Un vestido y un amor

Todo lo que importa es esa mujer en el vestido rojo. Miralá, (mirate) realmente es un ángel. Mira como desde su altura cae esa roja cascada de fuego, bañándola, contorneando su delicado cuello de cisne, elegante, sensual. Ella tiene la gracia de una pantera. Mira el fuego que sale de su cabeza y de su corazón. Decime la verdad, ¿No te apetece extinguirte, incendiar toda tu pasión, toda razón, quemar toda tu realidad en ese fuego abrasador que emana consumiendo todo el aire que te rodea? ¿No te invita? ¿No te provoca la sensación de que irías hasta la misma puerta del infierno, por este placer fatuo y a la vez tan sublime de solo mirarla? Su perfume a primavera silvestre, a regalo de navidad, llega hasta vos, te envuelve, te reclama, te asfixia. Volando, literalmente trazando tus huellas en el aire, atravesas toda la distancia que te aleja de ella. Te mira con sus ojos claros, de avellana, esos ojos que te parecen tan antiguos como el mundo, y una sonrisa de dientes de madre perla cautiva tu alma fugitiva de tantas batallas. Así con una sola sonrisa quedas doblegado, sometido a su voluntad, contemplándola con devoción, y ya nada volverá a ser lo mismo. La tomas entre tus brazos, dejando que tus manos rodeen su cintura de junco, la cinta negra de su vestido, ella es ahora una mariposa hermosa que delicadamente acepto posarse entre tus dedos, liviana como el humo. Te dejas ir entre sus ojos, y nos ofrecen a nosotros, a estos simples postes sin raíces, y sin poder volar, algo tan bello como un ocaso o un amanecer en medio del mar. Te acercas hasta su pelo hundiendo tu rostro en esa selva, sumergiéndote. La orquesta comienza a tocar un vals ligero, y en el aire dibujan el camino del amor, arriba nuestro, sobre nuestros corazones sangrantes y rítmicos. La música cobra cuerpo, cobra carne y hueso, y uñas y dientes y pelo, y tu alma baila en la mirada de la princesa hecha de polvo de estrellas. Esa pequeña muerte del abrazo que empezando termina con ustedes para transmutarlos en uno, se hace un poco más estrecha, y la piel de tus labios roza la tersa lámina de alcanfor que cubre su rostro. Entonces el hechizo tiene efecto y sus labios de cartón, cobran vida. Y su boca sensual encuentra la tuya profana, irreverente, que se une a la otra celestial y el cielo y el infierno se confunden, borrando prejuicios y desdibujando fronteras.
I could have danced, danced, danced all night with you

It’s that old devil moon hidden inside your eyes. [/align]
Y nos retiramos.
El vestido rojo cae al suelo, sin un solo sonido



acariciando una última vez como una letanía la tersura de tu cuerpo desnudo


Tus senos y los erguidos pináculos de marfil desafían la gravedad y también la noche al recortarla del espacio que ocupan.

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Ahora mis labios se funden con los tuyos, ahora mi beso, ahora mi lengua enredándose en una feliz batalla con la tuya.



Como un sorbo de fresco vino blanco tardío tan dulce como un atardecer prendido de tu regazo, siento tu saliva bajar por mi garganta.

Mi cuerpo se estremece, se revoluciona ante tu belleza de oleo y acuarela. Me arrodillo, devoto, ante la luz indómita que baila por tu cuerpo. Como un amante desesperado mi boca acude al encuentro del salitre húmedo de tu piel, de tus piernas.
Un surco de besos húmedos traza el mapa desde tu pantorrilla hasta tu muslo, y el olor embriagador y ancestral de tu sexo mojado y desnudo, hambriento de mí, me arrastra. Y no quiero hacerlo esperar más. Mi beso de fuego para aliviar el ardor de tu más profunda flor. Mi lengua derrita cada pétalo de tu clítoris, acariciándolo, lamiendo, haciéndolo temblar y volviéndolo a renacer, te estremezco como un huracán. Y la ambrosía de tu manantial empapa la comisura de mis labios chorreándose por mi barbilla, y aún así nada puede saciar mi sed de vos, toda el ansia acumulada.
Siento el cálido abrazo de tus piernas en torno a mi cabeza, apretándome contra el abismo más dulce, mas agónico. Te chupo, lamo, devoro.

Mi mujer de nalgas de primavera, de espalda de luz, de nuca de canto y de tiza mojada de sexo de gladiolo de ojos de violeta de ojos de nivel de agua, de nivel de aire y fuego y tierra. De uñas clavándose en mi espalda dejando un rojo camino punzante de deseo. Mi lengua absorbiendo tu polen, y entonces la explosión, tu gemido de gata en celo, de hembra fuerte satisfecha. Y mi boca ahora adueñándose de tus senos, rodeándolos, jugando con tus pezones duros como rocas, mi sexo duro y caliente metiéndose dentro tuyo, arrancándote un suave ronroneo, una sonrisa sensual, una suculenta melodía.

Elle danse au milieu des forêts qu'elle dessine

Je l'aime à mourir [/align][/b][/i]
Bruto, fuerte, te tomo entre mis brazos, doblándote como una hoja verde y fresca, sometiéndote, haciéndote mi reina y mi esclava, poniéndote boca abajo separo tus piernas para penetrarte, sintiendo como las paredes y los labios de tu concha se van abriendo ante la oleada abrumadora de mi deseo.
Pronuncio tu nombre en esta noche oscura y tu nombre me suena más lejano que nunca
Quiero hacerte sentir placer, quiero ver humedecerse tu sexo para mí. Una y otra vez, entro y salgo de vos, llevándote al delirio, a la inconexión para encontrarte una vez más. Tu espalda me mira desafiante y meto una mano debajo tuyo para apretar tus senos con violencia. Lo único que rompe el silencio es el ritmo de tu cuerpo contra el mío cada vez más intenso, más placentero, nuestros gemidos arañan el aire haciéndolo aullar, te penetro con lujuria, con deseo, convirtiéndote en mi puta y en mi princesa. Te entrego mi leche, te baño en ella, y a la sed que me atraviesa la callo con tu saliva, en un beso de pasión. Me arrodillo delante de tu rostro y sujetándote el pelo me someto ante vos, y siento tu boca apoderarse de mi sexo todavía duro y empapado de tus flujos y los míos, y tu lengua recorriéndolo de arriba abajo, llevándome hasta las puertas del cielo… Elle a gommé les chiffres des horloges du quartier.

Elle a fait de ma vie des cocottes en papier.
Des éclats de rire, elle a bâti des ponts entre nous et le ciel
Et nous les traversons á chaque fois qu'elle
Ne veut pas dormir Ne veut pas dormir
Je l'aime à mourir…
Y entonces el sueño termina, y las crueles manos de eso que llamo realidad me arrastran lejos, y tu vestido vuelve y quedas confinada en ese cuadrado de papel de foto, y yo tan lejos tuyo, tan lejos de tu amor y tan cerca vos de mi corazón. Y tu cárcel se empaña entre el humo de un cigarrillo y la lluvia de mis ojos.



Ay si pudieran mis dedos, deshojar la luna.