Estimados poringueros, este que les voy a presentar, es un relato de mi autoría que le escribí a mi pareja, espero que les guste.
Viniste ansiosa, con todo el cuerpo expectante, con sed, mucha sed de encamarte, de tener el control y gozar hasta el cansancio. Entonces llegó la noche esperada, bebiste unas copas de más y empezaste a aflojarte y me pediste que te lleve a la cama, para montarme, dominarme y comerme todo. Pero tu plan no funcionó. De un momento a otro estabas tendida boca abajo en la cama, sólo tenías puestas las calzas esas que marcaban tu culo de una manera asombrosa. Trataste de acomodarte y no podías, tenías mi cuerpo encima tuyo apoyándote con mi verga que estaba a mil y te decía: "Hoy me toca a mi dominarte". De repente sentiste alrededor del cuello que algo te ataba, te dejaste llevar; luego agarré un brazo y te lo llevé a la espalda y lo até a la correa que estaba conectada con el collar de cuero, después le tocó el turno a la otra mano. Te diste cuenta que estabas boca abajo e inmovilizada.
Intentaste protestar pero no hubo forma.
De un movimiento rápido no podías hablar ni emitir sonido. Estabas amordaza! "De donde sacó eso?" pensabas. Además de haberte atado las manos, tenías la boca atada también, eso significaba que eras toda mía. TODA.
Empiezo a recorrer con mi boca tu cuello, tu espalda, tu cola. Me entretengo besando por encima de la calza, apretando con las manos, mordiendo hasta que emitís el primer gemido de dolor. ME voy de la cama y quedás sola, tendida, sin poder moverte ni hablar, boca abajo. De pronto, un flash. Te diste cuenta que tenía la cámara, ya no había forma de que no seas retratada. Esa imagen tuya quedaría por siempre, dominada, sumisa, asustada, presa de una excitación terrible que te mojaba toda la tanguita diminuta que tenías puesta y metida bien dentro del culito.
Saco un par de fotos más y me vuelvo a poner encima tuyo. Levanto tu cola de golpe y te bajo de a poco la calza que a esta altura ya está empapada. Querés que te la meta YA, estás re caliente, deseosa de pija, pero no te voy a dar el gusto. Te arranco la tanga de un tirón y quedás con la cabeza apoyada en la cama y con la cola levantada. De golpe sentís que voy separando tus piernas de a poquito y empiezo a acariciarlas, desde los gemelos, subiendo a los muslos, luego la entrepierna y me detengo en tu sexo. No aguantás más, me querés ya dentro tuyo, sin poder moverte, ansiosa, con ganas de decirme de todo, que te coja, te haga mi perra, que te trate como a una putita, que te domine, que te haga lo que yo quiera, pero no te hago caso.
Otra foto.
Inmediatamente meto mi cabeza entre tus nalgas y comienzo a besarte la cola, bajando a tu conchita que chorrea de desesperación y ansiedad, de ganas de que te la llene. TE la chupo despacito, y eso te enloquece, te hace jadear como puedas con la boca llena, todavía amordazada. Respirás entrecortado, y llegás al primer orgasmo. Te querés relajar y bajarte, volverte a recostar, pero no te dejo. "Levantame el culito, que me gusta que esté entregado" y me hacés caso, en este momento no estás en condiciones de exigir ni demandar nada. Sos mi perrita, mi esclava, mi putita, mi hembra en la cama. TODA MÍA.
Vuelvo a meter mi cabeza entre la cola, pero esta vez no voy a tu sexo. Me concentro en el agujerito de tu culo, tan chiquito y ansioso. Paso un ratito jugando con la lenguita, humedeciéndolo bien, dilatándolo de a poco. DE paso empiezo a acariciarte la conchita con mis manos sin detener mi lengua en tu cola. Acabás otra vez, pero ahora no paro, sigo concentrado, dándote un placer que no esperabas esta noche, en la que creías que me ibas a someter vos a mi.
