Tras unos últimos meses bastantes estresantes en el trabajo la verdad es que necesitaba con urgencia la llegada de unos días de vacaciones para poder relajarme de la tarea diaria. Pasar unos días sin agobios, sin las prisas de la ciudad, sin mirar el reloj desde la mañana hasta la noche, pudiendo echarme una buena siesta después de comer viendo el documental de la tele……El sábado por la mañana me levanté temprano y me dispuse a preparar el coche para pasar aquella quincena de vacaciones. Metí todo el equipaje en el maletero y esperé a que bajaran mi mujer y mi hijo. Tras fumarme un cigarro tranquilamente ví como salían del ascensor con las últimas cosas. Teníamos que pasar a recoger a mi hermana Magda y una amiga suya llamada Laura a la cual no conocía y luego por casa de mi cuñada Natalia. Magda y su amiga subieron a nuestro coche en la parte de atrás con mi hijo y mi cuñada iba en su potente moto. Natalia es una veinteañera con un cuerpo estupendo. Tiene una larga cabellera rubia recogida en una cola de caballo. Llevaba un mono negro bien ceñido a su cuerpo con lo que sus curvas se remarcaban provocativamente. No tiene compromiso alguno por lo que pensaba pasarselo lo mejor posible en esos días de playa.
Así pues nos encaminamos hacia la costa alicantina para pasar unos agradables y calurosos días. Yo iba feliz entre tanta mujer y ellas por su parte me llenaban de atenciones. Solo pensaba en disfrutar de la playa y olvidarme de todo. Una vez llegamos a nuestro destino dejamos todas las cosas en el apartamento que habíamos alquilado, nos cambiamos de ropa y nos fuimos de inmediato a la playa a tostar nuestros cuerpos. Nos situamos en una de las esquinas de la playa en uno de los pocos huecos que habían. Por suerte aquella parte estaba más vacía y pudimos colocar las toallas sin problemas. Al poco rato se ubicaron frente a nosotros tres mujeres maduras de unos cuarenta años, con unas figuras realmente apetecibles, unas largas y firmes piernas de muslos poderosos que fue lo primero en lo que me fijé. Al deshacerse de sus vestidos, mi verga respondió al instante ante la visión de esos impresionantes traseros de los cuales no podía apartar la mirada. Eran realmente apetitosos al igual que sus pechos que se remarcaban al recostarse sobre las toallas. Apuntaban al cielo tratando de romper la tela de sus bañadores. Al volver a las toallas tras haberse refrescado en el agua pude ver como se marcaban los pezones a través de la tela de los bañadores. Por suerte ninguna de mis acompañantes se percataron de mi deseo por aquellas señoras gracias a las gafas de sol que cubrían mis ojos. Toda aquella tarde tuve que estar tumbado boca abajo para tratar de esconder la terrible erección que los cuerpos aquellas hembras me provocaron.
Una vez vueltos al apartamento me dirigí al baño pero olvidé pasar el pasador para evitar que nadie entrara. Cachondo perdido por culpa de las maduras de la playa empecé a masturbarme sin descanso tratando de deshacerme de la terrible calentura que me habían producido. En ello estaba cuando de pronto entró mi cuñada Natalia al lavabo quedándonos ambos cortados por completo. No sabía donde meterme ni que hacer. Natalia estaba junto a mí y yo con mi mano en la polla.
¿Pedro, pero que estás haciendo? Al menos podías cerrar la puerta, me dijo sonriendo. O ¿acaso pretendías que alguien te echara una mano con eso? Mi hermana salió pero si te puedo servir de ayuda………
Absorta en la contemplación de mi inflamado aparato que la apuntaba deseoso de caricias se lanzó sobre mí ofreciéndome sus jugosos labios para que me los comiera. Acepté gustoso aquella invitación y mezclamos nuestras lenguas en un beso de tornillo absolutamente enloquecedor. Aquella boca sabía a lujuria y sexo. En muchas ocasiones había fantaseado con mi querida cuñadita imaginándome escenas de sexo interminables junto a ella.
Se agachó colocándose arrodillada entre mis piernas y me la chupó recreándose a cada paso en la mamada que me hacía. Primero se dedicó a comerme los huevos jugando con ellos arrancándome suspiros de placer. Pasó de uno a otro alternativamente para subir a lo largo del tronco ensalivándolo por completo para facilitar la felación. Me miró con cara pícara y maliciosa mientras se relamía los labios. Escupió sobre mi endurecido tallo tratando de humedecerlo para introducirselo por completo en su hambrienta boca. Sus húmedos labios aprisionaron mi glande, su lengua jugueteaba con él yendo y viniendo a lo largo y ancho de toda la extensión de mi nerviosa verga. La lamía con entusiasmo produciéndome lamentos sin cesar. Aquella jovencita me estaba volviendo loco.
