Hola chicos, no vengo escribiendo últimamente porque como sabrán estoy con un compañero de trabajo de mi marido, generalmente nos encontramos después del trabajo, por lo que que no me queda mucho tiempo libre para andar revoleando la chancleta... y además les aseguro que Bruno no me deja con ganas de andar buscando algo más por ahí... me complace totalmente... así que... de todas maneras esta semana pasó algo, no sé como va a seguir, si tengo que decir la verdad me gustaría que siga como para escribir una segunda parte y hasta una tercera... jajaja... pero no sé... veremos... por el momento publico esta única parte, esto fue ayer miércoles, si después no pasa nada entonces será un post aburrido e intrascendental, de lo contrario, representara el inicio de algo mucho más excitante. Espero que sea lo segundo, obvio, aunque no depende solo de mí, sino de ciertos factores que si se dan pueden asegurarme el material como para un muy buen relato. Sin más que decir, y por si no nos vemos, les deseo una muy feliz Navidad, tomen poco y cojan mucho... Yo espero pasarla descorchando... jajaja... Besis...
Como todos los mediodías, pasé mi hora de almuerzo en la plaza que esta a la vuelta de la oficina. Mientras disfrutaba de mi yogurt “Ser”, intercambiaba mensajes con Bruno. Ya se había hecho una costumbre entre nosotros estas sesiones de sexo virtual por SMS. No nos bastaba con matarnos cogiendo después del horario de trabajo de cada uno, necesitábamos estar en contacto todo el tiempo, ya sea mediante llamadas o mensajes de texto. A él le calentaba hablarme o escribirme estando cerca de mi marido, y a mí me calentaba saberlo.
“Tú marido acaba de preguntarme a quién le escribo tanto”.
“¿Y que le dijiste?”.
“Que le escribo a una putita que me cojo después del laburo… jajaja”.
“Bueno, le dijiste la verdad… jajaja”.
Aquel día en especial, aparte de los mensajes de texto, se me dio por hablarle, por decirle cosas sucias, suavecito, despacito, para que no me escuchara la gente que pasaba cerca.
-Pará que se me esta parando la pija- me dijo tras decirle como me gustaría que me cogiera.
-Mmmm… que ganas de chupártela toda…- le contesté sin darme cuenta que justo en ese momento pasaba un chico en skate cerca de donde yo estaba sentada.
Me di cuenta enseguida que me escuchó, porque se giró para verme poniendo una cara que no dejaba lugar a dudas de que mis palabras le habían llegado. Igual yo seguí con lo mío, total era un pendejo, ¿Qué problema podía haber?
-¿Cómo me la chuparías?- me preguntó Bruno del otro lado de la línea, asegurándome que ya estaba enfilando hacia el baño.
-Primero te pasaría la lengüita, como a vos te gusta, te besaría los huevos… esos huevos tan ricos que tenés, subiría lamiendo y…- me frené porque me doy cuenta que el pibe me esta escuchando por atrás.
-Dale Marita, ya estoy en el baño, la tengo afuera y me estoy haciendo flor de paja escuchándote- me apura Bruno notoriamente exaltado.
No iba a dejarlo así, por lo que aunque el pibe seguía dando vueltas disimuladamente, para escucharme, seguí hablando como si nada.
-Así mi amor, ¿sentís mi lengüita? Mmmm… como me gusta lamértela…- le decía.
El chico me seguía escuchando, sin poder ocultar la sorpresa que le causaba mi forma de hablar.
-Mmmm… ahora me la como toda… mmmm… ¡como me gusta!... me encanta chupártela… que rica que la tenés…-
En ese momento mi mirada se encontró con la del chico, en vez de darme la vuelta, le guiñé un ojo y le sonreí, mientras seguía con mi discurso:
-Me encanta sentir tu lechita entre mis labios…-
Aunque escuchaba los jadeos cada vez más intensos de Bruno, toda mi atención estaba puesta en aquel flaquito y en cada una de sus reacciones.
-¡Seguí… seguí…!- me seguía apurando Bruno, cada vez más exaltado.
-Me la meto en la boca y te la chupo toda, mi amor, como a vos te gusta, me la como hasta los pelos…- mi mirada seguía puesta en el chico aquel que daba vueltas y vueltas en su skate, tratando de acercarse para escuchar mejor. Así y todo yo no bajaba el tono de mi voz, pese a que lo veía cada vez más cerca.
-Mmmm… que delicia… la siento palpitar en mi garganta… ya te viene…-
-¡Si… si… ahhhhh…!- alcancé a escuchar la exclamación final de mi amante en plena eyaculación.
Una breve pausa y luego me dice:
-No sabes, pinté de leche toda la puerta-
-Jajaja…- me reí sin dejar de mirar al chico –Espero que te quede suficiente para darme lo mío en la tarde-
-Tengo que volver a la oficina mi amor- me dice Bruno ya más relajado –Estoy saliendo del baño y ahí en el pasillo lo veo a tu esposo… ni se imagina el boludo la flor de paja que me acabo de hacer en tu honor…-
-No le digas así- le pido.
