Estaba realmente cansado, muy asoleado y bastante preocupado porque el operador de la maquinaria había roto un tubo de agua potable y como responsable de la constructora, esperaba las consecuencias de tal accidente por parte del ayuntamiento.
La música estridente martillaba mis oídos mientras saboreaba mi cerveza helada (lo único que me hacia permanecer en ése lugar); -solo terminaré ésta y me escapo sin despedirme- pensé.
Justo al terminar de beberla, se acercó a mi la chica que hacía el show, haciendo movimientos cadenciosos muy sugestivos y cachondos al compás de la música que en ese momento note que era muy sensual.
Al acercarse, vi que sus ojos se clavaron en los míos en una suave invitación a quedarme, tal vez mi huida era bastante obvia.
No pude negarme y solo entonces me dediqué a observarla:
Traía puesta una faldita corta, que en cada giro que daba, dejaba ver parte de sus nalgas muy bien formadas y grandes, separadas por una tanga de color oscuro; estatura mediana; senos regulares; cintura muy breve y un par de piernas hermosas, con unos muslos rotundos, enfundados en mallas de color oscuro. Calculé que tenia entre 35 y 39 años, su rostro era angelical.
Cuando volví a mirar sus ojos color miel, también me miró y sonrió haciendo un gesto de aprobación.
-Pensé que ya te ibas- Me dijo mi compañero de trabajo, mientras daba un sorbo muy largo a su cerveza, - Te ves aburrido. Solo voy a pedir otra “chela” y voy a invitar a la chica del show, no podrá resistirse- comentó a voz en cuello.
Él se creía irresistiblemente atractivo para las chicas; yo no dije nada, solo pedí dos cervezas más.
Cuando la chica se acercó nuevamente bailando, me volvió a mirar a los ojos y recargando los codos en la mesa, tomó la otra cerveza que pedí y la bebió sin dejar de mirarme directo a los ojos, -gracias- me dijo; luego se alejó con sus movimientos cadenciosos.
Al terminar la pieza de música se acercó nuevamente a mi y al oído me susurró –ven por mi a las 9- luego se alejó hacia los vestidores, a cambiarse de ropa, según el anunciador.
Terminé mi cerveza y hasta entonces mi compañero me dijo- ¡Suertudo!-.
Pagué la cuenta y me fui a la casa que rentábamos con todos mis trabajadores.
El tiempo transcurría demasiado lento y yo no podía alejar de mi mente aquellos hermosos ojos.
-Es una tontería- pensé, - nunca una mujer como ella se fijaría en alguien como yo- sin embargo la curiosidad fue mas grande que mi pesimismo y a las nueve en punto ya estaba enfrente de la cantina fumándome un cigarrillo.
No pasó un minuto cuando ella se asomó y luego de mirarme, haciendo un ademán, me dio a entender que la esperara un momento.
Mi corazón empezó a latir apresuradamente y sentí que mis piernas no respondían y el cigarrillo cayó de mis manos. Aun no me recuperaba cuando ella atravesó la puerta de la cantina y luego de darme un beso en la mejilla me comentó en voz alta -que bueno que ya viniste por mi, cariño, estaba a punto de pedir un taxi que me lleve a la central camionera-. Subimos a mi camioneta y al llegar a la esquina mi instinto me hizo voltear, noté como varias sombras se quedaban paradas a la puerta de la cantina, la iban siguiendo y sospeché que con muy malas intenciones.
-Hola-, le dije con una sonrisa. – ¿Es en serio que te vas?- si – contestó ella- mi autobús sale a las diez de la noche, solo quiero pasar por algunas cosas a mi hotel y si quieres, luego ¿me puedes llevar a la terminal? -Claro que si- respondí-. ¿Cómo te llamas? –Lety, y tu?- dijo ella. -Yo soy Héctor-. y continuamos con una amena conversación.
