Ultima parte del relato. Espero que hayan elegido leerlo. Realmente vale la pena
Fuente: Todorelatos.com
DIA 7.
A la mañana siguiente, me despertaron los gemidos de Daniela que llegaban desde el otro camarote. Miré a mi mujer, que estaba completamente dormida y no quise despertarla, por lo que me levanté, fui al camarote de nuestros amigos para ver qué tal se lo estaban pasando. Cuando entré, Daniela estaba en la posición del perrito, mientras Juan se la estaba metiendo por el culo.
“¿Qué tal chicos, polvito mañanero?” – les dije para advertirles de mi presencia.
“Si, el último día hay que ir a por todas, y este es solo el calentamiento. ¿Te unes a nosotros?” – me dijo Juan.
“Pues si no os importa, me uno” – conteste. Me acerqué a la cama, para que Daniela me empezara a chupar la polla. Después de un rato, Juan se tumbó en la cama boca arriba, y Daniela se sentó encima de su marido metiéndosela en el coño, lo que me dejó vía libre para metérsela yo por el culo, lo que no tardé mucho en hacer. En esa postura nos encontrábamos, cuando apareció Raquel en la habitación.
“Buenos días a todos, ¿Qué empezando bien el día, Daniela?” – la preguntó mi mujer.
“De maravilla” – contestó Daniela. Mi mujer se tumbó al lado nuestro y empezó a masturbarse, yo al verla me salí de Daniela, me puse encima de mi mujer y empezamos a follar en la posición del misionero. Una de las veces que me incorporé, estiré el brazo y empecé a tocarle el culo a Daniela mientras Juan se la follaba, Juan me miró y me dijo:
“¿Cambiamos?”.
“Si, porque no” – le contesté. Daniela se levantó al igual que yo, Raquel se subió encima de Juan y empezó a follárselo, yo por mi parte puse a Daniela a cuatro patas, y empecé a follarla desde atrás, agarrándome a sus tetas. Como tenía en primer plano el culo de mi mujer mientras se follaba a Juan, no pude reprimir la tentación de querer follarme el culo de mi mujer, por lo que me salí de Daniela, y me acerqué por detrás a mi mujer, la coloqué la polla a la entrada de su culo y empecé a penetrarla, así estuvimos hasta que nos corrimos los tres, yo en el culo de mi mujer, y Juan en su coño. Daniela que todavía no se había desahogado se quejó:
“Bueno, ¿y yo qué, me vais a dejar así?”
“Desde luego que no” – la contesté, la abrí de piernas y empecé a comerla el coño hasta que se corrió.
“Uf, no ha estado mal para empezar el día” – dijo Raquel.
Después nos fuimos a desayunar, y a continuación a la piscina, cuando llevábamos los cuatro allí alrededor de media hora, se nos acercó una pareja joven preguntándome el:
“Perdona tío, pero os he estado viendo estos días aquí en la piscina, y la verdad es que el culo de tu mujer es una pasada y me gustaría poder follarlo, si a ti no te importa. ¿Queréis que vayamos a nuestro camarote y nos lo pasemos en grande los cuatro?” Yo miré a su chica, que estaba bastante buena y luego miré a mi mujer que asentía para que fuéramos con ellos.
“Sí porque no” – le contesté. Nos levantamos y nos presentamos, ellos eran Carlos de 27 años y Carolina de 26 años. Carolina era muy bajita, no mediría ni el (1,60m), castaña con los ojos verdes, muy delgadita sin apenas culo, y con unas tetas pequeñas pero muy apetecibles, estaba bien proporcionada para lo bajita que era. Carlos era de mi estatura centímetro arriba centímetro abajo, delgado moreno y con los ojos marrones. Una vez terminadas las presentaciones, les seguimos a su camarote. De camino, Carlos se acercó a mi mujer y la agarró del culo.
“Joder que pedazo de culo tienes, no te puedes imaginar las ganas que tengo de follármelo” – dijo Carlos. Carolina se acercó a mí y me agarro de la polla empezando a masturbarme según íbamos andando, para cuando llegamos a su camarote, yo ya iba completamente empalmado con las caricias de Carolina, y Carlos igual solo de pensar en que se iba a follar el culo de mi mujer. Entraron Carlos y Raquel primero, y Carolina y yo detrás, cerré la puerta, llegamos a la cama, mi mujer tumbo a Carlos encima de la cama y se puso a chuparle la polla.
“Primero te tendrás que ganar el derecho a follarme el culo” – le dijo, sabiendo que eso le iba a calentar muchísimo más de lo que ya estaba el chaval. Yo por mi parte cogí Carolina, la di la vuelta para dejarla de frente a mí, y la dije:
“Agárrate a mi cuello”. Así lo hizo, la cogí del culo, la levanté y la dejé caer sobre mi polla según estábamos de pie, se la metí hasta el fondo, y empecé a subir y bajarla sobre mi polla lo más rápido que mis fuerzas me permitieron. En la cama mientras tanto, mi mujer se había dado la vuelta y estaban haciendo un 69 de campeonato, por los gemidos de mi mujer Carlos la debía de estar haciendo un trabajito de fábula. Yo que los brazos no me daban mucho más de sí de subir y bajar a Carolina sobre mi polla, terminé por acercarme a la cama, tumbarla y seguir follándola así. Mi mujer se levantó y de cara a mí se abrió de piernas y empezó a follarse a Carlos.
“Si tía sigue así, que bien follas” – decía Carlos. Mi mujer me miraba como diciendo “este no sabe lo que le espera”, mientras yo seguía follándome a Carolina, la cual parecía estar llegando al orgasmo, cosa que nos confirmó a todos.
“Me voy a correr, me corro, me corro, SSSSSSIIIIIII, SSSSSSSIIIIIIIIIII” – decía mientras se corría y me miraba. Me salí de ella para que se relajara, y me tumbe en la cama boca arriba con mi polla mirando al cielo. Mi mujer me miró, se sacó la polla de Carlos se vino hacía mí y se sentó sobre mi polla metiéndosela en el coño. Miró a Carlos y le dijo:
“Como has sido un buen chico ya puedes empezar a follarme el culo”. Carlos no tardó nada en levantarse ponerse detrás de mi mujer, colocar su polla en la entrada del culo de mi mujer y empezar a penetrarla, mientras su novia nos observaba. Raquel empezó a gemir mientras me daba un morreo espectacular.
“Te encanta que te follen dos tíos a la vez” – la dije.
“Si, vamos a tener que buscar a alguien en Madrid, para hacerlo todas las noches” – me dijo sonriéndome.
“El vecino de enfrente seguro que se apunta, pero solo le dejamos si viene con su hermanita para que me la folle yo” – La contesté.
“Que cabrón eres” – me dijo. Y empezó a morrearme de nuevo, Carlos aumentó el ritmo de la penetración, lo que provocó que Raquel terminará por correrse, y al poco la siguió el.
“Me corro, que culo más sublime tienes Raquel” – decía Carlos.
“Espera córrete en mi boca, que como has sido un buen chico, quiero probar tu leche” – le dijo mi mujer. Este se la sacó del culo mientras mi mujer se puso de rodillas en la cama y empezó a chuparle la polla y tragarse toda la leche de Carlos.
“UUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMMMM que rico” – decía mi mujer.
Yo que todavía no me había corrido, me quede mirando a Carolina que se estaba masturbando, y la dije:
“Carolina ahora el que se va a follar tu culo soy yo”. Esta se giró se puso en la posición del perrito y me ofreció su culo dándose un par de azotes.
“Es todo tuyo, pero échame un poco de lubricante” – me pidió. Cogí lubricante me eché en la polla y en la entrada de su culo, y después empecé a penetrarla a muy buen ritmo. Mi mujer seguía comiéndole la polla a Carlos, consiguiendo que se recuperara enseguida. Entonces le dijo:
“Anda follaros los dos a Carolina, que sepa lo que es bueno”. Carolina se levantó y se metió la polla de su novio por el culo, dejándome su coñito a mí. Empezamos a follárnosla, y eso ya fue demasiado para mí, corriéndome enseguida.