-Esta bien, perdoname… ¿nos vemos esta tarde entonces?-
-Si, dale, pasame a buscar como siempre-
-Te mando un beso-
-Yo también- le retribuyo, y mirando fijamente al chico aquel me atrevo a agregar: -Un beso en la punta de la pija mi amor-
Al escucharme, los ojos del pendejo se le abren como platos, parecen que en cualquier momento fueran a salírsele de las órbitas. Miro el reloj, falta poco para la una. Es una pena, pienso. Me levantó y comienzo a caminar, lenta y sensualmente, mostrándome solo para él. El chico sigue haciendo piruetas en su skate sin dejar de mirarme. Al llegar a la esquina giro la cabeza y le sonrió. Hoy no hay tiempo, pero mañana… mañana será otro día.
Como todos los mediodías, pasé mi hora de almuerzo en la plaza que esta a la vuelta de la oficina. Mientras disfrutaba de mi yogurt “Ser”, intercambiaba mensajes con Bruno. Ya se había hecho una costumbre entre nosotros estas sesiones de sexo virtual por SMS. No nos bastaba con matarnos cogiendo después del horario de trabajo de cada uno, necesitábamos estar en contacto todo el tiempo, ya sea mediante llamadas o mensajes de texto. A él le calentaba hablarme o escribirme estando cerca de mi marido, y a mí me calentaba saberlo.
“Tú marido acaba de preguntarme a quién le escribo tanto”.
“¿Y que le dijiste?”.
“Que le escribo a una putita que me cojo después del laburo… jajaja”.
“Bueno, le dijiste la verdad… jajaja”.
Aquel día en especial, aparte de los mensajes de texto, se me dio por hablarle, por decirle cosas sucias, suavecito, despacito, para que no me escuchara la gente que pasaba cerca.
-Pará que se me esta parando la pija- me dijo tras decirle como me gustaría que me cogiera.
-Mmmm… que ganas de chupártela toda…- le contesté sin darme cuenta que justo en ese momento pasaba un chico en skate cerca de donde yo estaba sentada.
Me di cuenta enseguida que me escuchó, porque se giró para verme poniendo una cara que no dejaba lugar a dudas de que mis palabras le habían llegado. Igual yo seguí con lo mío, total era un pendejo, ¿Qué problema podía haber?
-¿Cómo me la chuparías?- me preguntó Bruno del otro lado de la línea, asegurándome que ya estaba enfilando hacia el baño.
-Primero te pasaría la lengüita, como a vos te gusta, te besaría los huevos… esos huevos tan ricos que tenés, subiría lamiendo y…- me frené porque me doy cuenta que el pibe me esta escuchando por atrás.
-Dale Marita, ya estoy en el baño, la tengo afuera y me estoy haciendo flor de paja escuchándote- me apura Bruno notoriamente exaltado.
No iba a dejarlo así, por lo que aunque el pibe seguía dando vueltas disimuladamente, para escucharme, seguí hablando como si nada.
-Así mi amor, ¿sentís mi lengüita? Mmmm… como me gusta lamértela…- le decía.
El chico me seguía escuchando, sin poder ocultar la sorpresa que le causaba mi forma de hablar.
-Mmmm… ahora me la como toda… mmmm… ¡como me gusta!... me encanta chupártela… que rica que la tenés…-
En ese momento mi mirada se encontró con la del chico, en vez de darme la vuelta, le guiñé un ojo y le sonreí, mientras seguía con mi discurso:
-Me encanta sentir tu lechita entre mis labios…-
Aunque escuchaba los jadeos cada vez más intensos de Bruno, toda mi atención estaba puesta en aquel flaquito y en cada una de sus reacciones.
-¡Seguí… seguí…!- me seguía apurando Bruno, cada vez más exaltado.
-Me la meto en la boca y te la chupo toda, mi amor, como a vos te gusta, me la como hasta los pelos…- mi mirada seguía puesta en el chico aquel que daba vueltas y vueltas en su skate, tratando de acercarse para escuchar mejor. Así y todo yo no bajaba el tono de mi voz, pese a que lo veía cada vez más cerca.
-Mmmm… que delicia… la siento palpitar en mi garganta… ya te viene…-
-¡Si… si… ahhhhh…!- alcancé a escuchar la exclamación final de mi amante en plena eyaculación.
Una breve pausa y luego me dice:
-No sabes, pinté de leche toda la puerta-
-Jajaja…- me reí sin dejar de mirar al chico –Espero que te quede suficiente para darme lo mío en la tarde-
-Tengo que volver a la oficina mi amor- me dice Bruno ya más relajado –Estoy saliendo del baño y ahí en el pasillo lo veo a tu esposo… ni se imagina el boludo la flor de paja que me acabo de hacer en tu honor…-
-No le digas así- le pido.
-Esta bien, perdoname… ¿nos vemos esta tarde entonces?-
-Si, dale, pasame a buscar como siempre-
-Te mando un beso-
-Yo también- le retribuyo, y mirando fijamente al chico aquel me atrevo a agregar: -Un beso en la punta de la pija mi amor-
Al escucharme, los ojos del pendejo se le abren como platos, parecen que en cualquier momento fueran a salírsele de las órbitas. Miro el reloj, falta poco para la una. Es una pena, pienso. Me levantó y comienzo a caminar, lenta y sensualmente, mostrándome solo para él. El chico sigue haciendo piruetas en su skate sin dejar de mirarme. Al llegar a la esquina giro la cabeza y le sonrió. Hoy no hay tiempo, pero mañana… mañana será otro día.
6 comentarios - El chico
Jajaja... todavia nada, aunque espero que pase algo, deseame suerte... ❤️
Y cual es la continuación de tu historia con el chico del skate Mary?
Besos amiga!! LEO