Es un relato muy largo, pero les recomiendo que lo lean. Vale la pena. No tiene desperdicio.
A disfrutar y espero que les haya gustado mi aporte !!!
A disfrutar y espero que les haya gustado mi aporte !!!
Fuente: Todorelatos.com
DIA 1.
Somos una pareja de 30 años ella y 33 años el, que nos gusta disfrutar del sexo y de nuestra sexualidad, y llevamos 3 años realizando intercambios de pareja. Nuestros nombres son Raquel y Jorge. Raquel es una mujer que desde mi punto de vista es muy atractiva, es bajita (1,63m) pero muy bien proporcionada, morena, delgada con buenas tetas cuyas aureolas rosaditas me encanta comer, un culo respingón que es una delicia follarse, y una cara angelical con unos ojos negros que son mi perdición. En cuanto a mí, pues no soy el más guapo del mundo pero me mantengo relativamente en forma, ya que los años no pasan en balde, mido (1,78m) soy moreno, de ojos marrones, y con una polla de 19cm que dicen no manejo demasiado mal.
Mi mujer a través de una página de contactos en internet conoció a una pareja de la costa española, con la que hemos realizado diversos juegos a través de la webcam, pero que nunca nos habíamos visto en persona, ya que nosotros no nos pudimos desplazar a su ciudad, ni ellos a la nuestra. Sus nombres son Juan y Daniela de 28 años ambos. Daniela mide (1,70m) delgadita, rubia ojos marrones, y unas tetas de impresión, en cuanto al culo desde mi punto de vista le falta un poco de chicha. Juan es más alto que yo (1,85m) moreno, ojos marrones, se mantiene en forma ya que acude regularmente al gimnasio, en cuanto a la polla según me han dicho ellos mismos ya que no tengo la más mínima intención de medírsela, es de 21cm.
La primavera pasada en una de nuestras conexiones, nos informaron que a mediados de Julio había un crucero para parejas liberales, ellos lo habían hecho el año anterior donde lo pasaron de fábula, y nos propusieron ir con ellos este año. Mi mujer y yo, lo estuvimos hablando durante un par de semanas y al final decidimos aceptar su invitación, incluso después de que yo, gracias a esta maldita crisis me quedara en paro al quebrar la empresa donde trabajaba, junto un mes antes de dicho viaje, por lo que estuvimos a punto de anularlo. Tanto Daniela como Juan me dijeron, que me serviría para alegrarme y relajarme, ya que no lo estaba pasando muy bien.
Llegó la fecha de emprender el crucero, mediados de Julio como ya había dicho, quedamos con Daniela y Juan directamente en el puerto, ya que nosotros teníamos que viajar desde Madrid. Conocernos personalmente fue una gran alegría, ya que habíamos hecho muy buena amistad a través de la webcam. Mientras embarcábamos nos estuvieron explicando más detalladamente las normas del crucero, en general eran las siguientes:
- El crucero duraría 8 días, en los que no se pararía en ninguna otra ciudad hasta el regreso.
- Al tratarse de un ambiente liberar, el crucero era nudista, como no se iba a necesitar mucha ropa cada pareja solo podía llevar una sola maleta, con la ropa necesaria para el embarque y el desembarque.
- A las 2 horas de salir de puerto, ya se podía practicar el nudismo sin problemas, al estar más alejados de la costa.
- El número de parejas que asistían al crucero era de 36, y todas ellas, dispuestas a practicar el sexo sin tapujos. El funcionamiento era de la siguiente forma. Si querías practicar el sexo con otra persona se lo preguntabas educadamente, y siempre desde el máximo respeto a la otra persona y a su pareja.
Una vez dentro del barco la tripulación nos indicó que una vez saliésemos de puerto, y para diferenciar a los pasajeros de la tripulación estos llevarían unas muñequeras blancas y negras durante sus horas de trabajo. Durante sus horas libres serían y podrían comportarse como cualquier otro pasajero, lo cual, me alegro bastante ya que el personal femenino que se divisaba prometía mucho. Sobretodo Lourdes una pelirroja a la que se le presagiaban unas tetas impresionantes, la mar de simpática y que indicaba a las parejas cuales eran sus camarotes, y de la cual Juan ya me había informado. Lourdes nos volvió a explicar un poco por encima las normas, aunque la dijimos que ya nos las habían explicado. Nos informó que el barco zarparía sobre las 18h, y que a las 21h se celebraría una cena en el salón principal.
Una vez pasado el trámite del embarque, nos dirigimos a nuestros camarotes, que estaban contiguos, y para nuestra sorpresa tenían una puerta que los comunicaba. Daniela y Juan, se fueron a su camarote ya que nosotros queríamos desnudarnos, refrescarnos, y ducharnos debido al viaje en coche desde Madrid. Yo si soy completamente sincero lo que me apetecía era coger a Daniela y pegarla un polvo, que tanto sexo por internet sin poder tocarla me tenía con un calentón de la leche, sobre todo después de haberla visto en vivo y en directo. Nada más entrar en el camarote y con el calentón que llevaba nos desnudamos, guardamos las cosas en la maleta y empecé a meter mano a mi mujer, la cual también iba bastante entonada. Cuando nos dirigíamos al baño para empezar nuestros juegos sexuales allí, llamarón a la puerta que comunicaba ambos camarotes, la cual no tardé ni tres segundos en abrir esperando encontrarme a Daniela en pelotas. Y allí estaba, Juan con su polla mirando al cielo al igual que la mía, y que me preguntaba:
“¿Me cambias la ducha?” – lo cual acepte rápidamente, ya que, cuando miré a mi mujer vi que no apartaba la vista de la polla de Juan. Me metí en su habitación, mientras él, cogía a mi mujer y la metía en nuestro baño. Una vez dentro de la habitación me encontré con Daniela que todavía no estaba en ropa interior y estaba guardando las cosas. Yo que quería verla desnuda, me acerqué a ella, y la dije:
“Te ayudo, con esto”. Y empecé a desabrocharla el sujetador, y la bajé las bragas. Ella cogió la ropa, la guardo en la maleta, y la metió en el armario, y me dijo:
“Como venimos Jorge, llevaras las pelotas cargaditas, pensando todo el día en el polvo que por fin nos vamos a pegar tú y yo”.
“Pues imagínate, toca si quieres” – la dije, señalándome la polla, nos metimos en el baño, y dicho y hecho, sin más preámbulos me agarro la polla y se la engulló, madre mía cada vez que me acuerdo de aquello, que forma de comerme la polla, parecía que no hubiese desayunado ni comido en todo el día. Yo por mi parte me dedique a cogerle bien ese par de tetas que tiene. Nos metimos en la ducha, para quitarme sobre todo yo el sudor del viaje, allí dentro yo no podía más, la puse de cara a la pared, me agarre a sus tetas y la clave la polla desde atrás, que ganas de follármela tenía, que chochito más jugoso. Estuve bombeando un buen rato, pero cuando vi que corría el peligro de correrme, se la saque, ya que no quería acabar tan rápido. Me agache, la levante una pierna y empecé a comerla el coño.
“Eso cómeme el coño, joder, que ganas tenía de que por fin lo probaras, ¿te gusta cómo sabe?” me decía. Así estuve entretenido hasta que se corrió. Salimos de la ducha y nos fuimos a la cama, para estar más cómodos.
Mientras tanto en la otra habitación, nada más meterse en el baño, mi mujer se arrodillo y se comió la polla de Juan.
“Que ganas tenía de probar esta polla” – cosa que me consta ya que no hacía más que repetirlo en el coche, durante el viaje desde nuestra ciudad.
“Pues es toda tuya Raquelita, pero ahora cambiamos que yo también tengo unas ganas tremendas de comerme ese coñito y ese culito tan impresionante que te gastas reina”.
