Por mucho tiempo mi fantasía sexual era estar en la intimidad con el novio de mi amiga Mary, su nombre Daniel y mi mejor amiga eran novios y tenia planeado casarse. Yo sabía que le gustaba también a él, ya que en cualquier oportunidad que nos quedábamos solos intentaba seducirme sin llegar más a allá que las insinuaciones y miradas coqueta.
Todos trabajábamos en una misma empresa, así que teníamos mucho contacto. Con el tiempo yo me casé con mi novio, mi amiga y Daniel se cambiaron de empresa, pero aún así de vez en cuando estábamos en contacto. El último día que trabajamos en la misma empresa, Daniel aprovechó un momento en que estábamos solos para darme un beso en los labios, como despedida, ese día me tomó por sorpresa, no lo esperaba, y no lo rechacé. Sin embargo, con la distancia no terminaron las insinuaciones de Daniel, me encantaba que intentará conquistarme a escondidas de mi amiga y claro de mí ahora esposo.
Siempre me he considerado de buen cuerpo, no muy alta, pero de todo lo demás bien proporcionado, además me encanta lucir mi figura con ropa ajustada, faldas cortas y bonitos escotes. Cosa que a mi marido no le importa. Ahora con la ausencia de Daniel en el trabajo, mi lujuria hacia él ha aumentado, en ocasiones cuando hago el amor con mi marido, pienso que con quien estoy es con Daniel. Eso me hace ponerme aún más caliente.
Ya tenia un año de casada, no había olvidado ese beso que me excitó muchísimo, estar entre sus brazos y sentir la calida sensación de sus labios era algo que en mi mente siempre iba a estar. La historia, que hizo mis sueños realidad comienza aquí, con una llamada telefónica de Daniel;
- Hola, – Graciela, soy Daniel, ¿como estas? – muy bien y tú, que milagro, yo pensé que ya te habías olvidado de mi.
- no, como crees, eso nunca, fíjate que Mary te manda saludar – gracias, también salúdamela, ¿que cuentan? – fíjate que ya nos vamos a casar, en un mes. Así que tú y tu esposo estarán invitados a la boda – aah, pues, felicidades – gracias, ya tenemos casi todo listo, en 15 días mis amigos me organizarán mi fiesta de despedida de soltero, a ver como me va. jajajajaja – pues ojala y que bien – sabes, aún recuerdo ese día que te besé…. espero que no te haya molestado – jajajaja, no, como crees, la verdad me gustó – te voy a mandar los datos de la fiesta de mi despedida, para que se la des a tu marido y vaya un rato, ok? – ok, gracias – hasta pronto, bye – bye
La noche de ese día no pude dormir bien, había soñado, en que yo era la chica del pastel de la despedida de soltero de Daniel, y tenia sexo increíble con el. Pero en la vida real, ¿me atrevería?….
Pasó una semana y ese sueño se volvió obsesión, aún me faltaba comprarle el regalo para Daniel y Mary, pero…. y que tal si el regalo solo fuera para Daniel?. Por lo pronto a mi marido no le comenté nada acerca de la fiesta de soltero de Daniel, quería tener una ventaja a la hora de decidir. Por lo pronto, me compraré unas zapatillas altísimas, sexys y un bikini, fueron mis propósitos iniciales.
Con los datos que me proporcionó Daniel sobre su despedida, pude contactar a las chicas que estaban contratadas para que me dejaran a mi el papel protagonista… la chica de pastel. Y Llegó el día esperado:
- Querido hoy tengo una reunión con mis amigas, es posible que llegue ya tarde así que no me esperes. Le dije a mi marido.
- Esta bien amor, que te diviertas.
Todo quedó arreglado con mi marido. Eran las 9 de la noche cuando me trasladé al lugar de la fiesta. Entré por la puerta trasera para no ser vista por nadie, junto a la cocina había una recamara, donde las chicas esperaban salir a dar el espectáculo para unos 20 hombres aproximadamente entre ellos claro, Daniel. Las demás chicas pensaban que yo era como ellas, una prostituta más, jajaja, eso me dio un poco más de seguridad en mi, mi salida estaba planeada a las 10.30, aún tenia tiempo en caso de querer olvidarlo todo y salir de ahí… los nervios iban creciendo.