Me contó como los hombres la asediaban y por su trabajo de bailarina la mayoría creía que por algún dinero podrían llevársela a la cama; yo no comente nada, solo escuchaba; entonces dijo –pero yo se que tu eres diferente, lo vi en tus ojos y debo hacerte saber que me atraes como ningún hombre me ha atraído, con tu personalidad y la tranquilidad que refleja tu rostro, además de la bondad que vi en tus ojos.-
Llegamos a la puerta de su hotel y ella bajó de la camioneta – ¿Me acompañas?-
-Mejor te espero aquí- respondí. Ella dio la vuelta y entró. Quince minutos después, salió con una maleta y algunas cosas en la mano, las subí en la parte de atrás y le abrí la puerta para que se acomodara junto a mi; su piel era tersa, se sentía muy fresca y con un aroma delicioso, se acababa de bañar. +
Partimos hacia la terminal y al llegar me estacioné en una calle aledaña, con poca luz y por la hora que era, muy solitaria, faltaban 15 minutos para que su autobús saliera.
-Pensé que no vendrías por mi, de haber sabido, no hubiera comprado mi boleto, para estar mas tiempo contigo, pero si quieres te voy a dejar un recuerdo que va a hacer que no me olvides. ¿ Lo quieres?-
-Pues claro que si- respondí. Luego ante mi total asombro, levantó su cuerpo y bajó su pantalón de licra, quedando solo en una diminuta tanga negra, también la bajó y me la extendió con sus manecitas con dedos delgados y de uñas perfectas. –verdad que me vas a recordar?- yo asentí con la cabeza y sin poder articular palabra, recibí la prenda y la metí en el bolsillo izquierdo de mi camisa -¿Tu que me vas a dar?- Me dijo.
La tomé en mis brazos y la besé poniendo mi alma en ése beso, nuestras lenguas se buscaron frenéticamente, comencé a acariciar todo su cuerpo, luego mis besos se encaminaron hacia su cuello, sus senos, su ombligo, hasta que mi boca llegó a su tupido vello púbico, que contra todos los que había disfrutado, éste era suave y terso. Ella gimió y se arqueo de tal forma que restregó su pubis en mi cara, así, mi lengua no tuvo problemas para tocar suavemente su clítoris, mientras ella daba un respingo acompañado de un hondo suspiro. Todo su aroma inundaba mis sentidos, no me di cuenta que me jalaba fuertemente por los cabellos.
Luego de varios suspiros y jadeos, me dijo- recuerda que estamos en un lugar público, además ya no me queda mas tiempo, si no me voy ahora, el próximo autobús sale hasta mañana en la noche y ya le dije a mi hija por teléfono, que llegaría temprano.
-Esta bien. Tienes razón; no te voy a poder olvidar.- Me dolía el cuero cabelludo y me di un masaje mientras ella ponía nuevamente su pantalón, sin su ropa interior tan preciada por mí. -La otra semana me voy a presentar en la fiesta del pueblo vecino, si quieres me puedes buscar allá.-
Solo dije –Cuídate mucho y saludos a tu hija, que debe ser tan linda como su mamá-. Mientras bajaba su maleta y trataba difícilmente de controlar mi respiración.
La acompañé hasta que subió a su autobús y después de un prolongado beso lo abordó, luego me alejé totalmente apesadumbrado, sin saber si la volvería a ver. En una semana, yo estaría en el lado opuesto del estado trabajando y ni pensar en hacer un tiempo para poder verla.
En 4 días terminamos el trabajo allí y nos trasladamos a la otra obra, 6 horas de viaje con todos los trabajadores, maquinaria, materiales sobrantes y herramientas, sin embargo yo solo pensaba en Lety. La pequeña tanga que me dio, aun conservaba su aroma y siempre seguía guardada en la bolsa izquierda de mi camisa.