Me dejé llevar por las caricias que me dispensaba mi cuñada. Sujetó mi miembro con fuerza por la base y lo devoró con parsimonia. Sentí la caricia de su lengua, de su paladar recibiendo los golpes enloquecidos del glande, el cosquilleo de sus dientes mordisqueando con suavidad la delicada dermis de mi polla. Las venas se marcaban tratando de explotar para liberar la alta concentración de sangre reunida en aquel espantoso músculo. Aquella insaciable boca engullía todo mi ariete hasta prácticamente la base volviendo a subir hasta el glande pero sin dejarlo escapar del control de su boca. Su lengua me volvía completamente loco, Natalia repetía aquel dulce tratamiento una y otra vez, cada vez con una cadencia más desbocada. El placer que me hacía sentir aquella muchachita era inmenso, cada vez me costaba más controlarlo. Traté de separarla de mí para explotar sobre su cara y su boca pero aquella hermosa mujer tenía otras ideas en mente. Siguió y siguió con aquella operación hasta hacerme reventar en el interior de su cavidad bucal. Tragó con gula toda la descarga seminal que había almacenado durante aquella tarde y con aquella magnífica felación. Mis piernas flaquearon gracias a la enorme satisfacción que me había dado mi encantadora cuñada. Parte de mi corrida escapó por la comisura de sus labios yendo a parar sobre sus pequeños pero redondos pechos. Tras aquella estupenda mamada se levantó, me obsequió con un beso dándome a probar mis jugos y abriendo la puerta salió dejándome solo en el lavabo. Tras aquella batalla necesité relajar mis sentidos y me duché con agua bien fría.
Aquella misma noche me follé a mi mujer como un animal haciéndola bramar y chillar como una auténtica perra. Eyaculé en dos ocasiones mientras que logré arrancarle varios ruidosos orgasmos que la dejaron totalmente desfallecida y saciada. Quedamos derrengados en la cama y nos dormimos como benditos tras aquel polvo antológico.
Por la mañana me levanté temprano y me fui a pasear por el pueblo mientras Teresa se quedaba en la cama ronroneando como una gatita al recibir un beso en la mejilla. Al volver al apartamento me encontré con la viciosa de mi cuñada la cual me saludó como si no hubiera pasado nada entre nosotros la tarde anterior. Sin embargo sus palabras hicieron que mis sentidos volvieran a alterarse:
Buenos días Pedro, menuda nochecita le diste a mi querida hermana. Menudos gritos que dabais. ¿No sería acaso por culpa mía?, me preguntó al tiempo que me guiñaba el ojo con cara de gatita perversa.
Debo reconocer que la mamada que me prodigó por la tarde fue la causante de aquel polvo nocturno con mi mujer. Mientras me follaba a mi mujer imaginé en varias ocasiones que era mi cuñada con la que estaba, la que me chupaba, la que saltaba sobre mí sin descanso, la que recibía mi leche en su interior y a la que dejaba completamente ahíta de placer.
A los diez minutos me encontré con mi hermana y su amiga y Magda riendo a carcajadas me dijo lo mismo:
Joder hermanito, a ver si no montáis tanto escándalo. Que noche más movida que pasasteis. Seguro que Teresa habrá dormido fenomenal esta noche.
Nos dirigimos a la piscina y nos desnudamos quedándonos en traje de baño. Me metí con premura a la piscina sin esperarlas tratando de evitar la terrible hinchazón que produjo en mi entrepierna los últimos comentarios de mi cuñada y mi hermana. Alegré la vista con la imagen de las enormes campanas de la amiga de Magda que se escondían bajo la tela del diminuto bikini. Joder aquella chica tenía un par de tetas de campeonato, la verdad es que no me había fijado bien en ella, me hubiese comido aquellos melones en aquel mismo momento.
Entraron a la piscina y nos pusimos a nadar y a jugar de forma inocente. Les hice alguna que otra aguadilla haciéndolas gritar cuando salían del agua. Pasamos un buen rato remojando nuestros cuerpos bajo los rayos del sol. Saltábamos en el agua chapoteando sin parar. El contacto entre nuestros húmedos cuerpos se hizo inevitable y a cada momento más intenso. Me abalancé sobre la amiga de mi hermana acariciándole como por descuido su interesante cuerpo solo cubierto por aquellas pequeñas piezas. Laura me dio la espalda ofreciéndome la tentadora imagen de su enloquecedor trasero. Me quedé detrás luchando con ella y noté con agrado como se echaba hacia atrás empezando a sentir la presión de mi miembro sobre sus apetitosas nalgas. Pude apreciar como sus pezones se ponían duros por debajo de la tela del bikini y como gracias a la lucha que manteníamos mi sexo empezó a crecer apretando con fuerza contra ella. La cogí de las caderas presionando como por descuido sobre ella y oí como me decía entre susurros:
Pedro, te espero esta noche sin falta en la piscina, no me falles……
Estuve toda la tarde deseando que llegase la noche para juntarme con aquella jovencita. Deseaba hacerla mía y estoy segura que ella deseaba lo mismo. La dureza de sus pezones me lo demostraron. Aquella chiquilla debía de ser una viciosa de cuidado. Al acostarse mi esposa se durmió al momento dejándome vía libre para unirme a mi futura conquista…….
Me llevé una grata sorpresa pues al llegar a la piscina me encontré con la presencia perturbadora no tan solo de Laura sino también de mi cuñada. Estaban con los pies dentro del agua fumándose un porro. Natalia llevaba un vestido amarillo de tirantes que la hacían parecer encantadora y la otra llevaba una camiseta blanca sin mangas que mostraba todos sus encantos y unos pantalones hasta la rodilla. Mi cuñada me ofreció el porro que tenían y le dí dos caladas antes de quitarme los pantalones y quedarme en bañador. Me lancé a la piscina de cabeza buceando por debajo del agua hasta salir nuevamente al exterior. Volví hasta donde ellas estaban y las mojé con algo de agua invitándolas a que me acompañasen.
¿Estás loco? No llevamos bañador así que no podemos bañarnos.
