Hola poringueros y poringueras. Esto ocurrió el sábado último en el club donde mi hijo juega al papi fútbol.
Mi hijo estaba ansioso por comienzo del campeonato en su nuevo club. Tal ansiedad estaba fundamentada en las expectativas que hay sobre ellos y sus grandes chances de salir campeón. Yo lo acompaño a cada entrenamiento y cada partido, haciendo de ellos un encuentro con padres, directivos, los chicos obviamente y el cuerpo técnico. Para este sábado organizamos un asado para juntarnos los padres y marchar juntos al club donde los chicos jugarían su partido. De a poco fueron llegando todos los padres; vinieron los padres y tios del arquero, el abuelo de los melli, el padre del Colo con su nueva novia y la mamá de mi hijo de quién estoy separado hace muchos años. Cuando ya estaba todo en marcha, timidamente llegó la mamá del nene que juega con el número 10 que se incorporó al club hace un mes. Venía vestida con un equipo de gimnasia color celeste, su pantalón estaba muy adherida al cuerpo y hacía evidente el elástico de su tanguita. Ella no suele acompañarlo a su hijo al club por no llegar a tiempo de su trabajo y es por ello que causó una grata impresión en los padres y la envidia de las madres. Tal bomboncito no la podía dejar sola con esos buitres, así que abandoné mis obligaciones en la parrilla, me saque a la insoportable de mi ex de encima y me arrimé hacia ella ofreciéndole un vaso de cerveza bien frío. Ella, sonriendo y con un poco de timidez, aceptó y de a poco se fue animando a hablar unas palabras, en especial conmigo que había logrado romper su hielo paradojicamente con un chopp de cerveza fría.
Con un par de vasos más ella no solo se fue animando a hablar sino también a largar una serie de cosas de su intimidad. Su nombre era Claudia, tenía 30 años, casada con su primer novio cuando quedó embarazada de quién ahora era el crack del equipo. Su marido era médico en un hospital público, trabajando muchas horas y en sus ratos libres estudiaba para conseguir mejorar en su especialidad. La falta de tiempo libre, el stress laboral y los escasos ratos en el que coinciden atentan con la pasión de la pareja. Me confesó que una vez le había sido infiel pero su sentimiento de culpa fue tan grande que nunca más lo intentó e incluso rechazó a todos aquellos que quisieran algún polvazo con ella.
Nada de eso me desanimó, todo lo contrario; me imaginaba ese culito hermoso penetrado por mi pene y me volvía loco. Y más loco me puse cuando ella entró en calor y se sacó la campera del equipo de gimnasia y quedó con una remera blanca que le marcaban sus pezones. Ya había perdido el control, nada podía sacarme la idea de darle lo que ella merece y pide a gritos.
Le digo de salir a dar una vuelta con la escusa de buscar unas gaseosas en el kiosco pero ella advirtió mi evidente maniobra y me dice que no. Todo el chamuyo y mis ilusiones parecían caerse como un castilo de naipes. Le ofrecí que fuéramos con los chicos en mi auto al club donde los chicos serían visitantes, ella accedió sin problemas. Eso me animó un poco. Los chicos jugaron bárbaro, ganaron 7 a 0 con cuatro goles del hijo de esta bella mami y dos del mio y un gol en contra. El papá del arquero ofreció llevar a los chicos a festejar a su casa y que los padres fueran a buscarlos a la noche. Era mi momento! Le iba a proponer llevarla a su casa pero ella se me adelantó y me pidió que la lleve. Subimos al auto y tan solo cuando frené en el segundo semáforo ella se acercó y me dio un apasionado beso tan largo que interrumpimos por el sonido de las bocinas de los otrs autos advirtiéndonos que teníamos el semáforo verde. Me costó llegar al telo manejando mientras ella me masajeaba el bulto que generaba mi pene en mi pantalón deportivo. Ya en la suite del hotel nos empezamos a desnudar con la ansiedad de quien está apurado en cojer como conejos. Ella estaba preciosa, su tanguita blanca era tan diminuta que parecía jugar a la escondida.
