Hetero, polvazo-primera vez.
Un joven, agobiado por su inexperiencia y la idea de que no podrá encontrar una pareja sexual decide acudir a una clínica de terapia muy particular.
Hugo fue virgen hasta que tuvo 28 años de edad. Tras muchas frustraciones penso que era el tiempo de sacudirse sus traumas sexuales para poder funcionar con libertad.
Se daba cuente de que no podía hablar libremente entre amigos y amigas sencillamente porque tenía una raquítica experiencia sexual.
Hugo encontró entonces el nombre de un calificado terapeuta sexual, el método que ofrecía el anuncio se llamaba Terapia Substitutiva.
Decidió llamar al teléfono del anuncio y le dijeron que Terapia Substitutiva era la forma en que el cliente podía practicar sexualmente con el terapeuta en el caso que no tuviera una pareja para hacerlo.
Tomando en cuenta que no tenia mejor manera de librarse de sus problemas, pidió una consulta y fue aceptado como cliente. Antes de la consulta, Hugo fue presentado a su "sustituto". Ella tenía 25 años de edad y era sumamente atractiva.
Hugo necesitó varias sesiones con "sustitutos" y terapeutas antes de que pudiera considerarse completamente curado. La serie de eventos envueltos en el tratamiento de Hugo han sido extractados por él y a petición del mismo han sido relatados por mí con algunas variantes para proteger su intimidad y la de los que lo ayudaron.
Primera sesión
La primera sesión de nuestro protagonista era sencillamente con el propósito de que conociera a su pareja.
Al final de la hora, Juan, su terapeuta, le instruyó para que practicara un ejercicio en su casa. Ella le dio una foto de sí misma vestida provocativamente con una amplia visión del escote y del vestido que tenía una abertura a la altura de los muslos hasta casi la altura de la cintura.
Le dijo que debía desnudarse, después relajarse y que luego se pusiera a mirar la foto, tocándose él mismo de cualquier forma que le resultara agradable. Juana también le dijo, que debía tener en mente que en la próxima sesión debía de tocar lo que más le gustara de la foto.
Hugo se fue a su casa e hizo lo que se le ordenó Al principio se sentía abochornado y no lograba una erección, pero el bochorno fue gradualmente sustituido por la excitación.
Aprehensivamente fue a ver a Juana de nuevo.
Segunda sesión
¡Juana estaba vistiendo la ropa de la foto..!
Tomando su mano, ella la llevó suavemente hacia sus muslos. Podía oler el delicado aroma de la hembra. Se sentó pero Juana no lo hizo así, en lugar de eso se quedo de pie, recargada contra el escritorio en la misma posición de la foto.
Ella le miro sin decir una palabra por lo que parecía una eternidad. Finalmente Ella le dijo:
"¿Qué estas esperando…?"
Ella le miró en cierta pícara forma.
"Si tú no lo sabes, no seré yo quien te diga qué es lo que tienes que hacer…"
Y de nuevo se quedó en silencio esperando. Hugo, que sabía muy bien el costo de la terapia y que realmente quería terminar con sus frustraciones, se levantó con nerviosismo acercándose a Juana.
Cuando al fin se decidió a tocarle la mano y nada sucedió, después tocó el hombro desnudo. La piel era suave, cremosa y olía muy bien. Y en un momento Hugo sintió que la verga comenzaba a tomar una erección.
Ya impulsado por sus hormonas, comenzó a acariciar las tetas redondas hasta donde se veían por el generoso escote, siendo cuidadosamente cauto en no tomar ventaja de la situación introduciendo las manos por el escote. Estaba muy caliente y quería hacer aquello, quería acariciar aquellas tetas redondas, verlas desnudas. Cuando ella se dio cuenta del bulto de su pantalón, le preguntó:
"¿Qué es lo que te gustaría hacer a continuación..?"
"Poner mis manos en el interior del vestido.." contesto Hugo.
"La próxima vez…" respondió ella tranquilamente y sin expresión
Pero él pensó que podía tocarla en los muslos. Lentamente acarició su pierna torneada desde el tobillo hasta casi la cintura sintiendo los diferentes cambios de la piel, de allí, pasó de nuevo a acariciar sus tetas.
Tras de un rato, Juana se sent&o
acute; y le invitó a que hiciera lo mismo. Por el resto de la sesión estuvieron sentados uno frente al otro hablando acerca de los sentimientos que Hugo esta experimentando.
Cuando terminó la sesión, ella le entregó a su paciente un sobre cerrado con idénticas instrucciones. Le dijo que mirara las nuevas fotos hasta tres días antes de la nueva sesión. Y que en el medio tiempo mirara la foto anterior comparando con la experiencia física. Hugo estaba tan excitado que apenas podía contenerse.