¿Y qué problema hay? A estas horas no hay nadie, todos están durmiendo y no os verán desnudas. Aprovechaos que el agua está estupenda esta noche. La verdad es que no está nada fría. Prometo no mirar.
Deseaba con ganas contenidas que me hicieran caso y me regocijé al ver como Natalia apagaba con calma el porro en el cenicero y como animaba a su compañera a que se desnudara. Observé aquellas figuras deshacerse con tranquilidad de sus ropas dejándolas tiradas sobre el césped y me fijé en sus prominentes traseros mientras bajaban por la escalerilla de la piscina hasta sumergirse en el agua. Nadaron hacia mí como dos sirenas hasta llegar a mi lado. Mi cuñada me animó para que yo también me desnudase por completo. Se pegó peligrosamente a mí y mientras me acariciaba el muslo desde arriba hasta abajo me dijo en voz baja al oído:
¿Por qué no te quitas el bañador? ¿No crees que todos deberíamos estar en igualdad de condiciones? Se te salen los ojos de las órbitas viendo nuestras curvas y nosotras nada de nada…..¿Quieres que te ayudemos nosotras a hacerlo?
Aquella oferta tan incitante no podía dejarla pasar así como así, además los tres sabíamos a lo que habíamos ido allí. De ese modo le entregué mi boca fundiéndola con sus carnosos labios mientras nos abrazábamos con pasión. La otra muchacha no perdió la ocasión de hacerse con mi pequeño slip y lo lanzó a la hierba al tiempo que agarraba mi desnudo sexo empezando a acariciarlo con extrema lentitud como si estuviera sopesando el placer que podía ofrecerles a ambas.
Milagrosamente logré escapar de los brazos de aquellas dos panteras y estuve nadando durante unos segundos cerca de ellas pero lo suficientemente lejos como para hacer que su deseo se fuera incrementando. Las dos muchachas me miraban con ojos anhelantes. Observé con agrado como Laura se mordía el labio inferior con los dientes mostrando el creciente apetito que la embargaba. Aquella rubita me estaba poniendo a mil. Posaba su mirada en mi culo con deseo contenido mientras me veía nadar. Los tres pretendíamos alargar aquellos instantes de seducción pues sabíamos que la recompensa final sería aún mayor.
Decidí iniciar mi ataque a aquella rubia fantástica y me sumergí en el agua quedando fuera del alcance de su vista. Me alejé de ella y volví sobre mis pasos asaltándola por detrás. Aproveché aquellos instantes de confusión por su parte para arremeter contra aquel culo respingón que tanto me enloquecía. Al emerger del agua me apreté con fuerza contra ella haciéndola sentir mi inflamada erección contra su apretado trasero. Aquella chiquilla agradeció mi acometida con un leve lamento removiendo su pompis contra mi entrepierna para hacer que ésta se encabritara. Se volvió hacia mí traspasándome con su mirada y aprisionó mis nalgas entre sus manos acariciándolas con movimientos rotatorios. Por mi parte me hice con su tentador cuello chupándolo con ansias renovadas consiguiendo arrebatarle gemidos entrecortados. De ahí pasé a su oreja la cual lamí y acogí entre mis famélicos labios. Aquella ninfa temblaba y se retorcía gracias a las atenciones que tan cariñosamente le dispensaba.
En esos momentos mi cuñada no quiso mantenerse al margen y aprovechó para unirse a la fiesta. Me sorprendió que le ofreciera su ávida boca a la otra muchacha la cual la acogió con evidente agrado. Pude ver como ambas me dejaban de lado por unos instantes y se unían en un beso inolvidable. Se acariciaron mutuamente sus sinuosas curvas manoseándose los muslos y subiendo hasta aquellos desafiantes pechos deseosos de ser complacidos. Natalia se hizo con uno de los pechos de su amiga y se recreó chupando aquel oscuro pezón para pasar inmediatamente al otro. Aquellos sensibles pezones se elevaron al instante buscando el contacto con aquellos labios y aquella lengua que tanto los enervaba. Pude oír con inmenso placer los jadeos entrecortados y levemente perturbados de aquellas jovencitas. Aquella escena lésbica me estaba poniendo como un burro. Mi cuñada llevaba las riendas y buscaba seducir por entero a Laura la cual se dejaba llevar por las caricias que le prodigaba la morbosa de Natalia. Le acariciaba el cabello entre sus dedos y la tenía completamente hipnotizada con su mirada, entregada por completo a ella. Consiguió que abriera la boca e introdujo su insaciable lengua entrelazándola con la otra. Aquel beso se hizo cada vez más sosegado, más íntimo, más intenso. Parecían haberse olvidado de mí por completo. Parecía haberme convertido tan solo en un afortunado espectador de aquella relación lésbica. La viciosa de mi cuñada aprovechó la indefensión de Laura para llevar una de sus manos hacia aquella rasurada entrepierna al tiempo que la otra se adentró en aquel estrecho recto. Aquella inesperada intromisión hizo que aquella jovencita suspirase con fuerza. Natalia la cogió con fuerza de las manos y la obligó a salir de la piscina ayudándola a sentarse al borde de la misma con las piernas bien abiertas. Hundió su cara en su ardiente entrepierna empezando a comerse aquel fruto prohibido con gran placer. Jugueteaba con la punta de su húmeda lengua con aquel escondido botón que se inflamaba a cada paso. Subía con sus manos por los costados de aquella hembra entregada a sus caricias hasta agarrar con fuerza aquellos pechos dedicándoles un masaje espléndido. La amiga de mi hermana se retorcía gozando del tratamiento que le daba mi cuñada. Gemía como loca agarrando con fuerza la cabeza de su amante tratando de que no escapara de su prisión. Finalmente acabó corriéndose entre los labios de la cachonda de Natalia entregándole todo los jugos guardados en sus entrañas.
