Hola poringueros y poringueras. Como bien me comentaron por mensaje continuaré con la novela con mi ex mujer. Este relato es parte de uno de los tantos mail que me envía mi ex mujer Rocío contándome experiencias, algunas que incluso me provocan una sensación rara, algo ambigua.
Hace unos dias fuimos con Rocío a un conocido shopping de Martinez, provincia de Buenos Aires. Allí paseamos, compramos cosas, miramos vidrieras y nos sentamos a tomar un café para charlar de nuestras cosas. Todo se iba desarrollando con una normalidad que aburría, ya no discutimos e incluso me llegó a plantear la posibilidad de volver a juntarnos pese a que los trámites de divorcio ya están a todo vapor.
Hasta que en un determinado momento la noto a Rocío como ausente sin aviso, le pregunto que le pasa y me pide si podía pedirle un café en un local específico. Me doy vuelta y le consulto si era necesario que sea de allí que estaba llano de gente en espera y no de otro local que está más vacío. Ella empieza a nombrarme las bondades del café en ese local. Me dirijo a ese local algo alejado a donde estamos y me pongo algo impaciente a esperar a que me atiendan. De lejos la noto a Rocío con una sonrisa bien amplia, la misma que logró enamorarme cuando la conocí, solo que no llegué a notar a quién le dirigía esa sonrisa.
Pensé que me estaba haciendo la cabeza por no tener paciencia en este local de comidas rápidas, así que me concentré que nadie me quite el lugar y esperé a mi turno. Poco antes que me atiendan la pierdo de vista aunque estaba bastante lejos de donde me encontraba. Me atienden y me acercó con el café y la encuentro a Rocío ligeramente enrojecido su rostro, algo agitada, y acomodándose el pelo.
-¿Qué te pasa boluda?
-Nada. Po-por qué?
-Te ves rara.
Ella tomó el café como quién toma el jarabe para la tos y me propone que nos fuéramos para nuestras casas. Cuando llegamos a la salida me pide que la espere en el auto, que iba al baño y volvía.
A continuación les relato la historia según me la conto ella por mail.
Cuando estábamos charlando le llamó la atención un hombre que está sentado casi a mi espalda, algo mayor pero bien puesto, que al rato empezó a hacerle gestos para que hablen. Allí salió el pedido del café en la otra punta del patio de comidas, una forma distintas de mandarme a comprar chicles. Cuando me fuí ella siguió atendiendo los galanteos de este hombre. Éste era con algunas canas, aproximadamente 50 años, cuerpo estilizado vestido con jeans, camisa con mangas arremangadas y zapatos tipo náuticos.
Atraído por ese hombre ella se levantó de nuestra mesa y se acercó a este extraño, charlaron brevemente, el la tomo de su mano mientras se acercaba para hablarle más de cerca quizás un susurro sexy cuando notaron que me acercaba con el café. Ella le corta bruscamente y regresa a nuestra mesa algo incómoda, bebe el café con ligereza y salimos hacia el estacionamiento con este hombre siguiéndonos a algunos metros detrás nuestro. Ella, con disimulo, advierte que nos sigue y se siente tentado en tener algo con este extraño. Notaba de pronto que su vagina estaba algo húmeda y la empezó a excitar la situación.
-Esperame en el auto que ya vuelvo, voy al baño.
Esperó que me aleje, se metió en el baño, se acomodó el pelo y se retocó el maquillado. Al salir del baño este hombre la tomó del brazo mientras ella se dejaba llevar por su amante, se metieron en un pasillo técnico del shopping buscaron un lugar escondido y cuando lo encontraron se besaron salvajemente. Las manos de aquel hombre recorrían todo el cuerpo de Rocío, mientras ella resspiraba entrecortado y empezaba a jadear. Ambos se bajaron sus pantalones y se empezaron a acariciar sus zonas erógenas. Ella lo pajeaba hasta que se agachó y empezó a chupar el pene que se mostraba firme y bastante grande. El empezó a acariciar la cabeza de ella y la agarró para que no se aparte de lo estaba haciendo. Suspendieron un rato lo que hacían por la presencia cercana del personal de seguridad y mientras el la agarraba por detrás tomándola de sus pechos que descubrió mientars se escondían ella agarraba el pene y lo masturbaba para seguir dándole placer. Cuando los intrusos se fueron ella se agachó arqueando la espalda para dejar expuesta su vagina y su ano. El no dejó pasar la oportunidad, se puso un profiláctico y la penetró con lentitud, bomnbeando lentamente para el delirio de Rocío que a todo esto tenái que aguantar las ganas de gemir para no ser descubiertos.
