Hola poringueros y poringueras. Hoy a la distancia he aprendido de mis errores pasados pero recuerdo que por esos años todo fue un torbellino del que me costó mucho reponerme.
A los 22 años conocí a María; una morocha flaca, con un físico que no era nada del otro mundo, pero que tenía si un lindo culo. Fuimos amigos con derecho a roce y después nos pusimos de novio. El sexo con ella era espectacular, teníamos mucha comunicación y nos gustaba satisfacer las fantasías del otro. Hacerlo en lugares públicos concurridos, disfraces y muchas etcs. más. Nos contábamos nuestras ideas locas y las llevamos a la práctica. Le gustaba tener mi pene de 20 x 6 cm en su ano por varios minutos después de llenarlo de esperma, la observaba por el espejo de los telos y gozaba ver ese rostro desencajado dándole vida a una puta que lo hacía tan solo por placer. Recuerdo una vez que se vistió con un vestido muy corto, medias con ligas y zapatos con tacos tipo agujas y se plantó en plena calle Godoy Cruz, peleándose con los travestis tan solo para satisfacer mi fantasía de levantarla con mi auto y la contratara como una prostituta callejera. Cuando subio al auto, aun agitada por la pelea con los travestis le pagué y nos fuimos con el auto a Villa Cariño (Los Bosques de Palermo). Allí, como una experta prostituta, sacó mi pene y empezó a chuparlo con suavidad primero y luego le se lo tragó hasta el fondo en una auténtica "garganta profunda": Créanme, estaba muy excitado pero era merecedora de unos aplausos con ovación por su tarea. La bajé del auto, la apoyé contra el capot y me calentó más cuando me dijo "por la colita son xxx$..." Obviamente se los pagué, y empecé a jugar con su ano, introduje mis gruesos dedos ensalivados uno por uno con paciencia en medio de los gritos de ella que me pedía que la rompa toda. Con su ano dilatado introduje mi pene de a poco porque es grueso y al principio le dolía mucho. Luego de un rato cambio el dolor que tenía y sus gritos por una sensación de placer, goce y lujuria. Fue la noche perfecta (hasta que la policía nos corrió de allí, jajajajajaja).
A los 25 años me casé con ella y tuvimos un primer año de casado perfecto, nos íbamos conociendo en la convivencia diaria y nos llevábamos de maravilla. El sexo era muy frecuente, variando entre salvaje por dias o romántico en otros, con velas y boleros de fondo.
"...Como todas las historias de amor, al menos las más bellas, la nuestra por supuesto también acabó en tragedia..."; rezaba una canción de Ismael Serrano y en nuestro caso se cumplió la regla.
Los 90 fueron años difíciles en la Argentina, por sobre todo en cuestiones laborales, y a fines de esos años lo fue aún más. Poco a poco empecé con problemas en el trabajo, haciendo horas extras de lunes a lunes para hacer un sueldo poco menos que digno; y así empecé a descuidar mi matrimonio. El sexo se hizo algo rutinario, poco frecuente e incluso, hundido por el stress y las preocupaciones experimenté impotencia sexual. Las peleas por dinero se hicieron frecuentes y así un espiral que terminaría mal.
Le propuse a ella, con la cabeza solo en que no nos alcanzaba el dinero, en que estudie para ser maestra y ella, un poco por lo que les mencioné antes y otro poco para escapar de la rutina, es que aceptó. En mi trabajo de mantenimiento en una empresa no les alcanzaba con lo que trabajaba, cuando había alguna emergencia técnica me llamaban y yo debía ir sin chistar por la posibilidad de perderlo. María, en tanto, empezó a hacerse de amistades nuevas que, como eran solteras y sin compromisos, salían a bailar y la invitaban.