Tras unos minutos en los que mi mujer le hizo un trabajito descomunal a Juan, este tuvo que apartarla para no correrse, la sentó en la taza del wáter la abrió de piernas y empezó a comerla el coño.
“Si cómeme el coño, Juanito, uuuuffff, que bueno, no pares, eso mueve la lengua” – le decía mi mujer.
Raquel tuvo un orgasmo bestial, se metieron en la ducha y en la misma postura que lo hice yo con Daniela, Juan se dedicó a follar a mi mujer hasta que se corrió sacándosela y derramando su esperma en su glorioso trasero. Se lavaron, se secaron y se fueron a la cama.
Daniela y yo tras secarnos, también nos habíamos ido a la cama, me tumbe boca arriba y ella no tardo ni dos segundos en sentarse sobre mi polla y metérsela hasta el fondo, ya que seguía con mi herramienta mirando al cielo, estuvimos follando mientras yo la comía las tetas hasta que ya no me pude aguantar más, se agachó se comió mi polla y toda la leche que salió de mis pelotas, que no fue poca os lo puedo asegurar.
“Te ha gustado mi sabor” – la dije.
“Me ha encantado, además es que no quería que se mancharan las sabanas tan pronto, JEJEJE”- me dijo Daniela, con una sonrisa pícara y limpiándose algunas gotas de leche que se la habían salido de la boca.
Que pedazo de mujer, que cuerpo que simpática y que manera de follar. Nos relajamos un poquito, puesto que queríamos continuar con la sesión de sexo.
En la otra, habitación mi mujer y Juan nada más llegar a la cama empezaron haciendo un 69, y cuando ya estaban a tono, Juan le pregunto a mi mujer:
“¿puedo follarte por el culo? Que tengo una ganas de la leche”
“De leche es de lo que me vas a llenar el culo. Claro que puedes follarme el culo, pero con cuidado que tu polla es un poco más grande que la de Jorge, primero prepáramelo un poquito” – le contestó Raquel.
“Tus palabras son órdenes para mí” – dijo Juan.
La puso a cuatro patas y empezó a prepararla el culo, empezó metiendo un dedo, luego dos, y llegó a meterla tres deditos en ese delicado agujerito. Cuando la tuvo suficientemente dilatada, se colocó detrás de ella, y empezó encularla.
“AAAAAHHHHHH, SSSSSSSIIIIIII, fóllame el culo, sí que bueno, que grande la tienes, no pares” – le decía mi mujer.
Los gritos fueron en aumento hasta que los oímos, Daniela y yo, que ya habíamos empezado nuestra segunda sesión con un glorioso 69, las mamadas de polla que me estaba haciendo esta mujer.
“Que cabrón ya se me está follando a Raquel por el culo” – dije yo, nos empezamos a descojonar los dos.
“Si, tú no te rías mucho que obviamente, yo también tengo ganas de follarme tu culito” – la dije a Daniela, empezando a meterla un dedito en él.
“Es todo tuyo, además tu polla es un poco más pequeña que la Juan por lo que lo disfrutaré más, pero espera vamos, al otro camarote con ellos” – me dijo Daniela, sacándose mi polla de la boca y levantándose de la cama. Yo me levanté también y nos dirigimos al otro camarote.
Al llegar nos recibieron los gritos de mi mujer, pero al estar de espaldas a la puerta no nos vieron entrar. Por lo que se sorprendieron cuando le dije a Juan:
“Ya te me la estas follando por el culo, ¿a que es impresionante?”
“Tú lo has dicho tío, es una maravilla, uuuuuuuffffffffff, no creo que aguante mucho más” – me contestó Juan, mientras la agarraba de las nalgas a mi mujer.
“Oye, oye, que el mío tampoco está nada mal” – dijo Daniela dándose un par de azotes, nos reímos los cuatro, y tumbe a Daniela boca arriba en la cama empezando a aplicarla el mismo tratamiento a su culo, que el recibido anteriormente por mi mujer.
De anteriores orgías en las que habíamos participado por separado, tanto Daniela como Raquel, habían tenido escarceos lésbicos, aunque no es lo que más las gusta hacer. Aclarando este punto, Daniela se metió debajo de mi mujer y empezó a comerla el coño, mientras mi mujer hacía lo propio con el suyo. Yo mientras tanto empecé a follarme el culo de Daniela, en esas estábamos yo alternaba el culo de Daniela con la boca de mi mujer, y Juan hacia lo mismo con la boca de su mujer y el culo de Raquel. De repente, Raquel se salió del cuarteto, tumbo a Juan boca arriba en la cama y se sentó a cuchara sobre los 21cm de polla de Juan.
“Cariño que tal si me metes tu polla por el coño, necesito que me folléis a la vez” – dijo Raquel. Yo que sabía que la encantaba, la miré sonriendo y la dije:
“Si Daniela no tiene inconveniente, yo encantado”
“Por mí no hay problema, siempre y cuando, dejes que luego reciba yo el mismo tratamiento” – dijo Daniela mirando a Raquel.
“Eso está hecho” – contestó mi mujer.
Le saqué la polla a Daniela, y me dirigí hacía mi mujer a la que penetré por su coño. Los AAAAAAHHHHHHHHH, seguir no paréis, se repetían constantemente. Hasta que finalmente Raquel se corrió.
“Que gustazo me encanta, que 2 tíos me follen a la vez, que pena no hacerlo más a menudo” – nos informó mi mujer a todos.
Se levantó y la dijo a Daniela: “Tu turno reina” señalando nuestras pollas.
Daniela se levantó, y se sentó de cara a su marido, metiéndose la polla de Juan por el coño, yo me puse por detrás y la penetré el culo, así estuvimos follando, Daniela se corrió y nosotros ya no pudimos aguantar más, yo se la saque del culo, y se la metí en la boca a mi mujer que se tragó hasta la última gota.
“Pero que bien sabe mi amorcito, y que bien alimentada me tiene” – dijo Raquel.
Juan por su parte hizo lo mismo que yo con su mujer, la cual, hizo un comentario parecido al de Raquel. Una vez terminada la sesión de sexo, estuvimos hablando y comentando la jugada. Nos volvieron a insistir en que lo íbamos a pasar genial. Así se nos pasó el resto de la tarde, nos fuimos a duchar para ir limpitos a la cena de bienvenida al crucero.
Mientras nos duchábamos, le comenté a mi mujer lo bien que me lo había pasado follando con Daniela, y ella también me dijo que había disfrutado follando con Juan una barbaridad, y que son una pareja encantadora y muy divertida.
Cuando terminamos de ducharnos, salimos al pasillo para ir al salón comedor, Juan y Daniela salieron casi al mismo tiempo que nosotros. Por el pasillo y las escaleras, nos empezamos a cruzar con otras parejas, y la verdad aquello prometía mucho. Yo por mi parte, iba tan obsesionado en ver desnuda a Lourdes, la chica de la tripulación encargada de las relaciones públicas con el pasaje, que no me di cuenta de que un poco más delante de nosotros iba una pareja a la que conocíamos bien.
Al llegar al comedor, nos recibió Lourdes, y la descripción que me había hecho Juan, no la hacía justicia, ¡¡QUE PEDAZO DE MUJER!! Me empalme en menos de diez segundos, nada más verla. La cara de gilipollas que debí de poner fue tremenda, porque cuando vio mí cara, me dijo:
“Se ve, que te gusta lo que ves Jorge”.
“La verdad es que sí, menuda belleza estás hecha, Juan me lo había dicho, pero se ha quedado corto con sus alabanzas” – la contesté.
“JAJAJA, bueno como a Juan me lo tiré el año pasado, trataré de hacerte un hueco a ti este año” – dijo Lourdes, mirándonos a los dos.