¡¡¡¡Que suerte!!!! Justo el día de la fiesta donde se presentaría Lety, me llamó a mi celular el Presidente Municipal para dialogar sobre la resolución de los desperfectos que había ocasionado nuestra perforadora en la obra anterior; así que encargué todos los asuntos de la empresa a los supervisores de cuadrilla y me fui rapidísimo hacia el pueblo recién dejado, desde allí no me sería difícil volver a verla.
Luego de una negociación muy ríspida con la autoridad, quedé totalmente desocupado en cuanto a trabajo y subiendo a mi camioneta, me enfilé hacia el pueblo vecino.
Ya empezaba a caer la noche cuando llegué. Tal parece que todo el pueblo se había reunido en la fiesta, las calles estaban abarrotadas y realmente no sabia por donde empezar a buscarla.
Decidí tomarme una cerveza antes de empezar mi búsqueda.
Había música bastante fuerte y al volver la cara, ella estaba allí junto a mí.
-Te he esperado toda la tarde, que bueno que viniste- Como había estado bailando, estaba sudando y le ofrecí mi cerveza, la tomó al hilo y luego me dio un beso delante de todos los que no podían dejar de mirarla, también ahora llevaba ropa muy corta y escotada.
No pude evitar darme cuenta de todas las miradas de envidia que la mayoría de los presentes me prodigó.
-Acabo de terminar mi presentación, vámonos-. Me dijo sujetando si brazo con ambas manos y recargando su cabeza en mi hombro
Pagué la cerveza y la tomé de la cintura, ambos nos dirigimos a la camioneta.
Entramos a su hotel y me dijo que esperara 15 minutos y luego entrara hasta su habitación, me dio el numero, porque no quería que nos vieran entrar juntos.
Cuando entré, ella estaba recién bañada sobre la cama, con una bata transparente sobre su escultural cuerpo y me pidió que me acercara.
Me acerqué y me jaló para tirarme junto a ella. Me empezó a besar y acariciar, desbotonó lentamente mi camisa, sin dejar de besarme; yo simplemente me dejé querer; sus suaves manos restregaban mi verga por sobre el pantalón y cada vez se ponía mas dura, luego, mordiéndome la oreja y susurrándome frases cariñosas desabrochó y bajó mi pantalón dándome suaves besos y toqueteos con su lengua en cada porción de piel que descubría, -Te voy a coger como nunca te han cogido- murmuró, engulló con su boca toda mi verga, el placer que sentía me volvía loco, cada vez que la sacaba y volvía a sorberla, dando toquecitos con su lengua caliente, húmeda e inquieta, luego recorría con su punta cada centímetro; yo traté de abrazarla para corresponder a cada una de sus caricias, pero ella me sujetó, sin dejarme hacer nada –ahora eres mío- me dijo y siguió mordiendo, besando y ensalivando mi falo que estaba a punto de estallar; Ella se dio cuenta y se detuvo, -Quiero que me hagas venir hasta que me desmaye-. Me dijo con una voz entrecortada, enjugando las comisuras de sus labios que estaban excitantemente húmedos y lustrosos con mi fluido y su saliva.