“Ahora el que se corre soy yo, no aguanto más, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH” – decía yo, sacándola llevé mi polla a la boca de mi mujer la cual se empezó a tragar también toda mi leche.
“Con tanta leche, voy a acabar engordando” – dijo Raquel. Y nos empezamos a reír todos por su comentario. Carlos siguió follándose el culo de su novia, hasta que se corrió.
Entonces nos duchamos y nos despedimos de ellos. Volviendo a la piscina, allí nos encontramos a Eva y Luis, tomando el sol.
“¿Qué os lo habéis pasado bien? Ya nos han dicho Daniela y Juan a donde habéis ido” – dijo Luis.
“Nos lo hemos pasado genial. Por cierto ¿Dónde están esos dos?” – dije yo.
“Se han ido a buscar a María y Jesús a su camarote. Por lo visto Juan quería volver a follar con María antes de que se acabe el crucero” – dijo Eva, sonriendo.
“Que maricón, bueno, ¿y vosotros que tal lleváis el día?” – les pregunté.
“Pues por ahora muy tranquilitos, hemos desayunado, y nos hemos venido a tomar el sol un poquito, y a descansar” – dijo Eva.
“Yo que vosotros aprovecharía que solo nos queda un día” – les dijo Raquel.
“La verdad es que tenéis razón, pero aquí se está de puta madre” – dijo Luis.
“Pues chico, yo ya voy necesitando un desahogo, ¿me acompañas Jorge?” – me dijo Eva. Yo la verdad es que estaba cansado, pero pensando que este iba a ser el último día del viaje, la dije que sí. Nos levantamos y nos fuimos hacia el camarote de Raquel y mío, mientras que Luis y Raquel se quedaron tomando el sol.
Por el camino, nos cruzamos una pareja de 30 años, ella era de las más guapas del crucero, yo ya me había fijado en ella, pero siempre tenía alguien cerca y por lo tanto ni me había acercado a ellos. El hay que reconocerlo era bastante guapo también. Justo cuando nos los íbamos a cruzar, él dijo:
“Hasta luego Eva, que ya ni saludas”.
“¡¡¡UY!!!, hola es que voy distraída y no me había fijado” – dijo Eva. Yo la toqué un poco el culo disimuladamente para que me los presentara.
“Este es Jorge, el ex compañero de trabajo de María, estos son Pablo y Tatiana” – me los presentó. Le estreché la mano a él, y la di dos besos a ella. Tatiana era de la altura de María, delgada morena, con el pelo muy corto, unos ojos color océano, preciosos, y unas tetas de tamaño medio. Pablo era al menos 10cm más alto que yo, bastante fuerte debido a las horas que debía emplear en el gimnasio. Que por lo visto fue donde conoció a Eva y Luis.
“Íbamos a mi camarote a pasar el rato, ¿queréis venir?” – les ofrecí, con la esperanza de que aceptarán y así poder follar con Tatiana.
“Bueno, no es mala idea, que hay que aprovechar lo poco que nos queda” – dijo Tatiana, fijándose en mi polla. Pablo estuvo de acuerdo y nos acompañaron. Por el camino, me contaron como se conocieron y como acabaron follando, ellos cuatro junto con María y Jesús.
Cuando entramos al camarote, Tatiana me cogió de la polla y me llevó hasta la cama, donde se sentó y mientras yo estaba de pie empezó a chupármela.
“Anda, pero ¿Jorge no íbamos a follar tú y yo?” – me dijo Eva, riéndose de mí. Me volví hacia ella, y la miré como diciendo, ha sido Tatiana, yo no tengo nada que ver con esto. Eva y Pablo se empezaron a reír, mientras Tatiana seguía a lo suyo. Pablo se tumbó boca arriba en la cama, y Eva, se puso encima de él y comenzaron a hacer un 69. No me podía creer la mañana que llevaba y que todavía se me pusiera tan dura. Tumbé a Tatiana encima de la cama, la abrí de piernas, y empecé a comerme su coño, que estaba increíblemente mojado. Eva se echó para adelante, se abrió de piernas y comenzó a follarse a Pablo.
“Fóllame, por favor, que no puedo aguantar más” – me dijo Tatiana. Por lo que me levante, me metí entre sus piernas y la penetré, empecé a moverme muy lentamente, mientras me agarraba a sus tetas. Pablo se agarraba al culo de Eva, y la hacía votar sobre su polla.
“SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIII, que bueno, sigue joder, que dura la tienes Pablo, que bien te lo tienes que pasar con esta polla Tatiana” – decía Eva. Así estuvimos las dos parejas, hasta que Pablo levanto un poco a Eva sacándosela del coño, y apuntando su polla a la entrada de su culo, y dejándola caer se la empezó a meter poco a poco. Yo al ver aquello, no quise ser menos y se la saqué a Tatiana del coño, para empezar a follarla por el culo.
“Despacito, que me cuesta acostumbrarme” – me dijo Tatiana. Se la fui metiendo poco a poco, hasta que la tuvo toda dentro, y empecé el mete saca muy lentamente, cosa que me convenía a mí también debido a la mañana tan agitada que llevaba. En esas estábamos cuando Eva me pidió que se la metiese por el coño. Se la saqué a Tatiana, me metí entre las piernas de Eva y empecé a metérsela por el coño.
“SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, que bueno, no paréis que ya me corro. AAAAAAAAHHHHHH, si me CCCCCCCCOOOOOOOORRRRRRRROOOOOOOO, AAAAAAAAAAAaHHHHHHHHHHHH” – dijo Eva, y se recostó sobre el pecho de Pablo. Yo se la saqué, cogí a Tatiana la levanté, y me tumbé boca arriba donde había estado ella unos segundos antes, y la dije que se sentara encima de mí. Ella obedeció metiéndose mi polla por el coño, y dándome a chupar sus maravillosas tetas.
“Cariño a que esperas a metérmela por el culo” – le dijo a Pablo su mujer. Este se levantó se puso detrás de ella y se la metió de un solo golpe por el culo. Empezamos a movernos, y ella no tardó en correrse, al igual que lo había hecho Eva. Pablo se la sacó del culo a su mujer, y se la metió en la boca a Eva, donde se corrió llenándola de leche.
“UUUUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMMM, que bien sabe Pablo, voy a tener que probarla más a menudo” – dijo Eva.
“Cuando tú quieras, Evita” – contestó Pablo.
Yo mientras tanto, seguía sin correrme volví a coger a Eva que parecía seguir con ganas de guerra y se la metí, esta vez por el culo, empecé a moverme con toda la intención de correrme, porque la erección que llevaba empezaba a dolerme, o mejor dicho, mi polla empezaba a quejarse de tanto movimiento que la estaba dando por la mañana. Por fin logré correrme dentro del culo de Eva y me quedé totalmente relajado.
Nos duchamos los cuatro, y fuimos a comer algo para reponer fuerzas, en el comedor nos encontramos con el resto de nuestros amigos. Durante la cena nos estuvimos riendo mucho con las historias que nos habían pasado en el crucero, y después de comer nos fuimos a la piscina para pasar la tarde más relajadamente, al menos, esa era mi intención. Me tumbé al sol y me quedé dormido enseguida, estaba realmente cansado. Me desperté un par de horas más tarde, teníamos al lado a Guillermo y Gema que se habían unido a nosotros, el resto habían ido a sus camarotes a descansar o a follar, depende del caso. La dije a Raquel que si nos íbamos a nuestro camarote, para dormir un poco antes de la cena, ya que decían que la fiesta de despedida era increíble. Al despedirnos de Guillermo y Gema, este nos dijo:
“Pero os vais así sin más, no nos vais a invitar al polvo de despedida”.