Nos abrazamos y besamos apasionadamente mientras con mis manos empiezo a acariciar su vaginita por sobre su tanguita mientars ella toma mi pene con su mano y me hace una exquisita paja. Ella se sube a la cama, se pone de rodillas en ella y me llama para darme una rica mamada. Mientras lo hace, con mis gruesos dedos estimulo su vagina que ya estaba húmeda para cuando le seque su tanguita. La scaricias que hacía en la zona vaginal la volvía loca haciendo que se hamacara para que mis dedos la penetren mientras me deba una buena chupada de pija. Ella interrumpe la chupada cuando llega a un sonoro orgasmo que expresa en un pronunciado grito de placer. La acuesto en la cama para hecerle un 69 que nos dio más estímulo todavía. Ella me seguía mamando el pene pero también acariciaba mis huevos con sus largas uñas. Eso provocó que largue todo el semen dentr de su boca, semen que tragó con mucho gusto. Nos recostamos en la cama mientras acariciaba su vaginita húmeda y ella me pajeaba haciendo que el pene no decaiga en vigor en ningún momento. Al rato ella se monta sobre mi excitado pene para que penetre su también excitada vagina empezando a bombear uniformemente. Sus uñas clavadas en mis brazos lejos de dolerme me excitaba más.
Luego de unos minutos, la corro, la pongo en cuartro y penetro su vagina por detrás en medio de gemidos fuertes.
-Damela por la cola, dame esa pija por la cola!!! -fue su pedido en medio de esos gemidos que hacían entrecortadas sus palabras.
-¿La querés por la cola? Pedimelo por favor!!!
-Por favor, rompeme todaaaaaa!!!!!
-Bien putita resultaste. ¿Querés la pija por la cola? La vas a tener!!!
Dejé de penetrar su vagina y de inmediato con algo de saliva para lubricar su ano la penetro lentamente en medio de quejidos de dolor.
-¿Te duele? Bueno, dejá que te la saco!! !-fueron mis palabras jugar con su deseo.
-NO!!!! NO!!!! Rompeme toda!!!!!
Empujando con fuerza ella empezó a gritar por lo bien que esta gozando. -Mirá Rubén!!!! Así se coje a una mujer!!!
Ayyyyy!!!! No doy más!!!! Voy a acabar!!!!!!!
-Yo también!!! Aggghhhhhhh!!!!!!!
El culo de Claudia era al principio una tentación, ahora un volcán en erupción del semen que le deje dentro de ella. Nos higienizamos, fumamos un cigarrillo y ella más relajada empezó a llorar. Busqué consolarla pero fue en vano, sentía culpas y remordimientos por haberle sido infiel a su marido pero claramente necesitaba un encuentro íntimo con alguien y ella lo sabía. No obstante, y una vez que se calmó, lo razonó y creyó conveniente disfrutar esta ocasión. Fuimos juntos a buscar a los chicos y nos despedimos. Antes de irme ella se da vuelta y me guiña un ojo como avisándome que habrá un segundo encuentro.
Mi hijo estaba ansioso por comienzo del campeonato en su nuevo club. Tal ansiedad estaba fundamentada en las expectativas que hay sobre ellos y sus grandes chances de salir campeón. Yo lo acompaño a cada entrenamiento y cada partido, haciendo de ellos un encuentro con padres, directivos, los chicos obviamente y el cuerpo técnico. Para este sábado organizamos un asado para juntarnos los padres y marchar juntos al club donde los chicos jugarían su partido. De a poco fueron llegando todos los padres; vinieron los padres y tios del arquero, el abuelo de los melli, el padre del Colo con su nueva novia y la mamá de mi hijo de quién estoy separado hace muchos años. Cuando ya estaba todo en marcha, timidamente llegó la mamá del nene que juega con el número 10 que se incorporó al club hace un mes. Venía vestida con un equipo de gimnasia color celeste, su pantalón estaba muy adherida al cuerpo y hacía evidente el elástico de su tanguita. Ella no suele acompañarlo a su hijo al club por no llegar a tiempo de su trabajo y es por ello que causó una grata impresión en los padres y la envidia de las madres. Tal bomboncito no la podía dejar sola con esos buitres, así que abandoné mis obligaciones en la parrilla, me saque a la insoportable de mi ex de encima y me arrimé hacia ella ofreciéndole un vaso de cerveza bien frío. Ella, sonriendo y con un poco de timidez, aceptó y de a poco se fue animando a hablar unas palabras, en especial conmigo que había logrado romper su hielo paradojicamente con un chopp de cerveza fría.
Con un par de vasos más ella no solo se fue animando a hablar sino también a largar una serie de cosas de su intimidad. Su nombre era Claudia, tenía 30 años, casada con su primer novio cuando quedó embarazada de quién ahora era el crack del equipo. Su marido era médico en un hospital público, trabajando muchas horas y en sus ratos libres estudiaba para conseguir mejorar en su especialidad. La falta de tiempo libre, el stress laboral y los escasos ratos en el que coinciden atentan con la pasión de la pareja. Me confesó que una vez le había sido infiel pero su sentimiento de culpa fue tan grande que nunca más lo intentó e incluso rechazó a todos aquellos que quisieran algún polvazo con ella.
