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Sabor agridulce.

Bueno este es mi primer post, si gusta sigo sino será debut y despedida.
Ok, comencemos.
Voy a empezar hablando un poco de mí como para que me conozcan. Soy un tipo que recién estrena los 30´s, así que, me siento bastante seguro a la hora de encarar a alguien (antes era sumamente tímido y mi amor terminaba siendo un amor platónico, en otra palabras un pajero más). Soy del interior, vivo en una provincia cuyana y por acá las cosas son un poco más lentas. Mido 1,75 y me considero uno más del montón, ni más ni menos que nadie.
La historia que les traigo ahora comenzó con una relación de niños ya que nos conocemos hace más de 20 años. Ella era pariente de unos vecinos míos que con el tiempo se convirtieron en familia y (esa es otra historia) como niños solo jugábamos de vez en cuando. Pasó el tiempo, ambos crecimos y cada quien hizo su vida amorosa a su manera pero por cuestiones del destino siempre estuvimos en contacto (a pesar que ella se cambio de provincia), e incluso llegó un momento en que forjamos una gran amistad.
Cuando digo que crecimos me refiero a que lo hicimos muy bien ya que ambos sabemos que somos atractivos. Ella es de tez blanca de pelo castaño, ojos marrones, mide 1.65 más o menos, tiene unos pechos hermosos de 98cm (posta, se los he medido), 61 cm de cintura y 95 de caderas. A esto le sumemos la actitud y nos da el coctel perfecto para ratonearse toda la noche.
El encuentro en cuestión tuvo lugar un día de verano en que fui a visitarla. Los dos veníamos de “un viaje de mochilas cansadas” por lo que nos venía bien tener un oído donde descargar todas nuestras frustraciones (sin saber que pronto encontraríamos un modo mucho más divertido). Ese día hacía mucho calor y la verdad es que estábamos bastante estresados por culpa de nuestros respectivos EX y del trabajo, por lo que ella me comento que le dolía bastante la espalda, fue entonces que recordé que había visto en TV un programa donde explicaban cómo dar masajes. Puse manos a la obra y le dije: - vení que yo te hago masajes.
A lo que me contestó:- bueno dale, pero espera que traiga una crema humectante y matamos dos pájaros de un tiro -. Al momento en que descruzaba sus piernas y se levantaba de su sillón.
:- Como quieras le dije. Mientras miraba como meneaba su cintura al esquivar una silla que interrumpía su paso. La miré hasta que desapareció en el umbral de su habitación, desde allí me dijo que la última vez que le habían hecho masajes la habían dejado peor de lo que estaba pero que confiaba más en mi. Súbitamente su silueta volvió a emerger de la habitación con la crema en la mano y para mi sorpresa se había cambiado de pantalón por uno de tela bien corto, la remera que lleva puesta por una pupera de cuello bote. Pero más sorprendente fue darme cuenta que se había quitado el sostén ya que podía ver como se insinuaban sus pezones a través de la tela. Juntos corrimos las sillas del comedor que estorbaban un poco y colocamos los almohadones del sillón en el piso para improvisar así la camilla de masajes.
No fue sino hasta verla tendida en el suelo boca abajo y yo parado con el pote de crema en mi mano que caí en la cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Comencé a pensar si podría franelearla sin más antes que se percate de mi erección que comenzaba a insinuarse debajo de mi short.
Inmediatamente traté de concentrarme en lo mío para ser lo más profesional posible con mi amiga:- Necesito dos toallas y que te entregues de una vez - Le dije para ver que reacción tenia. :- Primero baja el tonito querido, y segundo no sé si tengo dos toallas limpias porque creo que dejé una para lavar… y de lo demás ya veremos- . Realmente no sé que pasó en el tiempo en que duró esa frase, yo solo escuché la parte de “…y de lo demás ya veremos…”. No pude evitar que mi pene diera un pequeño salto de alegría. Para cuando volví a la realidad ella ya estaba nuevamente recostada boca abajo y con dos toallas a su costado, una rosa y una blanca con puntillas.