“Si queréis veniros a nuestro camarote, pero no os prometemos nada que con el día que llevamos, no si aguantaremos mucho” – les dijimos. Se vinieron con nosotros y al llegar a nuestro camarote, en el de Daniela y Juan se oía bastante movimiento, nos asomamos y vimos a Juan follándose a Eva, y a Luis haciendo lo propio con Daniela.
Les saludamos y nos fuimos a nuestro camarote, yo que no podía con mi alma, me tumbe boca arriba en la cama.
“Gema haz conmigo lo que quieras, porque yo no me puedo ni mover apenas” – la dije.
Mi mujer hizo lo mismo abriéndose de piernas y ofreciéndole el manjar a Guillermo. Tanto Gema como Guillermo nos empezaron a dar un masaje a los dos, cosa que agradecimos mucho, incluso nos dieron la vuelta y nos lo hicieron en la espalda, que maravilla lo hacían de puta madre. Al final nos giraron y entonces, es cuando Gema se metió mi polla en la boca y Guillermo empezó a comerse el coño de Raquel, cuando mi polla miraba al cielo Gema se subió encima de mí y me empezó a follar, mientras que Guillermo hacía lo propio con Raquel. Tan relajados nos había dejado el masaje que nos habían dado, que ni sé el tiempo que estuvieron follándosenos, hasta que Gema se corrió, y poco tiempo después Guillermo se la sacó a mi mujer y se la metió en la boca a Gema donde se corrió.
“Lo siento chicos pero es que nosotros no damos para mucho más hoy” – les dijimos, ellos entendieron que estábamos cansados y nos dijeron que al menos ellos se habían corrido, pero que nosotros hay nos quedábamos con el calentón.
“No os preocupéis, por hoy ya hemos tenido bastante, y tenemos que dejar algo para esta noche” – les dije, con una sonrisa. Nos despedimos de ellos que se fueron a su camarote, y nosotros nos tumbamos en la cama y nos quedamos dormidos.
Nos despertamos 3 horas después, gracias a Daniela y Juan que vinieron a avisarnos para la cena, a la cual íbamos a llegar muy justitos de tiempo. Nos duchamos a toda prisa, y salimos corriendo para el comedor. Por el camino, pude comprobar que las 3 horas de sueño me habían sentado de maravilla, me sentía como nuevo, en cuanto comiera algo, estaría recuperado del todo, y por los comentarios que me hizo Raquel, a ella la ocurría lo mismo.
Llegamos al salón comedor, y nos sentamos en la mesa junto con nuestros amigos. La cena transcurrió de forma normal, estuvimos todos de acuerdo que lo habíamos pasado genial y que al año siguiente procuraríamos repetir. Cuando sirvieron el postre, Lourdes se subió a un pequeño escenario que había, y nos explicó en que consistiría la fiesta final.
“Como bien sabéis todos los que ya habéis venido a este crucero con anterioridad, el último día se hace un juego, y el equipo ganador recibirá como premio, el importe del viaje de uno de los integrantes de cada pareja del equipo ganador” – empezó diciendo Lourdes. Los aplausos y los bitores se oyeron por toda la sala, también alguno que otro dijo “yo pensaba que el premio serias tú MACIZORRA”. Lourdes sonrió ya que todos los años la debían de hacer los mismos comentarios llegados a este punto. Luego continuo explicando en qué consistía el juego para los novatos.
“Bien, el juego consiste, en una guerra laser, para el que no sepa lo que es, deciros que es como el Paintball, pero sin el dolor de las malditas bolitas de pintura. Cada uno lleva un peto con sensores, y cuando el peto que llevéis puesto, reciba un disparo del enemigo, vuestra arma se bloqueará, y no podrá efectuar disparos, hasta que la liberéis, luego os explico cómo se libera un arma. Se formarán dos equipos, a cada equipo se le dará una bandera, el objetivo es proteger la bandera propia y conquistar la del equipo contrario. Un equipo será el de popa y otro equipo será el de babor, y cada uno esconderá su bandera en un sitio estratégico de su territorio. La forma de conseguir la bandera del equipo contrario, es tratar de bloquear todas las armas del equipo contrario, el equipo que lo consiga antes será el ganador. En cuanto a las tácticas a seguir los veteranos de cada equipo os explicaran a los novatos cuales son las mejores, yo que vosotros les haría caso. Antes os he dicho que las armas se pueden liberar, bueno esto significa lo siguiente. Una vez que os bloqueen las armas, podéis liberarlas, y cada pareja puede liberarla dos veces, y la forma de liberarla es haciendo alguna clase de favor al integrante del equipo contrario que os haya bloqueado el arma. Ya me entendéis. Por cierto, los petos van por pareja, así que si se bloquea el arma de uno de los integrantes de la pareja, automáticamente se bloquea la del otro. Esas son las bases del juego. Todos los petos están conectados con un ordenador que maneja la tripulación, en el quedan registrados todas las liberaciones o recargas de las armas, y por lo tanto, sabremos quién es el equipo vencedor. Si por un casual, alguno encuentra la bandera del equipo contrario, lo único que tiene que hacer es pulsar este botón que se encuentra en el palo de la bandera, y automáticamente su equipo será el vencedor ya que se bloquearan las armas de ambos equipos. Para diferenciar los equipos, unos llevarán el peto de color rojo, y otros el peto de color negro. Que lo paséis muy bien, y que gane el mejor”.
“Parece divertido” – dije.
“Lo es, sobre todo si consigues cargarte a muchos del equipo contrario” – dijo Juan, que de nuestra mesa es el que tenía experiencia junto con su mujer. El resto éramos novatos.
Los camareros pasaron por el comedor repartiendo los petos entre las parejas, nosotros acabamos formando parte del equipo negro, junto con nuestros amigos, y algunos otros que no me voy a poner a explicar quiénes eran todos.
“Bueno ya tenéis todos los petos y las armas, como veréis cada arma está conectada a su peto. Los del equipo negro os reuniréis en el cine para hablar y definir vuestra estrategia, y los del equipo rojo os quedáis aquí. El juego comenzará en 15 minutos, por lo que deberíais daros prisa” – dijo Lourdes.
Cogimos nuestras armas y los petos, salimos corriendo de allí en dirección al cine, por el camino nos fuimos colocando los petos y enchufando las armas. Cuando llegamos allí nuestros veteranos dijeron que lo mejor era formar grupos de 2 parejas, y tratar de llegar a los puntos clave y conquistarlos (la piscina, la sauna, el gimnasio, los pasillos de acceso a los camarotes, y el club de intercambio), decían que tarde o temprano todo el mundo pasaba por alguno de estos sitios y el que los controlará tendría más posibilidades de victoria. Una vez controlado uno de estos puntos, se dejaría a una pareja controlando los accesos y la otra pareja trataría de unirse a otro grupo para conquistar una zona más y si lo conseguían volverían para ayudar en la defensa de la ya conquistada. Estuvimos todos de acuerdo, y nos sobraron un par de minutos antes de poder salir del cine. Escondimos nuestra bandera, y salimos a conquistar, las zonas que habíamos dicho.