“Por favor, hazme ese hueco sin falta” – la dije rápidamente.
A lo que Juan protesto: “¿Este año no voy a follar contigo Lourdes?, pero si he venido solo por eso”.
“Veré que puedo hacer” – es todo lo que pudo prometernos.
Que empalmada me llevaba a la mesa donde nos habían dicho que nos sentáramos, y justo en la mesa de al lado es cuando nos percatamos de quienes eran esa pareja que iba un poco por delante de nosotros. Se trataba de María, mi compañera de trabajo, bueno ex compañera, la sorpresa fue mayúscula, y un poco incómoda o extraña, como la queráis llamar. Ella pegó un grito y trató de taparse las tetas y él coño, mi mujer tres cuartas partes de los mismo, su marido Jesús y yo, nos tapamos las pollas todo lo que pudimos, porque los dos llevábamos una erección considerable que era imposible ocultar. Además, venían con dos amigos suyos, Eva y Luis, con los que también hemos salido alguna que otra vez, que al oír a María, se giraron y al vernos tuvieron la misma reacción que nosotros, trataron de tapar lo que no se podía.
Os los describiré, María era la tía buena que tiene toda empresa, 26 años, alta (1,78m), rubia media melena ondulada, tetas perfectas y muy bien puestas, un culo redondito, ojos color miel, vamos un señor PIBON. Y su marido Jesús, tres cuartas partes de lo mismo, 30 años, alto (1,84m) rubio ojos azules, y deportista. Cuando salíamos con ellos de copas, luego llegábamos a casa y acabamos fantaseando que follábamos con ellos.
Sus amigos, Eva y Luis eran parecidos. Eva era morena, 26 años, era amiga de la escuela de María, ojos azules, más bajita que María (1,70m), unas tetas pequeñitas pero en su justa medida, para agarrarte bien a ellas. Luis su marido, tenía 28 años, era igual de alto que yo, rubio oscuro, con los ojos marrones, y bastante en forma, ya que había practicado balonmano en el colegio, y eso le había hecho mantenerse en forma desde entonces.
“¿¿¿Pero tú qué coño haces aquí???” – me dijo María.
“Pues, pues…. “– no sabía que decirla, al final opté por la verdad.
“Mira pues hace tiempo que practicamos intercambio de parejas, y estos amigos que habíamos conocido, nos hablaron de este crucero y decidimos venir. ¿¿¿Y vosotros??? Anda explícate tu también” – dije yo, empezando a sonreír, en plan burlón, tratando de quitar tensión al ambiente. Empezaron todos a sonreír, y me contestó:
“Nosotros más o menos lo mismo, empezamos a hacer intercambio no hace mucho la verdad, y fue por casualidad con Eva y Luis. Luego surgió la posibilidad de venir al crucero y aceptamos, ya que nos parecía muy excitante”.
“Entonces hemos venido todos a lo mismo ¿no?, a tratar de pasarlo bien y tener sexo, sin tapujos y sin restricciones” – dijo Raquel.
“Si, la verdad es que es así” – contestaron Jesús y María.
Entonces poco a poco todos empezamos a descubrir nuestros cuerpos, nos relajamos y pudimos contemplar los cuerpos desnudos unos de otros, les presentamos a nuestros amigos y saludamos a los suyos. Las dos parejas que compartían mesa con ellos nos cambiaron el sitio y nos sentamos todos juntos. Nos estuvimos contando como nos habíamos iniciado en esto del intercambio de parejas, sexo libre, como lo queráis llamar, y nuestras historias coincidían bastante. Finalmente fue Juan, quien hizo el comentario que a todos se nos había pasado por la cabeza:
“No es por nada, pero encontrarte en este sitio a un/a compañero/a de trabajo, que no sabes que frecuenta el ambiente liberal, tiene que dar mucho morbo, y si encima está tan buena como María, seguro que más”.
“La verdad es que sí, solo tendríais que ver como tengo la polla ahora mismo” – le conteste, pero por la cara que puso Jesús, no me pareció que le gustara la idea de que le pidiera follar a su mujer.
“Verás Jorge, la idea de que te folles a María, no me atrae mucho ahora mismo. Sé que puede parecer estúpido, pero habéis tenido una relación totalmente ajena a este mundo y encima en un ambiente laboral, y no sé, no me sentiría cómodo con la situación.” – comentó Jesús.
“Lo entiendo perfectamente, sino queréis no insinuaré nada, ni la propondré nada” – le conteste.
Ni María, ni mi mujer se pronunciaron al respecto lo que me dio ciertas esperanzas. El resto de la cena transcurrió con normalidad, y yo con un empalme de campeonato. Cuando acabó la cena y nos levantamos para irnos, todo el mundo se fijó en el empalme que llevaba. Y Lourdes cuando salíamos, las dijo a las chicas:
“Vais a tener que hacer algo con él, no le dejéis que se vaya a dormir así el pobrecito”.
“Si te quieres encargar tú, yo no tengo ningún problema” – la contesté.
“No seas tan rápido cobra, que todo se andará” – fue su respuesta final, y mi desesperanza.
“Tranquila que si a Raquel no la importa, yo me encargo de él” – dijo Eva la amiga de María para sorpresa de todos. Yo el mayor de todos, ya que, tampoco había hablado mucho con Eva esa noche.
“Por mi encantada, siempre que me dejes a Luis un ratito, que también lleva lo suyo” – contesto mi mujer. Y es que era muy difícil no ir empalmado con tanta belleza suelta.
Finalmente decidimos que Eva se vendría a nuestro camarote mientras que Raquel se iría al suyo, ya que, la habitación de Eva y Luis comunicaba con la de María y Jesús, y no queríamos malos rollos. Cuando llegamos a nuestro camarote, Juan muy gustosamente se ofreció a ayudarme con Eva, a lo cual les dije que dependía de ella.
“Todo se andará” – dijo Eva, sonriéndole y metiéndose en mi camarote.
Cuando nos quedamos solos en la habitación, la pregunté qué porque quería follar conmigo, a lo que me contestó:
“Es que Jesús, va de muy liberal, pero es un poco moro y me jode, porque ya nos ha pasado alguna vez con él, que él quiere follar conmigo, y yo como me gusta el sexo no tengo problema, pero cuando Luis se pone a follar con María, se nota que le molesta, aunque trate de disimularlo. Y de esta manera quería hacerle ver, que tanto Luis como yo también os conocemos de otro ambiente, y no pasa nada por follar, que se trata de sexo solamente. Además, seguro que si tiene oportunidad, se pasará a follar con Raquel”.
“Pues sinceramente, creo que tienes razón, esa impresión he tenido con la respuesta que nos dio durante la cena. También te digo, que con él, me he llevado genial siempre y que no tengo ningún problema y no quiero tenerlo por esto. Que quiere follar con Raquel, que lo haga sin problemas, con un poco de suerte le entraran remordimientos y me dejará follar con María, que menudo calentón me ha pillado cuando os he visto a las dos. El veros desnudas ha sido una de las mejores y más gratas sorpresas que he tenido en mi vida” – la contesté yo.
“No, si todavía se te nota. Madre mía menudo empalme llevas, te tiene que doler y todo” – me dijo Eva.
“Doler todavía no, y si lo aliviamos mucho menos” – dije yo, insinuando que si me la chupaba acercándome a donde estaba ella.
“Eso, que hemos venido a follar no a hablar”. Y dicho esto, según estaba sentada en la cama y yo de pie enfrente de ella, me cogió la polla, y me la empezó a chupar muy lentamente, con dulzura, disfrutando del momento, y mirándome a los ojos.