Nada de eso me desanimó, todo lo contrario; me imaginaba ese culito hermoso penetrado por mi pene y me volvía loco. Y más loco me puse cuando ella entró en calor y se sacó la campera del equipo de gimnasia y quedó con una remera blanca que le marcaban sus pezones. Ya había perdido el control, nada podía sacarme la idea de darle lo que ella merece y pide a gritos.
Le digo de salir a dar una vuelta con la escusa de buscar unas gaseosas en el kiosco pero ella advirtió mi evidente maniobra y me dice que no. Todo el chamuyo y mis ilusiones parecían caerse como un castilo de naipes. Le ofrecí que fuéramos con los chicos en mi auto al club donde los chicos serían visitantes, ella accedió sin problemas. Eso me animó un poco. Los chicos jugaron bárbaro, ganaron 7 a 0 con cuatro goles del hijo de esta bella mami y dos del mio y un gol en contra. El papá del arquero ofreció llevar a los chicos a festejar a su casa y que los padres fueran a buscarlos a la noche. Era mi momento! Le iba a proponer llevarla a su casa pero ella se me adelantó y me pidió que la lleve. Subimos al auto y tan solo cuando frené en el segundo semáforo ella se acercó y me dio un apasionado beso tan largo que interrumpimos por el sonido de las bocinas de los otrs autos advirtiéndonos que teníamos el semáforo verde. Me costó llegar al telo manejando mientras ella me masajeaba el bulto que generaba mi pene en mi pantalón deportivo. Ya en la suite del hotel nos empezamos a desnudar con la ansiedad de quien está apurado en cojer como conejos. Ella estaba preciosa, su tanguita blanca era tan diminuta que parecía jugar a la escondida.
Nos abrazamos y besamos apasionadamente mientras con mis manos empiezo a acariciar su vaginita por sobre su tanguita mientars ella toma mi pene con su mano y me hace una exquisita paja. Ella se sube a la cama, se pone de rodillas en ella y me llama para darme una rica mamada. Mientras lo hace, con mis gruesos dedos estimulo su vagina que ya estaba húmeda para cuando le seque su tanguita. La scaricias que hacía en la zona vaginal la volvía loca haciendo que se hamacara para que mis dedos la penetren mientras me deba una buena chupada de pija. Ella interrumpe la chupada cuando llega a un sonoro orgasmo que expresa en un pronunciado grito de placer. La acuesto en la cama para hecerle un 69 que nos dio más estímulo todavía. Ella me seguía mamando el pene pero también acariciaba mis huevos con sus largas uñas. Eso provocó que largue todo el semen dentr de su boca, semen que tragó con mucho gusto. Nos recostamos en la cama mientras acariciaba su vaginita húmeda y ella me pajeaba haciendo que el pene no decaiga en vigor en ningún momento. Al rato ella se monta sobre mi excitado pene para que penetre su también excitada vagina empezando a bombear uniformemente. Sus uñas clavadas en mis brazos lejos de dolerme me excitaba más.
Luego de unos minutos, la corro, la pongo en cuartro y penetro su vagina por detrás en medio de gemidos fuertes.
-Damela por la cola, dame esa pija por la cola!!! -fue su pedido en medio de esos gemidos que hacían entrecortadas sus palabras.
-¿La querés por la cola? Pedimelo por favor!!!
-Por favor, rompeme todaaaaaa!!!!!
-Bien putita resultaste. ¿Querés la pija por la cola? La vas a tener!!!
Dejé de penetrar su vagina y de inmediato con algo de saliva para lubricar su ano la penetro lentamente en medio de quejidos de dolor.
-¿Te duele? Bueno, dejá que te la saco!! !-fueron mis palabras jugar con su deseo.
-NO!!!! NO!!!! Rompeme toda!!!!!
Empujando con fuerza ella empezó a gritar por lo bien que esta gozando. -Mirá Rubén!!!! Así se coje a una mujer!!!
Ayyyyy!!!! No doy más!!!! Voy a acabar!!!!!!!
-Yo también!!! Aggghhhhhhh!!!!!!!
El culo de Claudia era al principio una tentación, ahora un volcán en erupción del semen que le deje dentro de ella. Nos higienizamos, fumamos un cigarrillo y ella más relajada empezó a llorar. Busqué consolarla pero fue en vano, sentía culpas y remordimientos por haberle sido infiel a su marido pero claramente necesitaba un encuentro íntimo con alguien y ella lo sabía. No obstante, y una vez que se calmó, lo razonó y creyó conveniente disfrutar esta ocasión. Fuimos juntos a buscar a los chicos y nos despedimos. Antes de irme ella se da vuelta y me guiña un ojo como avisándome que habrá un segundo encuentro.
7 comentarios - La mamita del crack