Nuestro grupo lo formábamos, Raquel, María, Jesús y yo, nos organizaron así porque, como María y yo habíamos trabajado juntos, creyeron que sabríamos entendernos, y tomar decisiones rápido, un poco estúpido, pero a mí me sirvió, el resto de los grupos normalmente, estaban formados por una pareja de novatos y una de veteranos como la de Eva, Daniel, Luis y Juan. Nuestro grupo fue a tratar de hacerse con el control del gimnasio, el cual estaba situado en mitad de un largo pasillo, con una sola entrada y salida, lo que lo hacía muy fácil de proteger. Cuando estábamos llegando al pasillo acceso al gimnasio, Jesús se fijó que en uno de los maceteros de metal que había antes de entrar al pasillo, se reflejaba todo el pasillo y en él se veía a dos parejas, que muy sigilosamente iban hacía el gimnasio, y me dijo:
“Si salimos y disparamos rápido, les cogemos a los cuatros, sin problemas”. Yo estuve de acuerdo, se lo dijimos a las chicas, y dijeron que nosotros decidíamos. Jesús y yo nos preparamos, y a la de tres salimos disparando y cogiéndoles por sorpresa, apenas les dio tiempo a girarse hacia donde estábamos, ya que prácticamente estaban entrando en el gimnasio. Les bloqueamos las armas a las dos parejas, por lo que el gimnasio era nuestro. Lo celebramos, y las chicas nos abrazaron. Fuimos hacia la entrada del gimnasio, hacia donde se encontraban las dos parejas del equipo rival.
“Joder, nos habéis pillado bien, pensábamos que ya estabais dentro, por eso íbamos con tanto cuidado” – nos dijo uno de los chicos.
“Ha sido un golpe de suerte, te lo puedo asegurar” – dijo Jesús, sin revelar como les habíamos visto, por si se nos presentaba otra vez la misma oportunidad. Nos metimos las cuatro parejas en el gimnasio, ahora teníamos que pensar en el castigo para liberarles las armas.
“De eso nos encargamos nosotras” – dijeron Raquel y María, tras mirar a las parejas. Entonces fue cuando nos dimos cuenta de lo cargaditos que iban los dos chicos. Nos empezamos a reír, y las dejamos decidir. Nos presentamos, ya que les habíamos visto pero nunca habíamos hablado con ellos. Se llamaban Sara, Irene, Juanjo y Javier, tenían entre 26 y 27 años todos. Sara era rubia con los ojos marrones, media melena, mediría lo mismo que mi mujer 1,63m y no estaba nada mal. Irene era castaña pelo corto, ojos verdes, un poco más alta que su amiga y tampoco estaba mal, tenía muy buenas tetas desde mi punto de vista. Juanjo era de mi estatura, moreno, delgado, y con los ojos verdes. Por último, Javier era un poco más alto que yo, moreno también, delgado pero más fuerte que su amigo, debía de hacer pesas, y con los ojos marrones.
Cerramos las puertas del gimnasio, para que nadie del equipo rival nos pillase por sorpresa, además, mientras que se estaba cobrando una deuda para liberar armas, no estaba permitido atacar. Después de cerrar las puertas, María y Raquel cogieron a las dos parejas, y las llevaron al centro del gimnasio, y les dijeron:
“Quitaros los petos, que nos van a estorbar”. Los cuatro chicos se los quitaron.
“Vosotros también” – nos dijeron a Jesús y a mí. Que obedecimos rápidamente. Ver a cuatro pedazo de mujeres de ese calibre, nos había puesto las pollas a todos a saludar. María y Raquel se tumbaron en dos colchonetas que había, y se abrieron de piernas.
“Bueno chicos, empezar comiéndonos el coño, y mientras vosotras chuparles las pollas a nuestros machotes” – dijeron riéndose. Los chicos se abalanzaron sobre ellas y las chicas se arrodillaron delante de nosotros y empezaron a meterse nuestras pollas en la boca. La imagen de ver a Raquel y María abiertas de piernas, con los dos chicos comiéndolas el coño, nos puso más cachondos si eso era posible. Yo cogí a Irene, me la llevé a uno de los bancos de pesas, me tumbe encima y la dije que se sentara encima de mi polla, así lo hizo, se puso sobre mí y empezó a dejarse caer lentamente, la chica debía de estar bastante cachonda también porque estaba realmente mojada, y empezó a subir y bajar a muy buen ritmo. Cuando miré hacia donde estaban Raquel y María, vi que se habían puesto ellas dos en la posición del 69, mientras Juanjo se follaba a Raquel alternando su coño con la boca de María, y que Javier hacía lo propio follándose a María y la boca de Raquel. Menuda escena. Jesús por su parte, tenía a Sara a cuatro patas y se la estaba empezando a follar por el culo.
“Si fóllame el culo, cabrón, que me encanta” – decía Sara. Lo que le puso más cachondo y empezó a darla realmente duro.
Tras varios minutos así, nuestras chicas tumbaron a Juanjo y Javier boca arriba y se sentaron de cara a ellos metiéndose sus pollas por el coño. Raquel se giró y nos dijo:
“Chicos venir aquí, que tenéis que completar el sándwich doble” y se empezó a reír. “No os preocupéis chicas, que si queréis ahora os los dejamos para que os hagan los mismo” – dijo María.
“Eso espero” - contesto Irene, “porque ya necesito que me follen el culo también”.
Jesús y yo nos levantamos, cuando nos acercábamos a ellas nos miramos, nos sonreímos, y él se la empezó a meter por el culo a Raquel y yo a María.
“AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, que bueno, SSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIII” – decían las dos, al poco tiempo se corrieron. Nosotros que ya estábamos al límite, nos levantamos cogimos a Sara e Irene, las pusimos sobre sus chicos que se las empezaron a follar por el coño.
“¿Os lo estáis pasando bien?” – las preguntaron.
“Tan bien como vosotros” – les contestaron al unísono. Yo me puse detrás de Irene, Jesús detrás de Sara, y nos las empezamos a follar entre los cuatro. Después de un par de minutos, yo que quería probar el culito de Sara, y le dije a Jesús:
“¿Qué tal si cambiamos?” Jesús estuvo de acuerdo, y nos cambiamos. Se la metí a Sara que lo tenía muy dilatado ya, y que se estaba corriendo, Irene también se empezó a correr nada más metérsela por el culo Jesús.
“¿Cómo andáis chicos?” – les preguntamos Jesús y yo.
“Apunto de corrernos” – dijeron. Nos pusimos de pie todos, he hicimos que Sara se la chupara a Javier el novio de Irene, e Irene a Juanjo el novio de Sara. Raquel y María se acercaron a nosotros y riéndose entre ellas, María me la empezó a chupar a mí, y Raquel se la empezó a chupar a Jesús. Nos corrimos los cuatro en las bocas de las chicas llenándoles las bocas de leche.
“Bueno la deuda está saldada ¿no?” – dijo Javier.
“Desde luego” – dijimos nosotros. Nos pusimos todos los petos, y juntamos las armas con las suyas para pulsar el botón de liberación, a ellos se les apagó una luz que había en el frontal, eso debía indicar el número de liberaciones que les quedaba. Les dejamos que se fueran por el pasillo, y nosotros nos quedamos en el gimnasio.
Sorteamos a ver cuál de las dos parejas iría a ayudar a conquistar otro de los puntos clave que habíamos seleccionado. Nos tocó a Raquel y a mí, salimos del gimnasio con mucha precaución, y nos dirigimos a la escalera contraria por la que se habían ido, subimos y nos dirigimos en dirección a la Sauna. Parecía estar muy tranquilo, mal rollo, fui con mucho cuidado, abrí la puerta me adentré y no había dado ni tres pasos, cuando zas, nos habían cazado. Detrás de un armario salió Pablo el novio de Tatiana.
“Os he cazado” – se empezó a reír. Tatiana también salió de donde estaba escondida, mientras mi mujer me daba un pescozón y me decía:
“Mira que te he dicho que fueras con mucho cuidado, que estaba muy silencioso”. La mire con cara de tonto y dije:
“Lo he hecho, pero me ha pillado cariño, que quieres que le haga, a veces se pierde y a veces se gana”. La presenté a Pablo y a Tatiana. Nos contaron que habían llegado, antes que nuestros compañeros, y se habían hecho con el lugar.
“Bueno tendremos que pagar la deuda, para liberar las armas” – dijo mi mujer mirando picarona a Pablo, que marcaba una buena erección.