Mi cuñada y un servidor salimos de la piscina y ayudamos a aquella desfallecida chiquilla a acompañarnos hasta el acogedor césped donde me tendí encima de la toalla dispuesto a gozar con aquellas dos leonas. Gracias al polvo que había presenciado entre aquellas dos muchachas mi herramienta mostraba un aspecto realmente amenazador. Aquella presencia inquietante hizo que Laura se lanzara como una posesa a por ella devorándola por entero. Se la tragó hasta el fondo degustándola sin descanso. Toda la longitud de mi aparato fue absorbida por aquella glotona boquita. Se ayudaba de su mano masturbándome sin parar cada vez con más fuerza. Gemía débilmente observando como mi polla recibía aquella magnífica felatio. Natalia me ofreció su depilado tesoro en el cual me sumergí introduciendo con ganas mi ansiosa lengua en aquella vulva. Limpié con mi lengua los jugos de su vagina. Me encontraba en la gloria estando tan bien acompañado por aquellas dos bellezas. Continué chupando con ganas el inflamado clítoris de mi adorable cuñada la cual se entregaba a mis caricias sin tapujos. Se corrió entre mis labios por dos veces entregándome sus flujos los cuales recogí y devoré con indudables muestras de deseo.
Tras unos minutos de descanso, Natalia agarró con fuerza mi rígido músculo y ayudó a Laura a colocarse a caballo sobre mí jugando con mi inflamada herramienta sobre su irritado coñito el cual se mostraba encantado de acoger aquella peligrosa culebra. Golpeó mi verga en varias ocasiones contra su vulva retrasando cruelmente la ansiada penetración buscando aumentar el deseo de ambos si ello era posible. Tras aquel insufrible tormento finalmente Laura acabó dejándose caer sobre mi polla encajándosela hasta la mitad y quedándose quieta por unos segundos disfrutando de aquellos instantes de máximo sufrimiento. Lanzó un fuerte suspiro gozando con aquella lanza en su interior. La emoción que tuve al notar la lubricada vagina de aquella jovencita en contacto directo con mi verga me hizo gozar a más no poder. La intensa cara de placer que puso al quedar insertada sobre mi tallo me hizo sentir plenamente satisfecho. Tras permanecer inmóvil unos interminables instantes sobre mí, aquella perversa chiquilla inició un lento y acompasado movimiento rotatorio clavándose y desclavándose sobre mi ardiente eje y recreándose con aquella penetración a más no poder. Apoyó sus delicadas manos sobre mi velludo torso para contribuir a la galopada que acababa de iniciar. Aquella brujilla se movía sobre mi verga hacia arriba y hacia abajo ofreciéndome un placer excepcional. Me adueñé de sus exquisitos senos dándole pequeños pellizcos a sus duros pezones. De ahí bajé mis manos hasta su poderoso trasero aplicándole duros cachetes en el mismo haciéndole que gritara como una loca. Natalia aprovechó para situarse entre mis piernas y empezó a acariciarme con sus uñas mis bolas para pasar más tarde a jugar con mi agujero anal introduciendo primero un dedo y luego otro más sodomizándome con gran dedicación. Siempre me ha gustado que me trabajen mi entrada posterior, ya desde bien joven. Es una de las caricias que me proporcionan mayor alivio. Dichos contactos hicieron que adquiriese mayor velocidad en el interior de la joven que me montaba hasta que ésta no pudo aguantar por más tiempo y se desplomó sobre mí haciéndome degustar sus duras peras las cuales atrapé y me dediqué a devorar entre mis voraces labios.
Laura adoptó una actitud claramente activa en la cadencia de la follada, cabalgando de un modo más o menos rápido según sus propias necesidades. Tan pronto follábamos a gran velocidad como descansábamos a un ritmo menor. Debo reconocer que no me sentía para nada molesto dejándome follar por aquella magnífica hembra. Mientras aquella rubia amazona seguía follándome ambos nos dedicábamos comentarios de alto voltaje al oído. Aproximé mi maliciosa mano a su hendidura empezando a masturbarle su hinchado botón el cual buscaba con desesperación el contacto con mis dedos. Laura aumentó el ritmo de la monta empezando a gimotear con más fuerza. Seguí masturbándola entre las piernas mientras ella se movía provocativamente disfrutando con mis dedos en su clítoris y mi verga en su coñito. Pude observar con agrado cómo se acercaba al clímax por lo que la masturbé con mayor crueldad mientras le propinaba enérgícos empellones para clavarme hasta el fondo del cuerpo de aquella mujer que tanto me hacía gozar. Aquella deliciosa veinteañera saltaba con un ritmo desenfrenado sobre mi duro aparato en busca de su propio placer. Sus melones rebotaban de un lado a otro cautivándome con aquel ajetreo exaltado. Sus ojos se mostraban fuera de sus órbitas con la noción del tiempo totalmente perdida. Lo único que pretendía aquella chica en aquellos momentos era llegar al orgasmo. Sus ojos brillaban de lujuria mirándome de un modo terrible. De repente se quedó parada y sollozando brutalmente echó el cuerpo hacia atrás con la melena colgando y estalló entre fuertes aulidos de placer sin poder decir palabra. Por mi parte extraje al mismo tiempo mi poderoso miembro de su excitada vagina explotando con fuerza sobre la cara de Natalia la cual recibió sobre su cara y su boca mi abundante corrida. Al acabar con mis últimas reservas Natalia se entretuvo durante un buen rato lamiéndome mi flácido instrumento hasta dejarlo bien limpio y seco. Finalmente Laura quedó abrazada a mí buscando recuperar el aire que le faltaba.
