Esta es un relato, y tiene dedicatoria, para quien comparte mi fetiche y mi gusto, los labios. Así que sin mas les dejo la primera parte de esta historia que en cada capítulo se pondrá mas erotica:
Yo siempre he sido un poco tímido, nada extraordinario. Claro, sin caer en el completo desinterés o en la baja autoestima, simplemente un muchacho normal. Normal como cualquiera, cualquiera que tenga una fijación extraordinaria por una cosa muy especifica, muchos amigos míos son fanáticos del deporte, otros tantos de la música. Yo de las mujeres, particularmente de su sensualidad y de sus provocaciones. Puede sonar muy general, pero es bastante concreto, cuando conocía a una chica siempre me fijaba exclusivamente en su lenguaje corporal, particularmente en su boca, sus movimientos e insinuaciones, que la mayoría del tiempo son inconscientes. Una ligera mordida, humedecerlos con la lengua mas atrevidas como acariciarlos con las yemas de los dedos, fueron las que más notaba. Sin embargo las chicas de mi edad no explotaban esa sensualidad, esa arma tan poderosa, o al menos eso creía...
Camino a casa, decidí pasar a tomar algo, soy chico solitario, así que nunca he tenido problema en ir por una soda o un café en compañía de mi soledad, en el lugar se encontraba ella, Vanessa, en ese momento no sabía su nombre, pero me cautivo por completo: su tez clara, facciones prominentes, su cabello negro, pero sobretodo sus labios, carnosos y bien pintados, un color brillante, que a pesar de dejar rastros sobre su taza seguía perfecto sobre ella. Supongo que mi mirada fue bastante acosadora, o intimidarte, no lo sé es algo que no puedo controlar y que es culpa de mi mala capacidad social, se percato de mis miradas y lanzó una mirada interrogante y de desprecio, sus ojos, maquillados de un negro profundo que resaltaban el color claro de su iris me cautivaron, pese a su desaprobación, no pude no fotografiarlos con mi mente.
Todavía no se que pasó por su mente, pero después de ese acontecimiento ella empezó a lanzarme miradas y sonrisas, lo cual me extrañó, ya que ella estaba sola. Fue entonces cuando vi que ella sabía lo que hacia y que era capaz de hacer. Nos miramos fijamente y ella alzo una ceja al tiempo que mordía su labio inferior sonriendo, caí, la sensación de excitación invadió mi cuerpo, la naturalidad y sensualidad de su gesto provocaron que me excitara, lo que me impidió acercarme, ya que la erección que me creo no me dejaba pararme sin tener que acomodar lo que sucedía en mis pantalones, cosa que en un café iba a ser muy notoria. Para mi suerte y asombro, ella dió el primer paso:
-Me llamo Vane "friki".
Mi poca habilidad y mi miedo se juntaron:
-¿Perdón?
Sonrió de nuevo con esa cara de coqueta:
- Nada...
-Ah... me llamo Julio..
Mi cabeza no pensaba, creo que de haberme visto hubiera sido muy penoso darme cuenta de mi actitud cavernícola, pero pude hacer algo bien, o al menos eso creo:
-¿Quieres sentarte?
-Gracias.
Platicamos durante un tiempo, y resulto que vivía en el lado opuesto de la ciudad, lejos de mi, de todo lo que conocía y había llegado ahí para recoger algo de su trabajo, no entramos en detalle, mientras tanto, yo no quitaba mis ojos de sus labios, creo que ella se dio cuenta, porque una vez llegado el momento de retirarnos del lugar me miro con extrañeza y me dijo con un tono sarcástico:
-Es una boca y tu también tienes una.
Me quedé callado y me ofrecí a acompañarla, me dijo que si, pero solo hasta cierto punto en el metro. Mientras viajábamos saco su labial y retocó sus labios, gruesos, de un color rojo brillante; los movimientos de su boca y el labial en sus labios me llevaron a una felación imaginaria, lo cual me causo una erección bastante notoria, y ella me miró, sonrió y me dijo:
- Te parezco sexy?
Su insinuación causo que mi pene saltara haciendo un movimiento muy visible en mis pantalones, seguido de esto se acerco a mi cuerpo pegando su cuerpo en extremo y dejando su muslo apretando mi pene. Su cara frente a la mía dibuja una sonrisa, que no puedo describir mas que como una sonrisa de puta, de ninfa, deseosa y orgullosa.
-A mi también me gusta. Me susurro al oído al tiempo que apretaba mi pene con su pierna.
Cuando quedamos de frente pasó su lengua sobre sus labios, en una insinuación directa, causando que mi pene empujara bastante su muslo se separo de mi cuerpo y siguió el camino en silencio con esa sonrisa y su mirada fija en mis pantalones. Al llegar al final del camino, le pedí su numero, después del intercambio se acerco de nuevo a mi y con su mano apretando mi entrepierna me dijo que la llamara, mientras se alejaba volvió a lamer sus labios y sacar su lengua de una manera muy sensual. Yo, sólo pensaba en el momento, son saber que lo que me esperaba era mi sueño de perversión y maquillaje, era sexo y era placer...
Es mi primer relato, espero sus comentarios así como opiniones, se aceptan sugerencias y criticas, todo sea por mejorar.