Se recostó a mi lado y comencé a besarla desde su frente, su rostro divino, sus carnosos labios, su esbelto cuello, sus orejas, y en cada beso que le daba, un suspiro escapaba de su boca; acaricié con toda calma sus dos senos, sus pezones obscuros estaban rígidos, al besarlos sentí un delicioso sabor a cereza, los mordí suavemente y ella respondió con un gritito que dejaba sentir lo excitada que estaba, mi mano izquierda bajo suavemente a través de su vientre plano y duro, ella gimió – Tócame, por favor- No toqué su sexo, quería que realmente se desmayara de placer, bajé con mis besos por todo su cuerpo, pero rodeando su ensortijado y suave vello, no tenia ninguna prisa, besé sus rotundos muslos, luego sus rodillas, la voltee y besé su espalda, sus nalgas preciosas, sus piernas por atrás y al llegar a sus pies, sentí un estremecimiento de todo su cuerpo y profirió un grito ahogado; al ver su rostro, sus dientes asomaban mordiendo su labio inferior junto con su dedo índice; no me detuve; con mi mano toqué se húmeda vulva y sentí el fluido que escurría a través de sus nalgas hasta mojar las sábanas; ella me dijo, - Por favor ya métemela, papi- Me acomodé entre sus piernas, y le metí la verga suavemente y despacio -Fuerte, házmelo fuerte- gritó; no le hice caso, empecé un movimiento de vaivén metiendola toda hasta el fondo y luego sacándola muy despacio, ella movía sus caderas rápida y fuertemente, me arañaba la espalda y mordía mis hombros en cada embestida, abría la boca en cada grito ahogado. Cuando sentí que empezó a estremecerse, di una embestida hacia adentro, lo mas profundo y fuerte posible, ella gritó, clavó sus uñas en mi espalda y cuando su cuerpo se tensó, su vagina empezó a masajear mi miembro con movimientos rítmicos, deliciosos; al sentir éstos, no pude contenerme mas e inundé materialmente su vulva en el orgasmo y eyaculación más fuerte, abundante y placentera de que tenga memoria, luego se quedó quieta, muy quieta, con los ojos cerrados; yo trataba de recuperar mi ritmo respiratorio y con la poca fuerza que me quedaba, rodé para posarme junto a ella.
Después de un rato, volteé a verla , ella seguía con los ojos cerrados, tal vez sintió mi mirada y se acurrucó en mi brazo, quedándose totalmente dormida. Yo hice lo mismo.
Cuando abrí los ojos estábamos en la misma posición, mi brazo estaba entumido, ella seguía dormida, aun era de noche y no quería despertarla, su rostro estaba tranquilo y dormida asemejaba una niña. Me volví a dormir, no se cuanto tiempo, luego, sus suaves labios que besaban, chupaban y lamían mi falo, hicieron que abriera los ojos, el aroma a sexo inundaba la habitación, al sentir que desperté, ella me sonrió y continuo con su labor de manera ardua.
Pronto mi verga se puso nuevamente dura y así como estaba acostado, se subió sobre mi montándome, mientras con su manita guiaba mi miembro a su cuevita ardiente y mojada, primero bajó lentamente y pude sentir como mi miembro abría cada uno de los pliegues de su vagina que ya escurría de fluidos lubricantes de ambos, nos prodigamos los mas profundos besos y las mas ardientes caricias, mientras ella subía y bajaba sus caderas cada vez con mayor rapidez, clavando en cada movimiento mi miembro en las profundidades de su sexo; por fin, arqueo su cuerpo hacia atrás, su vientre se puso duro y sentí nuevamente ese masaje a mi miembro que su vagina prodigaba en cada orgasmo. Esta vez, pude contener mi propia eyaculación, pero disfruté al máximo el prodigio de su rica vagina.
Luego nuevamente llegó la quietud –no te muevas- me dijo, -te voy a enseñar lo que sé hacer, tu despertaste a una mujer de fuego en mi y ahora veras lo que es meterse con una mujer como yo- empezó a mover sus músculos vaginales dando masaje suave a mi miembro, que de inmediato respondió poniéndose mas duro aún, empezó a mover sus caderas de arriba a abajo al mismo tiempo que me daba el masaje con sus músculos vaginales; no se cuanto tiempo mas aguanté, pero hice todo lo posible por que ese momento fuera eterno, sin embargo la eyaculación llegó acompañada de un grito que no pude contener porque salió desde mi alma, mientras ella se estremecía echando su cuerpo hacia atrás; luego prácticamente ambos nos desmayamos y nos quedamos así, ella encima de mí con mi miembro dentro y yo abrazándola en la parte baja de sus nalgas.
El despertar fue delicioso con una mujer tan bella y sexual junto a mi.
Nos despedimos después de bañarnos, pero antes, hicimos cita en la próxima fiesta del pueblo vecino.