Había elegido un chaleco de mezclilla corto, sin brassier, un bikini blanco y mis zapat
illas, era todo lo que llevaría. Los minutos se hicieron eternos, las chicas entraban y salían conforme iba realizando sus presentaciones. Cuando llegó el momento.
- estas lista. me dijo una de las chicas – si, ya. Vestida con mis únicas prendas que compré para este momento. Entre dos chicas me ayudan a entrar al pastel para después tapar la entrada cuidadosamente. Siento como se va moviendo mi particular vehículo, mientras escucho muchas voces vitoreando por la llegada del pastel al salón. Siento más nervios que antes, pero ahora ya no hay marcha atrás.
La música comienza a escucharse, señal de que debo empezar a salir…. y comienzo a salir, con movimientos coquetos voy saliendo poco a poco, mientras me aplauden por mi salida. Comienzo a recorrer con mi mirada, hasta que mis ojos se encuentran con los de Daniel, estaba totalmente asombrado, con una expresión de incredulidad.
Mientras los demás hombres aplauden para que salga totalmente del pastel, salgo y subo a una mesa prevista para esto. Un calor me recorre la espalda, comienzo a bailar suavemente mostrando mis encantos por cada esquina de la mesa, Daniel estaba en primera fila, sin perder detalle. Al pasar junto a el le cierro un ojo, ya para este momento había tomado confianza y me deslizaba por la mesa como pez en el agua, bailando sugerentemente.
El público me pide que me deshaga de mi poca ropa, así que llevo mis manos a los botones de mi chaleco y desabrocho el único botón que esa prenda tenia, casi inmediatamente mis pechos surgen después de estar prisioneros, yo de tengo mi prenda para dejar ver solo un poco, mientras bailo, voy dejando ver cada vez más, hasta que de repente doy la espalda al público y me quito totalmente el chaleco… ahora solo cubro mis pechos con mis brazos. Los hombres como locos pedían más y más, me sentía como esas chicas que se dedican a esto, me sentía lujuriosa, al ver como excitaba a todos y en especial a Daniel.
Hasta que por fin retiré mis brazos de mis pechos, dejándolos ver por todos, mis pezones erectos, estaban excitados. Y por fin terminó la música de la presentación. Bajé de la mesa y fui conducida a una habitación, solo esperé unos minutos cuando la puerta se abrió, dejando entrar a Daniel. Aún sin poder creerlo, no podía hablar.
- te gustó el show. Le dije – siiii, muchísimo, la verdad fue una sorpresa.
- ¿si sabes porque estoy aquí, verdad? – si. Le dije, – ahora el show es solo para ti, lo se – ¿estas segura de lo que va a pasar?.
- totalmente.
Entonces nos abrazamos yo solo con mi bikini, él aún con ropa que fue poco a poco quitándose mientras nos besábamos, y abrazábamos, sentía como sus manos recorrían mi cuerpo de arriba a abajo. Terminó por quitarse totalmente la ropa. Sus manos acariciaron mis pechos con mucha impaciencia, primero con su lengua recorrió cada centímetro de mi piel, de cada uno de mis senos, para después tomar uno de mis pezones su succionarlos como un bebe… que rica sensación.
Entonces fui bajando poco a poco besando su cuerpo, y el dejándose llevar, hasta llegar a su vientre, sentí como su miembro ya erecto me rozaba mi piel, hasta que estuve de frente a ese miembro con que tanto tiempo había soñado, era más grande que en mis sueños y más grueso “vaya que suerte de mary” pensé… ya en la punta tenia unas gotitas de fluido, sin pensarlo mucho me lo llevé a mis labios, sentí como estaba caliente, y comencé poco a poco a introducirlo en mi boca, tanto como pude, acaricié ese miembro con mi lengua, luego lo estaba chupando con más velocidad.
Ya tenía residuos del fluido de Daniel en mi boca. Entonces comencé a recorrer la piel de aquel miembro que no pudo entrar en mi boca, besándolo y mojándolo con mi lengua. Cuando terminé, vi esos dos grandes testículos colgando de aquel formidable miembro, dudé un momento, pero me decidí a tenerlos también en mi boca, no debería de perder esta oportunidad, así que los remojé con mi lengua para después darles unas chupaditas a cada uno….
