de visita en el apartamento de mi amiga Carolina, a donde voy a chatear porque en mi casa no puedo. Estaba cansada porque había llegado de follar con un hombre que fue muy ardiente y me dio durísimo, pero me gustó, lo hizo una sola vez pero muy duro. Chateé un buen rato mientras mi amiga estaba en su habitación, con su amante, el hombre que le paga el apartamento y la mantiene. Se demoraron más de una hora y cuando él se fue, nosotras salimos a comer algo porque teníamos hambre. Regresamos un rato después y seguí chateando mientras mi amiga recibió una llamada de un amigo. Hablaron mucho, incluso tuvieron sexo telefónico. Cuando terminaron de hablar, mi amiga quería irse a dormir y yo también, pero a mi casa, a seis calles de allí.

Yo estaba a una calle de mi casa cuando me llamó mi amiga Carolina y me dijo: “Amiga, ven, devuélvete”, yo le pregunté por qué y ella me dijo que un amigo la había llamado para invitarla a su apartamento y que su amigo estaba con un primo y quería que ella fuera acompañada. Yo le dije que estaba cansada pero que la acompañaría si ellos nos llevaban. Ella me dijo que ellos pagarían el taxi y que nos esperaban en 20 minutos. Yo le dije que ellos deberían estar muy cachondos desde que nos buscaban con tanta urgencia. Ella me dijo que sí, que su amigo y su primo estaban buscando una par de chicas para follar duro. Me devolví y llegué a su apartamento en cinco minutos. Ella se había puesto un vestuario más sensual. Yo estaba adecuadamente vestida, una faldita rosada arriba de la rodilla, botas negras abajo de la rodilla, blusa blanca ajustada, brasier y tanga blancos y semitransparentes. Le pregunté a mi amiga que tal sería el primo de su amigo y me dijo que era similar a su amigo, de estatura y edad. Reímos cuando ella me dijo que si el primo tenía la verga tan buena como la de su amigo nos íbamos a divertir. Ella ya ha follado muchas veces con él y le ha ido muy bien. “Ellos saben bien que si quieren estar con nosotras deben usar condón, pero es mejor que llevemos nosotras algunos por si ellos no tienen”, me dijo y salimos en busca del taxi que nos llevaría. Durante el viaje en taxi hablamos de otras cosas, para que el chofer no supiera a qué íbamos.

Llegamos en 20 minutos y subimos a su apartamento. Nos ofrecieron beber algún coctel, aceptamos Bloody Mary porque a mi amiga y a mí nos gusta el vodka. Mientras ellos lo preparaban en la cocina conversamos de algunas cosas, nada sexuales con ellos. Nos invitaron a la sala y bebimos el coctel. Pronto mi amiga y su amigo se empezaron a besar y el primo de su amigo me abrazó, nos besamos y nos acariciamos. Ellos (mi amiga y su amigo) se fueron para la habitación y nosotros (el primo de su amigo y yo) nos quedamos en la sala. Follamos delicioso por más de una hora. Tanto mi amiga y yo repetimos sexo dos veces, de todo, oral, vaginal y anal. El primo del amigo de Carolina follaba muy bien, le gustaba darme durísimo en cualquier posición en que me tuviera, incluso cuando yo le daba mamada y me lo metía duro hasta la garganta. Me puso en cuatro varias veces y me perforó vaginal y analmente varias veces. Mi amiga Carolina gemía durísimo, la escuchábamos desde la sala y yo también gemí fuerte, porque la situación lo ameritaba, ese pene era estupendo. Ellos nos dieron dinero para el taxi y se quedaron muy satisfechos y nosotras nos fuimos también felices prometiéndonos contarnos todos los detalles cuando llegáramos al apartamento de Carolina de regreso.

Cuando íbamos llegando al apartamento de mi amiga, en el taxi, ella recibió una llamada de un desconocido. “Quien eres, quien te dio mi número” preguntó Carolina. Ella se sorprendió cuando escuchó el nombre de su amigo, con el que había follado hacía pocos minutos. “Y para que me llamas?”, preguntó ella. Algo hablaron y ella le dijo que la volviera a llamar en cinco minutos, mientras llegábamos a su apartamento. Subimos al apartamento de mi amiga rápido, mientras ella me decía que su amigo le había dado su número de teléfono al hombre que nos buscaba, porque tenía una reunión y quería invitarnos a hacer un fiestica. “Es tarde, pero si la fiesta vale la pena vamos”, le dije y ella estuvo de acuerdo. “Sí amiga, todos los días no nos invitan a esa clase de fiesticas”, dijo Carolina. Nosotras sabíamos bien que se trataba de una cita para sexo. Carolina llamó a su amigo para decirle de la cita que le estaban proponiendo y su amigo le habló bien del hombre que era su amigo y de mucha confianza, que tenía buen apartamento y aunque tenía 45 años era muy ardiente.

