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Mi poesía erótica II

Un poco más de mi poesía erótica para nenes y nenas de Poringa


Explícito


Paso a paso ,
Hasta llegar al altar de tu hipocresía.
Las manos te desnudan, la seda se desliza y cae
acariciando suavemente tu cuerpo suave.
Las bocas rodean tus pechos posándose finalmente
en tus erguidas torres pezones.

Paso a paso,
hasta llegar al altar de tu hipocresía,
las tibias lenguas recorren tu cuerpo
de gata en celo, humedeciéndolo más y más.
Tus piernas tiemblan y ceden dejando el camino libre
a los dedos que se deslizan
hacia tu palpitante entrepierna.

Paso a paso,
y hasta llegar al altar de tu hipocresía,
los miembros erectos se hunden en ti,
empapada, agitada, das un gemido y otro y otro.
Los rítmicos espasmos te sacuden y al final,
jadeante, derretida en sudor, mirás los ojos
que se clavan en tu mirada
y luego de un susurro plegaria, las lagrimas afloran.
Y los hombres descubren la santidad oculta en tu tibia y húmeda entrepierna....




Memorias del viaje III


Ella,
en la ventana de enfrente,
me mira picara, zorra y
juguetona.

Ella,
en la ventana de enfrente,
me mira y me saluda .
se ríe y sigue en sus quehaceres.

Ella,
en la ventana de enfrente,
me vuelve a saludar,
y se sonríe.

Ella,
siempre ella,
y desde su ventana de enfrente,
empieza a sacarse la ropa.
Picara, puerca y juguetona.

Ella,
ahora ella me muestra sus pechos,
sus enormes y largas tetas tentáculos,
y las toca, las acaricia y las lleva a su boca.
Y las lame
Y se retuerce de placer.

Ella,
siempre ella
y desde la ventana de enfrente
moja los dedos en su boca,
y se agacha y se estira,
y se vuelve a agachar.

Yo,
tan solo yo,
tan solo,
y tan yo,
desde mi propia ventana:
Derramo mi humanidad tibia y blanquecina sobre el cristal helado...



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