Así pues nos encaminamos hacia la costa alicantina para pasar unos agradables y calurosos días. Yo iba feliz entre tanta mujer y ellas por su parte me llenaban de atenciones. Solo pensaba en disfrutar de la playa y olvidarme de todo. Una vez llegamos a nuestro destino dejamos todas las cosas en el apartamento que habíamos alquilado, nos cambiamos de ropa y nos fuimos de inmediato a la playa a tostar nuestros cuerpos. Nos situamos en una de las esquinas de la playa en uno de los pocos huecos que habían. Por suerte aquella parte estaba más vacía y pudimos colocar las toallas sin problemas. Al poco rato se ubicaron frente a nosotros tres mujeres maduras de unos cuarenta años, con unas figuras realmente apetecibles, unas largas y firmes piernas de muslos poderosos que fue lo primero en lo que me fijé. Al deshacerse de sus vestidos, mi verga respondió al instante ante la visión de esos impresionantes traseros de los cuales no podía apartar la mirada. Eran realmente apetitosos al igual que sus pechos que se remarcaban al recostarse sobre las toallas. Apuntaban al cielo tratando de romper la tela de sus bañadores. Al volver a las toallas tras haberse refrescado en el agua pude ver como se marcaban los pezones a través de la tela de los bañadores. Por suerte ninguna de mis acompañantes se percataron de mi deseo por aquellas señoras gracias a las gafas de sol que cubrían mis ojos. Toda aquella tarde tuve que estar tumbado boca abajo para tratar de esconder la terrible erección que los cuerpos aquellas hembras me provocaron.
Una vez vueltos al apartamento me dirigí al baño pero olvidé pasar el pasador para evitar que nadie entrara. Cachondo perdido por culpa de las maduras de la playa empecé a masturbarme sin descanso tratando de deshacerme de la terrible calentura que me habían producido. En ello estaba cuando de pronto entró mi cuñada Natalia al lavabo quedándonos ambos cortados por completo. No sabía donde meterme ni que hacer. Natalia estaba junto a mí y yo con mi mano en la polla.
¿Pedro, pero que estás haciendo? Al menos podías cerrar la puerta, me dijo sonriendo. O ¿acaso pretendías que alguien te echara una mano con eso? Mi hermana salió pero si te puedo servir de ayuda………
Absorta en la contemplación de mi inflamado aparato que la apuntaba deseoso de caricias se lanzó sobre mí ofreciéndome sus jugosos labios para que me los comiera. Acepté gustoso aquella invitación y mezclamos nuestras lenguas en un beso de tornillo absolutamente enloquecedor. Aquella boca sabía a lujuria y sexo. En muchas ocasiones había fantaseado con mi querida cuñadita imaginándome escenas de sexo interminables junto a ella.
Se agachó colocándose arrodillada entre mis piernas y me la chupó recreándose a cada paso en la mamada que me hacía. Primero se dedicó a comerme los huevos jugando con ellos arrancándome suspiros de placer. Pasó de uno a otro alternativamente para subir a lo largo del tronco ensalivándolo por completo para facilitar la felación. Me miró con cara pícara y maliciosa mientras se relamía los labios. Escupió sobre mi endurecido tallo tratando de humedecerlo para introducirselo por completo en su hambrienta boca. Sus húmedos labios aprisionaron mi glande, su lengua jugueteaba con él yendo y viniendo a lo largo y ancho de toda la extensión de mi nerviosa verga. La lamía con entusiasmo produciéndome lamentos sin cesar. Aquella jovencita me estaba volviendo loco.
Me dejé llevar por las caricias que me dispensaba mi cuñada. Sujetó mi miembro con fuerza por la base y lo devoró con parsimonia. Sentí la caricia de su lengua, de su paladar recibiendo los golpes enloquecidos del glande, el cosquilleo de sus dientes mordisqueando con suavidad la delicada dermis de mi polla. Las venas se marcaban tratando de explotar para liberar la alta concentración de sangre reunida en aquel espantoso músculo. Aquella insaciable boca engullía todo mi ariete hasta prácticamente la base volviendo a subir hasta el glande pero sin dejarlo escapar del control de su boca. Su lengua me volvía completamente loco, Natalia repetía aquel dulce tratamiento una y otra vez, cada vez con una cadencia más desbocada. El placer que me hacía sentir aquella muchachita era inmenso, cada vez me costaba más controlarlo. Traté de separarla de mí para explotar sobre su cara y su boca pero aquella hermosa mujer tenía otras ideas en mente. Siguió y siguió con aquella operación hasta hacerme reventar en el interior de su cavidad bucal. Tragó con gula toda la descarga seminal que había almacenado durante aquella tarde y con aquella magnífica felación. Mis piernas flaquearon gracias a la enorme satisfacción que me había dado mi encantadora cuñada. Parte de mi corrida escapó por la comisura de sus labios yendo a parar sobre sus pequeños pero redondos pechos. Tras aquella estupenda mamada se levantó, me obsequió con un beso dándome a probar mis jugos y abriendo la puerta salió dejándome solo en el lavabo. Tras aquella batalla necesité relajar mis sentidos y me duché con agua bien fría.