“Pues empezar a quitaros, los petos, y tú Jorge ven aquí que me vas a hacer un trabajito” – me dijo Tatiana. Nos quitamos los petos, al igual que ellos. Los dos se tumbaron boca arriba en dos camillas y nos dijeron:
“Darnos un masaje a los dos”. Les empezamos a dar el masaje. Yo empecé masajeando las piernas de Tatiana, y llegando hasta su coño el cual empecé a masturbar cada vez que llevaba mi mano a esa zona, luego empecé a subir y la masajeé las tetas como dios manda. Mi mujer empezó por el pecho de Pablo, luego siguió con sus piernas y finalmente le agarró la polla y se la tragó. Yo me subí en un pequeño taburete, le puse la polla en la boca a Tatiana, que me la empezó a chupar, mientras yo la masturbaba metiéndola dos dedos en el coño y uno en el culo. Cuando ya no me pude aguantar más, la baje de la camilla, la incline sobre la camilla de espaldas a mí, y se la metí en el coño desde atrás, agarrándome bien a sus tetas. Mi mujer se había subido encima de la camilla, y se había puesto en cuclillas sobre la polla de Pablo, la cual se empezó a follar muy lentamente. Yo solté las tetas de Tatiana y empecé a agarrarme a su culo, donde pude comprobar que tenía el culo bastante dilatado, entonces se la saqué del coño y empecé a metérsela en el culo. Lo tenía tan dilatado que parecía un coño.
“Joder Tatiana, no sé quién te ha follado el culo hace poco, pero lo tienes muy abierto” – la dije.
“Fue esta tarde Edgar, el camarero mulato, menuda polla tiene” – dijo Tatiana.
“A que sí” – dijo mi mujer, “a mí me follo el otro día y fue increíble sentirle entrar por mi culo”.
“Con que te la estas follando por el culo, pues voy a tener que hacer yo lo mismo con el tuyo Raquel” – dijo Pablo. Mi mujer por más respuesta, lo que hizo fue, sacarse la polla de Pablo del coño, apuntar a su culo, y empezar a dejarse caer sobre ella, hasta que la tuvo toda dentro. Tanto Raquel sobre Pablo, como yo sobre Tatiana empezamos a aumentar el ritmo de la follada. Al rato, Tatiana me pidió que parara, que quería que nos la follásemos los dos a la vez. Se la saqué del culo, Raquel se bajó de encima de Pablo y la dejó su sitio a Tatiana, que se sentó sobre la polla de Pablo, yo llegué por detrás y empecé a metérsela otra vez por el culo.
“Anda que como te estas poniendo hoy” – me dijo Raquel.
“Tú también cariño” – la contesté, mientras la sonreía. Se acercó a mí y me beso. Empezamos a follar muy duro a Tatiana, y a los cinco minutos se empezó a correr de una manera bestial, empezó a soltar jugos por su vagina como si fuera una fuente.
“AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH, sí señor, como me gusta esto” – dijo, miró a mi mujer, y la dijo:
“Su turno señorita”. Dejamos a Tatiana que se bajara de la camilla y se subiese mi mujer. Raquel se puso de espaldas a Pablo y se empezó a meter su polla por el culo.
“Cariño, para ti es el coñito, que mi culito lo vas a tener disponible todas las noches en Madrid” – me dijo con una sonrisa en la cara. Yo me acerqué, la besé, y empecé a metérsela por el coño, con unas ganas enormes de correrme. Nos la follamos muy duró y acabó corriéndose. Yo se la saqué, cuando estaba a punto de correrme también, y me acerqué a Tatiana, se la metí en la boca y allí me corrí. Mi mujer se sacó la polla del culo de Pablo, se dio la vuelta y empezó a comerse su polla hasta que se corrió también en la boca de Raquel.
“Ha sido salvaje” – dijimos todos. Nos liberaron las armas, nos colocamos los petos, y salimos de la sauna dejándoles allí. Cuando íbamos por las escaleras, nos encontramos con Gema, Yolanda, Guillermo y Gabriel, que venían de la piscina.
“Nos han cogido en la piscina, menuda mierda” – dijo Guillermo, que parecía ser muy competitivo.
“También la sauna, pero al menos el gimnasio es nuestro, Jesús y María están protegiéndolo” – les dije, “que ha pasado en la piscina”.
“Cuando llegamos allí nos estaban esperando detrás de uno de los botes salvavidas, nosotros pensábamos que no había nadie, y nos pusimos a defender el fuerte de espaldas a ellos, que salieron de su escondite y nos pillaron, haciéndonos quedar como unos idiotas, ¿y en la sauna?” – explicó Gabriel.
Les expliqué, que cuando llegamos ya la tenían tomada, algo nos temíamos por el silencio pero aun así, nos sorprendieron.
“¿Quiénes están allí?” – me preguntó Gabriel. Le expliqué quiénes eran.
“Joder, tenemos que ir a intentar liberarlo, y si nos atrapan, al menos follaremos con ese pedazo de mujer que es Tatiana” – dijo Gabriel, mirando a Guillermo. Gema y Yolanda se miraron riendo, y dijeron:
“Pues nosotras estamos de acuerdo, que su novio tiene un señor polvo” – dijo Yolanda, mirando a Gabriel.
Yo les pregunté quiénes eran los que estaban protegiendo la piscina. Me dijeron quiénes eran, y la verdad, a mí me entraron ganas de ir a la piscina, además sabía por dónde se podía llegar y sorprenderles, ya que había una escotilla, que daba a cubierta, y desde allí, se tenía una vista de la parte trasera de los botes salvavidas. El problema era, que teníamos que ser dos parejas, para ir uno por cada lado. Como ya sabían, cuál era el escondite en la sauna, Gabriel y Yolanda se fueron solos allí, ya que Gabriel quería follar con Tatiana fuera como fuera, además Guillermo se quería vengar de los chicos de la piscina.
“A una de ellas no la he podido follar el culo, y eso no puede ser” – dijo Guillermo, Gema nos miró y dijo:
“Yo encantada de la vida, ya lo verás Raquel tienen unas pollas geniales, la más pequeña mide 18cm, de una manera o de otra nos lo vamos a pasar genial”.
“El follar es un aliciente, pero nosotros queremos ganar, que el dinero nos viene muy bien, ya que Jorge lleva un mes en paro, y según están las cosas es mejor ahorrar todo el dinero que se pueda” – dijo Raquel.
“No os preocupéis, cuando volvamos a Madrid hablamos, que mi padre tiene muchas empresas y seguro que os podemos meter en alguna de ellas, tanto a ti como a María” – dijo Guillermo.
“Ya decía yo, que desde el principio me habías caído de puta madre Guillermo” – le dije, dándole una palmada en el hombro, en plan compadreo. Se empezó a reír, y nos dijo:
“Igualmente Jorgito, vamos a por esos cabrones que se van a enterar” – nos dijo Guillermo.
Cuando llegamos al pasillo que yo decía, vimos las dos escotillas que daban a cada lado del barco. Les dije que se fueran a la de la izquierda, que la abriesen sin hacer ruido, y que miraran si en verdad tenían tiro, tal y como yo pensaba. Nos fuimos cada pareja, a una escotilla la abrimos, yo subí a Raquel, y Guillermo a Gema, miraron a ver si les tenían a tiro, nos indicaron que sí, y dispararon. Desde la piscina, se oyó decir:
“¿Quién cojones nos ha disparado?”
Nosotros habíamos bajado a Raquel, y a Gema a toda prisa, para que no se dieran cuenta desde donde les habíamos disparado. Salimos a la piscina, con una sonrisa en la cara. En cuanto vieron a Guillermo, se empezaron a reír, y le dijeron:
“Joder tío, sí que eres vengativo”.