:- Ok, ahora relájate, empezando por la respiración – le dije mientras le abría el pote de crema con mis manos temblorosas. Luego me coloqué a su lado y le puse crema en la zona cervical para comenzar con los masajes. Ya la había visto antes con poca ropa pero era la primera vez que le ponía las manos encima. Era increíble para mí tocar su piel de esa forma.
Ni bien coloqué mis manos en su espalda le dije:- En el video decía que primero hay que calentar la zona unos diez minutos para luego comenzar a descontracturar.
:- Por mi quedate una hora – me dijo – que rico – agregó mientras mis manos se movían desde la nuca hacia abajo. Coloqué mis pulgares uno a cada lado de su columna y comencé a presionar. Cinco minutos después, al llegar a la zona lumbar, hizo un quejido que a mí me pareció más como un jadeo, a tal punto que inmediatamente le miré la cara y no pude dejar de asociarla a la de un instante de placer orgásmico. Tenía la boca abierta y fruncía la cara mientras me miraba de reojo. Pensé en preguntarle si estaba bien pero en vez de eso decidí seguir con lo mío por unos tres minutos más.
Me pareció que se inhibía al (¿jadear?) de ese modo mientras yo la miraba asique tomé una de las toallas, la doble de forma rectangular y con ella le tapé los ojos. Al mismo tiempo me corrí para colocarme del lado opuesto para empezar todo otra vez. Al darse cuenta ella de eso me dijo:- Sentate encima así no estás a las vueltas – mientras movía sus piernas en señal de dónde pretendía que lo hiciera. Yo entendí sobre sus muslos. Lo hice y como dije antes empecé de nuevo solo que ahora ella no podía verme mientras la observaba por lo que, sin darse cuenta y una vez relajada continuó con los quejidos que fueron aumentando en cantidad y energía tan proporcionalmente como yo me acercaba a su cola. Sin dudas era su zona más afectada.
Yo estaba a mil y temía de su reacción si se daba cuenta de mi erección, pero con tanto jaleo no me importó asique comencé a rozarla con cuidado cada vez que me inclinaba hacia adelante para masajear su nuca. No hubo reacción alguna por lo que continué con mi rutina acercando a su cola cada vez más mi pene hasta asegurarme que lo sintiera, sólo para ver qué me decía. Como respuesta recibí un grito ahogado por un suspiro entre cortado.- ¿Querés que pare? – le pregunte – Ni en pedo! Seguí … está buenísimo esto. Me vas a tener que enseñar así te masajeo yo después.
– Ok, si Querés que siga, sigo- fue mi respuesta.
Ahora venia la mejor parte porque tenía que masajearle las piernas (de sólo recordarlo me pongo a full). Casi sin moverme del sitio separé sus piernas sólo para poder ver un poco de su raja y descubrir por su flujo que estaba lista para el siguiente nivel. Me alegré al ver como brillaba esa entrepierna. Decidí no prestarle atención y seguir con los masajes así que coloqué crema en sus glúteos y piernas:- Ay esta fría – se quejó. :- No seas llorona, le contesté al tiempo comenzaba a acariciarle la cola. Hice unos movimientos circulares en la parte superior de sus glúteos por unos tres minutos más o menos hasta que noté que ya estaban calientes, entonces seguí con la parte inferior de los mismos presionando con mis pulgares para abrirle bien la entrepierna y de esa manera ver como se mojaba cada vez más.
En ese punto yo estaba tan compenetrado en eso que no me había dado cuenta que ella se había quitado la toalla del rostro y sus ojos se alternaban entre los míos y mi erección. Cuando la vi se mordió los labios y me dijo: - No pares… seguí hasta que termine-. Yo no lo podía creer. Me quité la remera porque ya no soportaba la calentura que llevaba en ebullición un buen rato y seguí con los masajes pero esta vez enfocado en los músculos de la entrepierna, esos que rodean los labios vaginales. Ahora sí comenzó a gemir y por momentos soltaba un grito leve, ahogado. Mordía la toalla para no gritar y retorcía sus manos blancas: - Tocame, dale dejá de hacerme sufrir así. No seas hdp!!