Al principio las rechazaba pero al poco tiempo vio que los fin de semana estaba condenada a estar sola y empezó a aceptar. Las primeras veces me invitaba a salir con ella, acompañándola las primeras veces, pero luego no le podía seguir el tren de jodas a las que iba. Y así vinieron las primeras infidelidades de ella, apareciendo cada vez más tarde (o bien a horas del mediodía los domingo con la cabeza mojada y olor a shampú de hotel barato). Y en una de esas salidas conoció a Rodolfo, un muchacho soltero, medio bohemio tirando a hippie. Durante un tiempo fue el oído que María necesitó para contar lo infeliz que era conmigo hasta que un día, mientras ella hablaba sus desdichas, el la interrumpió con un beso apasionado que, como era de esperar, terminó con ellos desnudos tirados en la cama.
Mientras la besaba sus manos empezó a recorrer todo el moreno cuerpo de María, ella tomaba la mano del joven para que acaricie cada rincón del su cuerpo. Su pollera multicolor yacía por el suelo junto a la musculosa blanca y su conjunto de ropa interior del mismo color. María se puso en cuatro, arqueando la espalda y dejando su ano y su vagina expuesto para que Rodolfo empezara a disponer de ellos. Su lengua llegaba hasta lo más profundo del sexo de ella, provocándole un enorme place que expresaba con sonoros gemidos. Dando buen uso de la lubricadísima vagina de ella, le metió su pene en forma brusca por detrás mientras ella lo tomaba para si y no le permitía que se aparte más que lo debido para permitirle bombear con firmeza y buen ritmo.
Los gritos sonaban en ese departamento y despertaban a los vecinos que molestos ( e incluso envidiosos) se quejaban con golpes a la pared y fuertes protestas. Ellos sencillamente los ignoraron ensimismados por el buen sexo dándole rienda suelta a la lujuria y al deseo desenfrenado. Los gritos se hicieron aun más fuerte cuando el empezó a meterle uno a uno sus dedos en el ano de ella hasta dilatarlo lo suficiente como para poder recibir ese pene duro, viril, joven y desprejuiciado. Al cabo de unos minutos, y múltiples orgasmos de ella, el acabó dentro de ese ano precioso que muchas veces fue mio. Se besaron y lo repitieron un par de veces más.
Llegó a casa a las 5 de la madrugada cuando me estaba levantando para ir al trabajo, su pelo mojado, su enorme sonrisa, su indiferencia hacia mi (me saludo con un beso en la mejilla como si fuera un extraño) fue el límite a una situación que no daba para más. Esa misma tarde le plantee la separación, cosa que aceptó con absoluta naturalidad pese a que ensayó algún llanto forzado y frases hechas como "aun te amo", "todavía te amo" y demás etcs. Ella se puso de novia a los pocos dias con Rodolfo y yo, semanas después, casí me corto una mano con la amoladora manual por estar distraído ante esta situación. La vida continuó, ella no le fue bien con rodolfo, pero esa es otra historia. Tiempo después, cuando María estaba con Rodolfo, me vino a visitar a mi nueva casa y tuvimos sexo del más placentero, solo que esta vez en calidad de amantes. Mientras nos fumábamos un fasito juntos me contó los detalles de sus primera vez con Rodolfo, detalles que les acabo de relatar. El tiempo me hizo ver muchas cosas y aprender otras. Quienes visiten poringa y lean este relato sabrán lo que padecí y como cambiaron las cosas en tan solo 5 años. Sepan atender a sus esposas (dando por hecho que las aman), alimentar la llama de la pasión es imprescidible aunque suene trillado. Yo no lo hice y lo pagué perdiendo a la mujer que en ese netonces amaba y deseaba. No repitan mi error.