“Es que no me gusta perder, y además tengo pendiente una cosa con una de vosotras” – dijo Guillermo. Una de las chicas dijo:
“¿Vienes a por mí culito? Ya les decía que te habías quedado con las ganas y que volverías”.
Nos los presentaron a Raquel y a mí, aunque en algún momento habíamos hablado con ellos. Se llamaban Carlos, Rafa, Ainhoa y Arantxa. Carlos y Ainhoa eran un matrimonio de 32 años, ella era morena, muy delgadita, con ojos negros, de 1,70m, y con tetas pequeñas. Carlos era más alto que yo, rubio, con los ojos marrones, y delgado debido al ciclismo que practicaba, según nos dijo. Arantxa y Rafa, tenían 22 años, ella era rubia de (1,65m) de altura, con los ojos azules, delgadita, y con unas tetas de tamaño normal. Tras las presentaciones, fue Guillermo el que tomo la iniciativa.
“Bueno, nos quitamos los petos, y tu rubia empieza a chuparme la polla que me parece que te la tengo que meter por el culo” – dijo Guillermo, todos nos reímos, y nos empezamos a quitar los petos y dejar las armas. Yo cogí a Ainhoa, me la llevé a una tumbona, y nos pusimos a hacer un 69 aprovechando también a meterla un dedo por el culo.
“Raquel coge al que quieras de los dos, que a mí cualquiera me sirve, ya me los he follado y lo hacen de maravilla” – dijo Gema. Raquel cogió a Rafa, y se lo llevó a la piscina, lo hizo meterse dentro, ella se puso en el borde, y le dijo:
“Empieza a comerme el coño y el culito, que vas a probar mis dos agujeritos”. Este lo hizo de inmediato. Gema se vino a una tumbona junto a la mía con Carlos, se tumbó boca arriba y le hizo empezar a follarla, ya que estaba empalmado. Guillermo se había llevado a Arantxa a la piscina, él se había sentado en una escalera que había de entrada, y la había puesto a chuparle la polla, cuando la tuvo bien dura, se levantó la apoyó en el borde de la piscina, y empezó a follársela por el culo bien fuerte.
“SSSSSSSIIIIIIIII, ¿te está gustando, te gusta follarme el culo?, que ganas tenías de hacerlo machote mío” – decía Arantxa. Cuando miré para donde estaban ellos, vi que mi mujer se había puesto junto a ellos, y Rafa estaba metiéndosela desde atrás a mi mujer por el culo. Yo cogí a Ainhoa, la subí sobre mí y la dejé caer metiéndose mi polla por el coño. Carlos cogió a Gema la giró, la puso en la posición del perrito, y empezó a metérsela por el culo.
“Ya me había dado cuenta antes que te había gustado mi culo, Carlitos” – dijo Gema. En la piscina mi mujer había sentado a Rafa donde antes había estado Guillermo, ella se sentó de espaldas a él y empezó a meterse la polla de este por el culo, mirando hacia Guillermo, como pidiéndole que fuera a follársela por el coño. Este entendió el mensaje y así lo hizo.
“Que bien me entiendes Guillermo, vamos darme duro, que llevo una noche que no paro, y encima el calentón no se me baja” – dijo Raquel. Arantxa se vino hacía donde estábamos nosotros, según la vi llegar se la saqué a Ainhoa, tumbé a Ainhoa boca arriba en la tumbona, e hice que Arantxa se pusiera en la posición del 69 con ella, cosa que hizo sin rechistar, a continuación me acerqué por detrás a Arantxa, y se la metí por el coño, luego se la saque y se la metí por culo, todo ello mientras Ainhoa me comía las pelotas, y el coño de su amiga. Gema seguía con la polla de Carlos metida en el culo, se ve que estaban muy cómodos los dos, porque se movían muy despacito, disfrutando del polvo.
Mi mujer acabó por correrse, dejó libres a los chicos que se vinieron a donde estábamos nosotros. Guillermo se metió entre las piernas de Ainhoa y se la metió en el coño, mientras Arantxa le iba chupando la polla de vez en cuenta. Carlos había levantado a Gema, sacándola la polla del culo, Rafa se tumbó en la tumbona boca arriba, Gema se sentó encima de él y se la metió en el coño, y Carlos volvió a metérsela en el culo. Yo que estaba a punto de estallar, le dije a Guillermo:
“¿Cambiamos que tengo ganas de probar el culito de Ainhoa?”
“Desde luego, así se la vuelvo a meter en el culo a la rubita” – dijo riéndose.
“¿Te estarás quedando a gusto después de lo de antes, no?” – dijo Arantxa.
“Pues la verdad es que cuando acabemos te lo digo” – contestó Guillermo.
Nos cambiamos y se la empecé a meter por el culo a Ainhoa, mientras Guillermo hacía lo propio con Arantxa. Yo no pude aguantar mucho más y acabé por correrme dentro del culo de Ainhoa. Guillermo al ver como Arantxa empezaba a limpiarla todo el semen que salía del culo de Ainhoa, se la sacó del culo se la metió a Ainhoa en la boca y empezó a correrse. Gema por su parte seguía siendo follada por Rafa y Carlos, Raquel que se había acercado a ellos, cuando se fueron a correr les dijo que se corriesen sobre sus tetas, ellos así lo hicieron, entonces Gema se lo empezó a limpiar, lamiendo hasta la última gota de semen del cuerpo de mi mujer.
Nos quedamos todos derrotados, nos levantamos, liberamos sus armas se pusieron los petos al igual que nosotros los nuestros, y salieron de allí. Yo propuse ponernos en la misma zona en la que estaban ellos, pero poniendo unas tumbonas volcadas para proteger la zona desde donde nosotros les habíamos alcanzado. Así lo hicimos y nos colocamos cada pareja a cada lado de la piscina.
Estuvimos allí esperando una media hora, hasta que apareció alguien, y estos fueron Eva, Daniela, Juan y Gabriel. Nos explicaron que María y Jesús seguían controlando el gimnasio, y que Gabriel y Yolanda se habían apoderado de la sauna, por lo que la batalla prácticamente la teníamos ganada. A ellos les habían bloqueado las armas dos veces, y la próxima vez quedarían eliminados del juego, como Gema, Raquel, Guillermo y yo, solo habíamos perdido una, les dijimos que se quedaran en la piscina ellos, y que nosotros iríamos al gimnasio a ayudar a María y Jesús, y a la sauna a ayudar a Yolanda y Gabriel. Nos pusimos en camino, cada uno por su lado. Raquel y yo, emprendimos camino del gimnasio, lo hicimos con mucha cautela, porque pensamos que nos encontraríamos a algún remanso del equipo contrario. Cuando estábamos a punto de llegar al gimnasio, nos sorprendieron por dos sitios distintos y nos atraparon.
“Joder, esto nos pasa por valientes Raquel, si nos hubiésemos quedado en la piscina, no nos hubiera pasado” – la dije a mi mujer.
“A mí me da igual, lo único que sé, es que, estos son dos parejas y nosotros solo una. Nos van a follar de lo lindo” – respondió ella. Se acercaron a nosotros las dos parejas. Eran un matrimonio de 35 años, llamados Patricia y Héctor, y una pareja muy joven, Beatriz y José de 22 años. Patricia es morena pelo liso y largo, ojos marrones, y tenía un cuerpazo, con unas tetas increíbles, su marido Héctor era muy parecido a mí, se notaba que hacía deporte para estar en forma, moreno, de mi estatura. Beatriz era pelirroja, muy delgadita, con unas tetas pequeñitas, pero con un trasero impresionante. Su novio José era un poco más bajo que nosotros, moreno y delgado, con los ojos marrones.
“Por fin somos nosotros los que cogemos a alguien” – dijeron Héctor y Patricia.
“Bueno chicos, pues estamos a vuestra disposición” – dije yo.