“Espera un momento, me tumbo en la cama y hacemos un 69, que tú también tienes que disfrutar” – la dije,
“Hombre, pues estoy de acuerdo” – me agradeció dándome un beso en la polla y levantándose para dejarme tumbarme en la cama. Ella se puso encima, y sin prisas saboreando cada milímetro el uno del otro, nos empezamos chupar el coño y la polla.
“Joder tío, sí que la tienes dura, ¿de verdad que no te duele?” – me dijo Eva.
“De verdad” – la contesté
“Métemela anda, que la voy a sentir pero bien con lo dura que está” – me pidió.
La tumbe en la cama, la abrí de piernas y la penetré poco a poco, no me costó nada entrar en ella, entre lo empalmado que estaba yo, y lo mojada que estaba ella. Me la empecé a follar despacio, incrementando el ritmo poco a poco. Cambiamos de posturas varias veces, y la verdad es que lo pasamos genial. Por último, la pedí una última cosa:
“Eva ¿has hecho anal alguna vez?”.
“Si, pero no me entusiasma demasiado” – me contestó.
“¿Me dejarías probar?” – la medio supliqué.
“Bueno pero con cuidado y si me duele lo dejas” – me dijo ella, aceptando mi propuesta.
“De acuerdo” – la aseguré.
La tumbe boca arriba y mientras la comía el coño en plan salvaje, la iba dilatando el culito. En el transcurso, tuvo un orgasmo, lo cual creo que me dio vía libre. Me puse detrás de ella, y empecé a penetrarla, el capullo entro sin problemas, el resto costo un poco meterla entera. Cuando llegué al final, me paré y esperé a que su culo se adaptara a mi polla, y poco a poco empecé el mete saca, y para mi sorpresa y creo que también la suya empezó a disfrutar, gimiendo cada vez más alto, tanto, que alerto a Daniela y Juan, que se pasaron a ver el espectáculo. Daniela empezó a comerle la polla a Juan allí mismo, aquello terminó de calentarme del todo y me corrí dentro del culo de Eva, mientras Juan lo hacía en la boca de su mujer.
“Ha sido genial, muchas gracias Eva” – la agradecí yo a Eva.
“Gracias a ti, Jorge, me he corrido dos veces. Esto lo vamos a tener que repetir más veces cuando volvamos a Madrid” – me contestó.
“Eso está hecho, y vosotros dos que ¿disfrutando del espectáculo?” – les dije a Juan y Daniela, que seguían allí, como meros espectadores.
“Desde luego, estábamos entretenidos en nuestro camarote, y al oír jaleo, hemos venido a acabar la faena en compañía, y por si necesitabais ayuda” – me contesto Daniela mientras sonreía.
“Bueno Eva, si quieres mañana antes de ir a desayunar, te pasas por nuestra habitación y te enseño lo que son 3cm más de polla” – dijo Juan descojonándose de mí por tener la polla un poco más pequeña.
“Te tomo la palabra, en cuanto me despierte voy para allí” – contestó Eva, riéndose también.
Y con esas nos fuimos a dormir todos y a descansar de un día realmente agotador.
En la habitación de Eva y Luis, entraron Raquel y Luis, María y Jesús se fueron a la suya, nada más entrar Raquel se sentó en la cama, y esperó a que Jesús se acercara.
“Joder que pedazo de culo que tienes Raquel, siempre lo he intuido cuando quedábamos en Madrid y llevabas los vaqueros, pero es incluso mejor de lo que me había imaginado” – le dijo Luis a mi mujer.
“Muchas gracias hombre, si te portas bien incluso te dejaré que me lo folles” – le dijo
Dicho esto, él se tumbó boca arriba y ella se puso encima en la posición del 69, poco después Raquel estaba tan caliente que se desplazó para adelante, y se sentó abierta de piernas sobre la polla de 19cm de Luis, empezando a votar frenéticamente, y es que, cuando mi mujer se calienta, la gusta el sexo muy duro. Y Luis la ponía de verdad, ya que, en alguna ocasión me había dicho que no la importaría follárselo. Cuando estaban en mitad del polvo, y tal y como Eva dijo que ocurriría, aparecieron en la habitación Jesús y María con la intención de unirse a la fiesta.
“Que os gusta el espectáculo” – dijo mi mujer.
“Si para que te vamos a engañar, Raquel, es más me podrías chupar la polla mientras te follas a Luis” – dijo Jesús subiéndose a la cama y plantándole su polla de 17cm delante de la cara a Raquel.
“Yo te la chupo, y te follo todo lo que quieras, pero si Jorge y María acaban follando no te cabrees, y si quieres que la gente te respete tienes que respetar. Sé que Jorge siendo como es, no va a intentar nada con María, pero si se tercia y acaban follando, aquí hemos venido todos a disfrutar del sexo, que nadie se va a enamorar de nadie, que lo sepas” – le dijo mi mujer.
“Eso le he dicho yo, antes de venir aquí” – dijo María.
Tras aclarar las cosas, mi mujer empezó a comerle la polla a Jesús, mientras que María también se subió a la cama y se sentó en la cara de Luis. Luego mi mujer se salió de Luis y María se bajó y se metió la polla de Luis por el coño de cara a él. Jesús puso a 4 patas a mi mujer y se la metió por el coño. Estuvieron cambiando de posturas y de pareja, hasta que Luis dijo:
“Raquel me habías prometido algo si era bueno, y hasta el momento me he portado de fábula.”
“Tienes razón ven aquí” – le indicó mi mujer.
Raquel se subió encima de Luis a cuchara, y se la metió lentamente en su precioso culito.
“OOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHH, que pasada, que pedazo de culo que tienes” – dijo Luis.
“¿Me dejas a mí más tarde hacer lo mismo Raquel?” – dijo Jesús, mientras se follaba a María.
“Tu deja de follarte a tu mujer y métemela en el coño” – contestó mi mujer.
“Joder con Raquelita, y parecía tonta, eso lo voy a tener que probar yo también” – dijo María.
Jesús se puso encima de Raquel, y se la folló por el coño mientras Luis tenía su polla ensartada en el culo de mi mujer.
“AAAAAAAAAHHHHHHHHHH, como me gusta la doble penetración joder, que bueno, no paréis, moveros, SSSSSSSSIIIIIIII, joder, SSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII” – no paraba de decir mi mujer. Cambiaron de posición, Luis se la metía por el coño mientras Jesús la follaba el culo. María mientras tanto, se había ido a coger un consolador para prepararse el culo, para su sesión.
“Parar que me voy a correr y María también quiere lo suyo” – dijo Jesús, mirando a María que ya tenía medio consolador metido en el culo.
“Eso pobrecita mía, venga tu turno” – dijo Raquel, quitándola el consolador de las manos. María se levantó, tumbo a su marido boca arriba y se sentó de cara a él metiéndose su polla por el coño.
“Bueno Luisito, mi culito es todo tuyo” – le dijo María a Luis.
“Pero que ganas que tenía de follármelo. ¿Sin problemas Jesús?” – preguntó Luis a Jesús, sabiendo que ha este no le molaba que otro tío, la follara por el culo.
“Todo tuyo colega, aunque a veces, me cueste enterarme de las cosas luego entro en razón” – dijo Jesús.
Luis se la metió de un solo golpe, de las ganas que tenía de follarla el culo a María.
“Tranquilo Miura” – le dijo María, “poquito a poco”.
Estuvieron follando casi toda la noche, primero se corrieron en el culo y el coño de María, y tras reponerse lo hicieron en el de Raquel, ese es el motivo de que al día siguiente no se despertaran hasta casi la una del mediodía.
DIA 2.
A la mañana siguiente me desperté sobre las 11 de la mañana, no soy muy dormilón la verdad, Eva todavía dormía, me fui al baño a ducharme. Estando en la ducha Eva entró en el baño, ya que la desperté con el ruido del agua de la ducha.