Por ello, me he vuelto muy aficionado a las fiestas de los pueblos, prácticamente no me pierdo ninguna y cada vez la experiencia con Lety, la bailarina, es increíble y única.
La música estridente martillaba mis oídos mientras saboreaba mi cerveza helada (lo único que me hacia permanecer en ése lugar); -solo terminaré ésta y me escapo sin despedirme- pensé.
Justo al terminar de beberla, se acercó a mi la chica que hacía el show, haciendo movimientos cadenciosos muy sugestivos y cachondos al compás de la música que en ese momento note que era muy sensual.
Al acercarse, vi que sus ojos se clavaron en los míos en una suave invitación a quedarme, tal vez mi huida era bastante obvia.
No pude negarme y solo entonces me dediqué a observarla:
Traía puesta una faldita corta, que en cada giro que daba, dejaba ver parte de sus nalgas muy bien formadas y grandes, separadas por una tanga de color oscuro; estatura mediana; senos regulares; cintura muy breve y un par de piernas hermosas, con unos muslos rotundos, enfundados en mallas de color oscuro. Calculé que tenia entre 35 y 39 años, su rostro era angelical.
Cuando volví a mirar sus ojos color miel, también me miró y sonrió haciendo un gesto de aprobación.
-Pensé que ya te ibas- Me dijo mi compañero de trabajo, mientras daba un sorbo muy largo a su cerveza, - Te ves aburrido. Solo voy a pedir otra “chela” y voy a invitar a la chica del show, no podrá resistirse- comentó a voz en cuello.
Él se creía irresistiblemente atractivo para las chicas; yo no dije nada, solo pedí dos cervezas más.
Cuando la chica se acercó nuevamente bailando, me volvió a mirar a los ojos y recargando los codos en la mesa, tomó la otra cerveza que pedí y la bebió sin dejar de mirarme directo a los ojos, -gracias- me dijo; luego se alejó con sus movimientos cadenciosos.
Al terminar la pieza de música se acercó nuevamente a mi y al oído me susurró –ven por mi a las 9- luego se alejó hacia los vestidores, a cambiarse de ropa, según el anunciador.
Terminé mi cerveza y hasta entonces mi compañero me dijo- ¡Suertudo!-.
Pagué la cuenta y me fui a la casa que rentábamos con todos mis trabajadores.
El tiempo transcurría demasiado lento y yo no podía alejar de mi mente aquellos hermosos ojos.
-Es una tontería- pensé, - nunca una mujer como ella se fijaría en alguien como yo- sin embargo la curiosidad fue mas grande que mi pesimismo y a las nueve en punto ya estaba enfrente de la cantina fumándome un cigarrillo.
No pasó un minuto cuando ella se asomó y luego de mirarme, haciendo un ademán, me dio a entender que la esperara un momento.
Mi corazón empezó a latir apresuradamente y sentí que mis piernas no respondían y el cigarrillo cayó de mis manos. Aun no me recuperaba cuando ella atravesó la puerta de la cantina y luego de darme un beso en la mejilla me comentó en voz alta -que bueno que ya viniste por mi, cariño, estaba a punto de pedir un taxi que me lleve a la central camionera-. Subimos a mi camioneta y al llegar a la esquina mi instinto me hizo voltear, noté como varias sombras se quedaban paradas a la puerta de la cantina, la iban siguiendo y sospeché que con muy malas intenciones.
-Hola-, le dije con una sonrisa. – ¿Es en serio que te vas?- si – contestó ella- mi autobús sale a las diez de la noche, solo quiero pasar por algunas cosas a mi hotel y si quieres, luego ¿me puedes llevar a la terminal? -Claro que si- respondí-. ¿Cómo te llamas? –Lety, y tu?- dijo ella. -Yo soy Héctor-. y continuamos con una amena conversación.