Aquella misma noche me follé a mi mujer como un animal haciéndola bramar y chillar como una auténtica perra. Eyaculé en dos ocasiones mientras que logré arrancarle varios ruidosos orgasmos que la dejaron totalmente desfallecida y saciada. Quedamos derrengados en la cama y nos dormimos como benditos tras aquel polvo antológico.
Por la mañana me levanté temprano y me fui a pasear por el pueblo mientras Teresa se quedaba en la cama ronroneando como una gatita al recibir un beso en la mejilla. Al volver al apartamento me encontré con la viciosa de mi cuñada la cual me saludó como si no hubiera pasado nada entre nosotros la tarde anterior. Sin embargo sus palabras hicieron que mis sentidos volvieran a alterarse:
Buenos días Pedro, menuda nochecita le diste a mi querida hermana. Menudos gritos que dabais. ¿No sería acaso por culpa mía?, me preguntó al tiempo que me guiñaba el ojo con cara de gatita perversa.
Debo reconocer que la mamada que me prodigó por la tarde fue la causante de aquel polvo nocturno con mi mujer. Mientras me follaba a mi mujer imaginé en varias ocasiones que era mi cuñada con la que estaba, la que me chupaba, la que saltaba sobre mí sin descanso, la que recibía mi leche en su interior y a la que dejaba completamente ahíta de placer.
A los diez minutos me encontré con mi hermana y su amiga y Magda riendo a carcajadas me dijo lo mismo:
Joder hermanito, a ver si no montáis tanto escándalo. Que noche más movida que pasasteis. Seguro que Teresa habrá dormido fenomenal esta noche.
Nos dirigimos a la piscina y nos desnudamos quedándonos en traje de baño. Me metí con premura a la piscina sin esperarlas tratando de evitar la terrible hinchazón que produjo en mi entrepierna los últimos comentarios de mi cuñada y mi hermana. Alegré la vista con la imagen de las enormes campanas de la amiga de Magda que se escondían bajo la tela del diminuto bikini. Joder aquella chica tenía un par de tetas de campeonato, la verdad es que no me había fijado bien en ella, me hubiese comido aquellos melones en aquel mismo momento.
Entraron a la piscina y nos pusimos a nadar y a jugar de forma inocente. Les hice alguna que otra aguadilla haciéndolas gritar cuando salían del agua. Pasamos un buen rato remojando nuestros cuerpos bajo los rayos del sol. Saltábamos en el agua chapoteando sin parar. El contacto entre nuestros húmedos cuerpos se hizo inevitable y a cada momento más intenso. Me abalancé sobre la amiga de mi hermana acariciándole como por descuido su interesante cuerpo solo cubierto por aquellas pequeñas piezas. Laura me dio la espalda ofreciéndome la tentadora imagen de su enloquecedor trasero. Me quedé detrás luchando con ella y noté con agrado como se echaba hacia atrás empezando a sentir la presión de mi miembro sobre sus apetitosas nalgas. Pude apreciar como sus pezones se ponían duros por debajo de la tela del bikini y como gracias a la lucha que manteníamos mi sexo empezó a crecer apretando con fuerza contra ella. La cogí de las caderas presionando como por descuido sobre ella y oí como me decía entre susurros:
Pedro, te espero esta noche sin falta en la piscina, no me falles……
Estuve toda la tarde deseando que llegase la noche para juntarme con aquella jovencita. Deseaba hacerla mía y estoy segura que ella deseaba lo mismo. La dureza de sus pezones me lo demostraron. Aquella chiquilla debía de ser una viciosa de cuidado. Al acostarse mi esposa se durmió al momento dejándome vía libre para unirme a mi futura conquista…….
Me llevé una grata sorpresa pues al llegar a la piscina me encontré con la presencia perturbadora no tan solo de Laura sino también de mi cuñada. Estaban con los pies dentro del agua fumándose un porro. Natalia llevaba un vestido amarillo de tirantes que la hacían parecer encantadora y la otra llevaba una camiseta blanca sin mangas que mostraba todos sus encantos y unos pantalones hasta la rodilla. Mi cuñada me ofreció el porro que tenían y le dí dos caladas antes de quitarme los pantalones y quedarme en bañador. Me lancé a la piscina de cabeza buceando por debajo del agua hasta salir nuevamente al exterior. Volví hasta donde ellas estaban y las mojé con algo de agua invitándolas a que me acompañasen.
¿Estás loco? No llevamos bañador así que no podemos bañarnos.
¿Y qué problema hay? A estas horas no hay nadie, todos están durmiendo y no os verán desnudas. Aprovechaos que el agua está estupenda esta noche. La verdad es que no está nada fría. Prometo no mirar.
Deseaba con ganas contenidas que me hicieran caso y me regocijé al ver como Natalia apagaba con calma el porro en el cenicero y como animaba a su compañera a que se desnudara. Observé aquellas figuras deshacerse con tranquilidad de sus ropas dejándolas tiradas sobre el césped y me fijé en sus prominentes traseros mientras bajaban por la escalerilla de la piscina hasta sumergirse en el agua. Nadaron hacia mí como dos sirenas hasta llegar a mi lado. Mi cuñada me animó para que yo también me desnudase por completo. Se pegó peligrosamente a mí y mientras me acariciaba el muslo desde arriba hasta abajo me dijo en voz baja al oído:
¿Por qué no te quitas el bañador? ¿No crees que todos deberíamos estar en igualdad de condiciones? Se te salen los ojos de las órbitas viendo nuestras curvas y nosotras nada de nada…..¿Quieres que te ayudemos nosotras a hacerlo?