Estaban en silencio pero no por eso dejaron de goza. Ella parecía que estaba como gritando en silencio y el rostro de aquel hombre se desfiguró por el placer y el extasis.
Al cabo de unos minutos ambos llegaron al climax, ella le quitó el profiláctico el pene y se lo limpio con una buena mamada que incluso le sacó unas gotas más de semen.
Se vistieron, se besaron y se fueron como si nunca hubiera pasado nada. Ella fue al baño y trato de volver al auto lo más presentable posible.
Aún agitada se acercó al auto y me pidió que la deje en su casa, le pregunté por la demora y me dijo que se detuvo a hablar algo privado con la hija.
Cuando me leí el mail hacía 10 minutos que hablamos sobre la idea de Rocío de volver a juntarnos. Que todavía la vea, hagamos el amor (o cojamos, como cada uno lo vea) indudablemente aún la amo y sigo interesada en ella. Solo que ahora esta mujer le tomó el gustito por el sexo promiscuo y ocasional; dejando de lado aquella otra que era antes, más sumisa y sin considerar la posibilidad de ser infiel. Todo esto me dejó la cabeza llena de preguntas. ¿Podría aceptar esta situación? ¿Que busca contándome sus experiencias? El psicólogo va tener que hacer horas extras... Me está haciendo pagar un alto precio por cojerme a su hija!!!!
Hace unos dias fuimos con Rocío a un conocido shopping de Martinez, provincia de Buenos Aires. Allí paseamos, compramos cosas, miramos vidrieras y nos sentamos a tomar un café para charlar de nuestras cosas. Todo se iba desarrollando con una normalidad que aburría, ya no discutimos e incluso me llegó a plantear la posibilidad de volver a juntarnos pese a que los trámites de divorcio ya están a todo vapor.
Hasta que en un determinado momento la noto a Rocío como ausente sin aviso, le pregunto que le pasa y me pide si podía pedirle un café en un local específico. Me doy vuelta y le consulto si era necesario que sea de allí que estaba llano de gente en espera y no de otro local que está más vacío. Ella empieza a nombrarme las bondades del café en ese local. Me dirijo a ese local algo alejado a donde estamos y me pongo algo impaciente a esperar a que me atiendan. De lejos la noto a Rocío con una sonrisa bien amplia, la misma que logró enamorarme cuando la conocí, solo que no llegué a notar a quién le dirigía esa sonrisa.
Pensé que me estaba haciendo la cabeza por no tener paciencia en este local de comidas rápidas, así que me concentré que nadie me quite el lugar y esperé a mi turno. Poco antes que me atiendan la pierdo de vista aunque estaba bastante lejos de donde me encontraba. Me atienden y me acercó con el café y la encuentro a Rocío ligeramente enrojecido su rostro, algo agitada, y acomodándose el pelo.
-¿Qué te pasa boluda?
-Nada. Po-por qué?
-Te ves rara.
Ella tomó el café como quién toma el jarabe para la tos y me propone que nos fuéramos para nuestras casas. Cuando llegamos a la salida me pide que la espere en el auto, que iba al baño y volvía.
A continuación les relato la historia según me la conto ella por mail.
Cuando estábamos charlando le llamó la atención un hombre que está sentado casi a mi espalda, algo mayor pero bien puesto, que al rato empezó a hacerle gestos para que hablen. Allí salió el pedido del café en la otra punta del patio de comidas, una forma distintas de mandarme a comprar chicles. Cuando me fuí ella siguió atendiendo los galanteos de este hombre. Éste era con algunas canas, aproximadamente 50 años, cuerpo estilizado vestido con jeans, camisa con mangas arremangadas y zapatos tipo náuticos.