: - ¿Qué pasa? ¿Querés que te haga una paja? Mirá que ese es otro precio - Le dije.
: - Hacé lo que quieras pero no me dejes así, terminá lo que empezaste – Obviamente no la iba a dejar con las ganas. La dí vuelta para estar más cómodo y comencé a comerle esa raja sin pelos con una intensidad y unas ganas como si fuera mi último almuerzo. Mi lengua primero recorrió todo el largo de sus labios y luego comencé a chuparle el clítoris tratando de no morderla, pero con la intensidad suficiente como para que blanqueara los ojos más de una vez: - Chupá, chupá… chupá!! - Me dijo al tiempo que tomó mi cabeza y la presionaba contra sí misma, tanto que no me dejó lugar a respirar y tuve que hacer fuerza para poder hacerlo nuevamente. Noté que cada vez que yo succionaba ella contenía un poco la respiración asique decidi dejar de chuparle de ese modo y comencé a jugar con su clítoris con mi lengua. Continué así durante un tiempo hasta que su respiración comenzó a hacerse más entrecortada y sus gemidos se convirtieron en pequeños gritos de placer: - Ahiií!! ¡Seguí! ¡Haceme acabar turro de mierdaaa… - Gritó fuerte al tiempo que su cuerpo tembló y su entrepierna se llenó de flujo con un gusto a medio salado. Definitivamente había terminado en mi boca.
Dobló sus piernas y se colocó en posición fetal. Yo simplemente la observé.
De repente se enderezó y dijo: - Ahora me toca a mí – Me bajó el pantalón para dejar mi pene al aire y sin más se metió la cabeza en la boca. Con una mano acariciaba mis testículos mientras que la otra sostenía mi pene. Su cabeza comenzó a moverse hacia a delante y atrás para darme un placer enorme. Lo hizo un tiempo hasta que notó que estaba a punto de estallar, entonces comenzó a pasar su lengua por mi glande mientras me miraba fijamente a los ojos. El espectáculo era majestuoso, puesto que podía ver sus grandes pechos por debajo de su cabeza y su cola por encima de ésta.
Hubiese querido tener el celular a mano para poder filmarla pero creo que no daba para cortar ese momento.
: - Date vuelta- Le dije, y me senté en su vientre con mi pene entre sus pechos para que ella jugara con sus grandes tetas. No aguanté más y terminé en sus tetas y parte de su cara.
: - Que blandito que saliste, espero que no seas así siempre sino significa me más de una vez me mentiste – Pude ver la picardía de la frase en sus ojos.
:- Nena, esto no ha terminado. Esto fue sólo la entrada en calor.
: -Dale, pasame una toalla por lo menos – Le alcancé una con la que se limpió y luego me dijo -Esperáme que me lave, ya vuelvo – Y ahí me quedé incado en el piso y con mi pene aún erecto.
En ese momento ocurrió lo impensado. Sonó el timbre. Era su mamá que “pasaba por ahí cerca” y se fue a tomar mates… yo me quería matar!! O matar a la madre, no sé.
Lo cierto que hace dos semanas que ocurrió esto y no hemos vuelto a tocar el tema. Obviamente quiero una segunda oportunidad. Si la tengo les cuento.

8 comentarios - Sabor agridulce.

bugui04
lindo post..
excelente relato
bbizcocho
Buen relato. ¡Que tengas suerte, chaval!
moralia
si es literal lo que contas sos medio pavo loco jaja
juani427
Lindo relato, despues te dejo puntos.
juani427
Volvi con un puntito, tengo pocos para dar, gracias por el relato
ale_bsso
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