De pronto me alejo, y escuchás que abro el cajón y agarro algo. Te morís de ganas de saber que es, pero no ves nada. Entonces sentís algo frío por la cola, que cae despacito y se chorrea. Te das cuenta de que estás perdida, esta noche, llores, intentes gritar o suplicar no vas a tener suerte. La cola es mía y te la voy a gozar hasta el hartazgo. Empiezo metiendo un dedito, de a poquito, bien lubricado, pero te molesta, escucho como te quejás pero eso no hace más que calentarme, que poner mi pija tan dura que siento que voy a explotar sin siquiera tocarme. Entonces caes en la cuenta de que dejé de jugar con mi mano. Ahora estás sintiendo como un dilatador para la cola se abre paso dentro tuyo, preparando el camino. Entra despacito, con cuidado; de golpe sentís que te desgarran, se hace más grande y no podés hacer nada, te quejas pero no hay caso, no entiendo (ni quiero entender) tus súplicas. El juguete entró por completo en tu culito dejándolo super abierto, entregado. Otra foto.
"Bueno, ahora sí, me toca a mi" te digo. Saco el juguete de tu cola y gemís del dolor que te provoca, pero no querés en realidad que te lo saque, ya te gustaba la sensación de estar llenita.
Empiezo de a poco, luego de lubricarme me pongo detrás tuyo y hago contacto con tu culito mientras empiezo a empujar hacia dentro tuyo. Te agarro fuerte de la cintura y te encanta. Sos toda mía, sentís que no tenés voluntad para zafarte de esta y te resignás al placer. Sin que haga nada te tirás vos sola hacia atrás, haciendo que te la meta de una, que te llene todo el culito con mi pija, que late a mil por hora dentro tuyo.
Empiezo a moverme despacito y vos gozás terriblemente. Como nunca antes. Me recuesto encima de tu espalda que está en cuatro, como un perrito y saco la mordaza de tu boca. Lo único que haces es largar un grito de placer contenido, que antes no podías. "Cogeme toda, haceme la cola, destrozámela, rompela" me decís. Sin miramientos te la meto una y otra vez, a mil, con toda la furia hasta que te acabo dentro. Sentís como te lleno el culito con la leche re caliente, que sale a cantidades de mi pija, y es tanta la cantidad que se chorrea por los costados.
Quedamos los dos rendidos en la cama, te saco las esposas y liberás tus brazos, que te duelen, pero no te queres mover de ahí, debajo mío, agotada.
Salgo de la cama y te pido que no te levantes, que aguantes. Entonces una ultima foto, con la colita llena, chorreando semen.
Finalmente te dormiste así. LLENA.
Viniste ansiosa, con todo el cuerpo expectante, con sed, mucha sed de encamarte, de tener el control y gozar hasta el cansancio. Entonces llegó la noche esperada, bebiste unas copas de más y empezaste a aflojarte y me pediste que te lleve a la cama, para montarme, dominarme y comerme todo. Pero tu plan no funcionó. De un momento a otro estabas tendida boca abajo en la cama, sólo tenías puestas las calzas esas que marcaban tu culo de una manera asombrosa. Trataste de acomodarte y no podías, tenías mi cuerpo encima tuyo apoyándote con mi verga que estaba a mil y te decía: "Hoy me toca a mi dominarte". De repente sentiste alrededor del cuello que algo te ataba, te dejaste llevar; luego agarré un brazo y te lo llevé a la espalda y lo até a la correa que estaba conectada con el collar de cuero, después le tocó el turno a la otra mano. Te diste cuenta que estabas boca abajo e inmovilizada.
Intentaste protestar pero no hubo forma.
De un movimiento rápido no podías hablar ni emitir sonido. Estabas amordaza! "De donde sacó eso?" pensabas. Además de haberte atado las manos, tenías la boca atada también, eso significaba que eras toda mía. TODA.
Empiezo a recorrer con mi boca tu cuello, tu espalda, tu cola. Me entretengo besando por encima de la calza, apretando con las manos, mordiendo hasta que emitís el primer gemido de dolor. ME voy de la cama y quedás sola, tendida, sin poder moverte ni hablar, boca abajo. De pronto, un flash. Te diste cuenta que tenía la cámara, ya no había forma de que no seas retratada. Esa imagen tuya quedaría por siempre, dominada, sumisa, asustada, presa de una excitación terrible que te mojaba toda la tanguita diminuta que tenías puesta y metida bien dentro del culito.