El hombre la llamó de nuevo y hablaron con calma. Carolina me dejó escuchar la conversación y el hombre le decía que estaba con unos amigos y quería que fuéramos las dos porque pronto se irían algunos de los amigos de la reunión en que estaban y querían hacer una fiestecita más íntima. “Cuántos son?”, preguntó Carolina. “Somos cuatro, dos para cada una, preciosa”, le respondió el hombre. Mi amiga y yo nos miramos y aprobamos la propuesta sin hablar. El hombre le dijo que nos pagarían el traslado en taxi. Mi amiga les advirtió que el uso del condón era obligatorio y el hombre se rió y dijo que condones era lo que ellos tenían y siempre los usaban. Acordamos ir y cuando llegamos a la media hora, nos recibieron con bebidas. Yo pedí vodka y mi amiga whisky. Había cuatro hombres pero parecían de más de 50 años todos, pero bien vestidos y estaban mirando un video porno. Nos invitaron a mirarlo con ellos pero pronto nos propusieron que nos desnudáramos. Les dijimos que lo haríamos si apagaban el video y encendían música. Así lo hicieron y colocaron música para que bailáramos. Aunque no somos bailarinas eróticas nos desnudamos en medio del baile y seguimos bailando desnudas mucho tiempo, quizá una media hora. Ellos también bailaron con nosotras, todos juntos, pero vestidos, en camisa y corbata y nos tocaban y nos besaban y nos manoseaban y nosotras también empezamos a manosearlos sobre sus pantalones. Ellos ya tenían erecciones duras.

De pronto dos hombres se quedaron cerca de Carolina y los otros dos conmigo. Creo que de alguna forma eligieron quienes estarían con ella y quienes conmigo. Ella y yo empezamos a ayudarlos a desvestir, en medio de la música. Sus camisas, corbatas, zapatos, medias, pantalones y pantaloncillos quedaron en el piso. Desnudos bailamos un poco más hasta que vi que mi amiga ya estaba ayudando a colocar los condones a sus hombres y de rodillas la vi mamando a uno de ellos y yo la imité. Me arrodillé, les ayudé a colocar los condones y mamé a uno y al otro, y los mamé a juntos alternadamente. A Carolina la pusieron sobre un sofá en cuatro y le daban por boca y vagina y a mí en el piso igual que a ella. Gemíamos del placer tan delicioso que era tener dos penes al tiempo, por boca y vagina. No podíamos decir nada por tener nuestras bocas llenas de carnes duras y deliciosas. A mi y a Carolina se nos turnaron los hombres entre la boca y la vagina. De pronto vi a Carolina sentada sobre uno de ellos y el otro penetrándola por el ano. Los hombres que estaban conmigo me llevaron a un lado de la sala y me hicieron lo mismo en el piso. Nos penetraron por vagina y ano simultáneamente varias veces mientras se intercambiaban. Carolina y yo podíamos gemir y casi gritar del placer tan inmenso que sentíamos y ellos decían cosas eróticas, que ya no recuerdo, pero sé que eran muy morbosas. Varias veces se intercambiaron los hombres que estaban conmigo y los de Carolina hicieron lo mismo. Nos probaron por vagina y ano y dejaron que esos penes deliciosos los disfrutáramos nosotras por nuestros hoyitos. Me gustó tanto que sentí dos orgasmos muy placenteros, casi seguidos. De pronto uno de ellos me dijo que quería eyacular en mi cara y el otro dijo que también. Les ayudé a quitar los condones y se masturbaron en mi cara mientras estaba de rodillas ante ellos. Los hombres de Carolina hicieron lo mismo pero a ella la acostaron en el piso y ellos de rodillas se masturbaban en su cara. Untadas no solo la cara sino las tetas fuimos al baño a limpiarmos. Alcanzamos a escuchar que uno de ellos dijo: “Qué buenas putas” y los otros dijeron que si y se sonrieron. Estuvimos de acuerdo en que la follada fue estupenda. Salimos del baño y cuando nos íbamos a vestir para irnos nos dijeron que querían que nos quedáramos para follar de nuevo. “Otra vez?”, preguntó Carolina. “Claro, ahora nos falta cambiar”, dijo uno de ellos. “Cambiar?”, pregunté yo. “Sí, mi amigo y yo contigo y ellos dos con Carolina”, dijo el anfitrión de la fiestica. Ellos estaban dispuestos a repetir y se notaba por que sus erecciones aun estaban vivitas. Bebí más vodka y Carolina más whisky. Volvimos a bailar y ellos desnudos con nosotras unos minutos más.

Volvimos a follar de nuevo. Yo mamé los otros dos penes y mi amiga lo mismo, los dos que le hacían falta. Nos penetraron en cuatro por vagina y boca y luego por vagina y ano. Volvimos a gemir y gritar de placer y ellos sudaban del esfuerzo de lo duro que nos daban, pero era excitante verlos así. Sentí un orgasmo más. Volvieron a eyacularnos en la cara y las tetas y aunque les salió menos semen la untada que nos dieron fue suficiente para saber que quedaron satisfechos.

Mientras íbamos en el taxi de regreso al apartamento de Carolina, ella llamó a su amigo y le dijo: “Ya vamos para mi apartamento, si quieres me llamas en 20 minutos y te cuento los detalles de la reunión”.

Cuando mi amiga y yo llegábamos a su apartamento, de regreso de esa gran follada, recibió en su teléfono móvil un mensaje de texto que le envió el anfitrión de la fiesta: “Gracias por esos buenos culos, esperamos que se repita”. Carolina le respondió el mensaje: “Ya tienes mi número”. Después nos enteraríamos que ellos habían tomado viagra para ayudarse. Y valió la pena que lo hicieran. Yo me fui para mi casa, a seis calles de allí, caminando por esas solitarias pero tranquilas calles a la media noche y pensando en que no esperaba tantos penes en una sola noche. Al acercarme al edificio en donde está el apartamento donde vivo, vi a mi padre esperándome en la ventana.

Espero les alla gustado

1 comentarios - en una fiesta buena

bootlove
Exelente relato... 😉