Daniel me tomó de los brazos y me hizo levantarme, y me dijo… – hoy vas a ser mi mujer por toda la noche… Entonces me acostó sobre la cama, y él me abrió las piernas dejando mi sexo a su disposición. Levantó mis piernas y acercó su miembro a la entrada de mi vagina, sentí como esa cabeza tan grande comenzaba a hacer
presión en mí, poco a poco entró cuando Daniel se acostó sobre mi para dame un beso en mis labios, mientras empujaba más su pene dentro de mí. Yo lo abrazaba, hasta que de un empujón, me metió el resto, yo solté un quejido de placer, – Aaaaaahhhhh, así Daniel amor. Era la primera vez que decía “amor” a otro hombre que no fuera mi marido, eso me excitó más.
Daniel acariciaba mis nalgas mientras mi vagina se acoplaba a su nuevo visitante. Cuando poco a poco Daniel comenzó a sacar su pene solo para empujarlo nuevamente más adentro, hasta que tomó ritmo en un va y ven, en donde cada embestida me penetraba más. Solo se escuchaba el golpe de sus testículos en mis nalgas y los gemidos de placer tanto de Daniel como míos. Hasta que en una embestida sentí como su miembro se hinchaba más para soltar su esperma dentro de mi. Varios chorros inundaron mi vagina. Daniel exhausto cayó sobre mí, mientras yo lo abrazaba.
Nos quedamos así unos minutos, cuando él se acomodó a un lado mío, por mi vagina escurrían fluidos, Daniel me acariciaba mis pechos y me decía cuanto había deseado ese momento, que era el mejor regalo de su vida. – Lo único que yo te pido es que ni Mary ni mi marido se enteren de esto que pasó… le dije. – ¿Me lo prometes?. Me contestó que me lo prometía.
Cuando su miembro recobró nuevamente vida, Daniel me colocó en posición de perrito, sobre la cama. Entonces se acercó por atrás de mí y me hizo sentir su pene por mis nalgas y mi rajita. Cuando nuevamente empezó a penetrarme por mi vagina, con más fuerza esta vez, mientras con una mano buscaba mis pechos que colgaban, los acariciaba y los estrujaba.
Ahora sentía como su miembro entraba y salía sin dificultad, me hacia gemir de placer, mi marido nunca me había hecho sentir lo mismo que Daniel. Más que un regalo para Daniel, lo era para ambos. Después de que sus manos jugaban con mis pechos, luego acariciaba mis nalgas, con ambas manos las abría para que su pene entrara más en mí. Hasta que sentí nuevamente como chorros de semen me llenaban por dentro.
Cuando Daniel terminó, se quedó inmóvil con su pene dentro de mi, como esperando a que su fluido no escapara de mi. Poco a poco fue retirándose, no permitiéndome moverme…- Quédate así un momento, quiero que mi esperma este dentro de ti por más tiempo. Me dijo, yo solo sonreí, mientras trataba de recuperar energías.
Luego de unos minutos nos acostamos y dormitamos por unos 10 minutos, después busqué mi ropa y me fui vistiendo. Daniel hizo lo mismo, en la puerta ya había fila queriendo tener una oportunidad conmigo, pero yo solo era el regalo para Daniel. Terminé por vestirme y sentí como mi ropa interior se humedecía por los fluidos depositados en mí. Daniel me abrazó y me besó, diciendo que lo había hecho muy feliz. Yo le dije que también había sido una noche muy especial para mí. Me acompañó a la puerta trasera y nos despedimos con un beso.
Llegué a mi casa ya de madrugada, sin hacer ruido llegué a mi habitación. Me preparé para acostarme a un lado de mi marido, cuando me cobijé, se despertó y me preguntó como me había ido. Le contesté que muy bien.
- que bien amor, sabes…. tengo ganas de ti. me dijo – estoy cansada, ¿mejor mañana si?. – esta bien mañana. Y volvió a dormir.