Me contó como los hombres la asediaban y por su trabajo de bailarina la mayoría creía que por algún dinero podrían llevársela a la cama; yo no comente nada, solo escuchaba; entonces dijo –pero yo se que tu eres diferente, lo vi en tus ojos y debo hacerte saber que me atraes como ningún hombre me ha atraído, con tu personalidad y la tranquilidad que refleja tu rostro, además de la bondad que vi en tus ojos.-
Llegamos a la puerta de su hotel y ella bajó de la camioneta – ¿Me acompañas?-
-Mejor te espero aquí- respondí. Ella dio la vuelta y entró. Quince minutos después, salió con una maleta y algunas cosas en la mano, las subí en la parte de atrás y le abrí la puerta para que se acomodara junto a mi; su piel era tersa, se sentía muy fresca y con un aroma delicioso, se acababa de bañar. +
Partimos hacia la terminal y al llegar me estacioné en una calle aledaña, con poca luz y por la hora que era, muy solitaria, faltaban 15 minutos para que su autobús saliera.
-Pensé que no vendrías por mi, de haber sabido, no hubiera comprado mi boleto, para estar mas tiempo contigo, pero si quieres te voy a dejar un recuerdo que va a hacer que no me olvides. ¿ Lo quieres?-
-Pues claro que si- respondí. Luego ante mi total asombro, levantó su cuerpo y bajó su pantalón de licra, quedando solo en una diminuta tanga negra, también la bajó y me la extendió con sus manecitas con dedos delgados y de uñas perfectas. –verdad que me vas a recordar?- yo asentí con la cabeza y sin poder articular palabra, recibí la prenda y la metí en el bolsillo izquierdo de mi camisa -¿Tu que me vas a dar?- Me dijo.
La tomé en mis brazos y la besé poniendo mi alma en ése beso, nuestras lenguas se buscaron frenéticamente, comencé a acariciar todo su cuerpo, luego mis besos se encaminaron hacia su cuello, sus senos, su ombligo, hasta que mi boca llegó a su tupido vello púbico, que contra todos los que había disfrutado, éste era suave y terso. Ella gimió y se arqueo de tal forma que restregó su pubis en mi cara, así, mi lengua no tuvo problemas para tocar suavemente su clítoris, mientras ella daba un respingo acompañado de un hondo suspiro. Todo su aroma inundaba mis sentidos, no me di cuenta que me jalaba fuertemente por los cabellos.
Luego de varios suspiros y jadeos, me dijo- recuerda que estamos en un lugar público, además ya no me queda mas tiempo, si no me voy ahora, el próximo autobús sale hasta mañana en la noche y ya le dije a mi hija por teléfono, que llegaría temprano.
-Esta bien. Tienes razón; no te voy a poder olvidar.- Me dolía el cuero cabelludo y me di un masaje mientras ella ponía nuevamente su pantalón, sin su ropa interior tan preciada por mí. -La otra semana me voy a presentar en la fiesta del pueblo vecino, si quieres me puedes buscar allá.-
Solo dije –Cuídate mucho y saludos a tu hija, que debe ser tan linda como su mamá-. Mientras bajaba su maleta y trataba difícilmente de controlar mi respiración.
La acompañé hasta que subió a su autobús y después de un prolongado beso lo abordó, luego me alejé totalmente apesadumbrado, sin saber si la volvería a ver. En una semana, yo estaría en el lado opuesto del estado trabajando y ni pensar en hacer un tiempo para poder verla.
En 4 días terminamos el trabajo allí y nos trasladamos a la otra obra, 6 horas de viaje con todos los trabajadores, maquinaria, materiales sobrantes y herramientas, sin embargo yo solo pensaba en Lety. La pequeña tanga que me dio, aun conservaba su aroma y siempre seguía guardada en la bolsa izquierda de mi camisa.
¡¡¡¡Que suerte!!!! Justo el día de la fiesta donde se presentaría Lety, me llamó a mi celular el Presidente Municipal para dialogar sobre la resolución de los desperfectos que había ocasionado nuestra perforadora en la obra anterior; así que encargué todos los asuntos de la empresa a los supervisores de cuadrilla y me fui rapidísimo hacia el pueblo recién dejado, desde allí no me sería difícil volver a verla.