“Hay un cuarto de baño, en esa parte, vamos allí y así no nos molestará nadie” – dijeron Beatriz y Patricia. Les seguimos y en cuanto entramos al baño nos dijeron:
“Bueno todos a quitarse los petos”. Nos los quitamos y los chicos cogieron a Raquel, y la pusieron de rodillas haciendo que les chupara las pollas. A mí me tumbaron en el suelo, y mientras Beatriz se sentó sobre mi boca para que la chupara el coño, Patricia empezó a chuparme la polla. A pesar de la noche que llevábamos, yo estaba muy excitado, por lo que no tarde nada en volver a empalmarme, cosa que aprovechó Patricia para meterse mi polla en el coño. A mi mujer la habían levantado, Héctor se había tumbado en el suelo y sentado a mi mujer encima se la había empezado a meter por el coño, mientras se la chupaba a José que se encontraba de pie, hasta que la dijo:
“¿Te la puedo meter por el culo, Raquel?”
“¡¡¡UY!!!, que educado, claro que puedes cariño, es todo tuyo, es más, ya puedes empezar a hacerlo, que lo estoy deseando desde hace un rato” – contestó mi mujer muy solícita. El chico se puso detrás de ella, y empezó a follársela por el culo.
Yo al escuchar aquello, hice que las dos chicas se levantaran y pusieran a cuatro patas, y empecé a follármelas a las dos desde atrás.
“Como José ha preguntado, voy a hacer yo lo mismo, ¿Os la puedo meter por el culo?” – las dije.
“A mi sin ningún problema” – dijo Patricia.
“Yo prefiero que no, es que me duele un poco ya que antes de empezar la semana era virgen del culo, y me lo han dejado muy irritado” – contentó Beatriz.
“Menuda putada, claro que no me extraña que todo el que haya follado contigo esta semana, haya tratado de metértela por el culo, porque tienes un pedazo de trasero impresionante” – la contesté. Se rió un poco y dijo:
“Bueno venga, por la alabanza dejo que me la metas un poco, pero luego me la vuelves a meter por el coño, que es realmente lo que me apetece” – dijo Beatriz.
“¿Te importa que empiece con ella primero?” – la pregunté a Patricia.
“Para nada” me contestó, por lo que me puse detrás de Beatriz, la escupí un poco en la entrada del culo para refrescarlo y dilatarlo un poco metí un dedo, y luego puse mi polla en la entrada y empecé a meterla. Que gozada de culo tenía, que estrecho, me lo estaba pasando en grande, pero noté que ella sufría un poco, y se la saqué y empecé a meter por el coño, entonces es cuando ella empezó a disfrutar. Miré a Patricia que estaba esperando su turno, me levanté entonces, me puse detrás de ella, y empecé a metérsela por el culo, sin preámbulos, porque lo tenía bien dilatado, estuve dándola duro.
“AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH, vaya noche que llevó, que maravilla, seguir no paréis” – decía mi mujer. José se la había sacado del culo y se la había metido en el coño, junto con Héctor. Mi mujer no tardó en correrse, ya que aquello la encantaba. Se la sacaron los dos y José se levantó cogió a Beatriz, y se la llevó la sentó sobre la polla de Héctor que se la metió en el coño, José se puso detrás de ella, y se la metió también en el coño a su novia. Los gritos de ella, al igual que la corrida fueron espectaculares. Yo que seguía follando el culo de Patricia, no pude aguantar más y me corrí en él. Los chicos se la sacaron a Beatriz, José se acercó a Raquel, que le empezó a chupar la polla hasta que se corrió en su boca, mientras que Beatriz hizo lo mismo con Héctor. Nos pusimos los petos, y al liberar las armas, me di cuenta de que a ellos no les quedaban más recargas al igual que nosotros. Se lo comenté y me dijeron, que la partida prácticamente la tenían perdida, que muchas parejas de su equipo ya habían sido eliminadas, y que apenas habían conseguido eliminar a 6 parejas de nuestro equipo. Después de la información nos despedimos y salimos corriendo en dirección al gimnasio.
Al entrar en el gimnasio, el panorama que nos encontramos fue, a María con la polla de un chico metida en el coño y la de Jesús en el culo, mientras una chica bastante atractiva con evidentes síntomas de haberse corrido no hacía mucho, les miraba. Los saludamos, y les dejamos acabar, cosa que no tardaron en hacer, María gritando de placer, y Jesús y el chico en la boca de la novia de este. Se pusieron los petos se despidieron y nos quedamos a solas con nuestros amigos.
“Joder, estoy agotada pero no me baja la calentura, cada vez que cazamos a alguno es que me lo follo con unas ganas increíbles, nunca me había pasado esto” – decía María. El resto estuvimos de acuerdo en que nos pasaba lo mismo, que no era normal. De hecho, yo al ver a María empalada por las dos pollas me había vuelto a empalmar, y sinceramente me apetecía follarla, y Jesús a pesar de acabarse de correr volvía a estar empalmado también, y seguro que le apetecía follarse el culo de Raquel otra vez. Cuando estaba a punto de decirle a María que si me la chupaba, se bloquearon nuestras armas sin motivo aparente, miramos los frontales y ponía “GAME OVER” la fiesta se había acabado. Salimos y fuimos en dirección al salón restaurante. Por lo visto, una de las parejas de nuestro equipo había encontrado la bandera del equipo contrario, por lo que habíamos ganado el juego. Lo empezamos a celebrar entre gritos de “Campeones, Campeones”. La gente empezó a disgregarse ya que estábamos todos muy cansados, y al mirar la hora, eran las tres de la madrugada. A la mañana siguiente llegábamos a puerto, a eso de las once de la mañana, por lo que había que levantarse sobre las nueve para recoger todo. Nos empezamos a despedir de nuestros amigos, con la promesa de volver al año que viene, con María, Eva, Jesús y Luis quedamos en hablar esta semana, y tratar de vernos el fin de semana próximo en Madrid. Al día siguiente nos despediríamos de todo el mundo.
Cuando llegamos a nuestro camarote, Juan y Daniela entraron con nosotros, y nos preguntaron cuál había sido el balance del crucero. Les dijimos que había sido inmejorable, además les contamos la oferta de un posible trabajo por parte de Guillermo, lo que les alegró tanto como a nosotros. Son unas personas excepcionales Juan y Daniela. Empezaron a despedirse, y Raquel les paró en seco.
“¿A dónde vais vosotros dos? Que probablemente vamos a tardar en veros, y habrá que despedirse en condiciones” – dijo Raquel, se acercó a Juan le cogió la polla y empezó a chupársela. Yo cogí a Daniela la tumbe boca arriba y empecé a comerme su coño. Al rato estábamos los cuatro haciendo un 69. Todavía no me puedo explicar cómo podíamos seguir teniendo esas ganas de follar. Hice levantarse a Daniela la tumbe en la cama y empecé a metérsela por el coño, mientras que Juan puso a Raquel a cuatro patas y la empezó a follar desde atrás.
“Raquel, madre mía que culo tienes, lo siento mucho pero te lo tengo que follar por última vez” – dijo Juan, se la sacó del coño y empezó a metérsela por el culo. Daniela y yo nos giramos ella se puso encima de mí y se dejó caer metiéndose la polla por el culo, que despedida más cojonuda estábamos teniendo. Llevábamos un rato así, cuando Daniela le dijo a su marido:
“Juan te acuerdas la película que vimos el otro día en el cine, que la metían dos pollas por el culo a una chica”
“Sí, claro que me acuerdo. ¿Quieres probarlo cariño?” – dijo Juan.
“Es ahora o nunca” – dijo Daniela. Juan se la sacó a Raquel, se puso detrás de Daniela que estaba de cara a mí con mi polla metida en su culo, y empezó a intentar metérsela, al principio parecía no tener hueco, pero al final entro el capullo.