Aún tenía puesto mis braguitas llenas de fluido de otro hombre, y no quería que ese momento se borrara compartiendo mi vagina con mi marido.
Autor: Graciela
fuente:reservada
Todos trabajábamos en una misma empresa, así que teníamos mucho contacto. Con el tiempo yo me casé con mi novio, mi amiga y Daniel se cambiaron de empresa, pero aún así de vez en cuando estábamos en contacto. El último día que trabajamos en la misma empresa, Daniel aprovechó un momento en que estábamos solos para darme un beso en los labios, como despedida, ese día me tomó por sorpresa, no lo esperaba, y no lo rechacé. Sin embargo, con la distancia no terminaron las insinuaciones de Daniel, me encantaba que intentará conquistarme a escondidas de mi amiga y claro de mí ahora esposo.
Siempre me he considerado de buen cuerpo, no muy alta, pero de todo lo demás bien proporcionado, además me encanta lucir mi figura con ropa ajustada, faldas cortas y bonitos escotes. Cosa que a mi marido no le importa. Ahora con la ausencia de Daniel en el trabajo, mi lujuria hacia él ha aumentado, en ocasiones cuando hago el amor con mi marido, pienso que con quien estoy es con Daniel. Eso me hace ponerme aún más caliente.
Ya tenia un año de casada, no había olvidado ese beso que me excitó muchísimo, estar entre sus brazos y sentir la calida sensación de sus labios era algo que en mi mente siempre iba a estar. La historia, que hizo mis sueños realidad comienza aquí, con una llamada telefónica de Daniel;
- Hola, – Graciela, soy Daniel, ¿como estas? – muy bien y tú, que milagro, yo pensé que ya te habías olvidado de mi.
- no, como crees, eso nunca, fíjate que Mary te manda saludar – gracias, también salúdamela, ¿que cuentan? – fíjate que ya nos vamos a casar, en un mes. Así que tú y tu esposo estarán invitados a la boda – aah, pues, felicidades – gracias, ya tenemos casi todo listo, en 15 días mis amigos me organizarán mi fiesta de despedida de soltero, a ver como me va. jajajajaja – pues ojala y que bien – sabes, aún recuerdo ese día que te besé…. espero que no te haya molestado – jajajaja, no, como crees, la verdad me gustó – te voy a mandar los datos de la fiesta de mi despedida, para que se la des a tu marido y vaya un rato, ok? – ok, gracias – hasta pronto, bye – bye
La noche de ese día no pude dormir bien, había soñado, en que yo era la chica del pastel de la despedida de soltero de Daniel, y tenia sexo increíble con el. Pero en la vida real, ¿me atrevería?….
Pasó una semana y ese sueño se volvió obsesión, aún me faltaba comprarle el regalo para Daniel y Mary, pero…. y que tal si el regalo solo fuera para Daniel?. Por lo pronto a mi marido no le comenté nada acerca de la fiesta de soltero de Daniel, quería tener una ventaja a la hora de decidir. Por lo pronto, me compraré unas zapatillas altísimas, sexys y un bikini, fueron mis propósitos iniciales.
Con los datos que me proporcionó Daniel sobre su despedida, pude contactar a las chicas que estaban contratadas para que me dejaran a mi el papel protagonista… la chica de pastel. Y Llegó el día esperado:
- Querido hoy tengo una reunión con mis amigas, es posible que llegue ya tarde así que no me esperes. Le dije a mi marido.
- Esta bien amor, que te diviertas.
Todo quedó arreglado con mi marido. Eran las 9 de la noche cuando me trasladé al lugar de la fiesta. Entré por la puerta trasera para no ser vista por nadie, junto a la cocina había una recamara, donde las chicas esperaban salir a dar el espectáculo para unos 20 hombres aproximadamente entre ellos claro, Daniel. Las demás chicas pensaban que yo era como ellas, una prostituta más, jajaja, eso me dio un poco más de seguridad en mi, mi salida estaba planeada a las 10.30, aún tenia tiempo en caso de querer olvidarlo todo y salir de ahí… los nervios iban creciendo.