Luego de una negociación muy ríspida con la autoridad, quedé totalmente desocupado en cuanto a trabajo y subiendo a mi camioneta, me enfilé hacia el pueblo vecino.
Ya empezaba a caer la noche cuando llegué. Tal parece que todo el pueblo se había reunido en la fiesta, las calles estaban abarrotadas y realmente no sabia por donde empezar a buscarla.
Decidí tomarme una cerveza antes de empezar mi búsqueda.
Había música bastante fuerte y al volver la cara, ella estaba allí junto a mí.
-Te he esperado toda la tarde, que bueno que viniste- Como había estado bailando, estaba sudando y le ofrecí mi cerveza, la tomó al hilo y luego me dio un beso delante de todos los que no podían dejar de mirarla, también ahora llevaba ropa muy corta y escotada.
No pude evitar darme cuenta de todas las miradas de envidia que la mayoría de los presentes me prodigó.
-Acabo de terminar mi presentación, vámonos-. Me dijo sujetando si brazo con ambas manos y recargando su cabeza en mi hombro
Pagué la cerveza y la tomé de la cintura, ambos nos dirigimos a la camioneta.
Entramos a su hotel y me dijo que esperara 15 minutos y luego entrara hasta su habitación, me dio el numero, porque no quería que nos vieran entrar juntos.
Cuando entré, ella estaba recién bañada sobre la cama, con una bata transparente sobre su escultural cuerpo y me pidió que me acercara.
Me acerqué y me jaló para tirarme junto a ella. Me empezó a besar y acariciar, desbotonó lentamente mi camisa, sin dejar de besarme; yo simplemente me dejé querer; sus suaves manos restregaban mi verga por sobre el pantalón y cada vez se ponía mas dura, luego, mordiéndome la oreja y susurrándome frases cariñosas desabrochó y bajó mi pantalón dándome suaves besos y toqueteos con su lengua en cada porción de piel que descubría, -Te voy a coger como nunca te han cogido- murmuró, engulló con su boca toda mi verga, el placer que sentía me volvía loco, cada vez que la sacaba y volvía a sorberla, dando toquecitos con su lengua caliente, húmeda e inquieta, luego recorría con su punta cada centímetro; yo traté de abrazarla para corresponder a cada una de sus caricias, pero ella me sujetó, sin dejarme hacer nada –ahora eres mío- me dijo y siguió mordiendo, besando y ensalivando mi falo que estaba a punto de estallar; Ella se dio cuenta y se detuvo, -Quiero que me hagas venir hasta que me desmaye-. Me dijo con una voz entrecortada, enjugando las comisuras de sus labios que estaban excitantemente húmedos y lustrosos con mi fluido y su saliva.
