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Carla, la fiesta despues de la fiesta

Hola: es mi primer post...espero les guste...


A Carla se le mueven los escalones del 59, y casi se cae al bajar. Tomo algo de más, y ahora se arrepiente. Camina despacio, prestando atención a las baldosas de la vereda, a lo largo de las 3 cuadras que la separan de su depto. La calle está desierta, a pesar de ser una hermosa noche de verano. Absorta está en no tropezar, por lo que no se percata del brazo que la rodea a la altura de los hombros, hasta que escucha en su oído:
-No se te ocurra hacer ninguna boludéz, porque te quedás sin hígado. Seguí caminando hasta tu casa.
Recién ahí percibe el dolor que siente en un costado, producto de algo punzante que se hunde en su cuerpo. Está temblando de miedo, y como en cámara lenta, analiza sus opciones: no tiene ninguna, salvo obedecer al desconocido, y rogar que la situación se evapore por arte de magia.
Se detiene en la puerta de su edificio, y balbucea:

-Es acá. Que querés? Te doy todo lo que tengo, pero no me hagas nada….por favor!
-Abrí, que vamos a ir a tu depto.

Buscó torpemente las llaves en la cartera, y abrió la puerta. Rogaba cruzarse con alguien en el edificio…pero estaba absolutamente desierto. Subieron hasta el primer piso por las escaleras, y se detuvo ante la puerta del B.
-Que querés? Dejáme buscar, y te doy todo el efectivo que tengo …y te podés llevar la compu….

-Callaté y entrá.!

Estaba temblando, y por su confundida cabeza, solo se cruzaban las peores imágenes. Trataba de acordarse del estado en que había dejado todo antes de irse…si había algo mano que sirva de desesperado intento para librarse de la situación….pero nada. Su mente estaba en blanco.

-Vamos al dormitorio, y buscá la guita que dijiste, le dijo secamente.

Una leve esperanza se encendió en su mente…solo quiere la guita, pensaba, tratando de aferrarse a esa pequeña ilusión. Entró al dormitorio, seguida por él, bien de cerca. Encendió la luz, y cuando dio dos pasos hacia un mueble, donde supuestamente guarda algo de plata… es empujada y cae boca abajo sobre la cama. Al instante siente una rodilla sobre sus piernas, que la inmoviliza, y sus manos son llevadas a la espalda, y con un prescinto plástico son atadas, como si fuesen esposas. Cuando se disponía a rogarle que no le hiciese nada….un pañuelo le invade la boca y no le permite emitir sonido alguno. El terror se apodera de ella…


Victor viajaba en el 59 hacia la cabecera de la línea. Había bastante gente en el colectivo, a pesar de ser casi las 3 de la mañana. Sentado en la última fila de asientos...aburrido y casi somnoliento, lo despertó la mina que sube en Cabildo y Echeverría. Una morocha bastante alta, delgada, pero con buenas curvas, una carita angelical y una serie de gestos que mostraban elegancia, educación, pero sobre todo una sensualidad poderosa, casi impune, brotaba de su cuerpo inconcientemente, sin medir los efectos que provocaba. Pero lo que definitivamente lo llevo a poner toda su atención en ella, era su desubicación: evidentemente estaba vestida demasiado elegante y provocativa, para viajar en colectivo y aún más, a ésa hora. La única explicación, era su estado alcohólico, que le jugó una mala pasada y no le permitió medir las consecuencias. Después de luchar contra la máquina sacaboletos, caminó torpemente por el pasillo: no había asientos disponibles, y se quedo parada a la mitad , aferrada a un pasamanos. Victor la observaba, sin quitarle los ojos de encima. Quién sabe qué ideas se cruzaban por su cabeza. La mina era todo un espectáculo: un cuerpo increíble, enfundado en un vestido de fiesta que realzaba aún más sus virtudes: mostraba bastante pero insinuaba mucho más. Sus altos tacos convertían sus largas piernas en dos esculturas pero también en un desafio a la estabilidad. Era un milagro que en ese estado pudiese caminar con ellos.
Cuando la mina, se dirigió a la puerta de salida, Victor, se bajó tras ella y la siguió de cerca.