Había elegido un chaleco de mezclilla corto, sin brassier, un bikini blanco y mis zapat
illas, era todo lo que llevaría. Los minutos se hicieron eternos, las chicas entraban y salían conforme iba realizando sus presentaciones. Cuando llegó el momento.
- estas lista. me dijo una de las chicas – si, ya. Vestida con mis únicas prendas que compré para este momento. Entre dos chicas me ayudan a entrar al pastel para después tapar la entrada cuidadosamente. Siento como se va moviendo mi particular vehículo, mientras escucho muchas voces vitoreando por la llegada del pastel al salón. Siento más nervios que antes, pero ahora ya no hay marcha atrás.
La música comienza a escucharse, señal de que debo empezar a salir…. y comienzo a salir, con movimientos coquetos voy saliendo poco a poco, mientras me aplauden por mi salida. Comienzo a recorrer con mi mirada, hasta que mis ojos se encuentran con los de Daniel, estaba totalmente asombrado, con una expresión de incredulidad.
Mientras los demás hombres aplauden para que salga totalmente del pastel, salgo y subo a una mesa prevista para esto. Un calor me recorre la espalda, comienzo a bailar suavemente mostrando mis encantos por cada esquina de la mesa, Daniel estaba en primera fila, sin perder detalle. Al pasar junto a el le cierro un ojo, ya para este momento había tomado confianza y me deslizaba por la mesa como pez en el agua, bailando sugerentemente.
El público me pide que me deshaga de mi poca ropa, así que llevo mis manos a los botones de mi chaleco y desabrocho el único botón que esa prenda tenia, casi inmediatamente mis pechos surgen después de estar prisioneros, yo de tengo mi prenda para dejar ver solo un poco, mientras bailo, voy dejando ver cada vez más, hasta que de repente doy la espalda al público y me quito totalmente el chaleco… ahora solo cubro mis pechos con mis brazos. Los hombres como locos pedían más y más, me sentía como esas chicas que se dedican a esto, me sentía lujuriosa, al ver como excitaba a todos y en especial a Daniel.
Hasta que por fin retiré mis brazos de mis pechos, dejándolos ver por todos, mis pezones erectos, estaban excitados. Y por fin terminó la música de la presentación. Bajé de la mesa y fui conducida a una habitación, solo esperé unos minutos cuando la puerta se abrió, dejando entrar a Daniel. Aún sin poder creerlo, no podía hablar.
- te gustó el show. Le dije – siiii, muchísimo, la verdad fue una sorpresa.
- ¿si sabes porque estoy aquí, verdad? – si. Le dije, – ahora el show es solo para ti, lo se – ¿estas segura de lo que va a pasar?.
- totalmente.
Entonces nos abrazamos yo solo con mi bikini, él aún con ropa que fue poco a poco quitándose mientras nos besábamos, y abrazábamos, sentía como sus manos recorrían mi cuerpo de arriba a abajo. Terminó por quitarse totalmente la ropa. Sus manos acariciaron mis pechos con mucha impaciencia, primero con su lengua recorrió cada centímetro de mi piel, de cada uno de mis senos, para después tomar uno de mis pezones su succionarlos como un bebe… que rica sensación.
Entonces fui bajando poco a poco besando su cuerpo, y el dejándose llevar, hasta llegar a su vientre, sentí como su miembro ya erecto me rozaba mi piel, hasta que estuve de frente a ese miembro con que tanto tiempo había soñado, era más grande que en mis sueños y más grueso “vaya que suerte de mary” pensé… ya en la punta tenia unas gotitas de fluido, sin pensarlo mucho me lo llevé a mis labios, sentí como estaba caliente, y comencé poco a poco a introducirlo en mi boca, tanto como pude, acaricié ese miembro con mi lengua, luego lo estaba chupando con más velocidad.
Ya tenía residuos del fluido de Daniel en mi boca. Entonces comencé a recorrer la piel de aquel miembro que no pudo entrar en mi boca, besándolo y mojándolo con mi lengua. Cuando terminé, vi esos dos grandes testículos colgando de aquel formidable miembro, dudé un momento, pero me decidí a tenerlos también en mi boca, no debería de perder esta oportunidad, así que los remojé con mi lengua para después darles unas chupaditas a cada uno….