Aquella oferta tan incitante no podía dejarla pasar así como así, además los tres sabíamos a lo que habíamos ido allí. De ese modo le entregué mi boca fundiéndola con sus carnosos labios mientras nos abrazábamos con pasión. La otra muchacha no perdió la ocasión de hacerse con mi pequeño slip y lo lanzó a la hierba al tiempo que agarraba mi desnudo sexo empezando a acariciarlo con extrema lentitud como si estuviera sopesando el placer que podía ofrecerles a ambas.
Milagrosamente logré escapar de los brazos de aquellas dos panteras y estuve nadando durante unos segundos cerca de ellas pero lo suficientemente lejos como para hacer que su deseo se fuera incrementando. Las dos muchachas me miraban con ojos anhelantes. Observé con agrado como Laura se mordía el labio inferior con los dientes mostrando el creciente apetito que la embargaba. Aquella rubita me estaba poniendo a mil. Posaba su mirada en mi culo con deseo contenido mientras me veía nadar. Los tres pretendíamos alargar aquellos instantes de seducción pues sabíamos que la recompensa final sería aún mayor.
Decidí iniciar mi ataque a aquella rubia fantástica y me sumergí en el agua quedando fuera del alcance de su vista. Me alejé de ella y volví sobre mis pasos asaltándola por detrás. Aproveché aquellos instantes de confusión por su parte para arremeter contra aquel culo respingón que tanto me enloquecía. Al emerger del agua me apreté con fuerza contra ella haciéndola sentir mi inflamada erección contra su apretado trasero. Aquella chiquilla agradeció mi acometida con un leve lamento removiendo su pompis contra mi entrepierna para hacer que ésta se encabritara. Se volvió hacia mí traspasándome con su mirada y aprisionó mis nalgas entre sus manos acariciándolas con movimientos rotatorios. Por mi parte me hice con su tentador cuello chupándolo con ansias renovadas consiguiendo arrebatarle gemidos entrecortados. De ahí pasé a su oreja la cual lamí y acogí entre mis famélicos labios. Aquella ninfa temblaba y se retorcía gracias a las atenciones que tan cariñosamente le dispensaba.
En esos momentos mi cuñada no quiso mantenerse al margen y aprovechó para unirse a la fiesta. Me sorprendió que le ofreciera su ávida boca a la otra muchacha la cual la acogió con evidente agrado. Pude ver como ambas me dejaban de lado por unos instantes y se unían en un beso inolvidable. Se acariciaron mutuamente sus sinuosas curvas manoseándose los muslos y subiendo hasta aquellos desafiantes pechos deseosos de ser complacidos. Natalia se hizo con uno de los pechos de su amiga y se recreó chupando aquel oscuro pezón para pasar inmediatamente al otro. Aquellos sensibles pezones se elevaron al instante buscando el contacto con aquellos labios y aquella lengua que tanto los enervaba. Pude oír con inmenso placer los jadeos entrecortados y levemente perturbados de aquellas jovencitas. Aquella escena lésbica me estaba poniendo como un burro. Mi cuñada llevaba las riendas y buscaba seducir por entero a Laura la cual se dejaba llevar por las caricias que le prodigaba la morbosa de Natalia. Le acariciaba el cabello entre sus dedos y la tenía completamente hipnotizada con su mirada, entregada por completo a ella. Consiguió que abriera la boca e introdujo su insaciable lengua entrelazándola con la otra. Aquel beso se hizo cada vez más sosegado, más íntimo, más intenso. Parecían haberse olvidado de mí por completo. Parecía haberme convertido tan solo en un afortunado espectador de aquella relación lésbica. La viciosa de mi cuñada aprovechó la indefensión de Laura para llevar una de sus manos hacia aquella rasurada entrepierna al tiempo que la otra se adentró en aquel estrecho recto. Aquella inesperada intromisión hizo que aquella jovencita suspirase con fuerza. Natalia la cogió con fuerza de las manos y la obligó a salir de la piscina ayudándola a sentarse al borde de la misma con las piernas bien abiertas. Hundió su cara en su ardiente entrepierna empezando a comerse aquel fruto prohibido con gran placer. Jugueteaba con la punta de su húmeda lengua con aquel escondido botón que se inflamaba a cada paso. Subía con sus manos por los costados de aquella hembra entregada a sus caricias hasta agarrar con fuerza aquellos pechos dedicándoles un masaje espléndido. La amiga de mi hermana se retorcía gozando del tratamiento que le daba mi cuñada. Gemía como loca agarrando con fuerza la cabeza de su amante tratando de que no escapara de su prisión. Finalmente acabó corriéndose entre los labios de la cachonda de Natalia entregándole todo los jugos guardados en sus entrañas.