A los 22 años conocí a María; una morocha flaca, con un físico que no era nada del otro mundo, pero que tenía si un lindo culo. Fuimos amigos con derecho a roce y después nos pusimos de novio. El sexo con ella era espectacular, teníamos mucha comunicación y nos gustaba satisfacer las fantasías del otro. Hacerlo en lugares públicos concurridos, disfraces y muchas etcs. más. Nos contábamos nuestras ideas locas y las llevamos a la práctica. Le gustaba tener mi pene de 20 x 6 cm en su ano por varios minutos después de llenarlo de esperma, la observaba por el espejo de los telos y gozaba ver ese rostro desencajado dándole vida a una puta que lo hacía tan solo por placer. Recuerdo una vez que se vistió con un vestido muy corto, medias con ligas y zapatos con tacos tipo agujas y se plantó en plena calle Godoy Cruz, peleándose con los travestis tan solo para satisfacer mi fantasía de levantarla con mi auto y la contratara como una prostituta callejera. Cuando subio al auto, aun agitada por la pelea con los travestis le pagué y nos fuimos con el auto a Villa Cariño (Los Bosques de Palermo). Allí, como una experta prostituta, sacó mi pene y empezó a chuparlo con suavidad primero y luego le se lo tragó hasta el fondo en una auténtica "garganta profunda": Créanme, estaba muy excitado pero era merecedora de unos aplausos con ovación por su tarea. La bajé del auto, la apoyé contra el capot y me calentó más cuando me dijo "por la colita son xxx$..." Obviamente se los pagué, y empecé a jugar con su ano, introduje mis gruesos dedos ensalivados uno por uno con paciencia en medio de los gritos de ella que me pedía que la rompa toda. Con su ano dilatado introduje mi pene de a poco porque es grueso y al principio le dolía mucho. Luego de un rato cambio el dolor que tenía y sus gritos por una sensación de placer, goce y lujuria. Fue la noche perfecta (hasta que la policía nos corrió de allí, jajajajajaja).
A los 25 años me casé con ella y tuvimos un primer año de casado perfecto, nos íbamos conociendo en la convivencia diaria y nos llevábamos de maravilla. El sexo era muy frecuente, variando entre salvaje por dias o romántico en otros, con velas y boleros de fondo.
"...Como todas las historias de amor, al menos las más bellas, la nuestra por supuesto también acabó en tragedia..."; rezaba una canción de Ismael Serrano y en nuestro caso se cumplió la regla.
Los 90 fueron años difíciles en la Argentina, por sobre todo en cuestiones laborales, y a fines de esos años lo fue aún más. Poco a poco empecé con problemas en el trabajo, haciendo horas extras de lunes a lunes para hacer un sueldo poco menos que digno; y así empecé a descuidar mi matrimonio. El sexo se hizo algo rutinario, poco frecuente e incluso, hundido por el stress y las preocupaciones experimenté impotencia sexual. Las peleas por dinero se hicieron frecuentes y así un espiral que terminaría mal.
Le propuse a ella, con la cabeza solo en que no nos alcanzaba el dinero, en que estudie para ser maestra y ella, un poco por lo que les mencioné antes y otro poco para escapar de la rutina, es que aceptó. En mi trabajo de mantenimiento en una empresa no les alcanzaba con lo que trabajaba, cuando había alguna emergencia técnica me llamaban y yo debía ir sin chistar por la posibilidad de perderlo. María, en tanto, empezó a hacerse de amistades nuevas que, como eran solteras y sin compromisos, salían a bailar y la invitaban.
Al principio las rechazaba pero al poco tiempo vio que los fin de semana estaba condenada a estar sola y empezó a aceptar. Las primeras veces me invitaba a salir con ella, acompañándola las primeras veces, pero luego no le podía seguir el tren de jodas a las que iba. Y así vinieron las primeras infidelidades de ella, apareciendo cada vez más tarde (o bien a horas del mediodía los domingo con la cabeza mojada y olor a shampú de hotel barato). Y en una de esas salidas conoció a Rodolfo, un muchacho soltero, medio bohemio tirando a hippie. Durante un tiempo fue el oído que María necesitó para contar lo infeliz que era conmigo hasta que un día, mientras ella hablaba sus desdichas, el la interrumpió con un beso apasionado que, como era de esperar, terminó con ellos desnudos tirados en la cama.