“¿Qué tal has dormido?” – la pregunté.
“De maravilla, gracias. ¿Habrá que ir a desayunar no?” – me preguntó.
“Mujer tú la leche la tienes en la habitación de al lado, según le prometiste ayer a Juan” – la dije riéndome a ver como reaccionaba.
“Es verdad, se me había olvidado, ¿vienes conmigo?” – me preguntó.
“Si como no, me seco y voy para allí” – la dije
Eva me estaba esperando sentada en la cama, pasamos al camarote de Daniela y Juan que estaban completamente dormidos. Eva me hizo el gesto de silencio, y me susurro, que no hiciera ruido. Se agacho, y me empezó a comer la polla, para mi sorpresa. Yo la miraba divertido, y ella mientras se partía de risa mientras me comía la polla, cuando la tuve bien dura se puso de pie y me dijo, me susurro:
“Vamos a darles una sorpresa, fóllate a Daniela mientras está dormida, que yo le como la polla a Juan”.
Daniela estaba boca abajo, me acerqué, la separé las piernas y me situé entre ellas sin moverla bruscamente para follarla sin despertarla todavía. Eva cogió la polla de Juan y se la empezó a chupar, esa fue la señal para que yo empezara a penetrar a Daniela, no tardaron en despertarse y cuando se dieron cuenta de lo que pasaba nos empezamos a descojonar Eva y yo, y no pudimos seguir con la follada.
“No paréis” – se quejó Juan.
“Venga rey, que te prometí un regalito” – dijo Eva y empezó a chupársela de nuevo. Yo me salí de la cama y me dediqué a contemplar el espectáculo, mientras me masturbaba. Daniela se desperezó del todo y se vino conmigo, donde me la empezó a chupar.
“Follaros a Eva los dos” – dijo Daniela. “¿has hecho una doble penetración, alguna vez Eva?”
“No” – contestó Eva.
“Pues pruébala, si ayer te lo pasaste bien con el anal, la doble es impresionante” – la dijo Daniela.
“Vale, pero tened cuidado, no me hagáis daño, que el culo lo tengo sensiblero” – nos dijo Eva.
Yo deje que Juan preparara a Eva, la puso a cuatro patas y se la follo por el coño, luego empezó a dilatarla el ano, y siguiendo la misma táctica que yo, el día anterior, se lo follo despacito. Eva empezaba a cogerle el gusto al anal, ya que volvía a disfrutar de lo lindo. Yo mientras tanto me follaba a Daniela a lo perrito.
“Bueno yo creo que estoy lista, ¿vamos a ello?” – nos preguntó Eva, bastante cachonda pensando en la doble penetración, que la íbamos a hacer.
Juan se tumbó boca arriba y Eva se sentó encima de él metiéndosela en el coño, como Juan tiene la polla más grande, él se la metería por el coño, y yo se la metería por el culo. Fui entrando poco a poco. Al principio, parecía no disfrutar mucho, pero de repente, empezó a mojarse, y a correrse.
“Qué bueno es esto, que pasada, AAAAAAAAHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSIIIIIIIIII, que maravilla, seguir, no paréis, por favor”. Estuvimos follándola los dos hasta que nos corrimos en su cara, dejándola perdida con nuestra leche. Nos duchamos otra vez para salir a cubierta limpitos, y fuimos al restaurante a desayunar. Después nos fuimos a la piscina, allí había parejas follando en las tumbonas, incluso alguna que otra mamada al borde de la piscina. Nos encontramos a las parejas que nos habían dejado el sitio, en la cena de la noche anterior. Eran muy jóvenes 22 años los cuatro, eran amigos de toda la vida, y por lo visto lo compartían todo desde muy pequeños. Quedamos con ellos, en montar alguna fiestecilla algún día. Uno de ellos, que era muy simpático y extrovertido, no hacía más que repetirme:
“Que morbo lo de tu compañera de trabajo, tío. ¿Te la follarás, no?”
“Pues no lo sé, a su marido en un principio parecía no hacerle gracia, pero si te soy sincero, me muero de ganas por que me la chupe, y por follarla el culo” – le contesté.
“La verdad es que está buenísima, yo voy a intentar follármela, a ver si quiere. Ya te contaré” – me afirmó muy seguro de sí mismo.
“Mejor que no, que me vas a poner los dientes largos. Aunque si dejas que me folle a tu novia, te dejo que me lo cuentes” – le dije riéndome, tirándole la indirecta.
“De acuerdo, si me a tu compañera, te dejo que te folles a Gema (su novia) y te lo cuento luego. Bueno, nos vamos que hemos quedado. Hasta luego, tío” – me dijo, Guillermo que así se llamaba.
“Hasta luego”. Me caían simpáticos y la yogurina de su novia tenía un polvazo.
La verdad es que estaba reventado de los dos días de follar que llevaba, por lo que, en cuanto me tumbe en una tumbona, me quedé dormido. Cuando me desperté estaba solo, todos se habían ido, por lo que decidí ir a dar una vuelta a ver que veía. Estuve en el cine, donde echaban una película porno, donde 2 tíos se follaban a una tía. Fui al club de intercambio, donde varias parejas estaban disfrutando de sus vacaciones, no me pareció oportuno el unirme a ellos, al ir yo solo. Fui al gimnasio por mirar que aparatos tenían, y cuando me dirigía a nuestro camarote, a ver si me encontraba con mi mujer, de la que no sabía nada desde la noche anterior, me encontré con Lourdes, no sé, si os lo he dicho antes, como me ponen las pelirrojas, y con esas tetas más si eso es posible. Fue verla y empalmarme de nuevo.
“Hombre cobra” no tengo ni idea de porque me llamaba así, no soy ningún picha brava. “Que pasa que cada vez que te cruces conmigo, vas a tener que llamar a los bomberos para que apaguen el incendio” – me dijo Lourdes, al ver cómo me empalmaba cuando me cruzaba con ella.
“Pues de momento parece ser que sí, hasta que me dejes follarte. Además ahora estás libre no llevas, la muñequera. Yo que tú me lo quitaba de encima” – la tiré la indirecta.
“Que morro tienes cobra, me caes simpático, puede que acabes consiguiendo el premio” – me dio esperanzas.
Como íbamos en la misma dirección fuimos hablando todo el rato, me pregunto porque nos habíamos cambiado de mesa en la cena de la noche anterior. Cuando se lo conté flipaba en colores la chica.
“Vaya morbo tío” – flipaba la chica, con la historia.
“Pues sí, pero parece me voy a quedar con el morbo y encima que tú tampoco me quieres ayudar a solventar mis calenturas” – la volví a tirar la indirecta.
“La verdad es que es una putada, lo mismo su marido se da cuenta que es una gilipollez y rectifica, aquí se viene a disfrutar del sexo y nada más” – me comentó, tratando de darme esperanzas.
“Eso espero, pero hasta entonces eso es lo que hay” – dije yo, falto de esperanza.
Al contarla la historia y con lo buena que estaba me había vuelto a empalmar de manera salvaje.
“Chico necesitas un desahogo, anda ven conmigo que te acabas de ganar el premio” – me dijo Lourdes, para mi sorpresa.
“En serio, muchas gracias tía, eres genial, joder que suerte tengo, estas buenísima” – la dije abrazándola, y empezando a tocarla el culo
“Como sigas así te vas a correr antes de empezar” – me dijo, sonriéndome.
“Da igual contigo me volvería a empalmar en menos de un minuto” – dije totalmente convencido.
“Eso ya lo veremos”. Fuimos a su camarote que no lo compartía con nadie y estaríamos mejor. Nada más entrar la agarré las tetas por detrás, y la pegué la polla a su culo.