PD. L a pasión por los labios es real
Yo siempre he sido un poco tímido, nada extraordinario. Claro, sin caer en el completo desinterés o en la baja autoestima, simplemente un muchacho normal. Normal como cualquiera, cualquiera que tenga una fijación extraordinaria por una cosa muy especifica, muchos amigos míos son fanáticos del deporte, otros tantos de la música. Yo de las mujeres, particularmente de su sensualidad y de sus provocaciones. Puede sonar muy general, pero es bastante concreto, cuando conocía a una chica siempre me fijaba exclusivamente en su lenguaje corporal, particularmente en su boca, sus movimientos e insinuaciones, que la mayoría del tiempo son inconscientes. Una ligera mordida, humedecerlos con la lengua mas atrevidas como acariciarlos con las yemas de los dedos, fueron las que más notaba. Sin embargo las chicas de mi edad no explotaban esa sensualidad, esa arma tan poderosa, o al menos eso creía...
Camino a casa, decidí pasar a tomar algo, soy chico solitario, así que nunca he tenido problema en ir por una soda o un café en compañía de mi soledad, en el lugar se encontraba ella, Vanessa, en ese momento no sabía su nombre, pero me cautivo por completo: su tez clara, facciones prominentes, su cabello negro, pero sobretodo sus labios, carnosos y bien pintados, un color brillante, que a pesar de dejar rastros sobre su taza seguía perfecto sobre ella. Supongo que mi mirada fue bastante acosadora, o intimidarte, no lo sé es algo que no puedo controlar y que es culpa de mi mala capacidad social, se percato de mis miradas y lanzó una mirada interrogante y de desprecio, sus ojos, maquillados de un negro profundo que resaltaban el color claro de su iris me cautivaron, pese a su desaprobación, no pude no fotografiarlos con mi mente.
Todavía no se que pasó por su mente, pero después de ese acontecimiento ella empezó a lanzarme miradas y sonrisas, lo cual me extrañó, ya que ella estaba sola. Fue entonces cuando vi que ella sabía lo que hacia y que era capaz de hacer. Nos miramos fijamente y ella alzo una ceja al tiempo que mordía su labio inferior sonriendo, caí, la sensación de excitación invadió mi cuerpo, la naturalidad y sensualidad de su gesto provocaron que me excitara, lo que me impidió acercarme, ya que la erección que me creo no me dejaba pararme sin tener que acomodar lo que sucedía en mis pantalones, cosa que en un café iba a ser muy notoria. Para mi suerte y asombro, ella dió el primer paso:
-Me llamo Vane "friki".
Mi poca habilidad y mi miedo se juntaron:
-¿Perdón?
Sonrió de nuevo con esa cara de coqueta:
- Nada...
-Ah... me llamo Julio..
Mi cabeza no pensaba, creo que de haberme visto hubiera sido muy penoso darme cuenta de mi actitud cavernícola, pero pude hacer algo bien, o al menos eso creo:
-¿Quieres sentarte?
-Gracias.
Platicamos durante un tiempo, y resulto que vivía en el lado opuesto de la ciudad, lejos de mi, de todo lo que conocía y había llegado ahí para recoger algo de su trabajo, no entramos en detalle, mientras tanto, yo no quitaba mis ojos de sus labios, creo que ella se dio cuenta, porque una vez llegado el momento de retirarnos del lugar me miro con extrañeza y me dijo con un tono sarcástico:
-Es una boca y tu también tienes una.
Me quedé callado y me ofrecí a acompañarla, me dijo que si, pero solo hasta cierto punto en el metro. Mientras viajábamos saco su labial y retocó sus labios, gruesos, de un color rojo brillante; los movimientos de su boca y el labial en sus labios me llevaron a una felación imaginaria, lo cual me causo una erección bastante notoria, y ella me miró, sonrió y me dijo:
- Te parezco sexy?
Su insinuación causo que mi pene saltara haciendo un movimiento muy visible en mis pantalones, seguido de esto se acerco a mi cuerpo pegando su cuerpo en extremo y dejando su muslo apretando mi pene. Su cara frente a la mía dibuja una sonrisa, que no puedo describir mas que como una sonrisa de puta, de ninfa, deseosa y orgullosa.
-A mi también me gusta. Me susurro al oído al tiempo que apretaba mi pene con su pierna.
Cuando quedamos de frente pasó su lengua sobre sus labios, en una insinuación directa, causando que mi pene empujara bastante su muslo se separo de mi cuerpo y siguió el camino en silencio con esa sonrisa y su mirada fija en mis pantalones. Al llegar al final del camino, le pedí su numero, después del intercambio se acerco de nuevo a mi y con su mano apretando mi entrepierna me dijo que la llamara, mientras se alejaba volvió a lamer sus labios y sacar su lengua de una manera muy sensual. Yo, sólo pensaba en el momento, son saber que lo que me esperaba era mi sueño de perversión y maquillaje, era sexo y era placer...
Es mi primer relato, espero sus comentarios así como opiniones, se aceptan sugerencias y criticas, todo sea por mejorar.
PD. L a pasión por los labios es real
2 comentarios - Labios... el encanto (parte 1)