Mientras la besaba sus manos empezó a recorrer todo el moreno cuerpo de María, ella tomaba la mano del joven para que acaricie cada rincón del su cuerpo. Su pollera multicolor yacía por el suelo junto a la musculosa blanca y su conjunto de ropa interior del mismo color. María se puso en cuatro, arqueando la espalda y dejando su ano y su vagina expuesto para que Rodolfo empezara a disponer de ellos. Su lengua llegaba hasta lo más profundo del sexo de ella, provocándole un enorme place que expresaba con sonoros gemidos. Dando buen uso de la lubricadísima vagina de ella, le metió su pene en forma brusca por detrás mientras ella lo tomaba para si y no le permitía que se aparte más que lo debido para permitirle bombear con firmeza y buen ritmo.
Los gritos sonaban en ese departamento y despertaban a los vecinos que molestos ( e incluso envidiosos) se quejaban con golpes a la pared y fuertes protestas. Ellos sencillamente los ignoraron ensimismados por el buen sexo dándole rienda suelta a la lujuria y al deseo desenfrenado. Los gritos se hicieron aun más fuerte cuando el empezó a meterle uno a uno sus dedos en el ano de ella hasta dilatarlo lo suficiente como para poder recibir ese pene duro, viril, joven y desprejuiciado. Al cabo de unos minutos, y múltiples orgasmos de ella, el acabó dentro de ese ano precioso que muchas veces fue mio. Se besaron y lo repitieron un par de veces más.
Llegó a casa a las 5 de la madrugada cuando me estaba levantando para ir al trabajo, su pelo mojado, su enorme sonrisa, su indiferencia hacia mi (me saludo con un beso en la mejilla como si fuera un extraño) fue el límite a una situación que no daba para más. Esa misma tarde le plantee la separación, cosa que aceptó con absoluta naturalidad pese a que ensayó algún llanto forzado y frases hechas como "aun te amo", "todavía te amo" y demás etcs. Ella se puso de novia a los pocos dias con Rodolfo y yo, semanas después, casí me corto una mano con la amoladora manual por estar distraído ante esta situación. La vida continuó, ella no le fue bien con rodolfo, pero esa es otra historia. Tiempo después, cuando María estaba con Rodolfo, me vino a visitar a mi nueva casa y tuvimos sexo del más placentero, solo que esta vez en calidad de amantes. Mientras nos fumábamos un fasito juntos me contó los detalles de sus primera vez con Rodolfo, detalles que les acabo de relatar. El tiempo me hizo ver muchas cosas y aprender otras. Quienes visiten poringa y lean este relato sabrán lo que padecí y como cambiaron las cosas en tan solo 5 años. Sepan atender a sus esposas (dando por hecho que las aman), alimentar la llama de la pasión es imprescidible aunque suene trillado. Yo no lo hice y lo pagué perdiendo a la mujer que en ese netonces amaba y deseaba. No repitan mi error.
10 comentarios - Sigan mi consejo, atiendan a sus mujeres.
Excelente relato
!Te espero en mi post!
Besos
Te mando un abrazo y te dejo mis 10 en reconocimiento!
Vagabondo, te agradezco las palabras, los puntos y las recomendaciones. Por lo pronto este es el más real de los post que he hecho, lo hice leyendo un post en el que su historia era muy similar a la mía. Realmente la pasé muy feo, con psicólogo, intentos de suicidios y mucha depresión. No la culpo a mi ex por lo que pasó, tanto ella como yo no supimos superar como pareja ese momento tan delicado calculo que por inmadurez. Ahora, no la paso tan bien como quiero (si lees alguno de mis primeros post te vas a dar cuenta) pero tampoco me quejo.
saludos bro !!!
A veces, es dificil estar en todo, ellas si están en todo. pueden laburar, tener amigos/as, traer guita a la casa y serte fiel. Claro, siempre y cuando vos cumplas lo tuyo.
Hay que estar en los zapatos del otro para opinar, tambien. Espero que hayas hecho un punto y aparte y rehecho lo tuyo (aunque si la seguis viendo, es dificil). Un abrazo