Cuando llegó el día fijado, Hugo fue a su casa directamente del trabajo, se quitó las ropas acostándose en el lecho. Tomó el sobre cerrado que guardaba un aroma a mujer muy definido y cuidadosamente lo abrió. ¡Sus ojos casi saltaron fuera…!
Allí en las fotos estaba Juana llevando por toda indumentaria unas pantimedias, con las tetas completamente expuestas. La erección de Hugo fue tan fuerte que no sabia que hacer con ella.
Tercera sesión
Cuando llegó el día para la siguiente cita, Hugo estaba más que listo, lo que en un principio era una obligación se convertía en placer y excitación. Sólo pensar en acariciar los perfectos y redondos senos de la chica sobre el escote lo tenia excitado, al entrar se quedó cortado ¡Juana sólo usaba panties como en la foto que le había dado!, le invitó a acercarse y él comenzó a acariciar las grandes y tímidamente apretó sus pezones que al contacto se pusieron rígidos, fue demasiado para él y soltó una venida monumental bajo sus pantalones.
Juana miro con calma, la mancha obscura que se extendía en sus pantalones y ella le sugirió que fuera al baño a limpiarse.
Cuando regresó del baño, Juana se había cubierto los pechos y estaba totalmente vestida. El contraste era intimidante y Hugo se quedó cortado al verla. Terminaron la sesión nuevamente hablando de sus emociones y sensaciones, Juana le entregó una nueva foto con instrucciones similares a las de las anteriores sesiones.
La foto que recibió de Juana la mostraba casi totalmente desnuda. Hugo había tenido fantasías a la vez que se preguntaba estando allí en ese momento hasta donde le permitiría Juana que siguiera en aquel juego sexual, estaba determinado a preguntarle la próxima vez si podía seguir todo el camino hasta el final.
Cuarta sesión
Esta vez Hugo no pudo esperar a ver a Juana. Acarició todo el cuerpo de la hembra y entonces se detuvo. Lo que salió de sus labios a continuación lo dejó frío por su audacia.
Le preguntó a Juana si podía meterle la verga en el cuerpo. Ella pareció contenta, pero le contestó negativamente.
Hugo estaba decepcionado, había sentido un gran afecto y deseo por la chica y se sentía muy en conflicto por la naturaleza de su relación.
Juana no le dio su foto para esa semana. Le dijo que pasara todo su tiempo relajado, mirando las anteriores fotos y considerando el progreso que había hecho en tan poco tiempo.
Quinta sesión
Hugo entró en la oficina luciendo nervioso. Ciertamente no le ayudó mucho el saber que Juana Había transferido su caso a Susana, otra de las terapeutas la cual vería en aquella ocasión.
Sintiéndose muy mal entró en el cuarto dispuesto a hacer lo que pudiera. Susana era una profesional y no le tomó mucho tiempo calmar a Hugo. Bajó el nivel de las luces y abrió el sofá hasta convertirlo en un cómodo lecho, el cual estaba perfectamente equipado con sabanas perfumadas y almohadas.
Susana lentamente, comenzó a desvestirse, era tan bonita y tan bien formada como Juana. La verga de Hugo estaba casi eructando en el pantalón mientras que le veía quitarse las ropas.
Cuando Susana quedó totalmente desnuda, entonces se decidió a desnudar a Hugo, el cual comenzó a temblar y a sudar…
¡Era la primera vez que estaría desnudo ante una mujer…!
Susana, con suavidad comenzó a acariciarle la erecta verga y en menos de un minuto se derramó abundantemente en las manos de la chica. Esto lo confundió y le hizo sentir culpable y abochornado. Pero Susana le dijo que esto era perfectamente normal en este tipo de cosas y que lo estaba haciendo muy bien.
Pasaron el resto de la sesión hablando, acariciándose y besándose con cierta timidez.
Sexta sesión
Tan pronto como Hugo e
ntró en el cuarto Susana, se acercó a él besándole. Después se arrodilló y sacándole la verga comenzó a pasar la lengua por los alrededores de la cabeza y el tronco. Para después sepultarla entre los labios humedecidos y tibios.
Hugo trató de aguantarse la venida, pero le fue imposible, el sentimiento era demasiado intenso. Cuando terminó de venirse en la boca de Susana pidió excusas apenado. Pero ella, tras de soltar discretamente el semen en una toalla de papel le dijo que lo estaba haciendo muy bien y que debía seguir por este camino.
Séptima sesión
En esta sesión los dos se desnudaron con rapidez, se besaron suavemente pero con mucha pasión, las caricias de Susana animaron a Hugo a ser más atrevido y recorrer todo el cuerpo de la hembra, besaba sus pezones y apretaba sus senos y entonces Susana deslizó la verga de Hugo en su raja. Aun cuando apenas duró unos segundos, a ojos vistas se veía que estaba aumentando el poder de asimilar las sensaciones sexuales.