Saco un par de fotos más y me vuelvo a poner encima tuyo. Levanto tu cola de golpe y te bajo de a poco la calza que a esta altura ya está empapada. Querés que te la meta YA, estás re caliente, deseosa de pija, pero no te voy a dar el gusto. Te arranco la tanga de un tirón y quedás con la cabeza apoyada en la cama y con la cola levantada. De golpe sentís que voy separando tus piernas de a poquito y empiezo a acariciarlas, desde los gemelos, subiendo a los muslos, luego la entrepierna y me detengo en tu sexo. No aguantás más, me querés ya dentro tuyo, sin poder moverte, ansiosa, con ganas de decirme de todo, que te coja, te haga mi perra, que te trate como a una putita, que te domine, que te haga lo que yo quiera, pero no te hago caso.
Otra foto.
Inmediatamente meto mi cabeza entre tus nalgas y comienzo a besarte la cola, bajando a tu conchita que chorrea de desesperación y ansiedad, de ganas de que te la llene. TE la chupo despacito, y eso te enloquece, te hace jadear como puedas con la boca llena, todavía amordazada. Respirás entrecortado, y llegás al primer orgasmo. Te querés relajar y bajarte, volverte a recostar, pero no te dejo. "Levantame el culito, que me gusta que esté entregado" y me hacés caso, en este momento no estás en condiciones de exigir ni demandar nada. Sos mi perrita, mi esclava, mi putita, mi hembra en la cama. TODA MÍA.
Vuelvo a meter mi cabeza entre la cola, pero esta vez no voy a tu sexo. Me concentro en el agujerito de tu culo, tan chiquito y ansioso. Paso un ratito jugando con la lenguita, humedeciéndolo bien, dilatándolo de a poco. DE paso empiezo a acariciarte la conchita con mis manos sin detener mi lengua en tu cola. Acabás otra vez, pero ahora no paro, sigo concentrado, dándote un placer que no esperabas esta noche, en la que creías que me ibas a someter vos a mi.
De pronto me alejo, y escuchás que abro el cajón y agarro algo. Te morís de ganas de saber que es, pero no ves nada. Entonces sentís algo frío por la cola, que cae despacito y se chorrea. Te das cuenta de que estás perdida, esta noche, llores, intentes gritar o suplicar no vas a tener suerte. La cola es mía y te la voy a gozar hasta el hartazgo. Empiezo metiendo un dedito, de a poquito, bien lubricado, pero te molesta, escucho como te quejás pero eso no hace más que calentarme, que poner mi pija tan dura que siento que voy a explotar sin siquiera tocarme. Entonces caes en la cuenta de que dejé de jugar con mi mano. Ahora estás sintiendo como un dilatador para la cola se abre paso dentro tuyo, preparando el camino. Entra despacito, con cuidado; de golpe sentís que te desgarran, se hace más grande y no podés hacer nada, te quejas pero no hay caso, no entiendo (ni quiero entender) tus súplicas. El juguete entró por completo en tu culito dejándolo super abierto, entregado. Otra foto.
"Bueno, ahora sí, me toca a mi" te digo. Saco el juguete de tu cola y gemís del dolor que te provoca, pero no querés en realidad que te lo saque, ya te gustaba la sensación de estar llenita.
Empiezo de a poco, luego de lubricarme me pongo detrás tuyo y hago contacto con tu culito mientras empiezo a empujar hacia dentro tuyo. Te agarro fuerte de la cintura y te encanta. Sos toda mía, sentís que no tenés voluntad para zafarte de esta y te resignás al placer. Sin que haga nada te tirás vos sola hacia atrás, haciendo que te la meta de una, que te llene todo el culito con mi pija, que late a mil por hora dentro tuyo.
Empiezo a moverme despacito y vos gozás terriblemente. Como nunca antes. Me recuesto encima de tu espalda que está en cuatro, como un perrito y saco la mordaza de tu boca. Lo único que haces es largar un grito de placer contenido, que antes no podías. "Cogeme toda, haceme la cola, destrozámela, rompela" me decís. Sin miramientos te la meto una y otra vez, a mil, con toda la furia hasta que te acabo dentro. Sentís como te lleno el culito con la leche re caliente, que sale a cantidades de mi pija, y es tanta la cantidad que se chorrea por los costados.
Quedamos los dos rendidos en la cama, te saco las esposas y liberás tus brazos, que te duelen, pero no te queres mover de ahí, debajo mío, agotada.
Salgo de la cama y te pido que no te levantes, que aguantes. Entonces una ultima foto, con la colita llena, chorreando semen.
Finalmente te dormiste así. LLENA.
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