“Tranquilo hombre”. Se zafo de mí, se tumbó en la cama boca arriba y me dijo:
“Ahora me vas a comer el coño, lo mejor que sepas y después las tetas. Soy toda tuya”.
La abrí de piernas y empecé a comerla el coño, lo mejor que me habían enseñado, mientras acariciaba su clítoris con una mano, con la otra la sobaba las tetas. No lo debí hacer muy mal porque no tardó en correrse.
“UUUUUUUUUUFFFFFFFFFFFFF, pues no se te da mal del todo” – me dijo después de correrse y un poco sofocada.
“No me digas que -necesito mejorar-, yo pensaba que -progresaba adecuadamente-” nos reímos los dos. Después me puse de pie junto a la cama, con mi polla apuntando al cuadro que tenía detrás de mí, del calentón que tenía. Se acercó a cuatro patas hasta el borde de la cama y se metió todo lo que pudo de mi polla, en su boca, sin utilizar en ningún momento las manos.
“UUUUUUUUUMMMMMMMMM, no pares tía buena, que mamada, además se nota que te gusta hacerlo” – la decía yo.
“Me encanta” – contestó a mí comentario. Estuvo comiéndome la polla un buen rato, cuando lo creyó oportuno se giró, y me puso, el coño en la punta de mi polla, pegué un pequeño empujón y ensamblaje perfecto. Que coñito más calentito, que maravilla de lugar, aquello era el paraíso. La agarre de las nalgas, empecé a darla azotes.
“Si pégame, joder, que bueno, no pares, joder que dura la tienes tío, si lo llego a saber soy yo la que te follo también ayer, UUUUUFFFFFFFFFF que bueno” – no paraba de decir. Según estaba la empecé a meter el dedo gordo por el culo, con la esperanza de que más adelante pudiese follármelo. Me debió leer el pensamiento, porque me dijo:
“Vas a por todas cobra, pues si quieres mi culito lo vas a tener, por lo bien que me estas follando”. Volvió a correrse, entonces aproveche sus jugos, y el calentón que llevaba, le coloque la polla en la entrada del culo y apreté, entro perfecta de nuevo, acoplamiento que ni la NASA. Estuve follándola el culo hasta que me corrí, se la saque, y le eché toda mi leche sobre sus tetas.
“UUUUUFFFFFF, ha estado genial, desde luego si me cruzo con María la diré lo que se está perdiendo, que convenza a su marido en cuanto antes” – me dijo Lourdes, con una sonrisa.
“Muchas gracias y si no lo convence trataré de hacerte otra visita” – la dije tratando de asegurarme otro maravilloso polvo con ella.
“Una por año cobra, no seas avaricioso” – me dijo riéndose un poco de mí.
Nos despedimos y me dirigí a mi habitación, allí por fin me encontré con mi mujer, nos contamos nuestras andanzas, y descansamos hasta la hora de la cena.
El día de mi mujer fue bastante más tranquilo, como ya he comentado se levantaron a la hora de comer, se ducharon y fueron a comer, luego fueron a la piscina allí me vio dormido en la tumbona y no quiso molestarme, y como el día anterior había tenido mucho sexo y no quería saturarse vino a la habitación a descansar. Luego llegaron Juan y Daniela, acompañados de una pareja joven que habían conocido en la piscina. Se metieron en su habitación, y del ruido tampoco la dejaron descansar mucho por lo que decidió pasarse a disfrutar.
“Bueno que pasa con vosotros que no dejáis dormir la siesta a la gente” – les dijo mi mujer sorprendiéndoles a todos.
“¡¡¡UY!!!, perdona no sabíamos que estabas allí, pero ya que estas aquí, únete a la fiesta, estos son Joaquín y Montse”. La pareja con la que estaban, que por lo visto no estaban nada mal, ella gastaba una talla 120 de pecho, y el por lo visto era bastante guapo y muy musculado, se levantaron a saludarla, ella la dio dos besos, y cuando se acercó él, mi mujer le agarró la polla y le dijo “Encantada”. Todos rieron y mi mujer junto con Daniela, empezaron a hacerle una mamada a dúo, mientras discutían cuál de las 2 se lo iba a follar primero. Ganó Daniela que se apoyó encima de un escritorio que tenían todos los camarotes, y el chico se la follo desde atrás mientras mi mujer a su lado esperaba su turno. En la cama estaba Juan recibiendo una de las mejores cubanas que le han hecho en su vida, según me dijo el mismo. El chico acabo corriéndose en la espalda de Daniela, y Juan en las tetas de la chica. Después de eso todos se despidieron y se fueron a descansar, y es ahí cuando un poco después aparecí yo.
A las 21h, como la noche anterior fuimos a cenar, nos sentamos en la mesa, los 8 otra vez, y otra vez me volví a empalmar al ver a Lourdes en la entrada del salón y a María en la mesa. Durante la cena no quise hacer ningún comentario a Jesús de que sabía que se había follado a mi mujer, decidí esperar mi oportunidad. Después de cenar, los 8 estábamos bastante cansados, por lo que decidimos irnos a dormir, lo cual agradecí mucho.
DIA 3.
A la mañana siguiente, cuando nos despertamos fuimos a desayunar, y yo después me fui a mi tumbona preferida a tomar el sol, mi mujer quería ir al gimnasio y luego a la sauna, y se fue sola. Cuando estaba tomando el sol, se acercó Gema la novia de Guillermo, el chico que me dijo que si se follaba a María, dejaría que me follará a Gema. No la vi hasta que me tapó la luz del sol, lo que me hizo abrir los ojos, la chica a pesar de no tener apenas tetas estaba buenísima, tenía unos ojazos y un pelo preciosos.
“Guillermo me ha dicho que ya ha conseguido follar con María, que cuando quieras tu y yo podemos ir a follar, y que luego te lo cuenta” – me dijo Gema.
“Que cabrón tu novio, que envidia me da” – la dije,
“¿Te apetece que vayamos a follar ahora?” – me preguntó. Yo como estaba bastante descansado decidí aceptar su invitación. Joder que no estamos para rechazar ofertas de ese calibre. Me dijo que mejor fuésemos a su habitación que estaba más cerca. La verdad me daba igual, casi incluso mejor, así no manchábamos nuestra habitación, que ya había tenido bastante trajín estos dos días, aunque me imagino que también la suya lo había tenido.
Cuando entramos a la habitación se oían ruidos de gente follando, en un principio pensé que serían los amigos de Gema y Guillermo en el camarote contiguo, pero cuál fue mi sorpresa que al adentrarnos el panorama que nos encontramos fue a Guillermo tumbado boca arriba en la cama, y a la mismísima María de espaldas a él saltando sobre su polla. Que cabronazo, no me iba a contar como se la había follado, si no, que me estaba enseñando como se la follaba, y la imagen era increíble. Si ya iba empalmado, la polla se me puso increíblemente dura.
“Joder que corte, menuda putada, ni se te ocurra mirar”- dijo María en cuanto me vio, cerro las piernas automáticamente para que no viera como la polla de Guillermo la entraba en el coño.
“Te juro que no tenía ni puta idea de esto, María. Joder Gema, Guillermo que no es un juego, que su marido se puede cabrear si se entera de que la he visto follando”. Gema para empeorar la situación, se puso de rodillas y me agarro la polla.
“Joder en serio, para un poco Gema” – la insistí.
“¿Pero aquí no hemos venido a follar todos? Tratar de disfrutar joder. Además Jorge, tú has visto como se la tenía metida a María, es justo que María ahora te vea a ti, teniendo sexo” – dijo el muy cabrón de Guillermo, que debía haber planeado aquello.
“Que cabronazo estas hecho, Guillermito” – le dije.
María que había cerrado las piernas, pero que no se había sacado la polla de Guillermo, me dijo:
“En parte tiene razón, no te creas, ahora debería verte follar con Gema” – empezó diciendo.