Atraído por ese hombre ella se levantó de nuestra mesa y se acercó a este extraño, charlaron brevemente, el la tomo de su mano mientras se acercaba para hablarle más de cerca quizás un susurro sexy cuando notaron que me acercaba con el café. Ella le corta bruscamente y regresa a nuestra mesa algo incómoda, bebe el café con ligereza y salimos hacia el estacionamiento con este hombre siguiéndonos a algunos metros detrás nuestro. Ella, con disimulo, advierte que nos sigue y se siente tentado en tener algo con este extraño. Notaba de pronto que su vagina estaba algo húmeda y la empezó a excitar la situación.
-Esperame en el auto que ya vuelvo, voy al baño.
Esperó que me aleje, se metió en el baño, se acomodó el pelo y se retocó el maquillado. Al salir del baño este hombre la tomó del brazo mientras ella se dejaba llevar por su amante, se metieron en un pasillo técnico del shopping buscaron un lugar escondido y cuando lo encontraron se besaron salvajemente. Las manos de aquel hombre recorrían todo el cuerpo de Rocío, mientras ella resspiraba entrecortado y empezaba a jadear. Ambos se bajaron sus pantalones y se empezaron a acariciar sus zonas erógenas. Ella lo pajeaba hasta que se agachó y empezó a chupar el pene que se mostraba firme y bastante grande. El empezó a acariciar la cabeza de ella y la agarró para que no se aparte de lo estaba haciendo. Suspendieron un rato lo que hacían por la presencia cercana del personal de seguridad y mientras el la agarraba por detrás tomándola de sus pechos que descubrió mientars se escondían ella agarraba el pene y lo masturbaba para seguir dándole placer. Cuando los intrusos se fueron ella se agachó arqueando la espalda para dejar expuesta su vagina y su ano. El no dejó pasar la oportunidad, se puso un profiláctico y la penetró con lentitud, bomnbeando lentamente para el delirio de Rocío que a todo esto tenái que aguantar las ganas de gemir para no ser descubiertos.
Estaban en silencio pero no por eso dejaron de goza. Ella parecía que estaba como gritando en silencio y el rostro de aquel hombre se desfiguró por el placer y el extasis.
Al cabo de unos minutos ambos llegaron al climax, ella le quitó el profiláctico el pene y se lo limpio con una buena mamada que incluso le sacó unas gotas más de semen.
Se vistieron, se besaron y se fueron como si nunca hubiera pasado nada. Ella fue al baño y trato de volver al auto lo más presentable posible.
Aún agitada se acercó al auto y me pidió que la deje en su casa, le pregunté por la demora y me dijo que se detuvo a hablar algo privado con la hija.
Cuando me leí el mail hacía 10 minutos que hablamos sobre la idea de Rocío de volver a juntarnos. Que todavía la vea, hagamos el amor (o cojamos, como cada uno lo vea) indudablemente aún la amo y sigo interesada en ella. Solo que ahora esta mujer le tomó el gustito por el sexo promiscuo y ocasional; dejando de lado aquella otra que era antes, más sumisa y sin considerar la posibilidad de ser infiel. Todo esto me dejó la cabeza llena de preguntas. ¿Podría aceptar esta situación? ¿Que busca contándome sus experiencias? El psicólogo va tener que hacer horas extras... Me está haciendo pagar un alto precio por cojerme a su hija!!!!
7 comentarios - Una situación incómoda (infidelidad?)
Creeme que hasta hace unos meses nda que ver, te invito a que sigas mis relatos para que sepas un poco la historia entre ella y yo.
La nena ya fue. Estuvo bueno pero ella está en su mambo. Gracias por comentar
Anoche estaba hablando del tema y me decía que se sentía libre ahora que nos separamos y por lógica tiene la libertad de haceerlo con quién quiera, no necesariamente sea una venganza. Lo que pasó con su hija fue para ella un baldazo de agua fría que le hizo replantear su sexualidad. Estoy tratando que ella tenga usuario en Poringa! y haga ella misma los relatos, tiene material de sobra. Gracias a todos por los comentarios.