Se para al lado de la cama….y la mira detenidamente. Es su trofeo de caza…..su orgullo…más que digno ejemplar para exhibir en el living de su casa. Se inclina sobre ella, y comienza a rozar su cuello con el cutter que usaba para arrearla. Noto la desesperación en sus ojo, pero siguió deslizándolo por los hombros, y luego a lo largo de la espalda desnuda. Cuando llego a la cintura, tomo con una mano la tela del vestido, y empezó a cortarla hasta dejarlo totalmente abierto. Clara, lloriqueaba, y por su mente sólo trataba de recordar qué ropa interior llevaba puesta. No logró recordar nada..pero la expresión de Victor le dio la respuesta que buscaba: una especie de sonrisa y mueca de incredulidad se apoderó de su cara. La bombachita era increíblemente dimituta y terriblemente sexy.

Ahh… no me equivoqué , cuando te ví supe que eras una puta de aquéllas….

Y a Carla le corrió un escozor por la espalda. Victor abrió de par en par la tela del vestido, dejando ese cuerpo espectacular a su entera disposición. Se arrodilló a su lado, e inclinándose sobre él, comenzó a saborear la nuca, muy lentamente. La lengua recorría la piel, con minusiosidad, deleitándose con la suavidad y el perfume que ese cuerpo emanaba. Bajaba a lo largo de la columna, transmitiendo su calidez y humedad. Carla no reaccionaba. Se quedo inmóvil, quizá producto del terror. Aún cuando Victor no la sujetaba, ella lo dejaba hacer. Al llegar a sus caderas. Victor se colocó entre las piernas de Carla, y mordiendo el diminuto adorno que coronaba la tanguita por detrás, empezó a bajarla por sus glúteos. Al llegar a la mitad de sus muslos, perdió la paciencia, y directamente la cortó . Sus enormes manos aferraron sus glúteos, y los abrieron como a un durazno maduro. Carla emitió un leve gemido al sentir los labios y la lengua en su púbis. Con maestria empezó a comerse esa concha deliciosa, abriendo los labios a su paso, penetrando sólo lo justo, con el tempo perfecto. Inconciente o no, las caderas se levantaron un poco, facilitándole la tarea. El cuerpo de Carla no sabe mentir, y empezó a producir fluidos, inequívoca señal del disfrute. Victor se dió cuenta, y pudo conocer el sabor más íntimo de ese cuerpo que tanto lo excitaba.

La presión de su miembro ya era insoportable, por lo cual se desabrocha el cinturón, se baja el bóxer, y queda expuesta su importante verga. Carla ve los movimientos de su enemigo, y empieza a gemir. Mueve sus piernas tratando de zafarse….pero las manos de Victor la aferran con una fuerza imposible para ella. El la hace girar para quedar de costado, toma una de esas increíbles piernas, y la apoya sobre su pecho erguido, formando un ángulo recto con la otra, apoyada sobre la cama. Así Carla queda totalmente expuesta y vulnerable. Victor toma su pija con una mano…y la apoya sobre el pubis de Carla…..recorriéndolo a todo lo largo, explorando el terreno. Presiona sólo lo necesario para abrir esos labios, húmedos y carnosos, rojos , llenos de sangre… pero sin llenar ese vacio aún. Carla ya no se mueve, sólo gime, ..quién sabe qué pensamientos cruzan por su mente. Sólo sale de su estado hipnótico, cuando siente ser brutalmente penetrada. Pero no hay dolor. Su cuerpo se preparó para recibir ese trozo de carne, humedeciendo las paredes internas de la vagina. Carla siente las embestidas muy profundas, y lentamente su mente se pone en blanco. Su cerebro se apaga, y ahora es su cuerpo el que empieza a imponerse. Se relaja, se distiende, catarátas de hormonas viajan por sus venas, en una palabra: comienza a disfrutar. Su cuerpo no entiende de violencia, de violaciones….solo comprende los mecanismos de la química, de causas y consecuencias, de estímulos y reacciones. Victor nota el cambio que se produjo: ya no hay tensión en ese cuerpo, no necesita imponer su fuerza, para controlarlo, y puede concentrase solamente en dar y recibir placer… Sus movimientos se aceleran….la calentura hace estragos y la exitación no deja pensar….