Tras de unas sesiones más, incluyendo una con otra terapeuta Hugo fue informado de que ya estaba listo para buscarse una compañera por su cuenta a fin de desarrollara una vida sexual saludable y normal.
También le dijeron que si surgían, algunos problemas siempre podía volver a la clínica para una nueva consulta.
Al final de la última sesión, Hugo tuvo una agradable sorpresa, Juana entró en la habitación. diciéndole que había estado siguiendo los progresos de su caso y que estaba muy satisfecha con ellos.
Hugo, que ya tenía confianza en sí mismo le dejó saber que le gustaría hacer el amor con ella aunque fuera sólo una vez.
Juana se sintió halagada, le dijo que la terapeuta inicial nunca llega a la fase final con su cliente por política interna de la clínica, le dio un beso de buena suerte.
Hugo aceptó lo que Juana le dijo. Pasaron las semanas y Hugo descubrió que aun cuando poseía una vigorosa e incipiente personalidad sexual, le era difícil encontrar a la persona adecuada.
Por lo tanto, volvió a al clínica y pidió una sesión con Juana. Teniendo en cuenta que el problema esta vez no era exactamente del desempeño sexual, sino la capacidad de relacionarse, llegaron a una conclusión perfecta para corregir el problema. Debían encontrarse en un bar donde las personas iban a hacer amistades.
La clientela era sofisticada y casi todo el mundo estaba tras de una buena noche de sexo. Juana y Hugo se sentaron en una mesa, pidieron tragos y hablaron por un rato. El lugar comenzó a llenarse y no pasó mucho tiempo sin que Hugo viera a una mujer que le llamara la atención. Se la mostró a Juana diciéndole que nunca podría reunir el valor para acercarse a ella. Juana entendía perfectamente como se sentía su cliente. Ella le sugirió que le pagara un trago a la chica para llamar su atención.
Cuando la camarera colocó el trago ante la muchacha y le explicó quien pagaba por él, ella se volvió con una sonrisa alentadora.
¿Qué hacer entonces…?
Juana se mostró comprensiva. Ella sabía que el primer paso había sido dado pero no podía salir del mismo si Hugo no proseguía el ataque. Tras pensarlo un segundo, Juan le sugirió que los dos se acercaran a la mesa de la chica, se levantaron y fueron hacia ella, se presentaron como una pareja de amigos, ella les dijo que su nombre era Laura.
Debido a la presencia mediadora de Juana, muy pronto se estableció una corriente de simpatía entre Laura y Hugo. Él le pidió su numero de teléfono, con algo de timidez, ella muy prontamente se lo dio.
De allí en adelante comenzaron a verse con frecuencia y la relación progresó magníficamente. Un mes más tarde, Juana recibió una llamada telefónica de Hugo pidiéndole una sesión. Hugo sonreía cuando llegó y ambos se saludaron como viejos amigos.
"Déjame contarte lo que sucedió…" dijo Hugo "Fue en nuestra quinta cita…llevé a Laura a su casa después de ir al cine y a cenar me preguntó si me gustaría pasar, lo cual yo nunca había hecho antes y yo acepté. Tomamos unos tragos, llevábamos hablando un rato cuando ella se sentó a mi lado en el sofá…"
En este punto Hugo miro a Juana con énfasis y ella rió.
"Sigue contan
do…" pidió ella.
"Comenzó a jugar con mi cabello, y yo me acordé de cuán fácil había sido con Susana, también me acordé de ti y de todos tus consejos, lo cierto es que no estaba nervioso y me gustaba la hembra. Así que.. ¿imaginas lo que pasó…?"
Juana le hizo señas de que continuara.
"Bien como es natural, mi verga se endureció puse mis brazos alrededor de ella, nos besamos por un rato y puse mi mano en el interior de su sostén. Ella comenzó a quejarse y revolverse al mismo tiempo que a ciegas soltaba mi cinturón, no pasó mucho tiempo antes de que los dos estuviéramos desnudos. Me tomó de la mano llevándome a su dormitorio y caímos en su inmensa cama con sabanas de satín perfumadas como ella, como su piel.
Seguimos besándonos y acariciándonos, pero no era suficiente, antes de que me diera cuenta de lo que pasaba, ella se abrió de muslos mostrándome la raja cubierta de vellos brillantes y rubios… ¡Estaba empapada…!
Le deslicé mi instrumento en su interior sintiendo como las paredes estrechas se contraían y expandían en mi avance. Pronto los dos estábamos envueltos en un maravilloso bombeo. Ella gemían abrazándose a mí, susurándome frases de amor. En el momento final hacíamos saltar el lecho, rebotábamos como pelotas mientras los dos nos veníamos simultáneamente… ¡en mi primera experiencia!"
¿Qué te parece…?
"Maravilloso.." contestó Juana.
FIN.
2 comentarios - La terapia