“A sí, pues nada Gema, tu a lo tuyo, que mira como tienes mi polla, y con tu amiga follando aquí enfrente, está más dura que nunca” – la dije a Gema. La novia de Guillermo se lanzó a devorar mi polla.
“Ahora María, no te cortes y abre las piernas, que yo solo he visto un fogonazo”. Está que a pesar de lo valiente que era hablando, seguía muy cortada, pero no la quedo más remedio que abrir las piernas, y dejarme ver como tenía la polla de Guillermo metida en el coño. Cuando perdió la vergüenza me dijo:
“Mira de momento yo sigo follando con Guillermo y tú con Gema, y luego ya se verá, en cuanto a Jesús, no te preocupes, porque después de follarse a Raquel el otro día no creo que se queje mucho”.
“Que se follo a mi mujer, menudo cabronazo” – dije yo riéndome.
“Si ya lo sabías, seguro que te lo contó ella” – me dijo María.
“Venga entonces a follar se ha dicho”- dijo Guillermo. María empezó a cabalgar de nuevo a Guillermo, mirándome a los ojos. Gema por su siguió comiéndome la polla, que no creo que haya estado más dura en toda mi vida. Y la muy cabrona lo hacía de maravilla para lo joven que era, el cabrón de Guillermo la había enseñado muy bien. María mientras se follaba a Guillermo y me seguía mirando me dijo:
“Te gusta la vista no capullo, si ya me daba yo cuenta que en la oficina me mirabais en plan cochino todos, queriéndome follar” – me dijo María.
“Y que esperabas, con lo buena que estas” – la dije.
“Joder que bien la chupas Gema” – la dije a la novia de Guillermo. Como no me anduviera con cuidado me iba a correr enseguida, y eso es exactamente lo que me pasó. Con el morbo de la situación me corrí en la boca de la niñita de los cojones. “Me corro mierda, no voy a aguantar, me CCCCCOOOOOORRRRROOOOOO, joder que putada, trágatela cariño, OOOOOOHHHHHH SSSSSSSIIIIIIIII” – la decía yo, mientras descargaba toda mi leche en la boca de la niña.
“Tranquilo ahora te recuperas” – me animaron todos. Gema se levantó se acercó a la cama y se tumbó para que la comiese el coño. Allí que fui, y me amorré a su coño, el cual empecé a devorar, al poco empezó convulsionarse y se empezó a correr.
“AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, joder con el calentón que traía desde la piscina, pensando en la que os teníamos preparada, me he corrido enseguida” – dijo Gema.
“Guillermo estos chichos no nos aguantan nada” – dijo María mientras nos miraba de forma lasciva, estaba cachonda perdida, yo que me había recuperado ya de mí corrida anterior, y que tenía la polla en máximos, me puse gallito, me puse de píe en la cama y me acerque a ellos.
“Me podrías chupar la polla un poco, para follarme mejor a Gema”- le dije a María.
“Que morro tienes” – me soltó María mientras se reía. Gema y Guillermo se estaban partiendo el culo también.
“Venga María se lo estás deseando” – la dijo Gema.
María se puso en cuclillas mientras seguía subiendo y bajando sobre la polla de Guillermo. Miro mi polla me miró a la cara, me agarro la polla y se la trago, casi me corro con el primer lengüetazo, se debió de dar cuenta porque me dijo.
“Ahora no te corras a las primeras de cambio”.
“Haré todo lo posible, pero no prometo nada” – la dije, siendo lo más sincero que pude.
Volvió a meterse la polla en la boca, yo estaba en el paraíso, no me lo podía creer. Ella mientras me chupaba la polla, me miraba a los ojos y sonreía, a la vez que seguía cabalgando a Guillermo, el cual, no pudo aguantar más.
“AAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, mierda yo también me voy a correr” – dijo Guillermo. María dejo de chuparme la polla se sacó la polla de Guillermo y dejó que Gema se tragará también la leche de su novio.
“¿Te gusta la leche un poquito no? Gemita” – la preguntó María.
“Me encanta” – confirmó Gema.
“Joder ya solo quedo yo, por correrme” – dijo María.
“Eso se soluciona rápido” – dije envalentonado, por la mamada que me estaba haciendo. Me baje de la cama, cogí a María de los tobillos y la acerqué al borde de la cama, la abrí de piernas y la empecé a comer el coño.
“Joder que bien lo haces Jorge, sigue así” – me decía María. De repente paré y me incorporé.
“¿Que vas a hacer?” – me preguntó.
“Follarte, ya no aguanto más” – la dije mirándola a los ojos.
“Espera, cómeme el coño hasta que me corra, y luego te la chupo hasta que te corras, es que follar me da un poco de palo, te lo juro” – me dijo María, haciéndose la santa ahora. No la hice ni puto caso, ahora se iba a hacer la mojigata, cuando no había parado de calentarme desde que entré por la puerta del camarote. Intentó cerrar las piernas, pero se las abrí otra vez, coloqué la punta de mi polla en la entrada de su coño, y empujé hasta metérsela toda. No estaba húmeda, aquello era un lago, según empecé a follármela, empezaron a incrementarse sus gemidos, y los míos también.
“AAAAAAAHHHHHHHHHHH, SSSSSSSIIIIIIIII, no pares, AAAAAAAAAAAAAAAIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, joder sigue, más fuerte cabrón, dame duró, que calentón llevo, que polvo más bueno” – empezó a decir.
“AAAAAAAHHHHHHHHH, que no te follará, serás cabrona, si lo estabas deseando tanto como yo” - la dije. Aumenté el ritmo y se corrió. Me separé para dejarla descansar un poco. Gema y Guillermo que se habían calentado viéndonos, empezaron a follar, viéndoles a ellos y con el calentón de haberme follado por fin a María, quería correrme a lo grande. La miré, y la dije:
“Ahora te voy a follar el culo” – la dije.
“Tampoco te pases ahora, cabrón” – me contestó
No la hice caso nuevamente, la giré en la cama, la comencé a chupar el ano, y a meter un dedo, se le dilató muy fácil, por lo que me incorporé apunte y se la metí hasta que mis huevos chocaron con sus nalgas. Tras 4 o 5 minutos en esa postura no pude aguantar más y me corrí dentro de su culo, mientras los dos gritábamos como posesos.
“Joder quería que te corrieras en mi boca Jorge” – me dijo María, mirándome a la cara.
“Tranquila si todavía no hemos acabado” – la dije. Me tumbe en la cama boca arriba a recuperar fuerzas, ya que mi polla apenas había perdido fuerza, por el calentón que llevaba.
“No sé yo” – dijo María. Entonces miró a donde estaba mirando yo, y vio a Gema enculada por Guillermo. Me volvió a mirar y se dio cuenta de que mi gran pequeño amigo daba muestras rápidas de recuperación.
“Eres increíble, lo que me he estado perdiendo” – dijo mirando mi polla.
“Es que me tenías cachondo perdido, y ahora me estoy desquitando”. Se acercó me agarró la polla y empezó a comérmela de nuevo, por lo que en menos de 2 minutos, mi polla volvía a estar como un mástil. Entonces me incorporé, y mientras Guillermo enculaba a Gema, me escabullí por debajo de Gema y se la metí en el coño. Gema no paraba de gemir, hasta que se acabó corriendo, por la doble penetración recibida. Guillermo y yo nos incorporamos y liberamos a Gema, María entonces se abalanzó sobre mí y se me puso a cabalgar, la agarré fuerte contra mí, mientras follábamos, Guillermo se puso detrás de ella apunto su polla y se la ensarto por el culo. María no tardó en correrse de nuevo, y Guillermo y yo la seguimos al poco tiempo, corriéndonos ambos en la boquita preciosa de María. Realmente la encantaba la leche. Acabamos agotados, nos duchamos y nos fuimos, decidimos entre los cuatro no contar al resto que María y yo habíamos follado. Lo diríamos a su debido tiempo.
