... "Que linda cola tienes Sandra!"--- decía con voz ronca el Sr. Muñoz mientras acariciaba ese hermoso par de nalgas ya sin ningún miramiento, arrodillado atrás de ella, con una erección bastante notoria debajo de sus pantalones, con unas ganas tremendas de saciar sus bajos instintos y sin ninguna intención de recoger los documentos tirados en el piso. Uhmff!! Uhmff!! Uhfff! los gemidos de Sandra eran cada vez más notorios hecho que no paso desapercibido por el Sr. Muñoz que aceleraba las caricias, rodeaba completamente el hermoso trasero de la ejecutiva e iba subiendo poco a poco la minifalda, el viejo se calentó mucho más cuando pudo ver que usaba medias con liguero, "Que puta que resultaste Sandrita" --- susurró el viejo. Sandra estaba en el cielo, fuera de sí, su respiración era agitada, no podía controlar sus impulsos y arqueaba la espalda levantando la cola para que las caricias sean más profundas, el viejo Sr. Muñoz aprovecho esto para levantar la minifalda y poder apreciar en todo su esplendor ese voluptuoso y redondo trasero, esa piel tan blanca y limpia que era víctima de las morbosidades de un asqueroso viejo. El Sr. Muñoz esbozo una sonrisa al ver que no traía nada debajo, Sandra no había podido ponerse las braguitas pues su sobrino las había tomado antes de que ella salga de la ducha, era bastante tarde y no tuvo otra opción que no llevar nada. Uhmmmmfffff... se escuchó un gemido más alto luego de que el viejo penetrara con un dedo el orificio trasero de Sandra, por un momento tuvo que dejar de mirar el suelo para arquear bastante la espalda y agitar su hermosa cabellera hacia atrás. Las gotas de sudor bajaban desde su frente mojaban sus carnosos labios y terminaban por perderse en sus grandes y redondos senos, tenía la falda enrollada en la cintura y aun con los tacones puestos, era una escena realmente excitante, el viejo Sr. Muñoz movía las manos como si el mundo se iría a terminar, sabía que tenía que aprovechar esa oportunidad... "Señorita hoy estoy de humor asi que puede tomarse el día libre y entregarme los informes mañana" --- Era el director que había recibido una grata noticia para la empresa, una firma extranjera había firmado un contrato millonario con ellos mediante un representante, lo que mejoró su ánimo y se mostraba de buen humor con los trabajadores de la oficina. Estaba frente a la puerta de la sala de reuniones, pensaba en la manera de cómo le diría a su ejecutiva favorita para invitarla a comer cuando en ese preciso momento escuchó el timbre de su celular... ".......Bueno termino lo que estoy haciendo y bajo amor, espérame un poco..." --- Decía sin muchas ganas el director luego de recibir una llamada de su esposa, lo esperaba en la planta baja del edificio...., sólo tomó unos cuantos archivos de su escritorio y se marchó encargándole a la secretaria la noticia del día libre para que lo sepa Sandra al terminar su "reunión" con el Sr Muñoz... sin saber que ella estaba lejos de querer enterarse... Ahhmmff Ahhmmfff Ahhmmmffff, gemía Sandra tras cada mete y saca de los dedos del viejo en su agujero trasero, con la otra mano seguía recorriendo ese hermoso par de glúteos con desesperación, nunca hubiera podido imaginar tener una hembra como ella a su disposición, quien iba pensar que un viejo como él pudiera tener una oportunidad con la ejecutiva más deseada de esa oficina, en muchas oportunidades pudo verla sentada en su escritorio tan concentrada frente al computador, habia pensado en la manera de poder llevársela a la cama pero ella siempre se mostraba cerrada a situaciones extra laborales lo que hizo que el Sr. Muñoz perdiera las esperanzas... Levanta más la cola Sandrita, que hermoso par de nalgas te cargas, que lindas tetas tienes...decia el viejo mientras se preparaba para consumar sus morbosidades, se bajo el pantalón lo más rápido que pudo y apoyo su miembro bastante erecto entre las nalgas de la ejecutiva, Sandra lo sintió y levantó más la cola arqueando la espalda separando un poco las piernas y tirando su hermosa cabellera hacia atrás queriendo ser penetrada de una vez por todas, quería sentir toda la virilidad del viejo, quería gozar más de lo que había gozado, estaba fuera de sí, no entendía como había llegado a ese estado, de sus hermosos labios no salían más que gemidos y frases imposibles de entender, sus dulces ojos solo apreciaban los documentos arrugados debajo de sus manos y sus rodillas...
1 comentarios - Una pequeña debilidad II