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Cuando fui el puto de unos hetero (parte 4)

Yo: bueno, me voy entonces
Mariano: si, ya está. La pasamos bien. Supongo que te irás contento
Yo: muy contento. ¿Querés que nos mantengamos en contacto?
Mariano: no, no da, listo. Estuvo bueno pero ya fue.
Rodrigo no salía del baño y Ernesto dormía así que agarré mis cosas, saludé a Mariano y me fui.
Durante muchos días no pude dejar de pensar en ellos. Su sola imagen me hacía cosquillas en la cola.
Me dediqué a pensar una estrategia para volver a estar con ellos o, por lo menos, con alguno.
Cuando me levantaron en la calle, lo que me habían pedido era una concha. Así que esa era la forma. Tenía que conseguir una concha y entregárselas.
Pensé en todas y cada una de mis amigas y conocidas. Descarté a muchas porque no daba ni ahí para la situación. Tanteé la onda con un par pero me dijeron que no. Pero me quedaba una opción: mi prima Mariela.
Mi prima tenía 31 años en ese entonces, estaba casada desde hacía 10 y yo fui confidente de una relación que mantuvo con un flaco durante varios meses. No era linda pero era sensual y bastante perra por lo que me comentó.
Yo estaba desesperado por estar con esos hermosos ejemplares otra vez y estaba dispuesto a todo. Así que un día la encaré.
Yo: ;Mar, tengo que hablar con vos.
Mariela: si, dale
Le conté mi historia con estos tres pibes
Mariela: jaja, sos terrible!
Yo: sí y estoy dispuesto a todo por estar de nuevo con ellos o con alguno de ellos
Mariela: ¿Y yo qué tengo que ver?
Yo: como te dije, ellos me pidieron una concha.
Mariela: ¿y vos pensaste en la mia? ¡Estás loco!
Yo: sí, loco por ellos
Mariela: pero ni loca! Ya sabés que tuve una historia y lo mal que la pasé
Yo: si, te lo suplico Mar.
Mariela: no, de ninguna manera
Yo: te dije que estoy dispuesto a todo. No me hagas hacer lo que no quiero
Mariela: ¿de qué hablás?
Yo: nada. Te pregunto por última vez, ¿Aceptás? Es solo una vez
Mariela: noooooooooooo
Yo: Mar, me obligás….
Mariela: ¿a qué te obligo?
Yo: si no accedés, le cuento a Fernando tu historia con Ariel. (Fernando era su marido)
Mariela: no podés ser tan hijo de puta
Yo: lo siento, no quiero joderte. Pero vos sabés lo que soy capaz de hacer por un macho que me gusta
Mariela: sí, lo sé, pero de esto no sos capaz
Yo: me quedo a esperarlo a Fer si no aceptás. Y si me echás, lo espero en la puerta
Mariela estaba muy nerviosa. Caminaba por la casa y no me dio bola por un buen rato. Yo esperé pacientemente. En un momento me dice
Mariela: no puedo creer que seas tan hijo de puta. Decime qué tengo que hacer.
Yo: sos única! Solo quiero que me digas un horario en el que uno de estos pibes te pueda llamar al celu
Arreglado el asunto, había que preparar la segunda etapa.
Sabía dónde era la casa a la que fui, solo que parecía un bulín de Rodrigo. No parecía vivir en ese lugar.
Así que decidí ir y esperar.
Toqué el timbre del departamento de al lado para obtener información. Me dijeron que les parecía que no vivía nadie y que a veces veían gente. Nada más.
Toqué el timbre de otro de los departamentos. Salió una vieja. Me entusiasmó. Las viejas siempre están chusmeando. Me dijo que venían parejas y cada tanto varios muchachos. Y que había un muchacho que venía seguido. Le pregunté por su descripción: era Rodrigo. Obtuve buena data de momentos de la semana en que solía venir.
Volví una tarde de las que supuestamente Rodrigo solía venir. Esperé 3 horas y nada. Repetí la visita a la semana siguiente, esta vez con más fortuna. A la hora y pico, estaciona el auto de Rodrigo. Sale él con una mina.