Cuando llegué a mi camarote estaba agotado pedí que me trajeran algo de comer, y después de comer me quede dormido hasta la hora de la cena.
Por su parte, mi mujer cuando llegó al gimnasio se encontró con Luis y Jesús haciendo ejercicio, Luis se fue enseguida a buscar a Eva, ya que habían quedado para follar con los amigos de Guillermo y Gema. Gracias a dios que fueron a la habitación de Eva y Luis, sino dudo que me hubiese atrevido a follar con María. Raquel y Jesús se quedaron en el gimnasio, y mira tú por donde, al cabrón de Jesús le ponía follarse a mi mujer, al verla allí haciendo abdominales mientras el levantaba pesas en el banco se empezó a empalmar, mi mujer al verlo se acercó, y le dijo:
“¿Que pasa Jesusito, que te pongo cachondo?”.
“Pues un poquito, con ese culazo que te gastas, que esperas” – contestó Jesús.
“Anda deja que te la chupe”, se agachó y se metió su polla en la boca en mitad de gimnasio delante de un par de chicas que había allí.
“Espera vamos a mi habitación, que está vacía, María se ha ido a follar con un chavalín, a la habitación de él, y podemos ir allí” – dijo Jesús.
“Como quieras” – dijo Raquel sacándose la polla de la boca. Se fueron a su camarote, y en la puerta se encontraron con Eva, Luis, Yolanda y Gabriel que eran los amigos de Gema y Guillermo.
“¿Que venís a apuntaros?” – preguntó Luis.
“Pues si nos dejáis sí” – dijo mi mujer que le tenía ganas a Gabriel, el cual era muy parecido a Guillermo, Yolanda era un poquito más rellenita que Gema sin estar ni mucho menos gorda, con unas curvas muy apetecibles.
“Ahora pasamos” – dijo Jesús. Raquel y Jesús se metieron en la habitación, y nada más llegar a la cama, Jesús puso a cuatro patas a mi mujer y empezó a follársela por el culo.
“Cabrón menos mal que con el trajín de la semana, tengo el culo dilatado que si no me habías destrozado” – le dijo mi mujer.
“Perdona es que necesitaba follarte el culo, que me tiene loco” – pidió perdón Jesús. Finalmente Jesús se corrió en la espalda de mi mujer y se pasaron al camarote de Eva y Luis, el panorama que se encontraron, fue a Yolanda tumbada en la cama boca arriba mientras Luis se la follaba bien abierta de piernas, y a Eva cabalgando a Gabriel. Jesús que se recuperó enseguida se colocó detrás de Eva, y empezó a follársela por el culo.
“Jesús como te gusta dar por culo a las mujeres de los amigos, ahora sí que le voy a decir a Jorge que se folle a María, y si puede que la encule también” – le dijo Raquel.
“Por mí no hay problema, la verdad es que he empezado a comprender realmente aquí, lo que es el ambiente liberal” – contestó este. Y todos empezaron a reírse. Acabaron todas follando con todos, y recibiendo las 3 chicas sus consabidas dobles penetraciones. Tras tanto follar todos necesitaban un descanso, y cada uno se fue a dormir a su propio dormitorio, hasta la hora de cenar.
Fuimos a cenar, nadie hizo más que los comentarios habituales. Yo tenía el ojo echado a una camarera, que estaba bastante buena y una de las veces que levanté a pedirla, más agua, me dijo:
“Pídeme lo que quieras” – me lo dijo de una forma muy picara, que creí entender.
“Bueno, pues cuando acabes tu turno pásate por nuestro camarote y te pido unas cuantas cosas” – la dije, para comprobar si la había entendido bien, y tampoco perdía nada por probar.
“Allí que iré, ¿puedo llevar a un amigo, que le tiene ganas a tu mujer?” – me preguntó.
“Joder no te andas por las ramas. Si trae a quien quieras, eso sí, mi mujer decide si se quiere o no acostar con él. Yo no puedo hablar por ella” – la contesté.
“Vale, nos vemos luego” – dijo, y me lanzó un beso.
Cuando llegué a la mesa, mi mujer me preguntó:
“¿De qué hablabas con la camarera?” Se lo conté, me sonrió y me dijo:
“Espero que sea el mulato, o aquél rubio del fondo que está cañón” – dijo Raquel.
Acabamos de cenar y nos fuimos cada uno a su dormitorio. Nosotros nos metimos en el nuestro a esperar a la camarera y a su misterioso acompañante.
“Me podrías chupar la polla hasta que lleguen” – la dije a mi mujer. Esta se rió, me tumbó en la cama boca arriba, me puso su coño en la boca, y empezó a comerme la polla, mientras me decía:
“Que yo también voy caliente”. A los cinco minutos, golpearon a la puerta. Raquel fue a abrir la puerta, y dejó pasar a la camarera, que se llamaba Elena, y a su compañero Antonio, el rubio del que había hablado mi mujer. Elena era una rubia de 20 años, de la misma estatura que mi mujer (1,63m), y con unos ojos verdes impresionantes, la faltaban tetas, pero tenía un culo realmente duro. Antonio, tenía 22 años, bajito (1,70m), ojos azules, y fuerte para su estatura. Nos presentamos y al ver el estado de mi polla, Elena se agachó y empezó a comerme la polla, Antonio por su parte, sentó a mi mujer en la cama y se la metió en la boca.
“Eso pónmela dura que desde que te vi subir al barco, tengo ganas de follarte el culo” – le dijo a Antonio a mi mujer.
“Joder todos quieren follarse tú culo, cariño. Pues Elena vete preparando el tuyo, que yo no quiero ser menos” – la dije a Elena, que se sacó la polla de la boca, me miró, me guiñó un ojo, y me dijo:
“Es a eso a lo que he venido”.
“Yo flipo, tengo la polla a reventar, anda ponte a cuatro patas, que te lo voy a follar” – la dije a Elena. Mi mujer me miraba, porque sabía que desde que había quedado con Elena, estaba loco por follarme el culo de la camarera. Elena se puso a cuatro patas, yo me puse detrás de ella y me la empecé a follar por el culo, realmente duro.
Antonio se tumbó, y mi mujer se sentó sobre él, metiéndose la polla por el culo, dándome un primer plano de la follada, ya que los tenía enfrente de mí. Una de las veces, que miré hacia mi mujer, vi en su cara, que quería que se la metiese por el coño. Se la saqué del culo a Elena, me fui hacia mi mujer y se la empecé a meter por el coño.
“Que bien me conoces, muchas gracias cariño” – me dijo en cuanto empecé a metérsela. Nos empezamos a mover los tres. Ella empezó a disfrutar de la doble penetración, hasta que se corrió. Cuando miramos hacia atrás, para ver que hacía Elena, nos encontramos con la sorpresa, que Elena estaba tumbada boca arriba al borde de la cama, abierta de piernas y con Daniela comiéndola el coño, mientras Juan se follaba a su mujer a cuatro patas.
“Anda, Bienvenidos” – les dije.
“Mira que no avisarnos de esto, Jorge” – me dijo Juan, mirándome como ofendido. Cuando vio que no sabía que contestar, se empezó a reír, y me dijo que no me preocupara, que seguro, que a ellos les hubiera pasado lo mismo.
“Bueno, Elena, ¿quieres probar el mismo tratamiento que Raquel? Según creo es bueno para la celulitis” – la dije en plan de coña. Se empezó a reír y asintió.
Me tumbé boca arriba, la senté de cara a mí metiéndosela por el coño, y le indiqué a Juan que se la met
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