Se recostó a mi lado y comencé a besarla desde su frente, su rostro divino, sus carnosos labios, su esbelto cuello, sus orejas, y en cada beso que le daba, un suspiro escapaba de su boca; acaricié con toda calma sus dos senos, sus pezones obscuros estaban rígidos, al besarlos sentí un delicioso sabor a cereza, los mordí suavemente y ella respondió con un gritito que dejaba sentir lo excitada que estaba, mi mano izquierda bajo suavemente a través de su vientre plano y duro, ella gimió – Tócame, por favor- No toqué su sexo, quería que realmente se desmayara de placer, bajé con mis besos por todo su cuerpo, pero rodeando su ensortijado y suave vello, no tenia ninguna prisa, besé sus rotundos muslos, luego sus rodillas, la voltee y besé su espalda, sus nalgas preciosas, sus piernas por atrás y al llegar a sus pies, sentí un estremecimiento de todo su cuerpo y profirió un grito ahogado; al ver su rostro, sus dientes asomaban mordiendo su labio inferior junto con su dedo índice; no me detuve; con mi mano toqué se húmeda vulva y sentí el fluido que escurría a través de sus nalgas hasta mojar las sábanas; ella me dijo, - Por favor ya métemela, papi- Me acomodé entre sus piernas, y le metí la verga suavemente y despacio -Fuerte, házmelo fuerte- gritó; no le hice caso, empecé un movimiento de vaivén metiendola toda hasta el fondo y luego sacándola muy despacio, ella movía sus caderas rápida y fuertemente, me arañaba la espalda y mordía mis hombros en cada embestida, abría la boca en cada grito ahogado. Cuando sentí que empezó a estremecerse, di una embestida hacia adentro, lo mas profundo y fuerte posible, ella gritó, clavó sus uñas en mi espalda y cuando su cuerpo se tensó, su vagina empezó a masajear mi miembro con movimientos rítmicos, deliciosos; al sentir éstos, no pude contenerme mas e inundé materialmente su vulva en el orgasmo y eyaculación más fuerte, abundante y placentera de que tenga memoria, luego se quedó quieta, muy quieta, con los ojos cerrados; yo trataba de recuperar mi ritmo respiratorio y con la poca fuerza que me quedaba, rodé para posarme junto a ella.
Después de un rato, volteé a verla , ella seguía con los ojos cerrados, tal vez sintió mi mirada y se acurrucó en mi brazo, quedándose totalmente dormida. Yo hice lo mismo.
Cuando abrí los ojos estábamos en la misma posición, mi brazo estaba entumido, ella seguía dormida, aun era de noche y no quería despertarla, su rostro estaba tranquilo y dormida asemejaba una niña. Me volví a dormir, no se cuanto tiempo, luego, sus suaves labios que besaban, chupaban y lamían mi falo, hicieron que abriera los ojos, el aroma a sexo inundaba la habitación, al sentir que desperté, ella me sonrió y continuo con su labor de manera ardua.
Pronto mi verga se puso nuevamente dura y así como estaba acostado, se subió sobre mi montándome, mientras con su manita guiaba mi miembro a su cuevita ardiente y mojada, primero bajó lentamente y pude sentir como mi miembro abría cada uno de los pliegues de su vagina que ya escurría de fluidos lubricantes de ambos, nos prodigamos los mas profundos besos y las mas ardientes caricias, mientras ella subía y bajaba sus caderas cada vez con mayor rapidez, clavando en cada movimiento mi miembro en las profundidades de su sexo; por fin, arqueo su cuerpo hacia atrás, su vientre se puso duro y sentí nuevamente ese masaje a mi miembro que su vagina prodigaba en cada orgasmo. Esta vez, pude contener mi propia eyaculación, pero disfruté al máximo el prodigio de su rica vagina.
Luego nuevamente llegó la quietud –no te muevas- me dijo, -te voy a enseñar lo que sé hacer, tu despertaste a una mujer de fuego en mi y ahora veras lo que es meterse con una mujer como yo- empezó a mover sus músculos vaginales dando masaje suave a mi miembro, que de inmediato respondió poniéndose mas duro aún, empezó a mover sus caderas de arriba a abajo al mismo tiempo que me daba el masaje con sus músculos vaginales; no se cuanto tiempo mas aguanté, pero hice todo lo posible por que ese momento fuera eterno, sin embargo la eyaculación llegó acompañada de un grito que no pude contener porque salió desde mi alma, mientras ella se estremecía echando su cuerpo hacia atrás; luego prácticamente ambos nos desmayamos y nos quedamos así, ella encima de mí con mi miembro dentro y yo abrazándola en la parte baja de sus nalgas.
El despertar fue delicioso con una mujer tan bella y sexual junto a mi.
Nos despedimos después de bañarnos, pero antes, hicimos cita en la próxima fiesta del pueblo vecino.
Por ello, me he vuelto muy aficionado a las fiestas de los pueblos, prácticamente no me pierdo ninguna y cada vez la experiencia con Lety, la bailarina, es increíble y única.
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