Espero que se acerquen a la puerta de calle y lo encaro.
Yo: Hola Rodrigo.
Rodrigo: ¿qué pasa?
Yo: te tengo que entregar algo que me dejaron para vos
Rodrigo (a la mina): entrá que ahora voy
La mina entra y él cierra la puerta y me encara
Rodrigo: ¿Qué hacés acá, puto de mierda? (y me agarra del cuello)
Yo: soltame, dejame decirte algo nada más
Me suelta
Yo: cuando me levantaron esa vez, me pediste una concha. Bueno, te la conseguí.
Rodrigo: ¿si?
Yo: sí, es mi prima. Te dejo el celu y el horario en que la podés llamar. Eso si, después de que te la cojas, quiero una segunda vez con vos y tus amigos
Rodrigo agarró el papel y se fue para adentro sin decirme una palabra.
Le conté a Mariela que todo estaba encaminado. Solo era cuestión de esperar.
La llamé a Mariela al día siguiente para ponerla al tanto y pedirle que me avisara novedades
Dos días después me llama Mariela.
Mariela: Her, conocí a Rodrigo
Yo: ¿en serio? ¿cogiste con él?
Mariela: sí! Coge joya el flaco
Yo: bueno, le dijiste algo de mí
Mariela: no, no hablamos de vos
Yo: bueno, ¡la próxima le decís que tiene que arreglar conmigo!
Mariela: si, claro.
Yo: bueno, ahora contame qué hiciste con él
Mariela: ay bueno, lo obvio
Yo: ¿le entregaste la cola?
Mariela: si
Yo: ay, qué puta que sos! ¿Dónde te acabó?
Mariela: el primero en las tetas y el segundo en la conchita
Yo: ay pero seguro que no se la chupaste tan bien como yo
Mariela: jaja, no sé, pero me encantó el flaco
Me sentía muy impaciente por la situación. Le mandé mensajes a Mariela todos los días y me decía que nada. Pasaron 15 días. Ya sospechaba que estaba cogiendo con él a espaldas mía.
Me ocupé de estar al tanto de todos los movimientos de Mariela para ver si había algún momento en que podía estar con Rodrigo. Detecté un momento en que iba a estar fuera de la casa toda la tarde.
Me fui a la casa de Rodrigo. A la media hora llega el auto de Rodrigo con él y Mariela adentro. Me enfurecí.
Esperé que se acercaran a la puerta y me mandé.
Yo: hola
Ellos me saludaron mientras se besaban.
Rodrigo le dijo a Mariela que entrara al depto y que él se ocupaba. Mariela entró a la casa.
Rodrigo: escuchame, reverendo pedazo de puto. Yo a vos no te vuelvo a tocar ni que no haya una mujer más en el mundo. ¿Entendiste?
Yo (casi al borde del llanto): pero vos me dijiste que te consiguiera una mina
Rodrigo: si ¿y? Esto va por lo de la otra vez. Lo menos que podías hacer por la cogida que te dimos es conseguirme una trola. ¡Y qué buena trola me conseguiste! No sabés cómo me la estoy garchando. Y ni un culito necesito porque tu prima me lo entrega.
Yo: pero yo quería estar con vos una vez más
Rodrigo: imposible porque vos sos un puto de mierda, un maldito homosexual. Y a mí me gusta la concha. Yo a vos tendría que cagarte a trompadas por puto y meterte un palo por el orto y sacártelo por la boca (y cuando terminó de decir eso me echó una escupida en la cara)
Rodrigo: y escuchame bien, invertido. Si volvés a aparecer por acá o por cualquier lado por donde yo ande, vas a terminar en un zanjón.
Me di la vuelta y me fui.
Pasé deprimido varios días, hasta que me convencí de que esta historia había sido hermosa pero fugaz y que no había posibilidad alguna. Mariela siguió cogiendo con Rodrigo varios meses hasta que se dejaron de ver. Mi relación con ella se recompuso rápidamente.

3 comentarios - Cuando fui el puto de unos hetero (parte 4)

lamb32
wow q historia, la verdad me pongo en tu lugaar y te entiendo. pobrecito
PutoSumiso
yo soy el de la historia; perdí el usuario. si quieren contacto conmigo me escriben