“Joder esto duele, para un poco Juan” – dijo Daniela. Tras un minuto parados los dos, Daniela le dijo que continuara un poco más, se la metió un poco más y paro, luego le dijo que continuara, así hasta que tuvo media polla de ambos dentro, nos empezamos a mover, pero los dos nos dimos cuenta que lo estaba pasando mal por lo que se la sacamos y empezamos una doble penetración normal, yo por el coño y el por el culo. Daniela lo agradeció, teniendo un gran orgasmo. Cuando nos levantamos, Raquel la preguntó:
“¿Muy jodido verdad?”
“Un poco no es lo mejor que he probado, pero lo mismo solo se necesita práctica” – contestó Daniela. “¿no quieres intentarlo?”.
“Uf, me parece demasiado” – dijo Raquel. Yo la miraba asustado, al final nos cargábamos su culito con lo queme gusta.
“Venga tía, sino te gusta haces como yo, que te la saquen, y a follar normal” – dijo Daniela, convenciéndola.
“Venga probaremos, pero si me duele me la sacáis” – dijo Raquel. Juan se puso debajo esta vez, Raquel de espaldas a él se la empezó a meter por el culo, y cuando la tenía dentro, llegué yo de cara a ella y empecé a intentar meterla, era complicado con tan poco espacio, finalmente conseguí meter el capullo. Raquel abrió los ojos como diciendo vaya putada esto duele, pero me dijo me esperara que le diéramos una oportunidad, al cabo de un minuto le di otro empujón y metí hasta la mitad de la polla, en un principio parecía que la dolía e hice el amago de sacarla, pero me paró diciendo:
“Espera que me acostumbro, no te pongas nervioso”. Me esperé tal y como pidió, y al par de minutos nos empezamos a mover. Parecía que disfrutaba un poco, y empezamos a movernos más rápido, poquito a poquito parece que se adaptaba a ello.
“AAAAAAAAHHHHHHH, joder como duele, pero me encanta, no paréis, seguir, OOHHH, me voy a correr, no me lo puedo creer, MMMMMMMMMMMMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE CCCCCCCCCCOOOOOOOOOOORRRRRRRRRRRRRROOOOOOOOOOOO” – dijo Raquel. Se la sacamos y yo que al final me había puesto como una moto, cogí a Daniela la tumbe boca abajo, y empecé a follarla por el culo otra vez, de la forma más salvaje que podía, hasta que me corrí dentro de su culo. Juan cuando se la sacó a Raquel, se la metió a mi mujer en la boca hasta que se corrió allí.
“Ha sido genial” – dijo Raquel, “menudo viajecito, he hecho de todo”. Yo estaba de acuerdo con ella, que habían sido las mejores vacaciones de nuestra vida. Al final nos quedamos los cuatro en nuestra cama dormidos.
DIA 8.
A las 9h de la mañana sonó el despertador que nos indicaba que teníamos que empezar a arreglarnos para llegar a puerto, y desembarcar. Daniela y Raquel se levantaron y se fueron a la ducha, cada una a su baño. Juan y yo nos levantamos a duras penas y cuando nos dirigíamos cada uno a su baño, nos fuimos a despedir con un abrazo y nuestras pollas que estaban empalmadas se chocaron, nos separamos rápidamente, nos empezamos a descojonar, y le dije:
“¿La última para acabar bien el viaje?”
“Te iba a preguntar lo mismo” – me contesto, girándose y abriendo la puerta del baño de mi camarote. Yo me fui al suyo, cuando llegué, Daniela, estaba ya dentro de la ducha y se estaba lavando la cabeza, por lo que no vio que el que entraba era yo.
“Vamos date prisa, que hay que prepararse”, dijo pensando que era Juan el que había entrado. Me metí en la ducha, y la cogí las tetas desde atrás.
“Para Juan que al final, vamos a ser los últimos como siempre” – me dijo Daniela.
“Como es Juan el que tiene que parar, no me doy por aludido” – la dije. Se empezó a reír.
“Vosotros dos estáis muy salidos” – me dijo. “Anda haz lo que tengas que hacer, que vamos a llegar tarde los cuatro dando el cante”. Se la puse en la entrada del coño y empecé a follármela desde atrás, a muy buen ritmo. Ella empezó a gemir también.
“Me vas a hacer correr hasta el último momento cabrón, AAAAAAAHHHHHHHHH” – me dijo. Yo empecé a darla más duro. Cuando notó que me iba a correr me dijo:
“Córrete fuera”. La hice caso, se la saqué y me corrí en sus nalgas. Nos terminamos de duchar, nos secamos, y nos despedimos.
“Muchas gracias por todo, ha sido un viaje genial, y un final de fiesta fantástico” – la dije, dándola un beso, y abriendo su toalla para despedirme de sus tetitas con un beso también.
En el otro baño, la situación fue parecida, Juan al entrar se encontró a mi mujer, con el pelo enjabonado, y que le decía prácticamente lo mismo, que se diera prisa que íbamos a llegar los últimos.
“Pues no sé si Jorge será el último, pero yo sí que voy a ser el último en follarte en este barco” – dijo Juan. Raquel se empezó a reír.
“Sois incansables, venga date prisa que al final llegamos tarde y verás, ¿Qué quieres coño o culo?” – dijo Raquel.
“Puestos a elegir, los dos” – contestó Juan.
“Vale pero date prisa” – dijo mi mujer, abriéndose de piernas. Juan que estaba de espaldas empezó a metérsela por el coño, y a las 3 o 4 embestidas se la sacó y empezó a metérsela por el culo, dándola bien fuerte.
“Menudo culo tienes Raquel, como lo voy a echar de menos” – dijo Juan.
“Tendréis que venir a Madrid de vez en cuando, a partir de ahora, SSSSSSSIIIIIIIIIII, sigue, que buena polla tienes Juan, dame duro”. Acabó corriéndose Raquel, y Juan se la sacó del culo, y empezó a correrse en la entrada de su culo. Se terminaron de duchar, se secaron y se despidieron.
Cuando yo abrí la puerta del baño de Daniela, Juan estaba entrando en su habitación.
“Bueno tío vamos a vestirnos y luego nos despedimos”, le dije estrechando su mano.
Nos vestimos cogimos las maletas y nos dirigimos a la sala de principal donde estaban el resto de amigos, los abrazos, besos de despidas y promesas de llamarnos y quedar se sucedían por todos lados. María y yo le dimos nuestro teléfono a Guillermo que vino a pedírnoslo para mirar la posibilidad de ofrecernos un trabajo. Yo me acerqué a Lourdes y la di las gracias por todo, mientras la daba los dos besos de despedida de rigor tocándola el culo.
“Te tengo que pedir un último favor” – me dijo Lourdes, yo me quedé bastante extrañado.
“¿Qué pasa?” – la pregunté.
“¿Vais a Madrid en vuestro propio coche, no?” – me preguntó. La contesté que sí con un gesto.
“¿Os podríais llevar a Edgar y Rosario, que también van a Madrid?, y si no van a tener que pagar el tren o el autobús, pero a ellos les da corte pedíroslo” – me contó Lourdes.
“Sin ningún problema, pero como les puede dar corte preguntarnos eso” – la dije.
“No lo sé chico, quizá crean que se aprovechan, yo que sé” – me dijo.
“Diles que están tardando en venir con nosotros, que les esperamos aquí” – la dije. Se fue a buscarlos, y vinieron con su maleta. En cuanto les vi, les dije:
“Parece mentira, que os de vergüenza preguntarnos algo así. Anda vamos, que, que, que, me tenéis contento”. Se empezaron a reír y se vinieron con nosotros.
Desembarcamos, nos dirigimos al aparcamiento donde habíamos dejado el coche y nos metimos en él, para volver a Madrid, donde continuaran nuestras aventuras, con nuestros amigos del mejor crucero que se haya hecho jamás.
Fin.
2 comentarios - El crucero del Sexo. 3º Parte y Final