Mientras se dedica a embestirla cada vez mas fuerte y profundo, con una mano…se aferra al culo de Carla…lo explora, lo manosea, lo incíta, y con la otra, toma el cutter, y corta el prescinto plástico que inmovilizaba las muñecas de Carla. Mucho antes de lo esperado, esa desconocida, explota en un orgásmo: su cuerpo se arquea, tiembla, se relajan las paredes vaginales, y se escucha un ahogado sonido de placer. Victor, entonces sale de ella, suelta su pierna, ya de espaldas, boca arriba, la observa detenidamente . Ella evita el cruce de las miradas. Se siente culpable de ese orgasmo? Quizá…. El le toma ambas piernas, las levanta y apoya en sus hombros… Su verga apuntando al techo, no piensa quedarse así. El se inclina hacia ella, obligándola a quedar totalmente expuesta a esa poronga morada y chorreante de jugos. Carla cierra los ojos, quizá porque no quiere demostrar absolutamente nada, o porque sabe lo que sigue. Toma su pedazo con una mano, y guía la entrada directa a su culo: asi, sin preámbulos, la introduce, lenta pero decididamente hasta el fondo. Ella emite algo parecido a un grito de dolor, pero quien sabe a esta altura, interpretar ciertas cosas?. Una vez toda adentro, la saca totalmente afuera, y vuelve a embestir…asi varias veces repite la maniobra, dilatando al máximo ese esfínter, que parece echo a la medida de su miembro. O el dolor cedió, o los suspiros de Carla, significan otra cosa. Victor apoya sus brazos sobre el colchón, a ambos lados de Carla, e inclina todo su cuerpo sobre el de ella…inmovilizándola, dominándola y poseyéndola absolutamente. Y se mueve dentro con una mezcla de furia, placer y cierta sensación de triunfo. Carla, con sus rodillas apoyadas prácticamente en sus hombros…siente el peso del otro sobre sí, siente la agitada respiración sobre su rostro, siente, mal que le pese, como le están rompiendo el culo, sin miramientos, y aún así, cae su ultima línea de defensa, y ya sin importarle absolutamente nada, comienza a gozar como nunca lo hizo. Y esa extraña mezcla de de dolor y placer, desaparece, para dar lugar a un incontrolable goce. Ahora, con sus manos libres, se concentra en exitar grotescamente su concha: con una mano juega con su clítoris y la otra casi desaparece dentro de ella… A pesar de estar casi inmovilizada por el cuerpo de Victor encima suyo, se las arregla para exteriorizar un nuevo y fenomenal orgasmo. Arquea como puede su espalda, sus uñas se clavan en la espalda de su victimario, y lanza una serie de gritos , que consumen sus energias. Victor, en ese instante, también explota dentro de Carla…llenando su culo de leche: cálida, densa y blanquecina. Luego de asegurarse que vació su cuerpo, sale de ella, y se derrumba a su lado.

-Amor! La próxima véz, elegís vos el juego. Dice Carla. Se incorpora a medias, mientras toma la pija de Victor con una mano, y la lleva a su boca, para sacarle hasta la última gota de leche que haya quedado.

5 comentarios - Carla, la fiesta despues de la fiesta

EL_PROFE25
A mi me gustó!
Bien escrito y original.
Gracias por compartir.
Si queres lee los mios...
kaizern5
me exite mucho con esrte relato 🤤