Mi cuñada y un servidor salimos de la piscina y ayudamos a aquella desfallecida chiquilla a acompañarnos hasta el acogedor césped donde me tendí encima de la toalla dispuesto a gozar con aquellas dos leonas. Gracias al polvo que había presenciado entre aquellas dos muchachas mi herramienta mostraba un aspecto realmente amenazador. Aquella presencia inquietante hizo que Laura se lanzara como una posesa a por ella devorándola por entero. Se la tragó hasta el fondo degustándola sin descanso. Toda la longitud de mi aparato fue absorbida por aquella glotona boquita. Se ayudaba de su mano masturbándome sin parar cada vez con más fuerza. Gemía débilmente observando como mi polla recibía aquella magnífica felatio. Natalia me ofreció su depilado tesoro en el cual me sumergí introduciendo con ganas mi ansiosa lengua en aquella vulva. Limpié con mi lengua los jugos de su vagina. Me encontraba en la gloria estando tan bien acompañado por aquellas dos bellezas. Continué chupando con ganas el inflamado clítoris de mi adorable cuñada la cual se entregaba a mis caricias sin tapujos. Se corrió entre mis labios por dos veces entregándome sus flujos los cuales recogí y devoré con indudables muestras de deseo.
Tras unos minutos de descanso, Natalia agarró con fuerza mi rígido músculo y ayudó a Laura a colocarse a caballo sobre mí jugando con mi inflamada herramienta sobre su irritado coñito el cual se mostraba encantado de acoger aquella peligrosa culebra. Golpeó mi verga en varias ocasiones contra su vulva retrasando cruelmente la ansiada penetración buscando aumentar el deseo de ambos si ello era posible. Tras aquel insufrible tormento finalmente Laura acabó dejándose caer sobre mi polla encajándosela hasta la mitad y quedándose quieta por unos segundos disfrutando de aquellos instantes de máximo sufrimiento. Lanzó un fuerte suspiro gozando con aquella lanza en su interior. La emoción que tuve al notar la lubricada vagina de aquella jovencita en contacto directo con mi verga me hizo gozar a más no poder. La intensa cara de placer que puso al quedar insertada sobre mi tallo me hizo sentir plenamente satisfecho. Tras permanecer inmóvil unos interminables instantes sobre mí, aquella perversa chiquilla inició un lento y acompasado movimiento rotatorio clavándose y desclavándose sobre mi ardiente eje y recreándose con aquella penetración a más no poder. Apoyó sus delicadas manos sobre mi velludo torso para contribuir a la galopada que acababa de iniciar. Aquella brujilla se movía sobre mi verga hacia arriba y hacia abajo ofreciéndome un placer excepcional. Me adueñé de sus exquisitos senos dándole pequeños pellizcos a sus duros pezones. De ahí bajé mis manos hasta su poderoso trasero aplicándole duros cachetes en el mismo haciéndole que gritara como una loca. Natalia aprovechó para situarse entre mis piernas y empezó a acariciarme con sus uñas mis bolas para pasar más tarde a jugar con mi agujero anal introduciendo primero un dedo y luego otro más sodomizándome con gran dedicación. Siempre me ha gustado que me trabajen mi entrada posterior, ya desde bien joven. Es una de las caricias que me proporcionan mayor alivio. Dichos contactos hicieron que adquiriese mayor velocidad en el interior de la joven que me montaba hasta que ésta no pudo aguantar por más tiempo y se desplomó sobre mí haciéndome degustar sus duras peras las cuales atrapé y me dediqué a devorar entre mis voraces labios.
Laura adoptó una actitud claramente activa en la cadencia de la follada, cabalgando de un modo más o menos rápido según sus propias necesidades. Tan pronto follábamos a gran velocidad como descansábamos a un ritmo menor. Debo reconocer que no me sentía para nada molesto dejándome follar por aquella magnífica hembra. Mientras aquella rubia amazona seguía follándome ambos nos dedicábamos comentarios de alto voltaje al oído. Aproximé mi maliciosa mano a su hendidura empezando a masturbarle su hinchado botón el cual buscaba con desesperación el contacto con mis dedos. Laura aumentó el ritmo de la monta empezando a gimotear con más fuerza. Seguí masturbándola entre las piernas mientras ella se movía provocativamente disfrutando con mis dedos en su clítoris y mi verga en su coñito. Pude observar con agrado cómo se acercaba al clímax por lo que la masturbé con mayor crueldad mientras le propinaba enérgícos empellones para clavarme hasta el fondo del cuerpo de aquella mujer que tanto me hacía gozar. Aquella deliciosa veinteañera saltaba con un ritmo desenfrenado sobre mi duro aparato en busca de su propio placer. Sus melones rebotaban de un lado a otro cautivándome con aquel ajetreo exaltado. Sus ojos se mostraban fuera de sus órbitas con la noción del tiempo totalmente perdida. Lo único que pretendía aquella chica en aquellos momentos era llegar al orgasmo. Sus ojos brillaban de lujuria mirándome de un modo terrible. De repente se quedó parada y sollozando brutalmente echó el cuerpo hacia atrás con la melena colgando y estalló entre fuertes aulidos de placer sin poder decir palabra. Por mi parte extraje al mismo tiempo mi poderoso miembro de su excitada vagina explotando con fuerza sobre la cara de Natalia la cual recibió sobre su cara y su boca mi abundante corrida. Al acabar con mis últimas reservas Natalia se entretuvo durante un buen rato lamiéndome mi flácido instrumento hasta dejarlo bien limpio y seco. Finalmente Laura quedó abrazada a mí buscando recuperar el aire que le faltaba.
4 comentarios - Intensas vacaciones con la familia (real)
Muy buen post, gracias por compartir...
Tu post va recomendado Amigo... 😉 __ __