Daniel me tomó de los brazos y me hizo levantarme, y me dijo… – hoy vas a ser mi mujer por toda la noche… Entonces me acostó sobre la cama, y él me abrió las piernas dejando mi sexo a su disposición. Levantó mis piernas y acercó su miembro a la entrada de mi vagina, sentí como esa cabeza tan grande comenzaba a hacer
presión en mí, poco a poco entró cuando Daniel se acostó sobre mi para dame un beso en mis labios, mientras empujaba más su pene dentro de mí. Yo lo abrazaba, hasta que de un empujón, me metió el resto, yo solté un quejido de placer, – Aaaaaahhhhh, así Daniel amor. Era la primera vez que decía “amor” a otro hombre que no fuera mi marido, eso me excitó más.
Daniel acariciaba mis nalgas mientras mi vagina se acoplaba a su nuevo visitante. Cuando poco a poco Daniel comenzó a sacar su pene solo para empujarlo nuevamente más adentro, hasta que tomó ritmo en un va y ven, en donde cada embestida me penetraba más. Solo se escuchaba el golpe de sus testículos en mis nalgas y los gemidos de placer tanto de Daniel como míos. Hasta que en una embestida sentí como su miembro se hinchaba más para soltar su esperma dentro de mi. Varios chorros inundaron mi vagina. Daniel exhausto cayó sobre mí, mientras yo lo abrazaba.
Nos quedamos así unos minutos, cuando él se acomodó a un lado mío, por mi vagina escurrían fluidos, Daniel me acariciaba mis pechos y me decía cuanto había deseado ese momento, que era el mejor regalo de su vida. – Lo único que yo te pido es que ni Mary ni mi marido se enteren de esto que pasó… le dije. – ¿Me lo prometes?. Me contestó que me lo prometía.
Cuando su miembro recobró nuevamente vida, Daniel me colocó en posición de perrito, sobre la cama. Entonces se acercó por atrás de mí y me hizo sentir su pene por mis nalgas y mi rajita. Cuando nuevamente empezó a penetrarme por mi vagina, con más fuerza esta vez, mientras con una mano buscaba mis pechos que colgaban, los acariciaba y los estrujaba.
Ahora sentía como su miembro entraba y salía sin dificultad, me hacia gemir de placer, mi marido nunca me había hecho sentir lo mismo que Daniel. Más que un regalo para Daniel, lo era para ambos. Después de que sus manos jugaban con mis pechos, luego acariciaba mis nalgas, con ambas manos las abría para que su pene entrara más en mí. Hasta que sentí nuevamente como chorros de semen me llenaban por dentro.
Cuando Daniel terminó, se quedó inmóvil con su pene dentro de mi, como esperando a que su fluido no escapara de mi. Poco a poco fue retirándose, no permitiéndome moverme…- Quédate así un momento, quiero que mi esperma este dentro de ti por más tiempo. Me dijo, yo solo sonreí, mientras trataba de recuperar energías.
Luego de unos minutos nos acostamos y dormitamos por unos 10 minutos, después busqué mi ropa y me fui vistiendo. Daniel hizo lo mismo, en la puerta ya había fila queriendo tener una oportunidad conmigo, pero yo solo era el regalo para Daniel. Terminé por vestirme y sentí como mi ropa interior se humedecía por los fluidos depositados en mí. Daniel me abrazó y me besó, diciendo que lo había hecho muy feliz. Yo le dije que también había sido una noche muy especial para mí. Me acompañó a la puerta trasera y nos despedimos con un beso.
Llegué a mi casa ya de madrugada, sin hacer ruido llegué a mi habitación. Me preparé para acostarme a un lado de mi marido, cuando me cobijé, se despertó y me preguntó como me había ido. Le contesté que muy bien.
- que bien amor, sabes…. tengo ganas de ti. me dijo – estoy cansada, ¿mejor mañana si?. – esta bien mañana. Y volvió a dormir.
Aún tenía puesto mis braguitas llenas de fluido de otro hombre, y no quería que ese momento se borrara compartiendo mi vagina con mi marido.
Autor: Graciela
fuente:reservada
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